[Espacio Profundo] Dead Space

por **Sombra** » Vie Ago 24, 2012 5:41 pm

Fyk, Nadhia e Ivan pensaron bien lo que hacer y cada uno se dispuso a ayudar a su manera. Ivan usó una Panacea que volvió a la normalidad a Gantu, como si nada hubiese pasado. El gigante se levantó del suelo y se dispuso a luchar codo con codo con los aprendices. Pero Ivan no quedó quieto después de aquello, si no que aprovechó un buen momento para lanzar un hielo que se fragmentó en minúsculos trozos que dieron a casi todos los Soldado provocando daños que no eran para nada severos, pero que habían debilitado algo a todos, lo que ayudaría bastante.

Nadhia tuvo una gran idea y pulsó el botón del Busca, el cual lanzó una señal que fue directa a Kazuki (estuviese donde estuviese) y por otro lado, la Perla que lanzó impactó contra uno de los Soldado que fue lanzado hacia atrás dejándole muy debilitado, aunque no llegase a eliminarlo como había supuesto aunque gracias al ataque que Ivan había realizado parecía que el más mínimo golpe acabaría con él. Se dirigió a otro de los Soldado y trató de clavar su llave espada en su pecho, sin éxito. Al contrario que su fuerza mágica, su fuerza física no hizo más que causar una diminuta herida que no acabaría ni de lejos con la vida del ser de la oscuridad.

Por último, Fyk decidió usar Libra el cual proporcionó algunos datos sobre su objetivo, pero por desgracia, parecía que a ella costaría bastante analizarla, aunque a saber por qué... Fyk corrió hacia el Pendrive con la intención de cogerlo, pero Chihiro era más rápida y se situó a espaldas del niño al cual cogió del cuello de la camiseta, por la nuca para ser exactos levantandole del suelo.

—Veo que no me dejaréis acabar mi trabajo sin más, ¿eh? Me gustaría acabar este asunto cuanto antes. Pensad que fuera siguen luchando contra los sincorazón y que aún siguen muriendo habitantes de este mundo. Mientras antes acabe menos gente morirá. ¿Queréis ser responsables de las muertes de los del Cuerpo de Defensa?

>Bueno, no tendréis tiempo de sentiros mal. Acabaré con vosotros yo misma, aprendices de la Llave Espada.

Su voz era fría como el hielo y su lengua afilada como una cuchilla. Era temible, fuerte y parecía disponer de magias que ellos no controlaban y que superaban por mucho a cualquiera de ellos pero lo más temible de ella era que acababa de decir que acabaría con ellos...

—¡Barrera! —exclamó. Una barrera idéntica a aquella que había aparecido en la cámara Cerebrum se materializó rodeando la zona donde se encontraban bloqueando cualquier vía de escape. El lugar donde se encontraba aquel ordenador era bastante amplio y se extendía en forma de rectángulo, pero el camino por el que habían llegado y que estaba lleno de los documentos había sido completamente sellado. Nadie de dentro podía salir a fuera... Sin embargo, aquello no significaba que lo de Fuera pudiese entrar a Dentro.

Y era por eso, cuando Chihiro hizo aparecer en su mano un sable y lo bajó con todas sus fuerzas contra Fyk para acabar con su vida un enorme rayo impactó de lleno contra la cara de la mujer que no tuvo más remedio que ver como el ataque se dirigía a ella provocando así que Fyk se librase por un solo segundo.

Kazuki había aparecido y estaba armado con su llave espada.

—Vaya, Kazuki. Ha pasado mucho tiempo —sonrió con nostalgia.

—Chihiro. Deja a mis aprendices y déjame arrestarte. Tus crímenes son imperdonables —dijo con una decisión impropia de él. ¿En verdad era aquel el despistado maestro que acostumbraba a hablar sonámbulo? En aquel momento, su rostro era duro como el de una roca y sus ojeras no estaban presentes, habían sido sustituídas por una mirada seria y amenazadora.

—Mphf... intenta capturarme entonces.

Tanto el maestro como la reclusa chocaron sus armas haciendo que una onda de choque saliese a consecuencia del poder de ambos. No había sido algo demasíado poderoso como para que afectase a los demás que se encontraban cerca, como Fyk (el cual había notado más que ningún otro el poder de ambos) el cual estaba en el suelo justo al lado de Kazuki, lo mejor para él en aquel momento era alejarse de allí y no interferir con la batalla de su maestro.

Por otra parte, los aprendices no podían estar muy atentos a ello ya que tenían otros problemas, los sincorazón. Si bien no parecían muy fuertes seguían siendo máquinas de matar, no podían fiarse.

Los Soldado, que eran seis en total, habían sido heridos por los carámbanos y aquello había provocado que tres de ellos se dirigiesen a Ivan, que estaba bastante débil. Incluso su magia se había quedado muy agotada. En un principio no atacaron, pero se fueron aproximando con su extraña danza.

Finalmente, los tres restantes se fueron a por Nadhia sin más como si quisiesen vengar al más herido de los sincorazón (el cual había el primero en lanzarse con sus garras en alto contra Nadhia rasgando su ropa y haciendo además que su piel mostrase un arañazo que si bien no era profundo resultaba molesto por culpa del escozor que le hacía sentir.

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por **Final Fan** » Sab Ago 25, 2012 3:04 am

—Veo que no me dejaréis acabar mi trabajo sin más, ¿eh? —oí de repente a mis espaldas.

La tenía justo delante, la estaba viendo. Y, de repente... Chihiro había aparecido detrás de mí y me había levantado agarrándome como si fuese un muñeco, levantándome del suelo hasta poner mi cara a su altura.

—Me gustaría acabar este asunto cuanto antes. Pensad que fuera siguen luchando contra los sincorazón y que aún siguen muriendo habitantes de este mundo. Mientras antes acabe menos gente morirá. ¿Queréis ser responsables de las muertes de los del Cuerpo de Defensa?

Aquellas palabras no me gustaron. No me gustaron para nada. ¿Cómo se atrevía a intentar hacernos sentir culpables por el estado de aquel mundo... de MI mundo... cuando ella era la única responsable de todo aquello? ¿Cómo se atrevía?

—¡¿Cómo te atreves?! —exclamé, airado, intentando zafarme de su presa.

—Bueno, no tendréis tiempo de sentiros mal. Acabaré con vosotros yo misma, aprendices de la Llave Espada.

Seguí forcejeando tanto como pude mientras Chihiro convocaba una barrera para no dejarnos salir de allí hasta que finalizase el combate. Aunque yo no prestaba atención a aquello. Tan sólo pensaba en toda la gente que me había estado utilizando durante toda mi aventura como Aprendiz. No dejaría que aquella mujer manipulase mis pensamientos como ella quisiese. Y, sin embargo, no pude evitar notar cómo los dedos de mis manos se volvían más afilado cuanta más fuerza hacía para intentar liberarme, llegando a tornarse garras, y mi vista empezaba a nublarse. Igual que aquella vez, al leer la carta de Lyn.

—¡¡Suéltame!! —exclamó una voz que no parecía la mía.

El sable de Chihiro pareció deslumbrarme cuando se alzó de repente, y mi súbito enfado pareció mitigarse por completo. Ni un segundo pasó antes de que el acero comenzase a bajar a una velocidad vertiginosa directamente hacia mi cara.

"Kaara", pensé, incapaz de cerrar mis ojos ligeramente húmedos para no ver cómo la espada acababa con mi vida...

Y sonó el rayo.

