por Soul Artist » Vie Ene 06, 2012 12:31 am
El moguri observó cómo se alejaba la mejor empleada que nunca había tenido. Quizá llamara la atención de los borrachos, quizáno fuese tan rápida como otras, pero sabía tratar a los clientes y atraerlos hacia allí.
—Buena suerte, kupó —se despidió en voz baja, sabiendo que seguramente no volvería a ver nunca a la joven.
En la plaza de Ciudad de Paso, cerca de la salida del mundo, se encontraba todavía Nanashi junto a un buzón de correos color rojo muy llamativo. Cuando finalmente vio que la joven regresaba con su pesada maleta en mano la observó de arriba a abajo, algo severa, como si no terminara de aprobar tanto equipaje.
—¿Lista? Bien. Antes de partir, hay un par de leyes que debes conocer. Primero: nunca, jamás, reveles tu procedencia a los nativos de otros mundos. No deben saber de la existencia de lugares más allá de los suyos propios. Segundo: no te involucres nunca en los asuntos propios de los nativos de esos mundos, a menos que estén involucrados los Sincorazón u otros viajeros que estén provocando el caos. Y tercero y más importante: nunca, jamás, ceses ante la oscuridad. El equilibrio de los mundos consiste en el predominio de la Luz: recuerda eso.
Nanashi se apartó ligeramente de la joven e hizo aparecer en su mano la Llave Espada azul que tanto le recordaba a la de su hermano. Sin previo aviso, la Maestra lanzó su arma al cielo, que se iluminó levemente con una estrella; y de ella bajó una especie de plataforma enorme, como una pequeña nave.
—Te doy entrega de tu armadura —indicó Nanashi, dándole en mano a la joven un pequeño aro de metal que pesaba muy poco—. Es muy importante para el viaje entre mundos y las batallas de alto nivel; te protegerá frente a innumerables peligros. Puedes vestirla en cualquier parte de tu cuerpo, como muñecas o...
Nanashi se tocó el pelo hasta llegar a la coleta, donde tenía otro aro como aquel que había pasado a la joven. Al entrar en contacto con él, se cubrió de luz y volvió a aparecer vestida con una imponente gran armadura metálica.
—Haz todo lo que yo he hecho. Invoca tu armadura, llama a tu Llave Espada y transfórmala en plataforma voladora. Una vez hecho, podremos irnos.