[Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Trama de Fátima, Hiro y Axel

Vergel Radiante ha caído y misteriosos jóvenes aparecen por todas partes para tentar a los nuevos aprendices de Tierra de Partida a irse de allí. Una nueva edad se cierne en el Reino de la Luz...

Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Sab Dic 01, 2012 3:23 pm

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Gracias al trabajo que habían hecho Axel y Fátima, el Sincorazón soltó a Hiro, el cual ya pensaba que se quedaría allí.

Rápidamente se acercó el soldado que había retado a Kefka y le ayudó a levantarse.

Estoy bi... — Hiro notó un olor familiar en aquel guerrero, de la casa a la que Ronin les llevo al llegar ¿Podría ser tal vez la persona a la que andaban buscando? No estaba seguro, pero desde luego tenía una cierta retirada.

Hiro se reincorporo al grupo en cuanto le alcanzo el Cura de Fátima, en aquel momento parecía tener controlado al Sincorazón, Fátima lanzando hechizos sin piedad y Axel descuartizándolo sin ningún remordimiento, no era precisamente algo muy bonito de ver. Aprovechando que el Sincorazón parecía inmóvil, Hiro se puso a buscar rápidamente su espada, la cual habría caído en algún momento del combate, por suerte no tardó e encontrarla, cerca de las ruinas de las tiendas que el Sincorazón arrollo anteriormente, había llegado bastante lejos ella sola, al parecer.

Hiro tenía una de sus disparatadas ideas, observo rápidamente al Sincorazón con su Llave Espada en mano y escalo por el punto más fácil que hubiera, accediendo así a su lomo, a continuación observo la daga clavada en su cabeza ¿De donde había salido aquella daga? Curioseado alargó la mano y la sacó, acto seguido recargó la recamara de su Revólver con todas las balas que le quedaban y apunto a su cabeza, donde la herida del cuchillo, y disparo todas las balas que pudo allí, acto seguido guardo su Revólver y la extraña daga y sujeto su Llave Espada con ambas manos, no le gustaba pelear precisamente con ella pero era la única opción, así que empezó a asentar golpes y más golpes sobre el enemigo, sin descanso, era, seguramente, la última oportunidad para hacerlo.

¡Vamos, solo un poco más, el grillo de la suerte nos protegerá! — Gritó Hiro, mientras incitaba a los demás a luchar de una forma más feroz y recordando que su pequeño compañero seguramente les traería más suerte y que les protegería, como ya hizo contra Kefka o hace un momento, sin duda había sido muy útil, cuando viera a Ronin le daría las gracias por darle aquel amuleto —¡Vamos, que seguro que ya casi esta!
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Ronda #17 - Haré todo un hombre de ti

Notapor Soul Artist » Lun Dic 03, 2012 9:46 pm

El Centauro Fatal no tuvo oportunidad alguna ante la avalancha de ataques por parte de sus contrincantes.

La primera en intervenir fue Fátima, que tras curar a sus compañeros lanzó toda la cantidad de hechizos mágicos ofensivos que pudo. El Sincorazón intentó contraatacar levantándose hacia ella, pero Mulan la socorrió; atacó con un corte que le echó atrás, e inmediatamente después, con Mushu apegado al filo de su arma y sin que nadie pudiera verle, una serie de bombas de fuego impactaron contra el centauro, tirándole al suelo y levantando una cortina de humo a su alrededor.

Los dos siguientes en intervenir fueron Hiro y Axel, que atacaron con sus Llaves Espada. El segundo fue quien dio el golpe de gracia, rompiéndole el cuello y terminando con su existencia. El Sincorazón, en un último intento de venganza, extendió su brazo hacia él… Pero su cuerpo se deshizo mientras se derrumbaba, liberando un rojo corazón que voló hacia el cielo.

Impresionante…

Un hombre tuerto que Fátima e Hiro pudieron reconocer a Yao, el hombre bajito del parche en el ojo. Había salido acompañado por sus dos compañeros de una de las tiendas de campaña en silencio, a la vez que el resto de soldados que habían pasado a ocultarse como buenos valientes que eran.

Unos segundos de silencio y tensión se dieron en el campamento. Pero, al final, los guerreros saltaron en un gran griterío de euforia, extasiados por el increíble combate del que acababan de ser testigos. Ping se apoyó sobre el hombro de Fátima, intentando recuperar el aire: no por cansancio físico, sino por la emoción de lo que acababa de hacer.

¡Los héroes del día! ¡Viva Ping!

¡Eso sí que es un machote!

¡Silencio!

Los soldados callaron de inmediato al oír la voz de Shang, que se abrió paso entre la gente para avanzar hacia el grupo de aprendices. Observó de arriba abajo a los cuatro, juzgándoles con la mirada, y guardó silencio unos segundos.

A la tienda del General. Ya.

Ping bajó la cabeza, decepcionada. Avanzó en silencio, esperando que los otros tres jóvenes le siguieran hasta la tienda en la que Axel ya había estado con anterioridad, guardando completo silencio durante el camino. A pesar de haber acabado con la amenaza, quizás habían sido demasiado temerarios y les cayera una reprimenda por eso. Por la cabeza de la joven incluso pasó la idea de ser expulsada por su actitud; los héroes, a menos que fuesen altos dirigentes, no eran bien recibidos. Más bien, se les recibía muertos.

Mientras entraban en la tienda de campaña, escucharon a Shang colocándose delante de todos los soldados y comenzando a gritarles:

¡Nunca había visto tanta cobardía en ningún otro…!

Entrad.

El General les esperaba en el interior de la tienda, tumbado sobre el suelo con Chi-Fu y un médico que le atendía. Se le veía realmente pálido, pero por su ligera sonrisa, los aprendices pudieron deducir que sobreviviría después de todo: la intervención médica había sido prácticamente inmediata, por lo que el veneno había podido ser contrarrestado.

Li giró la cabeza hacia su médico y afirmó con la cabeza, lo que el profesional interpretó como una petición para dejarles a solas. Mientras salía de la tienda, el General le hizo la misma señal a Chi-Fu, pero el hombre no se dio en absoluto por aludido: fulminó con la mirada a los tres aprendices, en especial a Ping. Se levantó del suelo y tomó un papiro y una pluma para apuntar lo sucedido.

¡Increíble! ¡Inaceptable! Soldados que se esconden en sus tiendas, ¡y otros que salen a exponerse al peligro sin la debida equipación! ¿Qué son esas llaves? ¿Cómo se os ocurre salir a atacar a un monstruo gigante sin tan siquiera las armaduras? ¡El Emperador pondrá el grito en el cielo!

Han salvado el campamento, Chi-Fu —intervino el general—. Y mi vida.

¡Bah! ¡Este campamento es un desastre! —sentenció el insoportable hombrecillo, apuntando con energía en el papiro sus opiniones acerca de lo sucedido—. ¡Jamás permitiré que esta panda de inútiles se enfrente a los hunos! ¡Significaría el fin de China!

Chi-Fu se dirigió hacia la salida indignado, seguramente para cantar las cuarenta a Shang por haberse retirado del combate para acudir con su padre. El General se limitó a guardar silencio hasta que el burócrata abandonara el lugar, quedándose solos.

Perdonad su actitud. A veces puede resultar un poco insoportable, pero es el hombre más cercano al Emperador, así que… —Li soltó una pequeña risa para sí mismo—. Os debo la vida. Siento haber desconfiado de ti, chico —dirigió su mirada principalmente hacia Axel—. El recuerdo de la deserción de Ronin me hizo temer que también nos abandonaras en mitad de la guerra, pero has demostrado tu valentía quedándote en combate. Espero mucho de ti en próximas batallas.