Qué extraño sonido había hecho la espada al rasgar mi cuerpo como el papel. El arma había acabado conmigo, seguro... ¿era aquello la muerte, entonces? Me precipité al vacío durante lo que a mí me pareció mucho tiempo.

"Qué raro", pensé. "Ni siquiera me ha dolido. Es como si estuviese en el mismo sitio..."

—Vaya, Kazuki. Ha pasado mucho tiempo.

Al acabar con mi cuerpo sobre algo duro me di cuenta de que no me había precipitado hacia la Nada, sino hacia el suelo tras librarme al fin de las garras de nuestra enemiga. Y el estruendoso sonido que había oído no era el arma de Chihiro, sino el oportuno hechizo que el Maestro Kazuki, que acababa de aparecer en el lugar, había ejecutado sobre la mujer.

Los dos intercambiaron unas palabras mientras yo intentaba volver a la realidad. Me sentía como si acabase de despertar de un largo sueño, con mi cuerpo entumecido y difícil de mover. Al bajar mi vista hacia mis manos vi que habían vuelto a la normalidad. Ahora que comprendía por qué me pasaba aquello, no estaba seguro de si me preocupaba o si estaba empezando a aceptarlo.

*CHAS*

Un enorme choque de energías había tenido lugar a pocos palmos de mi situación, haciéndome recomponerme por completo. Corrí lejos de donde se estaba dando aquella batalla entre expertos, intentando entorpecer lo mínimo posible los movimientos de Kazuki.

Además, aquello no era lo único que había que tener en cuenta en aquel momento. Los sincorazón que había invocado Chihiro todavía seguían activos, esperando seguramente el mejor momento para atacar. Miré a Nadhia, luego a Ivan, y por último al lugar en el que mi salvador y mi casi verdugo estaban luchando. Podía apoyar a mis aliados a dos bandas.

Troté sin moverme del sitio durante unos segundos y luego junté mis palmas simétricamente.

—¡Celeridad! —exclamé, tras lo que un tenue resplandor dorado emergió de mis pies y fue a dar a los de mis aliados.

Vi también oportuno proporcionarles a mis compañeros los datos que mis ojos mágicos me proporcionaban en aquel momento.

—¡Chihiro controla el Tiempo de más formas todavía! —avisé mirando a Gantu, que había recuperado su tamaño original.

Tras ello, me lancé rápidamente hacia el Soldado que Nadhia había debilitado para rematarlo con un golpe de mi Llave Espada.

por **Soul Artist** » Sab Ago 25, 2012 7:13 pm

Pese a que apunté hacia Chihiro mientras Nadhia se hacía cargo de los Sincorazón, mis carámbanos impactaron en los oscuros enemigos que parecían querer defender a la mujer a toda costa. Me mordí el labio inferior ante aquella acción: había dedicado toda mi energía a aquel ataque y había sido para nada. Lo quería usar como distracción para que Fyk pudiese agarrar el USB, pero fue inútil.

—Veo que no me dejaréis acabar mi trabajo sin más, ¿eh? —señaló la mujer, mientras agarraba a Fyk por la camisa y lo alzaba hacia ella para intimidarle— . Me gustaría acabar este asunto cuanto antes. Pensad que fuera siguen luchando contra los sincorazón y que aún siguen muriendo habitantes de este mundo. Mientras antes acabe menos gente morirá. ¿Queréis ser responsables de las muertes de los del Cuerpo de Defensa?

Apreté los dientes, ligeramente furioso con su actitud. Estaba sucumbiendo la nave en la más profunda oscuridad, convirtiendo en la gente en Sincorazón para que se comportaran como sus esclavos... Y no le importaba todo lo que podía estar destruyendo. Miles de vidas. Cientos de familias. Cultura. Historia.

—¡¿Cómo te atreves?! —exclamó Fyk, intentando librarse de ella. Sin embargo, Chihiro no le permitió escapar tan fácilmente.

—Bueno, no tendréis tiempo de sentiros mal. Acabaré con vosotros yo misma, aprendices de la Llave Espada.

Una barrera mágica bloqueó la salida, evitando que pudiésemos escapar de allí. Como si quisiéramos. Agarré mi Llave Espada con fuerzas, viéndome rodeado por los Sincorazón junto a Nadhia y Gantu mientras ella se hacía cargo de Fyk con un sable... En posición amenazante

—¡¡No!! —grité, intentando abrirme paso hasta ellos.

Chihiro bajó su arma, decidida a acabar con la vida de mi compañero. Sin embargo, un rayo en el momento perfecto le alcanzó, interrumpiendo el asesinato de Fyk y permitiendo a este librarse de la fatal mujer.

—Vaya, Kazuki. Ha pasado mucho tiempo.

Kazuki había surgido de la nada para salvar el día. Dibujé una mueca, preguntándome dónde estaba y qué pensaría de mí por mi actitud al querer salvar aquella nave cuando él se lo tomaba con tanta tranquilidad.

—Chihiro. Deja a mis aprendices y déjame arrestarte. Tus crímenes son imperdonables.

—Intenta capturarme entonces.

Ambos adultos comenzaron una feroz batalla chocando sus armas, uno intentando que la mujer volviera a su celda y la otra supuse que deseando acabar con la vida de su enemigo. Me relajé unos segundos, pero los Sincorazón nos rodeaban; tampoco podía quedarme dormido en los laureles.

—¡Celeridad! —gritó Fyk, ofreciéndonos su apoyo. Le dirigí la mirada y afirmé con la cabeza, agradecido por su acción, antes de que nos diese una advertencia más a todos, especialmente a Gantu:—. ¡Chihiro controla el Tiempo de más formas todavía!

Tres de los Soldados me rodearon rápidamente, notando mi debilitamiento tanto mágico como vital. Agarré con más fuerza la Llave Espada, analizando la situación: tenía que tomar aquella situación por los cuernos.

—Capitán, deberíamos encargarnos de estos Sincorazón —le expliqué tomándome las cosas con calma, mirándolos a todos—, de modo que una vez hecho podremos ir a por la prisionera. Si vamos directamente a por ella, piense que estas criaturas le molestarán y protegerán a su jefa. Si lo hacemos los cuatro —miré a Nadhia, rodeada también de enemigos— acabaremos esto rápidamente. No podemos sin usted, Capitán. ¡Dislúmbrenos con su mejor habilidad, por favor!

Dicho esto, apunté hacia una de las criaturas mientras cerraban el círculo a mi alrededor, como si fuese a invocar alguna clase de hechizo. Sin embargo, me lo ahorré al no estar mentalmente capacitado para ello y fui directo a atacarle con mi hermana, intentando provocar un doble corte que o lo eliminara o le echase atrás para después girarme y extender el filo de mi arma hacia mi otra mano, preparado para bloquear posibles ataques... Aunque en mi estado no sabía si estaría capacitado para evitar tantos golpes.

por **EspeYuna** » Mar Ago 28, 2012 1:54 am

¡Maldición! Comprobé que mi hechizo no había sido suficiente para acabar con aquel soldado, y con mi insignificante fuerza el Soldado que tenía clavado debajo mía sólo estaría sintiendo unos leves pinchazos. De repente, una ráfaga de trozos de hielo aterrizaron alrededor de Chihiro, dando de lleno a los Soldados restantes.

Fyk había salido por patas para conseguir interponerse en los planes de Chihiro... pero fue ella quien se interpuso en su camino. Lo agarró con facilidad, como si fuese un muñeco. Estaba rodeada de Sincorazón, no podía pasar... ¡Fyk!

