[País de Nunca Jamás] Por donde tú vayas

[Little Sho]

La suerte estuvo de mi parte y el ataque impactó directamente en el sincorazón. Por otro lado, la estrategia de Hikaru y Exuy también tuvo éxito. Decidí entonces permanecer alerta y poner los pies en el suelo. El terreno sería conocido, pero no la situación. En diez años, las cosas pueden cambiar mucho.

—Está claro, este lugar tiene que estar infestado de sincorazón. Aunque nos han aparecido solo tres no descarto que haya más pululando por ahí. Zait, ¿han estado desde siempre en este lugar?


Reí en un principio y, tras repasar en mi memoria, contesté con simpleza:

—No soy quién para afirmarlo, pero estoy más que seguro. En todo el tiempo que estuve en la isla no vi ninguno. Creo... —una serie de imágenes surgió entre mi memoria. Me encontraba en la parte norte de la isla, en lo alto de un desfiladero. Huía de algo. Cerré los ojos con fuerza y agité la cabeza—. Lo único que puedo decir es que si no es por ellos, los sincorazón, yo... No estaría aquí. Aunque no recuerde bien, hay algo que ni tú ni yo debemos olvidar: los sincorazón son realmente peligrosos. En este mundo, hay uno de los más poderosos que he visto jamás. Y pienso acabar con él.

Callé súbitamente y proseguí con el camino marcado, esta vez con los sentidos despiertos.

[Yuehito]

El sincorazón se desvaneció con el hielo. Esta vez habíamos ganado, pero no podíamos confiarnos mucho, su reaparición parecía estar latente.

—Está claro, este lugar tiene que estar infestado de sincorazón. Aunque nos han aparecido solo tres no descarto que haya más pululando por ahí. Zait, ¿han estado desde siempre en este lugar? —decía Hikaru.
—No soy quién para afirmarlo, pero estoy más que seguro. En todo el tiempo que estuve en la isla no vi ninguno. Creo... Lo único que puedo decir es que si no es por ellos, los sincorazón, yo... No estaría aquí. Aunque no recuerde bien, hay algo que ni tú ni yo debemos olvidar: los sincorazón son realmente peligrosos. En este mundo, hay uno de los más poderosos que he visto jamás. Y pienso acabar con él. —la respuesta de Zait parecía esconder un pasado con ese Sincorazón que hablaba. Sea como fuese, si lo encontrábamos le ayudaría a derrotarlo y seguro que Hikaru se apuntaría a la batalla.

Me senté, abrí mi libro y comencé a dibujar a los dos sincorazon que habían aparecido. Cuando mi lápiz trazo la última línea les dije —¿Se parecen?, creo que ayudaría para dar alguna información…

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[Final Fan]

Los aprendices caminaron por el frondoso sendero mientras Exuy enseñaba su dibujo. Tras pasar entre las hileras de árboles que se alzaban a cada lado del camino, los tres compañeros se encontrarían un paisaje más sobrecogedor si cabía que el que habían dejado atrás.

El acantilado que bordeaba la isla por aquella banda era mucho más alto de lo que parecía. Si los chicos se asomaban al borde de la rocosa pared verían que la escarpada montaña parecía haber formado altísimos escalones en los que seguramente los pájaros podrían hacer sus nidos. Si alguien había escalado alguna vez hasta donde se encontraban ahora desde abajo ni siquiera un salto más alto de lo normal le podría haber ayudado. Para aquello habría que, por lo menos, volar.

Pero a ellos no les interesaba escalar, ya que ya estaban en la cima. Si querían bajar les sería muy difícil... ¡la caída hasta el escalón más cercano era de varios pisos al menos!

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Subida Salto Arco Iris

Pero...

—¡Socorro! ¡Que alguien me ayude!

Una voz de niña se oía desde algún lugar debajo de ellos. ¿Qué hacía alguien en aquel lugar tan peligroso?

* * *

Mientras tanto, Campanilla seguía intentando advertir a los pequeños buscadores de tesoros de aquello que los estaba tomando uno a uno. La última pareja parecía más receptiva que los gemelos, al menos: un bajito chico con disfraz de mofeta acompañando a otro de mirada tranquila, con un traje de conejo.

—¿Qué dices, Campanilla? —preguntó el conejo.

El hada no paraba de gesticular con vehemencia. Alzó los brazos al cielo, luego los bajó con fuerza, luego abarcó su alrededor con las manos y por último se hizo un ovillo y empezó a patalear. Parecía estar intentando explicarles lo que había ocurrido.

—¿Que se acerca una tormenta y le tienes miedo a los rayos? —dedujo, incorrectamente, el mismo chico.

