[Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

[EspeYuna]

"¿Traidores, dices? ¿Eso es lo único que vuestros Maestros os han contado?"

Mascullé palabras incomprensibles que se perdieron con el canto del viento infernal que rugía fuera de la casa de Santa Claus, maldiciendo el frío que se había levantado en pocos minutos.

Akio jamás me había utilizado en su beneficio. ¡Claro que n...!

"B-Bueno..."

Mientras corría me acordé de mi primer encuentro con el pequeño demonio. Y si me ponía a pensarlo, me usó de mero palo para esconderse de Lyn, me obligó a pagarle dos helados... me podría haber metido en un buen lío si Sendh me hubiese descubierto en su desván con él, arriesgué mis entrañas cuando le rocié a Lyn con el spray anti-perros para que él escapara. Igualmente, faltó a mi promesa y no me esperó en lo alto de la Torre del Reloj. ¿Entonces...?

"¿Entonces por qué le defiendo? ¡¡Si es de lo peor!!"

Pero recordé entonces su sonrisa. Esa que había visto en el viejo desván, o cuando se mostró egocéntrico a la hora de otorgarme el mango de su Llave-Espada. Y por otro lado, me acordé del Maestro Ryota. De las claras intenciones que tuvo para hacernos sus cobayas o perecer en el sitio si nos negábamos.

"Estoy en el bando correcto, claro que sí."

―¡Oh, vamos! ¡Tengo que darme prisa! ―gruñí mientras intentaba por todos los medios correr más deprisa, pero me hundía de forma irremediable en el grueso paisaje nevado― ¡¡Agh!!

El susto no fue tan tremendo como el placaje de aquellas tres masas de oscuridad que se arrollaron encima mía. Inevitablemente caí a la nieve de espaldas, confusa en principio por el golpe recibido. Me levanté en cuanto recuperé las fuerzas, sacudiendo la cabeza e invocando a Ángel Forjado en pos de defenderme.

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Aquellos Sincorazón eran fuertes y muy rápidos, ni siquiera los había visto llegar. O puede que hubiese sido por estar enfrascada en mis pensamientos. ¡Qué más da! Mi principal prioridad en aquel momento no era acabar con ellos, si no encontrar a Akio lo antes posible.

La colina estaba frente mía, y podía divisar en lo alto una figura roja. Aunque claro, primero debía dar esquinazo a aquellas criaturas de oscuridad. Intenté ponerme en pie, pero me quedé atrapada de nuevo con una de mis botas bajo la nieve. A aquel paso acabarían fácilmente conmigo. Debía usar otro medio para llegar a la colina.

Y tenía una habilidad bastante útil para ello:

―¡Alas del Solsticio!

De mi espalda surgieron unas hermosas alas de luz, que bien no estaban incrustadas a mi espalda, pero estaban adheridas a mi corazón, por lo que obedecerían a los deseos de éste.

Cogí impulso en la nieve y eché a volar rápidamente a lo alto de la colina, esperando reunirme con Akio enseguida. Si bien los Sincorazón intentaban abalanzarse sobre mí, usaría mis reflejos para esquivarlos mientras volaba. Teniendo en cuenta que la tormenta de nieve que se avecinaba pudiese ralentizar mi velocidad, tendría mi Llave-Espada en mano para bloquear sus ataques.

―¡¡Ak... Maestro Akio!!

[A Nerd Girl]

Ese hombre... Parecía que al igual que Hime parecían no entenderlo. Creían que esto era una tontería pero iba todo en serio. Zeix murió por su culpa seguramente. ¡Ellos no deberían ni vivir! No quiero que haya pelea, pero no veo comprensible que tengan que decir tales barbaridades aquella vez sobre nuestros Maestros.

Aún más cuando les agradezco la vida de haberme dado la capacidad de conocer que es la amistad. Por una vez en la vida. Y estoy gratificada con ellos.

―¡No, usted no lo entiende! ―la señorita Nadhia parecía alterada, la miré pensando en cómo ella podía ser tan valiente. La admiro, es bella y da una gran confianza. Es casi como mi hermana mayor, la que me enseñaba a leer mientras me ayudaba poco a poco a hacer las tareas para evitar desgracias.― No se trata de asuntos personales, sino que ellos pueden ser la causa de que esas criaturas que rondan fuera hayan aumentado su número en la ciudad. ¡Tenéis que entender que...!

Axel empezó a balbucear uno de los discursos de los suyos. Durante la batalla contra Wix también le pasaba pero no le daba importancia. ¡Pero es un hablador! Si no fuera porque tengo miedo de que me pegue le daría un electro en las narices para que se callase. Además no quería quedar mal frente a mis compañeros en este tipo de misión. No quiero dejar que la señorita Nadhia me mire raro.

―¿Acaso ellos te privaban de buscar las respuestas? ―Parecía bastante irritada con él, seguramente se había enfadado.― Mientras mantuvieras la promesa de usar la Llave-Espada en pos del bien, pues era ese tu destino al aceptar el poder de ésta, podías aventurarte tú mismo a buscar aquello que anhelabas. Si era poder, poco a poco en Tierra de Partida lo habrías conseguido, protegiendo los mundos de la oscuridad. Si era buscar a algún amigo o familiar perdido, podrías haber iniciado una búsqueda por tu cuenta. Pero ahora te has unido a un grupo que sólo busca la supuesta Verdad, y le importa poco a quienes se tengan que llevar por delante.

>> ¿De verdad estás seguro de que cumplirás las órdenes de vuestro Maestro? ¿Es que acaso no te importa la vida de la gente inocente? ¡Ellos usan a los sincorazón para obtener esa verdad, y eso os va a condenar! ¡Y no somos carne de cañón! ¡Nunca lo hemos sido! ¡Vosotros mismos os estáis convirtiendo en eso! ¡Y por eso Ragun...!

―Señorita Nadhia, ¿Está bien?

La miré algo dudosa. ¿Conocía a Ragun? Eso sí que me sorprendía, Ragun lo conocí en una misión que dimos por imposible pero luego me lo volví a encontrar cuando estuvimos en Bastión Hueco. Pero quizá esté así de... Dolida por que se llevarán bien. Hiro también trató de calmarla. Pero seguí mirando a Nadhia abrazada no quería que Axel se le ocurriese lanzarse encima a atacar. Él seguramente me tumbaría de un golpe. Bajé la mirada, divagando por el suelo.

―¡Qué bonito! ¡Creo que seguro que quieres que sea tu amiga desde que la chica-gato esa rara te dejo!

La voz de Mothy resonando en mi cabeza, mientras movía lentamente la cabeza por el suelo. Se burló de lo que me sucedió. Ella, mi amiga, Kailee me dejó también, ella se fue junto a esos Maestros y aprendices de Bastión Hueco. Algo que me dolía muy en el fondo. Pensaba que podíamos ser lo que se denominaba “mejores amigas”. Pero ella no fue la única. Ike también se fue con ese grupo de malvadas personas. ¿Por qué? ¿Por qué me dejan sola? ¡No pienso ir con ellos! Yo no quiero unirme a esa gente, ¡ni loca! Todo es culpa de ellos. Son todos unos traidores.

―Uy, qué dices ―Miré a la chica algo curiosa―. Los precios de las reformas están por las nubes…

La miré como si no la comprendiese. Y no lo hacía. ¿A que venía eso? ¿Es que le parece una broma?

