No creo que Villa Crepúsculo sea lo suficientemente grande como para tener cruceros con semáforo y eso... xD
La caminata por Villa Crepúsculo fue la misma de siempre. La ciudad se hallaba tan tranquila y serena como lo estaba todos los días, con la excepción de algunos muchachos en monopatín u organizando mini-torneos de Struggle. La tenue luz del amanecer brillaba con suavidad sobre la localidad; no con tanta intensidad como el atardecer, era cierto, aunque no por ello la ciudad resultaba menos melancólica.
Cruzar las mismas calles, viendo los mismos rostros, siguiendo los mismos pasos... A veces se tornaba... aburrido y deprimente. Eso no significa que Yoichi pudiese rendirse, por supuesto. El joven siempre seguía adelante, esperando conseguir una mejor vida y ser una mejor persona. Todo para
ella.
Había sido díficil. Y demasiado pronto. Doloroso, por supuesto. Precisamente por ello, el muchacho se había prometido mejorar para ella y para sí mismo.
Y aquel día, como todos, esperaba ser alguien mejor. Con los papeles listos, Yoichi echó a andar hacia aquella oportunidad, hacia aquel edificio donde, se había prometido, iban a aceptarlo finalmente como un adulto.
—¡Ah, lo lamento! —se disculpó alguien, cuyo hombro había impactado por casualidad con el de Yoichi. El joven, que llevaba los auriculares puestos, ni siquiera escuchó la voz femenina que se excusaba, por lo que siguió caminando, ensimismado, sin mirar atrás.