Campanilla negó con la cabeza efusivamente. Intentó reproducir la escena de la pelea de los gemelos haciendo gestos de forcejeo, para luego volver a abarcar su alrededor con las manos y hacerse un ovillo. El conejo miró a la mofeta y los dos parecieron pensar lo mismo.

—¡Ah, ya sé!

El hada asintió emocionada, gustosa de que alguien la hubiese entendido al fin.

—¡Cerdos voladores! —dijo el conejo, mientras su compañero asentía convencido.

Campanilla se pegó en la frente con la mano, con cara de frustración. No tuvo tiempo para intentar seguir haciéndoles comprender. Vio cómo detrás de ellos aparecía una sombra que le resultaba ya familiar y escapó tintineando ruidosamente. Mientras los niños se miraban con confusión al verla irse pudieron notar cómo una extraña sensación los recorría desde sus espaldas.

—Vuestro miedo es mi vida...

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Fecha límite jueves, día 11 de octubre.

[Little Sho]

Sonreí al ver el dibujo que Exuy nos mostró. Era una imagen realmente fiel de los sincorazón, por otro lado, el chico tenía un buen talento.

Mi memoria funcionaba a cámara lenta, por lo que tardé en darme cuenta de lo que encontraríamos si continuábamos por el camino a la costa. Lo supe cuando prácticamente estaba en frente de nosotros.

La imagen que ofrecía el acantilado desde lo alto me trajo gratos recuerdos. Sin embargo, además de vagas imágenes sin fecha, poco más podía recordar.

Me pregunté a mí mismo si con lo que había crecido sería capaz de subir, o bajar, aquel acantilado. Al asomarme y comprobarlo mejor, supe que mi doble salto se quedaba bastante corto. Bajar sin embargo sería realmente sencillo usando planeador.

Me detuve a pensar en cómo ayudar a los chicos a bajar en caso de que no supiesen ejecutar aquella habilidad cuando, como de costumbre, una voz interrumpió mis pensamientos.

—¡Socorro! ¡Que alguien me ayude!

Mis pelos se erizaron y mi adrenalina se elevó. ¡El grito venía de abajo!

—Si alguno de vosotros sabe usar planeador que me acompañe, aunque vendrá bien tener refuerzos arriba —comenté mientras retrocedía unos pasos—. Si tenéis cuerdas… También serían de gran ayuda. Yo por desgracia, no.

Me giré y les miré con decisión. Corrí y salté hasta el saliente más cercano, con la intención de llegar sin usar ninguna habilidad, aunque en caso de peligro, planearía hasta posarme sobre algún otro saliente. O en el mismo.

Llegase como llegase, al tocar tierra, busqué con la mirada.

—¡Hola! ¿¡Alguien me escucha!?

¿El por qué de aquella insensatez? No quería revivir antiguos errores.

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Pido perdón por mi falta de colaboración en grupo y por hacerme el prota xD
Lo siento, no podía resistirme ):

[James Bond]

Seguíamos andando por el desfiladero mientras Exuy nos enseñaba el dibujo que había hecho. Se parecían bastante y además estaban bien dibujados, yo lo habría hecho mal y en cierto modo tenía envidia de la habilidad de mi compañero. Entonces llegamos a lo que parecía ser el final del camino, me acerqué y pude comprobar que me estaba equivocando, había más camino abajo, pero era una gran caida. ¿Qué podíamos hacer? Me acerqué a Exuy y Zait cuando de pronto oí una voz femenina:

—¡Socorro! ¡Que alguien me ayude!—

La voz parecía venir de abajo. ¿Qué estaría pasando? Como pude comprobar hace unos instantes la bajada era de bastante altura. Si me lanzaba sin más lo más seguro era que me espachurrara contra el suelo y con muy mucha suerte romperme unos cuantos huesos. Sin embargo, Zait había tomado una decisión:

—Si alguno de vosotros sabe utilizar Planeador que me acompañe, aunque vendrá bien tener refuerzos arriba. Si tenéis cuerdas... También serían de gran ayuda. Yo por desgracia, no.—

Zait saltó entonces dejándonos a Exuy y a mí solos. No podía dejar a Exuy aquí arriba solo e indefenso si apareciesen un gran número de enemigos. Así que le cogí del brazo y le dije:

—Lo siento Exuy, lo quieras o no, tú vienes conmigo. No puedo dejarte aquí solo.—

Tirándole del brazo, corrí hasta el saliente y dejé caerme agarrando fuertemente a Exuy para que no se separara de mí. Antes de llegar al suelo, utilizaría Planeador para reducir la velocidad que alcanzase por la caída.

