[Trama] Viva la monotonía

[Hitori]

La idea de Kit había fallado. Tras ser golpeada por Hitori, la esfera tuvo el mismo efecto que en la ocasión anterior, salvo que esta vez el caos no fue tan grande. El chico pudo esquivar sin problema la esfera que había golpeado, pero ésta alcanzó a Kit, a Fyk y a otra esfera, moviéndola y provocando que cambiase de color. En un período de tiempo más corto que anteriormente, la esfera volvió a su posición inicial.

La esfera y su compañera golpeada habían cambiado de color, pasando a ser de un fuerte amarillo y un puro blanco cada una. El joven suspiró y se giró hacia Kit, negando con la cabeza en señal de que la estrategia no había sido efectiva. Sin embargo, se había dado cuenta de un detalle...

—Cuando toqué la esfera celeste... tenía un tacto extraño —comentó a sus compañeros, esperando que sacasen alguna conclusión de aquella información—. Era refrescante y parecía húmedo... Como si tocase agua fresca, pero sin llegar a mojarme las manos. ¿Q-qué creéis que puede significar?

Hitori observó el resto de las esferas mientras esperaba una respuesta. De repente una idea cruzó su mente. Al igual que la esfera celeste daba una sensación refrescante, como tocar agua de mar, el resto de esferas debían de provocar otras sensaciones.

—Quizás los otros colores tienen otras sensaciones... —el chico dejó caer la idea, todavía reflexionando sobre ello.

[Soul Artist]

Dejay me había cabreado un poco, pero pasé de ella y de su comentario. Había decidido dar la espalda a mi teoría y retirarse como si nada, fuera parte de ordenarme que me comportarse como una persona normal. Era una bruta; si realmente pensase con el cerebro, se daría cuenta de que tenía alguna oportunidad con alguien que no era normal, sino que era mejor que normal. Ya acudiría llorándome, o quizá no mereciese la pena intentarlo siquiera.

Cuando Hitori golpeó la esfera un nuevo caos se desató. La teoría de Fyk había fallado por completo; la esfera rebotó por toda la sala, algo que me hizo imaginar qué venía después. Pero a pesar de ellos, no fui capaz de verla venir; la bola me golpeó por la espalda, tirándome hacia el suelo de un buen ataque. Comprobé que las gafas estaban bien, pero dentro de mí maldije todo cuanto existía por aquel ataque a traición. ¿Cuándo terminaría aquello?

—Vale, los ataques físicos no sirven... —comenté acercándome a Fyk, con la mano en la espalda dolido—. Descartamos el gris como tal y lo ponemos como posible afinidad a viento, aunque no estemos seguros de ello... ¿Ideas?

Hitori, por su parte, se aproximó a nosotros. Había podido ver cómo se había librado de los ataques de la esfera, algo que no me gustó nada. Le atendí con una falsa y claramente forzada sonrisa a aquello que tenía que contarnos.

—Cuando toqué la esfera celeste... tenía un tacto extraño. Era refrescante y parecía húmedo... Como si tocase agua fresca, pero sin llegar a mojarme las manos. ¿Q-qué creéis que puede significar?

—Que te has meado encima —me burlé en voz baja—. Pobrecito, ¿necesitas un pañal?

Sin embargo, el chico inútil no me contestó. Posiblemente ni me había escuchado mientras miraba a otra de las esferas.

—Quizás los otros colores tienen otras sensaciones...

—Eso es algo que ya imaginábamos. Tendremos que probar... Puede ser arriesgado, pero vamos a intentar algo. Fyk, ¿podrías ir hasta aquella esfera verde y darle dos golpes suaves hasta que cambie al color blanco? Yo por mi parte me acercaré al amarillo y lo golpearé dos veces para que cambie a gris. Contaré hasta tres y cuando llegue, golpea con fuerza tu esfera, la cual cambiará a roja; yo haré lo mismo con la gris, que pasará a celeste. Si según Hitori está fresca como el agua, algo puede pasar. Si no, acabaremos mal, pero descartaremos la hipótesis. Recuerda: es muy importancia la sincronización.

Esperé a una respuesta del compañero y, dando por hecho que no diría que no, me acerqué a la esfera. Tras un par de golpes ligeros para que cambiasen de color, esperé unos segundos y me centré en donde estaba la otra. Tragué saliva y expiré aire.

