[Mundo Inexistente] Vive y deja vivir

[Soul Artist]

No podía abandonar a su nuevo compañero, de ninguna manera. ¿Dejarle a manos de aquellas sombras con formas de hormiga para salvarse ella? Nunca. Pese a su poca fuerza, decidió desafiar a las leyes de la lógica y agarró con la mano a Paul, aupándolo hacia el despacho mientras le dedicaba unas palabras de ánimo. Lo levantó unos centímetro del suelo, agarrándose con fuerza a la cornisa...

... Y cayó con todo el equipo. Paul aterrizó de culo, sin daños mayores debido a que su distancia respecto al suelo era mínima, pero Rhía tuvo la mala suerte de despeñarse de cabeza. Sabía que sus fuerzas no eran las suficientes como para hacer algo así, y sin embargo lo había intentado; el chichón de la cabeza le recordaría en el futuro a no desafiar la todopoderosa fuerza de la gravedad. Y tenía suerte de no estar sangrando.

Las hormigas bailoteaban alrededor de los dos jóvenes, alegres de que sus preciadas presas hubiesen vuelto con ellas tras su intendo de huida. No atacaron en un principio, esperando a que quizás ellos actuaran antes; sus opciones se abrían de nuevo. Rhía podía de nuevo escalar la farola para que esta atravesase la puerta que había decidido no cruzar, huyendo de allí o buscando otra habitación donde poder lograr algo para subirle...

O podían echar a correr ambos hacia su izquierda, un callejón oscuro con contenedores y otros objetos que podían ayudarles en su huida. Claro que sería alejarse de su objetivo, pero seguro que más adelante encontrarían otro modo de llegar. Más tardío, pero era un camino al fin y al cabo.

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Yo sustituiré a Nell en su ausencia.

Razón de la caída = Se avisó de que Rhía no tenía fuerzas para aupar a Paul. Gravedad wins.

[Lavanda]

- ¡Ouch! Que dolor...

Me dolía extremadamente la cabeza, abrí los ojos lentamente y parpadeando, el mundo me daba vueltas y hasta al cabo de treinta segundos no recordé el motivo de mi dolor de cabeza.

Conseguí subir a Paul unos cuantos centímetros pero mi fuerza como era de esperar no fue la suficiente como para auparlo hasta la ventana, la emoción del momento hizo apartar mi lógica.

Me llevé las manos a la cabeza y miré hacía arriba, Paul se acababa de levantar de su caída, él parecía no haber sufrido ningún daño, menos mal, pero de pronto miré hacia mi derecha, ¡las dichosas sombras! seguían allí esperando poder cazar sus presas, nosotros.
Giré rápidamente mi cabeza hacia mi izquierda y vi un estrecho callejón que llevaba a otra calle, por allí podíamos escapar los dos juntos, así que me levanté lo más rápido posible apoyándome en la pared evitando mareos, y cogí la mano de Paul empujándolo a correr hacía el callejón evitando ser atacado por las sombras que iban a lanzarse directas hacia él.

Yo delante y él dejándose llevar y saltando todo lo que íbamos tirando al suelo para evitar que las sombras nos siguieran el paso. Al llegar al final del callejón giramos una esquina y nos paramos para descansar un momento, mirando al cielo por si aparecían más luces.

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Primero de todo quiero disculparme por mi tardanza, he estado estos días en Barcelona grabando un spot y no tenía ni internet ni tiempo.
Y quiero agregar que sabía perfectamente que posiblemente caeríamos, pero tenía que probarlo, Rhía estaba desesperada por salvar a su amigo y perdió la noción de la razón siguiendo sus impulsos. Pero es lo que hay ^^

[Leon18]

Pude subir por la farola y estuve a punto de llegar pero cuando aquella chica intento auparme hacia la ventana los dos caímos, quizás porque yo pesaba demasiado para la chica. Yo caí de culo aunque por suerte no me dolió mucho solo molestaba un poco. Al levantarme vi que la chica no había tenido la misma suerte, estaba como mareada o algo, pero pudo recuperarse.

-Eh, ¿estás bien?-Le pregunté para asegurarme de que estaba bien, al fin y al cabo, me ayudó antes.