Cierto, había cumplido… Pero aquello le tuvo que recordar su misión allí. Por un lado debían buscar a Mulan, que sólo dios sabría dónde estaba: se habría ocultado seguramente en las tiendas de campaña, como el resto de soldados. Con un poco de suerte, tras aquel episodio volvería con su padre y asunto acabado. Pero fuera como fuese, Axel debía ir pensando en irse… Y abandonar a los soldados del campamento, pese a su promesa.

También espero mucho de vosotros —Li se giró hacia los dos compañeros de Axel, junto a Ping, que se puso firme de inmediato. Este llamó la atención inmediata del General, que le dedicó una amplia sonrisa—. Sobre todo de ti, chico. Mi hijo se ha fijado en ti y eso ya es mucho. Cree que estás muy verde por cómo te quedaste paralizado ante el payaso, pero yo veo mucho potencial.

Ping se ruborizó y se llevó una mano a la nuca, nervioso ante la situación. Estaba claro que aquellas palabras le habían pillado por sorpresa. Quizás pensasen que fue por estar siendo admirado por un gran general del ejército del Emperador de China, pero sólo ella sabía que no era por aquello.

Fue entonces cuando los ojos del joven se cruzaron con los de Fátima. Ambas ocultaban su sexo y, por su bien, les convenía mantener oculta esta información. Sin embargo, nada detenía a la aprendiza de la Llave Espada a, nada más salir de la tienda, obligarla a volver con su padre y olvidarse de aquella estúpida idea de luchar en el ejército chino. Había demostrado su valía y coraje, su capacidad de lucha (esta en gran medida debida a Mushu)… Ahora dependía todo de ella.

En cuanto al payaso de antes… —el General se llevó la mano a la barba, acicalándosela mientras pensaba en voz alta, esperando que alguno de ellos contestara a sus siguientes preguntas—. ¿Sabéis quién era? ¿Qué quería de nuestro ejército y qué esperaba lograr envenenándonos? ¿Está con los hunos, es él quien está proporcionándoles armas…?

Li se dio la vuelta y les dio la espalda, cerrando los ojos para sí mismo y rememorando algo y sacando de entre sus ropajes un pequeño colgante, un amuleto que el hombre llevaba puesto: una pequeña lágrima hecha con hielo puro, de color azul claro transparente. Lo contempló en la palma de la mano, continuando al hablar para sí mismo.

La historia se repite, ahora con monstruos hechos de oscuridad. Jóvenes con Llaves otra vez, los hunos al acecho nuevamente… ¿Hay relación, Ronin…?

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Fecha límite: jueves, 7 de Diciembre de 2012.

Quizás esta sea vuestra última ronda, así que remarcad ya si queréis dar los PX a la mascota, a vuestro personaje, a medias, a Pepinito y Menganito… Depende de lo que ahora alarguéis vosotros.

Podéis, por tanto, narrar cómo saléis del campamento tras la conversación con Li y cómo abandonáis el mundo. Claro que, como digo, puede haber otra ronda más si así lo deseáis.

Y Fátima puede trollear y hacer que Mulan vuelva a su casita. Eso sí que alargaría la Trama.
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Suzume Mizuno » Sab Dic 08, 2012 1:17 am

Fátima sintió un hormigueo de satisfacción y orgullo cuando el inmenso Sincorazón se volatilizó. ¡Lo habían conseguido! ¡Habían acabado con él!

Se volvió hacia Mulan y le dedicó una sonrisa resplandeciente:

—¡Has estado de maravilla! —le dio un apretón en el brazo—. Si no hubieses hecho huir a ese loco, todavía estaríamos en problemas, gracias, de verdad —y añadió en voz baja, en dirección al pequeño dragón, estuviera escondido donde fuera:—. Y gracias también a ti Mushu, has estado impresionante.

Escuchó la respuesta de Mulan y le dio unas palmaditas de ánimo cuando se apoyó en su hombro. Entonces, se percató de que los soldados estaban saliendo de las tiendas poco a poco. Estos, al ver que habían acabado con el monstruo, empezaron a vitorearles.

Fátima no pudo evitar que un rubor de alegría se extendiera por sus mejillas. Era la primera vez que nadie la trataba de esa manera, y aunque la mayoría de las felicitaciones eran para Ping, sintió que había valido la pena tanto esfuerzo aunque sólo fuera por aquel reconocimiento.

¡Silencio!

La voz del capitán Shang reverberó en medio del jaleo e impuso el orden con una facilidad pasmosa. El joven les examinó con seriedad y después les ordenó con un tono que no admitía réplica que acudieran a la tienda del general.
Fátima vio cómo Mulan parecía venirse abajo y, mientras se dirigían al punto indicado, le tocó con suavidad la mano y le dirigió una sonrisa de ánimo.

En la tienda tuvieron que soportar a Chi Fu, y Fátima hizo verdaderos esfuerzos por contener el irrefrenable deseo de estamparle la Llave-Espada en plena cara. ¿Qué pasaba con ese hombre? Se mordió la lengua para no responderle ácidamente que, quizás, el Emperador debería avergonzarse de que un hombre tan supuestamente importante como él hubiera ido a esconderse en las tiendas. Porque, desde luego, no recordaba haberle visto dispuesto a echar una mano. Claro, quizás hubiera preferido que el Sincorazón arrasase el campamento y les matase a todos.

Pero se contuvo, aunque le costó lo suyo.

Cuando, ¡por fin!, les dejó a solas, el General se dirigió a ellos con sosiego:

Perdonad su actitud. A veces puede resultar un poco insoportable, pero es el hombre más cercano al Emperador, así que… —rió para sí mismo—. Os debo la vida. Siento haber desconfiado de ti, chico . El recuerdo de la deserción de Ronin me hizo temer que también nos abandonaras en mitad de la guerra, pero has demostrado tu valentía quedándote en combate. Espero mucho de ti en próximas batallas.También espero mucho de vosotros —el general se dirigió ahora a ellos y Fátima sintió que le habían asestado un golpe en la boca del estómago mientras la culpabilidad se apoderaba de ella.

No podían quedarse, su misión había terminado, o al menos eso esperaba, porque a saber a dónde se había ido Kefka. En cualquier caso, su lugar estaba en Tierra de Partida, no en el ejército de China.

Miró de reojo a Axel, preguntándose cómo reaccionaría él, pues era a quien se había dirigido el General con más amabilidad.

Entre tanto Mulan, que se había puesto firme, recibió también palabras alentadoras, acompañadas de una sonrisa encantadora del padre del capitán:

Sobre todo de ti, chico. Mi hijo se ha fijado en ti y eso ya es mucho. Cree que estás muy verde por cómo te quedaste paralizado ante el payaso, pero yo veo mucho potencial.

En ese momento, Fátima cayó en la cuenta de por qué estaba allí. Y la razón estaba a su lado, escuchando al General, que le había dado un cierto reconocimiento a una joven que lo que más ansiaba era probar que tenía capacidades, que no era un cero a la izquierda.

Y lo acababa de hacer. Pero no ante los ojos de su padre.

Mierda…

El General procedió a interrogarles acerca de Kefka, pero Fátima prefirió guardar silencio y dejar que Axel respondiera, pues a él se había dirigido el hombre en primer lugar. Ella prefería no llamar la atención, y esperaba que Mulan hiciera lo mismo.

Las últimas palabras del General le llamaron la atención pero, prudentemente, se tragó la curiosidad.

Cuando los demás hubieron hablado y tuvieron permiso para marcharse, Fátima se inclinó como había visto hacer a los demás soldados y al salir cogió a Mulan del brazo.

Chicos, ¿podéis esperarme un minuto? —quería darle las gracias a Axel, y ver si Hiro se había recuperado por completo de los ataques del Sincorazón.

Pero antes tenía algo que hacer.

Llevó a Mulan consigo hasta un extremo del campamento donde nadie las viera y no pudieran molestarlas. Entonces se cruzó de brazos y, con el ceño fruncido, le dijo:

—¿Qué quieres hacer? ¿De verdad pretendes suplantar a tu padre, arriesgándote a que te descubran?

