[Tierra de Partida] Bienvenidos a mi cocina

[Sombra]

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Ike, te recomiendo que repases bien lo que escribes antes de postearlo ya que los fallos que cometes son muy graves y afectará mucho en tu puntuación. Lo mismo va por ti, Fran, aunque has ido mejorando bastante desde el prólogo así que sigue mejorando como hasta ahora.

La bella maestra pareció sorprendida al ver como una aprendiza se atrevía a desafiar sus palabras, sin embargo no le molestó. Es más, pareció tranquilizarse bastante observando más cuidadosamente al Maestro Kazuki, que realmente tenía la cara de un color bastante raro.

—Nadhia, escuché hablar de ti. Escuché del Maestro Akio que derrotaste sin llave espada a la Maestra Lyn. Mi nombre es Nanashi y, como habréis deducido soy una Maestra de la llave espada— la maestra se movió de su sitio quedando frente al muchacho de cabello azul—. También he oído hablar un poco sobre tu extraña habilidad, Ike. El Maestro Ronin me contó como os conocisteis, y no. Me temo que no soy alguien que recuerde todos los tipos de escritura que tiene la gente. ¿Debería sonarme por algún motivo?— observó a Fran un segundo, aunque no comentó nada sobre él. Se acercó a Kazuki al cual examinó de cerca, suspiró—Maestro Kazuki, puede marcharse a descansar por hoy. Mog— llamó la maestra. El moguri apareció casi al momento caminando y no volando, como hacían los demás moguris, algo bastante llamativo.

—¿Sí, Maestra Nanashi? ¿Kupó?— preguntó casi al momento.

—Necesito que te encargues de estos aprendices hoy. Os agradecería si fueseis a investigar que es lo que ha pasado con la comida de hoy y que lo solucionéis— sentenció. Acto seguido, se dio la vuelta y se fue andando de una forma elegante junto a Kazuki, al cual ayudó a levantarse casi sin esfuerzo alguno del banco.

[EspeYuna]

Tras escuchar la voz de Ike, y ver que la joven Maestra no me contestaba, alcé la cabeza, aun con miedo de cruzarme de nuevo con sus ojos, bellos y serenos. Estaba observando detenidamente el estado del Maestro Kazuki.

—Nadhia, escuché hablar de ti. Escuché del Maestro Akio que derrotaste sin llave espada a la Maestra Lyn. Mi nombre es Nanashi y, como habréis deducido soy una Maestra de la llave espada— la maestra se dirigió entonces a Ike, para contestar a la pregunta que había mencionado. Pero yo no era capaz de prestar atención. ¿¡Que Akio había dicho qué!? ¿¡Que había derrotado a Lyn!?

Nanashi entonces se acercó al enfermo, y tras examinarle de nuevo, suspiró.

—Maestro Kazuki, puede marcharse a descansar por hoy. Mog —fue halagador que Nanashi creyese en mis ojos y mis palabras aquel día. Eso pensaba cuando apareció de nuevo Mog.

—¿Sí, Maestra Nanashi? ¿Kupó?

—Necesito que te encargues de estos aprendices hoy. Os agradecería si fueseis a investigar que es lo que ha pasado con la comida de hoy y que lo solucionéis— Nanashi se dio la vuelta y fue a ayudar a Kazuki, al que levantó sin problemas.

"Genial, no hay entrenamiento", pensé. Pero bueno, al menos yo sentía curiosidad por saber qué o quién había sido el causante de este desastre culinario. Me empezaron a rugir las tripas.

—¡Ah, Maestra Nanashi! —todavía mi cabeza le daba vueltas al asunto de Lyn. ¿Quién podría creerse que yo venciera a tal majestuosa cazadora? ¡Tenía que ser una broma! Dejé atrás por unos instantes a Ike, Fran y Mog y me dirigí hacia ella, ya bastante alejada para poder hablar a solas, acompañada de Kazuki — Me gustaría que, bueno... sobre lo que ha dicho Ak... el Maestro Akio... yo jamás la vencí, en realidad fue una tontería. Y ella fue la que me atrapó entre sus garras —miré hacia otro lado, sonrojada y pensando qué mosca le había picado a Akio para ir comentando esas cosas sobre mí —. Siento que haya tenido una idea equivocada. Y no sé qué más habrá dicho mi Maestro acerca de mí, pero... no quiero dar falsas esperanzas en alguien como yo. Pero me esforzaré en dar la talla como aprendiz de la Llave-Espada.