—Veo que no me dejaréis acabar mi trabajo sin más, ¿eh? —dijo, alzando con facilidad el cuerpecito de Fyk, intimidándolo. Pero Fyk se mantenía firme, intentando liberarse de ella— . Me gustaría acabar este asunto cuanto antes. Pensad que fuera siguen luchando contra los sincorazón y que aún siguen muriendo habitantes de este mundo. Mientras antes acabe menos gente morirá. ¿Queréis ser responsables de las muertes de los del Cuerpo de Defensa?

—¡¿Cómo te atreves?! —exclamó Fyk, furioso por las palabras de aquella cruel mujer. ¿C-cómo podía decir eso? ¿¡Que nosotros éramos culpables de todo lo que estaba pasando!?

Intenté abrirme paso, pero me quedé petrificada cuando la bella y vil fugitiva descendía su espada hacia el rostro de Fyk.

Oí el grito de Kit, a lo lejos. Yo no pude gritar. ¿O sí? ¿Llegué a gritar? ¿Llegué a correr hacia donde se encontraba Fyk? ¿Por qué no sentía ni los brazos ni las piernas?

¡No! ¡Fyk!

De repente, un destello me cegó, haciendo que cerrara los ojos de inmediato. Para cuando los abrí, Fyk se hallaba en el suelo.

Por un momento, pensé que quizás él... él...

—¡¡Fyk!! —grité, a punto de llorar. No, él no. Era demasiado joven, un valiente que estaba defendiendo su mundo. No podía. No...

Entonces fue cuando lo vi moverse y sus ojos se dirigieron hacia alguien que había hecho acto de presencia en aquel momento. Hasta ese instante no me había dado cuenta de su presencia. Había temido por la muerte del pequeño...

—K-Kazuki.. —dije en un leve suspiro, ¿temblando? Aquello me había impactado. El Maestro había salvado de una muerte segura a Fyk, su aprendiz. Y su rostro, la expresión que marcaba ahora sus ojos... sus ojeras habían desaparecido. Presentaba un rostro serio y desafiante, amenazando a Chihiro. ¿De verdad era el Maestro Kazuki que conocíamos?

Ambos comenzaron una feroz batalla, pues una onda expansiva se extendió tras un fuerte choque entre ambos. No estábamos a su altura. Si no hubiese llegado Kazuki en ese instante, ahora estaríamos...

"Todos habríamos muerto"

Otra vez se apoderaba el miedo de mí. ¿Qué hubiera pasado? ¿Estaría muerta? No... pensar en aquella remota posibilidad me aterraba. Adoraba mi vida. No podía... desperdiciarla.

"¿Por qué soy aprendiz?"

De repente, algo me sacó de aquel estúpido trance. Unas garras afiladas atravesaron mi ropa y recibí un fuerte arañazo.

—¡Agh! —grité, apartándome del sincorazón que me había atacado por sorpresa. Observé la herida. No era profunda, pero... —D-duele, ¡maldita sea!

Me agaché, soportando mis brazos con Aguacero, arrodillada. Recordé entonces que había recibido una herida como esa hacía tiempo. En Ciudad de Paso. Y me acordé de que en ese momento, también me había expuesto a grandes peligros.

¿Por qué me había acobardado de aquella manera con Chihiro? Por poco no lo conté en el Distrito 3 con aquella armadura. ¿Dónde se había ido el poco valor que tenía?

Es entonces cuando oí gritar algo a Fyk. Celeridad. De inmediato noté como mi corazón se aceleraba de forma extraña, como si el pequeño nos hubiese dado un pequeño regalo de adrenalina en el cuerpo. Era lo que necesitaba.

Me levanté, aún con dificultad por el escozor de la herida. Dolía mucho, pero no podía ejercer cura por una tontería así. Fyk se me adelantó, dándole el toque de gracia al soldado que había debilitado anteriormente. Ya sólo quedaban dos.

Defendiéndome con mi arma, busqué con la mirada a Kit. Me sorprendí de ver al habitante de Espacio Profundo de vuelta a la normalidad, ¿habría hecho algo Kit para remediarlo? ¿O se había pasado el efecto?

Lo vi luchar contra los sincorazón, pero algo fallaba en él. Lo había visto entrenar, luchar, y usar habilidades de cuerpo a cuerpo en vez de magia negra... y sus movimientos eran débiles, se le notaba extraño. Se defendió al igual que yo ante posibles ataques.. ¿quizás estaba en su límite?

No podía permitirlo. Aún me sobraba magia negra.

—¡Cura!

Ejercí la magia blanca sobre Kit, esperando que recuperase fuerzas para poder seguir con aquello. Inmediatamente, realicé un par de estocadas a uno de los soldados y, una vez hecho, apunté con Aguacero hacia el otro que quedase, invocando un Electro.

¡No podía tener miedo! ¡El Maestro Kazuki, Kit, Fyk...! ¡Todos estaban luchando por Espacio Profundo! ¡No me podía dejar vencer!

Una vez acabé, me agarré con fuerza la herida. Escocía mucho, no tardé en agacharme de nuevo, sudando. Me estaba empezando a encontrar mareada. ¿Dos hechizos demasiado seguidos? ¿La herida? ¿Los nervios?

Tenía que aguantar.

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por **Sombra** » Mié Ago 29, 2012 10:49 pm

La batalla entre Kazuki y Chihiro era de lo más encarnizada. Kazuki saltaba altísimo y rebotaba en las paredes para hacer veloces fintas dirigidas hacia la elegante y malvada mujer, que bloqueaba los ataques de una forma realmente hermosa.

—Esto me recuerda a los viejos tiempos —comentaba ella mientras atacaba lanzando un Hielo que Kazuki logró dejar estático en el aire, como si se hubiese detenido el tiempo para él.

El combate entre ambos se había alargado bastante y la mujer cada vez miraba más hacia el ordenador 10 segundos restantes, ya casi tenía lo que buscaba, aquella información que en malas manos seguramente haría mucho daño...

Pero aquello tal vez no era lo que importarse a los héroes que se enfrentaban a los Soldado.

Fyk había sido el más rápido entre los aprendices, como siempre eliminando al debilitado sincorazón que Nadhia había dejado muy herido previamente. Gracias a la Celeridad del aprendiz, todos se sentirían mucho más ligeros logrando así

—¡Déjamelo a mí, humano! —exclamó entonces el capitán siendo escuchado incluso por los dos expertos combatientes que no pudieron evitar echar una mirada que no duró ni una centésima de segundo. El "hombre", bajo los efectos de Celeridad se lanzó contra uno de los Soldado y alzó su puño, el cual brilló de rojo antes de caer sobre el sincorazón que desapareció dejando salir un vacío corazón que no se parecía en nada (salvo en la forma) a los corazones que liberaban con la Llave Espada.

Ivan, aún herido corrió contra otro de los enemigos, pero aunque no sintiese tanto dolor gracias a los calmantes la molestia seguía ahí. El chico tuvo que detenerse cuando notó que sus heridas estaban empeorando, pero apareció Nadhia para salvar el día.

Con su Cura, Nadhia cerró gran parte de las heridas de Ivan, el cual corrió contra el Soldado para asestarle un espadazo, que si bien fue muy débil, fue al menos suficiente como para tirarle al suelo.

—¡Paro ++! —gritó y entonces todo se volvió blanco. Había sido una especie de explosión, pero había afectado a todos; amigos y enemigos. Tan solo una persona se movía libremente... Chihiro.

