[Tierras del Reino] Vida de perros

[Deja]

—No me preguntes por qué, pero te entiendo, colega. —contesté algo frustrado— ¿Qué eres?

Luego murmuró algo de ayuda, decidí hacerme el sueco y seguir olfateando el suelo. La intrépida criatura se apoyó sobre sus dos patas traseras y se impulsó extraordinariamente, como si lo hiciese todos los días. Mientras caía (lo siguiente sí que me dejó descolocado) se transformó rápidamente en un lobo viejo y cansado.

No sabía andar siquiera, y yo estaba demasiado agotado como para moverme, por lo que me quedé en el sitio, ya recostándome.

—No me gusta nada, ehm, esta forma... Pero me siento demasiado como la presa siendo humano… Oh, puede que tampoco esté tan mal…, vuelvo a ver en blanco y negro… Qué recuerdos…

—¿Qué dices, amigo? Oye, responde a un par de preguntas, colega. ¿Cómo haces todas esas cosas?, y, ¿qué se supone que eres?

Quería preguntarle tantas cosas. Sacarle información sobre su forma y aspecto. El porqué de tanta magia y tantos hechizos para congelar y transformarse...¡Seguro que hasta tendría más! Y yo quería saber cómo lo hacía, ¡incluso aprender si me fuera posible, claro! Fijo que con esas bolas de escarcha sería muchísimo más eficaz en las cacerías. ¡Seguro que ralentizaban al enemigo de alguna forma!

Repasé los sucesos mentalmente. Un hombre había aparecido en un árbol, me había salvado y se había convertido en lobo. A lo mejor no podría volver a ser como antes otra vez. Pero a juzgar por lo que había dicho... pareciera que controlaba perfectamente sus hechizos. Quizás con su hechizo opuesto yo podría convertirme en la criatura que caminaba a dos patas.

Le había preguntado ya un par de veces que qué era, "a la tercera va la vencida" pensé esperando su intervención.

[Nell]

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Tío, lobo adulto, no me lo envejezcas tan rápido xDDD

El nuevo lobo no parecía aún demasiado a gusto con su cuerpo. Mientras intentaba no hacerse un lío con las patas, y acababa por desistir y recostarse en el suelo, al igual que Sam, escuchó al impaciente muchacho hacer sus preguntas. Tampoco estaba especialmente cómodo respondiéndolas.

—Eh, ah… Llámame Kazuki —se presentó, lo primero, en un intento vano de acabar con el “amigo” y el “colega”—. Soy humano… ¿no lo sabes? Una raza, sí… como me has visto antes… Y, bueno, la transformación ha sido cosa de… magia. Mmm, tu pelaje es… raro. Muy amarillo. No lo ves, ¿verdad? Claro... Pero quizá tenga también que ver con la magia… quizá puedas usarla, uh…

El lobo bostezó y se rascó detrás de la oreja. Aún era pronto para que tuviera pulgas, llevando tan poco tiempo transformado, pero quizá sólo fuese una reacción instintiva.

—Y, eh, esas hienas… no eran amigas tuyas, ¿no? ¿Qué les hiciste…? —eran preguntas un tanto tontas, pero Kazuki sabía qué otra cosa decir.

[Deja]

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Jopé, me equivoqué, es que como no sabe caminar ni nada D:
Oye, Sam sí que ve los colores, ¿va? Hago que veo el pelaje amarillo. Es que no sabía que los perros veían en blanco y negro y tal entonces no lo puse en la ficha...

—Eh, ah… Llámame Kazuki —se presentó, lo primero, en un intento vano de acabar con el “amigo” y el “colega”—. Soy humano… ¿no lo sabes? Una raza, sí… como me has visto antes… Y, bueno, la transformación ha sido cosa de… magia. Mmm, tu pelaje es… raro. Muy amarillo. No lo ves, ¿verdad? Claro... Pero quizá tenga también que ver con la magia… quizá puedas usarla, uh…

¡Lo que acababa de decir! Mi pelaje amarillo tenía algo que ver con la magia. ¡Qué interesante! Pero era amarillo, y las bolas azules. ¿Habría más magia? Lo mejor era que la podía hacer, tanto daba si de un tipo o de otro.

—¿En serio? O sea, ¿puedo hacer magia? ¡Enséñame! Porfa, colega. Así te puedo ayudar y tal en lo que hagas por aquí.



Algo había dicho de "humanos", la raza a la que pertenecía. Seguro que el clan fliparía con él, o incluso le atacarían nada más verlo. Se notaba a la legua que no era un lobo normal, vamos, ni siquiera sabía andar a cuatro patas. Yo no le atacaba por dos cosas, al principio no le ataqué porque me había salvado y porque estaba agotado, la segunda, porque el humano era súper interesante y me había dicho que podría aprender magia. ¡Increíble!

—Y, eh, esas hienas… no eran amigas tuyas, ¿no? ¿Qué les hiciste…? —eran preguntas un tanto tontas, pero Kazuki sabía qué otra cosa decir.[/quote]

—¡Nunca había oído hablar de la magia! ¿Me podrías enseñar? Va, va, que mi pelaje me puede ayudar, ¿no?