Y esperé la respuesta de Nanashi, antes de volver con mis compañeros y con Mog.

[Quico]

De repente, la maestra cambió de cara. Antes estaba enfadada, pero ahora parecía como comprensiva. Dejó de mirar a Kazuki con una mirada asesina, quizás porque se dio cuenta de que de verdad tenía una cara verde, lo que me relajó un poco.

—Nadhia, escuché hablar de ti. Escuché del Maestro Akio que derrotaste sin llave espada a la Maestra Lyn— miré en dirección a Nadhia. Parecía ser una persona más fuerte de lo que esperaba, lo que me dio un poco de envidia—. Mi nombre es Nanashi y, como habréis deducido soy una Maestra de la llave espada. También he oído hablar un poco sobre tu extraña habilidad, Ike— ¿extraña habilidad? Parecía que todo el mundo era especial mientras que yo, soy una persona normal. Les empecé a mirar de otra forma a ellos—.El Maestro Ronin me contó como os conocisteis, y no. Me temo que no soy alguien que recuerde todos los tipos de escritura que tiene la gente. ¿Debería sonarme por algún motivo?— le preguntó a Ike. Entonces se acercó hacia el banco donde estaba Kazuki sentado—. Maestro Kazuki, puede marcharse a descansar por hoy.

—Mog — y apareció el moguri de antes, que parecía haber aparecido de repente.

— ¿Sí, Maestra Nanashi? ¿Kupó?

—Necesito que te encargues de estos aprendices hoy. Os agradecería si fueseis a investigar qué es lo que ha pasado con la comida de hoy y que lo solucionéis. —agarró a mi maestro, como si él pesara una pluma.

El entrenamiento cambió inmediatamente de rumbo. Ya no tendríamos a Kazuki de maestro, sino a Mog, y supongo que inspeccionar la cocina no iba a ser la misión principal.

Entonces Nadhia pareció acordarse de algo que decirle a Nanashi, que ya se estaba alejando, así que ella se acercó hacia la maestra a hablarla.

Mientras tanto, estábamos Ike y yo con el moguri esperando a Nadhia, así que decidí preguntarle a Mog:
—Entonces… ¿c…cuál es el plan, Mog?

[DarkIke]

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Perdón por todo el retraso, estaba enfermo, tal que no podia ni siquiera mirar un simple programa de tele sin marearme, en todo caso perdón por la espera. Si por algún casual no cumplo alguna regla durante mis 2 siguientes post es por mi recuperación y aun estos un poco ido, y claro no quiero apartarme de la trama.

La respuesta de la maestra me entristeció, pero no era el tiempo para estar triste era tiempo de entrenar, y bueno miré a Nadhia y a Fran escuche las palabras de la Maestra Nanashi y del señor moguri y procure seguirlos a donde tengamos que ir, en silencio y pensativo.

- Em... ¿cuando vayamos a entrenar me podéis hacer un toque para entrenar? estaré... estaré absorto en mis pensamientos un rato. - dije con un tono tranquilo y... no muy cómodo.

Aparte aún tenía hambre por no haber comido nada seguía mis rugidos de la tripa sin poder hacer nada.

[Sombra]

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Ike, no pasa nada. Si tu problema era ese no es algo por lo que tengas que pedir disculpas, aunque te agradecería que la próxima vez avisases al GM que lleve tu trama, en este caso yo.

La maestra Nanashi escuchó silenciosa a Nadhia sin evitar sonreír al ver la honestidad en los ojos de la joven. Tras unos segundos la maestra se fue alejando por el camino de tierra con la misma elegancia con la que había llegado.

