[Prólogo] Infancia arruinada

[Naxid]

Al despertar Naxid no recordaba apenas nada, ¿había sido todo un sueño? Lo veía todo borroso y no distinguió al hombre de antes, tras unos segundos pudo enfocar y vio al hombre con las nuevas vestimentas, le escuchó decir lo del agua, se asustó, ¿había más gente allí? Se sobresaltó y cayó de la silla, asustado y bloqueado intento correr hacia algún lugar pero el miedo podía con él. Tras unos instantes consiguió levantarse y correr hacia la puerta, no prestó atención al hombre y logró salir por la puerta, tropezó y cayó al suelo.

—¡Agh! —Naxid observó su pierna, se había hecho una herida y sangraba— ¡No me haga daño señor, por favor!

[Zee]

—Tranquilo, muchacho —intentó calmarlo el hombre, caminando tranquilamente al exterior de la tienda. Sin decir nada más, se arrodilló junto a Naxid y le examinó la herida de la pierna. Un simple raspón, nada más—. ¡Rebecca! ¿Qué has encontrado por allá? —llamó el hombre, después.

No estaba solo, aparentemente. De la tienda salió una joven de cabello oscuro, que se cubría medio rostro con el mismo. Parecía tener una especie de cicatriz o quemadura, pero Naxid no quiso seguir mirando. Bajó los ojos y se encontró con una figura no muy exuberante, pero no menos atractiva, cubierta por lo que parecía un uniforme escolar. Extraño.

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Sin decir nada, la joven imitó a su compañero y se inclinó junto a Naxid, dejando la botella de agua que llevaba en las manos en el suelo. Colocó su pequeña mano sobre la herida del chico (quien se sonrojó un poco), cerró los ojos y susurró:

—Cura...

[Naxid]

Naxid se tranquilizó, aquellas personas no iban a hacerle daño, tampoco querían arruinarle la vida, como pensó Naxid en el primer moemnto que vió al hombre. La recién llegada le llamó la atención, era una chica muy guapa y tras ver como puso la mano sobre su rodilla, Naxid se sonrojó y sonrío para sus adentros. El hombre tampoco parecía tan aterrador como antes y en estos momentos Naxid sí pudo contemplar sus nuevos ropajes, los cuales, ya no inspiraban tanta desconfianza. Pero lo que más extrañó al chico fue lo que estaba haciendo la muchacha en ese momento, de repente la herida de Naxid se curó, atónito, miró a la joven y muy sorpendido le dijo:

—¿Cómo has hecho eso? Es... —Naxid estaba nervioso y a la vez alucinado— ¡Es increíble!

[Zee]

La chica sonrió orgullosa ante el halago, aunque apartó su rostro para que su "paciente" no pudiera verla y no respondió a la pregunta. Con cuidado, separó su mano de la pierna de Naxid, la cual había sanado completamente, y con ella tomó la botella de agua que había tomado de la trastienda. Luego, sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos, lo mojó un poco y comenzó a limpiar los residuos de sangre, mientras miraba al otro hombre con desapruebo.

—Así no es como se trata a los reclutas, Simon... —murmuró la chica, dirigiendo aquellas palabras a su acompañante, quien no pareció recibirlas con gusto:

—¿¡En serio!? ¿Naxid como Aprendiz? Nonono, Rebecca, eso no lo voy a aceptar...

—Sabes su nombre... Así que lo has estado vigilando, ¿hmm...?

—¡Me niego!

[Naxid]

El chico se extrañó bastante, ¿por qué unos desconocidos estaban discutiendo sobre él? Fuera el motivo por el que fuera, al parecer la joven estaba de su lado y el hombre no, eso le pareció bien en un primer momento, la joven le había llamado la atención y encima estaba de su lado, así que no podía ser una enemiga. Le extrañó mucho eso de ser aprendiz, así que lo tuvo que preguntar a la fuerza:

—Ser aprendiz, ¿de qué? —si aquellas personas eran poderosas, aquello le convenía, puesto que Naxid buscaba "poder"— Sea de lo que sea... Me gustaría participar.

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He cambiado el color en los diálogos, no pasa nada, no?

[Zee]

—Aprendiz de... erm... la... Llave... espada... —murmuró la joven, evitando hacer contacto visual con Naxid. Se puso de pie y se sacudió un poco la falda y las rodillas. ¿Qué había sido eso? ¿Aprendiz de la llave espada? ¿Qué cosa?

—¡Sé su nombre porque llevo años trabajando en este distrito! —se explicó el otro hombre, alterado, con la voz casi en grito—. ¡Ese chico no serviría para Aprendiz, te digo!

—¿Es que acaso te duele, Simon? —cuestionó la chica, mirando a su compañero con unos ojos que parecían matar—. No todos son iguales a ti... Lamento decírtelo de esta manera.....