Miré hacia el callejón y en seguida vi otra vez a aquellas odiosas criaturas, bailando como siempre, pero pasaba algo raro, no atacaban, como si estuvieran provocándome para que las atacara, me cabreé e iba a dirigirme a atacarlas cuando de pronto la chica con fuerza tiró de mi brazo hacia un callejón y empezó a correr. Pensé que era un poco bochornoso que una chica tuviera que tirar de mí, aunque quizás hubiera muerto si no hubiera hecho eso, me habría abalanzado hacia ellas y ahora mismo podría estar muerto. Aún así no podía seguir así, por lo cual me solté de ella.

-!Yo puedo solo!-Le dije mientras me soltaba de ella y empecé a correr.

Los dos corrimos sin mirar atrás para no perder tiempo, intentando poner obstáculos a las criaturas tirando cosas como cubos de basura. Finalmente llegamos a una esquina esperando haberlas dejado atrás y paramos a repostar, esta súper cansado y necesitaba respirar urgentemente. Pensé cómo había llegado a este momento y recordé la luz, ¿Dónde estaría el lugar de la caída ahora mismo? ya estaba totalmente perdido…

También pensé que esta chica me había salvado y aún no sabía su nombre.

-Oye, ¿me podrías decir tu nombre? - le pregunté esperando que no nos interrumpieran otra vez aquellas criaturas.

[Nell]

A pesar de que Rhía y Paul consiguieron adelantar a las Sombras y llegar al callejón, además de descansar un pequeño rato en el que mantuvieron una mínima conversación, los mismos sincorazón no tardaron en encontrarles de nuevo. Hacían alarde de una habilidad muy especial, que les hacía capaces de internarse en el suelo y dejar de ser sólidos, de tal forma que los obstáculos no les resultasen un problema.

Volvían a estar en peligro. Y esta vez, aún peor, puesto que no tenían lugar al que escapar, y detrás de ellos sólo había la pared del callejón, un alto rascacielos como el que más. En esta ocasión, las Sombras no quisieron esperar para atacar, y se lanzaron rápidamente a por ellos.

Sin embargo, antes de que los alcanzase, volvió la luz. Ésta vez, apareció en el cielo que había sobre ellos y descendió veloz, en forma de tres rápidas centellas, hasta los sincorazón, evaporándolos al momento. Tan de cerca, pudieron apreciar que no se trataba, en realidad, de ningún foco ni nada por el estilo. En el Mundo Inexistente nunca se habían visto, pero quizá alguno de ellos podría reconocerlos, porque se habían tratado, ni más ni menos que… de tres simples rayos.

Si no conocían la magia, la repentina aparición de estos habría quedado como una casualidad que les salvó la vida. No obstante, vieron aparecer, por el mismo lugar por el que habían venido, a un niño que rondaría la decena de años, rubio, y subido a un vehículo volador.

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Al verles, se enfadó.

—¿¡Pero qué…!? ¿Cómo se os ocurre venir aquí? ¿Estáis mal de la cabeza? ¿O es que nadie os ha dicho que este mundo es peligroso para los novatos? —les empezó a regañar, mientras se acercaba hasta ellos con su máquina voladora—. Bah, da igual, no quiero saber qué querríais hacer aquí a escondidas, parejita. A ver, ¿quién es vuestro Maestro? ¿Nunca os ha hablado de Mundo Inexistente? ¿Sabéis que no se le llama así por nada?

Los muchachos tendrían tiempo para responder a las extrañas preguntas de aquel niño engreído, sin embargo, la tranquilidad duraría poco. Mientras conversaban, varias Sombras más aparecieron a su alrededor, esta vez un poco diferentes.

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—¡Nunca paran! —exclamó el niño, saltando de si Glider—. ¡Yo me encargo de ellos! Marchaos ya, sólo seréis una molestia —les ordenó.

[Lavanda]

Me sentía a salvo por un momento, y Paul aprovechó para preguntarme:

-Oye, ¿me podrías decir tu nombre?

- Rhía, mi nombre es Rhía Davis. - Le contesté con una sonrisa entre sollozos de cansancio.

