[Ciudad de Halloween] Elegías en un cementerio

[Pharos]

—¡Qué divertido! —señaló la mujer, complacida por el baile y la entretenidísima canción que Adelaida le acababa de cantar, el hinmo de Halloween—. ¡Así que Halloween! Hace poco hice una fiesta de San Valentín... ¡Fue divertida, sí, sí, sí! Gente dedicando su amor unos a otros... Moguris disfrazados volando y dando cartas... ¡Pero tengo que celebrar Halloween! ¡Sí, sí, sí! Chuches, cohetes, bombas, cabezas decapitadas... ¡Todo el mundo lo amará! Y... ¡Ya lo tengo! ¿Me ayudarás tú a organizarlo?

- Nunca he oído hablar de esa fiesta llamada San Valentín, parece un poco rara, ¿no hay sustos...? Pero descuida, ¡te ayudaré a preparar la mejor fiesta de Halloween que jamás hayas imaginado!-dijo, riendo.

Poco después, la misteriosa mujer se alarmó en sobremanera ante una de aquellas momias tan divertidas que habían empezado a aparecer, sin saber nadie por qué, por la ciudad. Yami levantó su gigantesca llave, como si se tratara de algún tipo de arma.

-Tranquila, si estos bichillos tan divertidos no muerden. Supongo que son como los moguris de tu castillo. ¡Son muy divertidos! Ya verás que majos...-continuó, mientras se acercaba a la momia con intención de acariciarle la cabeza vendada como si de un perrillo-rana se tratara.

[Soul Artist]

La momia recibió las caricias de la chica sin problema, sin mostrar señal alguna sobre si aquello le agradaba o le disgutaba. La criatura, sencillamente, movió sus manos de forma torpe e incluso cómica, quizá sin percatarse de la presencia de las dos jóvenes, como si estuviese ciego y sin ánimo de hacer absolutamente nada.

—Qué extraño... —la gigantesca llave de Yami desapareció en un fuerte destello de luz, a lo cual no dio ninguna importancia en absoluto, y se acercó a la momia para inspeccionarla bien de cerca—. Los Sincorazón que yo conozco son molestos, malvados, despiadados... ¡Estos son como mascotas atontaditas!

El llamado "Sincorazón" no reaccionó a las palabras de la mujer. Echó a caminar lentamente hacia el túnel, balanceándose y tirándose hacia los lados. Parecía no seguir un camino concreto realmente, como si vagase apenado por un objetivo en la vida.

—¿Y hay más así? Extraño, extraño extraño extraño... —Yami dirigió su mirada hacia Adelaida—. ¡Eres muy valiente por haberte acercado a él! Pero es peligroso, mucho, no debes volver a hacerlo... De donde yo vengo, y en muchos otros sitios, ¡son ladrones! ¡Ladrones de corazones! ¡Te lo quitan y lo devoran, son muy malos! Prométeme que no te acercarás más a ellos. Me caes... Nos caes bien como para convertirte en Sincorazón. ¡No, no, no! No soportaría eso, no quiero que seas fea, aburrida y negra...

[Pharos]

"Robar corazones". Un escalofío recorrió a Adelaida. Qué siniestro. Parecían tan inofensivos...
La muchacha no sabía si creer o no a su nueva amiga, pero parecía que le daban verdadero pánico aquellos Sincorazón.

-Por aquí todos los "Sincorazón", como tú dices, son así. Inofensivos. Pero si lo prefieres, no nos acercaremos a ellos... Aunque deberías verlos bailar, es taaaaaan divertido-respondió, riendo-Y tranquila, yo nunca soy aburrida, siempre reiré y bailaré, sobre todo en Halloween. Aunque espero que no te importe que me vista de negro de cuando en cuando.

Miró de nuevo la casa-torre de Oogie Boogie. Sintió una mezcla de impaciencia y miedo en el estómago, como si tuviera a Zero, el perro fantasma de Jack Skelleton; revoloteando dentro. Su padre se enfadaría más que nunca si se enteraba de que había estado allí...
¿Pero que haría si supiera que había estado dentro?

-Vamos dentro, Yami-dijo, mientras tiraba le de la manga de la túnica-.Vamos a ver al Hombre del Saco. Pero con cuidado, no nos vaya a ver y se enfade con nosotras.