―Lo siento, muchacho. No puedo marcharme contigo. De mí dependen miles de niños y niñas que esperan con ganas la recompensa por este buen año ―El hombre barbudo no parecía ceder, suspiré, pero recordé lo que dijo el otro chico.―. Te lo advierto: si tu intención no es otra, márchate ahora mismo de mi casa. El gran día está a punto de llegar y aún nos faltan preparar los detalles de última hora.

Y el brazo de ese chico se congeló. Miré sorprendida, me quedé boquiabierta y abracé más fuerte a la señorita Nadhia. Mothy dio unas palmas alabándolo. Por suerte yo solo puedo verle. Lo decidí ignorar. Pero seguía detrás de la señorita Nadhia. Además, no podía hacer nada, si me ponía a murmurarle a Mothy para que se callase... Ella se extrañaría.

―Mei, necesito que los vigiléis y no les dejéis escapar. Sé que tienes miedo, pero con Hiro y Zait seguro que estarás a salvo ―Afirmé con la cabeza algo dudosa―. Cuidad de Hime y de Santa. Lo mejor será que vaya a avisar al Maestro, él sabrá qué hacer.

¿Iba a ir a por Akio? Saqué mi llave espada mientras miraba a Axel un poco. ¿Podría con él? Solo sabía lo de la materialización de la llave espada. Nada más. Me acerqué a Hiro y a Zait. Me acerqué más a Hiro, pues me parecía más agradable. Hime puso la mesa, diciendo que había café y pastas. ¿Por qué tanta calma? No la entiendo…

―¡Voy a ver si nuestro Maestro también quiere té! ¡Hace demasiado frío ahí fuera!

El chico con orejas de animal soltó un grillo, quizá porque quería dar suerte al asunto. En mi mundo los grillos cuentan que pueden dar suerte, los suelen poner cuando toca la ceremonia con la casamentera. ¡Qué tiempos! Recuerdo lo bella que estaba mi hermana para eso. Mi madre me entrenaba para que fuese la esposa perfecta para que la casamentera se sintiese alegre con mi familia y nos brindara un honor a toda la familia.

―Perdonad...―Les susurré para que me escuchasen solo ellos―.He lanzado libra al que no tiene hielo en el brazo, es decir Axel...No me da mucha información en realidad. Pero es algo.

Me di cuenta de que, estábamos a punto de destruir el hogar de este hombre, algo penoso por nuestra parte. Si peleábamos podríamos acabar dejando sin casa a Hime y al resto seguramente.

―Perdone señor ― Dije al hombre barbudo ―.¿Dónde podríamos ir para evitar dañar su hogar por nuestra disputa? Mientras no sea afuera… Valdría cualquier lugar… Si no es mucha molestia

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EDIT: Sin querer puse el mismo párrafo dos veces.

[Nell]

Nadhia y Der

Nadhia se elevó con gracia en el aire, adaptándose al medio que dominaban los sincorazón, y sobrevolando la ciudad a sus pies, al tiempo que era rodeada por las bolas con ojos. Gritó a su Maestro y su voz se escuchó por toda la colina. Sin embargo, mientras tanto, los sincorazón no se quedaron quietos y se abalanzaron contra ella. Sus reflejos no fueron, ni por asomo, suficientes para esquivar a los tres, y cayó irremediablemente de nuevo a la nieve, a mitad de camino de la colina.

Sin embargo, por ésta ya bajaba el punto rojo a quien Nadhia tan desesperadamente había llamado, con la Llave Espada en mano.

―¿¡Qué haces aquí!? ¡Nunca deberías haber venido! ―parecía cruelmente enfadado, ignorando las heridas recién adquiridas de Nadhia―. ¿Es que sólo sabes decepcionar a la gente?

Los sincorazón se lanzaron inmediatamente a por él. Akio blandió su arma contra ellos, golpeándolos y siendo golpeado, hasta lograr deshacerse de hasta dos. Nadhia, aunque hubiese querido, no estaba al nivel de dicho combate, pues se movían a una velocidad que no podía igualar. De todas formas, estaba exhausta, y notaba la gravedad de sus heridas.

Y cuando parecía haber esperanza en que Akio despachase al último y acabara el cruel combate, aparecieron más, surgiendo de las sombras y la oscuridad. Eran bolas, fantasmas, humanoides desgarbados y cajas como las que ya habían enfrentado con anterioridad. Akio continuó luchando contra todos ellos con ferocidad, no siendo consciente de si Nadhia se unía o no a la pelea.

―¡Mira lo que has hecho! ―le reprochó.

¿Y qué culpa tenía ella de la reaparición de más sincorazón? A no ser que… el grito…

Entonces, se oyó un disparo y Akio miró abajo, a su propio cuerpo, antes de darse cuenta de que le había alcanzado. Se agarró la herida, tan cercana al corazón que, pese a no haberlo alcanzado de lleno, lo había dañado de gravedad. Se giró hacia el soldado dentro de la caja que lo había disparado y lanzó al aire su Llave Espada contra él, con rabia, evaporándolo al momento.

Era el último. No quedaban más sincorazón. Sin embargo, el final aún estaba por llegar. Akio se desplomó en el suelo, incapaz de sostenerse más en pie. Le costaba respirar y un hilillo de sangre salía de su boca

―Ha sido… una vida muy corta… ―miró con ojos vidriosos a Nadhia. Cualquiera diría que, en una ocasión, aquel niño había sonreído en un polvoriento desván de tal manera que dicha sonrisa no se borrara de la memoria de la aprendiza―. ¿Cuántos años me has quitado…?

Los ojos se le cerraron con lentitud, apoyó su cabeza contra la fría nieve, ahora enrojecida por su sangre, y todo su cuerpo pareció relajarse. Sólo que en realidad no lo hacía.

Estaba muerto.

Por otro lado, Der salió, como mucho, unos minutos después de Nadhia. Y lo que vio, sin duda, le dejó helado: a una Nadhia tirada sobre la nieve frente al tiovivo y fría al tacto. Prácticamente muerta. Si no hubiese sido por la lenta respiración de su pecho al bajar y subir, nadie habría tenido esperanza al verla en semejante estado de congelación.

Escuchó la risa estridente de una niña, que no parecía tener foco alguno, como la del malo de una película horrorosa que se jacta de su victoria. Justo cuando están a punto de ser vencido por los buenos, claro.

¿Y quiénes eran los buenos?


Hiro, Mei y Axel

Y por supuesto, porque él quería y no por ninguna otra razón, Der salió de la habitación dispuesto a seguir a Nadhia. Mientras tanto, Hiro se preparaba para batallar contra los intrusos, acudiendo al Grillo especial que había obtenido hace poco. Éste se materializó en la jaula, con cara somnolienta, como si hubiera estado durmiendo hasta hacía poco. Posó la cabeza sobre sus patitas y continuó la siesta.

Hime se rio ante la proposición de Hiro.

―Y si no lo consigues, tendrás que tomarte todo el café ―propuso ella. Nadie diría que estuviesen hablando sobre el rapto de una persona―. Para que no se eche a perder.

Sin embargo, parecía que al menos iba a ser probado por Zait, que se sentó en el sofá, lo probó y manifestó su deseo de quedarse allí como apoyo, pasase lo que pasase. Tal vez se había cansado, o no le apetecía ni participar en el combate ni salir a helarse el culo, por lo que estaría a un segundo plano.