[Yuehito]

Al guardar mi libro y haber sido elogiado por los chicos, notamos la llegada a un nuevo acantilado donde ni por nada del mundo se me ocurriría saltar ahí. Cuando de pronto, mientras mis compañeros meditaban en la forma de continuar, una voz desesperada rompió los concentrados pensamientos.

—¡Socorro! ¡Que alguien me ayude! —fue cuando heroicamente Zait tomo su posición de rescate diciéndonos —Si alguno de vosotros sabe utilizar Planeador que me acompañe, aunque vendrá bien tener refuerzos arriba. Si tenéis cuerdas... También serían de gran ayuda. Yo por desgracia, no.

Rápidamente tomó impulso y se lanzó al vacío. Y mis ojos vieron la gran velocidad en que se movió su cuerpo cuando toda la fuerza cinética lo abordó.
Asustado retrocedí y temí a que Hikaru fuera con él y quedase solo en ese lugar.Me miró y vio mi rostro asustadizo. Sin pensarlo mucho, eligió una rápida y extrema decisión.
—Lo siento Exuy, lo quieras o no, tú vienes conmigo. No puedo dejarte aquí solo— Tomó fuertemente mi brazo y me arrastro al borde. Saltando, comenzamos a caer en ese precipicio. Solo reaccione a agarrarlo con mi otra mano y esperar a que haría.
Solo veía que si Hikaru usaba Planeo mi poco peso más la fuerza de la caída y el jalón de mi brazo anularían en cierta forma la habilidad.
¿Pero si me ganara en a su espalda? –era lo que pensaba y quería hacer. Pero también confiaba en las capacidades Hikaru.

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Espero no morir >_<

[Final Fan]

Zait saltó el primero.

La caída era bastante grande, pero supo utilizar su habilidad Planeador eficazmente para frenarla cuando ya se acercaba a la plataforma directamente inferior a él. Cuando hubo aterrizado, pudo ver a una chica que se encontraba tan pegada a la pared rocosa del barranco que le hubiese sido muy difícil verla tan sólo asomándose desde arriba. Se sobresaltó al ver caer al aprendiz tan suavemente.

—¡Peter...! —la niña se le acercó a Zait, pero al verle la cara su expresión de felicidad cambió a una de confusión—. Oh, tú no...

Pero no fue capaz de acabar la frase. Segundos después de que Zait llegase a su lado, otros dos aprendices cayeron del cielo... ¡pero mucho más rápido! Hikaru y Exuy se habían lanzado al vacío esperando que la habilidad Planeador del primero fuese suficiente para frenar el descenso, pero no tenía la suficiente Fuerza como para levantar a su compañero en el aire. Los dos chicos pasaron por delante de Zait y la chica y cayeron abajo, más abajo...

Chof.

Hasta el mar.

—¡Ay, Señor! —chilló, preocupada, tapándose la boca con una mano—. No les pasará nada, ¿verdad? ¿Saben nadar?

Volvió su rostro hacia Zait y sus rizos castaños ondearon con el movimiento de su cabeza. El lazo turquesa que decoraba su cabeza estaba un poco descolocado, aunque su camisón del mismo color no parecía haber sufrido ningún desperfecto.

—Mi nombre es Wendy... —se presentó—. ¡Me he quedado aquí atrapada por culpa de un hada maleducada! ¿Conoces a Peter Pan?

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Wendy, la joven mamá

* * *

Hikaru no logró frenar la caída al final. Exuy y él tuvieron suerte de no haber chocado con la misma plataforma en la que había aterrizado Zait, o se habrían hecho mucho daño. La temperatura del mar no era desagradable, y su elevada salinidad hacía bastante fácil flotar en él. Aunque alguno de los dos no supiese nadar, no se hundiría fácilmente si se hacía el muerto. La corriente los alejaba rápidamente de la costa, hacia el océano abierto.

Tras unos cuantos minutos de incertidumbre, el oleaje acabó lanzándolos sobre un pequeño islote rocoso repleto de vegetación. La humedad se respiraba en el aire, pero al menos habían tocado de nuevo tierra firme.

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Poco después de llegar, verían que algo brillante a lo lejos se les acercaba. Parecía revolotear erráticamente y, desde la distancia, podrían oír vagamente un tintineante sonido que parecía provenir de ello.