—Perfecto, vamos hacia la cocina, kupó—habló Mog contestando a Fran— . Como mandó la Maestra Nanashi, investigaremos que es lo que ocurrió allí, en la cocina y le pondremos fin, kupó.

El moguri se dirigió hacia el castillo sin esperar a que los aprendices dijesen nada caminando con ciertos aires de superioridad. Miró a Nadhia, que había estado hablando con Nanashi hasta hacía unos minutos.

—Vamos, kupó —animó a la aprendiza. El pequeño ser alado, que parecía negarse a volar siguió su ruta sin mediar más palabra.

---

El comedor del castillo estaba completamente desierto, un nauseabundo olor impregnaba el ambiente, como si algo se estuviese pudriendo en algún lugar. Las papeleras estaban a rebosar de los restos de la comida del día.

Un humo negro salía de una puerta que parecía llevar a las cocinas y subía pegándose en el techo.

Mog se tapó su redonda y enrojecida nariz para evitar vomitar por aquel extraño y horrible aroma.

—Espero que lo que sea que se está cocinando allí dentro no vaya a ser nuestra cena, kupó —deseó el peculiar moguri poniendo una cara de desagrado—. Al trabajo, muchachos.

[EspeYuna]

Ante el silencio de Nanashi volví mis ojos hacia ella, y me llevé una grata sorpresa al verla sonreír ante la sinceridad de mis palabras. Acto seguido la joven Maestra se fue alejando hacia el castillo, acompañada del Maestro Kazuki. Con absoluta elegancia.

Cuando fui a reunirme con mis compañeros, Mog ya estaba a poca distancia de mí, caminando, con cierto aire de superioridad.

—Vamos, kupó —me dijo el pequeño ser alado, que se dirigía hacia el castillo. Yo asentí con la cabeza, todavía algo nerviosa de lo que pudiese pensar el Moguri de mí. Me sentía algo incómoda con él, no podía evitarlo.

Seguí a Mog, pensando para mis adentros el por qué no utilizaría sus alas para volar.

---

¿Pero qué era esa peste de olor? No pude evitar llevarme una mano a la nariz y a la boca, tapándola, sin ocultar mi cara de asco a la "comida" tirada de forma apilada en los cubos de basura. El comedor estaba desierto, obviamente.

Empecé a toser, sin saber muy bien por qué, hasta que me di cuenta de que un desagradable humo invadía los techos del comedor. Seguí con mis ojos la fila de nubes negras. Se dirigía hacia unos pasillos cercanos al comedor... ¿llevaría a la cocina?

—Espero que lo que sea que se está cocinando allí dentro no vaya a ser nuestra cena, kupó. Al trabajo, muchachos.

—Sí —contesté yo. Me mataba la curiosidad por ver lo que "se estaba cociendo allí dentro". Kazuki había dicho "ella"... ¿a quién se referiría? ¿Alguna Maestra?

Me adentré en la cocina, esperando que Fran e Ike me siguieran.

[Quico]

—Perfecto, vamos hacia la cocina, kupó— me contestó Mog a mi pregunta—. Como mandó la Maestra Nanashi, investigaremos que es lo que ocurrió allí, en la cocina y le pondremos fin, kupó.

Entonces nos empezamos a dirigir hacia las cocinas. Fuímos hasta donde estaba Nadhia, y el moguri le dijo que nos siguiera, y ella obedeció en silencio, aunque con una mirada alegre y nerviosa. Seguramente fuera también la primera misión de Nadhia en Tierra de Partida.

Ya dentro del edificio, ya en dirección a las cocinas, Ike se dirigió a todos nosotros:

—Em... ¿Cuándo vayamos a entrenar me podéis hacer un toque para entrenar? Estaré... estaré absorto en mis pensamientos un rato —dijo Ike. No parecía sentirse muy bien. Quizás él también había sufrido los resultados de la sopa, si a eso se le podía llamar así, malévola, o quizás no había comido nada. Mog y Nadhia no parecían haberle escuchado, pero, en cambio, yo le respondí—. ¿Estás bien? No pareces sentirte muy bien… Quizás encontremos algo que te ayude en la cocina.