Santa Claus, por otro lado, seguía encarándose con Axel y Yagami:

―No tengo todo el día. Aún tengo mucho trabajo por delante.

No debía de hacerle mucha gracia que fueran a destruir su casa, como ya anticipaba Hiro, pero parecía no quedarle otra. Y no respondió a Mei, debido a que primero debían ver la reacción de los interesados.

Y ésta, se hizo bastante esperar, acrecentando la tensión del ambiente hasta límites insospechados. No obstante, al final Yagami reculó, decidiendo que no merecía la pena entonces empezar un combate con tanta desventaja. Anunció que se marcharían por donde se habían ido y franqueó de nuevo la puerta. Axel, al verse solo, tuvo que seguirle.

Volvían a estar de nuevo los dos solos, en el taller de Santa Claus, a tan sólo una puerta del resto de aprendices que habían dejado atrás. Tal vez les dejasen marchar, o tal vez les siguieran, pero tenían que decidir el próximo movimiento, y rápido.

Y Yagami tenía otros planes. Le dijo a Axel que volvería con Shinju para informarla y regresó por el camino de la ventana, dejando al aprendiz solo… y ante el peligro.

En la otra habitación, Santa Claus soltó un suspiro de alivio y volvió a sentarse, creyendo que la tormenta había pasado.

―Gracias por defenderme, muchachos ―agradeció, lo primero―. Espero que esos dos no vuelvan. Ya tenemos muchos problemas con los sincorazón. ¿Qué estábamos diciendo antes de que nos interrumpieran? ―preguntó. Era el momento perfecto de Hiro para desviar el tema hacia una dirección que no tuviera nada que ver con payasos.

Puede que sí se hubiesen ido en son de paz, como creía Santa Claus, o que lo volvieran a intentar de otro modo. ¿Quién sabe? ¿Debían fiarse los aprendices? En sus manos quedaba. Pero, por el momento, su objetivo principal y fundamental era proteger a Santa Claus y mantener a raya a los sincorazón. ¿Cómo lo harían?

Hime se quedó pensativa, observando el lugar por donde se habían marchado Axel y Yagami.

―¿Pero había una puerta de salida por ahí…?

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Fecha límite: 22 de junio

VIT de Axel: 40/40
PH de Axel: 15/18
VIT de Nadhia: 10/30
PH de Nadhia: 4/22
VIT de Hiro: 20/20
PH de Hiro: 20/22
Balas de Hiro: 11/15
VIT de Mei: 14/14
PH de Mei: 11/20

Axel está temporalmente ausente. Y sobre el tema de Zait y Yagami, no contéis con ellos On-Rol, pero sabed también que no los puedo manejar como ayuda secundaria, por lo que quedan relegados a floreros.

[EspeYuna]

Me elevé en el aire sin dificultad, por lo que sobrevolé lo que me quedaba de tramo sin problemas... en principio.

Porque mis reflejos no fueron suficientes para librarme de mis tres perseguidores. Caí sobre una de mis alas y solté un alarido de dolor. El golpe en la dura y fría nieve no fue muy agradable a aquella altura.

Incorporándome escuché una voz familiar. Alcé la mirada y el punto rojo que estaba buscando descendió por la colina con su Llave-Espada con forma de bastón de caramelo.

―¡Akio, hay traidores en casa de Sant...!

―¿¡Qué haces aquí!? ¡Nunca deberías haber venido! ―interrumpida por la reprimenda de mi Maestro, volví a intentar contarle lo que estaba sucediendo en la ciudad, pero no me dejó terminar mi informe―. ¿Es que sólo sabes decepcionar a la gente?

―¡¡Tenía que venir, Maestro!! ―repliqué, ardiendo en mis entrañas― ¡Mi deber es avisarte! ¡Hice lo correcto, yo...!

De pronto advertí la presencia de quienes me atacaron en las alturas, abalanzándose sobre mi Maestro. El niño blandió su espada y los golpeó con destreza, deshaciéndose de dos de ellos.

"¡Tengo que ayudarl... agh!"

Hasta ese momento no me había dado cuenta de la gravedad de las heridas que recorrían mi cuerpo. Algunas provocadas por la batalla anterior en la plaza del tiovivo, se habían abierto con los golpes del enemigo y mi caída a la nieve. Y sentir mis alas del solsticio desquebrajándose y llevándose la poca energía mágica que me quedaba era desagradable. Sentía que la cabeza me daba vueltas, contemplando el vivo rojo fuego del abrigo de Akio.

Cuando de pronto comenzó a surgir una nueva horda de oscuridad: bolas, monstruos fantasmales, cajas de juguete como la que nos encontramos en la ciudad mis compañeros y yo, antes de entrar en casa de Santa Claus. Me levanté y me uní con pocas fuerzas a la batalla, pero tan sólo pude caer de nuevo en la nieve, malherida y respirando con dificultad.

―¡Mira lo que has hecho!

Contemplé el cuerpo de Akio bailando entre los sincorazón, incrédula a lo que me estaba diciendo.

―¡Yo no he hecho nada! ―grité, furiosa― ¡Tienen que haber sido los de Bastión Hueco! ¡Están aquí, en la ciud...!

Un disparo pitó dentro de mis oídos y luego se hizo el silencio a mi alrededor.

* * *

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¡Soy Akio! ¡Valiente guerrero, pesadilla de los perezosos y holgazanes! Y sobre todo, ¡soy Maestro! Respétame, niña.

La sangre que emanó del pecho de Akio hizo que contuviera el aliento. Pero no podía. Me estaba quedando sin aire. Ni siquiera supe si grité en el momento que Akio se llevó la mano al corazón. Corrí hacia él, sintiendo como poco a poco me estaba sumergiendo en una terrible pesadilla.

Sí. Tenía que ser una pesadilla.

Era mentira.

Mi mentor se giró al sincorazón que le disparó y lo evaporó con un último ataque. Desplomándose en el suelo fui a sujetarlo antes de que su cabeza cayera en la fría nieve. El hilo de sangre que emanaba de su boca no me tranquilizó, pero no me quedé quieta. No estaba actuando en fase de shock, estaba intentando socorrerle. Aunque mi mente estuviera intentando asimilar las imágenes que comunicaban con mis iris avellana, víctima del pánico, mi cuerpo respondió.

―A-Akio...

―Ha sido… una vida muy corta… ―sus ojos se posaron en los míos. Y el corazón se me congeló al contemplar lo vidriosos que se encontraban, quizás a punto de llorar. Le iba a decir que todo iba a salir bien, que él era fuerte, ¡era mi Maestro, demonios!―. ¿Cuántos años me has quitado…?

La cabeza de Akio se echó hacia atrás. Le seguí sujetando mientras sus ojos se cerraban. Dentro de mí se estaba librando una lucha interna por saber qué vencería: la locura o la cordura.

―Akio... levanta. Yo no te he arrebatado nada.

Pensé que la pesadilla no se volvería a repetir. Recordé los acontecimientos de Ciudad de Paso. Como uno de buenos amigos, Light, murió frente a mis ojos y le repliqué que volviese a la vida.

Quizás, funcionara. Sí, ¡tenía que funcionar con Akio!

―¡¡Akio, despierta!!

No había miedo en mis súplicas. Ni siquiera podría considerarlo una súplica, no. Se lo estaba ordenando.

―¡Eres un Maestro! ¡No puedes morir de una forma tan ridícula! ¡¡Akio!!