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Recuento de PH
>Zait Laind - 10/18
>Hikaru Akarui - 3/8
>Exuy - 5/8

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Fecha límite: miércoles, día 17 de octubre

[Yuehito]

Me tome fuertemente de su espalda y mientras más nos acercábamos a Zait la velocidad que alcanzábamos era impresionante. Apoyé mi rostro en la espalda de Hikaru confiando en que saldríamos vivos de alguna u otra forma.
De pronto toda esa vertiginosa caída intentó ser contrarrestada con la habilidad de Hikaru. Tratando de estabilizarnos, los esfuerzos por sobrevivir nos direccionaron directo al mar.
Levanté la cabeza y al pasar cerca de Zait pude notar la presencia de una chica que vestía un simple vestido azul, de cabello arrizado y café. Fueron las únicas características que pude memorizar, las que fueron interrumpidas por nuestro fin de caída.
Me solté de Hikaru antes de impactar con la amplia cantidad de agua. Intentando estabilizarme, los deseos por querer llegar hacia la costa se hacían imposibles y tampoco podía visibilizar a mi compañero. De a poco mis esfuerzos cesaban.


Abrí mis ojos y estaba Hikaru a mi lado, al parecer estábamos en otro lugar luego de haber quedado inconsciente con la caída al mar. Pero esta vez estábamos en otro lugar.

—¿Dónde estamos? —pregunte desorientado mientras estrujaba mi ropa, intentando recordar lo que había pasado. Mire a todo mi alrededor intentando buscar alguna pista y por ningún lado podía visualizar a Zait ni a la chica.

—¡Cierto! —me exalte al recordar el estado de mi libro. Al sacarlo me noté que estaba un poco mojado, era obvio — Oh rayos… —y por el hecho me había puesto triste. Los dibujos aun estaban claros y se podían rescatar, pero no se podía dibujar en las hojas húmedas —En fin, esperaré a que se seque.

Al guardar mi libro Hikaru notó la presencia de algo que se acercaba. Me voltié y mis oídos escucharon el sonido parecido a las campanillas que hacían sonar en el orfanato para ir a comer.

¿Qué será? —la duda me comía por dentro.

[James Bond]

No salió como había planeado. Cuando estábamos llegando a la plataforma donde Zait había caido, utilicé Planeador, sin embargo pasamos por delante suya y seguíamos cayendo. Logré fijarme en que estaba con una chica, pero no llegué a ver mucho más pues caíamos muy rápido. Cuando quise darme cuenta, estábamos en el mar. Me dije a mí mismo que no volviera a hacer ese tipo de acciones si no estaba seguro de que era capaz de hacerlo. Entonces Exuy comenzó a mirar hacia los lados y preguntó:

—¿Dónde estamos?—
—No lo sé, pero en el agua desde luego estamos.— Respondí.

Sentía muy débil mi cuerpo. Me costaba moverme pero gracias a las olas llegamos a tierra firme. Estábamos en un islote o algo parecido. Mi compañero se puso triste cuando vio que su libro donde hacía unos minutos dibujó a los sincorazón que nos atacaron. Me arrastré como pude para alejarme del agua y me quedé quieto durante unos minutos. Sin embargo no duraría mucho la tranquilidad cuando algo se acercaba. Hacía un ruido extraño y aquel punto luminoso se movía como si fuera un bug que tenían algunos personajes de los videojuegos de ordenador a los que jugaba mi hermana. ¿Qué estaría haciendo ella en ese momento?

—¿Qué será?— Al parecer Exuy también había visto aquel punto luminoso pero al igual que yo, no sabía que demonios era.
—No lo sé Exuy. Mejor que nos preparemos por si es un enemigo...— Invoqué a mi Llave-Espada y me puse en posición defensiva.

[Little Sho]

Aterricé sin ningún problema en uno de los salientes y comprobé que los gritos de ayuda provenían de una joven que permanecía fuertemente agarrada a las rocas que se sorprendió al verme planear hasta allí.

—¡Peter...! —me llamó acercándose hacia mí. Mi memoria, como si de una compleja maquinaria se tratase, comenzó a mover engranajes y una imagen apareció en mi cabeza—. Oh, tú no...

Algo nos interrumpió momentáneamente, algo que me dejó atónito. Pude ver la imagen de Hikaru y Exuy pasar ante mis ojos a una velocidad peligrosa, cayendo al vacío. Escuché un fuerte ruido del agua salpicar y me asomé al instante. Habían caído, por suerte, en el mar y por lo tanto se habían salvado de una buena.

—¡Ay, Señor! —gritó la chiquilla preocupada—. No les pasará nada, ¿verdad? ¿Saben nadar?

—Les combiene. Aún así, si han hecho lo que han hecho es porque son chicos valientes, y eso les hace respetables. Supongo que podrán cuidar de ellos mismos durante un minuto, mientras salimos de aquí.

Alcé mi vista al cielo calculando la altura que había desde nuestro punto hasta lo alto del acantilado y luego volví la mirada abajo calculando esta vez la distancia al siguiente saliente. Me llevé una mano a la cabeza y puse una mueca de grandes dudas.

—Mi nombre es Wendy… ¡Me he quedado aquí atrapada por culpa de un hada maleducada! ¿Conoces a Peter Pan?