Aquel día se estaba convirtiendo en toda una aventura.

[Soul Artist]

Las dos jóvenes se dirigieron hacia la mansión, animadas por la sensación de éxtasis de Adelaida por espiar a su propietario. La observaron hacia arriba: era enorme, pero por suerte una jaula parecida a un ascensor les esperaba. Entraron en él y ascendieron unos metros, hasta una pequeña zona donde justo delante una puerta con una figura sonriente de color verde esperaba. La bañera andante se encontraba al lado, señalando que los tres pequeños niños estaban al otro lado.

Yami se aproximó a la puerta y pegó su oído a ella, escuchando su interior. Se apartó y se acercó a Adelaida, colocándole la mano en el hombro.

—Tenue —susurró la mujer.

Su cuerpo y el de la joven desaparecieron, volviéndose invisibles. Adelaida notó cómo algo le tomaba de la mano y le guiaba hacia la puerta, que se abrió lentamente un poco con un chirrido, permitiéndoles entrar a ambas.

El interior era macabro y oscuro, con apenas las luces de algunas calabazas iluminando la estancia y los paneles de una rueda en el el centro. Era un lugar amplio y circular, con, en las paredes, algunas herramientas de tortura como cadenas o sierras manchadas de un líquido color carmesí. En el fondo de la habitación, en un pequeño altar, un gran saco viviente se dirigía hacia Lock, Shock y Barrel, situados en la rueda y algo asustados del hombre.

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—¿¡Cómo habéis podido perderla!? —preguntó furioso, amenazando a los chicos con lo que parecía ser uno de sus brazos—¡Teníais que traerla aquí simplemente! ¡Iba a ser mi víct...! ¡Invitada especial!

—¡Perdónanos, Oogie! ¡Se habrá ido a casa! —se disculpó Lock, protegiéndose la cabeza ante lo que le podía hacer el hombre del saco.

Oogie apretó con fuerza la extensión de su brazo, dispuesto a hacerles pagar a los chicos por su incompetencia. Sin embargo, se relajó finalmente e hizo un gesto restándole importancia a lo que había sucedido.

—¡Bah! Puede esperar a otro día. Ahora debo concentrarme en los Sincorazón... Hay que encontrar el método de controlarlos. Con ellos, ¡toda Ciudad de Halloween caerá ante mí! ¡Seré el rey de Halloween!

—¡Tú eres el más grande, Oogie! —animó Shock, haciéndole la pelota.

—Lo sé.

—¡Jack no tiene nada que hacer contra ti! —Barrel se apuntó al carro, afirmando con la cabeza.

—¡Más que obvio!

Aprovechando el barullo que estaban montando, Adelaida notó cómo Yami le soltaba la mano. Pudo escuchar en susurros su voz:

—Espérame aquí y no hagas ninguna locura. Voy a buscar a por lo que he venido.

Pudo notar cómo la presencia de la mujer se alejaba de su lado, dejándola sola. ¿Qué haría?

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Sé que parece que no hay muchas opciones que hacer, pero el post ya es bastante tocho e igual querías darte una vuelta por la habitación de Oogie... Si haces las líneas mínimas, cinco, no tendré en cuenta el poco desarrollo de ese post. Siento no dejarte mucho material x_D

[Pharos]

Adelaida se tapó la boca con las manos para soltar un pequeño grito de espanto. ¡Oogie Boogie quería derrocar a Jack Skelleton y proclamarse Rey de Halloween! ¡Y aún faltaban meses para Halloween como para que fuera una broma pesada!
Había que avisar a Jack. Y rápido. Pero no podía dejar a Yami allí sola, se perdería en el camino de vuelta.

-Yami-susurró, impaciente-Yami, ¿dónde estás? Tenemos que irnos para avisar a Jack. ¡Yami!

¿Qué podía hacer? ¡¿Qué podía hacer?! No podía ver a Yami, pero tenían que irse ya...
Decidida a irse de inmediato, la joven sepulturera desenganchó su pala del arnés en el que estaba sujeta y la extendió frente a sí, caminando vacilante mientras llamaba en voz baja a Yami.

Si jugar y ganar a la gallinita ciega era su única oportunidad de salir de allí, habría que jugar.