Pero aquella magia solo había afectado al cuerpo de sus víctimas, sus mentes podían moverse y ver todo con normalidad. Era como si se hubiesen convertido en roca, una sensación de agobio sin igual. ¿Aquel era el poder del Tiempo en su máximo potencial? ¿Llevar una afinidad a su máximo esplendor daba tal poder?

Kazuki permanecía inmovil en el aire, su ropa ondeaba con el que debía ser la última finta que había realizado antes de que la mujer usase su poder. Todos estaban quietos, en la misma posición que tenían antes del hechizo.

—Disculpad por utilizar un ataque tan poco honrado en todos —sonrió falsamente mostrando una frialdad como un témpano—. Ya he terminado con lo que venía a hacer aquí, así que...

Unas sombras surgieron del suelo y se fueron juntando creando una especie de esfera de forma ovalada negra nada más levantó la mano que tenía libre. Si lo habían estudiado con sus respectivos maestros sabrían que era un Portal Oscuro, uno de aquellos "atajos" entre mundos que tan pocos podían crear. Kazuki había demostrado poder abrir un Portal de Luz aquel mismo día por lo que también se podía considerar muy poderoso, pero este combate... Lo había perdido.

Seguramente el efecto de aquella magia duraría un buen rato, si ella quería... Podían morir.

Pero no hizo eso. Tan solo abrió la mano en la que llevaba su sable haciendo que este se desfragmentara como hacían las Llave Espada cuando sus dueños querían que desapareciesen, tras eso caminó tranquilamente hacia el ordenador donde cogió el Pen-Drive que había insertado para copiar los datos.

—Ha sido un buen entretenimiento. Es una pena que tenga que irme —dijo con una pizca de malicia. Tras eso, simplemente desapareció entre la bruma que emanaba aquel Portal Oscuro el cual se cerró como si jamás hubiese estado allí. En cuanto este se cerró, el efecto de Paro desapareció al instante, junto a los sincorazón. ¿Dónde se habían metido? Habían estado allí hasta hacía unos segundos, ¿no?

Bip bip, bip bip

—¿Sí? Capitán Gantu al habla —contestó Gantu a un comunicador bastante moderno—. ¿¡Que el ataque cesó y han desaparecido todos los sincorazón!? —se sorprendió—. Vamos ahora hacia la Sala de Control para presentarle un informe de situación a la Gran Consejera. Prepara un equipo científico que analice Archivos y otro que inspeccione Cerebrum, además quiero que se aseguren de que no han robado ningún prototipo de I+D —pidió mostrando algo de competencia por una vez. Parecía ser que en lo único que era bueno era mandando cosas a otras personas...

Mientras Gantu hablaba, pudieron ver a Kazuki al lado del ordenador. Estaba de espaldas por lo que no pudieron ver como las lágrimas brotaban de sus ojos, lo disimulaba bien, aunque no eran lágrimas de pena... Eran de rabia, rabia por no haberla detenido, rabia por no haber cumplido toda la misión...

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por **EspeYuna** » Sab Sep 01, 2012 1:25 am

Antes de que pudiese reaccionar y correr hacia el siguiente soldado al que hacer frente, una extraña explosión de energía inundó la sala. Todo se volvió blanco. Una sensación muy desagradable se apoderó de mi cuerpo.

¿¡"Paro++"!? Sabía lo que significaba aquello. Parar el tiempo de tu oponente, ralentizar sus movimientos. Pero aquel poder... ¿era de Chihiro?

No podía moverme. Incluso mis labios se encontraban congelados, incapaces de vocalizar ningún sonido a través de mi garganta. Era un alivio que, al menos, mi cerebro y mi corazón siguiesen funcionando, aunque, sinceramente, incluso eso me costaba con la ansiedad que provocaba estar bajo ese poderoso hechizo.

Mis ojos tornaron hacia los demás... Fyk, Kit, el guardia de Espacio Profundo... todos congelados... ¿¡pero qué!?

¿K-Kazuki también? Flotando en el aire, incapaz de moverse.. ¡No, no era posible! ¡No podía ser verdad que Kazuki fuese derrotado por Chihiro! ¿No la capturó una vez? ¡Teníamos que detenerla!

—M-maes... —intentaba hablar, pero me resultaba demasiado difícil. Y doloroso, para qué voy a mentir. Sentir todo el poder de aquella vil mujer... y tenía la sensación de que sólo estábamos viendo una mínima parte de lo que era capaz de hacer.

—Disculpad por utilizar un ataque tan poco honrado en todos —sonrió Chihiro, de forma fría pero a la vez bella—. Ya he terminado con lo que venía a hacer aquí, así que...

—N-no... —susurré, viendo como Chihiro, con malicia, se burlaba de todos nosotros. La rabia se estaba apoderando de mí. Pero intentando deshacerme del conjuro, sólo conseguía que mi cuerpo doliese aún más por el esfuerzo. Era inútil. No podía con ese Paro++. Era débil.

Y podía acabar con nosotros perfectamente. Observé sus ojos, aquellos brillantes y hermosos, y a la vez tan espeluznantes. Podía matarnos.

Mamá, papá... Dan... viejo Sendh...

Cerré los ojos, pues me estaba temiendo lo peor para todos nosotros. Sin embargo, el ataque nunca llegó. Tan solo unas palabras de despedida, llenas de un tono pícaro y malévolo.

—Ha sido un buen entretenimiento. Es una pena que tenga que irme.

Cuando los abrí, Chihiro estaba desapareciendo tras un portal de oscuridad. Sabía lo que eran, pues Kazuki había usado uno de luz para traernos a Espacio Profundo. Se supone que sólo aquellos capaces de controlar la oscuridad podían invocarlo para viajar entre los mundos.

En cuanto se cerró, noté como la gravedad de la Tierra volvía a mí. Y, sin poder evitarlo, caí de bruces contra el suelo, agarrando mi Llave-Espada. Sin embargo, no tardó en desaparecer de mi mano. No tenía fuerzas para levantarme.

Habíamos fallado. Chihiro se había ido. Se había llevado aquella información tan valiosa para Espacio Profundo, había cargado contra los habitantes de Espacio Profundo... y los sincorazón...

Bip, bip, bip, bip

Alcé la mirada, extrañada de que ningún soldado hubiese aprovechado para atacarme. Me di cuenta entonces de que...

—¿¡Que el ataque cesó y han desaparecido todos los sincorazón!?

Tras mis ojos desorientados por el combate, todo lo demás que dijo el tal Gantu me pareció tener menor importancia.

—¿Ha...terminado?

Me giré hacia Fyk, dedicándole una leve sonrisa. A pesar de todo, el combate había finalizado. Ya no habría más muertos, más heridos... el peligro había desaparecido. Su mundo volvía a estar a salvo...

Intenté por todos los medios levantarme, a pesar de que aquel Paro tan poderoso me había dejado totalmente aturdida. Kazuki estaba frente al ordenador... no me atrevía a ver su rostro. Seguramente ya estaría siendo duro para él... el que un Maestro de su nivel hubiese fallado... podía resultar egoísta aquella suposición, pero era la más pura realidad.

—M-Maestro Kazuki —me dirigí a él, caminando con dificultad—. Gracias por salvar a Fyk. N-nosotros no habríamos llegado a tiempo...

Recordé que aún me quedaba poder mágico recorriendo mis venas. Podía serles útiles a los habitantes de Espacio Profundo.

