[Villa Crepúsculo] Legado

[Light]

Corrió, como alma que le llevaba el diablo. No podía esperar para ver el meteorito en cuestión. Deseaba poder observarlo con sus propios ojos, ya que sucesos como éstos no eran muy habituales en una ciudad tan monótona como lo era Villa Crepúsculo.

Pero… ¿Por qué quería marcharse Light tan de repente? ¿Por el incidente de antes con el cartero? Aunque no lo quería admitir, su orgullo había quedado tan manchado que no podía soportarlo. Light, el chico que no tenía vergüenza de casi nada, ya había sido intimidado dos veces en un día y quería escapar avergonzado de la villa. La vergüenza y el deseo de escapar de la monótona rutina fueron las llaves que desbloquearon su gran determinación, haciendo salir a flote todo su entusiasmo.

El camino no había sido fácil. Aparte del cartero, había múltiples obstáculos que había tenido que superar. Por ejemplo, múltiples grupos de jóvenes de su edad se encontraban visualizando el famoso juego de la fanfarronería, en el que se tenía que mantener una pelota en el aire a base de sablazos con el arma de Struggle. Éste no era un obstáculo difícil para Light, pues simplemente se tuvo que abrir paso a través del personal.

También estaban transportando unos cuantos sacos al garaje que se encontraba al final de la cuesta. Light podría haber atravesado la vía sin problemas, pero el dueño del garaje parecía en apuros, se encontraba exhausto. Transportar unos sacos tan pesados por toda esa cuesta podía resultar un desafío si uno no estaba muy en forma. Tenía prisa, pero no se lo pensó dos veces, Light perdió un minuto para ayudarle a subir un par de sacos, con toda su energía y vigor, a lo que el dueño del garaje le agradeció profundamente. Light no podía comprender a la gente egoísta. Gente que pasaba por delante del pobre exhausto y que no hacían absolutamente nada para ayudarle. Gente que solo se preocupaba por sus problemas, y no por los de los demás. Y… ¿Acaso el no tenía problemas? ¿Acaso eso era una justificación para dejar a alguien tirado? Para Light no lo era.

Finalmente, había llegado a la deseada estación. Era el punto más alto de la Villa Crepúsculo. Desde allí, podía observarse el crepúsculo en su máxima expresión y la ciudad entera, incluyendo las vías ferroviarias que rodeaban la ciudad. También cabía destacar la gran torre del reloj, que era como la guinda del pastel de la villa, el emblema característico de la ciudad. Desde lo alto de la torre, las vistas eran mucho más increíbles. Un turista observando esas vistas podría asegurar que esa ciudad era la más hermosa que había visto. Para Light, era una ciudad repetitiva; Enfermiza.

Pero era muy extraño. Se supone que un meteorito era algo increíble, y si se hubiera chocado con las vías, debía haber causado una enorme cantidad de destrucción. En cambio, no había ni policías ni cintas de prohibido el paso, solo pequeños grupos de cotillas como él. El chico se sintió bastante defraudado, ya que esperaba algo increíble, aunque también se sentía más tranquilo, ya que parecía que no había heridos ni nada por el estilo. De todas formas Light no estaba satisfecho.

—¿Este es el famoso meteorito? ¿Y si ha sido una simple roca? Espera... ¿Y si el paleto de antes no sabe ni lo que es un meteorito? En fin…—observaba decepcionado el horizonte, a la vez que jugueteaba con las asas de la bolsa del azúcar—. Será mejor que lleve esto a casa y haga mi equipaje, aunque no haya meteorito, yo me voy de aquí.

Y se dirigió hacia el túnel para atajar y llegar antes a su casa, pero algo le llamó la atención. Se trataba de un hombre que salía con prisas de la estación, con unas pintas bastante sospechosas. Era alto, moreno y con barba, y además parecía muy fuerte también. Parecía portar un traje de karate; escarlata y negro con múltiples símbolos. También vestía múltiples equipaciones como protección, tales como guantes y hombreras. Tampoco podía pasar desapercibido su parche rojo.

—¿Un... pirata? —pensó Light observando estupefacto.

El individuo en cuestión escondió rápidamente una bolsa de cuero en su traje y procedió a ocultarse en los túneles hacia los que Light se dirigía, con mucha prisa.

¿Un pirata en Villa Crepúsculo? ¿De donde puede venir? ¿Sabrá algo del meteorito o de lo que fuera? Para Light, no era una persona normal, nunca jamás había visto a nadie con aquellas pintas por la ciudad. Esa hombre podía tener las respuestas que Light estaba buscando en ese momento. El chico se internó en los túneles rápidamente con la intención de seguirle, ya que su intuición le decía que descubriría algo. Así fue como Light pasó del misterio del meteorito al misterio del pirata.

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Como escribiste lo de "comenzaba a ascender a toda velocidad la colina que lo llevaría a la estación, sorteando toda clase de obstáculos con renovada energía" he añadido lo de fanfarronería y los sacos. Sospecho que he hecho mal añadiéndolo...
PD: ¿Post demasiado largo?

[Zee]

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No, está bien. No has controlado la situación, meramente has descrito el ambiente. Como no interfiere con las acciones del GM ni contradice lo previamente dicho, no hay razón por la cual deba reprochártelo o quitarte PX.

Light se distrajo de inmediato cuando su mirada se topó con aquel extraño individuo, de vestimentas igualmente peculiares. Parecía una extraña mezcla entre un pirata, un karateka y un guerrero, por lo que el muchacho no pudo evitar que le llamara la atención.

Se metió por la entrada que llevaba a los túneles, como si buscara no ser visto mientras caminaba por la ciudad (bueno, con esas pintas, cualquiera...). Curioso y siguiendo su primer instinto, Light decidió seguirle a una distancia prudente, así que olvidó todo el asunto del meteorito y se metió por los túneles.