[Soul Artist]

Desgraciadamente, Adelaida fue incapaz de localizar a Yami. Estuviese donde estuviese, hacía buen uso de su invisibilidad.

—¿Pero para qué quieres a los Sincorazón, Oogie? —preguntó Lock, rompiendo la línea de peloteo que estaban llevando sus dos compañeros—Solo saben bailar...

—¡Niño estúpido! ¿Es que acaso no sabes lo que un Sincorazón es capaz de hacer? Puede... —Oogie se quedó unos segundos quieto, en silencio, pensando qué podían hacer aquellas criaturas a su favor—. ¡Hacer muchas cosas! ¡Eso me dijo ella!

—¡No vuelvas a dudar del gran Oogie, idiota! —recriminó Shock al diablillo, dándole una colleja a modo de castigo.

—¡Sí, y...! ¿Eh?

Si Adelaida todavía buscaba a Yami, estaría a punto de encontrar una pista. Un pequeño saco de la cintura de Oogie, camuflado con el color de él mismo, se aparto del hombre y flotó en dirección contraria, dirigiéndose hacia la salida a velocidad algo lenta. El monstruo se alarmó rápidamente y lo señaló, furioso.

—¡Atrapadlo!

Si Yami era encontrada y atrapada, Adelaida estaría sola de nuevo. ¿Es que la mujer había olvidado que ella era invisible, pero aquello que cogía, como la bolsita, no? ¿Qué haría para ayudarla? O podía obedecerla asecas y esperar quieta, sin hacer nada. Esperar a que fuese capturada y, seguramente, se convirtiese en la siguiente víctima de tortura del hombre del saco.

[Pharos]

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Espero que disfrutes de mi pequeño intento de composición, he tardado como media hora en atarlo todo bien atado. Ha sido divertido

¡Calabazas y recalabazas! ¡Iban a coger a Yami! Adelaida no tenía pensado quedarse sentada a ver como atrapaban a su nueva amiga... ¡Todavía tenían una fiesta de Halloween por organizar!
Tenía que hacer que aquellos pequeños niños traviesos se despegaran de ella, ¿pero cómo?
Un pensamiento cruzó su mente, a la par que una sonrisa afilada aparecía en su rostro.
"Tal vez sea momento de cambiar de tempo y melodía... Presto podría quedar bien"

La joven sepulturera agarró su pala con ambas manos y cruzó la mazmorra rápidamente hacia Lock, Shock y Barrel, mientras su risilla delirante cortaba el aire. Aquellos pequeños diablillos iban a llevarse el susto de su vida, pues estaban a punto de ser apaleados por un fantasma.
La inspiración asaltó a Adelaida tan pronto como comenzó a sonar la percusión en las huecas cabezas de los niños.

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Soy la Noche
Soy la Arpía
Soy la Bruma
Tú eres mía [¡Clonk!]

Aquí estoy
Ya llegué
Me tenéis
que temer [¡Plank!]

Ja ja ja
Je je je
No intentéis
ni correr [¡Crash!]

Ja ja ja
Je je je
No os podéis
esconder[¡Bong!]

Porque el Terrible Fantasma os va a coger
os va a coger
os va a coger...

Carcajadas malévolentes inundaron el aire en torno a los traviesos niños, asaltados por una fuerza invisible. Adelaida volvió a la carga.

Muajaja
os cacé
os atrapé
os pillé [¡Chass!]

Muajaja
sufriréis
terribles golpes
ya lo veis[¡Crash!]

Pues verme no podréis
Soy el Gran y Terrible Fantasma
y os atormentaré
te lo dije, Barrel

Y, con todas sus fuerzas, Adelaida asestó un tremendo golpe en la cocorota del pequeño esqueleto regordete, que resonó mientras los ojos del pobre Barrel daban vueltas y más vueltas

[Soul Artist]

La canción de Adelaida surtió el efecto que la chica esperaba: los niños se atemorizaron al escuchar algo acerca de un fantasma, y más viendo los efectos paranormales que se estaban dando en la estancia. Sin ermbargo solo duró unos segundos, pues Lock saltó diciendo:

—¡Un fantasma, qué divertido!