Entramos en el comedor. En ese mismo instante me tapé la nariz. ¿La comida de hoy era tan mala? Menos mal que no probé otra cosa, que si no… Observé con asco que las basuras del comedor estaban repletas de comida, de alguna forma ya descompuesta. Intenté recordar quién me dijo que la comida del comedor era de las mejores del universo.

Entonces, Nadhia elevó la vista hacia arriba, lo que hizo que la imitara. Había por el techo humo negro, que procedía de las puertas de la cocina.

—Espero que lo que sea que se está cocinando allí dentro no vaya a ser nuestra cena, kupó. Al trabajo, muchachos.

Tragué saliva pues, como seguramente tendríamos que entrar allí, tenía miedo de ver lo que podía encontrarme allí. Nadhia se adelantó con Mog, y parecían estar esperando a que fueramos nosotros.

—Y…ya vamos— me dirigí a Ike—. ¿Vienes?

[DarkIke]

- ¿Estás bien? No pareces sentirte muy bien… Quizás encontremos algo que te ayude en la cocina. - Dijo Fran, yo me paré y le dedique una sonrisa.

Nadhia y Mog ya se habían adelantado, estaban en la puerta del comedor esperándonos.

Mog dijo una frase al estar entrando al comedor. - Espero que lo que sea que se está cocinando allí dentro no vaya a ser nuestra cena, kupó. Al trabajo, muchachos.

Y…ya vamos- Habló Fran y seguidamente me preguntó. - ¿Vienes?

Si - Le contesté tranquilamente sin dejar de pensar en lo que me dijo la Maestra Nanashi

- Puag! ¿Que este olor? Ademas sale humo negro de la cocina, ¿no se estará quemando algo? - Dije tapando me la nariz.

Tenia hambre y nos habían llevado al comedor ha solucionar lo que pasase en el comedor, pero cuando vi y dije mi frase anterior, solté una frase que podía ser sin sentido, pero Nadhia y Fran ya habían escuchado afuera en el punto de quedada.

- Humo negro... fuego... podría haber un incendio si no se actúa con rapidez... si se quema podría... - En la ultima palabra ya se me estaba cayendo la baba.
Mire a mis compañeros y al moguri, y me puse andar inconscientemente hacia la cocina, guiado por el hambre.

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Si tengo errores podrías decirme cuales son Sombra?

[Sombra]

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No sé muy bien a que clase de errores te refieres ¿Ortográficos? De ser así puedo marcarte sobre los ¿? y ¡!, que normalmente parece que te comes el del principio, recuerda que en castellano se usan ambos. También te faltan acentos a mares. Si tienes google Chrome puede ayudarte su corrector, o si tienes Word. También repasa lo que escribes una vez hayas acabado para comprobar fallos con los tiempos personales, etc.

Los aprendices entraron en el interior de la cocina seguidos por Mog. Lo primero que pudieron percibir fue que aquel nauseabundo olor era incluso más fuerte ahora, también podrían percibir que el humo negro venía de una pota abierta que contenía alguna clase de "sopa" de color violeta que estaba hirviendo.

Las blancas paredes estaban sucias, manchadas por restos de comida que parecían haber sido lanzados por algún loco y si se fijaban, se darían cuenta de que una figura femenina envuelta en un delantal y con un gorro de chef se mantenía allí de pie revolviendo un mejunge que resultaba imposible identificar con algo que hubiesen visto antes. A su lado, un apurado moguri parecía estar acatando sus órdenes ya que revoloteaba con prisa portando zanhaorias, cebollas y demás ingredientes.

—Moglet, ahora trae más jamón y bacon, no olvides la lejía, para limpiar el colón, será bueno para la flora intestinal, así podremos cultivar jazmín en ellos y cocinaremos jazmín con bacon. Sísisisisisi, será genial.

La extraña mujer, que los que llevaran allí algún tiempo podrían reconocer como la demencial Maestra Yami empezó a cantar sin más sin siquiera darse cuenta de la presencia de los aprendices.