Fátima se pasó las manos por la cabeza. El moño se le había desecho durante la pelea y supuso que debía tener unos pelos de loca…

Mira, yo… No sé qué decirte. Tendrías que volver a tu casa en vez de matar a tu familia de la preocupación —la apuntó con un dedo acusador—. Van a llevaros a la guerra, ¿te das cuenta de lo que es eso? Si no te descubren aquí —bajó la voz, mirando con nerviosismo a su alrededor—, lo más probable es que te acaben matando en el campo de batalla.

Se cruzó de brazos y esperó a que Mulan meditara su respuesta: dependiendo de qué dijera…

¿Qué iba a hacer? ¿Llevársela a rastras? Por poder, podría. Pero… Fátima había experimentado también esa necesidad, no tanto de reconocimiento como de probarse a sí misma que era capaz de hacer cosas, de ser independiente y vivir por su cuenta. De probar a los demás que era alguien. Nadie especialmente relevante, pero sí alguien, con ideas y deseos propios, y con iniciativa para cumplirlos.

Miró a Mulan y se mordió el labio inferior. ¿Quién era ella para impedirle cumplir sus objetivos? Cada persona tenía derecho a hacer lo que quisiera con su vida.

Siempre que se diera cuenta de cómo podía afectar a la de los demás y tomara responsabilidad de ello.

Así que esperó y escuchó, para ver si Mulan actuaba irracionalmente o si, por el contrario… Era consciente de lo que estaba haciendo y estaba dispuesta a asumir los riesgos.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Sab Dic 08, 2012 11:42 pm

Al parecer el golpe que le dio con todas sus fuerzas fue el causante de su muerte, aunque había sido u combate en equipo no podía dejar de sentir que en parte la victoria había sido gracias a sus ataques, algo que no perdonaba el combate contra aquel payaso, pero al menos servía para salvar el campamento.

Puto payaso — Susurró levemente Hiro.

Impresionante…

Comentó Yao, parecía haber vuelto a la zona después de que derrotáran al gigantesco Sincorazón, como la mayoría de los guerreros, que saltaban y gritaban de la alegría.

¡Silencio!

Shang gritó, poniendo fin a la animada celebración, y acercándose a los aprendices. Observó a ellos tres y al guerrero que les ayudó en el combate.

A la tienda del General. Ya.

Fueron a la tienda, Hiro estaba algo cansado del combate, peor ello no hacía que pudiera caminar, así que entró, a su vez se podía escuchar como los soldados recibían una fuerte reprimenda por parte de Shang.

Entrad.

Dijó el General, mientras, ordenaba a su medico y al señor Chi-Fu, el cual no parecía demasiado acorde con elló.

¡Increíble! ¡Inaceptable! Soldados que se esconden en sus tiendas, ¡y otros que salen a exponerse al peligro sin la debida equipación! ¿Qué son esas llaves? ¿Cómo se os ocurre salir a atacar a un monstruo gigante sin tan siquiera las armaduras? ¡El Emperador pondrá el grito en el cielo!

Yo estoy sin camisa — Comentó Hiro, mientras soltaba un leve estornudo.

Han salvado el campamento, Chi-Fu, y mi vida.

¡Bah! ¡Este campamento es un desastre, jamás permitiré que esta panda de inútiles se enfrente a los hunos! ¡Significaría el fin de China!

A continuación se dirigió a la salida, parecía bastante molesto e indignado.

Perdonad su actitud. A veces puede resultar un poco insoportable, pero es el hombre más cercano al Emperador, así que… — Parecía reír —. Os debo la vida. Siento haber desconfiado de ti, chico —dirigió su mirada principalmente hacia Axel—. El recuerdo de la deserción de Ronin me hizo temer que también nos abandonaras en mitad de la guerra, pero has demostrado tu valentía quedándote en combate. Espero mucho de ti en próximas batallas.

Una breve conversación surgió entre el General y aquel guerrero, aunque el joven no hablara, atendió con ganas lo que el General decía.

En cuanto al payaso de antes… —Se llevo la mano a la barba, acariciándola levemente—. ¿Sabéis quién era? ¿Qué quería de nuestro ejército y qué esperaba lograr envenenándonos? ¿Está con los hunos, es él quien está proporcionándoles armas…?

Es alguien... peligroso — Comentó Hiro, en su voz se podía notar las dudas que tenía sobre el —No estoy seguro, pero parece ser que puede ser un contrabandista de armas, no se si es el a quien buscáis, pero de serlo es mejor no acercarse — Si el había terminado tan mal solo luchando unos minutos contra el, no quería imaginar lo que podía pasar con los soldados.

Li se dio la vuelta, dándoles la espalda, sacó una especie de colgante azul, con cierta forma a una gota o una lágrima.

¿Y ese colgante? — Preguntó

La historia se repite, ahora con monstruos hechos de oscuridad. Jóvenes con Llaves otra vez, los hunos al acecho nuevamente… ¿Hay relación, Ronin…?

¿Que pasó con Ronin? — Volvió a preguntar, aquella historia atraía toda su atención, el pasado de Ronin parecía tener algunos extraños pasajes que el no quería contar.

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La parte final del post de Fátima no lo he añadido porque Hiro quiere saber más dentro de la tienda, en la continuación lo añadiré.

Este post esta muy flojo, ya sabe Narra el motivo, no ha sido una buena semana (Por eso el retraso).
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Axelpower » Dom Dic 09, 2012 2:55 am

Un sonoro estruendo. Eso fue todo lo que oí en el momento en que, con un golpe seco que se hundió en su cuerpo, le rompí el cuello. Pero, no contento con mi actuación, arrojé mi Llave Espada a un lado: estaba dispuesto a golpear su inerte cuerpo hasta mi extenuación. Necesitaba sentir bajo mis puños el tacto de la carne de aquel que, después de hacernos sufrir tanto, ahora se encontraba a mi merced y sin poder como para reaccionar. No era suficiente con poner fin a su existencia: tenía que hacer que incluso sus restos sufrieran un castigo ejemplar.

Desgraciadamente para mí, no tuve la oportunidad de darle lo que se merecía. En un último suspiro, el sincorazón alargó su brazo hacia mí, en un vano intento por golpearme, pero inmediatamente su cuerpo se vaporizó, mientras de él surgía un rojo corazón que se elevaba hasta lo más alto, buscando el cielo y las nubes.

Oímos de pronto una voz, proveniente de detrás de nosotros. Una voz que nos felicitaba. Al girarme, pude contemplar como la totalidad del pelotón se encontraba allí, observando sorprendidos lo que acabábamos de hacer. Y, lejos de asustarse y de sentirse intimidados por nuestro poder, nos aplaudieron, reconociendo nuestra valía y agradeciéndonos lo que acabábamos de hacer por ellos y por la nación que tanto amaban.

Pero parecía ser que no a todo el mundo estaba de acuerdo con nuestras acciones. Shang, con un potente grito, silenció a todo el campamento mientras se abría paso a través de los reclutas para llegar hasta nosotros. Nos observó de arriba abajo y después de unos segundos de silencio, nos mandó a la tienda del General Li, aquella en la que horas antes había prometido defender al país de la amenaza que sobre ellos se cernía. Una promesa que no podía evitar pensar que tenía muy difícil cumplir...

Una vez dentro, pude ver junto a aquel hombre con ropajes azules al General Li, tumbado al lado de un médico. Su aspecto seguía siendo deplorable, pero desde luego no tanto como justo después de ingerir el veneno. La verdad es que, por la sonrisa que nos dedicó y que poco tardó en contagiarme, parecía que todo iba a salir bien.

A pesar de que inicialmente se negaba a ello, aquel hombre que acompañaba al general terminó abandonando la tienda, dejándonos a solas con él.