Pero la calma no duró mucho ya que las sombras aparecieron de nuevo, pero esta vez desde el suelo y cobrando forma de hormiga otra vez. No podíamos escapar ya que estábamos en otro callejón sin salida, y aquellas dichosas hormigas no dudaron en atacar, como por defecto al querer protegerme me tapé la cabeza con los brazos pero algo me volvió a iluminar, tres rayos que acabaron con las sombras. ¿Eso era lo que habíamos estado buscando? ¿Tres simples rayos? Aunque tres rayos que no habíamos podido apreciar nunca.

De pronto por el mismo camino por el que habían caído los tres rayos apareció un niño pequeño, aparentaba tener diez años por lo tanto bastante infantil, tenía el pelo rubio y unos ojos grandes y verdes, aunque algo desafiantes. Lo que más me extrañó era que iba montado en una especie de vehículo volador... ¡Un vehículo volador! ¿Pero que diablos? No había visto nada parecido en la vida que yo recordase.

El pequeño de pronto se giró y al vernos se puso a chillarnos como un loco.

—¿¡Pero qué…!? ¿Cómo se os ocurre venir aquí? ¿Estáis mal de la cabeza? ¿O es que nadie os ha dicho que este mundo es peligroso para los novatos? — No entendía como alguien tan pequeño pudiera hacer cosas tan extrañas, con un juguete volador tan extraño y con una imaginación tan amplia —. Bah, da igual, no quiero saber qué querríais hacer aquí a escondidas, parejita. A ver, ¿quién es vuestro Maestro? ¿Nunca os ha hablado de Mundo Inexistente? ¿Sabéis que no se le llama así por nada?

¿Novatos? ¿Venir aquí? ¿Maestro? ¿Mundo Inexistente? ¡¿PAREJITA?!

- Oye pequeño, ¡Para empezar vivo aquí! ¿Pero quien te has creído con tanta pregunta? ¿Y tus padres? ¿También eres de por aquí?

Pero mientras yo le hablaba él seguía a lo suyo, enfadado por no se qué. Me sentía totalmente ignorada y confundida, miré a Paul y me pareció verle la misma cara de poquer que se me había quedado a mí, aunque al final pudimos mantener una efímera conversación pero de pronto nos volvieron a interrumpir un tipo de sombras que no había visto nunca, más grandes y más mortíferas, daban miedo.

—¡Nunca paran! —soltó el niño—. ¡Yo me encargo de ellos! Marchaos ya, sólo seréis una molestia.

- ¿Molestia?- dije ofendida.

No, no quería irme sin más, quería hacerme valer por mi misma, miré hacia los lados buscando algo con que defenderme pero no me dio tiempo, me quedé detrás de Paul esperando una señal, quien sabe que señal, algo me daría pié a saberme hacer valer por mi misma y defensarme sola.

[Leon18]

- Rhía, mi nombre es Rhía Davis. – Me dijo con cara de cansancio aquella chica.

Así que ese era su nombre, Rhía, nunca lo había escuchado antes, le iba a decir algo, pero de pronto aparecieron otra vez las hormigas esas.

-¡No son pesadas, dejadnos ya de una vez!- Dije cabreado, ya me tenían harto.

Pero esta vez estaban haciendo algo raro, ¿se estaban fundiendo en el suelo? Pensé en atacarlas, pero rápidamente volvieron a su estado normal y se abalanzaron hacia nosotros, intenté cubrirme con mi espada pero de repente tres rayos aparecieron de la nada, impactando en ellas y haciéndolas desaparecer.

- Al fin, aunque ¿de dónde habrán aparecido esos rayos?-Pensé.

De pronto apareció el que creía que podría ser el origen de esos rayos, pero era… ¿un niño? Además venía montado como en una plataforma voladora, no había visto algo así antes, cuando nos vio nos dijo enfadado:

—¿¡Pero qué…!? ¿Cómo se os ocurre venir aquí? ¿Estáis mal de la cabeza? ¿O es que nadie os ha dicho que este mundo es peligroso para los novatos? —Nos dijo muy enfadado. Bah, da igual, no quiero saber qué querríais hacer aquí a escondidas, parejita. A ver, ¿quién es vuestro Maestro? ¿Nunca os ha hablado de Mundo Inexistente? ¿Sabéis que no se le llama así por nada?