—¿Preparado? Uno... Dos... ¡Tres!

Propiné un puñetazo, no muy fuerte por mis capacidades físicas, pero sí lo suficientemente potente como para que se dirigiese hacia la otra esfera, la cual esperaba que Fyk hubiese golpeado también.

[Final Fan]

Cuando Ivan propuso una estrategia, suspiré al ver cómo Dejay desistía, alegando que las pelotas le habían hecho mucho daño. Me sentí un poco culpable, ya que el primero que golpeó las esferas fui yo... pero supuse que, siendo como era ella, no querría la compasión de nadie, así que decidí dejarla estar. Hitori, por su parte, se dirigió hacia una de las esferas para llevar a cabo el plan...

Y pasó otra vez. No logré apartarme a tiempo y la esfera me dio en toda la cara, echándome al suelo. Por lo menos no dolía demasiado...

—Aaay... —me quejé en voz baja.

Al levantarme, vi cómo Kit se me acercaba a comentar la situación.

—Vale, los ataques físicos no sirven... —obvió—. Descartamos el gris como tal y lo ponemos como posible afinidad a viento, aunque no estemos seguros de ello... ¿Ideas?

—Pues... podríamos seguir la idea de atacar a cada esfera con su elem...

Antes de poder acabar, Hitori se acercó para comentarnos sus impresiones sobre el plan.

—Cuando toqué la esfera celeste... tenía un tacto extraño. Era refrescante y parecía húmedo... Como si tocase agua fresca, pero sin llegar a mojarme las manos. ¿Q-qué creéis que puede significar?

—Que te has me...

—PUES SUPONGO —dije, intentando eclipsar el comentario de Ivan— que es una prueba más para aceptar la idea de que cada color es de un elemento. Celeste parece ser agua, no hielo como creíamos.

—Quizás los otros colores tienen otras sensaciones... —acabó Hitori.

—Es probable —afirmé—. La blanca era flexible y maleable... aunque no sé qué tendrá que ver eso con la luz, ahora que lo pienso. Mmm...

Intenté reordenar un poco las ideas en mi cabeza. ¿Y si los colores no eran elementos, sino materiales? Mientras pensaba en esa posibilidad, Ivan me dio unas instrucciones siguiendo con la idea de los colores. ¿Hacer chocar una esfera celeste con otra roja? Sí... a priori era una buena idea. Si la roja fuese fuego y la celeste agua, como creíamos, de algún modo podrían anularse. No le di muchas más vueltas y me dirigí hacia una de las esferas, la más cercana a la que había elegido Kit. Le di toquecitos hasta que se puso blanca, mientras que la de Ivan se puso gris. Cada vez que cambiaba de color, intentaba notar en mi mano alguna textura peculiar. Me disponía a darle el puñetazo, cuando se me ocurrió que...

—Pero si resulta que las dos esferas desaparecen, luego nos quedan tres. ¿Cómo vamos a relacio...?

—¿Preparado? —me interrumpió.

—¡A-ah! ¡Sí! —exclamé, preparándome.

—Uno... Dos... ¡Tres!

Le di un fuerte golpe a la par que Ivan, para hacer que las dos pelotas se entre chocasen. Sin embargo, no bajé la guardia y me aparté de la trayectoria del rebote antes de que el impacto ocurriese, por si acaso.

[Deja]

—Puedes descansar cuanto te plazca. Descansar, o abandonar la prueba, tú decides. Pero ten en cuenta que estoy valorando todo. No me pasará nada desapercibido.

—"La la la la. Descansar, eso hago Nanashi."

Mentí hasta en mis propios pensamientos. "Te odio." Miré hacia Nanashi. "Y a ti también." Me giré para ponerme en linea recta con Kit. Kit era un inútil al que todos hacían caso porque sonaba convincente. Y allí estábamos, sin poder resolver el entrenamiento que ya se me antojaba un pequeño acertijo.

Hitori golpeó. La bola rodó y chocó contra su compañera haciendo rebotar en Kit y en Fyk. Pobre Fyk, no se lo merecía. Era cierto que me hizo bastante daño —en su mayor parte imaginario— la primera esfera. Hitori, por suerte no provocó daño alguno en sí mismo ni en mi propio cuerpo.