—Perdonad su actitud. A veces puede resultar un poco insoportable, pero es el hombre más cercano al Emperador, así que… Os debo la vida. Siento haber desconfiado de ti, chico. El recuerdo de la deserción de Ronin me hizo temer que también nos abandonaras en mitad de la guerra, pero has demostrado tu valentía quedándote en combate. Espero mucho de ti en próximas batallas.

Y entonces, sentí una puñalada. No había olvidado mi promesa, pero aquello tampoco hacía que pudiera quedarme allí con ellos. A pesar de que seguía teniendo ganas de combatir junto a ellos y llevar a su ejército a la victoria que merecían, tanto yo como mis compañeros estábamos hechos polvo después de aquella ardua batalla. Y, por lo que el contrabandista había demostrado, estaba a un nivel muy superior a nosotros. No iba a tener ninguna oportunidad contra él en aquellas condiciones, por mucho que me doliera aceptarlo. Debía volver a Tierra de Partida a seguir entrenando hasta que pudiera hacerle frente y poner fin a su amenaza. Aunque ello supusiera abandonar la guerra...

El general siguió hablando, pero yo me encontraba sumido en mis pensamientos y aislado del mundo exterior. Hasta que pronunció unas palabras que activaron mi mente al instante.

—En cuanto al payaso de antes… ¿Sabéis quién era? ¿Qué quería de nuestro ejército y qué esperaba lograr envenenándonos? ¿Está con los hunos, es él quien está proporcionándoles armas…?

Entonces, sacó de entre sus ropajes un pequeño colgante cristalino de color azul claro

—La historia se repite, ahora con monstruos hechos de oscuridad. Jóvenes con Llaves otra vez, los hunos al acecho nuevamente… ¿Hay relación, Ronin…?

Conocía de sobra cuál era la norma más importante de los Elegidos, pero aun así sentía que algo me impedía ocultar la verdad. Por mucho que estuviera faltando a mi palabra, no podía quedarme con la conciencia tranquila si mentía a un pueblo sobre la magnitud y naturaleza del peligro que les acechaba. Y mucho menos a un hombre que ya había sido engañado una vez.

Así que, sabiendo la que me estaba jugando, conté al General Li la historia de las Llave-Espada, de los Elegidos, de los Maestros y del objetivo que nos había llevado hasta allí. Y, sobretodo, le conté como había intentado engañarles para poder unirme al ejército y cumplir mi Misión. Pero, aunque tenía la sensación de que no iba a creerme, le remarqué la auténtica verdad: que realmente había pensado en quedarme y ayudarlos hasta que pudieran dar de verdad la Guerra por terminada, pero que en ese momento poco podía hacer contra enemigos de tal calibre. Que debía volver y entrenar, entrenar hasta que realmente pudiera serles de ayuda en batalla.

Podía ser que la Maestra Rebecca considerara como inapropiado mi comportamiento y decidiera castigarme, pero aun así valdría la pena. Cumpliría mi pena con honor y orgullo. Orgullo de haber hecho lo correcto.

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Siento decir que, en caso de que la trama se alargue, no podré postear en la próxima ronda, ya que empiezo los exámenes el martes y voy a estar totalmente ausente. Intentaré volver lo antes posible, o postear aunque sea un post escueto que sirva para comentar los movimientos de Axel
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Ronda #18 - Haré todo un hombre de ti

Notapor Soul Artist » Lun Dic 10, 2012 9:48 pm

La pregunta de Hiro alarmó al General, que escondió de inmediato el collar entre sus ropas. Fulminó con la mirada al chico y le dio una respuesta contundente:

No es de tu incumbencia.

Señor…

Ping interrumpió a Li, más relajado que unos momentos antes.

¿Podemos retirarnos? Estamos… Algo cansados.

El General afirmó con la cabeza, permitiendo al soldado y a Fátima retirarse del campamento para charlar aparte. Hizo un esfuerzo por levantarse mientras las dos salían y se dirigió hacia Hiro, volviendo a mostrar su sonrisa.

Gracias por tu información acerca del payaso. Ahora estaremos más preparados para la amenaza que pueden representar los hunos. En cuanto a ti, chico…

Li se dirigió hacia Axel, que parecía tener algo interesante que decirle, y permitiendo a Hiro salir del campamento. Podía quedarse a escuchar a su compañero ante todo lo que estaba a punto de soltar, o prepararse para abandonar el mundo desde un punto en el que no fuese descubierto.

Al salir de la tienda de campaña, pudo darse cuenta de que la jaula del grillo que le había dado Fa Zhou estaba ya vacía. Durante la batalla, cuando la levantó para desear suerte a todos, el inteligente insecto logró abrir la puerta de algún modo y escapar de su prisión, lejos del chico.

Bueno… Al menos se podía quedar con la jaula. Sus breves recuerdos con el amable animalito le enlazarían con él de por vida, de un modo u otro.

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¡Hiro logra la invocación de Grillo!

* * *

Fátima se apartó del resto del grupo para intentar persuadir a su compañera de retirarse mientras podía.

Fátima, yo… No puedo echarme atrás ahora —explicó Mulan, llevándose la mano al pecho—. Aquí puedo hacer algo más todavía. Puedo ser algo para mi padre, puedo hacer algo por este país… ¡Puedo ser algo más que un ama de casa!

¡Así se habla, nena! —saltó Mushu, que apareció de la espalda del soldado para sorpresa de Fátima—. ¡Yo cuidaré de ella, Fátima! La convertiré en el mejor guerrero que China nunca haya conocido y pateará el culo a los hunos y ese payaso tricolor. ¡Haré todo un hombre de ti!

Mulan rió en bajo, tapándose la boca con la mano. Observó a Fátima y se agachó hacia ella como símbolo de petición.

Por favor, dame tiempo. El capitán Shang dice que el entrenamiento durará aproximadamente un año, así que seguramente no vayamos al campo de batalla hasta entonces. Dame ese período, por favor, para demostrar a todos quién puedo ser. Prometo… Prometo no morir hasta entonces.

Aquello no podía asegurarlo, desde luego. La guerra era la guerra, pero si los entrenamientos, fuera de su peligro, duraban un año, era poco probable que falleciese. ¿Por qué no podía darle ese tiempo? Podría volver para entonces (o antes incluso) y comprobar los progresos de la mujer. Probablemente le cayese una buena bronca de Ronin al contarle que no la había encontrado. Si optaba por confesarle la verdad quizás también se lo tomara a mal, pero… Quizás su compañera se mereciese esa oportunidad.

Dependía de ella…

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Indica qué hará Fátima en cuanto a si dejar a Mulan en el campamento y, más importante, qué le contará a Ronin.


* * *

¡Loco!

Axel se vio obligado a salir de espaldas de la tienda de campaña del General, mientras este caminaba hacia él. La furia se había adueñado de él, del hombre que acababa de asegurar que esperaba mucho de él.

¿Que vienes de más allá de las estrellas? ¿Que vives en una tierra donde un castillo cuelga entre colinas? ¿Que tu llave es un arma legendaria que lucha contra el mal, en forma de oscuridad? ¡Demente! ¡Brujo!

Li desenfundó su espada y la dirigió hacia Axel, dispuesto a entrar en combate con él. Sin embargo, al poco de sacarla el hombre se derrumbó, obligando a Shang a intervenir abrazando a su padre y tomándole antes de que cayese desmayado al suelo.

¡Padre! ¡Tranquilízate! —suplicó el capitán, asustado por el comportamiento del General. Se giró hacia Axel y le miró con ira, sabiendo que él era el culpable del empeoramiento del estado de Li—. ¡Tú! ¡Tú eres el culpable! Vete de aquí antes de que te ejecute por demente. ¿Me oyes? ¡Te destierro!

Shang volvió con su padre a la tienda de campaña, dejando atrás al aprendiz de la Llave Espada. Su historia había sido recibida de la peor de las maneras posibles: ¿por eso los Maestros de Tierra de Partida le habían dicho una y otra vez que la norma absoluta de los Caballeros era no revelar la existencia de otros mundos?