El repelente niño saltó hacia la dirección donde estaba la invisible Adelaida, chocando bruscamente con ella y tirándola al suelo. Al chocar contra él, los efectos del hechizo que Yami había utilizado sobre ella fueron desvaneciéndose, volviendo a ser cada vez más visible su cuerpo. Los críos no tardaron en reconocerla y señalarla, sorprendidos de que se tratara de ella:

—¡Eres tú! —se sorprendió Barrel, sin dejar de rascarse la cabeza por el golpe que la joven le acababa de propinar.

—¿Dónde te habías metido? —interrogó la bruja por otra parte.

Antes de cualquier respuesta, fue Oogie el que se adelantó y se aproximó a la chica, formando una larga sonrisa en lo que debía ser su cara que pocas buenas vibraciones traía. La agarró del brazo y tiró hacia él, obligándola a levantarse y mirarle a la cara.

—¡Vaya, vaya, una niñita mala se ha perdido! —rió el saco de bichos mientras sacaba de la bolsita que se había estado transportando en el aire un cuchillo y pasándolo por la mejilla de la joven—. Bueno, está claro que habrá que castigarte...

—¡Petra!

Oogie se quedó petrificado al oír aquellas palabras. Realmente petifricado; su cuerpo, de golpe, parecía formarse de dura roca color grisácea, como una horrible y fea gárgola. Los niños rápidamente se lanzaron a comprobar qué le había sucedido a su ídolo; momento perfecto para que alguien, seguramente Yami todavía con el hechizo de invisibilidad surtiéndole efecto, tirase de Adelaida hacia la salida.

—¡Qué divertido! —aseguró su voz mientras abría la puerta de salida y se desvanecía poco a poco el hechizo, mostrando una Yami alegre y sonriente.

Debían escapar de la mansión lo más rápido posible. Seguramente, Oogie Boogie no estaría eternamente en aquel estado petrificado.

[Pharos]

-¡Gracias, Yami! ¡Algún día tienes que enseñarme cómo lo haces!-respondió mientras corría hacia la salida, al tiempo que se le ocurían decenas de bromas para gastar con aquellos hechizos.

Adelaida corría todo lo que podía. Una mezcla de emoción por la aventura que vivía y miedo provocado por el macabro saco de bichos que le había amenazado con aquel cuchillo. La joven no sabía que podía contener esa bolsita como para que mereciera la pena entrar en un lugar tan...maligno, como aquel. Una cosa estaba clara, su curiosidad sobre la reputación del Hombre del Saco había quedado más que satisfecha por una temporada.

Un escalofrío le recorrió el espinazo cuando vino a su mente la cara sin facciones y abultada que le había sonreído maliciosamente durante un segundo... No era miedo lo que sentía, ningún habitante de Ciudad de Halloween, capital de los horrores y los monstruos nocturnos, sentiría algo más que sobrecogimiento ante cualquier aparición. Era más bien una mezcla de asco y... repelús. Como si un manso murciélago hubiera intentado de veras chuparle la sangre en vez de darle amorosos mordisquitos, como hacían siempre. Como si en el interior de los ojos de Oogie Boogie hubiera una maldad que le resultaba tan ajena y desconocida a Adelaida como la fiesta de San Envalentonado de la que le había hablado Yami...

Distraída por sus pensamientos, había aminorado el ritmo. Aceleró para ponerse a la altura de su amiga y entrar rápidamente en el ascensor que las dejaría cerca de los túneles por los que habían entrado.
Hablando de túneles...¿Por cuál habían venido?

[Soul Artist]

—¿Te apetece tomar un atajo especial? —preguntó Yami una vea salieron del ascensor y estaban próximas a los túneles—. Pero que sea nuestro pequeño secreto.

El arma de la mujer, la enorme llave, volvió a aparecer con un destello en su mano derecha. Se agachó para tomar impulso y la lanzó hacia el cielo, perdiéndose completamente de vista entre las brillantes estrellas. A lo lejos, desde la mansión, se podían escuchar los gritos de furia de un Oogie Boogie recuperado que ordenaba al trío de niños que capturasen a Adelaida, los cuales no tardaron en dirigirse hacia ellas, llamando al ascensor.