Lo dejé sobre la nieve y me arrodillé, notando las heridas y el cansancio físico y mental. Busqué entre mis bolsillos y alcancé con mis dedos congelados un éter. Abrí el frasco y comencé a tragar con ímpetu, llegando a atragantarme durante el proceso. Nunca me había gustado el sabor de aquellas pócimas, me entraban nauseas con cada trago y más con el corazón a punto de estallar por la adrenalina que emanaba mi cuerpo en aquel momento.

¡Tú, sálvame!

"Esas fueron las primeras palabras con las que te abalanzaste sobre mí, ¿¡recuerdas!? ¡Pues eso pienso hacer, salvarte!"

El poder mágico renació dentro de mí y ejercí un Cura sobre el cuerpo de Akio.

―¡Akio, no me fastidies! ¡Nosotros nos hicimos cargo de uno como ese! ¡No puedes morir! ¡¡Un demonio como tú no puede morir así!!

La negación.

―No... no me hagas cargar con tu muerte. Por favor, Akio. ¡¡Akio!!

Si no osaba con levantarse, ejercería otro Cura sobre mí y cargaría con él a mi espalda, bajando la colina para llegar a casa de Santa Claus.

Haría cualquier cosa que estuviese en mi mano para salvarle. Para traerlo de vuelta.

"¡Si Light venció a la muerte, tú también! ¡Es demasiado pronto para que te reclamen en el infierno!"

[RedXIII]

Der

―No... no me hagas cargar con tu muerte. Por favor, Akio. ¡¡Akio!!

El pequeño Moguri llegó al lugar en el peor de los momentos, bajo un grito de desesperación pudo ver como Nadhia permanecía sobre la nieve mezclada junto a la sangre del que parecía el maestro Akio, casi como si fuese un fragmento de cristal apunto de romperse.

—¿Kupóque ha pasado? — Balbuceó, casi como si se lo preguntara a si mismo, estaba algo nervioso, no entendía lo ocurrido y no sabía tampoco que hacer. Se acercó con cuidado mientras Nadhia decidía llevarlo a cuestas hasta quien sabe donde.

Sin previo aviso, ni ningún origen lógico, Der pudo escuchar la risa macabra de una niña ¿Tal vez la culpable de todo aquello? Por si acaso, mientras Nadhia llevaba al maestro Akio, el se decidió a protegerle dando vueltas y vigilando la zona.


—Kupóno tenga miedo, yo la ayudaré — con una cara seria y una pose firme observaba con detenimiento la zona, y sin despegarse apenas de ellos se daba de vez en cuando la vuelta, el pequeño Moguri se sentía algo mal por no llevar ningún objeto de curación para poderles ayudar, por eso no podía permitir que nadie se acercara a ellos.


Hiro

Ambos aprendices, Axel y su amigo, se retiraron, Hiro quedó algo impactado, siendo ellos los que querían raptar a aquel extraño anciano ¿Por qué se habían retirado de golpe y sin previo aviso, ya no querían capturarlo, tenían un nuevo plan? No, solo podía ser una cosa...

—¡Ha ha ha ha! Les he ahuyentado con mi gran poder — Presumía luciendo su torso lo más que podía —¡Yo, el gran Hiro, he conseguido salvar a Santa "Clous" — dijo, desde luego sin ser consciente que, como siempre, se había equivocado de nombre.

Era todo teatro, sabía perfectamente que aquella retirada no era nada bueno, y no se fiaba, así que se puso al lado de la puerta por donde se fueron y se apoyó en el marco para no dejarles entrar si lo intentaban.

―Gracias por defenderme, muchachos, espero que esos dos no vuelvan. Ya tenemos muchos problemas con los Sincorazón. ¿Qué estábamos diciendo antes de que nos interrumpieran? ― ¿Debía preguntar algo en especial? No sabía muy bien el que, pero era buen momento para hacerlo.

—Hemos venido — Hizo una breve pausa y enfundó sus armas —Porque hemos recibido una alerta de Sincorazones y necesitaban nuestra ayuda — Confesó —Bueno, creo que la mejor pregunta que puedo hacer ahora mismo es ¿Cual es el problema y como lo podemos solucionar? — Aunque en si fueran los Sincorazones, no parecía que su aparición fuera el peor de los problema por allí, y desde luego si habían aparecido miembros de Bastión Hueco, no podía ser el único.

Desde que habían pisado aquel lugar, no estaba tranquilo, pero en cuanto vio a Axel la adrenalina empezó a recorrer su cuerpo, sus manos temblaban un poco y no podía evitar morderse los labios, algo pelados, de la emoción y los nervios ¿Por qué querían secuestrarlo?

—"¿Podré cumplir esta misión?"—

[Nell]

Nadhia y Der

A pesar de los gritos de Nadhia, Akio no despertó de su sueño eterno.

El Cura de Nadhia no sirvió para nada, porque no tenía suficiente magia. Estaba débil, física y mentalmente. Akio, a pesar del drama, se había convertido en un peso muerto, con el cual no podría cargar.

Entonces, ¿qué haría? ¿Seguir amparando un cuerpo sin vida o ir ella misma en busca de ayuda?

Se arriesgaba, en cualquier caso, a una nueva ráfaga de sincorazón. Nada la aseguraba que no volvieran. Y el tiempo pasaba.

Nadie parecía haber escuchado su batalla, ni haberla oído gritar, puesto que no habían acudido en su ayuda. Y sólo se hallaban a unos cuantos pasos, en la casa de Santa Claus. Si tan sólo hubieran podido saber lo que pasaba… si no estuviesen, probablemente, enzarzados en alguna lucha con los aprendices de Bastión Hueco…

---

Por otro lado, Der no había visto nada de la batalla entre Akio y Nadhia. Él únicamente se había encontrado con Nadhia, semi-congelada y tirada en el suelo, ni rastro de Akio, ni de nadie más. Y Nadhia parecía dormir.

Su objetivo era protegerla, por lo que escudó la zona, atento a que no aparecieran sincorazón. Ninguno se manifestó. El único peligro, e inminente, que corría Nadhia era la congelación. Y algo más. Si Der se acercaba lo suficiente, vería su cara: angustiada y terriblemente agonizante.

Sin embargo, sí apareció alguien. Una niña, que saltó desde uno de los tejados de la plaza.

―¡Detente ahí, osito peludo! ―le señaló acusadoramente―. ¡Si osas perturbar mi gran obra, te haré a ti otra personalizada!

Shinju suspiró. ¡Cuántas complicaciones! ¡Y cómo odiaba que se interpusieran en sus juegos! Al menos, Daichi había cumplido con su parte. Ya no se veía ningún abrigo rojo en lo alto de la colina.

―Eres bastante mono ―le observó, esta vez, escrutadoramente―. Quedarías lindísimo en mi colección.

Eso no sonaba nada bien.


Hiro

Hime aplaudió la victoria de Hiro. Parecía más convencida que el propio aprendiz, siendo lo suyo pura fachada, de que la grandeza de éste había provocado la huida de los malos.

―¡Qué alivio! “Clous” no habría sido una bella princesa de la que fardar por haber rescatado ―resopló, adaptándose también al nuevo nombre que le había dado Hiro―. Sin ofender.

Mientras tanto, Mei se había unido a Zait, y ambos probaban el café, sin prestar atención. Al final, el único que se tomaba en serio la misión, y pasaba a estar al mando, era Hiro.