Algunos soldados no tardaron en intervenir para echarle del campamento. No entendían qué le había hecho al General, pero debían cumplir con los deseos de este, y lo harían aunque fuese a la fuerza. Los dos guardianes de la tienda que el chico había visto con anterioridad le tomaron a la fuerza hasta la salida norte, donde bruscamente le expulsaron del campamento y volvieron a sus posiciones, dándole la espalda.

Pobre muchacho al que nadie cree.

Un joven sentado en una roca tras él le observaba lleno de curiosidad, con una gran sonrisa en su rostro y piel morena. El chico desvió la mirada hacia el interior del campamento, señalándolo con la barbilla.

He oído un griterío y he decidido acercarme a ver qué me deparaba el destino. ¿Y qué me encuentro? Un joven al que tachan de lunático por hablar de lugares más allá de las estrellas, de guerras imposibles y de Maestros que comparten un secreto. Porque al final, todo se resume a eso, ¿verdad? El secreto que nadie sabe… Ni nadie quiere escuchar.

El muchacho se levantó de su improvisado asiento y se acercó a Axel. Se colocó a su lado, dándole la espalda en parte, y le dio entrega de algo en su mano que no pudo llegar a distinguir, pero que, por el tacto, parecía estar hecho de algún tipo de papel.

Grandes cambios están por venir. Desconfía de los Maestros que de ti nada quieren… —el desconocido soltó una risa para sus adentros, alejándose del lado de Axel—… Y cumple con tu nuevo destino.

El joven aprendiz pudo finalmente ver qué tenía en la mano. Una carta de tarot que representaba una figura clásica: la Muerte.

Tú puedes representar ese cambio.

Al levantar la mirada, Axel no encontraría a nadie. El misterioso chico había desaparecido cuando hacía apenas unos segundos estaba delante de él, claro como el agua. Fuera adonde fuese ido, no podría olvidar su rostro. No hasta eventos cercanos en el tiempo, en un mundo muy lejano…

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Fin de la Trama. Volved a casa y a puntuar.

Fecha límite: sábado, 15 de Diciembre.
Cierre de Trama & Puntuaciones: del 16 al 21 de Diciembre, dependiendo de circunstancias personales y cuánto quede para la finalización de las Tramas ¿Es ella?, El castillo embrujado y Las cámaras de tortura.

Recordatorio: Si queréis dar PX a las mascotas, indicadlo ahora en spoiler o callad para siempre.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Suzume Mizuno » Sab Dic 15, 2012 11:01 pm

Fátima, yo… No puedo echarme atrás ahora —Mulan se posó una mano en el pecho, y Fátima supuso que estaba pensando en su familia, concretamente en su padre—. Aquí puedo hacer algo más todavía. Puedo ser algo para mi padre, puedo hacer algo por este país… ¡Puedo ser algo más que un ama de casa!

Fátima abrió la boca para responder que ser una ama de casa no era nada de lo que avergonzarse, pero de pronto Mushu se asomó por la espalda de Mulan:

¡Así se habla, nena!. ¡Yo cuidaré de ella, Fátima! La convertiré en el mejor guerrero que China nunca haya conocido y pateará el culo a los hunos y ese payaso tricolor. ¡Haré todo un hombre de ti!

Mulan se rió, y Fátima también se encontró riendo. Cómo no hacerlo.

Por favor, dame tiempo. El capitán Shang dice que el entrenamiento durará aproximadamente un año, así que seguramente no vayamos al campo de batalla hasta entonces. Dame ese período, por favor, para demostrar a todos quién puedo ser. Prometo… Prometo no morir hasta entonces.

Se quedó mirando a esos dos y suspiró. Bien, ser ama de casa no era nada de lo que avergonzarse. Pero había mujeres que estaban hechas para serlo, y para ser felices con esa vida. Y otras que no. Nada puede ser peor que te obliguen a vivir una vida que no te llenará nunca.

En cuanto a Mushu… Temía que fuera a meter a Mulan en más líos de los que pudiera sacarla —todavía pensaba en cómo había intentado convencerla de que se lanzara a por el oso que le pegó un empujón—. Pero Mulan era lista. Además, el dragoncete había probado que podía ser de utilidad y les había salvado la vida al atacar a Kefka…

Bueno, si tan decida estás, no soy quién para imponerte ninguna decisión —y sonrió a la chica—. Sólo intenta tener cuidado. Y sé que Mushu estará ahí para cuidarte —le guiñó un ojo al dragón.

Realizó, algo torpe, una reverencia y luego respiró hondo.

“A ver qué hago ahora para explicarles a los demás que no la he encontrado…”

Mientras se dirigía, acompañada por Mulan, de vuelta hacia la tienda del general, le dijo:

Yo ahora tengo que regresar con mi Maestro, pero intentaré volver a veros en cuanto pueda. Hasta entonces, tened cuidado. Y… Mira, los entrenamientos siempre son lo peor al principio. Pero si no te vienes abajo te robustecerás y podrás seguirle el ritmo a los demás. Así que no te deprimas si al principio no te salen bien las cosas, ¿eh?

Podría haberla animado diciéndole que no sería tan duro como cabía esperar, pero habría estado mintiendo y Mulan también se habría dado cuenta de que era una mentira grande como un templo: Shang no tenía pinta de ser de los que eran suaves con sus subordinados, y Mulan seguramente no había levantado nunca nada que pesara más que un par de kilos. Se le iba a hacer muy cuesta arriba. Pero si tenía tesón, saldría adelante.

Desde luego, necesitaría paciencia y tenacidad. Además de discreción.

Va a ser duro…

Charló un poco más con ella, pero no había mucho más que decir, excepto desearle suerte.

Fue entonces en busca de Hiro y Axel. Cuando encontró al primero se interesó por su estado:

¿Te has recuperado del todo? No sabes qué susto me llevé cuando te atacó el centauro… Lo siento si no actuamos antes —le dijo con sinceridad, sintiendo remordimientos algo estúpidos: si hubiera sido más fuerte, o hubiera tenido más magia, habría podido colaborar más en la destrucción del Sincorazón.

Tendría que intentar mejorar cuanto antes. ¿Y si volvían a encontrarse a enemigos como Kefka o ese inmenso Sincorazón? Se estremeció al pensarlo. Sí, tendría que volcarse más en los entrenamientos con Nanashi.

Y, por cierto, ¿qué han sido esos gritos? Me ha parecido escuchar al general levantando la voz…

Se había dado cuenta del revuelo que había habido en la tienda mientras regresaba con Mulan, pero no le había dado mayor importancia, más preocupada por darle consejos a la joven que por oír una reprimenda.

Pero ahora se daba cuenta de la incomodidad que había en el ambiente y cuando escuchó a Hiro decidió que lo mejor que podían hacer era salir a buscar a Axel. Pudo escuchar alguna conversación acerca de lo que había ocurrido en la tienda y se le pusieron los pelos de punta al pensar en lo que diría Ronin cuando se enterara de que la única regla que se les imponía a los aprendices había sido rota.

Encontró al joven fuera del campamento, examinando algo que tenía entre las manos.

¿Estás bien? —le preguntó, preocupada.

Si Axel intentó esconder lo que tenía, Fátima llegó a reconocer la forma de una carta y de repente recordó la carta de la Justicia que había encontrado al despertar en la tienda.

Esperó a que Axel respondiera y meneó la cabeza. De verdad que no entendía cómo se le había podido ocurrir decirle nada al General. ¿En serio pensaba que le iban a creer?

Sin embargo, se cuidó de no decir nada. No creía que fuera la más indicada para echarle una reprimenda. Algo le decía que iba a tener suficiente con lo que le dijera Ronin…

Y a este, ¿qué le respondería?