-- Oye pequeño, ¡Para empezar vivo aquí! ¿Pero quién te has creído con tanta pregunta? ¿Y tus padres? ¿También eres de por aquí?-Dijo Rhía, molesta al igual que yo al ver como nos hablaba aquel niño.

-¡Eso! ¿Qué hablas de novatos ni maestros ni nada? Yo vivo aquí desde siempre y ¿Mundo Inexistente? En serio estás loco niño, vete a casa anda.

Pero nos ignoró de una forma increíble y de pronto aparecieron otras hormigas, pero como más evolucionadas y más grandes, del tamaño de nosotros más o menos.

—¡Nunca paran! —Nos ordenó mientras se bajaba de su plataforma voladora – ¡Yo me encargo de ellos! Marchaos ya, sólo seréis una molestia

-¡Tú a mí no me mandas órdenes¡-Le grité mientras noté que Rhía se puso detrás de mía, yo en cambio empuñé mi espada esperando que se abalanzara alguna criatura para atacarla.

[Nell]

Estaban rodeados y, por si fuera poco, eran desconocidos los unos para los otros. Por un lado, el grupo de los jóvenes que estaba continuamente siendo atacado por los sincorazón pero que, no obstante, no pensaba rendirse y huir; por otro, el recién llegado, un niño que parecía haberles querido mandar como un niño, y que hizo caso omiso a sus quejas por la orden.

No obstante…

—¡Electro! —exclamó, fulminando otra nueva Sombra—. ¡Venga ya! ¿Habitantes? ¿Quién iba a querer vivir en este mundo infestado? —pareció pensárselo mejor. Seguramente, al evocar a otros muchachos que procedieran del mismo lugar—. Es igual, no es el momento para discutir. Si sabéis hacer algo, quedaos; sino, marchaos de una vez. Podéis utilizar mi Glider. Luego iré a buscarlo —les señaló, dándoles la vía de escape.

Quedaban otros cuatro sincorazón que les iban acorralando poco a poco. Podían hacerle caso o quedarse, ahora sí, a luchar.

—Por cierto, mi nombre es Akio. Pero no hace falta que lo recordéis si sois lo suficiente paquetes como para que este sea nuestro último encuentro.

[Leon18]

El niño nos siguió ignorando y tras eliminar a una de las criaturas con un rayo, que por cierto, lo invocó tras decir una palabra muy rara, nos dijo:

¡Venga ya! ¿Habitantes? ¿Quién iba a querer vivir en este mundo infestado? —Nos dijo, pero no nos dejó tiempo para contestarle.—. Es igual, no es el momento para discutir. Si sabéis hacer algo, quedaos; sino, marchaos de una vez. Podéis utilizar mi Glider. Luego iré a buscarlo -Nos recomendó, mientras nos señalaba la plataforma que según parecía se llamaba Glider.

¿Luchar o no luchar? Yo más o menos tenía una arma con la que defenderme aunque no le haga mucho daño, pero la tengo, Rhía ni eso, así que le ordené que se fuera en su Glider:

-¡Rhía, súbete en su plataforma y vete de aquí, yo me las arreglo con este!- Le grité, ella no tenía arma ninguna para luchar y era demasiado peligroso que se quedara.

—Por cierto, mi nombre es Akio. Pero no hace falta que lo recordéis si sois lo suficiente paquetes como para que este sea nuestro último encuentro.

-Vale, Akio, ¡vayamos a por estas criaturas!-Dije mientras empuñaba mi espada.

Esto era muy peligroso, aunque creo que con Akio podría sobrevivir, parecía poderoso, aunque nunca lo admitiría. Esperando que Rhía se fuese ido ya en la plataforma me dirigí a una de las criaturas dispuesto a darle unos buenos espadazos para hacer que desapareciera.