―Justo a tiempo ―comentó Santa Claus/Clous―. Dimos el aviso temprano, porque estamos en un serio aprieto, y no esperábamos que pudierais responder tan pronto. ¿Sólo habéis venido vosotros?

»Mejor. Desde hace días, los sincorazón han aumentado en esta zona. Concretamente, alrededor del taller. No solíamos tener problemas en mermarlos, pero entre ellos y los últimos preparativos, no damos abasto ―explicó―. Y este año vamos con retraso. Sólo faltan tres días y… ―zarandeó la cabeza, con preocupación―. Vigilad la fábrica. Así, nosotros nos centraremos en los regalos. Está detrás de la puerta sobre la que estás apoyado. Si tienes algún problema, los elfos te ayudarán.

Zait y Mei comentaron de quedarse allí, con Santa, por si volvían los otros aprendices.

―¡Iré contigo! ―se ofreció Hime, agarrándole del brazo―. Te haré una visita guiada, para que no sea tan aburrido. Así, si aparecen sincorazón y lo destrozan todo, ya lo habrás podido ver.

Si Hiro aceptaba el encargo de aventurarse, en solitario, con la única compañía de Hime, ésta le guiaría a través de la misma puerta por la que se habían marchado Yagami y Axel. Tras ella, sólo hallarían la oscuridad, y un inmenso silencio. No había ni rastro de ellos… ni de nadie.

Ni siquiera el cuerpo del anterior desmayado elfo.

Igualmente, tendría la oportunidad perfecta para interrogar más a fondo a Hime. O, por otro lado, podía rehusarse de ir al taller y preferir mirar por qué Nadhia tardaba tanto. Ambas opciones eran viables.

Sentarse con Zait y Mei, también.

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Para aclarar: Zait y Mei están fuera de juego, por lo que no contéis con sus personajes.

VIT de Axel: 40/40
PH de Axel: 15/18
VIT de Nadhia: 18/30
PH de Nadhia: ¿4?/22
VIT de Hiro: 20/20
PH de Hiro: 20/22
Balas de Hiro: 11/15
VIT de Mei: 14/14
PH de Mei: 11/20

[RedXIII]

Der


Mientras Der estaba decidido en proteger a toda costa a Nadhia, pudo ver a una persona, vagamente familiar, acercarse hacia ellos, vestida con traje negro y portando a un gran Loro blanco, casi no se podía distinguir de la blanca nieve que había alrededor.

―¡Detente ahí, osito peludo! ― Dijo señalándolo ―. ¡Si osas perturbar mi gran obra, te haré a ti otra personalizada!― ¿Otra personalizada, obra maestra, se refería a lo que le había pasado a Nadhia?

―Eres bastante mono, quedarías lindísimo en mi colección.

—¡¿Kupócolección, es que estas mal de la cabeza?! — Gritó casi a los cuatro vientos —¡Kupóha hecho daño a la señorita Nadhia, eso no tiene perdón!

¿Estaba haciendo lo correcto? Sabía perfectamente que no podría con ella el solo, pero desde luego era mejor que no ver morir a la que consideraba como compañera sin hacer nada, además, tenía que ganar algo de tiempo para que pudiera huir, si es que Nadhia aun podía moverse.

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El pequeño Moguri, ante aquella extraña chica, se enderezó y apretó con fuerza sus nudillos, sintiendo posiblemente el mayor miedo que había sentido nunca, a sabiendas de que podía morir en aquel instante, pero no tenía la intención de huir ni echarse hacia atrás, no, sus ojos mostraban su determinación y todo el valor que podía sacar en aquel momento.

—Kupóyo la distraeré, huya, por favor — Susurró levemente a la joven aprendiz medio congelada —Kupósi ve a Hiro, dígale que ha sido un honor estar con el — Unas pequeñas lagrimas que lentamente se volvían gotas cristal cayendo de sus ojos...

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Se preparó para lanzar un ataque contra ella —Kupó... ¡MOGUAQUA! — Lanzó con sus propias manos una pequeña ráfaga de agua a la cara de esa extraña persona, con la esperanza de que se congelara, rápidamente empezó a dar vueltas para distraerla y a la vez intentar esquivar cualquier represalia contra el.

—¡Kupóadelante!

...

Hiro
***


―¡Qué alivio! “Clous” no habría sido una bella princesa de la que fardar por haber rescatado, sin ofender.― Al parecer Hime parecía contenta de que no hubieran raptado al señor "Clous".

―Justo a tiempo, dimos el aviso temprano, porque estamos en un serio aprieto, y no esperábamos que pudierais responder tan pronto. ¿Sólo habéis venido vosotros?

»Mejor. Desde hace días, los Sincorazón han aumentado en esta zona. Concretamente, alrededor del taller. No solíamos tener problemas en mermarlos, pero entre ellos y los últimos preparativos, no damos abasto, y este año vamos con retraso. Sólo faltan tres días y… ―Parecía preocupado―. Vigilad la fábrica. Así, nosotros nos centraremos en los regalos. Está detrás de la puerta sobre la que estás apoyado. Si tienes algún problema, los elfos te ayudarán.

—No creo que necesite la ayuda de los elfos[(b] — Comentó Hiro, después de haberlos tenido que rescatar no sabía si serían capaces de ayudarle en mucho.


―[b]¡Iré contigo! ― Dijo agarrando el brazo del joven aprendiz―. Te haré una visita guiada, para que no sea tan aburrido. Así, si aparecen Sincorazón y lo destrozan todo, ya lo habrás podido ver.

—Veras... Es que Nadhia fue a por el maestro y aun no han llegado, seguramente se estará peleando con el "Enano" para que venga — Comentaba mientras intentaba despegarse de Hime —Pero... — Hizo una breve pausa mostrando un poco de preocupación —Der no ha vuelto, y eso no me gusta, el en cuanto hubiera visto que se peleaban habría venido aquí a ayudarme — Aunque verdaderamente tenía ganas de ir a ver la fábrica no estaba tranquilo dejando a los dos solos, podían haberle asaltado de nuevo en la plaza, como pasó antes.

—Voy a ir a buscarles — Se decidió —¡Vosotros dos, proteged al viejo, si cuando vuelva no esta, os enterareis — Les dijo a Mei y Zait mientras salía por la puerta corriendo.

Al salir no vio por ninguna parte a Der o Nadhia. Invocó su "Moto" y rápidamente subió a ella, poniéndose los protectores oculares, si Hime le acompañaba encontraría un hueco en el que montarse y una linterna para que pudiera ver mejor, de lo contrario, Hiro partiría solo por el camino que vinieron hasta encontrarlos.

Encendió el motor y posteriormente las luces, aceleró y empezó a avanzar a la máxima velocidad que permitían sus ruedas sobre la nieve, a su vez iba tocando el claxon que tenía incorporado cada 10 segundos para que pudieran escucharle mientras intentaba seguir las huellas de Nadhia.

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Hiro conduce su moto buscando a Nadhia y Der.

Supongo que terminan en algún punto sus huellas porque voló, pero si llega hasta la colina las puede volver a seguir, o encontrarlos de camino XD

[EspeYuna]

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―No pienso dejarte aquí.

Empuñando a Ángel y siendo éste mi único apoyo en aquella situación, intenté levantarme con el cuerpo de Akio a mi espalda. Sin embargo, un cuerpo muerto parecía pesar más sobre mis hombros.

"Un cuerpo muerto..."