—S-señor Gantu —realmente no sabía cómo dirigirme a él—. Me gustaría ayudar con mi poder mágico para sanar a los heridos... es poco lo que me queda, pero... quiero ayudar.

por **Final Fan** » Dom Sep 02, 2012 6:26 pm

Nadhia curó las heridas de Ivan, que parecía estar más débil a cada paso que daba. Asentí con la cabeza y, después de que Gantu acabase con el Soldado, intenté forjar otro plan de ataque diferente.

—¡Vale! ¡Ahora tenemos que...!

—¡Paro++!

Me hubiese resultado difícil describir lo que pasó a continuación si no lo hubiese vivido en mis propias carnes. No me podía mover. Ni un ápice. ¿Pero era porque mi cuerpo se había paralizado? ¿Era porque algo me había agarrado? No lo sabía con certeza. Simplemente, estaba quieto.

—Disculpad por utilizar un ataque tan poco honrado en todos —oí decir a Chihiro, que estaba fuera de mi vista—. Ya he terminado con lo que venía a hacer aquí, así que...

Un extraño sonido de succión sonó entonces a mis espaldas, seguido por los pasos de nuestra enemiga. Se iba a escapar.

"No...", pensé, incapaz de decirlo en mi estado.

Pero todavía no. Chihiro entró en mi campo de visión una última vez y cogió el dispositivo de memoria que había conectado en el ordenador de la sala. Quería mirarla, perforarla con la mirada y hacer que se arrepintiese de todo. Pero no podía...

—Ha sido un buen entretenimiento. Es una pena que tenga que irme —dijo, arrastrando las palabras con malicia.

Otro sonido succionante y de repente todo cesó. O, mejor dicho, todo volvió a empezar. En cuanto mi cuerpo me volvió a responder me di la vuelta para enfrentar a Chihiro, pero sólo me dio tiempo a ver cómo una ligera bruma negra se desvanecía en donde hacía unos segundos seguramente habría estado ella.

—¿Sí? Capitán Gantu al habla —respondió Gantu a su intercomunicador, que acababa de sonar—. ¿¡Que el ataque cesó y han desaparecido todos los sincorazón!?

Exhalé una leve exclamación al oír aquella noticia. Al mirar a mi alrededor pude confirmar las palabras del Capitán: los sincorazón a los que nos estábamos enfrentando habían desaparecido.

—Vamos ahora hacia la Sala de Control para presentarle un informe de situación a la Gran Consejera. Prepara un equipo científico que analice Archivos y otro que inspeccione Cerebrum, además quiero que se aseguren de que no han robado ningún prototipo de I+D

Me encontraba abrumado ante la situación. Cuando al fin me relajé al saber que todo había acabado, todo lo que había sucedido en los últimos minutos me golpeó como la más pesada de las armas. Habíamos encontrado a Chihiro, pero nos había vencido. A todos. Se había salido con la suya.

"Y casi me mata", pensé, horrorizado, recordando el sable de la mujer descendiendo sobre mí...

Me daba igual que estuviese fuera de lugar. Corrí hacia el Maestro Kazuki, que se encontraba apoyado en el ordenador, y abracé sus piernas con todas mis fuerzas, hundiendo mi cara en su túnica para que las lágrimas no brotasen con tanta fuerza. Quería darle las gracias. Me había salvado la vida en el último segundo y yo no sabía cómo agradecérselo. Simplemente... me quedé allí quieto.

Nadhia habló por mí.

—M-Maestro Kazuki. Gracias por salvar a Fyk. N-nosotros no habríamos llegado a tiempo...

Había pasado mucho miedo, pero no me había dado cuenta hasta ahora. Nadhia se ofreció entonces a curar a los heridos de Espacio Profundo, pero a mí no me salían las palabras. Me sentía demasiado débil como para actuar. Como para hacer nada. Aprendiz de la Llave Espada... ¿a quién quería engañar?

Sólo era un niño. Y no uno como Akio.

por **Soul Artist** » Lun Sep 03, 2012 7:52 pm

El hechizo de Nadhia me ayudó a seguir tirando hasta el Sincorazón, al cual derribé de un ataque, aunque no terminé de eliminarlo. Me giré de espaldas a él, esperando protegerme de más posibles ataques mientras Gantu hacía su trabajo, y...

—¡Paro ++!

Me quedé clavado en mi posición defensiva, incapaz de moverme. No es que fuese una parálisis del cuerpo, sino... algo distinto. No tenía control sobre mí mismo. Había perdido el control sobre mi propio cuerpo, sobre mi... Tiempo.

—Disculpad por utilizar un ataque tan poco honrado en todos. Ya he terminado con lo que venía a hacer aquí, así que...

La mujer estaba a mis espaldas, por lo que era incapaz de verla. Intenté insultarla, llamar su atención, algo. Pero no estaba capacitado para hacer nada. Me había robado mi propia existencia con aquel hechizo...

—Ha sido un buen entretenimiento. Es una pena que tenga que irme...

Un extraño pero familiar sonido nos rodeó a todos, alcanzando mis oídos y dándonos la libertad de nuevo. En cuanto tomé control de mi cuerpo de nuevo completé mi defensa y tardé unos segundos en darme cuenta de que, finalmente, los efectos del hechizo se habían desvanecido. Me giré bruscamente e inspeccioné la sala, pero era tarde: tanto ella como los Sincorazón habían desaparecido.

Rendido, me dejé caer de culo al suelo. Habíamos sido inútiles en combate. No solo eso, sino que además yo estaba especialmente molido... Y herido. Había dado todo lo posible de mí para poder luchar en condiciones, queriendo proteger a los habitantes del mundo, y no había servido de nada. Todavía quedaba trabajo que hacer...

Un comunicador sonó. Gantu se llevó la mano al oído de inmediato

—¿Sí? Capitán Gantu al habla. ¿¡Que el ataque cesó y han desaparecido todos los sincorazón!? —dirigí la mirada de inmediato al grandullón, tan sorprendido como él. ¿Entonces había servido para algo mi gran labor en el mundo? ¿Los había asustado a todos?—. Vamos ahora hacia la Sala de Control para presentarle un informe de situación a la Gran Consejera. Prepara un equipo científico que analice Archivos y otro que inspeccione Cerebrum, además quiero que se aseguren de que no han robado ningún prototipo de I+D.

—¿Ha...terminado? —preguntó en bajo Nadhia, tan consternada como yo.

Me levanté con algo de pesar mientras mi compañera se dirigía hacia Kazuki, a mi espalda. Yo por mi parte caminé con paso lento hacia Gantu, cansado pero ogulloso. Cojeaba un poco, pero me dio igual en principio.

—Gran trabajo, Capitán —felicité a Gantu, contento de que hubiésemos sido capaces de detener aquella crisis—. Sin usted esto habría caído en la oscuridad, y... Bueno. No olvidaré su trabajo.

Sí, estaba alimentando su ego. ¿Qué mejor? Se lo merecía, pues si no fuese por él yo seguramente ya no estaría allí.

Nadhia no tardó en acudir con nosotros, pidiendo ser útil de algún modo. Fui a pedirle que me atendiese a mí primero, pero recordé algo: el caos de un mundo sucumbiendo en la oscuridad, el caos de la gente... Desvié la mirada. No era propio de mí, pero...