[EspeYuna]

Los tres nos adentramos en la cocina, sin darnos cuenta de que nos estábamos metiendo "en la boca del lobo", en un lugar peligroso, puesto que estaba "ella".

Los pasitos de Mog se oían detrás nuestra, supongo que él también sentiría curiosidad por saber qué clase de persona había podido hacer tal barbaridad con la comida.

En cuanto me adentré lo suficiente percaté un olor más fuerte que el anterior, nauseabundo y desagradable. Me llevé inconscientemente las dos manos a la nariz y a la boca, con una mueca de asco en cada una de mis facetas. Y no paraba de toser: siempre había sido sensible al humo. Me lloraban los ojos, seguramente ante la mirada de los demás estaría roja, pero intenté coger aire de algún sitio lejano a la pota que se encontraba en la cocina, con unas paredes sucias, llenas de comida. Ni siquiera quise ver lo que se estaba cociendo en ella.

Pero sí observé a la mujer que se encontraba revolviendo el mejunje de color... ¿violeta? Un Moguri revoloteaba alrededor de la chef, tirando y pelando zanahorias y demás ingredientes extraños... ¿¡eso era lejía!?

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—Moglet, ahora trae más jamón y bacon, no olvides la lejía, para limpiar el colón, será bueno para la flora intestinal, así podremos cultivar jazmín en ellos y cocinaremos jazmín con bacon. Sísisisisisi, será genial.

Enseguida la supe reconocer, había oído muchos rumores sobre su existencia y no había tenido la ocasión de encontrarme con ella. Su manera de actuar, de hablar y de "desvariar" por así decirlo... su vestimenta tras el delantal, un hermoso y enigmático "kimono", de los que sabía su nombre por libros del viejo Sendh... tenía que ser...

—Maestra Yami —pronuncié, segura de que se trataba de ella. Parecía muy entusiasmada por el trabajo que estaba haciendo. Pero, realmente, no se daba cuenta del daño que le estaba causando a los estómagos de sus compañeros y de sus propios aprendices en Tierra de Partida. Me acerqué a la Maestra, que se mostraba divertida cantando y le aconsejé de la forma más amistosa posible, incluso sonriendo, porque me resultó curiosa la idea de la lejía para "limpiar" el intestino. Era típico de las ideas de un niño pequeño, y todo lo que tuviera que ver con la infancia me fascinaba. También intenté no taparme la boca, seguramente no vomitaría porque, además, no tenía nada en el estómago para echar fuera de mi cuerpo—. ¿Sabe, Maestra Yami? Yo creo que con la lejía, lo más probable es que no se limpien los intestinos. Al contrario, creo que quedarán un poco chamuscados —pensé en lo mal que lo estaría pasando Kazuki. ¿Qué otra cosa habría echado la excéntrica Maestra? ¿Jabón? ¿Colonia quizás? Aún así, debía tratar así a Yami, puesto que tenía una manera de ver el mundo diferente a los demás. Otra de las cosas por las que sentía curiosidad —. ¿Qué le parece si usa yogur? Eso sí que ayuda a mejorar la flora intestinal. Aunque debo decirle que si lo mezcla con todo lo anterior perdería su efecto, ¿lo sabía?

Ahí iba un intento para convencer a la Maestra Yami. Seguramente no querría dejar el puesto de cocina, pero si al menos le enseñaba a "cocinar bien", habríamos ganado algo.

[Quico]

Entramos Mog, Nadhia, Ike y yo a la cocina. Me encontré con un panorama desolador: un olor horrible, inaguantable, paredes llenas de comida, como si alguien se hubiera puesto a lanzar la comida por los aires y la cocina llena de humo negro que procedía de una cacerola a la que decidí no asomarme por ciertas razones relacionadas con mi pobre estómago.

Entonces, vi que había una persona en la cocina. Era una chica que llevaba puesto un delantal y un gorro en la cabeza, por lo menos la sopa, pues suponía que esa la había hecho ella, no estaba llena de pelos. Estaba delante de otra cacerola haciendo otra especie de sopa, aunque no sabría decir que era exactamente. Además, también tenía un moguri a su lado que parecía estar ayudándola trayendo y llevando ingredientes, aunque de forma obligada.