¿Qué podía hacer? Sin darme cuenta estaba llorando, pero mostrando la rabia que iba emergiendo poco a poco. Siendo mi culpa porque hubiese atraído a los sincorazón, cargar con la muerte de mi Maestro.

Todo era tan extraño. Sabía que estaba gritando ahogadamente porque alguien de la ciudad me ayudara. Hiro y los demás no me habían escuchado. A pesar de que la colina no estaba muy lejos... ¿sería por culpa de la tormenta?

Podría ir en busca de ayuda. Pero jamás me perdonaría dejar atrás a Akio, estando vivo o muerto.

"Muerto."

No le dejaría.

Aunque tuviera que perecer congelada en aquel lugar.

Comenzaba a hacer mucho frío...

[Nell]

Nadhia y Der

La joven seguía intentando cargar con el cuerpo de su anterior Maestro, sin éxito. Lo arrastraba con dificultad y en más de una ocasión pudo con sus fuerzas y tuvo que derrumbarse sobre el suelo. Sabía que no alcanzaría la casa de Santa Claus sin desfallecer, pero no estaba dispuesta a abandonar a Akio.

Aún le quedaba atravesar la plaza cuando, por obra de algún milagro, la puerta de Santa Claus se abrió, dejándose ver a Hiro.

Sin embargo, había algo mal en él.

Estaba completamente cubierto de sangre. Tenía varios cortes severos, profundos y aún abiertos. De hecho, tenía que apoyarse en el marco de la puerta para no derrumbarse. Miró a Nadhia con una expresión que ya había visto antes. Unos minutos antes, de hecho, en el rostro de su amado Maestro.

―Son demasiado fuertes… ―murmuró Hiro―. ¡Ven a ayudarnos, joder! ―le espetó.

Nada más decirlo, se quedó sin aliento y cayó hacia delante. Alguien le había golpeado en la espalda. Dos figuras se dejaron entrever en la entrada, pasando por encima del cuerpo de Hiro sin ningún tipo de remordimiento.

Axel y Yagami observaron a Nadhia con curiosidad.

―¿Qué hacemos con ella?

―Lo mismo que a los demás ―sonrió.

---

Der pretendía defender a Nadhia de la supuesta culpable de su estado, aún a costa de su vida. Y como la aprendiza estaba inconsciente a causa de la congelación, no podría salvarse mientras él hacía tiempo. Por si fuera poco, como resultó siendo obvio, no era rival para ella.

Shinju esquivó con destreza la ola.

―¡Ahora entiendo por qué Alexis siempre va con un paraguas! ―exclamó, por un momento escalofriada, puesto que no quería ni mencionar la idea de mojarse― ¿Has dicho Moguaqua? ¡Eso es encantadoooor! ¡Definitivamente, serás parte de la colección!

Sí, debía de estar mal de la cabeza.

Pero era innegable que era una chiflada fuerte. Después de esquivar la ola, alzó la mano y murmuró unas palabras. Fuerzas superiores a las suyas lanzaron a Der hacia Shinju, que blandía su Llave Espada con ambas manos, preparada para el tajo que propinó diagonalmente a Der.

―¡Antes de poder incluirte… ―le contó― hay que adiestrarte!


Hiro

Hime se encogió de hombros ante la renuncia de Hiro a ver la fábrica, el lugar que debían proteger.

―Como quieras ―sí se la veía, no obstante, un poco decepcionada―. Yo sí voy a entrar. Tal vez los elfos necesiten ayuda, y llevo un buen rato escaqueándome.

Avanzó hacia la puerta del interior y salió por ella. Hiro, en cambio, optó por volver a la entrada de la casa de Santa Claus, tras advertir a sus compañeros de que vigilaran al abuelete.

Lo que encontró en el exterior fue una escena que, probablemente, no se esperaba. No necesitó ni montarse en la moto, porque estaban allí mismo, en la plaza. Nadhia nunca había llegado a la colina, sino que estaba tirada en el suelo, casi congelada, frente al tiovivo. Y Der…

… estaba siendo rajado en ese preciso momento por Shinju.

El pobre moguri cayó al suelo. Era una herida superficial, pero dolorosa. Más había sido la impresión de verse arrastrado y dañado que el propio corte. Shinju sabía lo que hacía.

―¿Quién es tu ama? ―le preguntó―. Tu adorable cutis dependerá de la respuesta.

Shinju no estaba dada la vuelta y le bastaba girar la vista para descubrir a Hiro. Sin embargo, de momento, no le había visto. Era una ventaja enorme, dado el rival que era.

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Axelpower se retira completamente por falta de tiempo.

VIT de Axel: 40/40
PH de Axel: 15/18
VIT de Nadhia: 18/30
PH de Nadhia: ¿4?/22
VIT de Hiro: 20/20
PH de Hiro: 20/22
Balas de Hiro: 11/15
VIT de Der: 10/12
PH de Der: 5/8

[RedXIII]

Der

Como temía su ataque no hizo nada, parecía que ni siquiera se lo estaba tomando enserio aquella misteriosa chica, dado a sus comentarios relacionados con coleccionarlo.

De golpe, y sin poder hacer nada, fue atraído hacia ella y posteriormente golpeado por su Llave Espada.

―¡Antes de poder incluirte… hay que adiestrarte!

No podía sentirse peor, no solo parecía que Nadhia no podía moverse, si no que encima le habían herido y no había conseguido ni siquiera ahuyentarla, era un desastre, y no iba a largarse sin su compañera, había sido un iluso de confiar que podía hacer algo.

—Kupóadiestrarme... — suspiró, tumbado en la fría nieve —Kupóyo no soy una mascota... — el dolor era molesto, sobretodo teniendo en cuenta que había sido un golpe directo ¿Que podía hacer, terminar como Nadhia, congelado sobre la nieve, o como mascota de aquella chiflada? En aquel momento sentía un nudo en la garganta por no poder hacer nada solo.


Hiro

Nada más salir de casa de aquel señor mayor pudo ver a Nadhia desmayada sobre la nieve ¿Cuanto hacía que llevaba ahí inconsciente? Pero lo que más llamaba la atención era el combate entre MoguDer y aquella chica, del cual Hiro solo presenció el corte con la Llave Espada.

―¿Quién es tu ama? ―le preguntó a MoguDer―. Tu adorable cutis dependerá de la respuesta.

Hiro no entendía nada, tan solo veía a MoguDer en peligro y, aunque no el gustaba pegar a las mujeres, esa norma se evaporó en cuanto vío que pegaba a su compañero.

Spoiler: Mostrar

Enfadado dejó la chaqueta en el suelo y se acomodó las gafas de sol, a continuación sacó sus sable pistola, disparando por sorpresa a la chica que había atacado a MoguDer con su disparo Kasai y avanzando rápidamente hacia ella, con la intención de atacarla.

MoguDer pudo percatarse de la presencia de Hiro y rápidamente se levantó para incorporarse a la lucha de nuevo, aunque le había herido, sabía algo del enemigo, algo bastante interesante y que podía usar en su contra, pero solo se vio capaz de hacerlo una vez más.

[EspeYuna]

―¡¡Hir...!!

No podía ser verdad que todo aquello fuese a más.

―Son demasiado fuertes… ―su cuerpo ensangrentado y aquellos ojos, los mismos con los que Akio se había despedido de mí, embargados en el odio. Debía ser una pesadilla―. ¡Ven a ayudarnos, joder!