La joven tendió su mano al frente, como empuñando una espada invisible. Luego, cerró sus ojos... Hubo un cegador de luz, y la imaginaria arma se convirtió en realidad: en sus manos, llevaba una enorme llave. Sí, una llave. Tenía sentido, después de lo que había dicho la joven, por lo menos.

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—Mi... mi nombre es Rebecca... S-soy... soy una Maestra de la Llave-Espada y... busco...

[Naxid]

Naxid estaba alucinado, esa chica había hecho aparecer una llave espada en sus manos, o al menos, así la habían llamado ellos. Eso de aprendiz de la Llave espada sonaba bastante bien, el problema era convencer al hombre, al parecer éste no aceptaba que Naxid se hiciera aprendiz. El chico supuso que era por la actitud tan arrogante que había tenido al enfrentarse al hombre. Se levantó del suelo y fue directo a Simon, se llamaba así al parecer.

—Siento... —Naxid agachó la cabeza a modo de disculpas— Siento todos los problemas que te haya podido causar. De verdad me gustaría poder formar parte de vuestro "equipo", si se puede llamar así.

Después se dirigió a la joven que aún sostenía la Llave espada y le tendió la mano.

—Gracias por curarme la herida... esto... ¿Rebecca, no? Si tu compañero quiere, me gustaría ayudaros en lo que sea y convertirme en aprendiz, si eso es lo que buscas, claro.

[Zee]

—Oh, Dios... Rebecca, en serio no quieres hacerlo —insistió el hombre, interponiéndose entre la Maestra y el muchacho—. No importa si se disculpa, no creo que sea una buena idea...

El hombre en realidad no parecía enfadado o asustado por la posibilidad. Incluso si uno no podía verle, pues le había dado la espalda para prevenir la interacción entre los otros dos, se podía teorizar que aquello podía, tal vez, tratarse de preocupación. ¿Preocupado por Naxid?

—Busco a mi Aprendiz, Simon —replicó la chica, haciendo lo que parecía un puchero. Naxid advirtió que cambiaba su actitud de una manera nada natural cuando hablaba con el otro, llamado Simon supuestamente, y cuando hablaba con él—: Umm... si crees... si crees que puedes, Naxid...

—Lo quiere, aparentemente... —señaló Simon, haciéndose a un lado. ¿Qué relación tenían aquellos dos?

—Si tú... umm... perdona que lo diga, pero... —la supuesta Rebecca continuó, haciendo caso omiso a las palabras del otro—. Si tú lo quieres... hacer... tienes que decirme primero...

>>¿De dónde... viene la fuerza? ¿Puede tu... tu corazón... olvidar la arrogancia?

[Naxid]

Olvidar la arrogancia... Naxid nunca se había replanteado la idea, si bien, sabía perfectamente lo arrogante que era, pero nunca había tenido la idea de dejar de ser así, la vida le había enseñado a ser así, sin embargo, necesitaba "olvidar la arrogancia" para poder convertirse en aprendiz, guerrero o lo que fuera que aquellas personas quisieran. Por otra parte, sabía que aquella chica era buena y aquel hombre parecía estar interesado en él.

—Lo haré, si esto es lo que necesitáis, olvidaré toda mi arrogancia y seré una nueva persona —sonrió, sabía perfectamente que no iba a ser fácil dejar de ser arrogante, e incluso no le apetecía mucho—. Perdón otra vez, Simon.

Entonces recordó que la chica le había hecho una pregunta, ¿de dónde venía su fuerza? Él tampoco lo sabía muy bien, así que aprovecho lo que había dicho la joven para que la frase le quedara lo más apropiada posible.

—Mi fuerza... Viene del corazón.

[Zee]

Rebecca dibujó una dulce y sincera sonrisa en su rostro, la cual, pese a no ser tan amplia y radiante como uno podría esperar de otra chica cualquiera, provocó que Naxid se sintiera cálido por dentro. A juzgar por el parecido gesto que Simon exhibió, él no experimentaba la misma sensación.

—Los poseedores de la Llave-Espada viajan de mundo en mundo, encargándose de que el balance entre la luz y las tinieblas no se rompa. Evidentemente, deben ser capaces de llevar semejante tarea, además de ser aceptados por la misma Llave, que busca corazones puros —explicó rápidamente Simon—. Yo no te elegiría a ti, pero... Tch... Si ella quiere, que así sea... —musitó luego entre dientes, evidentemente enfadado, dándose la media vuelta y volviendo al interior de la tienda. Su compañera no le dirigió mas atención que una simple mirada de reojo, ya que tenía su interés en Naxid.