Si uno no era nativo, se perdería con facilidad en aquel laberinto subterráneo. Sin embargo, aquel "pirata" parecía saber a dónde se dirigía, pues no vaciló ni un instante al abrir oxidadas puertas con los botones correspondientes o a girar en tantos recodos que parecería caminar en círculos. Y como Light conocía aquellos túneles, o por lo menos en un pequeño grado, no tuvo mucha dificultad en seguirle la pista a aquel hombre.

Cuando llegaron a lo que parecía una bodega, repleta de cajas de madera y con sus puertas perfectamente aseguradas con palancas, el extraño hombre se detuvo. Bajó los altos escalones (¿cómo se las arreglaban para subir cajas por allí?) y al llegar al nivel inferior, silbó una señal de tres notas.

Desde un rincón oculto tras varias cajas, apareció otro hombre, aunque mucho más joven. Al igual que su compañero, llevaba vestimentas bastante curiosas, aunque diferían en estilo a las del otro: las suyas eran mucho más simples, aunque no por ello menos llamativas; una ligera camisa de lino con su pantalón a juego y botas de cuero, todo cubierto por una larga y gruesa capa de color marrón, que habría ocultado por completo las prendas que iban debajo si el hombre no se hubiese movido en la dirección adecuada.

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—Se me, eh, ha olvidado la señal... —declaró, saliendo todavía más de su escondite y acercándose a su compañero—. ¿Podemos, erm, fingir que ya te respondí y, em, que ya sabes que estoy completamente solo?

El otro hombre dejó escapar una sonora carcajada ante las palabras del joven mientras se daba unas palmaditas en la pierna.

—¡Al menos esta vez no te has quedado dormido en el punto de reunión, Kazuki! Venga, venga, ¿qué tienes para decirme?

El supuesto Kazuki se acercó a su compañero y bajó el volumen de su voz. Desde donde estaba parado, oculto detrás de la pared de la entrada, Light no podría escuchar nada. Tendría que acercarse y, si lo lograba meterse detrás de una caja, con suerte podría escuchar la conversación. Claro que... nada le aseguraba que no le verían pasar.

[Light]

Ambos se habían internado inmediatamente en los túneles de Villa Crepúsculo. Esos pasadizos eran de utilidad para atajar, ya que gracias a ellos se podía llegar sin problemas a lugares lejanos de la estación, tales como las terrazas del atardecer o la plazoleta del tranvía, entre otros.

Light, sigiloso como podía, seguía la pista del pirata disimuladamente, intentando no hacer mucho ruido para no ser descubierto. El chico se quedaba esperando en las esquinas, y solo avanzaba cuando el individuo sospechoso doblaba éstas. Se sentía un poco ridículo.

Y aunque Light intentaba ser lo más sigiloso posible, sus pasos eran torpes y toscos. Lo peor de todo eran aquellos múltiples peldaños que tenía que bajar con cuidado, ya que en lugares como esos túneles, era fácil escuchar sonidos tales como pisadas. De todas formas, el pirata parecía no darse cuenta de su presencia, así que supuso que no lo debía estar haciendo tan mal.

Algo que le llamó la atención fue que ese pirata se orientaba bien, demasiado, y Light nunca había visto a semejante sujeto por la Villa Crepúsculo. Conocía los interruptores que funcionaban con cada puerta, y no dudaba ni un segundo en sus movimientos. Parecía conocer mejor el túnel que él...

Finalmente, el individuo se frenó ante lo que debía ser una despensa o algo parecido. Había múltiples cajas y bien protegidas con múltiples puertas de seguridad. Light ignoraba totalmente el contenido de estas cajas, aunque tampoco le importaba demasiado. Lo que más le llamó la atención fue el siguiente personaje que haría acto de presencia.

El pirata había descendido por los grandes escalones y había silbado tres notas diferentes por razón desconocida para Light. Un joven, peculiar, salió de su escondite a su encuentro.

—Había me, eh, ha olvidado la señal... —se acercaba distraído al pirata—. ¿Podemos, erm, fingir que ya te respondí y, em, que ya sabes que estoy completamente solo?

—¡Al menos esta vez no te has quedado dormido en el punto de reunión, Kazuki! —exclamaba su compañero tras soltar una retumbadora carcajada—. Venga, venga, ¿qué tienes para decirme?

¿Un mago?, pensó Light, observando únicamente su atuendo, incrédulo, analizando la enorme capa que cernía sobre él. Su abuela también era maga y podía conjurar tormentas, pero no llevaba una prenda tan extravagante. Tenía el pelo castaño y portabas prendas rojizas y marrones, a juego con la gran capa blanca y marrón que las ocultaba. Debía ser más joven que el pirata y mayor que Light, parecía una persona bastante peculiar. Su personalidad hacía contraste con la del pirata, sin duda eran una curiosa pareja.

Esos dos individuos parecían venir de una fiesta de disfraces, pero el chico no había oído hablar de ninguna, y en Villa Crepúsculo los rumores se propagaban fácilmente… solo hacía falta fijarse en el accidente del meteorito. Además había otro dato interesante, el pirata había dicho: <<Esta vez no te has quedado dormido en el punto de reunión>>. Esto podía explicar la razón por la que el pirata se había manejado tan hábilmente por el laberinto subterráneo, aquel era su punto de reunión, su escondite. Light llegó a la conclusión que tenían que hacer algo de enorme importancia que no debía ser revelado a nadie más.

Su teoría ganó más fuerza cuando bajaron sus tonos de voz. Parecían concentrados en la conversación. Habían bajado tanto la intensidad en sus tonos de voz que el chico no podía escuchar prácticamente nada desde su sitio, debería acercarse. Observó el lugar, debía bajar los escalones de enorme altura (que había demostrado anteriormente que no eran su especialidad) y ocultarse tras una de las cajas. Si sumamos que podían verle con un simple giro de cuello, las probabilidades de éxito eran ínfimas.

Canteo total… ¿Pero por qué tengo que meterme en conversaciones ajenas?, se replicaba así mismo sin entender lo que hacía allí, intentando pensar un plan, pero era inútil. No podía bajar de un salto todos los escalones, haría el suficiente ruido para ser descubierto, y si los bajaba poco a poco, se arriesgaba a tardar demasiado y que en algún momento le descubrieran con las manos en la masa. Además su altura le hacía demasiado llamativo para pasar desapercibido...