No llegaron a tiempo. Desde los cielos bajó una especie de... ¿Vehículo? Volador que se mantenía mágicamente en el aire, de aspecto extraño y difícil de manejar. Yami no dudó en saltar sobre él, tomando el volante, y tomó la mano de Adelaida para empujarla hacia ella y colocarla detrás.

—¡Agárrate, no queremos que te caigas y te mates!

El vehículo despegó y se alejaron rápidamente de la mansión, dejando atrás a los niños y sobrevolando las montañas que atravesaban los túneles.

Probablemente aquella sería la primera vez que Adelaida volaba, por lo que la vista de los territorios de Ciudad de Halloween desde el cielo podían impresionarla gratamente. La luna brillaba con gran intensidad en el cielo, iluminando un frondoso bosque al norte de la ciudad, o la Colina de la luna, al sur. El viento era como una ligera brisa muy agradable, pues Yami pilotaba aquel vehículo sin excesos de velocidad, con tranquilidad.

La mujer acabó aterrizando en la plaza de la ciudad, con algo de calma y sin preocuparse en exceso. Una vez ella y Adelaida se bajaron del vehículo, este desapareció con un destello y Yami se apresuró a volver a taparse con la capucha, mirando a todos lados para comprobar que nadie le había visto.

—¡Bueno, ha sido divertido! —aseguró Yami, ajustándose la capucha para que su rostro quedara inmerso en la más profunda oscuridad, como si de un fantasma se tratara—. Pero nos tenemos que despedir. Tu padre estará preocupado, sí, sí, sí... Y seguramente ahora esos niños te buscarán e intentarán llevar con Oogie... ¿Estarás bien con todo eso? No me gustaría que te secuestraran para ser una víctima de tortuta del saco de bichos, no, no, no. Una vez una niña me contó todo lo que él hacía y me preocuparía que te hiciese lo mismo...

[Pharos]

Adelaida tardó un instante en darse cuenta de que su amiga le estaba hablando, todavía impresionada por el corto vuelo. Anonadada aún, el significado de aquellas palabras se materializó en la mente de la joven.
De repente, los ojos de la aturdida sepulturera brillaron con decisión.

-¡Espera!-exclamó-Quiero ir contigo

La mirada de Adelaida era intensa, como una luna llena en una noche despejada.

-... Bueno, primero habría que avisar a Jack de lo de Oogie Boogie.... Y tendría que pedirle permiso a mi padre-añadió, titubeante-Pero quiero ir...ir contigo. Quiero salir de esta ciudad y ver otros mundos. Quiero componer bonitas elegías. Quiero tocar con la mano la luna y las estrellas. Quiero saber lo que es una fiesta de San Valentón.

La pálida mano de la joven agarró con fuerza la manga de la túnica de aquella buena amiga a la que acababa de conocer.

-No sé dónde vas, Yami, pero quiero ir contigo. Quiero hacer algo más que cavar tumbas

[Soul Artist]

A la mujer le pareció chocar la petición de Adelaida, pero una vez recuperada tomó las manos de esta y le sonrió ampliamente.

—¡Sí, sí, sí! ¡Sería fantabuloso! —saltó ella, bailando con alegría con su nueva amiga y haciéndola moverse también—. ¡Te presentaré a otros de mis aprendices, como Coseno! Sí, sí, sí, ¡nos lo pasaremos todas bien!

Yami invocó la gigantesca llave de nuevo y se la mostró a la joven, haciéndole una reverencia como si de un objeto sagrado se tratase.

—Esta es la Llave Espada, arma de la luz —explicó la mujer, tomándola con las dos manos y colocándola frente a Adelaida—. Con ella podrás hacer frente a los Sincorazón y liberar sus corazones, presos en la oscuridad. ¡Ojo! Son peligrosos, no pacíficos como en este lugar. Intentarán devorar tus órganos y alistarte a sus filas, ¡cuidado!

»Además, con la Llave Espada podrás viajar a otros mundos. ¡Sí, sí, sí! Ciudad de Halloween no es más que una pequeña parte en todo el cosmos, como imaginabas. ¡Y con este arma en tu poder, podrás ver más lugares! ¡Junto a mí! ¡Podré mostrarte chocobos y moguris!

»Pero... Una vez tomes la Llave Espada tendrás una serie de responsabilidades de las que no podrás escapar. Decide bien qué hacer...