—Cuando toqué la esfera celeste... tenía un tacto extraño. Era refrescante y parecía húmedo... Como si tocase agua fresca, pero sin llegar a mojarme las manos. ¿Q-qué creéis que puede significar?

Hitori sorprendido, confuso y un poco tímido evaluó el golpe para hacernos conscientes de a qué nos enfrentábamos. Las bolas otorgaban una especie de sensación que se caracterizaba por su color. La celeste supuso un tacto refrescante para mi compañero.

Se me ocurrió tal grandiosa la idea, mucho mejor que la de Kit o la de Fyk. Había que conocer todas las características de las esferas redondas que volaban sueltas. Quizás conociendo sus características podríamos derrotarlas.

—Hitori, ven aquí. Tengo una estrategia. Más que eso es para hacer una evaluación de las esferas, conocer sus características y así poder derrotarlas. Lo mejor es no golpearlas y conocer sus características antes de que caigamos bajo su poder —señalé mi costado con el dedo índice. Al hacerlo, como un rayo se me pasó otra teoría diferente por la cabeza—. ¡Oh! ¿Y si cada uno siente una cosa diferente aunque las bolas no sean del mismo color?

Fyk y Kit parecían concentrados en hacer chocar dos bolas, eso me iba a perjudicar. A mí y al grupo. De ninguna forma iban a explotar. Seguramente, probablemente van a rebotar y van a llevarse a los dos por delante.

Reí con mi predecible pensamiento. Dejé que se me notara la risa mientras me levantaba.

—¡Voy a la verde! —quizás, una de las más alejadas del grupo por seguridad—. Tú toca la blanca, sin golpear. Y por favor, intenta esquivar la catástrofe que están apunto de hacer Kit y Fyk.

[Nell]

Dejay acertó de pleno. Ivan y Fyk golpearon sus esferas hasta hacerles cambiar al color que querían y, con todas sus fuerzas, enfrentaron a las esferas entre ellas. ¿El resultado? Un nuevo caos en la sala. Las esferas chocaron cambiaron sus colores, pero como si se ignoraran la una a la otra, rebotaron y cambiaron el rumbo, iniciando otra vez el juego de pinball. En esta ocasión, lograron golpear también a otras dos bolas, que provocaron más tumulto en la sala. Nanashi tuvo que volver a protegerse tras un escudo y nadie se libró de varios golpes. Ivan y Fyk recibieron algunos y uno concreto en la cabeza, como si el karma se la hubiese estado guardando.

Finalmente, las esferas volvieron a su movimiento natural (muuuy lento, pero no inmóvil del todo), con cuatro nuevos colores, aparte del amarillo que se había librado: una verde, dos rojas y una negra.

A pesar de que la anterior verde había desaparecido (entre otras cosas por ser la causante de los nuevos colores), Dejay pudo acercarse al nuevo verde de la habitación. Le bastó poner las manos un momento encima para sentirlo, sin golpearlo: alivio, paz, tranquilidad… ¿Había recibido un fuerte golpe alguna vez en el pecho? Si era así, con aquella cantidad de sentimientos positivos y relajantes, no podía recordar el dolor.

Por su parte, no había ninguna blanca en la habitación, por lo que Hitori no pudo hacer nada, tanto si tenía intención de obedecer a Dejay como si no.

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Empiezo a liarme, así que voy a dejar el listado de colores a partir de ahora en cada post.
Actuales: amarillo, verde, rojo x2, negro.

[Final Fan]

Suspiré muy, pero que muy profundamente cuando las esferas me hubieron tirado al suelo de nuevo. Con la cara pegada a las baldosas, a uno le dan ganas de replantearse cosas... en mi caso no fue así, pero al levantarme y ver que no habíamos conseguido nada y que las pelotas habían vuelto a cambiar de color, solté un leve quejido.

Me levanté y miré a Nanashi, sopesándola. ¿Que sería lo que quería que hiciésemos? ¿Era su estilo hacernos golpear bolas hasta romperlas? No... tenía que ser algo menos físico. Más intelectual, más... cromático. Me dirigí a mis compañeros. Parecía que Dejay se volvía a incorporar al grupo... ya debía haberle pasado el dolor.

