por Quico » Mié Feb 29, 2012 10:16 pm
Kazuki me dio vía libre para volver a casa y despedirme, porque parecía que no iba a volver en mucho tiempo a mi ciudad. Abandoné la Colina del Atardecer y fui directo a la estación. Llegué justo cuando el tren se iba a ir, casi me quedé en medio de las puertas.
-Bueno, ¿y qué hacer? – murmuré. No tenía mucha idea del plan que podía realizar. - Supongo que solo ir a mi casa… - además tenía un tiempo límite, así que cuando llegué a la estación, fui corriendo a mi casa.
Llamé a la puerta, y me abrió mi madre:
-¡¿Pero dónde estabas?! ¡¿Sabes qué horas son estas?! - me acordé de que tenía que volver pronto, pero se me pasó por alto, y pasé toda la tarde fuera mientras mi madre, supongo, planeaba un plan por si llegaba tarde.
-Mamá, lo siento…
-¡De lo siento nada, ahora mismo a dormir! - mi madre me trataba como un niño pequeño todo el tiempo, y a veces no me gustaba nada.
Tuve que ir a mi cuarto por obligación de mi madre, aunque ese era mi objetivo desde el principio. Abrí la puerta, me tumbé en mi cama y me puse a pensar que tendría que llevar. Cogí una mochila, llené mi cartera de platines, los pocos que tenía y la metí en mi mochila junto con un cuaderno. También metí un poco de ropa. Yo creía que no necesitaría mucho más, así que intenté salir de casa, sin mucho éxito. Mi madre al verme me preguntó adonde creía que iba, a lo que respondí:
-Mamá, me voy a casa de un amigo a dormir. – Nada más decirlo, mi madre me pegó un bofetón y se fue a la cocina a prepararme un bocadillo. Ella era un poco rara, y desde que se fue mi padre se puso aún más extraña.
-Si no hay más remedio... - se acercó con el bocadillo en mano. - Vuelve pronto mañana de casa de tu amigo.
Y me fui. Kazuki estaba esperando y ya era hora de irse.
¿Os acordáis del tal HushHush? Digamos que le falta un rato largo.