Light cogió respiración y optó por la segunda opción, pero no podemos olvidar que era demasiado torpe en los que se refiere al sigilo. Empezó a bajar los escalones, con los pies en puntillas para minimizar el ruido, pero el efecto fue totalmente el contrario. El chico, con su poco cuidado y con las malas prisas por no ser descubierto, pisó mal en el segundo escalón, y se precipitó violentamente sobre el suelo acompañado de su bolsa, de bruces. La caída no había sido de mucha altura, pero se sentía muy dolorido. Al menos las bolsas del azúcar estaban intactas, ya que de hecho se encontraban protegidas por la bolsa de papel.

—Joder… la he liado parda... —mascullaba.

Como había aterrizado de tal forma, le dolía bastante la cabeza, y todo en general. Tenía ligeras magulladuras por todo el cuerpo, pero nada grave que la abuela no pudiera curar con sus conjuros. No se había roto nada, pero no podía moverse. Tenía los ojos cerrados y se resentía del dolor. Iban a descubrirle.

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Edito porque se me había olvidado un guión

[Zee]

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¿Una caída directo hacia ellos? ¿En serio?

El estruendo fue increíble. Y no porque Light se hubiese roto varios huesos (aunque sin duda así lo pensó), sino porque las bolsas que llevaba consigo hicieron un ruido tan espantoso que uno hubiera pensado que estaban hechas de cristal. Y mientras más intentaba ponerse de pie el muchacho, más se revolcaba en ellas y hacía crujir el papel más y más... Y para hacer más grave el problema, el pobre Light no podía dejar de quejarse. ¿Se había golpeado la cabeza? Es que todo le dolía demasiado...

—Joder… la he liado parda... —se quejó, sintiendo que todo el mundo se le ponía de cabeza. Pero incluso entre las punzadas de dolor que todos los sitios de su cuerpo le transmitían, pudo seguir escuchando, aunque a trozos, la conversación:

—Ronin, hay alguien allí —señaló el que antes había sido llamado Kazuki. Ronin y Kazuki, entonces... A ver si no los olvidaba entre tanta agonía...

Light no pudo verlo, pero Ronin puso los ojos en blanco.

—Gracias, Maestro de la Obviedad —respondió sarcástico el otro hombre, el que parecía un samurái—. ¡Pero bueno, parece que tenemos un pequeño espía! Tenemos muchos de éstos últimamente, ¿sabes? —Ronin dejó salir una risotada. En aquel momento, Light se desvaneció y dejó de escuchar la respuesta de Kazuki y las consecuentes carcajadas de su compañero. Lo único que sentía era dolor... ¿Acaso... acaso se había golpeado la nuca? ¿Podría su abuela curarlo? Seguro que sí... si es que aquellos desconocidos lo dejaban ir, por supuesto.

De pronto, una palabra clave le trajo sus sentidos de vuelta:

—¿...ieto? Creo que la ex-Maestra Ágatha dijo algo de que, eh, había salido a comprar azúcar.

—¿Es él, estás seguro? Conociéndote, yo no podría estarlo... pero vamos, como si es o no el chaval que Furier ha recogido, no podemos dejarle ahí tirado, ¿verdad? —Ronin parecía estar insinuando algo, a juzgar por el tono de su voz. Pasaron unos cuantos segundos en los que Light sólo escuchó su cerebro palpitar en su cráneo, y luego:

—¡Oooooh...! —Kazuki comprendió de pronto a lo que su compañero se refería—. Quieres que lo sane, ¿no? Bueno, eso se puede hacer, eh, sí... Veamos, ¿cómo era...? Ah, pues claro... ¡Cura!

[Light]

Patético, así era como se sentía Light Hikari tras el simple tropezón que le delató. ¿Cómo había podido cometer un error tan garrafal? ¿Era el destino que quería burlarse de él? Se encontraba tirado en el suelo, temeroso, preguntándose que harían aquellos “personajes” con él. Estos "personajes" no tardaron mucho en reaccionar.

—Ronin, hay alguien allí.

Que va... es un efecto óptico, susurró Light con fría ironía. Ronin y Kazuki eran los nombres de áquellas personas. Obviamente, Light no había oído esos nombres en su vida. Confundido y sin darle importancia a sus nombres, el chico intentaba levantarse, pero le era imposible. Su cuerpo no respondía, lo tenía entumecido. En ese momento estaba indefenso ante Ronin y Kazuki, y no podía hacer nada para defenderse, era una presa fácil.

—Gracias, Maestro de la Obviedad —respondió Ronin, sarcástico como Light—. ¡Pero bueno, parece que tenemos un pequeño espía! Tenemos muchos de éstos últimamente, ¿sabes?

—No sé quienes sois, pero no… hagáis… algo… de lo que os… podáis… arrepentir… —balbulceaba lo primero que se le venía la cabeza, mientras utilizaba sus últimas fuerzas para intentar levantarse, que le abandonaron por completo en ese instante y perdió completamente el sentido.

Le había invadído una enorme somnolencia. Ya era el segundo de los trances en un día, mentalmente había colapsado. El nunca se había considerado una persona sensible, nunca había experimentado lo de ese día, y no se imaginaba lo que le faltaría por experimentar. No supo cuanto tiempo pasó inconsciente, ni obviamente de lo que hablaron áquellos sujetos mientras dormía, pero el chico no tardó en despertar.

—¿...ieto? Creo que la ex-Maestra Ágatha dijo algo de que, eh, había salido a comprar azúcar.

Recuperó la razón instantáneamente. Le había parecido escuchar la palabra clave, “Nieto”. Múltiples preguntas se hizo en ese momento. ¿De que conocían a su abuela? ¿A que se referían con ex-Maestra? ¿¡Por que su abuela les había hablado de él!? Aunque sus dudas eran muchas, sus músculos no le respondían y no podía hacer nada.