—No creo que se trate de darles golpes para romperlas —comenté—. Creo que se nos acaban un poco las ideas, así que voy a probar a realizar una de mis primeras estrategias que fue descartada. No se pierde nada... y además las bolas no saldrán rebotadas de nuevo, no os preocupéis —añadí.

Me dirigí a cada una de las esferas, tocándolas suavemente el número de veces necesario para que todas se volviesen del mismo color... negro. Como una de ellas ya tenía esa tonalidad, no me hizo falta tocarla. Con ello, intenté también analizar si la textura de la esfera cambiaba a la vez que el color o si cada pelota tenía una textura determinada que no cambiaba tuviese el color que tuviese. Si se trataba del segundo caso, quizás se me ocurriría algo.

—Viva la monotonía —dije, sarcástico, cuando ya todas las pelotas eran negras.

[Deja]

Mientras me acercaba corriendo hasta la esfera verde una bola surgió de la nada y golpeó mi objetivo. Frustrada me giré para observar que habían hecho, Kit y Fyk sin pensar tocaron sus respectivas bolas y estas chocaron para provocar el efecto inicia. Recibieron un chasco y la sorpresa de que las bolas se los llevaran por delante.

Reí, pero por poco tiempo. Por desgracia la bola verde me cogió desprevenida por la espalda y me llevó consigo hasta hacerme chocar contra el suelo. Kit es penoso, si era tan listo ¿porque no se le habría ocurrido a él? Inteligente no era la verdad.

Contra todos los peligros me acerqué a la nueva bola verde. Cogí la mano derecha con la izquierda y la posé suavemente sobra la bola como si tuviera una mano inválida.

—Pureza. Alivio. Satisfacción, paz interna —intenté definir lo que me pasaba al instante, para colocar en su sitio a mis compañeros—. Eso me transmite a mí la bola verde.

Sin previo aviso Fyk se adelantó en acciones a los demás y toco todas las bolas para dejarlas en negro. Recuerdo su primer comentario. "¿Y si se trata de un color concreto el que se tiene que repetir en las cinco? Mejor no dejo la idea de lado..." Puede ser, y quién sabe, podía proponer otra teoría.

—Fyk, estoy de acuerdo. En parte tiene lógica aunque no creo que desaparezcan sin más. Pero para saber un poco más de ellas vamos a tocar una cada uno. Una diferente —hice una pausa mientras pensaba—. Sí, eso haremos, sin golpear.

[Hitori]

La estrategia había fallado otra vez. Mientras Hitori se dirigía a comprobar la teoría que había expueso Dejay, ya recuperada, Fyk y Kit hicieron chocar las esferas, provocando nuevamente el caos. Debido a esto, Hitori no pudo alcanzar la esfera blanca, puesto que chocó contra otra, cambiando de color mientras rebotaba por toda la sala mientras el chico la seguía con la mirada. De repente, esa misma esfera se dirigió como una bala hacia él, golpeándole de lleno.

—Malditas... esferas... —se quejó únicamente, palpándose la zona golpeada.

Cuando llegó la calma, tan sólo quedaba la esfera que Dejay había decidido tocar: la verde.

—Pureza. Alivio. Satisfacción, paz interna —explicó Dejay, definiendo lo que ella sentía al tocar la esfera verde—. Eso me transmite a mí la bola verde.

Por su parte, Fyk llevó a cabo la primera teoría que se le había ocurrido: Volver todas las esferas de un color determinado. Así pues, se puso manos a la obra, después de que Dejay se separase de la esfera verde. El pequeño azulado convirtió todas las esferas en orbes negros como el carbón.

Hitori, por su parte, se quedó en el sitio, sin hacer nada. Estaba algo harto de aquella situación repetitiva y no se le ocurría ninguna idea. Sin embargo, el chico seguía opinando que lo mejor era seguir la estrategia que había sugerido Ivan: Atacar las esferas con una magia determinada. Sin embargo, no dijo nada y esperó a ver qué ocurría con la idea de Fyk.