—Moglet, ahora trae más jamón y bacon, no olvides la lejía, para limpiar el colón, será bueno para la flora intestinal, así podremos cultivar jazmín en ellos y cocinaremos jazmín con bacon. Sísisisisisi, será genial.

Me asombré mucho. ¿Quién querría cultivar jazmines en un intestino? ¿La sopa de esta mañana tenía lejía? Me entraron arcadas, pero intenté no vomitar.

—Maestra Yami — ¿era una maestra? — ¿Sabe, Maestra Yami? Yo creo que con la lejía, lo más probable es que no se limpien los intestinos. Al contrario, creo que quedarán un poco chamuscados ¿Qué le parece si usa yogur? Eso sí que ayuda a mejorar la flora intestinal. Aunque debo decirle que si lo mezcla con todo lo anterior perdería su efecto, ¿lo sabía?

Nadhia intentó decirle algo a Yami para evitar una mayor barbarie, así que intenté ayudarla:

—Yo nunca utilizaría lejía para “lavar” un estómago, casi nos mata a todos, excepto los que no comieron su “sopa”.

[Sombra]

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Ike me ha dicho que estará ausente hasta este viernes, pero podremos continuar sin él, eso me pidió así que...

La extraña mujer se giró de golpe mirando a la cara de Nadhia a escasos centímetros con sorpresa. En realidad ni parecía una maestra por su aspecto tan excesivamente delicado, incluso más delicado que el de Nanashi.

—No lo entiendes, nosotras sabemos lo que hacemos, si señor —se negó a escuchar los consejos de la muchacha haciendo un simpático gesto con sus manos. La mujer pareció reparar en la presencia de los otros aprendices—. ¡Oh! Hola, somos la Maestra Yami.

Se acercó uno a uno poniéndose a escasos centímetros de sus rostros mirándo a sus ojos con una increíble intensidad. Finalmente, vio a Mog al cual se acercó unos pasos, y sin más se tiró sobre él para abrazarlo, este no se apartó del achuchón que la maestra le estaba dando.

—No es como que me guste, o algo así, ¡kupó!—comentó dirigiéndose a los aprendices que posiblemente no se esperaban aquella escena por parte de una maestra, aunque con Yami todo era posible.

—¡Mog! —exclamó contenta abrazándole aún más fuerte. Por lo que podía verse, para Yami, Mog era una especie de pelucha desde su extraño punto de vista.

Durante aquel suceso, Ike empezó a ponerse de un color verdoso, parecía que el nauseabundo olor le había afectado especialmente, por lo que cuando se llevó la mano a la boca para evitar vomitar salió corriendo dejándo a los otros aprendices sin mediar más palabra, en realidad había sido tan discreto a la hora de marcharse que quizás ni se fijaran en su repentina desaparición.

[EspeYuna]

—Yo nunca utilizaría lejía para “lavar” un estómago, casi nos mata a todos, excepto los que no comieron su “sopa” —dijo Fran, intentando ayudarme.

Entonces fue cuando Yami se giró con cara de sorpresa hacia mi rostro, y estuvimos a escasos centímetros la una de la otra. Sus ojos eran muy bonitos, curiosos por la presencia de los míos. A comparación de Nanashi, Yami parecía una chica más delicada, vestida con su precioso kimono, como para tratarse de una Maestra de la Llave-Espada. Aunque bien sabía que las apariencias engañaban en Tierra de Partida.

Yo era aprendiz de un crío de diez años, bocazas y egocéntrico.

—No lo entiendes, nosotras sabemos lo que hacemos, si señor —no me hizo caso. Lo veía venir de lejos, por lo que había escuchado sobre ella—. ¡Oh! Hola, somos la Maestra Yami.

Se alejó de mí e hizo el mismo "ritual" con Fran e Ike. Los observó fijamente a los ojos, con una intensidad desbordante, como si quisiera traspasarlos de algún modo. Me llevé una inusual sorpresa cuando Yami se abalanzó sobre Mog y lo abrazó con un peculiar cariño.