Vieja… ¿Qué coño has hecho? ¿Quiénes son estos tíos?, se preguntaba sin poder desviar la vista del suelo, y a punto de volver a perder el sentido.

—¿Es él, estás seguro? Conociéndote, yo no podría estarlo... pero vamos, como si es o no el chaval que Furier ha recogido, no podemos dejarle ahí tirado, ¿verdad?

Light se sorprendió... ¿Cómo sabían que Ágatha Furier le había recogido? Demasiada información tenían, esto ya era bastante absurdo, pero estaban en lo cierto. Sus padres habían desaparecido y esa vieja bruja había cuidado de él. ¿Serían amigos de Ágatha? Su cabeza no paraba de dar vueltas.

—¡Oooooh...! —Kazuki captó las intenciones de Ronin—. Quieres que lo sane, ¿no? Bueno, eso se puede hacer, eh, sí... Veamos, ¿cómo era...? Ah, pues claro... ¡Cura!

“Cura”. No era la primera vez que oía ese conjuro, de hecho lo había oído pronunciar de su abuela, Ágatha Furier, una bruja. Se trataba de un hechizo curativo que sanaba sin problemas las heridas más simples. El chico no tardó en experimentar sus efectos, sintió una energía revitalizadora que le devolvió la movilidad de sus músculos y que le iba aliviando del dolor. También se encontraba más calmado que antes.

Light pudo abrir los ojos, y se levantó rápidamente como si su vida dependiera de ello. Los dolores desaparecían y no tenía ni rozaduras ni nada por el estilo, estaba como nuevo. Atisbó seriamente a la pareja que le rodeaban, aún con desconfianza, pero algo era seguro, y es que le habían curado. El joven se sentía en deuda con ellos y estaba avergonzado por su comportamiento. Tampoco entendía porque le habían curado, algún motivo tendrían.

—Esto… gracias por la curación... —agradeció avergonzado, llevándose la mano a la sien y sin saber por donde empezar a preguntar—. Y... lo siento por lo de antes... yo no quería espiarles— se disculpó bajando la cabeza, aunque mentía en parte de lo que decía—. Bueno... en realidad sí, pero vuestras pintas me parecieron razón suficiente para seguiros, está claro que no sois de aquí... ¿estoy en lo cierto?

Era obvio, no hacía falta ni preguntarlo. Pero eso no era lo más importante que quería preguntarles. Antes de seguir con las preguntas, debía dejar su grosería aparte y presentarse ante ellos.

—Y sí, en efecto, yo soy Light Hikari, el nieto de Ágatha Furier —se presentó, con un semblante más serio y calmado—. ¿Conocéis a mi abuela?

[Zee]

Inmediatamente las heridas que afligían al joven desaparecieron. El profundo dolor que sentía en su cabeza se fue en un instante y los sentidos se le esclarecieron. Una extraña fuerza mágica lo embargó y le permitió ponerse de pie para contemplar a los dos extraños hombres que habían decidido sanarlo.

—Esto… gracias por la curación... —les dijo—. Y... lo siento por lo de antes... yo no quería espiarles— se excusó, cabizbajo. Mentía, sin embargo, así que tras unos segundos de considerarlo, se corrigó—: Bueno... en realidad sí, pero vuestras pintas me parecieron razón suficiente para seguiros, está claro que no sois de aquí... ¿estoy en lo cierto?

Ninguno de los dos hombres contestó. El que se hacía llamar Kazuki intentaba espantar un mosquito, distraído; mientras que Ronin sólo observaba a Light con una ceja alzada. Light consideró que no le decían nada por sus modales, por lo que decidió presentarse ante ellos:

—Y sí, en efecto, yo soy Light Hikari, el nieto de Ágatha Furier ¿Conocéis a mi abuela?

—Oh, si es nieto de la ex-Maestra Ágatha entonces, erm, no hay problema alguno en decirle, ¿no, eh, Ronin?

—Si la abuelita lo ha estado entrenando sin supervisión de un Maestro activo, puede haber problemas, ¿sabes? —contestó el hombre del parche. Hizo unas muecas, como si pensara sus siguientes palabras. Luego asintió con la cabeza y curvó los labios, como aprobando su idea—. Oye, chaval, me imagino que ya sabrás qué es lo que mi amigo tiene por allí, ¿no?

Ronin señaló con el dedo hacia donde se hallaba Kazuki. El muchacho no había puesto mucha atención, especialmente por el golpe, pero ahora el más joven de los dos llevaba un extraña arma en su mano. Sin duda alguna, una espada no era. Tenía una forma bastante peculiar, como la llave de una cerradura, aunque la empuñadura era un salvavidas de color gris y los dientes eran varias chimeneas antiguas, de las que silbaban cuando dejaban salir el humo. Toda ella era de color plata, y la punta brillaba con una extraña luz. ¿Acaso... acaso el hechizo había brotado de allí?

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[Light]

—Oh, si es nieto de la ex-Maestra Ágatha entonces, erm, no hay problema alguno en decirle, ¿no, eh, Ronin?

¿Por ser nieto de la ex-Maestra? ¿Acaso aquello era un club de elite? ¿A que se referían con ex-Maestra? Light nunca había oído que su abuela fuese profesora o nada parecido, siempre había oído hablar de ella como la mejor chef de dulces del lugar. ¿Serían dos aprendices de chef? Light se iba a tronchar de la risa, así que quitó esa idea absurda rápidamente de su cabeza.

—Si la abuelita lo ha estado entrenando sin supervisión de un Maestro activo, puede haber problemas, ¿sabes?

¿Entrenamiento? Ambos parecían estar al corriente de sus entrenamientos con ella. Su abuela siempre le instruyó en el arte del kendo, en el manejo de la espada. Era muy severa y sus entrenamientos llegaban a ser extenuantes, pero eso le ayudó a fortalecer en gran medida su cuerpo. También le enseñó sobre las criaturas conocidas como sincorazón, que su llegada a la villa podía significar el fin del mundo, y que debía entrenarse intensivamente para sobrevivir. Para Light, se trataba simplemente de paranoias suyas que nunca se harían realidad.

