[Selva Profunda] Bienvenidos a Greenpeace

[Astro]

—¡Chaitooo! —se despidió Jill cuando Alec salía de la tienda.

Fuera, Adam había conseguido agarrar finalmente a la gaviota. Justo iba a hincarle el diente cuando apareció su compañero, haciendo que el vampiro se despistara durante un momento. El tiempo suficiente para que la gaviota le picara la nariz, consiguiendo escaparse y echando a volar.

—¡Oh, vena, nunca he probado la sangre de pájaro marino! —protestó, rascándose la nariz.

—Adam, ya se a donde tenemos que ir —anunció Alec, enseñando el mapa—. Parece que en esta zona es donde encontraron a los Sincorazón, según me ha dicho Jill, hay un árbol de un tamaño considerable que cubre con sus raíces toda la zona. Por lo visto era una zona de paso de los gorilas antes de la aparición masiva de Sincorazón, por lo que si vemos alguno será señal de que nos estamos acercando.

—Árbol grande, sincorazón allí. Entendido —Adam asintió.

>>No perdamos tiempo y vámonos. Cuanto antes terminemos, antes podremos volver al castillo y comerás lo que sea que comas en el castillo.

—Qué va, prefiero comer algo fresco. No te preocupes, ya encontraré algo por ahí —comentó, encogiéndose de hombros.

Dejando que Alec guiara la marcha (Adam no se llevaba bien con los mapas), ambos aprendices avanzaron por la selva en busca del árbol. Al principio, el vampiro caminaba con tranquilidad, silbando como de costumbre, hasta que una pregunta le vino a la mente:

—¿Qué tal la famosa Pill? ¿Apetitosa?

[LightHelco]

—¿Qué tal la famosa Pill? ¿Apetitosa? —me preguntó el vampiro durante la caminata.

—Dudo que quieras siquiera catarla, algo me dice que su sangre produce efectos secundarios cercanos a los de una seta alucinógena.

Si, era mejor que se alejase de ella y no porque era la encargada de pagarnos cuando terminásemos la misión, si no porque pasaba de tener que cargar con alguien que tuviese el mismo nivel de locura que un habitante del País de las Maravillas.

Seguimos andando usando el mapa como guía, estábamos teniendo bastante suerte de no encontrar ningún Sincorazón por el camino, seguramente tras las palizas que les habíamos metido a los seis anteriores empezaran a sentirse intimidados por nuestra presencia. Tampoco teníamos problemas con los animales de la zona, aunque diría que en cuanto sentían la mirada de Adam encima y sus ganas de devorarlos huían al instante.

—Creo que este es el sitio —anuncié finalmente dejando de mirar el mapa y contemplando las gruesas raíces que salían desde todos los lados e incluso se retorcían alrededor de otros pobres árboles.

Y tanto que debíamos haber llegado, ya que nada más dar un paso salieron a nuestro encuentro varios Sincorazón dispuestos a proteger el lugar. Pude contar hasta cinco de ellos, dos monos azules como el que se me había lanzado encima anteriormente, uno naranja y dos de color verde y tamaño pequeño que pude reconocer como Requiems Verdes, también conocidos como esos Sincorazón que no paran de usar Cura.

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—Adam, los verdes son sanadores e inmunes a la magia, necesito que te centres en ellos, yo te protegeré de los monos —le indiqué al chico dando unos pasos hacia atrás y empezando a cargar un hechizo Electro.

En cuanto mi compañero se lanzara a por los Sincorazón, controlaría que los monos no fuesen a por él y si lo hacían los fundiría con Electro. Nuestra prioridad eran los Requiems, tras eso los simios serían pan comido.

[Astro]

—Dudo que quieras siquiera catarla, algo me dice que su sangre produce efectos secundarios cercanos a los de una seta alucinógena.

—¿Hmm?