[Lavanda]

Atrapada e impotente, así me sentía al estar rodeada por aquellas malditas sombras y sin ninguna arma con la que defensarme y acabar con ellas. Akio de pronto pronunció una palabra extraña la cual invocó un rayo y seguidamente nos dijo:

- ¡Venga ya! ¿Habitantes? ¿Quién iba a querer vivir en este mundo infestado? —Siguió rundinando, pero no nos dio tiempo para responderle.— Es igual, no es el momento para discutir. Si sabéis hacer algo, quedaos; sino, marchaos de una vez. Podéis utilizar mi Glider. Luego iré a buscarlo -Nos recomendó, mientras nos señalaba la plataforma que según parecía se llamaba Glider.

¿Y Ahora que hacía? Mi impotencia iba en aumento, tenía dos opciones: Ser una orgullosa y morir en el intento de luchar con los puños, ya que no tenía ninguna espada como Paul, o bien tragarme mi orgullo, dejar mi valentía atrás, ser un poco consciente, hacer caso a Akio e irme con el Glider. Esa última idea no me gustaba para nada desde luego. Desde que había empezado mi aventura ese día yo quería luchar, demostrar mi valentía y que sabía hacerme valer por mi misma, pero tenía que afrontarlo, no tenía los medios para hacerlo.

-¡Rhía, súbete en su plataforma y vete de aquí, yo me las arreglo con este!- Me aconsejó Paul.

Mi frustración iba en aumento.

—Por cierto, mi nombre es Akio. Pero no hace falta que lo recordéis si sois lo suficiente paquetes como para que este sea nuestro último encuentro.

Aquellas palabras de Akio acabaron de picarme para que me quedara, mi dilema iba cada vez en aumento, no sabía que hacer y el tiempo se acababa.

-Vale, Akio, ¡vayamos a por estas criaturas!- Dijo Paul convencido empuñando su espada.

Mi silencio era perpetuo, estaba demasiado concentrada en mis pensamientos y en que hacer.

-¡Maldita sea!- Grité queriendo demostrar mi agobio, frustración e impotencia.

Ya enfadada corrí hacia el Glider pero antes de subir me quedé parada dándoles la espalda y justifiqué:

- Yo no quería hacerlo, y me voy a odiar por esto. Pero que conste, que un día conseguiré una espada y aprenderé a manejarla, aprenderé a valerme por mi misma en todos los hábitos.- Ya apretando los puños seguí andando, me subí al Glider, y me quedé inmóvil. Seguía sin decidirme.

¿Qué esperaba? ¿Gritos? ¿Abucheos? Sinceramente, puede que no quisiera irme sola.

[Nell]

Cada uno de los adolescentes escogió diferentes caminos: mientras uno se quedaba a hacer frente a los seres oscuros, la otra se refugió en el vehículo volador, contemplando la batalla desde arriba. Que, por cierto, duró poco.

Enseguida quedó patente la superioridad de Akio frente a aquellos demonios, a los que volatilizaba a base de rayos, como lo de antes, o con puñetazos y patadas, pues parecía ser que carecía de arma con la que enfrentarse a ellos.

Mientras el nuevo niño se comía sin contemplaciones a los otros tres seres, Paul se centró en aquel al que había atacado en un primer lugar. Pronto se dio cuenta de que su lucha volvía a ser en vano. Sus ataques apenas parecían hacerle rozaduras al monstruo. Quizá fuese el arma, o quizá su propia fuerza. El caso es que, reteniéndolo todo lo que pudo, al final tuvo que ir en su ayuda Akio, quien acabó con el blanco de Paul.

—Bah, muy flojos —criticó Akio—. ¿Cómo se supone que habéis sobrevivido hasta ahora a los sincorazón con semejantes habilidades? —luego, se dirigió a Rhía—. ¿No has huido? En fin… Bájate. Quiero recuperar mi arma ya.

Antes de que la joven obedeciese, o mientras tanto, Akio echó un vistazo alrededor, para asegurarse que no había más enemigos. Luego, colocó uno de los cubos de basura que habían tirado Rhía y Paul al huir de los sincorazón, y se sentó en él, cruzándose de brazos.

Al menos, al estar vacíos, nada olía mal.

—Puesto que yo ya me he presentado, una mínima educación de vuestra parte exige que hagáis lo mismo. ¿O ni siquiera os han enseñado unas básicas normas sociales? —advirtió. A pesar de que, al menos, ya había escuchado el nombre de la chica, parecía esperar una presentación más formal—. No me extrañaría. No hay muchas personas con las que conversar por aquí, ¿verdad? —continuó.