—Oye, chaval, me imagino que ya sabrás qué es lo que mi amigo tiene por allí, ¿no? —añadió Ronin señalando hacia Kazuki, tras meditar brevemente.

Light desvió la vista hacia el objeto que portaba el citado mago. Era bastante... rara... ¿una llave? Light intentaba adivinar de que se trataba en realidad, pero no tenía otra explicación, era una llave gigante. Ese utensilio de color grisáceo tenía en el filo como una especie de chimeneas, de esas que salían en los barcos de vapor de los dibujos animados. ¿Para que debía servir ese objeto en realidad? Lo primero que pensó Light es que se podía tratar de una llave maestra como las de las películas, pero era demasiado grande para entrar en las cerraduras normales... ó también podía ser un juguete, las chimeneas y el flotador (bastante infantiles) y esa luz extraña lo demostraban. De todas formas, nunca había visto un objeto como ese.

—Pues no, no tengo ni idea —respondió franco y conciso, intentando relacionar esa llave con su abuela de alguna manera—. ¿De que se trata? ¿Una llave maestra? ¿Un juguete? Parece un objeto muy peculiar...

[Zee]

—¿Un juguete? ¡Ja! No, chaval, lo que ves aquí no es ningún juguete —aclaró Ronin, mientras señalaba con el dedo a la peculiar arma que Kazuki llevaba en la mano—. Es una Llave-Espada, muchacho. Un arma muy especial portada por gente especial. —explicó.

—El universo se, eh... compone de luz y oscuridad —intervino Kazuki en ese momento, como complementando la explicación de su compañero—. Deben estar en, esto, perfecto balance y equilibrio, sí. Y para mantener ese balance existen los portadores de la Llave-Espada.

Aquellos dos hombres eran portadores de la Llave-Espada, ¿entonces? ¿Significaba eso que protegían el equilibrio al viajar entre los mundos? ¿Acaso estaban en Villa Crepúsculo para ocuparse de algún asunto que comprometiera el balance entre luz y oscuridad?

Ronin había salido sospechosamente de la estación de trenes con una bolsa de cuero oculta, después de todo. ¿Tendría su contenido algo que ver? ¿Estaría el meteorito relacionado?

—La cual, me parece, tú y tu abuela conocen bastante bien —continuó Ronin, suspicaz, refiriéndose a la Llave-Espada. No parecía muy enfadado, sin embargo. Aunque tal vez sólo estuviese haciendo el papel del policía bueno, pues además preguntó—:¿Te ha sacado a otros mundos, muchacho? ¿Te ha enfrentado ya a Sincorazón?

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Lamento la simpleza de mis posts últimamente. Apenas tengo tiempo para actualizar debido a que tuve que tomar un viaje de emergencia. Perdona las molestias ^^

[Light]

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Sin problemas, no te preocupes xD.
Editado: Por cierto, los diálogos y las acciones de nuestros NPC los controlamos nosotros, no?

—¿Un juguete? ¡Ja! No, chaval, lo que ves aquí no es ningún juguete —explicaba Ronin mientras Light seguía analizando la llave que éste señalaba—. Es una Llave-Espada, muchacho. Un arma muy especial portada por gente especial.

—El universo se, eh... compone de luz y oscuridad. Deben estar en, esto, perfecto balance y equilibrio, sí. Y para mantener ese balance existen los portadores de la Llave-Espada. —añadía Kazuki, remarcando la utilidad de su misteriosa llave.

¿Se suponía que ese pirata y ese mago al final eran defensores del universo? Light estaba asimilando toda la explicación. Parecía que al final no se trataban de personas normales, ya que después de todo, tenían ese objeto misterioso... la Llave-Espada...

Al fin y al cabo esa misteriosa llave no era un juguete... ¡Qué va! Era ni nada más ni nada menos que el arma que mantenía el balance de luz y oscuridad. Se encontraba algo perdido, aunque tampoco demasiado. Su abuela ya le había hablado de la luz y de la oscuridad, sobre la ruptura del equilibrio que ocasionaban los Sincorazón, pero para Light solo habían sido leyendas, mitos sin fundamento. Cuanto más observaba esa llave, más empezaba a creer todo lo que su abuela le había contado. Esa enigmática llave espada era muy especial...

La llave espada era una novedad para él, y es que Light aún no entendía como una llave gigante podía proteger el balance entre la luz y la oscuridad, era incomprensible. Iba a preguntárselo, pero Ronin se adelantó.

—La cual, me parece, tú y tu abuela conocen bastante bien —continuó Ronin, errando, ya que el alumno de Ágatha nunca había oído hablar de las llaves en cuestión—. ¿Te ha sacado a otros mundos, muchacho? ¿Te ha enfrentado ya a Sincorazón?

—A ver... sobre los Sincorazón... —confirmó Light algo confundido por las preguntas del pirata—. Según me ha dicho, los Sincorazón son criaturas apocalípticas que se expanden sin contemplaciones, y que devoran el corazón de sus víctimas, pero no sé nada sobre la llave... espera...

Light había llegado a una conclusión rápidamente usando la lógica. Si los Sincorazón eran los que rompían ese equilibrio, y esa llave servía para preservarlo, ese objeto debía ser un arma para vencerlos. Estaba completamente seguro de que estaba en lo cierto, tenía sentido.

—Si esas criaturas destruyen el balance entre luz y oscuridad... esas Llaves-Espadas deberían ser armas para erradicarlos, ¿estoy en lo cierto? —razonaba, con la mano en el mentón y señalando con su otra mano la llave grisácea con que el mago Kazuki aún portaba—. De todas formas... yo nunca me he enfrentado a los Sincorazón. Y sobre los mundos... no sé de lo que están hablando... —terminó de responder sus preguntas, musitando incrédulo con sudores.