—Fuerza del corazón... Ésa es... la respuesta correcta... —murmuró Rebecca, acercándose hacia Naxid. Luego, giró su Llave-Espada para tomarla de la punta y le ofreció la empuñadura al chico. Unos instantes después, continuó hablando, aunque con sus párpados cerrados, como para olvidar que alguien más se hallaba allí y derrumbar sus muros de timidez—: Te comprometes a cambiar... Te comprometes a olvidar la arrogancia que nubla a tu corazón o, al menos, no dejar que opaque tu luz... Te comprometes a cambiarla por el orgullo de un joven Aprendiz que reconoce sus logros con satisfacción y honra...

>>¿Estás... estás seguro de que quieres hacer esto... Naxid?

[Naxid]

Aquel día había pasado de ser una mierda a convertirse en uno de los mejores de su vida. Tenía allí delante a la joven ofreciéndole la Llave Espada. Estaba muy nervioso ahora, le estaban pidiendo que olvidara su arrogancia, podía hacerlo, intentarlo, al menos. No iba a ser fácil. Observó también que aquel hombre se había marchado, no le gustaba mucho a Naxid y éste se dio cuenta. Si él era arrogante, el tal Simon era un cabezota, pensó Naxid.

—Me comprometo a olvidar la arrogancia y a dejar de ser tan arrogante. Me comprometo a cumplir todas las ordenes como Aprendiz. —miró a Rebecca y continuó—. Me comprometo a estar del lado de la luz.

Entonces, agarró la empuñadura y la Llave Espada desapareció con un flash. Naxid sabía que volvería sin problemas y sonrió.

[Zee]

Naxid llevó su mano al arma y tomó la empuñadura con decisión. En ese momento, Rebecca la soltó y permitió que su Aprendiz pudiese sentirla a solas. Incluso si no despedía ningún espectro, la Llave-Espada brillaba con una intensa y cálida luz que reconfortó a su nuevo poseedor. Luego, ésta desapareció con un destello y volvió a materializarse en la mano de su Maestra original, aunque el recién nombrado Aprendiz supo de inmediato que en su corazón había aparecido un nuevo poder y que ella regresaría cuando la llegar a necesitar.

—Me pregunto si esto... estuvo bien... Tal vez fue algo..... precipitado —susurró Rebecca, haciendo que su Llave desapareciera, mientras miraba al cielo con ojos distraídos. Sin embargo, no pareció hesitar demasiado sobre si aquélla había sido o no una buena decisión, porque casi inmediatamente volvió a girarse hacia Naxid y, sonriendo, dijo—: Pero me alegro de haber... umm... encontrado un Aprendiz con... tanto entusiasmo...

>>Si realmente quieres... ummm... —continuó la chica—. ...si quieres proteger a los incontables mundos que se... se hallan allá afuera... Tienes que entrenar conmigo... y con otros como yo... Así que... ummm... no te enfades... por no haberlo... men-mencionado a-antes p-pero..... ti-tienes que-que dejar este lugar... y venir conmigo... Si... si estás... bien con eso... puedes ir a despedirte... ahora... y cuando vuelvas partiremos... juntos.

Rebecca volvió a dedicarle una más de sus tan adorables sonrisas.

[Naxid]

Naxid no lo dudó en ningún momento, no le importaba irse de aquel sitio, preferia irse de allí, de echo. Quería olvidar todo lo relacionada con su familia. Pensó que si se iba de allí podía llegar a olvidarlo.

—Creo que debería ir a coger algunas cosas y a despedirme del dueño de la tienda.

Miró a la chica y ésta no objetó nada, así que Naxid se dispuso a ir a por sus cosas. Primero fue directo a su casa, entró por la puerta, no había ni una alma por allí. Naxid desconocía qué hora era. Pensó que no había pasado ni siquiera una hora, la gente seguiría durmiendo. Entró a su casa. Abrió el armario y sacó una mochila de color rojo, cogió algo de ropa y la metió como pudo, también algunas zapatillas y algunos libros. También cogió la espada mediana que hace tanto tiempo había robado y la guardó junto con un cinto para guardarla Se la puso la mochila a la espalda y en lugar de girar la calle a la derecha para ir a la tienda, se dirigió a otro bloque de casas.

Tras andar unos minutos llegó a la casa de su maestro, o al menos, su maestro en la tienda. Llamó a la puerta y un señor mayor, con barba blanca y ojeras la abrió.

—Naxid... ¿Sabes qué hora es? ¿Ha pasado algo? —el hombre parecía preocupado.
—No, no pasa nada señor. Me gustaría comentarle algunas cosas...

Entraron dentro, Naxid le contó todo lo sucedido en la tienda por la mañana. Tras varios minutos de silencio, el dueño de la tienda pudo decir:

—Ya veo... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Has sido como un hijo para mí, Naxid.
—No... No sé que decir. —dijo el joven nervioso. —muchas gracias por todo.