[Leon18]

Fui a por la criatura y como me pasó antes no le hacía mucho daño, parecía que ni le rozaba, no sé por qué pasaba eso, el caso era que no iba a poder aguantar mucho con él, pero vino Akio y se lo cargó con un rayo de esos, ¿cómo iba a poder tener un niño tal poder? No lo podía entender, entonces nos dijo:

—Bah, muy flojos —¿Flojos? Si solo uno podría haber acabado conmigo… A saber cómo serían otros más fuertes—. ¿Cómo se supone que habéis sobrevivido hasta ahora a los sincorazón con semejantes habilidades?

-¿Sincorazón?-Pregunté, aunque parecía ser el nombre de las criaturas, aunque a lo que dijo de las habilidades pasé de contestarle, pasaba de contestarle con una bordería, vaya a ser que me fundiera con un rayo como a tales criaturas.

¿No has huido? En fin… Bájate. Quiero recuperar mi arma ya.

Por lo que parecía Rhía no había huido, ni me había dado cuenta, estaba demasiado concentrado en cargarme a ese tal sincorazón o como fuera, también ha dicho algo de un arma, ¿aquella plataforma era su arma? No lo creía aunque quién sabe, este día han pasado cosas muy raras, así que cualquier cosa era posible.

Mientras Rhía bajaba de la plataforma el niño miró hacia todas partes como buscando algo y se sentó en un cubo de basura y nos dijo:

—Puesto que yo ya me he presentado, una mínima educación de vuestra parte exige que hagáis lo mismo. ¿O ni siquiera os han enseñado unas básicas normas sociales? —Nos dijo como exigiéndonos que le dijéramos nuestro nombre, aunque no tuviera muchas ganas sentía una pequeña obligación de decírselo y así hice.

-Eh sí, mi nombre es Paul Neder.-Le dije y me revisé la ropa a ver si tenía algún rasguño o algo, al ver que no, esperé a ver qué decía Rhía.

—. No me extrañaría. No hay muchas personas con las que conversar por aquí, ¿verdad? —Nos dijo, pero no le tomé mucha importancia.

Otra cosa que tenía en duda era por qué no le hacía daño a aquellas criaturas así que le pregunté.

-Oye, Akio, ¿por qué no le hago daño a las criaturas y tú en cambio te las cargas en un instante?-Le dije, quizás él lo sabría y me ayudaría a derrotarlas.

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Ahora he pasado a poner mis conversaciones en negrita, espero que no haya ningún problema :D

[Lavanda]

Yo estaba subida en el Glider, observando la situación. Akio seguía acabando con las sombras con esos mágicos rayos en un momento, en cambio Paul se centró en uno solo, y aunque le fuera dando estocadas no parecía recibir daño alguno. Cuando Akio hubo acabado con las sombras a las que él se afrontaba, acabó también con la de Paul de un solo rayo.

—Bah, muy flojos —¿Pero como un niño que a simple vista parecía tan insignificante acababa con ellos con tal facilidad?—. ¿Cómo se supone que habéis sobrevivido hasta ahora a los sincorazón con semejantes habilidades?

Me enfurruñó que me subestimara, no dije nada ya que a tanta distancia no valía la pena contestarle. Pero un momento... ¿Sincorazón? ¿Se refería quizás a las sombras?

-¿Sincorazón?

-¡Vaya!- Exclamé al parecer que no era la única que se lo preguntaba.

De golpe Akio se dirigió hacia mi y me dijo:

-¿No has huido? En fin… Bájate. Quiero recuperar mi arma ya.

Miré toda la compostura del Glider ¿De allí salía una arma? Madre mía lo que estaba aprendiendo en un día. Obedecí y empecé a bajar. Mientras observaba como Akio miraba hacia su alrededor y luego se sentó encima de un cubo de basura. Cuando llegué al suelo nos miró y nos preguntó:

—Puesto que yo ya me he presentado, una mínima educación de vuestra parte exige que hagáis lo mismo. ¿O ni siquiera os han enseñado unas básicas normas sociales? — ¡Desde luego que me ponía de los nervios! ¿Y tu eres el que me tiene que hablar de normas sociales? Pero me ahorré decirselo.