Existían más mundos, a eso se deberían estar refiriendo. El chico no supo que decir al respecto, así que agachó la cabeza, quizás avergonzado por no saber nada sobre el tema. ¿Como era aquello posible? El solo conocía su ciudad. La abuela nunca le había contado nada acerca de otros mundos...

—Espera... —empezó Light a sacar conclusiones que nunca se había replanteado—. Mi abuela me dijo que si los Sincorazón aparecían podían destruir esta ciudad... ¿Cómo sabe tanto si nunca han aparecido por aquí? —se preguntó, convenciéndose de la existencia de otros mundos, y a lo que continúo interrogando—: ¿Acaso han destruido otros mundos? ¿Cómo no me he dado cuenta?

El chico se sintió afortunado por haberse encontrado con esos defensores del equilibrio, le habían aclarado muchas cosas, aunque no era suficiente. Light tenía que preguntarle más cosas a su abuela; sobre los mundos, sobre su relación con esos tipos y sobre la Llave-Espada. Necesitaba que otro personaje entrase en escena: Ágatha Furier.

—Si no les importa... creo que no es seguro hablar aquí, pueden estar escuchándonos. Mi abuela estará encantada de recibirles, allí podremos hablar tranquilamente de todo, así que por favor, seguidme hasta mi casa —les invitó, como señal de disculpa por haberles espiado, y como agradecimiento por la curación, al fin y al cabo unos conocidos de su abuela debían ser de fiar—. Además mi casa esta muy cerca, en la plazoleta del tranvía, podemos llegar rápidamente desde una de las salidas del subterráneo.

[Zee]

Kazuki dejó salir un gran bostezo, mientras Ronin exhibía en su rostro un semblante algo molesto.

—Chaval, hablas demasiado. ¿Te parece si le damos un "Sí" a todo? —comentó el hombre, sacudiendo la mano como para restarle importancia al asunto—. Los Sincorazón buscan consumir los corazones y sumirlos en la oscuridad, incluyendo los corazones de los mundos. Cada estrella es mundo, amigo; y cada estrella que desaparece, es un mundo que ha caído.

Limpiándose los párpados con la punta de los dedos, Kazuki intervino, no muy entusiasta:

—Acabo de eh, estar en casa de tu abuela —explicó—. Pero supongo que, eh, que estés allí presente facilitará las, esto, cosas, sí...

—Te seguimos, chaval —declaró Ronin, haciendo un movimiento con la mano para cederle el paso a Light. Ahora dependía de él llevar a aquellos dos extraños guerreros a hablar con su abuela, quien, aparentemente, era uno de ellos.

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Tú puedes controlar a los NPC's, siempre y cuando sean de tu creación. Eso no significa, sin embargo, que no pueda controlarlos yo también cuando lo vea necesario. El problema es que, como son tuyos y no los conozco realmente, cabe la posibilidad de que los haga comportarse como no lo harían en verdad

[Light]

"Cada estrella es mundo, amigo; y cada estrella que desaparece, es un mundo que ha caído"

Eran las palabras que seguía reteniendo Light en su cabeza, y que intentaba asimilar. Confiaba plenamente en las palabras de Ronin, pero de todas formas, Ágatha Furier tendría que confirmárselo.

No iban a tener que andar mucho más. Una salida del subterráneo daba a parar precisamente a su vistosa tienda, repleta de rótulos luminosos. Sin duda, era uno de los locales más llamativos de aquella gran zona comercial conocida como la plazoleta del tranvía.

Y era obvio pensar que su casa no se podía encontrar muy lejos. Allí se hallaba su simple morada, una vivienda de dos pisos con fachada anaranjada y localizada enfrente del llamativo establecimiento de dulces que regentaban.

Light Hikari, acompañado de sus dos invitados, había conseguido llegar al lugar acordado. No le pareció que nadie les viera pasar, lo que era un alivio, ya que los trajes de sus acompañantes eran muy vistosos. El chico tocó el timbre, esperando que su abuela lo escuchara y les abriera. Esperaron unos segundos... pero nada. Parecía que no había nadie...

—Que raro... la abuela siempre esta en casa a estas horas —comentó Light en voz baja empezando a buscar la llave que necesitaba en los bolsillos de sus vaqueros.

Pero no hizo falta de ninguna llave. La puerta se abrió, con lentitud. Sola. ¿Desde cuando las puertas se abrían por arte de magia? Desde que su abuela era una bruja...

El joven, extrañado, cedió el paso primero a sus invitados, y después el mismo cruzó la puerta, que se cerró al segundo violentamente con un estruendo. A Light se le puso la piel de gallina, esa sensación la había experimentado antes. Aquello no era normal, algo no iba bien. La guerrera que no conocía la piedad, la exterminadora sin parangón, la bestia, arremetió contra su nieto.

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Ágatha Furier le había reventado el abdomen con su bastón, como si de un martillo se tratara, que hizo que el chico se estremeciera, dejándose caer de rodillas en el suelo. El joven, sin respiración, pensaba que su estomago había sido destruido en pedazos. La mujer dedicó una mirada fiera a los acompañantes de su nieto. No quería que intervinieran en la discusión que iba a dar lugar, bajo ninguna circunstancia.

—¡Tú!—bramó la mujer, con tono severo y chillón, señalando al debilitado muchacho con su bastón—. ¿¡Se puede saber qué horas son estas!?

Aquella era la famosa Ágatha Furier, su abuela adoptiva. Se trataba de una mujer de aspecto mayor (Aunque ella aseguraba tener 50 años) con el cabello rubio. Pese a que su estatura era bastante pequeña y portaba un vestido violenta elegante, las apariencias engañaban. Aparte de ser una bruja, esa señora era una violenta guerrera; de hecho, había sido la maestra de Light en el arte del combate. Amable en los negocios y severa en la educación, su maestra iba a exigirle una muy buena explicación. ¿Harían algo Ronin y Kazuki para calmar a la bestia?