―¡¡Hiro!!

Hiro no contestó. Cayó inmediatamente al suelo cuando alguien le golpeó por la espalda. Al ver de quienes se trataban, la ira se apoderó de mis entrañas.

―Vosotros.

Los aprendices de Bastión Hueco avanzaron hacia mí, mirándome con curiosidad, como si hubiera algo extraño en mí. Pero lo entendí al poco que comentaron entre sí:

―¿Qué hacemos con ella?

―Lo mismo que a los demás.

Inconscientemente invoqué a Ángel Forjado y me abalancé sobre el último que había hablado, con aquella despreciable sonrisa. Se la borraría.

La venganza, aquella que jamás querría aceptar en mi corazón, estaba floreciendo, ardiendo en llamas.

Aquellas palabras que había escupido el traidor significaban que todos habían muerto. Todos mis compañeros, Mei y Zait, Hime. Le había prometido a Akio que no le pasaría nada, y aún así...

―¡¡¡Traidores!!!

Alzaría mi arma, dispuesta a atravesarle.

Pero sabía que toda la culpa había sido mía. Había abandonado a todos.

Yo era quien debía cargar con todo lo que sucediera aquella noche.

[Nell]

Nadhia

Yagami frenó con absurda facilidad la acometida de la furiosa Nadhia, bloqueándola con su propia Llave Espada y empujándola para que cayera sobre la nieve. Una nieve teñida de rojo. Procedente… de la sangre de Hiro.

―¿Traidores?

Ni Yagami ni Axel sonreían. Se limitaron a mirar a Nadhia, desde su posición elevada, con expresiones indescifrables. Parecían robots observando algo que no comprendían.

―Qué fácil es, ¿no? ―Axel se adelantó para ponerse en cuclillas, a la altura de Nadhia―. Acusar de traición.

―Déjalo, Axel ―le aconsejó Yagami―. Las personas como ella no merecen la pena. Prefieren vivir en un mundo donde tienen claro quiénes son los “malos”.

Sin embargo, Axel no le hizo caso, sino que en su lugar lo intentó.

―¿Hemos traicionado a Tierra de Partida? ―preguntó directamente―. La respuesta es clara: no. Nuestro objetivo no es Tierra de Partida, sino uno muy diferente. Sois vosotros los únicos que, como auto-proclamados guardianes del universo, queréis interferir para que no lo logremos.

»Somos revolucionarios. Tenemos ideales distintos. Los cambios llegan porque personas como nosotros nos movemos. Algunos los apoyan, otros los temen y los últimos están en contra. Hasta que no lo hagamos, no sabremos si estará bien o no. Pero no nos detendremos. Vamos a avanzar. Vamos a hacerlo. Vamos a cambiar el mundo.

»Nacemos en diferentes mundos, pero somos parte del mismo universo. Todos luchamos siempre a favor del universo. Nunca me acuses de traidora, porque Tierra de Partida no fue nunca mi mundo de origen. No lucho por la seguridad de un único mundo, sino por algo mucho mayor…

Se incorporó de nuevo y extendió los brazos a ambos lados.

―¡Por todo!

―Al final, todo se reduce a tener posturas diferentes ―resumió Yagami―.¿Qué está bien y qué está mal? ¿Quién hace lo correcto y quién no? ¿Qué muertes están justificadas y cuáles son terribles asesinatos? ¿Quién es el héroe y quién el villano?

Soltó una risotada.

―¡Eso lo decide el vencedor!

Se le acababa el tiempo…


Hiro y Der

―¿Qué no eres qué? ―dramatizó Shinju, fingiendo sordera―. ¡Claro que lo eres! ¡Serás mi peluche especial ultra mimosón! Y te llamaré… ―se tomó un momento para pensárselo―. ¡Señor Kupó!

Clavó la Llave Espada en el suelo, a pocos centímetros de Der.

―¡Aún no me has respondido, Sr. Kupó! ―amenazó Shinju―. ¿¡Quién es tu ama!?

La repetida pregunta ya había sido escuchada por Hiro, pero más que ésta, fue el daño a su amigo lo que le hizo reaccionar. Disparó una bala mágica hacia Shinju, a la que alcanzó gracias a la fina precisión del muchacho. La aprendiza se vio sorprendida por la agresión y la siguiente explosión que le sobrevino, y tal desconcertada estaba, que se quedó mirando boquiabierta a Hiro unos segundos, los suficientes para que Der pudiera levantarse (la explosión no le había dañado severamente, pero se había encontrado muy cerca de ésta).

La sorpresa de Shinju también le sirvió a Hiro para poder acercarse a ella, sin embargo, la aprendiza pudo recuperarse lo suficiente rápido como para esquivar la estocada del muchacho y recuperar su Llave Espada, clavada con anterioridad.

―¿¡Quién eres tú? ―le chilló. La incredulidad se había convertido en odio―. ¿¡Y qué estás haciendo!? ¡Me estás interrumpiendo! ¡Vete de aquí, nadie te ha llamado!

Parecía una niña pequeña exigiendo que se cumplieran sus deseos. Sin embargo, también daba la impresión de que, por muy furiosa que estuviera, no iba a atacar a Hiro. Se mantuvo quieta en el sitio, chirriando los dientes. No por el frío, sino por la rabia.

―¡Si te vas ahora mismo, olvidaré todo lo que has hecho! ―le dio el ultimátum―. Porque no estoy de humor, ¿¡sabes!? ¡Desaparece de mi vista y no tendrás problemas, niño perrito! ¡Y deja aquí a Kuma!

Se había olvidado ella sola del nuevo bautizo que le había dado a Der.

Spoiler: Mostrar

VIT de Nadhia: ¿?
PH de Nadhia: ¿4?/22
VIT de Hiro: 20/20
PH de Hiro: 14/22
Balas de Hiro: 11/15
VIT de Der: 9/12
PH de Der: 5/8

[RedXIII]

―¿¡Quién eres tú? ― Chillo ―. ¿¡Y qué estás haciendo!? ¡Me estás interrumpiendo! ¡Vete de aquí, nadie te ha llamado!

—Kupóseñor Der — Dijo mientras unas lagrimitas le salían de los ojos, desgraciadamente lo que parecía una escena emotiva se convirtió al instante en una gran represalia hacia Hiro —¡¿Es que no ve? Me ha dado!

Hiro ignoró el comentario de su compañero, estaba demasiado atento a su adversario, parecía algo molesta, pero eso a Hiro le daba igual.


―¡Si te vas ahora mismo, olvidaré todo lo que has hecho! Porque no estoy de humor, ¿¡sabes!? ¡Desaparece de mi vista y no tendrás problemas, niño perrito! ¡Y deja aquí a Kuma!


—Hiro — Dijo el "niño perrito" —Soy Hiro Inukai, hijo de Biyako, y si tu estas cabreada... — Hizo una breve pausa — Yo lo estoy más — Los rasgos perrunos de Hiro se acentuaron mientras presumía de colmillos, era bastante lógico pensar que no iba a abandonar el combate, aunque fuera la decisión más absurda.