—Mentiría si dijese que en este lugar nadie le conoce. Y creo que podría suponer a qué hada te refieres. Sin embargo dudo mucho que ellos sepan quién soy. Ha pasado… Mucho tiempo —dubitativo, contemplé de arriba abajo la figura de Wendy. No sólo no me sonaba de nada, sino que estaba completamente seguro de que no era de Nunca Jamás—. Por otro lado… Tú no eres de por aquí, ¿verdad? ¿Vienes de Lon…? —callé repentinamente al recordar mi labor como Caballero de la Llave Espada y el peligro que podría traer mi pregunta. Es cierto que eran partes de un mismo mundo, pero estaban separadas por algún motivo, al igual que los mundos están separados unos de otros—. Digo… ¿Sabes si andan cerca Peter y Campanilla?

Me encontré con una situación realmente difícil. Subir sería difícil y con Wendy aún más, sobretodo sin una cuerda a mano. Y encima, los otros dos, en vez de quedarse arriba decidieron suicidarse a la vez. Bajar sería igual de peligroso, sobre todo si la chica no podía planear. Tirarse al mar… Era algo muy descartable. Recordé entonces el busca que Nanashi me dio y lo cogí entre mis manos, pero no hice nada. Debía de haber algo que yo pudiese hacer. ¿Servirían mis flechas para escalar?

[Final Fan]

—¡Ya me gustaría saberlo! —respondió Wendy, preocupada—. Accedí a que Campanilla me trajese aquí, ¡pensaba que me quería enseñar algo importante! Pero me ha dejado abandonada y... no sé qué hacer. Tienes razón, no soy de por aquí. ¡Peter nos trajo a mis hermanos y a mí a este lugar tan maravilloso, pero... se está volviendo una pesadilla!

La niña se puso una mano sobre el pecho y miró hacia la lejanía, preocupada. Pasase lo que pasase, ahora los dos estaban atrapados en aquel lugar. Si no se les ocurría algo para salir de allí, lo único que podían hacer era esperar...

* * *

Hikaru y Exuy seguían solos en aquella isla en medio del océano... o quizás ya no tan solos. El punto brillante que volaba hacia ellos acabó acercándoseles lo suficiente como para distinguir que se trataba de una pequeña chica con alas, de brillo dorado y una austera vestimenta verde. No pareció hacerle mucho caso a la Llave Espada de Hikaru... parecía más preocupada por otra cosa.

Se plantó revoloteando delante de las caras de los aprendices y comenzó a gesticular vehementemente. Primero alzó los brazos al cielo, luego se tapó la cara con uno de ellos y la descubrió de repente, con un gesto de susto. Luego pegó puñetazos al aire y se hizo la muerta durante unos segundos. Cuando hubo acabado su pantomima les dedicó una mirada expectante a los chicos, pero algo pareció llamarle la atención detrás de ellos. Algo que le hizo desencajar el rostro en una mueca de pavor.

Se lanzó volando, siguiendo la trayectoria que llevaba antes de que vuestra presencia la interrumpiese, dirigiéndose hacia la isla principal que se divisaba en la lejanía, desde donde habían llegado los aprendices.

Un extraño escalofrío recorrió la espalda de los chicos. Si miraban a su alrededor podrían observar que algo parecía estar ocurriendo en aquella pequeña isla. Algo les estaba dificultando la vista, como si estuviese cayendo la noche en sólo aquel sitio en concreto. Una negra sombra los envolvió en un suave abrazo, mientras el viento le susurraba unas palabras al oído.

—Vuestra vida... es... mía...

* * *

Zait y Wendy llevaban ya bastante rato esperando... ¿cuánto? Era difícil no perder la noción del tiempo en aquel lugar. La niña había decidido sentarse apoyada a la pared de roca que formaba el precipicio, mirando hacia el cielo.

—Estoy preocupada por los niños, ¿sabes? —musitó—. No lo digo por mis hermanos, sino por los Niños Perdidos. Sé que la vida por aquí es siempre una aventura, y seguro que es muy divertido, pero... no es justo que no tengan a una madre que los cuide.

Suspiró y volvió de nuevo su vista a las nubes, pintadas en un lienzo que se comenzaba a ensombrecer con las últimas horas de la tarde. El sol brillaba en horizonte, y ya se podía apreciar alguna estrella. Una estrella fugaz, que se dirigía directa hacia ellos.

O quizás....

—¡Campanilla! —exclamó Wendy, poniéndose en pie de un salto.

Le hizo gestos con los brazos al hada y ésta paró unos segundos cuando llegó a estar justo encima de ellos. Quizás no lo apreciasen desde donde estaban, pero Campanilla parecía estar vacilando entre ir a ayudarles a salir de allí o seguir con su apresurado viaje. Decidió la segunda opción y desapareció en la selva.

