por Aru » Mié Feb 25, 2015 7:23 pm
Ese día les habían encargado a Aru y a Lyon una misión. La señora Roguela buscaba unos aprendices que cuidasen de su bebe.
Lyon tocó aquella puerta gigantesca, donde nos recibió la madre ajetreada.
—¡Llegáis tarde! ¡Pasad, pasad!
—¡Con su permiso! —gritó Lyon mientras ponía un pié dentro de la ''casa''.
—Sentimos el retraso, Lyon es nuevo en usar el glider... —reveló la muchacha mientras se reía y daba un codazo a su compañero.
La señora seguía tan ocupada como cuando nos recibió, no paraba de buscar de aquí para allá cosas y meterla en su bolso que a su vez este parecía contener dentro millones de objetos.
—¿Sólo sois dos? Uhm, me habría gustado que fueseis tres. Y que uno tuviera tentáculos, a mi pequeñina le encantan los tentáculos. Bueno, no importa —dijo mientras mantenía en mano una lista donde tachaba y añadía cosas—. Mi pequeña Muchul está durmiendo, pero se despertará en unos diez minutitos y tendréis que darle el desayuno. Está todo apuntado aquí, tomad.
—Hmmm... Tendremos muy en cuenta esta lista, no lo dude.
Aru le quitó la lista a Lyon para poder leerla, ya que este era demasiado alto y no dejaba ver el contenido de ella.
Nos ofreció aquella la lista, llena de indicaciones de todo tipo de cosas acerca de como cuidar a su pequeña. Allí había escrito de todo y más: que comida le gustaba, sus juegos favoritos... Había apuntado incluso como quería que le cambiasen los pañales.
—¡Uy, qué tarde es! ¡Me marcho, me marcho, que llego tarde! Llamadme si ocurre algo, mi número está en la nevera.
—Vaya tranquila, nos encargaremos de su bebe sin ningún tipo de problema. ¡Confíe en nosotros!
—No se preocupe, cuidaremos muy bien de su ricura de bebe.
Antes de salir, sin embargo, se giró hacia nosotros. De repente, todo su pelo flotaba, y un extraño brillo pasaba por sus ojos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, mientras aquella señora se dirigía hacia nosotros.
—Si le ocurre algo a mi pequeña no habrá rincón en todos los mundos donde podáis esconderos de mí —Nos amenazó—. ¡Chao!
Ante tal amenaza, Aru se escondió detrás de Lyon y le dio un empujón indicando que le contestara.
—Ch-chao, señora, n-no tema.
Marchó entonces por la puerta, dejándonos a Aru y a mi junto a aquel bebé.
—Dios, no me quiero ni imaginar lo que nos puede pasar si algo le pasa a su pequeña —dijo el muchacho tras ver salir a aquella mujer—. Una pena lo de los tentaculos, seguro que en el almacén de Tierra de Partida hubiésemos podido encontrar algún disfraz que le hubiese gustado. Bueno, ahora, pongámonos manos a la obra.
—No te acerques mucho, podrías despertarla y hacer que llore o algo parecido —indicó la peliazul.
—Mírala, ¿no te parece adorable?
Aru se acercó junto a Lyon y negó con la cabeza, aquel bichito era todo rosa y a la muchacha no le agradaba nada ese color.
Entonces, como pareciendo habernos escuchado, la bebe se despertaba de su sueño.
—Vaya, parece que justo se está despertando, ¿no crees?
—Oh...
Terminó entonces de despertarse. La pequeña se quedó mirándonos entonces durante un rato, algo extrañada de vernos a nosotros en lugar de a su madre o de su niñera que la cuidaba normalmente.
—Mira quien se ha despertado —dijo Lyon con tono de bufón—. ¿Eres tu la pequeña Muchul? ¿Eh?
—¿Gu?
—Buenas pequeña... Cosa... Rosa...
Entonces, Muchul miró fijamente a la peliazul y parecía estar alterándose.
—Gu... ¡GUU!
—Eh, eh eh, tranquila pequeña, no te pongas así.
De repente, detrás de ella, una pelota se levantaba del suelo. Se quedó justo al lado de la pequeña, y después salió despedida a Aru, dirigiéndose directo a su cara. Calló esta mientras la pelota se quedaba casi como pegada.
Cuando la peliazul se incorporó pudo ver como Muchul reía como si se estuviese divirtiendo, la muchacha le dirigió una mirada asesina a su compañero indicandole de que no tenía nada de gracia.
—Creo que va a ser un día muuuuuuuuuuuy largo.
La muchacha decidió irse a la cocina para ir mirando que le podían dar de comer al bichito rosa. En la nevera se encontró un montón de comida rara que no había visto nunca. Tenían ahora mismo un gran problema... ¿Cómo iban a cocinar esto?
—Lyon... Creo que tenemos un pequeño problema, bueno... Dos pequeños problemas —La muchacha le llamó con la mano y espero que este se acercase—. ¿Cómo vamos a darle de comer a Muchul si no sabemos que tipo de comida es esta?
Aru se sentó en la silla de la cocina y observó atenta a cualquier solución de Lyon.