—También querría ayudar, Capitán. De cualquier modo —afirmé clavando la mirada en Gantu y sin dirigirla hacia Nadhia. Probablemente me avergonzaría: me estaba tragando mi orgullo para aquello.

por **Sombra** » Mar Sep 04, 2012 10:28 pm

—¡Hey! Ah... Eh... Fyk... ¿Ocurre algo? —preguntó el maestro sorprendido por ver a su aprendiz abrazado a su pierna. El hombre se puso de cuclillas para ponerse a la altura del muchacho al cual le acarició la cabeza mientras dedicaba una forzada sonrisa. Cuando escuchó a Nadhia volvió a ponerse en pie y la miró fijamente—. Cualquier maestro que se precie daría su... vida por sus eh... aprendices. Podríamos decir que somos casi como vuestros eh... padres.

Mientras que dos de los aprendices habían optado por ir a junto su maestro, Ivan se había decantado por felicitar al Capitán del Cuerpo de Defensa el cual recibió los halagos del joven con una sonrisa llena de arrogancia.

—Es mi trabajo —dijo con una clara y muy falsa humildad colocando bien su uniforme dando a aquel movimiento un toque dramático. El hombre rebuscó en el bolsillo de su pantalón un llavero del que colgaba una especie de nave, parecía emitir algún tipo de... Era difícil de explicar, era una sensación como si conectase algo o tuviese una utilidad...

Gantu lanzó el llavero al aire, hacia Ivan. En cuanto lo cogiese tal vez se diese cuenta de lo que era en realidad o tal vez no. Pero podía saber a simple vista que por ahora, el poder que escondía aquel objeto estaba vetado para él. Necesitaría hacerse más poderoso si quería usarlo...

—Es un objeto de edición limitada, cuidalo bien.

En ese momento, Nadhia se acercó a la pareja pidiendo ayudar a la nave, seguida por Ivan que al momento también se ofreció.

El gigante estuvo a punto de contestar, cuando Kazuki se acercó al grupo.

—En eh... primer lugar tenemos que informar a la Gran Consejera sobre lo ocurrido —dijo el Maestro dudoso—. Aunque bueno... Puedo ir yo solo y luego me uniré al resto para ayudar al equípo médico. Pero bueno eh... Todos estáis muy heridos así que empezar con vosotros, que os tengo aquí sería lo más justo —el maestro levantó sus manos haciendo una cruz con su cuerpo, del suelo empezaron a brotar circulos verdes que ascendieron hacia el cielo hasta caer en cada uno de los presentes en la estancia—. Omnicura +, Traspaso.

>Bueno, ya estáis completamente curados, eh... también os cedí parte de mis energías mágicas para que estéis en eh... perfectas condiciones y podáis usar vuestras habilidades para ayudar a quien necesitéis por el camino... Cuando acabéis podéis volver a Tierra de Partida y tal. Yo eh... iré a informar a la Gran Consejera y después iré a la ciudad a ayudar en el Hospital. Capitán Gantu, ¿le importa eh... acompañarme?

El maestro se dirigió hacia el interior del laberinto de las estanterías (¿Cómo demonios podían los trabajadores encontrar algo ahí sin perderse?) seguido por Gantu que miró por última vez a los aprendices a los cuales les dedicó un saludo militar antes de echar a andar siguiendo de cerca al maestro de la llave espada.

Nadhia fue la única en darse cuenta de una cosa justo cuando el maestro y el capitán desaparecieron a la vista de los aprendices. Una hoja de papel que parecía haberse caído al suelo. Con ella podría hacer lo que quisiera, leerla, romperla... Pero conociendo como era, lo más probable era que su curiosidad le ganase y decidiese internarse en el texto que parecía narrar algo del pasado, tal vez un lejano pasado.

INFORME 7

Época: Actual, d.B.H.
Autor: Kazuki
Recibido de: Kazuki
Obtenido en: Espacio Profundo
Propiedad de: Nadhia

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Nunca entenderé cómo somos capaces de cerrar los ojos a lo que nuestro corazón nos advierte.

Lo sabía. Siempre lo supe. Desde esas lejanas tardes de verano en las que descansábamos juntos a la sombra de un gran árbol, pensando en el gran castillo que construíamos para el futuro. Gracias a nuestras manos, allí nacería un hermoso reino, y estábamos contentos con eso. Yo, por lo menos.

¿Quién crees que vivirá en él?, preguntaba a veces, fingiendo distracción, como si no hubiera meditado la pregunta por un largo rato.
Los reyes, supongo, le respondía, totalmente seguro, en realidad.
Ya.

Nunca comentó nada más. Nunca desveló su verdadera opinión. Pero yo la sabía. La sabía perfectamente. Ella no quería reyes. No quería a nadie por encima de los demás. Prefería la libertad, la sana libertad. Y hasta cierto punto, la apoyaba, porque era joven y sus ideas liberales correspondían mejor al modelo que imaginaba de “reino”. Ahora, ya no concuerdo con la mayoría de esas locuras.

Y, por saberlo, no debí extrañarme que me mandaran ir a capturarla en persona, cuando llegó Tierra de Partida la noticia de que una tal Chihiro había atentado directamente contra la vida del Rey de Ciudad Disney, que como también era Maestro, no había resultado demasiado herido en el ataque. Sin embargo, semejante afrenta podía considerarse también como una declaración de enemistad contra todo Portador de la Llave Espada, los defensores del equilibrio y la armonía entre mundos.

Los mismos con los que me marché cuando decidí abandonar nuestro proyecto de futuro.

Por lo tanto, tampoco debí extrañarme cuando, al verla en la celda de la prisión de Espacio Profundo, encerrada por la Federación Galáctica a causa de sus numerosos delitos cometidos aquel mundo, sonreía con descaro y sin culpabilidad alguna.

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por **EspeYuna** » Mié Sep 05, 2012 5:27 pm

Yendo hacia Gantu, pensé por un momento en lo que acababa de acontecer, el como Fyk se había agarrado con fuerza a la pierna de su Maestro, a punto de llorar. Y como Kazuki le correspondió acariciando su pequeña y azulada cabeza.

Tan paternal... mi relación con Akio, en sí, no era precisamente esa, pero...

"Cualquier maestro que se precie daría su... vida por sus eh... aprendices."

¿Akio podría dar su vida por alguien tan inútil y débil como yo?

Oí a Kit felicitar a Gantu por su ayuda mientras me acercaba, quien respondió con un "Es mi trabajo". Su ego irradiaba el mismo del carácter de Kit, por lo que sonreí. Parecía bastante orgulloso de haber podido, al menos, enfrentarse a Chihiro. Le lanzó algo a mi compañero, una especie de llavero. Sólo con mirarlo, tuve la sensación de... recordé lo que tiempo atrás me regaló la Maestra Nanashi, cuando finalizamos nuestra misión en El País de las Maravillas. Me felicitó por mi informe y me otorgó una cinta de seda blanca. A simple vista parecía no tener nada en especial, una decoración femenina. Ella me dijo que, cuando estuviese lista, sabría qué hacer con la tela. Y esa sensación, era la misma que la de ese llavero que Gantu le había dado a Kit.

¿Cuándo estaría lista? ¿Para qué? Observé la cinta blanca, la cual estaba sostenida con un fuerte nudo a mi muñeca izquierda: no era muy propensa a llevar adornos en el pelo, y me parecía el mejor sitio para tenerla a buen recaudo. Otra vez, ese sentimiento, ese calor. Me recordaba a cuando obtuve el poder de la Llave-Espada. ¿Esa calidez... mi corazón?

Vi a Kit a punto de decirme algo, pero pareció arrepentirse y se dirigió a Gantu.