[Nell]

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Deja, no importa que repitas diálogos, pero las coletillas por lo general deberías rellenarlas tú desde el punto de vista de Sam xD Y cuidado con dejar el quote otra vez-

El lobo no parecía demasiado convencido con las alocadas ideas de Sam. Sin embargo, de repente, como por iluminación, se vio a la legua de que se le había ocurrido algo. Miró varias veces al chico mientras murmuraba:

—Si vuelvo, eh, preguntarán… Pero, si vuelvo con él… ajá, ajá… seguro que no lo hacen…

Al terminar, y creyendo en todo momento que Sam no se había percatado de nada (quizá no tenía demasiado claro hasta qué punto llegaba la inteligencia o el oído perruno), se dirigió nuevamente hacia él, mucho más abierto a responder al joven.

—Está bien… pero, para que yo te enseñe a usar magia, tendrás que… adherirte a la orden a la que pertenezco… uhm, ¿sabes que hay otros mundos ahí fuera? Mundos tan raros como éste, con más razas y más magia. Nosotros, eh, nos encargamos de protegerlos. Puedes venir conmigo para verlos por ti mismo y… que te enseñe magia, si es lo que quieres —le propuso el lobo.

Lo cierto es que la oferta era poco convincente. Sin embargo, en las patas de Sam estaba aceptarla o no. Si lo hacía, Kazuki asentiría y le propondría:

—Bien, eh, antes de irnos, porque… vivimos en otro mundo… ¿quieres despedirte de alguien?

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Informo: los otros dos perros siguen en la trampa, pero las hienas han huido y ya no están alrededor. Puedes interpretar lo que quieras para sacarlos (que ayuda el otro grupo de caza, con una liana, etcétera…). Este post es, básicamente, si Sam acepta directamente, para despedidas, y eso sólo puedes controlarlo tú.

[Deja]

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En serio, lol, no me he dado cuenta, es que hice quote así sin más. Va, Nell, no me lo tengas en cuenta porfapls.

—¿Quién preguntará? Bah, bueno, es igual... Sí, ahora vuelvo, a ello voy, que tengo que rescatar a unos compañeros.

Salí disparado hacia el agujero del que minutos antes había escapado.

***

Fue el olor lo que me guió hasta mis compañeros.

—Salid de ahí, ¡tomad esta liana!

—¿Y las hienas?

—No hay tiempo para explicaciones, han escapado.

Sujeté la liana por la boca mientras mis compañeros subían apoyando sus patas en las paredes del agujero. No me costaba esfuerzo alguno aguantar de ella, por lo que pudieron salir rápido.

—Chicos, me despido para... no siempre, hasta dentro de unas semanas. Lo dicho, no hay explicaciones, sólo digo que... volveré a veros. Lo dicho, un hasta pronto.

***

Volví a junto Kazuki para confirmar mi ida en su compañía. Simplemente, lo miré con ojos mimosos mientras decía:

—Vale, ya nos podemos ir, ¡ya me he despedido, estoy listo!

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Post corto, no quiero una despedida larga, lo mínimo y llega. Lo dicho, para confirmar.

[Nell]

Kazuki se hallaba en la misma posición que antes cuando Sam regresó. Sin embargo, a sus pies, había un arma que el muchacho no había visto nunca, con forma de llave y, sin duda, difícil de sujetar por las patas.

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—Eh, bueno, es, ya sabes… el arma que solemos utilizar los de nuestra orden y… tú también, ahora. Mira, cógela… oh, esto es más complicado así —murmuró, antes de nada.

Cogió la llave con la boca, postura claramente incómoda y torpe, y le tendió el mango a Sam. Y, en cuanto este lo hubiese cogido, pasaría al siguiente tema: el transporte. Como, por el momento, el joven perro no había hecho más preguntas sobre hacia dónde le llevaba aquel desconocido, Kazuki no dio nuevas explicaciones. No obstante, le entregó un aro metálico, pequeño y flexible.

—Póntelo donde quieras. Como, eh, aquí —Kazuki levantó el cuello y le mostró el mismo aro, ajustado a la medida perfecta, aunque ciertamente oculto por el pelaje.

[Deja]

Cuando volví ya me sentía como al salir de caza. Lleno de energía y fijándome en todo lo que veía. Le anduve dando vueltas a la propuesta de Kazuki. Proteger mundos, conocer razas y, sobre todo, añadido por mí, ¡conocer también más humanos! Porque seguro que habría más como él; en una raza no puede haber solo un espécimen.

Y, bueno, ¿protegerlos de qué? Asaltó la duda a mí mente.

Olisqueé un poco para encontrar el camino de vuelta, traspasé unos matorrales y vi en el suelo algo "extraño", un objeto que no había visto en mi vida. En frente a él, se encontraba Kazuki, el maestro. Cuando llegué dijo algo de que era un arma, un arma bastante rara, yo estaba acostumbrado a mi palo, que me había dejado en el pueblo del clan. Era algo rara, aparentemente una llave.