-Eh sí, mi nombre es Paul Neder.- Contestó Paul mientras yo contestaba mentalmente de manera bruta a Akio. Así que espabilé y contesté de manera educada, para que no se empeorase su trato hacia mi.

-Mi nombre es Rhía Davis.

—No me extrañaría. No hay muchas personas con las que conversar por aquí, ¿verdad?-¿Habrá escuchado mi nombre?

-No, no hay muchas, pero yo vivo con mi hermana y con Nathan, y sí, he recibido una educación.-Aclaré.

Paul parecía pensativo y preguntó curioso:

-Oye, Akio, ¿por qué no le hago daño a las criaturas y tú en cambio te las cargas en un instante?

-La verdad es que yo también llevo preguntandomelo desde la primera vez que te he visto luchar.-dije interesada.

Nueva meta: llegar a ser tan fuerte como Akio. - Pensé.

[Nell]

Hechas las presentaciones, Akio escuchó con aburrimiento la pregunta conjunta de los dos muchachos, bostezando dramáticamente como si fuera un tema de minúsculo interés. Que, pensándolo razonablemente, para él sí lo era.

—Porque sois muy débiles —simplificó, sin más. Sin embargo, en vez de quedarse ahí, añadió otro dato fundamental—. Y porque no utilizáis el arma adecuada.

Extendió el brazo. De repente, el Glider desapareció, en un destello, que iluminó también la mano de Akio, donde apareció una espada muy rara, con forma de llave, decorada además con detalles de dulces navideños. Y… ¿una calavera?

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—Una Llave Espada —dijo, evidenciando su nombre—. Son capaces de acabar con esas criaturas, con los sincorazón.

Luego, bajó del improvisado asiento, quedando de nuevo a una altura menor que los jóvenes. Que él les estuviese aportando información de semejante calibre resultaba… extraño. ¿Quién sería ese niño?

—Al principio, os confundí con aprendices patéticos que habían ido de excursión a mundo más equivocado. Pero ya veo que no es así —explicó Akio, sin darle importancia a lo que acababa de pasar—. Supongo que conoceréis la existencia de éstos, ¿no? ¿O lleváis pensando toda la vida que este cuchitril es todo lo que hay en el universo?

Esperó su respuesta, antes de decir nada más.

[Lavanda]

Tras formular esa pregunta que tanto me intrigaba, Akio nos miraba aburrido, bostezó. ¿El pequeño tiene sueño? Pensé en tono irónico, ¿tanto le aburría? Me quedé esperando a escuchar la nueva burrada que soltaría.

—Porque sois muy débiles — ¡Lo que faltaba! Pensé —. Y porque no utilizáis el arma adecuada.

-¿Cómo? - Exclamé curiosa.

Justo al nombrar lo de el arma, extendió el brazo, y de repente el Glider desapareció sustituido por una luz, que esta también iluminó su mano, y seguidamente apareció una extraña espada en forma de llave y decorada además de una forma curiosa. La hoja de la espada estaba decorada con detalles navideños y justo entre el mango y la hoja había una calavera. Esta también tenía una especie de cola o llavero con calabazas y un extraño perro fantasma en la punta.

—Una Llave Espada —Peculiar nombre—. Son capaces de acabar con esas criaturas, con los sincorazón.

- Y aquí el secreto.- Y también la respuesta a la pregunta sobre el nombre de las sombras, estaba maravillada por tanta increíble novedad, mis ojos brillaban de asombro y ¿felicidad? emoción.

De un salto, Akio bajo del cubo de basura, tuve que agachar la cabeza para mirarlo, y siguió con su cuestionario.

—Al principio, os confundí con aprendices patéticos que habían ido de excursión a mundo más equivocado. Pero ya veo que no es así — ¿Aprendices?—. Supongo que conoceréis la existencia de éstos, ¿no? ¿O lleváis pensando toda la vida que este cuchitril es todo lo que hay en el universo?