Adam enarcó una ceja, sin llegar a entender a qué se refería Alec, sin llegar a darle más importancia. Guiados por el mapa, ambos aprendices avanzaron por la selva sin demasiadas complicaciones. Desgraciadamente para el vampiro, no llegó a encontrarse ningún animal al que hincar el diente. ¡Menuda desgracia!

Al rato, parecieron llegar a su objetivo al encontrar un gran árbol del que crecían unas raíces enormes por todos los lados.

—Creo que este es el sitio —avisó Alec.

—¿Seguro? —Adam olfateó el aire con insistencia, captando un aroma que poco a poco se iba volviendo familiar para él—. Vale, sí. Aquí huele a sincorazón.

Y tanto que olía. Los dos jóvenes no habían dado ni un paso cuando un grupo de monstruos de ojos amarillos surgieron por la zona, dispuestos a dar guerra. Dos monos azules, uno naranja con tirachinas, y dos sincorazón verdes voladores. En total, eran cinco.

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—¡Que empiece lo bueno! —gritó Adam, emocionado.

—Adam, los verdes son sanadores e inmunes a la magia, necesito que te centres en ellos, yo te protegeré de los monos

—¿Qué? —El vampiro miró de reojo a su compañero, soltando un gruñido.

Odiaba tener que pelear con estrategias o con planes, le quitaba toda la diversión al asunto. Por suerte para Alec, de momento le haría caso. Ya se había encontrado con sincorazón de tipo mono, y esos verdes eran nuevos para él. ¿Cómo de fuertes serían?

—Agh, ¡vale! —cedió al final.

Soltando un grito, Adam se lanzó directo hacia un Réquiem verde, utilizando un Doble salto para ponerse a su altura y poder darle una patada con toda su fuerza. El sincorazón, que no pudo apartarse a tiempo, acabó estampado contra el tronco del gran árbol, desvaneciéndose por el impacto.

Uno menos.

[LightHelco]

Adam consiguió eliminar a uno de los Sincorazón verdes sin problemas, pero uno de los monos aprovechó aquel ataque para lanzarse por la espalda y rajarlo. El vampiro podía dar gracias a que estaba controlando el combate y acerté de lleno en el simio aturdiéndole. Y tal y como esperaba, el Réquiem restante se acercó al simio para sanarlo.

—¡Adam, destrás tuyo esta el otro! —le grité a la vez que volvía a materializard el escudo para protegerme de una patada por parte del mono azul —. Mira que sois pesados. ¡Piro!

La bola de fuego eliminó al simio al instante, el monstruo se había quedado tan cerca mio que el hechizo le había dado más fuerte que estando a varios metros de distancia. Aun así de seguidas me atacó la Sincorazón naranja dándome con un par de piedras en la cabeza gracias a su tirachinas.

—Eso escuece más que duele —me quejé frotándome la zona en donde había recibido los proyectiles —. Pero si vas a atacar, que mejor que hacerlo seriamente.

Levanté el brazo y dos esferas de aire se formaron en la palma de mi mano. Miré a la monita con una sonrisa sadica a la vez que veía a esta empezar a huir y soltar pieles de plátano por doquier. Que mala suerte que yo no necesitase moverme para golpear a mis enemigos.

—¡Desaparece!

Lanzando las dos esferas una detrás de otra, disfruté viendo como la Sincorazón se tropezaba con una rama y era alcanzada por las dos esferas desapareciendo para siempre.

Ya solo quedaban dos.

[Astro]

—¡Adam, destrás tuyo esta el otro!

Salvado por los pelos, el hechizo de Alec evitó que uno de los monos golpeara a Adam por la espalda después de que destruyera al primer verde. Cuando el vampiro se giró, encontró al Primate Y aturdido por el golpe, pero el otro Réquiem verde que quedaba ya había empezado a curarle.

—¡De eso nada!

Aprovechando la posición de los sincorazón, Adam saltó sobre la cabeza del primate y la utilizó como apoyo para volver a saltar, alcanzando la posición del Réquiem. El pobre sanador no fue rival para el Impacto fuerte del aprendiz, que le destruyó en el acto.