Podía confesarle la verdad. Quizás Ronin lo entendiera. O quizás le ordenara regresar a por Mulan y ya no podría encontrar excusas para protegerla…

Apretó los labios. Ya puestos a recibir broncas, supuso que también se llevaría una. Pero tenía excusas: con todo lo que les había ocurrido nadie podía esperar que además pudiera haber encontrado a la chica.
Al menos podía decirle que habían puesto en fuga al contrabandista.

Mientras regresaban recordó que todavía no le había dado las gracias a Axel por el éter, y por ayudarla en general cuando estaban con el lío de la tienda y el enfrentamiento final contra el Sincorazón. No insistió mucho, por si al chico no le apetecía hablar después de lo que había pasado con el General…

***


Después de que se hubieran reunido con Ronin y le hubiera contado su versión de la historia, Fátima aprovechó para extraer la carta y la nota y mostrárselas al Maestro, mientras le explicaba que la habían dejado inconsciente y que al despertar las encontró a su lado. Cuando terminó, examinó la carta de tarot con los ojos entrecerrados y pensó en el texto de la nota.

El payaso no es de este mundo. A ambos nos interesa quitárnoslo del camino.
Te he dejado ropas de militar para que no te pongan problemas al entrar en el campamento.
Yo te ayudo, y tú a mí.

Ahora lo entendía. Fuera quien hubiera sido el que la dejó inconsciente, conocía a Kefka. Y se lo quería quitar de encima.

Y la había utilizado a ella.

Se reprimió para no arrugar la carta mientras una sensación de frustración se implantaba en su pecho.

Si esta persona hubiera sido de Tierra de Partida habría colaborado con nosotros, en vez de dejar esta nota, ¿verdad? —le dijo a Ronin, meditabunda—. ¿Le dice algo esta carta de tarot?

¿Sería su extraño salvador la misma persona que le había dado la carta a Axel? ¿O se había imaginado que tenía la forma de una carta?

No entendía qué significado tenía que le hubieran dado la Justicia —si es que tenía alguno—, pero algo le decía que no se deshiciera de ella sin más, así que decidió mantenerla a buen recaudo.

Algo le decía que pronto iba a recibir respuestas, más de lo que pudiera o quisiera decirle Ronin en ese momento.

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Me gustaría dar 15 PX a mi mascota :3
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Dom Dic 16, 2012 10:47 pm

Al parecer al general no le gustó la pregunta que le hizo Hiro, ya que rápidamente escondió el collar ¿cual era aquel incidente, por qué no quería que supiera sobre eso? Era un tema el cual le interesaba bastante, no veía capaz a Ronin de abandonar a alguien sin un gran motivo.

Señor…— Dijo Li, volviendo a la tienda, pero antes de que pudiera decir nada fue interrumpido por aquel joven guerrero que habían conocido hace poco.

¿Podemos retirarnos? Estamos… Algo cansados.

El General afirmó, Fátima y Ping abandonaron la tienda y el General se aproximó a Hiro, haciendo un esfuerzo por levantarse.

Gracias por tu información acerca del payaso. Ahora estaremos más preparados para la amenaza que pueden representar los hunos. En cuanto a ti, chico…

Poco duró la conversación, pues se dirigió a su compañero, verdaderamente no tenía ni idea de a lo que se referían en muchos casos ¿Era un portado de la llave espada que vivía ahí o algo? Fuera lo que fuera la conversación era entre ambos, así que prefirió salir y descansar un rato.

Se sentó, apoyado en la tienda, y sacó la jaula del grillo que le había acompañado durante todo el viaje, se sorprendió al ver que no estaba dentro ¿Cuando se había escapado? No se percató hasta aquel momento de su fuga. Al menos la jaula seguía intacta, decidió llevársela, quien sabe, a lo mejor podría servirle en otro momento.

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¡Hiro logra la invocación de Grillo!



* * *


Su descanso fue interrumpido por los gritos del General ¿Había pasado algo con su compañero? Se levantó y observó lo que pasaba.

¿Que vienes de más allá de las estrellas? ¿Que vives en una tierra donde un castillo cuelga entre colinas? ¿Que tu llave es un arma legendaria que lucha contra el mal, en forma de oscuridad? ¡Demente! ¡Brujo!

Sin duda había revelado el único secreto que no debía, Hiro no pudo evitar llevarse la mano a la cara no sabía si alguien le creería, prefería pensar que no,

La situación no podía a ir peor, parecían estar enfadados con el, era comprensible, no parecían capaces de asimilar lo que significaban las palabras de Axel.

¡Eh, espera, no me dejes aquí! — Exclamó al ver como los soldados se llevaban a Axel, antes de marchar en su "ayuda" decidió despedirse de Yao, que aunque el rato breve que pasaron no fuera de los mejores, ya era un amigo de Hiro.

Adiós, señor Yao, que los espíritus le protejan y le den fuerza — A su vez agacho levemente el cuerpo haciendo un gesto de fuerza con las manos y acto seguido se fue corriendo, desgraciadamente no sabía hacia donde.

Hiro al fin pudo encontrar a su compañero, aunque el campamento era pequeño no sabía a donde lo habían llevado.

Joder ¿Como me puedo perder en un campamento? — Comentó disimuladamente
Bueno, creo que es hora de que nos vayamos — Sacó su Llave Espada y disimuladamente invocó su "vehículo raro" para volver a Tierra de Partida.

Mientras volvía no podía dejar de preguntarse si verdaderamente aquel soldado era Mulan, sin duda hacia el mismo olor, pero no sabía que pensar, podía haber entrado de la misma forma que entró Fátima al campamento, disfrazarse y haciéndose pasar por otra persona, pensó que aquel tema era entre ellas dos, Fátima sabría lo que hacía.

* * *


Al llegar encontró a Fátima hablando con el maestro Ronin, aguardó a que terminara y se dirigió hacia el, tenía duda y esperaba que el las resolviera...

Maestro ¿Quien era Kefka? — Le preguntó bastante serio, era un tema bastante importante, al menos para el —¿Y que son los Villanos finales? — Añadió rápidamente esa pregunta a la anterior, ya que parecía tener relación con la Oscuridad que amenaza últimamente al mundo, o eso creía.

Por cierto ¿Que pasó en aquel mundo? — Otra pregunta se añadía a las múltiples que había formulado ya —El motivo por el cual nos mando únicamente a mi y a Fátima al campamento no fue por aquella idea que tuvo, tiene algo que ver con lo que paso entre aquel señor, el General y tu ¿Verdad?

Esperaba las respuestas del maestro, fueran cuales fueran y no aceptaría otra negación como la del General en la tienda.

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Quiero ver la puntuación final, a ser posible, para decidir si doy puntos a mi mascota o no.

La parte de Ronin la puse por la de Fátima, no se si es que me he liado y no habla con Ronin al volver a casa o que, por si acaso la añadí XD
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Axelpower » Sab Dic 22, 2012 1:37 am

Salí corriendo de la tienda, tan veloz como mis piernas me lo permitían. Sí, el General Li había sido durante todo el día un hombre misericordioso y comprensivo, y que no había tenido problema alguno en que me uniera a ellos y en explicarme prácticamente todo cuanto le preguntaba. Hasta ese momento.

No quería girarme para no perder excesivo tiempo (pues aunque el General no estuviera en perfectas condiciones, no había que infravalorar al líder de un ejército), pero juraría que oí a mis espaldas el sonido de una espada desenfundándose. Además, el hecho de que Shang se uniera a su padre y continuara lanzándome improperios y maldiciendo mi presencia no ayudaba a que me tranquilizara. Seguí intentando huir hasta que me encontré de frente con dos enormes soldados, cuyas caras me resultaban familiares.

Caí en la cuenta mientras, sujetándome por los brazos y las piernas e imposibilitándome el movimiento, me llevaban a la salida del campamento. Eran los dos gigantones que custodiaban la tienda del general la primera vez que intenté entrar, cuando me encontré con Fátima.