"Y esto... ¿cómo se coge?" Pero no me dio tiempo a preguntar, porque Kazuki se me había adelantado.

Con la boca, era lógico, el palo también lo sujetaba con la boca. Me adelanté unos pasos y agarré por la boca la llave que me tendía el humano. Después me entregó un aro metálico, y al decir que lo pusiese donde quisiera, pues lo coloqué en el cuello, justo donde él lo tenía.

—¿Cómo se llama la llave? Ah, y... ¿hay muchos mundos de esos que dices? ¿En cual pararemos primero? ¿Y de qué los protegeremos? —pregunté a quemaropa—. Ah, ¿para qué sirve el aro? ¿Y cómo viajamos? ¿Así estoy cogiendo bien la espada? Supongo que podré defenderme con ella, ¿ocurre algo si utilizo mis zarpas o mis colmillos para atacar?

Balanceé lentamente mi cabeza, comprobando que la llave silbaba cortando el viento.

[Nell]

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Último post.

Nada más coger el arma, desapareció de sus fauces, por lo que fue más fácil hacerse también con el aro, de modo que Sam pudo manejarse mejor para colocárselo. Mientras lo hacía, Kazuki respondía a sus preguntas o, bueno, lo intentaba.

—Se llama Llave Espada. Vivimos en… Tierra de Partida. Allí vamos. Tienes que conocerlo primero. Y, bueno, eso…

Con la pata, Kazuki apretó el aro. Inmediatamente, le cubrió un resplandor y se reveló vestido con una armadura, adaptada a su forma canina, claro, con la que no había ninguna parte de su cuerpo que quedase expuesta al ambiente.

—Pruébalo. Con esto viajamos y… luego, esto… —convocó nuevamente su Llave Espada en la boca, y al no poder hablar, la lanzó al aire sin más. Regresó como un vehículo flotante, aunque en esta ocasión, no adaptado del todo a sus cuatro patas, de forma que el viaje no sería realmente cómodo—. Tú también puedes hacerlo… supongo… Y despídete… pero no para siempre.

[Deja]

Al coger el arma, esta se desvaneció, pero no por mucho tiempo. Tal y como pude ver, Kazuki también tenía una, y la usó para convertirla en un vehículo volador.

—Se llama Llave Espada. Vivimos en… Tierra de Partida. Allí vamos. Tienes que conocerlo primero. Y, bueno, eso…

—Viviré, colega, viviré...

Hice lo propio, apreté el aro y una armadura pesada apareció sobre mí. Nunca antes me había sentido tan pesado como entonces, ¡seguro que sería lentísimo!, ¡pero tampoco me dolerían tanto los golpes! Me moví un poco, para probarla. Lo dicho, súper pesada.

Pensé en la Llave Espada, nunca me había concentrado tanto en algo. Dejé de oler y cerré los ojos. Y, de repente, apareció en mi boca. Cogí fuerza girando la cabeza y lancé la Llave. Pensé que no saldría volando con la misma fuerza como lo había hecho Kazuki pero, me equivocaba. En efecto, salió disparada igual, y volvió con forma de vehículo volador.

—¡Vaya, vaya! Pedazo cacharro tenemos aquí. —Me subí saltando con las cuatro patas y alcé la cabeza—. Tierra de Partida, ¡allá vamos, baby!

[Nell]

Viajando en la misma forma perruna que su acompañante, lo que daría cierto espectáculo en Tierra de Partida cuando llegasen, Kazuki partió con Sam hacia un nuevo mundo, sabiendo que, a pesar de que hubiesen notado la laaaarga ausencia que se había pegado, nadie le recriminaría al llevar a un nuevo aprendiz de la Llave Espada.

Cabe destacar, por último, que ni se imaginaba el perro la cantidad de humanos que había por el universo sueltos (y sin correa). Pero pronto lo descubriría.

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¡Fin del Prólogo!

Obtienes:
- 15 PX. Y la pregunta lógica es, ¿¡por qué!? Deja, este es tu segundo Prólogo, por lo que de faltas habituales ni te hablo. Pero has cometido otras que, a mí parecer, son gravísimas para el transcurso del tema. Cuidado con suponer las cosas demasiado rápido y luego cambiar de parecer (creíste, porque sí, que los lobos habían escapado de la trampa, sin plantearte más posibilidades; y en la despedida, fuiste directamente a la trampa a mirar, sin volver a meditarlo). Indico, como último apunte, otra cosa que no me ha gustado nada, nada: la búsqueda de situaciones. Sabías lo que iba a pasar, bien, un consejo: no lo fuerces. Deja que se desarrolle libremente, y disfrutarás más. Entiendo que el tema había que terminarlo rápido, pero sinceramente, me ha dejado muy mal sabor de boca. Sólo espero que tomes en cuenta las indicaciones.
- Cadena del Reino.
- Materialización del Arma.
- Armadura.
- Participación en el Evento Global.