[Zee]

Ronin y Kazuki no dijeron nada ante la muestra de disciplina que la ex-Maestra Ágatha Furier había exhibido frente a ellos. Al parecer, consideraban que la educación del muchacho dependía completamente de ella y que sería una completa falta de educación intervenir. Por ello, pese a que definitivamente observaron todo, decidieron no replicar nada al respecto y, en cambio, presentarse (en caso de Ronin, por lo menos) y explicar su visita.

—Madame Furier, ¿no es así? —inquirió Ronin, dedicando una leve inclinación de cabeza. Educadamente, se presentó—: Aunque no me parece haber coincidido con usted en ninguna Misión, recuerdo que estuvo presente en mi Examen de Ascenso a Maestro. Si la memoria no me falla, claro. Mi nombre es Ronin, madame.

—Maestra Furier —intervino Kazuki, sin preocuparse por añadir el prefijo "ex", como si le pareciera una falta de respeto a la mujer—. Lamentamos molestarla de nuevo, eh, pero parece que mi compañero y yo hemos, esto... encontrado a su nieto.

Un dedo acusador señaló a donde Light todavía se hallaba de rodillas, sosteniéndose el estómago con una mueca de incomodidad y dolor en el rostro.

—Ése es mi nieto, sí —confirmó la mujer, quien alzó una ceja mientras decía—: ¿Habéis venido finalmente a reclutarlo? Ya era hora, a sabiendas que es su legado. Está en su sangre, después de todo.

—¿Su legado, en su sangre?—repitió Ronin, como si estuviese algo incrédulo ante las palabras de la mujer. El hombre intercambió una leve mirada con Kazuki, quien simplemente se encogió de hombros.

—¿Oh, no lo sabíais? —interrogó Ágatha, levemente sorprendida. Señalándolo con su bastón, explicó—:Light es el hijo del matrimonio Hikari; hijo de Licht y Dawn...

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Espero no haber controlado mal a tu abuela. Si tienes algo que señalar, no dudes en comunicármelo.
PD: No se te olvide que Kazuki ya había visitado a la ex-Maestra.

[Light]

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No hay ningún problema.

Dolor. El golpe que había acabado de recibir había sido muy agresivo. Ágatha Furier tenía una fuerza sobrehumana... y aquella sacudida solo era una pequeña demostración de su poder. El chico no se quería imaginar cuan poderosa había tenido que ser en su juventud, simplemente le aterrorizaba.

Si era tan educado con las personas mayores, era por su abuela. Esa maniática de las maneras le había educado a base de duros mamporros, por lo que no era el primer golpe que recibía de ella. El joven herido presionó su estómago para aliviar el dolor. Incluso en su estado, la mujer no sintió compasión alguna, de hecho, siguió regañándole.

—¡Llevo esperando una barbaridad! Necesitaba ese azúcar para cocinar... ¿¡Y vas tú y te entretienes por la calle!? —le recriminaba a su nieto sin comtemplaciones, colérica, mientras le arrebataba la bolsa de azúcar que deseaba con tanto ahínco.

—Algo pasaba con los trenes... una obstrucción... y yo sólo fui a comprobar lo que ocurría...

—¿Ah sí? —preguntó con sorna, haciéndose la sorprendida—. ¿Y al final de qué se trataba?

Mier-da, dijo para sí. Al final no había descubierto si se trataba de un meteorito de verdad. Sin duda alguna, su abuela ya había ganado la discusión... como siempre. Era un jaque mate en todas las de la ley. El chaval agachó la cabeza, derrotado, se encontraba otra vez acorralado por una mujer mayor. Ésta levantó aún más su severo rostro.

—¡Pero qué nieto más tonto tengo! Y has debido estar molestando al bueno de Kazuki y a...

—Madame Furier, ¿no es así? —preguntó Ronin, antes de introducirse a la señora dudosa de su identidad—. Aunque no me parece haber coincidido con usted en ninguna Misión, recuerdo que estuvo presente en mi Examen de Ascenso a Maestro. Si la memoria no me falla, claro. Mi nombre es Ronin, madame.

Su abuela asintió con una tierna sonrisa a Ronin, como si le resultara ligeramente familiar.

—Maestra Furier —intervino el educado de Kazuki—. Lamentamos molestarla de nuevo, eh, pero parece que mi compañero y yo hemos, esto... encontrado a su nieto.

El joven tragó saliva. Chivato, eso era lo que pensaba de Kazuki en ese momento. Humillado, sólo podía rezar. Si su abuela se enteraba de que había estado espiando a aquellos dos, estaba muerto.

—Ése es mi nieto, sí —afirmó Ágatha, seguramente avergonzada por el espectáculo que había acabado de realizar—. ¿Habéis venido finalmente a reclutarlo? Ya era hora, a sabiendas que es su legado. Está en su sangre, después de todo.

El joven abrió los ojos como platos, y tragó saliva por segunda vez, aterrado. ¿Reclutarle? ¿A dónde se le iban a llevar? ¿Era una especie de castigo que tenía que recibir? ¿A qué se refería con la sangre?

—¿Su legado, en su sangre? —preguntaba Ronin, intercambiando miradas dubitativas con su compañero.

—¿Oh, no lo sabíais? —interrogó una Ágatha sorprendida por la reacción dubitativa de Ronin, señalándolo con el palo a su nieto—. Light es el hijo del matrimonio Hikari; hijo de Licht y Dawn...

—¿¡Qué!? —soltó Light de un grito, pues ya era la gota que colmaba el vaso en lo que llevaba de día. ¿Eran sus padres famosos? Ya no sabía que pensar de todo aquello...

—¡Silencio!—le interrumpió indignada, a lo que continuó reprimiendole—: Estaba hablando con el Maestro Ronin... ¡Maleducado! ¡¡Bobo!!—exclamó, mientras le golpeaba una y otra vez con el bastón y seguía remarcando su tontuna—: ¡Pero qué nieto más tonto tengo! ¡Deja de estorbar, y acompaña a nuestros amables huéspedes al salón! ¡Andando que es gerundio!