—¡No! —volvió a gritar la niña, entre desesperada y enfadada.

Pero pocos segundos después, el hada volvió a aparecer por donde había venido. Llevaba a alguien consigo... un chaval pelirrojo vestido de mallas verdes, cuyo sencillo sombrero era adornado por una pluma roja. Levitaba en el aire tan fácilmente como quien camina por el suelo.

—¡Wendy!—exclamó.

Campanilla se quedó quieta en el sitio, de brazos cruzados y mirando hacia otro lado, mientras Peter se acercaba a Zait y Wendy y cogía a esta última en brazos. Luego recordó por qué había ido a buscar a Peter Pan a su guarida e hizo gestos airados para que se apresurasen, emitiendo su característico tintineo.

—¡Ahora no, Campanilla, primero Wendy! ¡Los Niños Perdidos la necesitan!

El hada pareció cambiar a color rojo durante unos segundos.

—¿Los Niños? ¿Qué les ha pasado? —preguntó Wendy, alarmada.

—¡Aparecieron de repente en el árbol del ahorcado, pero están muy raros! Muy... Están muy raros, Wendy.

Peter parecía no saber explicarse, pero se le veía bastante angustiado, cosa poco corriente en él. Suspiró y miró a Zait de arriba abajo, deteniéndose unos cuantos segundos de más en su cara. Puso cara de extrañeza, como si le resultase familiar, pero luego sacudió su cabeza y te señaló a Campanilla.

—Mira, no sé quién eres, pero alguien necesita ayuda y ella sabe dónde están. Yo tengo que llevar a Wendy con los Niños Perdidos. Necesitan a alguien que sepa...

—Hacer de mamá. Lo haré —dijo Wendy, con una sonrisa de ánimo.

Peter le devolvió la sonrisa y miró al portador de la Llave Espada con decisión.

—¡Campanilla te ayudará a llegar allí! ¡Síguela! ¡Piensa en cosas felices!

El chico volador despegó con Wendy en brazos sin tener tiempo a explicar nada más. Volvió a internarse en la selva, a varios metros de altura. Campanilla emitió unos cuantos tintineos furiosos hacia ellos antes de acercarse a Zait y revolotear a su alrededor durante unos segundos. El chico podía sentirse mucho, mucho más ligero mientras aquel brillo parecía emanar de su cuerpo, y descubriría que, si lo creía con suficiente fuerza, podía llegar a seguir al hada surcando los cielos con facilidad.

[Yuehito]

La mirada a aquella cosa brillante que se acercaba simulaba parecer un fuego artificial sin control. Se agitaba como si de peligro se tratase. Rápidamente se acercó hacia nosotros y note sigilosamente las pequeñas alas que se movían a una apresurada velocidad.
—¡Es un Ada! —Grite emocionado —¡Pensé que no existían!
La pude distinguir por los libros que se nos leían en el orfanato. La emoción de ver una de verdad me hacía parecer estar en un mundo de fantasías. El hecho de encontrarla, o que ella nos encontrara, me hizo pensar de que habían gnomos, ogros, duendes y arboles que hablasen.

Todas estas emociones fueron decayendo cuando el hada se notó angustiada. Alzando sus manos, protegiéndose, simulando golpes, todo parecía apuntar a que estaba pidiendo ayuda… o avisándonos de algo…
Mire a Hikaru intentando pensar lo mismo con el contacto visual. Sin embargo, la Ada no nos dio tiempo para pensar y siguió su camino con el mismo desespero. Ahí no terminó todo. Un frió recorrió mi espalda, parecido al cuchillo helado que roza la piel subiendo lentamente por todo el camino de la columna hasta el cuello. Un escalofrió, la mezcla de terror y miedo juntas, un cántaro de maldad que se posaba detrás de nosotros.

Mis deseos de mirar hacia atrás se inhibieron, cada intento que hacía por querer saber qué había me paralizaba. La sensación se hizo más intensa cuando nuestro alrededor se comenzó a desvanecer. La vista se me hacía imposible y una Aura negra nos comenzó a abrazar sin ninguna intensión de querer protegernos, al contrario, parecía que mi alma sería consumida y arrebatada. Todo ocurría mientras una voz susurraba a mis oídos diciendo: Vuestra vida... es... mía....
Volteé mi cabeza para mirarle y no pude notar su presencia, solo contemplé a Hikaru y sus intentos por salir. Su valor me contagió en aquella red de tinieblas. Alcé mi mano derecha y dije:
—¡Esto no nos tragará!
Comencé a patalear como si estuviese subiendo escaleras negras. Nada impedía el deseo de querer salir con vida… aún habían muchas cosas que hacer y porqué luchar.