Después de concentrarme en no hacerme mucho daño al ser lanzado por los aires y aterrizar de golpe en el suelo, me levanté como pude mientras estiraba mis extremidades y movía un poco las articulaciones. Habían sido un poco bruscos, pero había resistido cosas peores. Estaba mirando hacia el campamento en busca de alguna señal que me revelara la posición de Fátima y Hiro, de los que me había separado cuando fui a hablar con el General, cuando de pronto escuché a mis espaldas una voz que buscaba llamar mi atención.

Un joven de piel oscura me observaba detenidamente, sentado en una de las rocas que había en los alrededores. No pude evitar fijarme en el pendiente en forma de dado que colgaba en su oreja izquierda, ni en lo extraña que era su vestimenta. No se parecía en nada a ningún ropaje que hubiera visto en aquel mundo. De hecho, era mucho más similar a las ropas de algunos de los Aprendices que había en el Castillo. Acaso... ¿Acaso sería de otro mundo?

—He oído un griterío y he decidido acercarme a ver qué me deparaba el destino. ¿Y qué me encuentro? Un joven al que tachan de lunático por hablar de lugares más allá de las estrellas, de guerras imposibles y de Maestros que comparten un secreto. Porque al final, todo se resume a eso, ¿verdad? El secreto que nadie sabe… Ni nadie quiere escuchar.

Se levantó de la roca y se acercó a mí, decidido. No pude contener las preguntas que me invadían. Aquel muchacho parecía saber más de lo que contaba.

—¿Puede saberse quién eres? Creo que no me equivoco si digo que no eres de aquí. Tengo la impresión que no te ha sorprendido la historia de los Maestros.

No recibí respuesta alguna. Al menos, no de forma verbal. Pero el desconocido colocó en mi mano algo que, si bien no pude distinguir bien en el momento, parecía estar hecho de papel duro o cartón.

—Grandes cambios están por venir. Desconfía de los Maestros que de ti nada quieren… Y cumple con tu nuevo destino.

>>Tú puedes representar ese cambio.


¿Los Maestros que de ti nada quieren? Definitivamente, aquel chico conocía el secreto. Pero, ¿cómo? ¿Quién era? Miré el objeto que tenía en mi mano, esperando recibir alguna respuesta: una carta del Tarot. Que representaba la Muerte.

Levanté mi cabeza dispuesto, esta vez sí, a obtener las respuestas que necesitaba y que no había recibido hasta el momento, pero no había ni rastro del joven de piel morena que segundos antes me dio aquel extraño regalo.

Reflexioné sobre las confusas palabras del muchacho: ¿Grandes cambios? ¿Mi nuevo destino? ¿Qué demonios significaba eso...?

Oí entonces una voz que me llamaba, y al girarme vi a Fátima y a Hiro, listos ya para partir.

—¿Estás bien? —me preguntó. Parecía bastante preocupada.

Quise contarle lo que acababa de ocurrir, lo de aquel extraño muchacho y la carta que me había dado. Pero, ¿cómo explicarlo? "No, es que un joven ha aparecido de la nada, me ha contado una cosa extraña, me ha dado una carta y ha desaparecido". Cuanto más lo pensaba, más inverosímil me parecía. Y al fin y al cabo, ¿cómo iba a explicarle una historia que ni yo mismo terminaba de comprender? Necesitaba reflexionar sobre ello, analizar bien qué había pasado.

—Sí, tranquila —le dije, intentando no preocuparla.— No es nada importante.

Materialicé mi Armadura y lancé mi Llave Espada al cielo, invocando mi Glider. Pero aunque intentara aparentar tranquilidad y seriedad detrás de mi armadura, no podía evitar preocuparme por todos los hechos acontecidos durante el día. Un contrabandista de otro mundo, un joven misterioso... ¿Realmente era todo casualidad? ¿Sabría Ronin algo?


***********


De vuelta ya en Tierra de Partida, fuimos a comentar con el Maestro Ronin lo sucedido durante la misión y los resultados obtenidos. Todavía absorto en mi cosas, no presté mucha atención a lo que decían hasta que vi cómo Fátima le entregaba al Maestro una carta de Tarot muy similar a la que me habían dado a mí. No pude evitar ocultar mi sorpresa, aunque esperaba que nadie se fijara lo suficiente como para darse cuenta de que sabía más de lo que contaba. ¿Acaso ella también se había encontrado ella con aquel joven?

Quise interrumpir y contárselo todo, pero entonces recordé las palabras del desconocido: "Desconfía de los Maestros que de ti nada quieren… ". Miré a Ronin, confuso. No parecía ser alguien de quien desconfiar, pero al fin y al cabo era el más poderoso de los Maestros. Si en Tierra de Partida ocurría algo, él lo sabría. Decidí no decirle nada por el momento y esperé en silencio a que mis compañeros acabaran, esperando poder salir lo más pronto posible.

***********


Abandonamos la sala en la que hablamos con Ronin, dispuestos a volver a nuestras habitaciones. Pero antes había algo que tenía que hacer. Tras asegurarme de que nadie más nos veía, llamé a Fátima y, cuando estuvo a mi lado, saqué la carta de Tarot que me habían dado.

—Justo después de discutir con el General Li, a las afueras del campamento, me encontré con un extraño joven que no parecía ser de aquel mundo. No recuerdo exactamente sus palabras, pero me dijo que se acercan grandes cambios. Y también...— Respiré hondo, nervioso. Quería pensarme bien mis palabras. —También me dijo que desconfiemos de los Maestros que de nosotros nada quieren. No sé a qué se referiría, pero parecía saber de lo que hablaba. No digo que debamos creerle a pies juntillas ni desconfiar de nuestros Maestros, pero... ten mucho cuidado. No parecía que estuviera mintiendo.

Quise contárselo todo, pero no pude evitar omitir la última parte. "Cumple con tu nuevo destino. Tu puedes representar ese cambio."

Aunque una parte de mí luchaba por no creerle, por pensar que se trataba de un chiflado, había otra que en el fondo sabía que aquel muchacho estaba siendo sincero, y que tenía razón. Algo muy grande iba a suceder. Y iba a afectarme muchísimo más de lo que jamás hubiera podido imaginar.

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Pues yo me comporto como un egoísta y le doy 0PX a mi mascota (?)

Y una vez más, siento que hayáis tenido que estar esperándome, pero he estado con los exámenes finales esta semana y no he tenido tiempo de pasarme antes
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Post Final - Haré todo un hombre de ti

Notapor Soul Artist » Lun Dic 31, 2012 3:32 pm

Ronin recibió a los tres aprendices en la plaza de la entrada al castillo de Tierra de Partida con una amplia sonrisa. Parecía realmente contento de que se las hubiesen arreglado sin él, y más cuando le explicaron el enfrentamiento contra Kefka y cómo habían salvado al ejército. Era una auténtica pena que no hubiesen encontrado a Mulan según él, pero la realidad era que no parecía tan disgustado como decía. Quizás, después de todo, hubiese pensado en qué quería la joven y no en su padre.

Las preguntas no tardaron en llegar, y el Maestro las escuchó todas, animando a los jóvenes a que se sentaran con él en las escaleras de la entrada, como si de un joven adolescente se tratara. Primero escuchó a Hiro, que no tardó en interrogarle sobre el payaso que acababan de conocer:

Maestro, ¿quién era Kefka? ¿Y qué son los Villanos finales?

El nombre de Kefka es interesante. Una vez escuché sobre él, pero no era más que un demente de un mundo llamado País de las Maravillas del que cierta Maestra me habló una vez... O puedo estar equivocándome de payaso —Ronin expulsó una carcajada y dio una palmada con fuerza al hombro de Hiro, empujándolo con fuerza—. El nombre de los Villanos Finales es completamente desconocido para mí. Pero por lo que dice tu compañera, parece que son quienes han proporcionado las armas a los hunos, así que nuestro deber es atraparles y enseñarles que eso está muy mal, como a los niños pequeños.