Pero claro, no iba a ser todo tan fácil. Cuando Adam volvió a pisar suelo, el único sincorazón que quedaba en acción se abalanzó sobre él, arañándole con fuerza e insistencia en la espalda y tirándolo al suelo.

—¡Agh!

[LightHelco]

—¡Adam!

Apunté inmediatamente hacia el Sincorazón con un nuevo hechizo Electro, pero no me atreví a usarlo. El monstruo se estaba ensañando con la espalda de Adam, pero estaba tan cerca suyo que si me descuidaba podía freír también al vampiro con mi magia.

“Maldita sea”

Bajé el brazo y lo llevé directamente a la empuñadura de la Falcoespada para desenvainar la espada y correr hacia mi compañero. Cuando estuve a unos pocos pasos de ellos, eché hacia atrás el brazo y seguidamente lo extendí ensartando al simio con el filo de la espada y deteniendo su ataque. Lo bueno es que mi anterior hechizo había herido tanto al Sincorazón que solo con aquella acción conseguí acabar con su vida por completo haciendo que se desvaneciera en el aire.

Cogí aire para calmarme y envainar nuevamente el arma, no hice desaparecer el escudo ya que me esperaba que aquel no iba a ser el único grupo de Sincorazón que viésemos. Tras eso, le extendí una mano a Adam en un intento por ayudarle a levantarse.

—¿Te encuentras bien? Tenía que haber terminado con ese mono en vez de centrarme en esos dos, lo siento —me disculpé ya que en pare había sido culpa mía el dejar de enfocar a ese Sincorazón —. Podemos descansar si lo necesitas, pero no mucho, parece que por aquí andan la gran mayoría de Sincorazón, por lo que aquello que este haciendo que su numero sea tan alto debe encontrarse en el árbol.

[Astro]

Adam se había visto sorprendido por el ataque por detrás, que había acabado en el suelo y con un mono encima de su espalda arañándole con ganas. Se removió, escupiendo un cacho de tierra que había tragado y preparado para quitárselo de encima, pero cuando se giró el sincorazón ya había sido destruido por Alec.

—¿Te encuentras bien? Tenía que haber terminado con ese mono en vez de centrarme en esos dos, lo siento

—Seh, tranquilo —respondió el chupasangre, levantándose de un salto.

—Podemos descansar si lo necesitas, pero no mucho, parece que por aquí andan la gran mayoría de Sincorazón, por lo que aquello que este haciendo que su numero sea tan alto debe encontrarse en el árbol.

—¿Descansar? ¿Ya estás cansado? Qué flojo, ¡si yo estoy a tope!

El vampiro se encogió de hombros, sonriente, girando los brazos como si fueran molinos de viento para estirarse un poco. Se puso a caminar hacia el árbol mientras echaba un vistazo a la zona, en busca de más sincorazón a los que apalear. Si Alec miraba la espalda de Adam, vería que los cortes que le había hecho el Primate Y ya estaban cicatrizando.

—¿Mmm? ¿Qué es eso? —Señaló con un dedo a un lateral del tronco, donde algo llamaba su atención.

Sin cuidado alguno, se acercó hasta esa parte del árbol, descubriendo una especie de masa morada, pegada en el tronco del árbol. Relucía levemente, y a Adam le parecía que incluso se movía un poco.

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—Qué fruta más rara.

[LightHelco]

—¿Descansar? ¿Ya estás cansado? Qué flojo, ¡si yo estoy a tope!

—Si yo lo decía por ti… —dije en voz baja tras el comentario de Adam.

Este prácticamente giró un poco los brazos y se puso a andar como si nada hacia el árbol. Entendí bastante rápido el porque no necesitaba descansar, las heridas del vampiro ya estaban cicatrizándose. Casi me di con la mano en la frente al acordarme de la gran capacidad regenerativa con la que contaban los vampiros.