[Soul Artist]

Desastre. Eso era, en general, lo que habíamos montado Fyk y yo. Las esferas chocaron, rebotaron y fueron a pegarse con las demás exceptuando a una, por lo que el pequeño y yo tuvimos que recurrir a la estrategia de "sálvese quien pueda". Sí, salvados quedaríamos, pero cada uno recibiría fuertes golpes en el cuerpo y yo uno en la cabeza, como si mi madre me hubiese pillado echando mano a una tarta enfriándose. Claro que mi madre nunca me daría un coscorrón, pero el ejemplo era claro.

Dejay había decidido unirse de nuevo al grupo, ya "descansada". Simplemente, ignoré sus actos (aunque no olvidé sus palabras) y escuché lo que tenía que decir acerca de la esfera verde. Lo que describía eran los efectos de la magia Cura; ¿pero qué podía significar? ¿La esfera quizás recuperase a aquel que la tocara? Llevé mi mano a mi barbilla y comencé a deliberar dentro de mi mente mientras Fyk colocaba las esferas en color negro.

Antes había pensado que tal vez usando la magia podrían ser destruídas. Me parecía algo obvio, muy obvio, quizás demasiado obvio. Podía experimentar, pero ¿cómo sabría si funcionaría? ¿O cómo había que usar en la celeste (color más apropiado para Hielo que Aqua) habría que usar Piro o Hielo? Si Dejay se mostrase más participativa, quizás podríamos avanzar un poco en las teorías. Pero claro, no...

Por ahora sería mejor dejar avanzar el asunto. Observaría y juzgaría.

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¿Dónde está el límite de vida? ¿Lo señalas tú o lo marcamos nosotros? Porque tampoco sabemos exactamente cuánto daño hacen las bolas. Duelen, pero ¿pueden llevar al desmayo?

[Nell]

Spoiler: Mostrar

Mientras no diga lo contrario, no os hacen el suficiente daño como para que no podáis continuar u os afecte más que un par de chichones o moratones posteriores. Por cierto, he repartido las esferas que tocáis, para poder aclarar quién siente qué.

Actuales: todas negras.

PD. La negrita se aplica en todas las esferas, para no repetir.

Dejay y Fyk, por separado, comenzaron a cambiar las esferas de color, al contrario que Hitori e Ivan que decidieron quedarse al margen, para adaptarlas todas al negro. Su objetivo era averiguar la textura que presentaba cada una al variar la tonalidad.

Dejay se encargó de la amarilla. Nada más rozarla, sintió en sus dedos una sensación chispeante, y un poco desagradable, como si le estuvieran dando pequeños calambres, aunque poco dañinos. Los efectos de la esfera no se presentaron hasta quedar sus manos posadas durante unos breves segundos, algo que no habría podido averiguar si simplemente la hubiese golpeado. Tras registrar la sensación, la zarandeó para cambiarla a negra.

La siguiente fue la verde, por Fyk. Sintió lo mismo que Dejay al tocarla, las mismas sensaciones que había descrito la joven. Luego, cambió a la morada, cuyo tacto resultaba escalofriante por alguna razón, a pesar del liso de la bola. El siguiente fue el blanco, que ya lo conocía. Pasó al rojo, que desprendía calor por sí mismo. Por otro lado, estaba la azul, que parecía dura y fría. Y por último, el amarillo, con el cual experimentó también las chispas que Dejay había notado.

A ambos les tocó una esfera rojo a cada uno, por lo que pudieron ir comprobando gran parte de las sensaciones que Fyk había pasado antes. Si compartían opiniones, se darían cuenta de que notaban lo mismo.

Por último, las negras, ya todas juntas reunidas. Eran las bolas más extrañas, pues no transmitían ningún tacto en particular, sino el mismo flexible y moldeable del blanco. Eran los únicos colores que no variaban entre sí.

Y si esperaban que ocurriera algo al coincidir todos los colores negros, se llevaron un chasco, ya que las esferas no hicieron nada.

[Final Fan]

Tras llevar a cabo mi idea y no dar ésta resultado, me dirigí al resto de mis compañeros para comentarles lo que había notado cada vez que la esfera cambiaba de color.

—...así que sí, con cada color viene dada una sensación distinta asociada a un elemento —finalicé—. Además, cuando las esferas son de color blanco o negro no parecen emitir nada en especial. Son pelotas flotantes y punto.