Naxid se levantó de la silla en la que estaba y se dirigió a la puerta para salir. Si había una sola razón para quedarse en Ciudad de Paso era por su maestro, si bien, sabía perfectamente su decisión e iba a irse de la Ciudad.

—Señor... —titubeó Naxid—. Le quiero. Gracias... Otra vez.

El hombre se acercó a Naxid, le sonrió y tras unos momentos de silencio, se abrazaron.

El joven volvió a donde estaba Rebecca, pero en lugar de detenerse volvió a la tienda. Entró, allí estaba el tal Simon, ni le miró, se dirigió directamente al cajón y cogió la foto de su famila, se la guardó en la mochila y dijo:

—Simon, te daré motivos para creer en mí. —no dijo nada más y salió.

Se acercó a Rebecca, dejó la mochila en el suelo y crujió los dedos.

—Ya estoy listo Rebecca —sonrió y esperó la resouesta de su nueva maestra. Miró al cielo estrellado y supo que su vida iba a cambiar en ese momento.

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Supongo que puedo controlar al dueño de la tienda xDDD

[Zee]

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Como es tu propio NPC, sí, se te permite controlar al dueño de la tienda. No te preocupes por eso~~

—Ya estoy listo, Rebecca —manifestó Naxid, con una enorme sonrisa, mientras se paraba al lado de su nueva Maestra. Advirtió que ella se hallaba mirando el cielo de manera distraída, así que decidió acompañarla por unos segundos.

La bóveda celeste sobre Ciudad de Paso brillaba con incontables granos de luz. Cada uno de ellos, un mundo... un mundo que Naxid, con suerte, podría visitar algún día. Su vida estaba a punto de cambiar por completo...

Rebecca notó su presencia y se sobresaltó un poco. Cuando vio que se trataba de él, sin embargo, dejó salir un gran suspiro y luego le dedicó otra sonrisa. Una de esas sonrisas.

—Entonces... si estás... emm... listo... —comenzó la joven, sin preguntarle a dónde había ido ni con quién había hablado. Naxid supuso que Rebecca comprendía la privacidad de una despedida, especialmente si se trataba de dejar el mundo por un periodo indefinido de tiempo. Después de todo, tuvo que haberlo vivido alguna vez.

De pronto, la Maestra le tendió un aro de metal, compuesto por varias placas unidas. Cuando Naxid la miró sin comprender, ella procedió a explicar:

—Es tu... umm... tu armadura —sonrió la joven. Aparentemente, le divertía la idea de que la magia hiciera posible meter un equipo tan voluminoso como una armadura en un delgado accesorio de metal—. Te lo, emm... pones donde quieras y... y... umm...

Rebecca se encogió de hombros y, aparentemente decidiendo que una demostración sería más apropiada, se llevó la mano al cuello, donde llevaba un aro parecido, y presionó lo que parecía un botón. Al instante, un destello de luz la envolvió como un manto y, cuando desapareció, una armadura la recubría por completo. Estilizadas placas de metal plateadas, grises y moradas se unían en armonía para proteger su cuerpo en su totalidad, acompañadas por un casco de visor negro y una elegante capa blanca.

Luego la joven invocó su Llave-Espada, la cual apareció en un parecido haz de luz. Sin decir nada al respecto, la lanzó alto en el aire, donde un tercer destello la cubrió por completo. Cuando volvió a bajar al suelo, ya no era una Llave, sino un vehículo con los mismos tonos que la armadura en donde la Maestra podía subir.

—¿Por qué no... umm... lo intentas por ti mismo? —preguntó Rebecca, con su voz un poco ahogada por el casco—. Cuando lo hagas... podremos... erm... si está bien para ti... irnos de una vez.

[Naxid]

—¡Eso es alucinante! —Naxid estaba cada vez más sorprendido con todo aquello—. Ahora mismo lo intento.

Cogió el aro de metal que le había dado la chica y pensó dónde colocárselo. Pensó que debería de ser en algún lugar cómodo y que no le dificultara presionar el aro. Decidió colocárselo en la muñeca izquierda, a modo de pulsera. Decidido, golpeó el aro y una luz lo recubrió. Era una sensación cálida y reconfortable a la vez que agitada y movida. "Alucinante", pensó Naxid. Tras una milesima de segundo allí seguí él con su nueva armadura, hecha de metal, con colores verdes. La visera del casco negra y una capa verde oscura. Estiró el brazo e invoco a su nueva arma. Apareció al instante con otra luz.

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Se sorpendió por el diseño de este, Naxid pensaba que sería igual que la de Rebecca, no importaba, también esta bien. La lanzó al aire y tras unos segundos apareció el vihiculo ante él. Se subió rapidamente y dijo:

—¡Ya estoy listo para marchar, Rebecca! —sonrió, sin embargo, el casco impedía verle la boca.