Por cierto, ¿qué pasó en aquel mundo? El motivo por el cual nos mandó únicamente a mí y a Fátima al campamento no fue por aquella idea que tuvo, tiene algo que ver con lo que paso entre aquel señor, el General y tú, ¿verdad?

El Maestro volvió a reír en alto ante la ocurrencia del chico, más animado que antes. Negó con la cabeza y clavó su ojo en él.

Qué cosas se te ocurren —contestó simplemente. Parecía no querer hablar del asunto, al menos no voluntariamente.

La siguiente en preguntarle sobre sucesos del mundo fue Fátima. Mostró al Maestro la misteriosa carta que había recibido tras ser dormida en contra de su voluntad, la cual Ronin leyó detenidamente y en silencio, tomándose el asunto ligeramente en serio.

Sin embargo, cuando le entregó la carta, el rostro del hombre borró cualquier rastro de buen humor y colegueo que le quedara tras las preguntas de Hiro. Tomó el naipe en silencio y lo aproximó a su rostro para verlo detenidamente.

La Justicia...

Ronin miró de reojo a Fátima sin saber bien qué decir. Desde luego, mostrarle aquello había tenido cierto efecto en él; se podría decir que incluso lo había reconocido. Pero de ser así, no compartió su conocimiento con los aprendices. Se levantó de las escaleras y les dedicó una nueva sonrisa, como si la escena anterior nunca se hubiese dado.

No tengo ni idea de qué significa. ¡Pero qué más da! Tenéis el resto del día libre, así que ya podéis ir a entrenar, practicar la lectura de libros o lo que más os venga en gana. ¡Vamos, a qué esperáis!

Tras aquellas palabras, Ronin no atendió a más peticiones de los tres aprendices. Les dio la espalda y se introdujo en el castillo con bastante prisa, y la mano puesta sobre el bolsillo en el que había guardado el naipe. Quizás lo intentaba ocultar, pero era obvio que sí sabía algo acerca de todo aquello. Sobre qué se trataba, quedaría como un misterio.

Al menos, hasta que llegase el ocaso...

* * *

¡Malditos bastardos de la Llave Espada!

Kefka maldecía e insultaba a los jóvenes a los que se había enfrentado horas antes en el campamento, lleno de ira y deseos de venganza. Nunca se había sentido tan frustrado en su vida, tan lleno de odio: había perdido un caballo por su culpa, su misión había fracasado y nadie había muerto. ¡Y todo era culpa de aquel maldito perro y el guerrero chino!

¡Hiro Inukai y guerrero raro, os haré papilla! ¡Os arrancaré los ojos para bebérmelos con un Martini! ¡Os robaré el corazón para devorarlo con espaguetis!

El payaso comenzó a reír como un loco tras las últimas escenas en su mente, sin darle importancia al enorme meteorito que se aproximaba hacia él. Conducía una pequeña nave gumi en el espacio con el objetivo de volver a la base de los Villanos Finales, lejos de Tierra de Dragones.

Tardó un minuto en dejar de reír, durante el cual chocó con toda clase de objetos espaciales que perfectamente le podrían haber llevado a la muerte. Pero su corazón nunca había experimentado tanta rabia, tanto odio hacia aquellas figuras. ¿Por qué se involucraban los Caballeros de la Llave Espada en su camino? ¿Acaso les había hecho algo? Él sencillamente había planeado matar a un general para obtener su tesoro. Eso era todo lo que quería.

La fotografía en blanco y negro sobre la mesa de mando, a su lado, así lo mostraba. Su objetivo todo aquel tiempo había sido él: el General Li, con el mismo colgante con forma de lágrima que habían visto los jóvenes. Un pequeño círculo hecho con rotulador rojo marcaba el pequeño objeto como objetivo de la misión, la razón por la que había viajado tan lejos. Sólo debía acercarse al campamento, hacerse con él y volver a casa. Sencillo, con sólo un par de muertes que a nadie le importaban y que no podía salir mal.

Excepto por ellos. Los entrometidos de armas extrañas, los cretinos de la Llave Espada.

¡Mal rayo os parta! —gritó el payaso golpeando con fuerza el volante de la nave.

La próxima vez tendría que pensar un plan distinto. Algo con lo que fuese imposible fallar, que incluso los idiotas aquellos no se metieran en sus asuntos. Al fin y al cabo, el líder no permitiría otro error así. Probablemente ahora le encerrase en las mazmorras una semana como castigo, aunque lo cierto es que aquel sitio le gustaba. Con los lamentos de los presos, la desesperación que se olía en el ambiente...

¿Qué tal los hunos? Durante su visita, Kefka había oído hablar sobre un pequeño grupo de invasores que habían entrado en China por motivos desconocidos para acabar con el Emperador. Aquello tenía pinta de ser sangriento, desde luego. Perfecto con él. Tenía entendido que estaban dispuestos de armas, e incluso alguien las había denominado como "armas de fuera de este mundo".

Irónicamente, Kefka se preguntó durante un momento de dónde habrían sacado dichas armas. Al fin y al cabo, tenían que provenir de alguien que no fuese de Tierra de Dragones. Y al mismo tiempo, en Tierra de Partida, acababan de sentenciar que él era el traficante de estas.

Entonces, ¿quién había sido?

* * *

El chico de pelo negro se apartó los prismáticos del rostro con una amplia sonrisa. Situado entre las ramas de un árbol de Tierra de Partida, había observado cómo Ronin se retiraba al interior del castillo... Y había escuchado toda la conversación de los aprendices gracias al naipe con un chip de escucha oculto que la buena de Fátima había entregado inocentemente al Maestro.

Todo había salido a pedir de boca. Las dudas habían sido despertadas en el joven Axel; se había librado de la presencia del payaso en Tierra de Dragones, dejándole libre el mundo para que sus planes continuasen a la perfección; ahora tenía un micrófono infiltrado en el castillo del bando enemigo; y además, no sospechaban que fue él quien proporcionó armas a los hunos, quien los animó a atacar China y hacerse con su control para sumirla en la oscuridad. Todo lo contrario: habían acusado a la persona equivocada, quedando él impune. El crimen perfecto.

El chico se aseguró de que no había nadie más en aquella colina y se bajó del árbol con un salto. Un portal de oscuridad se abrió frente a él, esperando a que entrase. Sacó su baraja de cartas y comenzó a jugar con ella, pensando en cómo habían salido las cosas.

Sólo había tenido que hacer un pequeño sacrificio para que todo saliese redondo: Ronin ahora sabía que estaban vivos. Había sacrificado una de las piezas más importantes de la partida, la discreción, pero ya no importaba. Pronto, en pocos días y antes de que pudiesen reaccionar, las cosas cambiarían. Mostrarían el auténtico rostro oculto de los Maestros de Tierra de Partida.

El joven entró en el portal en silencio. Pronto llegaría...

... El ocaso de una estrella.

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57 PX
Como siempre, genial. Un par de momentitos flojos para ti, pero está claro que aquí quien manda eres tú.
¡Harun es ahora Nivel 2!
10 PX para Nivel 3.
¡Fátima es ahora Nivel 11!
41 PX para Nivel 12.

Axelpower:
49 PX
Tu problema: demasiadas ausencias y retrasos. Escribes muy bien, siempre te lo he dicho, pero por tu carrera te he tenido que restar esos puntos. Sin embargo, como siempre te digo, es mejor postear aunque sea poco que no hacerlo.
¡Axel es ahora Nivel 9!
33 PX para Nivel 10.

RedXIII:
41 PX
Metagaming para el logro de las narices. Pero es tuyo, Villano Final. También deberías mejorar la ortografía, como siempre te digo, y algunas veces haces párrafos muy atropellados.
Comparte con tu mascota los PX como veas necesario.


En breve tendréis nueva Trama en curso, pero ya no conmigo. ¡Ánimo!
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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