—También querría ayudar, Capitán. De cualquier modo —afirmó, sin dirigirme la mirada. ¿Qué ocurría?

Antes de que pudiese hablar con él o Gantu nos respondiera para organizarnos, Kazuki se acercó al encuentro.

—En eh... primer lugar tenemos que informar a la Gran Consejera sobre lo ocurrido —parecía ser más importante... ¡pero los civiles...!—. Aunque bueno... Puedo ir yo solo y luego me uniré al resto para ayudar al equípo médico. Pero bueno eh... Todos estáis muy heridos así que empezar con vosotros, que os tengo aquí sería lo más justo —el maestro se colocó en posición de realizar un hechizo. De repente, esferas de luz verdoso aparecieron bajo nuestros pies. Conocía esos hechizos—. Omnicura +, Traspaso.

Una sensación cálida y reconfortante, incluso el aturdimiento y cansancio causado por aquel Paro++ se esfumó. Y no solo eso. Aguacero volvió a aparecer en mi mano, brillando. Notaba que en mi interior, la magia había vuelto a resurgir.

>Bueno, ya estáis completamente curados, eh... también os cedí parte de mis energías mágicas para que estéis en eh... perfectas condiciones y podáis usar vuestras habilidades para ayudar a quien necesitéis por el camino... Cuando acabéis podéis volver a Tierra de Partida y tal. Yo eh... iré a informar a la Gran Consejera y después iré a la ciudad a ayudar en el Hospital. Capitán Gantu, ¿le importa eh... acompañarme?

El Maestro Kazuki se fue con Gantu, quien se despidió de nosotros con un saludo muy peculiar.

—Gracias por su ayuda —llegué a decir, antes de que acompañase a Kazuki.

Y es entonces cuando me di cuenta de algo: un papel había caído al suelo. ¿Se le habría caído al Maestro?

—¡M-Maestro! —pero Kazuki ya se había marchado.

Conociéndome, era inevitable que mirase por el rabillo del ojo aquel trozo de papel. Debería haberlo guardado, dárselo a Kazuki cuando me hubiese encontrado con él de nuevo. Pero ver que pertenecía a él, bajar la mirada, seguir leyendo hasta que, finalmente, me quedé paralizada al descubrir algo. Algo que me dejó helada.

Kazuki y Chihiro se conocían. Es más, parecían haber sido compañeros tiempo atrás, amigos.

Las lágrimas de Kazuki... ¿quizás fueron por haberse tenido que enfrentar de nuevo a una vieja amiga? ¿Se sentía... culpable de algún modo? ¿Por qué Chihiro lo había traicionado? Guardé enseguida el trozo de papel en uno de los bolsillos de mis pantalones.

Todo era más complicado de lo que parecía en realidad. Las palabras de Chihiro, que aquello le traía recuerdos... ¿se refería a que añoraba al Maestro Kazuki? Me dio rabia pensar que había jugado con sus sentimientos. ¿Por qué...?

—¿Por qué, Chihiro? —pregunté a la nada, suspirando. Antes de que Fyk o Kit me preguntaran sobre aquel repentino pensamiento en voz alta, intenté desviar el tema— S-será mejor que vayamos a curar a los heridos. ¿Kit, sabes usar hechizos curativos? Si no, podrías...

Lejos ya de mi comportamiento en Ciudad de Paso con Kit, me parecía más importante el ayudar a los civiles, por lo que intenté no pensar en que me abalancé sobre él tiempo atrás. Por el camino, mientras le explicaba a Kit lo que podría o no hacer para ser de ayuda, miré a Fyk, le sonreí y le propuse que fuera a ver a su madre.

—Fyk, nosotros dos nos valemos para ayudar a los heridos. Yo estaré toda la noche si es necesario. ¡Ve!

Independientemente de que Fyk me hubiese hecho caso, no volví a Tierra de Partida hasta que caí rendida de haber gastado toda la magia que Kazuki nos había otorgado.

Mientras atendía a seres de diversos colores, especies y demás curiosas características en aquel tecnológico y sorprendente mundo, no paraba de pensar en el gran daño que había provocado la ambición de una vil mujer, que, además, había hecho daño a nuestro Maestro.

—¿Por qué, Chihiro?

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por **Soul Artist** » Dom Sep 09, 2012 1:33 pm

—Es un objeto de edición limitada, cuídalo bien.

Tomé el llavero que Gantu me había lanzado y lo observé de cerca, dejando colgar la figura de la nave que le daba forma. Lo primero que pensé fue que se trataba de un llavero para la Llave Espada, pero al tocarlo noté una extraña sensación en el pecho. ¿Felicidad? No... Era como si un lazo me hubiese tocado y me ligara a aquel objeto, como un enlace especial. No pude evitar sonreír ligeramente, contento por aquella sensación. Había leído sobre aquello, pero jamás lo había experimentado: en ocasiones, las relaciones con otras personas te permitían invocarlas en momentos de debilidad, usando un gran gasto mágico.

—Gracías, Capitán —agradecí a Gantu, agarrando con fuerza el llavero en mi mano y haciéndole una señal de amistad—. Lo cuidaré bien.

Era curioso cómo me podía llevar bien con alguien así. En gran parte, sentía como si tuviésemos mucho en lo que parecernos, aunque no sabía bien el qué. Pero esperaba verle pronto, en otra misión; me había ayudado bastante... Y sin él, probablemente hubiese acabado devorado por los Sincorazón.

—En eh... primer lugar tenemos que informar a la Gran Consejera sobre lo ocurrido —Kazuki se aproximó a nosotros, levantando la voz al oír hablar a Nadhia sobre ayudar a la gente—. Aunque bueno... Puedo ir yo solo y luego me uniré al resto para ayudar al equípo médico. Pero bueno eh... Todos estáis muy heridos así que empezar con vosotros, que os tengo aquí sería lo más justo. Omnicura +, Traspaso.

Noté cómo mis heridas se cerraban al fin y parte de mi fatiga mental desaparecía. Y justo a tiempo: el efecto de la medicina que Gantu me había proporcionado empezaba a gastarse, permitiéndome sufrir los cortes y la herida de la cabeza, junto con los mareos.

—Bueno, ya estáis completamente curados, eh... también os cedí parte de mis energías mágicas para que estéis en eh... perfectas condiciones y podáis usar vuestras habilidades para ayudar a quien necesitéis por el camino... Cuando acabéis podéis volver a Tierra de Partida y tal. Yo eh... iré a informar a la Gran Consejera y después iré a la ciudad a ayudar en el Hospital. Capitán Gantu, ¿le importa eh... acompañarme?

Ambos salieron de la habitación, dejándonos atrás para que nos hiciésemos cargo de ayudar en aquel mundo. Desvié mi mirada hacia Fyk un momento con los brazos cruzados y suspiré tranquilo. Había estado tan cerca de perder su mundo que podía imaginarme su angustia, su sufrimiento al respecto. Incluso más...

—¿Kit, sabes usar hechizos curativos? Si no, podrías...

—¿Podría qué? —pregunté, recordando mi cargamento de pociones disponibles... Aunque no estaba dispuesto a gastarlas todas—. Enséñeme usted, enfermera.

La acompañé de vuelta, mostrándome algo frío con ella pero atento a sus consejos para poder hacer... Algo, cualquier cosa. No era muy hábil en aquellas cosas, pero si podía ayudar a un mundo que había estado a punto de caer en la oscuridad...