Vi cómo los ahora negros causantes de nuestros quebraderos de cabeza seguían flotando en el aire, levitando lentamente de un lado a otro. Suspiré.

—Supongo que la violeta no se refiere a Gravedad, entonces, sino a Oscuridad —opiné—. Me intrigan las blancas y las negras, aunque creo que ahora mismo nuestra mejor baza es intentar destruirlas aplicándoles magia de un elemento concreto, sin complicarnos más la vida.

Aquello ya me empezaba a superar. Eché un vistazo al serio rostro de Nanashi una vez más. ¿Qué estaría opinando sobre lo que estábamos haciendo?

[Deja]

Tras tocar la bola amarilla me di la vuelta y me referí a mis con un tono tranquilo y ligero. Alisando la ropa con las manos y devolviendo mi postura a la inicial mostré con complejas pero precisas palabras lo que había de transmitir. Pensé en comenzar con un: Queridos presentes, creo que no estamos yendo a ningún lado con esta estrategia. Demasiado informal, común. Se me ocurrió la fórmula perfecta.

—Queridos aprendices, tengo el leve pensamiento de que no vamos a parar a ninguna parte. Podemos seguir con nuestras andrajosas teorías pero no conseguiremos nada. ¿Alguien tiene en mente algún pensamiento con fundamento que nos ayude a acabar con esta plaga? —utilicé la palabra plaga en sentido metafórico—. La bola amarilla ha causado un efecto propio de la magia electro. He tenido que posar unos segundos las manos sobre la esfera para sentir el pleno efecto de la misma.

Intuyendo lo peor, me alejé hacia una esquina esperando cualquier movimiento de mis compañeros. Iban a golpearlas pero yo me mantendría al margen. "Con suerte salgo ilesa"

—¿Ideas? —corta y precisa, intentaba serlo. No más de lo necesario.

[Hitori]

Por fin llegó un período de relativa calma a aquel caótico entrenamiento. Lejos de seguir las anteriores tácticas de fuerza bruta, el grupo se centró en analizar las esferas, a la vez que probaban la teoría de Fyk de ponerlas todas del mismo color.
A pesar de que la teoría acabó como todas las demás, Dejay y Fyk sacaron información interesante del análisis.

Por un lado, Fyk informó al resto de aprendices que las esferas estaban asociadas a un elemento; sin embargo, las esferas blancas y negras no estaban ligadas a nada.

—Supongo que la violeta no se refiere a Gravedad, entonces, sino a Oscuridad —añadió el pequeño azulado.

Por otro lado, la joven rubia expuso, con palabras que Hitori consideró algo complicadas e incluso innecesarias, su cansancio respecto a los continuos fallos que habían tenido a lo largo de los pequeños y dolorosos experimentos del grupo. Así mismo, pidió nuevas sugerencias para acabar con la "plaga".

Hitori se quedó mirando a las esferas, pensativo, hasta que Dejay le proporcionó una información que puso a funcionar su mente por fin.

—La bola azul ha causado un efecto propio de la magia electro. He tenido que posar unos segundos las manos sobre la esfera para sentir el pleno efecto de la misma —comentó, a la vez que se alejaba de las esferas.

El chico empezó a pasearse por la sala, absorto en la teoría que empezó a idear e ignorando a sus compañeros.
"Las esferas tienen un elemento. Esto era algo que Kit ya supuso, y de ahí sacó su teoría de hacerlas chocar entre ellas. Pero hay un problema: Las esferas rebotan ante cualquier mínimo golpe. No se trata de golpearlas, sólo hay que..."

—Ya lo tengo —dijo, únicamente, mientras dirigía una firme mirada a sus compañeros—. La teoría de Kit iba bien encaminada, pero tenía una pega: No se trata de hacer chocar las bolas, lo único que tenemos que hacer... —Hitori se encaminó hacia una de las esferas, la tocó levemente hasta que se volvió de color rojo y la sujetó con ambas manos— ...Es ponerlas en contacto.

>>Haciendo chocar las esferas, éstas rebotan y acaban provocando el caos que hemos visto hasta ahora. Es normal, aunque tengan elementos propios en cada color, no dejan de ser esferas de un material similar a la goma.
>>Dejay nos dio una información importante: Hace falta estar un rato en contacto con la esfera para notar su elemento. Este es el otro fallo de la teoría de los choques: A las esferas no les dio tiempo a manifestar su elemento antes de rebotar.