El nieto de Ágatha, evadiendo algunos golpes pero recibiendo la mayoría, acató sus ordenes. Después de la caída y el mamporro de antes... ya estaba harto. Se levantó del suelo, y avergonzado, se dirigió hacia el salón con el objetivo de que le siguieran hasta allí. Mientras, su abuela se fue a la cocina, seguramente con la intención de traer algo de café y dulces. Ágatha querría ponerse al día con esos maestros de lo que estaba ocurriendo por los mundos.

Y Light tenía que ponerse al día también. Sobre la identidad de sus padres, sobre las llaves espadas, sobre los mundos, y sobre "el reclutamiento". Probablemente eran demasiadas emociones para él en un día. Demasiado dolor también.

[Zee]

Ronin y Kazuki aceptaron la invitación que el muchacho les ofrecía. Ambos guerreros tomaron asiento donde el chico se los señaló, mientras su abuela se preocupaba por tener algunas golosinas para ofrecer.

—Así que básicamente tus padres eran iguales que nosotros, chaval —señaló Ronin, bastante tranquilo y despreocupado ante la situación que se presentaba. A Light se le revelaba el más fuerte secreto de su pasado y aquel individuo, encargado de comunicárselo, no parecía tomárselo como un asunto serio.

—Portadores de la Llave-Espada, sí... —añadió Kazuki, mientras dejaba salir un gran bostezo. Sí, y para colmo, el segundo de aquellos misteriosos guerreros era un distraído sonámbulo. Vaya par. ¿Había sido su abuela así de excéntrica en su pasado?

—Y esa sería la razón por la que la abuela te ha estado entrenando y contando historias para dormir sobre los Sincorazón... —murmuró Ronin, finalmente haciendo la conexión que había estado flotando sobre el aire todo ese tiempo. Suspirando, llevó la mano al frente y, haciendo lo mismo que había hecho Kazuki un buen rato antes, su mano comenzó a llenarse de luz hasta que, con un destello, una Llave-Espada apareció entre sus dedos:

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—¿Algo que, eh, quieras saber antes de aceptar o rechazar tu legado?

[Light]

Los dos Maestros se acomodaron con éxito en la sala de estar, en dos de los sillones que se hallaban en el lugar. El chico les acompañó, dejándose caer en una butaca adyacente, agotado por todos los sucesos. Solo podía pensar en una cosa en aquel momento: sus padres.

—Así que básicamente tus padres eran iguales que nosotros, chaval —comentó Ronin con profunda calma y normalidad, como si no fuera una novedad para Light.

—Portadores de la Llave-Espada, sí...—remarcaba un Kazuki sosegado, como si se fuera a dormir en su asiento en cualquier momento.

Sus padres siempre habían sido especiales para él. Eran tan especiales que para Light siempre habían sido modelos a seguir. Su abuela no paraba de hablar de ellos como héroes, personas excepcionales que estaban salvando miles de vidas, lejos de esa ciudad melancólica bañada por el ocaso. Héroes tan ocupados que no podían pasarse ni una vez a comprobar el estado de su hijo. El mundo debía ser más importante que él.

O los mundos, porque ahora se suponía que eran Maestros de Llave Espada, y viajaban entre los mundos luchando contra los Sincorazón. Light sonrió tras oír las palabras de aquellos dos, y disimuladamente se frotó sus ojos húmedos. Esa idea le había entristecido mucho, se sentía un egoísta, ¿pero acaso un hijo no lo era todo para sus padres?

—Yo... no sabía nada de esto. Ellos luchan para salvar tantos mundos... es simplemente admirable. Quiero ser igual que ellos —dijo el joven con resignación, dejando aparte su egoísmo.

—Y esa sería la razón por la que la abuela te ha estado entrenando y contando historias para dormir sobre los Sincorazón...

El Maestro Ronin suspiró tras murmurar esas palabras, y alzó su mano, que empezó a concentrar luz. Ronin liberó un destello que abrumó a Light, obligándole a cerrar los ojos durante un instante. Cuando los abrió, pudo comprobar lo que se traía entre manos. Era su propia Llave Espada, de mango plateado y hoja oscura. Ésta era ligeramente diferente de la de su compañero, mucho menos infantil. Su arma se asemejaba mucho más a una llave, solo hacía falta observar los dientes que tenían forma de "E". Al chico le invadió una sensación de felicidad al ver el arma, se encontraba hipnotizado ante tal maravilla. ¿Sería merecedor de esgrimir una de esas? Las Llaves Espadas ya no le parecían un juguete.

—¿Algo que, eh, quieras saber antes de aceptar o rechazar tu legado?

—No, Yo... acepto...

—¡Un momento! —exclamó Ágatha Furier al entrar en la sala, con bandeja de bombones y cafés en mano, intuyendo lo que estaba a punto de ocurrir—. En cuanto aceptes la Llave espada, no habrá vuelta atrás. Tu destino habrá sido decidido, y deberás proteger el legado que te dejaron tus padres, el de proteger la luz, de ahí tu nombre...

El chico suspiró y meditó las palabras de su abuela. Deseaba salir de esa ciudad monótona, su decisión de irse de allí no cambiaba. El Struggle, que era su único entretenimiento, ya no le satisfacía como antes. Tenía claro que su destino estaba en el campo de batalla. También quería encontrar a sus padres, pues al parecer ellos no iban a mover un pie. Nada aseguraba que pudieran estar vivos, pero tenía que comprobarlo.

Y lo más importante, tenía que asumir la responsabilidad que sus padres habían depositado en él. La decisión de Light fue tomada. Las palabras de su abuela no cambiaban absolutamente nada... o quizás sí, su determinación de aceptar el legado se había fortalecido.

—¡Maestro Ronin! —se levantó el chaval del sitio, dejándose llevar por la emoción que le provocaba el camino que había elegido—. Yo, Light Hikari, aceptando el legado de Licht y Dawn Hikari, juro proteger la luz y luchar sin piedad contra la oscuridad... aunque me cueste la vida.