—¿Mmm? ¿Qué es eso? —señaló el joven a un lateral del árbol cuando estuvimos más cerca.

Aquello que había llamado tanto la atención del vampiro no era otra cosa que un Nido de Sincorazón. Era fácil reconocerlos, unas especies de pegotes negros que sobresalían de cualquier superficie, durante el Reaper’s Game el grupo de la Ariasu de datos los había usado para generar Sincorazón sin limite alguno y enviarlos para que atacasen a los jugadores.

—No es una fruta, si no un Nido de Sincorazón —le corregí a Adam tras su comparación —. Son moles de pura oscuridad, eso hace que los Sincorazón puedan generarse de forma continua. Esto debía de estar haciendo que su número aumentase, destruyámoslo y volvamos con Jill.

Di un par de pasos hacia atrás para poder apuntar mejor con mi magia, aunque nada más empecé a cargarla, una sombra nos cubrió a Adam y a mí dándonos una ligera idea de que podía estar pasando a nuestras espaldas. Al darme la vuelta me di de lleno con una enorme negra con pétalos rosáceos y una carita en la que se podían ver tranquilamente dos brillantes ojos amarillos.

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El enorme Sincorazón empezó a hacer girar sus pétalos como si estuviese cargando un ataque.

—¡Adam, aparta! —grité empujando al vampiro justo en el momento en que varias semillas salían de la boca del Sincorazón e impactaban sobre el tronco del viejo árbol —. Este va a ser mucho más difícil de vencer que los otros, prepárate.

Y tanto que iba a ser difícil, además de que no había venido sola, para mi horror, subiendo desde las raíces, se acercaron otras cuatro flores más para apoyar a la primera. Estás eran mucho más pequeñas y de color verde, pero aun así nos dejaban en una desventaja numérica que no sabía si íbamos a poder superar.

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[Astro]

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—No es una fruta, si no un Nido de Sincorazón —explicó Alec, tras haberse acercado a observar lo que Adam había descubierto—. Son moles de pura oscuridad, eso hace que los Sincorazón puedan generarse de forma continua. Esto debía de estar haciendo que su número aumentase, destruyámoslo y volvamos con Jill.

—¿Oh? ¿Lo destruimos y ya hemos acabado? Menudo chasco —comentó el vampiro con un suspiro. La verdad, esperaba algo más emocionante.

Por hablar, no fue tan fácil como parecía. Ninguno de los dos había podido tocar el Nido cuando a su espalda surgió una figura enorme, de grandes ojos amarillos y con la forma de una flor gigante. Una flor sincorazón, para ser más concretos.

—¡Cómo mo...!

No pudo terminar la frase. En un rápido movimiento, Alec le empujó para apartarle de un ataque de la flor, que Adam no vio venir.

—Este va a ser mucho más difícil de vencer que los otros, prepárate.

—¡Un sincorazón gigante, esto sí que mola! —exclamó de pronto, sonriendo de oreja a oreja y levantando los brazos hacia el cielo—. ¡Vamos a divertirnos!

Gritando de euforia, e ignorando los otros monstruos pequeños que habían aparecido a su alrededor, Adam echó a correr cual loco hacia la flor gigante, saltando en el último momento y golpeándole en la cara con un Impacto fuerte.

Sin embargo, y para su sorpresa, el ataque no fue suficiente, y dejó al aprendiz vulnerable a su contraataque: el enorme sincorazón descendió la cabeza de golpe, arreándole un cabezazo que estampó al vampiro contra el suelo.

¡Lo divertido empezaba ahora!

[LightHelco]

—No vayas a lo loco, estos Sincorazón no son como los que nos hemos enfrentado antes —le recordé al vampiro al ver su entusiasmo por encontrase con un monstruo de aquel tamaño.