Me acordé de Bastión Hueco. De lo que aquel mundo era. Y me pregunté por primera vez si... ¿Y si aquella nave se hubiese hundido en la oscuridad? ¿Seguiría flotando en el espacio, con aspecto destruido y llena de Sincorazón? ¿O acabaría en el llamado "Reino de la Oscuridad" del cual había leído en teorías? ¿O tal vez...?

Me di cuenta entonces. Por primera vez, me pregunté algo que me provocó un escalofrío en la espalda.

¿Y si mi mundo original seguía existiendo en alguna parte, devorado y escupido por la oscuridad...?

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por **Final Fan** » Dom Sep 09, 2012 10:05 pm

—¡Hey! Ah... Eh... Fyk... ¿Ocurre algo?

Todavía con la cabeza hundida en la túnica de Kazuki, tuve que obligarme a mí mismo a negar con la cabeza (aprovechando además para enjuagarme las lágrimas con el movimiento) y mirar a mi Maestro a los ojos intentando que no se notase que había estado llorando.

—Cualquier maestro que se precie daría su... vida por sus eh... aprendices. Podríamos decir que somos casi como vuestros eh... padres.

Mi labio inferior comenzó a temblar furiosamente al aguantar los sollozos. El Maestro Kazuki no era tan sólo un mentor o un tutor. Era la persona en la que me tenía que apoyar cada vez que me ocurriese algo en Tierra de Partida. Era quien me había elegido para acogerme como aprendiz. Puede que tan sólo fuese un símbolo. Sabía que estaba siendo utilizado tan sólo como muestra de cooperatividad entre la Federación y los Maestros. Y aunque Kazuki sólo me estuviese protegiendo para no romper ese vínculo de asociación, yo sabía que podía contar con él para lo que fuese.

Parecía que Ivan había estrechado sus lazos con otra de las personas de aquella sala: el capitán Gantu. No sabía lo que habían pasado mientras Nadhia y yo buscábamos a Chihiro por la nave, pero no debía haber sido poco si se notaba ya tanta confianza entre ellos.

Kazuki comenzó entonces a explicar el procedimiento que seguiríamos tras salir de allí. Él avisaría a la Gran Consejera de todo lo sucedido, acompañado por Gantu, mientras los aprendices ayudábamos a cualquiera que nos encontrásemos por el camino antes de volver a Tierra de Partida. Con el fin de estar con las fuerzas al tope para esta tarea, Kazuki nos curó a todos y renovó nuestra magia con hechizos.

Nadhia se dirigió entonces a mí.

—Fyk, nosotros dos nos valemos para ayudar a los heridos. Yo estaré toda la noche si es necesario. ¡Ve!

"Ve". Aquella palabra que lo había cambiado todo. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese encontrado aquella nota de mis padres en mi habitación el día que Kazuki había ido a buscarme a aquel mismo mundo? Mis padrastros... mis padres querían que entrenase con aquel Maestro. Querían que forjase mi propio camino, quizás. Guiar mi propio destino. Pero, si no me hubiese ido... quizás no hubiesen pasado muchas cosas. Tal vez Kaara no se habría ido.

Pero lo había hecho. Yo quería ir a ver a mi madre, claro. ¿Pero qué más había que contar? Los dos sabíamos que mi hermana ya no estaba allí... y los dos sabíamos qué teníamos que hacer.

Porque iba a buscarla.

—No —respondí a Nadhia.

Froté mis manos lentamente y comenzaron a brillar de forma tenue. Ayudaría como fuese con mi magia. Aquel era mi mundo. Mi hogar.

—Es mi gente. Voy con vosotros.

* * *

Estaba agotado. Tras un largo rato buscando heridos por toda la nave, al final logramos paliar muchos de los daños. Ivan y Nadhia se habían ido ya a Tierra de Partida, pero yo insistí en quedarme un poco más. Ahora que nuestro trabajo allí había acabado podía permitirme volver a la Zona Residencial, a mi casa, y hablar con mi madrastra.

Me encontraba a la puerta del que había sido mi hogar desde que tenía memoria. ¿Qué iba a decir? ¿Me iba a lamentar, simplemente? Aunque así fuese, notaba que la conversación que había tenido hacía unas horas con Yuleola había dejado muchos detalles sin tocar. ¿No había dicho nada Kaara? ¿Se había ido mientras nuestros padres estaban fuera, de misión, como estaba ahora mismo mi padre? No podía dejar ningún cabo suelto. Al fin y al cabo, sabía muy bien cuál era mi objetivo a partir de aquel día.

Con ello en mente, entre en mi casa.

—Hola —dije, para hacer notar mi presencia en el lugar.

Nada. Sin respuesta.

—¿Hola? —dije otra vez, más alto.

Deambulé por las estancias de la vivienda buscando cualquier rastro de vida, pero pronto desistí. Volvía a estar vacía... y esta vez más que nunca.

Enfadado por la ausencia de mi madre, me volví furiosamente hacia la misma puerta que había usado para entrar en la casa para irme de allí antes de que me diesen ganas de abandonarlo todo. Sin embargo, el enfado y la frustración se desvanecieron y fueron reemplazados por tristeza e impotencia cuando vi que, igual que el día que me había ido de casa, una nota colgaba en la puerta por el lado interior. Una nota escrita con caligrafía estilizada, grande y bien legible.

No la busques.

Cogí el papel y lo sostuve en mi mano durante unos segundos antes de estrujarlo en ella con fuerza. Salí de mi casa al fin y la dejé atrás rápidamente, todavía con la nota arrugada en mi puño.

"Es muy peligroso", seguro que había pensado mi madrastra. "Es nuestro deber, no el tuyo", me habría dicho si estuviese allí.

Volví a echarle un vistazo a la deteriorada nota y la tiré en la primera papelera con la que me crucé.

—Que te lo crees tú —solté.

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por **Sombra** » Mar Sep 11, 2012 2:44 pm

—Así que... Ha escapado —la Gran Consejera llevó una de sus manos a la frente para rascarsela mientras meditaba con los ojos cerrados—. Habéis trabajado duro.

La mujer parecía algo preocupada por lo que pudiese pasar, casi tanto como el Maestro Kazuki, que bajó la vista apenado.

—Sentiemos eh... eso, Gran Consejera —se disculpó el hombre con una mirada triste.

—Al menos habéis logrado que los sincorazón marchasen de la nave. Nuestros equipos están buscando cualquier posible artefacto que dañase la nave o similares así como algún enemigo que haya quedado rezagado, pero no parece haber nada. Os pido que la capturéis en cuanto tengáis oportunidad, no podemos liberar a una criminal que ha atentado contra la vida de alguien de tal importancia.

—No sé preocupe eh... Gran Consejera. Daremos con ella.

El maestro Kazuki se giró haciendo que su larga capa ondease antes de echar a caminar hacia la Zona Residencial donde sus aprendices se habían quedado ayudando a los habitantes heridos.

El trabajo del grupo fue agobiante y estuvieron horas allí ayudando hasta que todos quedaron exhaustos y se vieron obligados a abandonar sus puestos para volver a Tierra de Partida.

La noticia sobre aquella misión se expandió por todo Tierra de Partida haciendo que muchos aprendices empezasen a admirar a los héroes que habían salvado aquel mundo... Pero aquello era una versión distorsionada de la realidad.

No habían vencido, ella había escapado, lo habría hecho incluso sin ellos presentes. Habían sido inútiles...

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[Espacio Profundo] Dead Space

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