Cuando desaparecí, sólo me llevé a Colibritany conmigo. Cuando reaparecimos detrás de la enorme roca, Azul no estaba con nosotros.
—¡Mientras! —exclamé a forma de eufemismo, dándome la media vuelta (soltando a Colibritany de paso) para ver si la roca le había pasado por encima a la chica. Y sí, así había sido: estaba tirada en el suelo, recta como una plancha, pero…
¿Parecía estar bien? ¡Qué alivio! Pensándolo mejor, tenía mucho sentido. Si las estacas habían sido falsas, no debía sorprenderme que la roca lo fuese también. Suspiré ya más tranquilo. Tal vez era hora de ver las cosas desde otra perspectiva y concentrarme más en la nota que en sobrevivir: al fin y al cabo, el examen no ponía nuestras vidas en riesgo. Lo mejor sería tomar todo con calma y saber dar un buen espectáculo a quien fuese que nos estuviese examinando.
—¿No fue divertido? —expresé, dirigiéndome a Colibritany—. ¿Pero estás bien…? La primera vez puede ser un poco… —por precaución, di un paso atrás. No fuera a ser que se me vomitara encima.
La roca había desaparecido en decenas de fragmentos. Parecía que sólo Azul había tenido la mala suerte de ser aplastada, aparte de Derhe y… ¿Nadhia? Había una tercera persona echada en el suelo, después de que la roca le hubiera pasado por encima. ¿Era ella? Sí, sin duda alguna: su corto cabello dorado era inconfundible. ¿Pero qué estaba pensando; por qué no se había movido? Era mucho más que capaz de esquivarla por suficiente tiempo hasta que fuera destruida; y muy seguramente sus hechizos ayudaban sobremanera a todo el esfuerzo grupal. Fallar la prueba de semejante forma no era algo muy… pues “muy ella”.
¿Estaría bien? Se me hizo un nudo en la garganta por el miedo; pero tuve que tragármelo y avanzar hasta ella y ayudarla a levantarse. Lo que acababa de pasarme se me retorció en las tripas cuando recordé que mi ex era capaz de quemar al contacto si quería. Sentí mis dedos temblar un poco.
—¿Te lastimaste?
Una densa nube de humo nos envolvió a todos, arrastrándonos a través del espacio para llevarnos de vuelta al vestíbulo de la torre. O al menos, se parecía a la entrada. Sin embargo, no había ni rastro de las puertas de salida, ni de las escaleras. Tal vez no era la misma habitación; después de todo, era una torre circular. Igualmente, se agradecía que hubiese asientos donde descansar después de los dos sustos de muerte que nos habían metido; con aperitifs incluidos.
El examen no estaba ni cerca de terminarse, no obstante. Había aparecido otra pizarra que nos avisaba sobre la existencia de más pruebas. En este caso, dependía de nosotros cuáles elegir, según nuestros puntos fuertes. Fuerza, Resistencia, Velocidad, etc.
Bueno, yo no tenía ninguna duda. Velocidad y Reflejos eran mis puntos fuertes. Elasticidad hasta cierto punto. De ninguna forma era el mejor, en especial con personas como Fátima y Light compartiendo la evaluación con el resto de los Aprendices, pero… tenía que elegir. Y mientras más pronto pudiera corregir mi nota tras lo sucedido con el examen teórico, mejor.
Elegí dos de esas opciones y me dispuse a entrar a la primera puerta.
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