[James Bond]

No sabría decir cuanto tiempo había pasado desde que llegamos a aquella isla hasta que apareció el punto brillante, pero a mí me parecieron horas. ¿Qué íbamos a hacer nosotros dos solos? No estábamos seguros de cuanto tiempo podría tardar Zait en venir a buscarnos... y me empezaba a rugir la barriga de hambre. Cuando se acercó el punto diminuto pude comprobar que en realidad era una chica... ¡con alas! Pero era muy pequeña, más o menos como mi dedo índice de alta. Desprendía un brillo dorado mientras agitada sus alas. Sin embargo, Exuy exclamó:

—¡Es un hada, pensé que no existían!—
—¿Que no existían? ¿Qué quieres decir con eso Exuy?—

Pero la hada intentaba llamar nuestra atención haciendo extraños movimientos. ¿Estaba intentando decirnos algo? Si era así, lo lamentaba mucho pero no tenía ni idea de qué podía querer decirnos. Aunque antes de que pudiéra decir o hacer nada, voló hacia el lugar desde donde nosotros habíamos llegado. En ese momento, mi cuerpo empezó a sentir frío. Empezaba a encontrarme mal, mi vista se nublaba y un susurro traido por el viento me erizó los pelos del cuerpo:

—Vuestra vida... es... mía...—

Algo negro empezó a envolvernos a Exuy y a mí, intentaba dar golpes con la Llave-Espada. Pero no sabía si estaba haciendo efecto.

—¡Esto no nos tragará!—
—¿Exuy...?— Dije débilmente.

Exuy empezó a dar patadas. Él estaba intentando luchar para poder salir. ¿Qué estaría pensando? Yo no podía hacer nada más... ¡Un momento!

—Eso es un busca. Yo elegiré una ruta distinta a la vuestra para explorar el mundo por mi cuenta, pero si pulsáis el botón que encontraréis en él podré conocer vuestra posición exacta al instante. Utilizadlo tan sólo en caso de emergencia y cuando sea estrictamente necesario.

¡Eso es! ¡El busca! Un rayo de esperanza surgió en mí cuando recordé aquello. Me había olvidado completamente de el. Busqué en el bolsillo y allí estaba. Pulsé el botón, rezando para que funcionara y le llegara la señal a Nanashi.

[Little Sho]

Por lo visto Wendy había acabado en aquel lugar gracias a una treta de Campanilla. Me resultaba extraño que la pequeña hada se comportase de aquella manera.

La joven estaba sentada y apoyada en la pared de rocas. Yo seguía de pié, machacándome a mí mismo por no saber qué hacer.

—Estoy preocupada por los niños, ¿sabes? No lo digo por mis hermanos, sino por los Niños Perdidos. Sé que la vida por aquí es siempre una aventura, y seguro que es muy divertido, pero... no es justo que no tengan a una madre que los cuide.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Las palabras de la niña no sólo llegaron a mi corazón, si no que tocaron mi alma. Comencé a comprender por qué había llegado a Nunca Jamás. Al igual que yo, los demás niños perdidos carecían de lo mismo. Un gran nudo se formó en mi garganta y me fue muy difícil conversar con la chiquilla. Permanecí callado durante un rato, sumido en mí mismo, cuando fue la voz de Wendy la que me llevó nuevamente a la superficie.

—¡Campanilla! —exclamó. Yo me giré y contemplé la figura resplandeciente de la recién nombrada.

Wendy intentó llamar su atención mediante señas con sus brazos. Parecía funcionar cuando un indicio de que sus ojos se posaron en nosotros ocurrió, aunque sin embargo, y tras pocos segundos, Campanilla decidió seguir con su ruta.

Sonreí al ver que el hada volvía con nosotros y traía a Peter consigo.

—¡Wendy!—vitoreó el joven pelirrojo vestido de verde al ver a Wendy.

Peter se acercó hacia nosotros y cogió a Wendy por el brazo. Con Wendy a salvo yo podría planear hacia la costa y buscar a mis compañeros, por lo que no dudé en mostrar una amplia sonrisa de gratitud.

Campanilla parecía enfurecida. No paraba de tintinear y llamar la atención de Peter. Parecía que algo importante les esperaba en la selva.

—¡Ahora no, Campanilla, primero Wendy! ¡Los Niños Perdidos la necesitan!

—¿Los Niños? ¿Qué les ha pasado?

—¡Aparecieron de repente en el árbol del ahorcado, pero están muy raros! Muy... Están muy raros, Wendy—comentó el joven, preocupado.

Seguidamente me contempló detalladamente, quizá intentando saber de qué le sonaba mi cara. Yo no dije nada. Era mi deber permanecer callado.