Sabía que Adam no me estaba haciendo ni caso, por lo que le dejé hacer de las suyas con la flor grande mientras yo me centraba en las cuatro pequeñas. Creé una esfera de fuego en mi mano que mantuve durante unos instantes mientras corría alejándome del tronco del árbol para que este no sufriera daños. Cuando tuve a tiro a una de las plantas, lancé el hechizo Piro dándole de lleno en la cara y haciéndola desaparecer al instante.

—Como me imaginaba, débiles al fuego —sonreí creando una nueva esfera —. Algo me dice que podré librarme de ellas muy rápido y ayudar a Adam con la grande.

Mi gozo en un pozo, tan rápido como terminé de hablar una nueva flor sustituyó a la que había eliminado segundos antes. Sorprendido por aquello, eché un segundo la vista hacia atrás para ver el Nido de Sincorazón retorcerse y brillar, mientras estuviese entero iba a estar atrayendo Sincorazón sin parar.

—Agh, maldita sea —gruñí lanzando el Piro que tenía en la mano contra una de las plantas, que acabó destruída, y eché a correr hacia el Nido para destruirlo cuanto antes —. No debería aguantar más de un golpe, ¡Ele-agh!

Al haberle dado la espalda a las flores, varias de ellas pudieron atacarme a traición con algunas semillas consiguiendo tirarme al suelo y dejarme aturdido varios segundos. Al recuperarme intenté levantarme lo más rápidamente posible, pero descubrí que mi brazo derecho estaba rodeado de raíces haciendo imposible que lo moviese.

—Esto no puede ir a peor —murmuré fijándome que una de las flores estaba más enterrada de lo normal y varias raíces salían desde abajo danzando de forma amenazante —. Vale, si todas lo hacen puede ir muy a peor.

[Astro]

—Vale, eso sí que me ha dolido... ¡Woo!

Adam dio un salto hacia atrás justo a tiempo de evitar que la planta volviera a aplastarle con su cabeza, salvándose por los pelos. Acabó casi chocando con la espalda de Alec, quien también estaba teniendo problemas con los sincorazón pequeños.

—Esto es divertido, ¿verdad? —le preguntó, con una sonrisa de oreja a oreja, limpiándose algo de sangre de la cara.

En ese momento, una raíz surgió del suelo, casi atravesando a ambos aprendices que pudieron esquivarla por los pelos. Con una idea en la cabeza (aunque no estaba seguro de que fuera a funcionar), el vampiro agarró aquella raíz antes de que pudiera volver a ocultarse bajo tierra y tiró con toda su fuerza.

¿El resultado? Mejor de lo que hubiera imaginado. No sólo arrancó a una flor de cuajo, destruyéndola, sino que también provocó un pequeño temblor que aturdió al resto de sincorazón menores.

—¡Toma ya! —exclamó Adam, triunfante.

Pero no pudo celebrar mucho más el triunfo, porque la flor gigante aprovechó el momento para disparar una semilla directa al estómago del vampiro. El chupasangre fue arrastrado unos metros por el impacto, y acabó chocando contra el tronco del gran árbol.

—¡Mierda!

[LightHelco]

—Esto es divertido, ¿verdad?

—No, no lo es —respondí tajante, desenvainando la Falcoespada para cortar las raíces y liberar mi brazo —. Entretenlas, voy a destruir el Nido.

Consiguiendo finalmente levantarme, volví a intentar llegar hasta el nido, pero varias plantas nuevas me detuvieron el paso disparando sus semillas en el proceso. Pude protegerme de varias usando el escudo, pero otras me golpearon y obligaron a retroceder alejándome de mi objetivo.

—¡Arded en el infierno! —bramé trazando una línea en el aire con la mano para quemar a los Sincorazón con una Sota de Corazones —. Y quedaos quietecitas.

En esta ocasión tenía que conseguirlo, el Nido estaba a unos pocos pasos y de seguro no sobreviviría a más de un ataque. Aun así los Sincorazón eran insistentes y pronto noté como una raíz se enroscaba alrededor de mi pierna y empezaba a tirar de ella. No tardé mucho en volver al suelo, aunque en esta ocasión acabé de rodillas y por lo tanto aun tenía buen angulo para poder disparar al pegote de oscuridad.