-Bien, yo... - Empecé algo tímida, pero me embalé - Yo nací en otro mundo, y sí, Nathan me contó la existencia de otros mundos. Vine aquí con él y mi hermana a petición de mis padres, por lástima no se mucho más, y es una larga historia que posiblemente te aburra. Igualmente, debo reconocer que tengo la impresión de que sabes mucho más de lo que yo se, y me gustaría saber más sobre otros mundos, Llaves Espada, las som... digo, los sincorazón. Aprender tanto en un día me ha dado ganas de aprender más.

Solté mi discurso sin más, esperando que mi deseo de saber más se cumpliese. Mi mundo natal, mis padres, otros mundos, toda información que aquel chiquillo me pudiese dar, me sería útil para mi gran meta, encontrar a mis padres.

[Leon18]

Tras presentarnos y decirle aquella duda que tenía, Akio se mostró como si no le importase, bostezando, pero al final nos respondió:

—Porque sois muy débiles —Nos dijo, como en todo momento, menospreciándonos.

-Como odio a este niño…-Pensé mientras apretaba mi puño, intentando contener mi rabia, pues no era muy recomendable enfrentarse a él.

—. Y porque no utilizáis el arma adecuada.-Prosiguió, entonces ¡mi arma era lo que fallaba! Aunque a él tampoco lo había visto utilizar una arma, lo cual me parecía muy raro.

-¿Cómo?-Preguntó curiosa Rhía, yo no dije nada pero me quede con cara pensativa.

Entonces como respondiendo a la duda que tenía, estiró su brazo y a la vez que su Glider desapareció de forma extraña apareció en su mano… ¿Una espada? Eso parecía, aunque era muy rara, forma de llave, con una calavera en el centro, una especie de fantasma en una parte que quedaba colgando, como una cadena, y la punta era lo más raro, no era recta y se enrolla en una parte alternando los colores blanco y rosa y el final parecía como si fuera la boca de algún bicho, una arma extraña sin duda.

—Una Llave Espada —Así que esa era el nombre de aquellas armas—. Son capaces de acabar con esas criaturas, con los sincorazón.-Así que con esa arma podía derrotar a las criaturas, sin duda necesitaba una o no podría sobrevivir mucho tiempo más aquí.

Iba a preguntarle dónde conseguir una pero Rhía me interrumpió, me molestó un poco pero lo dejé pasar, la chica estaba como emocionada al escuchar el nombre y ver la espada. Entonces Akio bajó del cubo y prosiguió hablándonos mientras me ponía un poco más cómodo apoyándome en la pared, cruzando mis brazos y con los ojos cerrados mientras lo escuchaba.

—Al principio, os confundí con aprendices patéticos que habían ido de excursión a mundo más equivocado. Pero ya veo que no es así –Nos explicó por qué nos había llamado así, pero también dijo algo de… ¿mundos? ¿Así que podía haber otros mundos como este? Supongo que conoceréis la existencia de éstos, ¿no? ¿O lleváis pensando toda la vida que este cuchitril es todo lo que hay en el universo? Nos dijo criticando otra vez, en este caso a mi hogar, el lugar donde nací. Tras esto Rhía se adelantó para contestarle.

-Bien, yo... - Dijo algo tímida, se le notaba en la voz pero en seguida se quitó toda la vergüenza y siguió-. Yo nací en otro mundo, y sí, Nathan me contó la existencia de otros mundos. Vine aquí con él y mi hermana a petición de mis padres, por lástima no se mucho más, y es una larga historia que posiblemente te aburra. Igualmente, debo reconocer que tengo la impresión de que sabes mucho más de lo que yo se, y me gustaría saber más sobre otros mundos, Llaves Espada, las som... digo, los sincorazón. Aprender tanto en un día me ha dado ganas de aprender más.

¿Rhía es de otro mundo y encima vive con más gente aquí? Nunca los había visto, vivirían escondidos en algún lugar lejos de donde yo vivía, también le pidió saber más sobre los mundos cosa que a mí no me interesaba mucho, yo solo quería una espada de esas así que me puse en una postura normal para preguntarle sobre aquello.

-Bueno… pues yo no sabía nada de otros mundos pero vamos, que no me importa mucho, solo quiero saber dónde conseguir eso-. Le dije mientras señalaba a su espada.