El arma estaba delante de Adelaida. Dependía de ella cogerla o rechazarla.

[Pharos]

Adelaida se sintió abrumada al escuchar la respuesta de Yami. Parecía que lo que le estaba ofreciendo, aquella Llave Espada, era algo mucho más grande de lo que ella nunca hubo pedido.

Obligaciones... Ella no había pedido obligaciones, había pedido ver otros mundos. Aquello la venía un poco grande: ¿una joven sepulturera que, de la noche a la mañana, sale de su ciudad y se va por el universo a combatir momias malvadas? Definitivamente, aquel nicho era demasiado grande como para que lo llenara ella.

Estaba a punto de negarse al ofrecimiento de su nueva amiga cuando sintió una punzada de pesar en el corazón. "Con ella podrás hacer frente a los Sincorazón y liberar sus corazones, presos en la oscuridad."
Aquellos seres, los Sincorazón, no parecían seres vivos, o no-vivos, cuando uno se los encontraba. No hablaban, no se quejaban, no se reían y no asustaban a nadie. Además, eran fríos al tacto y producían un escalofrío en el espinazo cuando se los miraba fijamente, como si algo no estuviera bien en ellos. Pero además, su corazoncito estaba atrapado en la oscuridad.

No estaban vivos, no con la vida que llevaban. Pero esa oscuridad de la que hablaba Yami no les dejaba descansar en una tumba.
Eran difuntos sin tumba.
Eran una elegía sin un final.

Afortunadamente para ellos, ella sabía como poner remedio a ambas cosas.

-Vale, si te pones así, acepto.
Adelaida sacó su pala del arnés y se la ofreció a Yami, parodiando su gesto ceremonioso. Entonces, con el rostro más serio que nunca había puesto, dijo:
-Te la cambiaré por tu llave

Apenas pudo aguantar 10 segundos antes de echarse a reir a carcajadas

[Soul Artist]

Yami también echó a reír cuando su nueva aprendiz le ofreció su pala, en modo de gracia. Parecía estar realmente feliz de que la chica de Ciudad de Halloween quisiera viajar con ella, ilusionada y alegre. Aceptó su objeto de entrega y lo observó con detenimiento.

—¡Está bien! Yo tu Maestra de la Llave Espada y tú nuestra Maestra de la Pala del Destino —rió ella, aunque Adelaida no pudiese comprender a quién se refería con "nosotras"—. Puedes llamar a tu arma desde tu corazón. ¡Solo piénsalo y aparecerá! Y también... Toma esto. ¡Es importante para luchar contra la oscuridad que amenaza con destruirnos!

La mujer invocó en su mano un pequeño trozo de metal amorfo y se lo entregó a Adelaida en mano. No tenía una forma específica y parecía adaptarse a cualquier parte del cuerpo.

—Es un trozo de armadura. ¡Sí, para protegerte! Puedes colocártela en cualquier parte del cuerpo y ¡pum! ¡Pam! ¡Pim! Al tocarla te transformarás. ¡Muy chulo!

»Imagino que antes de irnos querrás despedirte de tu padre y avisar a Jack. ¡Vamos, ve! Yo te esperaré aquí, sentada junto a esta fuente de agua verde. ¡Vamos, vuela!

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Venga, que ya acabamos pronto. En el siguiente post puedes manejar a tu padre para despedirte de él y los NPCs que necesites, pero encuentra cualquier dificultad para no poder hablar con Jack.

[Pharos]

Adelaida cogió el pequeño fragmento metálico y lo colocó en su bolsillo. Decidió apresurarse para no tener a Yami esperando el resto de la eternidad. Primero tenía que encontrar a su padre, después iría a hablar con Jack.

La joven se apresuró a llegar a su casa mientras se devanaba los sesos pensando cómo decirle a su padre que se iba a correr aventuras con una completa desconocida sin que le diera un patatús.

Irrumpió en su casa ruidosamente, golpeando la puerta con fuerza para que las oxidadas bisagras le cedieran el paso. Entró rápidamente en el cuarto de estar, provocando que su padre se levantara del ancho sofá en que se sentaba con una cara de seriedad absoluta. Sin embargo, ella bien sabía que aquella cara era la que tenía su padre cuando apenas podía contener su enfado, como si fuera un hombre lobo al atardecer.
Un escalofrío le recorrió las tripas. Pero estaba decidida a irse.