—Mira, no sé quién eres, pero alguien necesita ayuda y ella sabe dónde están —dijo señalándome al hada—. Yo tengo que llevar a Wendy con los Niños Perdidos. Necesitan a alguien que sepa...

—Hacer de mamá. Lo haré —completó Wendy sonriente.

—¡Campanilla te ayudará a llegar allí! ¡Síguela! ¡Piensa en cosas felices!

Peter se alejó junto con Wendy sin tiempo a decir nada más. Campanilla parecía furiosa con la decisión, pero enseguida se acercó a revolotear encima de mí y concederme uno de mis sueños infantiles.

Cerré los ojos y comencé a buscar recuerdos felices. Me costó mucho encontrarlos, sobre todo pensando en mis últimos acontecimientos. Pero enseguida surgieron en mi cabeza los bonitos recuerdos que guardaba en Londres junto con Nate, y a éstos les siguieron las miles de aventuras que viví en Nunca Jamás. Tantas imágenes pasaron por mi cabeza que cuando abrí los ojos casi muero del susto. ¡Estaba volando! Surcaba los cielos, como si nadara por las aguas. Aquella sensación, la guardaría sin duda como uno de mis más preciados tesoros. Miré a Campanilla con decisión.

—¡Vamos Campanilla! No hay tiempo que perder.

[Final Fan]

Hikaru apretó el busca y emitió una tenue luz verdosa. Si había funcionado, Nanashi ahora sabía dónde estaban y que se encontraban en peligro. El chico parecía querer aferrarse a la idea de que alguien los salvaría pronto... presa del miedo.

—Eso es... Deja que el miedo te consuma... —le susurraba una voz al oído.

Exuy, por su parte, intentó no ceder y zafarse de aquello que le oprimía el pecho. Contrarrestaba el terror con una chispa de valor que le ayudó a ver con más claridad durante un segundo. Entre la oscura niebla, a escasos metros de los aprendices, pudo ver una alta figura extendiendo sus brazos hacia ellos. En un parpadeo, desapareció. No tenía aún el poder necesario para liberarse de aquella oscuridad.

Sin embargo, la oscuridad es contrarrestada con la luz. La sombra se hizo cada vez más espesa y comenzó a recorrer los cuerpos de los dos niños, pero algo ocurrió cuando llegó a la Llave Espada de Hikaru, que había desenvainado como medida de precaución. Se oyó un chasquido como la rotura de mil cristales y la isla volvió a tomar su color original. A unos metros de ellos, con expresión afectada, se encontraba el ser que había visto Exuy durante su brote de coraje.

Sus brillantes ojos amarillos y su cabello claro contrastaban con su piel de color azul, más profundo que el del océano. Llevaba unos pantalones holgados del color de su mirada, y su ondeante capa le daba a su voluminoso torso descubierto un aire intimidante.

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—¡¿Qué es eso?! —exclamó, con el rostro desencajado—. ¿¡Cómo osáis perturbar mi oscuridad!?

Juntó las palmas de las manos y las separó poco a poco, haciendo aparecer entre ellas un largo bastón de lustrosa madera. Cuando hubo acabado de invocarlo, lo asió con ambas manos y adquirió una postura de batalla.

—¡¡Me entregaréis vuestras vidas por la fuerza!! ¡¡Se las entregaréis al inmortal Zande!!

El hombre se lanzó hacia los chicos, bastón en ristre.

* * *

Sobrevolando el vasto océano, a unos kilómetros de distancia, se encontraban Zait y Campanilla. El hada volaba muy rápido. Dejaba atrás a Zait constantemente, y tenía que pararse cada dos por tres para meterle prisa al aprendiz. Su tintineo se volvía más frenético cada vez que tenía que hacerlo, y podía notarse cómo la tonalidad de su luz cambiaba a uno más rojo cada vez.

Al fin, pudieron vislumbrar tierra. Un frondoso archipiélago de islas de diversos tamaños se pudo ver en la lejanía. En la más grande era obvio que estaba sucediendo algo extraño. Una extraña niebla negra cubría una pequeña porción de ella y parecía estar centrándose alrededor de algo concreto. Al acercarse más, Zait podría ver a alguien fuera del rango de la extraña zona: un hombre de tez oscura, con los brazos extendidos hacia ella.

Segundos después de haber establecido contacto visual con aquel lugar, la niebla se disipó de repente con un destello de luz blanca, revelando dos figuras que habían estado dentro todo aquel tiempo: un chico de capucha naranja y otro de ropas sencillas y pelo castaño, que llevaba un arma en la mano.

Campanilla los señaló y comenzó a tintinear más sonoramente todavía.