Tomó aire y, habiendo olvidado cualquier vergüenza o inseguridad, concluyó su teoría.

—Por tanto, lo que tenemos que hacer es poner las esferas muy juntas, pegadas, pero sin ningún movimiento brusco. Simplemente, dejar que se transmitan el elemento propio el uno a la otra. ¿Me explico?

Acto seguido, alejó la esfera roja que tenía sujeta con ambas manos del grupo y la posó en una zona prudencial. Entonces miró a Kit e hizo algo que, sin duda, el altanero joven odiaría.

—Kit, pon una de las esferas de color celeste y tráela aquí con cuidado, dejándola pegada a la roja —ordenó—. Y después nos alejaremos.

[Soul Artist]

Escuché por orden los comentarios de mis compañeros tras haber tocado las esferas. Se descolocaba un poco la teoría de los colores en algunos puntos, como el color morado, pero seguía vigente de que, al menos la mayoría, representaban a magias elementales. La idea de Fyk de usar una magia en concreto es la que yo tenía desde un principio, pero con las limitaciones mágicas que teníamos no podíamos arriesgar hechizos. Ni por muy poderosas que fuesen las magias.

Noté que Dejay se había alejado de nosotros, como si fuésemos a provocar una locura. A mi mente me vino una tercera palabra para referirme a ella: rubia bruta cobarde. Bueno, qué podía esperar tras su retirada con Nanashi. Bajé la cabeza ligeramente con una sonrisa y continué en mis pensamientos, viendo que el inútil a mi lado comenzaba a hablar sin fundamento.

Si hubiese comprado éteres antes de salir de Ciudad de Paso... Quizá me hubiese arriesgado a un pequeño malgasto mágico. Pero no, había comprado una poción cuya utilidad probablemente nunca encontraría. Quizás debía arriesgarme a utilizar Campo helado en las esferas, que no las golpearían pero si fuesen sensibles a Hielo les afectaría; pero ¿sobre cuál esfera habría que usar la magia? ¿Sobre las azules o las rojas? Lo lógico, por supuesto, sería...

—Kit, pon una de las esferas de color celeste y tráela aquí con cuidado, dejándola pegada a la roja. Y después nos alejaremos.

Salí de mis pensamientos de inmediato al oír pronunciar mi apellido en labios de Hitori. En mi cara se dibujó una clara mueca de disgusto al ver que estaba recibiendo órdenes de él.

—¿Perdona? ¿Quién te has creído para...? —pregunté atónito, aunque callé acordándome de que Nanashi estaba allí juzgándome y que tampoco quería provocar la peor de las impresiones a Dejay. El muchacho me ignoró o no me escuchó igualmente, lo que provocó más enfado en mí.

Mientras me dirigía a por una de las oscuras esferas murmullé por lo bajo maldiciones contra Hitori. ¿Quién se había creído para darme órdenes? Venga ya... Me daban ganas de retarle a un combate mágico privado después del entrenamiento, de humillarle del mejor modo posible delante de todo el mundo para colocarle en su sitio. Claramente, en una batalla elemental le dejaría tumbado de un solo Hielo, quizá incluso de un Piro.

Comencé a empujar ligeramente una de las esferas en dirección hacia la roja que había puesto el chico inútil en el suelo. Fui golpeándola hasta pasarla a color celeste mientras seguía maldeciéndole en mi cabeza. Tan inmerso estaba en mis pensamientos, que cuando junté las dos esferas no me alejé como Hitori me había indicado.

[Nell]

Con una única idea en mente el grupo, Hitori e Ivan colocaron las esferas celeste y roja una junto a la otra, y se alejaron rápidamente. Por desgracia, nada sucedió, pasados unos largos minutos. Si hubiesen posado sus manos, se darían cuenta de que, en efecto, el frío y el calor se estarían emitiendo, pero no serían suficientes para acabar con la bola completamente o, al menos, hacerle el suficiente daño para notarlo.

Nanashi, al percatarse de lo perdidos que estaban, quiso repetir, usando el eco de la sala para ello:

—No desperdiciéis nada.