Pero como había dicho, los Sincorazón eran insistentes y pronto acabé con tres raíces más alrededor de mi brazo izquierdo y piernas.

—Agh, ¡parad de una vez! —. Alcé el brazo que aun tenía libre antes de que pudiesen atraparlo y empecé a reunir aire en él creando dos esferas —. ¡Sota… de Picas!

Las dos pelotas de aire volaron directas contra el Nido golpeándolo con tanta fuerza que lo atravesaron dejando dos agujeros del que empezó a escapar una niebla oscura. Los Sincorazón sintieron el dolor del Nido y se retorcieron aflojando su agarre, momento que no dudé en aprovechar para freír con dos Piros a las dos plantas que vi con las raíces más hundidas.

—Hoy parece que vamos a tener ensalada templada para cenar —me burlé deshaciéndome de las raíces y levantándome para comprobar el Nido.

Este se había desaparecido por completo quedando solo de él un humo de color negro que ascendió en el aire perdiéndose para siempre. Un gritó de victoria salió de mi boca en ese momento, aunque segundos después me acordé de que aun quedaban varios Sincorazón pequeños y Adam se estaba enfrentando al gigante.

—Vale, hora de terminar de podar el jardín.

El resto de la batalla fue básicamente lanzar hechizos Piro a diestro y siniestro hasta que no quedaron más plantas pequeñas a la vista.

[Astro]

Levantándose de un brinco, Adam se cruzó con Alec (que seguía ocupado con las flores pequeñas y el Nido) en su camino hacia el sincorazón grande. El vampiro tenía una idea clara en su cabeza: iba a destruir aquella maldita planta.

—¡Acabemos con esto, bonita! —rugió.

Haciendo una finta rápida para confundir al sincorazón, Adam saltó sobre un lateral golpeándole con un Impacto fuerte en toda la cara. Pero no fue suficiente, la planta todavía tenía guerra que dar. Disparó una semilla que golpeó el hombro del vampiro, pero que no evitó que el chupasangre se agarrara a su cuello.

—Jeje, ¡esta vez no!

Aquella era la suya. Golpeó la base del cuello de la flor con un nuevo Impacto fuerte, atontando al sincorazón y dejándole en las últimas. Sin dudarlo ni un segundo, recurrió a su arma más fiable para asestar el golpe final: sus colmillos. De un mordisco, Adam arrancó un trozo del monstruo consiguiendo que se desvaneciera, derrotado de una vez por todas.

¡Victoria para Adam!

... Quien acabó cayendo al suelo de cara cuando la flor se deshizo, poniéndose perdido de barro y tierra. Cuando se incorporó, se encontró con Alec acabando con el último sincorazón menor, y observándole.

—¿Ya está?

[LightHelco]

—Si, compañero, se acabó —. Suspiré de alivio mirándome la mano y sintiendo como salían chispitas de ella, me había quedado casí sin energía durante esta pelea —. Volvamos al campamento, si Jill pregunta el porque no hemos traído un Sincorazón diremos que el que íbamos a capturar se le calló un gorila encima. Fijo que se lo cree.

Estiré un poco los musculos antes de sacar el mapa y emprender el viaje de vuelta al campamento. Por el camino no nos volvimos a encontrar con ningún otro Sincorazón, seguramente debido a que nos habíamos cargado el Nido, aunque era algo que agradecía, yo al menos estaba cansado tras el último combate.

—Imagino que querrás volverte a quedar fuera cazando Gaviotas —me dirigí a Adam por charlar un rato —. Intenta que ningún ecologista te vea comiéndote una, no quiero tener que volver a salir de un mundo con un grupo de gente persiguiéndome con antorchas y palos —le advertí de broma recordando un poco los sucesos de la misión fallida en Ciudad de Paso, aquella huída había sido muy complicada.

