Hana:
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Con gran cuidado metí la punta de la pluma en el interior del tintero nuevamente antes de continuar escribiendo sobre las gruesas páginas en blanco de aquel libro. Mi mano se movía con delicadeza haciendo que los suaves trazos de cada una de las letras tuviese una especie de elegancia y belleza. Aquella forma de escribir no la había adquirido aprendiendo caligrafía, como debería haber sido sino que gracias (suponía) a los recuerdos de Alexander podía hacerlo casi de forma instintiva. Al fin y al cabo, si había recibido la educación de un príncipe era muy lógico pensar que hubiese entrenado la escritura y muchos más aspectos dignos de un noble.
Solté un prolongado suspiro y medité un momento como podría continuar aquella serie de pasajes que relataban mis averiguaciones sobre los sincorazón.
Los Sincorazón II
...tras meditar mucho sobre aquel incorpóreo de forma indirecta hice una averiguación importante. No estaba solo, yo no era el único sincorazón con el aspecto de un humano. La persona que le había arrancado el corazón a aquel aprendiz y convertido en lo que es ahora tenía que ser como yo, no me cabía duda dado que le había visto utilizar las habilidades que yo también había desarrollado por ser uno de ellos.
Claro que eso significaba varias cosas a mayores sobre mí. ¿Hasta que punto se dibujaba la línea entre mi lado humano y mi lado sincorazón? Había cosas que convenientemente me tomaban por humano haciéndome parcialmente inmune, un ejemplo claro es Tierra de Partida.
Tierra de Partida es un mundo que está libre del ataque de sincorazón. Desconozco los detalles, pero puedo imaginar que ese lugar tiene algún tipo de poder sobre nosotros que nos repele o nos mata al entrar en él, eso me dejó hace poco una duda. ¿Por qué no me vi afectado durante mi estadía? La repentina y veloz evolución de mis poderes me dio pie a pensar que tal vez estar en aquel lugar me debilitaba o hacía que no pudiese desenvolverme tan bien como debería desde un principio, algo así pasó cuando participé en la Copa Ares. Tras participar en aquella copa hubo un repentino ataque sincorazón entre los que se encontraba un Lado Oscuro, un tipo de sincorazón que es mejor evitar a toda costa. El caso es, cuando todo estaba perdido un Maestro de Tierra de Partida apareció para salvar a uno de sus aprendices empleando una habilidad que borró por completo a todos los sincorazón de la ciudad. A pesar de que a mí no me mató ni me hizo heridas sentí como si pasase por una cruel tortura por la que preferiría no tener que pasar de nuevo por lo tanto, aunque soy inmune a habilidades que destruyen sincorazón por completo esas habilidades siguen dañando de alguna manera mi cuerpo.
Eso me deja una duda más y que también me gustaría resolver, aunque no tengo el valor de probarlo. Los sincorazón pueden ser derrotados, sin embargo solo una llave espada puede matarlos. ¿Soy yo igual? ¿Si muriese por cualquier arma simplemente volvería a la vida después de un tiempo? Teniendo en cuenta lo que ocurrió con mi brazo izquierdo es una posibilidad plausible, aunque la regeneración no es lo mismo que la resurrección. De todas formas, espero no estar equivocado.
Dejé el libro sobre una mesa de la nave gumi mientras la tinta era absorbida por las hojas y miré hacia los controles de la nave que había puesto en automático. Me llevé la taza de café amargo a los labios y me acerqué a la cabina, para poder contemplar el intersticio mejor.
Había demasiados misterios para mí y quería averiguar todos aunque sabía que era peligroso. Di un sorbo tomando un poco del ardiente líquido que descendió por mi garganta como metal al rojo vivo. Mis ojos como respuesta lagrimearon un poco, pero no solté ningún quejido. Soplé el café y sostuve la taza con mi mano izquierda comprobando que a pesar de que aquel brazo en un principio no debería existir -si fuese humano- tenía todas las características de cualquier otra parte de mi cuerpo. No poseía ninguna capacidad especial que hubiese logrado desarrollar, el tacto era el mismo y la sensación de temperatura no había cambiado en absoluto pudiendo notar (como en aquel momento) cuando algo quemaba.
—¿Y eso? —pregunté en voz alta a nadie en concreto.
Cogí los mandos de la nave y pisé el freno deteniendo lentamente la nave hasta que simplemente quedó suspendida flotando en medio del intersticio. Había algo pegado en el visor de la nave, una especie de rollo de pergamino o algo así. No me había dado cuenta de él hasta aquel momento, a saber cuánto tiempo llevaba ahí.
Con curiosidad activé mi armadura dispuesto a meterme de lleno en el intersticio para averiguar qué era aquel papel. Abandonar la seguridad de mi nave era algo que no me agradaba pese a que había viajado miles de veces (y aún lo hacía) en Glider, pero la sensación que daba abandonar la nave allí en medio era extraña, casi como si poner un pie fuera significase una muerte segura. No debería preocuparme dado que tenía la armadura y el Glider si pasaba algo, pero aquello no quitaba que la sensación de incomodidad desapareciese.
Tras utilizar la compuerta para salir la ingravidez me dejó flotando instantáneamente provocando que un leve mareo apoderase mi cuerpo. Me pegué a la escalerilla que estaba pensada para llegar a la parte delantera de la nave y fui avanzando despacio dispuesto a alcanzar mi objetivo sin emplear el Glider. Era una tontería no utilizar para el vehículo de la llave espada, pero aquello me daba un punto de vista aproximado de como debía sentirse una persona normal que tenía que salir de su nave para arreglar alguna avería en medio del intersticio y sin la posibilidad de emplear algo como las llave espada.
Finalmente, tras unos minutos alcancé mi objetivo y como esperaba aquella cosa seguía ahí pegada como si fuese un sincorazón espacial en el “parabrisas” de la nave. Di un pequeño impulso desde la escalerilla llegando sin problema a aquel cristal. Suspiré y agarré aquel misterioso rollo de papel que estaba en un sorprendente buen estado y… ¿Era mi imaginación o brillaba un poco?
Volví al interior de la Nave Gumi y tras guardar el libro en el que había estado escribiendo escasos minutos atrás y tirar el café ya frío por el desagüe del fregadero dejé el extraño pergamino sobre la mesa y lo analicé sin llegar a abrirlo todavía.
—Mmm… Extraño —comenté pensativo.
Podía notarlo, como una especie de “vibración” o algo así que me decía que ahí había algo, aunque no podía saber qué. Cogiendo algo de valor decidí desenrollar aquel papel y desvelar sus misterios. Nunca se sabía que podía ser si era encontrado en el intersticio, lo más probable es que no fuese nada importante, pero siempre había que pensar que lo era. Quizás contenía la clave para lanzar algún hechizo perdido, un manual, tal vez un informe importante o incluso...
<<Esto es… ¿Una partitura?>>
Y un flash de luz me tragó.