—No es como que me guste, o algo así, ¡kupó!—comentó el aplastado Moguri dirigiéndose a nosotros.

—¡Mog! —exclamó la joven Maestra achuchando con más fuerza a Mog, como si se tratara de un peluche. Ese aspecto de Yami podía entenderlo. A mí me encantaba abrazar a Mogara, mi pequeña amiguita Moguri. Su pomposa nariz, sus manitas... amaba todo lo "lindo", por así decirlo.

—Maestra Yami, veníamos a hablarle sobre la comida. Esto... —me paré, pensativa. Había intentado persuadir su "gusto" por la cocina, pero era inútil. Ella haría lo que le vendría en gana. Dudaba de que nos hiciera caso. Entonces... ¿qué podríamos hacer?

Lo malo es que no me gustaba hacerle daño a las personas. Era sincera, sí, pero para esa clase de situación prefería callarme y no hacer daño a la gente de mi alrededor.

Quizás a Mog se le ocurriese algo, puesto que yo no veía solución alguna, salvo dejar a la Maestra "fuera de combate".

[Quico]

La supuesta maestra Yami, que así la había llamado Nadhia se giró hacía donde estaba ella y se acercó, poniéndose muy cerca de su cara.

—No lo entiendes, nosotras sabemos lo que hacemos, si señor — ¿nosotras? Quizás hablara contando al moguri, si no sería un poco extraño. Parecía una persona muy alegre, pues no se tomó a mal ni el comentario de Nadhia ni el mío—. ¡Oh! Hola, somos la Maestra Yami —parece que sí tenía dos personalidades, aunque tampoco importaba mucho, me caía bien—.

Después de hablar ella, hizo lo mismo que hizo con la aprendiza; acercarse a nosotros muchos, observándonos a los ojos hasta que le tocó el turno a Mog. Cuando estuvo delante de él, se tiró encima Yami.

—No es como que me guste, o algo así, ¡kupó! —nos dijo Mog, quizás por la extraña escena que estaba viviendo el moguri.

— ¡Mog! —exclamó Yami. Parecía muy feliz de volver a ver a Mog, casi como si hubieran pasado años sin verse, aunque le estaba empezando a apretujar de una forma que no creo que Mog pudiera aguantar.

Entonces Ike se volvió hacía la puerta del comedor y se fue corriendo. No parecía encontrarse muy bien dentro de la cocina.

—Maestra Yami, veníamos a hablarle sobre la comida. Esto... — intentó decir Nadhia, pensativa.

Pensé en realizar una estrategia para intentar doblegar los esfuerzos de Yami en “cocinar” la comida de Tierra de Partida y pensando miré hacia Mog.

— Maestra Yami, ¿podría yo también darle un abrazo a Mog? Parece muy suave y blandito.

[Sombra]

La puerta de la cocina se abrió de pronto haciendo que cualquier cosa que los aprendices estuviesen haciendo fuera interrumpida.

Un hombre con melena negra y fiera mirada que vestía con una especie de chaqueta de camuflaje ártico, unos pantalones vaqueros sencillos (aunque con un llamativo cinturón de cabra) y un extraño collar. A su espalda podía verse un par de alas que parecían ser un accesorio de su atuendo. Lo que más destacaba de él era sin duda su tamaño. ¿Medía dos metros y mucho tal vez?

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—¡Hola Higashizawa! Mira que estoy preparando —exclamó la maestra. Parecía casi una niña de preescolar que quería enseñarle a la "profe" un trabajo bien hecho.

El hombre se acercó a la pota y sin mediar palabra tiró la pota al suelo haciendo que todo el mejunge (que según Yami era comida) se desperdigara manchando todo el suelo. La maestra abrió los ojos como platos como si no esperase aquello.

—Esta es mi cocina, y no pienso dejar que la toques por muy maestra que seas —habló con una voz grave—. Y no pienso volver a cocinar hasta que no cumplais mis condiciones.

El hombre parecía bastante enfadado por algún motivo. ¿Quién podría ser realmente aquella persona?