Tras un rato recorriendo la selva y disfrutando del canto de los pajaros de esta, llegamos nuevamente a la playa y nos acercamos al campamento de Jill, al cual imagino que no entraría Adam. Guardando el mapa, golpeé ligeramente la lona de la tienda para hacerle saber a la mujer que habíamos vuelto.

—¿Jill? Traemos buenas noticias —llamé esperando a que la mujer apareciese —. Se acabó vuestra plaga de monstruos devora gorilas.

[Astro]

—Si, compañero, se acabó.

—Mierda, ¡quiero más! —protestó, dejándose caer al suelo de golpe—. Ni siquiera he probado la sangre de mono todavía.

—Volvamos al campamento, si Jill pregunta el porque no hemos traído un Sincorazón diremos que el que íbamos a capturar se le calló un gorila encima. Fijo que se lo cree.

—Mmm, gorila... —musitó Adam, relamiéndose. Los gorilas y los humanos eran como primos, seguro que sangre estaba deliciosa.

Con el trabajo terminado, ambos aprendices volvieron al camino, de regreso al campamento en la playa. Para desgracia del vampiro, el viaje fue tranquilo. ¡Demasiado tranquilo! Ni sincorazón, ni animales salvajes, ni nada que pudiera entretenerles. Menudo chasco, tendrían que haber dejado aquel Nido tranquilo.

—Imagino que querrás volverte a quedar fuera cazando Gaviotas —comentó Alec, cuando estaban a mitad de camino.

—Seh... Empiezo a tener hambre, mejor que mantenga la distancia —respondió, rascándose la cabeza—. Mientras hablas con la loca buscaré algún animal al que hincarle el diente.

—Intenta que ningún ecologista te vea comiéndote una, no quiero tener que volver a salir de un mundo con un grupo de gente persiguiéndome con antorchas y palos

—¿En serio? —Adam estalló en risas, imaginándose a Alec huyendo de un puñado de pueblerinos con palos.

Su compañero sería un buen mago (¡maldita magia!), pero era claramente un flojucho en cuestiones físicas.

Cuando finalmente alcanzaron la playa, Adam se quedó sentado en la arena mientras el brujo entraba en la tienda. Dentro, encontró a Jill haciendo el pino, meditando. Cuando le dio la noticia, se cayó de golpe mientras chillaba de emoción.

—¡¿De verdad?! ¡¿De verdad de la buena?! ¡¡QUÉ BIEN!! —Sus gritos eran incluso más agudos que antes. Se puso de pie, se acercó hasta Alec, y le plantó un beso en toda la frente—. ¿Respetasteis la naturaleza? ¿Encontrasteis algún gorila herido? ¡¿Me has traído algún espécimen para que pueda examinarlo?!

Fuera, escuchando levemente los berridos que soltaba la ecologista, Adam había encontrado un pasatiempo perfecto. ¡Había aparecido la misma gaviota de antes! Y esta vez, tras una breve carrera y un placaje, el vampiro había conseguido cazarla.

Todo habría salido bien, de no ser porque Adam no recordó lo que Alec le había avisado. Justo cuando el semi-brujo salió finalmente de la tienda, se encontró con un grupo de ecologistas escandalizados con lo que estaban viendo: a Adam mordiendo sin reparo alguno el cuello de la pobre gaviota.

Ups.

Una breve carrera (con Adam comiendo mientras tanto) después, ambos aprendices volvían tranquilamente a Bastión Hueco con la recompensa en sus bolsillos.

En aquel viaje, el vampiro había conocido a un nuevo compañero, destruido sincorazón, visitado un mundo desconocido, y descubierto cómo sabía la sangre de pájaro marino (no demasiado bien, la verdad, muy salada). Para haber sido su primera misión del gremio, se había divertido bastante.

¡Pronto repetiría, seguro!

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Un placer, Helco, sobre todo por el ritmo~