-Papá, es importante-exclamó, dejando al viejo Yorick con la palabra en la boca.

-¿Cómo de importante?-respondió, conteniendo a duras penas su enfado.

-Como aquel ataúd que hicimos para Jack para el Halloween de hace tres años.

El gigante de piel grisácea se sentó de nuevo en el sofá.

-Verás, papá, hoy ha sido un día de locos. Primero estaba cavando una tumba. Luego Lock, Shock y Barrel me destrozan aún más el agujero y me voy con ellos a la mansión de Oogie Boogie. Ahora entiendo por qué es tan peligrosa.-el apresurado ritmo de sus palabras apenas la dejaba respirar- Estos tres me dejan tirada y luego voy y conozco a esta chica, a Yami y damos vueltas y vueltas por los túneles como si fuéramos cohetes-chinchilla hasta que llegamos allí y huimos de Oogie y me dice que se va de nuestro mundo y que esos bichitos tan simpáticos son monstruos malvados y que sus corazones están atrapados y...Quiero irme con ella.

Su padre hizo ademán de levantarse, pero la chica le indicó rápidamente que se sentara de nuevo.

-Quiero irme con ella porque ... porque quiero ver mundo, las estrellas, la luna... quiero leer más poesía, ¡aquí no hay más libros que el que tengo! Y además, aunque me gusta ser sepulturera... Quiero...-tragó saliva-Quiero hacer otras cosas, papá...Quiero componer poesías, elegías... Quiero ayudar a esos Sincorazón a encontrar una tumba como buena Sepultura que soy... Lo siento mucho, pero...

La joven cerró los ojos fuertemente en un vano intento por protegerse de la furia de su padre, que la reprendería a voz en grito como si fuera una banshee sin novio. Sin embargo, en vez de eso, sintió los musculosos brazos de su padre rodearla con fuerza y estrecharla contra su pecho.

-Esta bien, hija mía, puedes irte. No pasa nada.

Adelaida se dejó abrazar, sabiendo que sería la última vez en mucho tiempo que le vería.

-Gracias papá.-respondió, mientras una lágrima escapaba de sus ojos.

Padre e hija se miraron a los ojos. Siempre se habían entendido bien, aún sin decir una sola palabra, tras tantos años de trabajo codo con codo. Sólo con aquella mirada, ambos dos habían dicho todo lo que querían decir, pues para las cosas importantes, ya fueran despedidas o epitafios, la familia Sepultura siempre había sido de pocas palabras.
Siempre dijo más una flor de mármol que todas las letras en bajorelieve.
Siempre dijo más una sonrisa de media luna de una joven aventurera al cerrar la puerta de su hogar que todas las poesías de su arrugado libro.


[...]


Adelaida corrió hacia la plaza con su petate abarrotado de ropa, recuerdos de su Ciudad y su pala. Estaba a punto de llegar a la plaza donde había quedado con Yami cuando recordó que todavía tenía que avisar a Jack de lo de Oogie Boogie. Rey Calabaza precavido vale por dos.
Llamó a la puerta de su casa durante 15 minutos, sin respuesta. Preguntó en el ayuntamiento, sin éxito. ¿Dónde se habría metido?
Finalmente, encontró a Sally, que caminaba furtivamente, como si alguien la persiguiera.

-¡Sally! ¿Sabes dónde está Jack?

La muñequita de trapo le hizo un gesto con el dedo para que se callara sin apartar la vista del final de la calle que llevaba a la Colina de la Luna, hacia donde parecía dirigirse.

-Bueno, si le ves, dile que Oogie Boogie está tramando algo contra él. Tengo mucha prisa Sally, díselo, es importante.

Ella asintió de manera desvaída, como si su mente estuviera ocupada a kilómetros de distancia, mientras seguía bajando por la calle, ocultándose detrás de cada esquina.
Adelaida no tenía tiempo para asegurarse de que Sally entregaba el mensaje. Como ella era tan amiga de Jack, acabaría encontrándose con él y dándole el mensaje. La sepulturera se encaminó con rapidez hacia la plaza de la fuente para encontrarse con su amiga Yami y salir de allí.