—Tápala — Dijo ¿A quien? MoguDer no entendió lo que quería decir, ni siquiera sabía sis e refería a el —A Nadhia — Añadió, rápidamente al pequeño Moguri se le encendió una lucecita y rápidamente cogió el abrigo que había tirado al suelo Hiro para ponérselo por encima a Nadhia, aun desmayada

—Bueno, volviendo a nuestra fructífera conversación — Volvió a dirigirse a la chica —Eres también uno de esos aprendices de Bastión Hueco por lo que veo, pero no eres como Axel, tu estabas allí — Recordó aquella escena hace un tiempo, en el cual emboscaron a tanta gente, el plan maquiavélico de Riota y los tiranos de Bastión Hueco —No me acuerdo de tu nombre, pero te vi, en aquella sala


¿Tienes algo que ver con el absurdo plan de raptar al gordo? Y ya que estoy tan hablador ¿Has sido tu quien ha dejado inconsciente a Nadhia? — Quería esperar a ver hasta donde llegaba la conversación antes de volver a atacar, era mejor sacarle toda la información ahora que parecía más interesada en que se largara que en luchar, alguna cosa se le podía escapar.

[EspeYuna]

Me sentía humillada.

Vencida ante el bloqueo tan absurdamente sencillo del aprendiz de Bastión Hueco, caí en la nieve al ser empujada. ¿Desde cuándo me había vuelto tan débil? ¿Acaso no había luchado contra cosas peores? ¿No fui yo quién se enfrentó a los entresijos de un antiquísimo pacto en un mundo lejano y endemoniado? ¿No combatí contra mi mejor amigo? ¿Acaso...?

"¿Acaso no soy fuerte, Ángel?", le decía a mi confidente mientras contemplaba mi mano libre, cubierta de la sangre de Hiro. Por alguna razón, mis ojos se clavaron en el teñido carmesí y no fui capaz de alzar la mirada, ajena a las palabras del otro muchacho. El rojo me había hipnotizado por completo. "¿Por qué no me rindo? Por mi culpa, Akio... Hiro... todos..."

―Qué fácil es, ¿no? Acusar de traición.

―Déjalo, Axel. Las personas como ella no merecen la pena. Prefieren vivir en un mundo donde tienen claro quiénes son los “malos”.

"¿Por qué estoy dudando de mí misma y... de mi elección aquel día?"

―¿Hemos traicionado a Tierra de Partida? La respuesta es clara: no. Nuestro objetivo no es Tierra de Partida, sino uno muy diferente. Sois vosotros los únicos que, como auto-proclamados guardianes del universo, queréis interferir para que no lo logremos.

>> Somos revolucionarios <<

>> No lucho por la seguridad de un único mundo, sino por algo mucho mayor… <<

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A través de la tristeza y el desconcierto de mis labios se formó una sonrisa que reflejaba la incredulidad de sus palabras.

―Sois tiranos ―dije, sin mirarle, fijando mis ojos todavía en la sangre que había manchado parte de mis ropas. Había algo extraño en todo aquello. Como si se tratara de un mal sueño―. Podéis tener razones por las que ser aprendices. Todos hacemos un sacrificio al pactar con nuestros maestros, ¿no?

>> Pero no os dais cuenta de una cosa.

Ángel Forjado rió en algún lugar de mi corazón, orgulloso. Me levanté y, encontrándome con los ojos del aprendiz, saqué las fuerzas necesarias y le propiné una patada en el hombro o en la cara, con tal de tirarlo al suelo al estar falto de equilibrio al haberse puesto de cuclillas. En ese momento fui yo quién le miré por encima del hombro. Alcé mi Llave-Espada y apunté a sus ojos, enfurecida.

―Todo portador tiene un legado que cumplir, el de mantener a salvo los mundos de los sincorazón. Para eso fuimos elegidos. Usar su poder sólo para nuestro propio beneficio es convertirse en una persona cruel y egoísta, ambiciosa de poder.

>> Es cierto, yo también quise ser portadora por mis propios motivos, ajenos a nuestras tareas. Quería vivir aventuras, ver mundo. Mi razón fue egoísta. Pero poco a poco, he entendido que mi destino estaba enlazado con la Llave-Espada...

Cargué con todas las fuerzas que me faltaban en combate una Flecha Celestial, dirigida al joven que no había parado de hablar sobre su idea revolucionaria.

― ¡...porque salvar aunque sea un único mundo, con todas esas personas que viven en él, es mil veces más importante que mis propios deseos! ¡Quiero salvar a una persona, pero antes debo cumplir con mi deber!

>> ¡Porque es lo que nos hace especiales! ¡Podemos escuchar el corazón de nuestras armas! ¡Y está claro que vosotros no lo hacéis!

Lancé mi flecha contra el muchacho, y en cuanto impactara o la esquivara, realizaría una finta para atacarle por la espalda. Tenía poca fuerza, pero quizás la suficiente para un tajo decente con la punta de mi arma. Al menos tenía que intentarlo.

Sentí una extraña calidez en los hombros y en mi espalda, como si alguien me diera fuerzas en algún lugar para seguir en pie.

[Nell]

Nadhia

Axel cayó hacia atrás ante la arremetida de una Nadhia que no esperaba que actuase de ese modo. Quedó en la posición que ella quería darle, escuchó cada una de sus palabras y el discurso aún no había llegado a su final cuando comenzó a negar tristemente con la cabeza. Nadhia no había entendido nada de lo que había querido transmitirle.

Y allí estaba ella, dispuesta a luchar contra quienes proclamaban no ser sus enemigos.

Sin embargo, no tenía suficiente fuerza para lanzar ni una mísera Flecha Celestial, por lo que se tuvo que contentar con hacer la finta que le colocó a la espalda de Axel, con intención de pillarle desprevenido. El plan salió terriblemente mal, puesto que no había contado con que le daría la espalda a Yagami, que le cogió de las muñecas y mantuvo sus brazos en alto, sin apenas esfuerzo a causa de su debilidad.

Entonces, podría darse cuenta de que Yagami estaba riéndose. Sus carcajadas casi daban escalofríos, ya que éstas, en vez de dirigirse a Nadhia, iban a su propio compañero.

―¿Ves? Te lo dije. Como si pudieras hacer entender a alguno de estos la realidad en la que viven.

Axel ni se inmutó, sino que se limitó a incorporarse y a sacudirse la ropa, mientras Yagami sacaba sus últimas risas. No la hacían caso, ni la respondían. El por qué era sencillo: no la tomaban en serio. Del mismo modo que ella no hacía el esfuerzo en entender su postura, ellos tampoco pensaban escuchar la suya.

Las palabras eran bonitas, pero continuadas a las de Axel no valían nada.

―Acaba de una vez, Axel ―finalizó Yagami, otra vez serio.

El muchacho, sin pestañear, enarboló la Llave Espada y la clavó en Nadhia limpiamente, con cuidado de no dañar también a su compañero.

El dolor le recorrió todo el cuerpo. Y pronto, muy pronto, vino la oscuridad a llevársela para siempre, acompañada de una voz de mujer que no entendía lo que decía.


Hiro y Der

Der obedeció inmediatamente a Hiro y cubrió a Nadhia con el abrigo. Sin embargo, de poco servía frente al intenso frío de fuera. O la llevaban al calor del interior, o la congelación continuaría, aunque con más lentitud.

Shinju castañeó los dientes, y no por el frío, sino porque Hiro había hecho caso omiso de su advertencia, y eso que se sentía benevolente con él. Se habían acabado los juegos. Ese crío iba a morir.

―¡Soy Shinju, bobo! ¡No te vuelvas a olvidar! ―replicó, pese a que realmente hasta entonces no se había presentado―. Secuestrar a Santa es sólo parte de un todo. Y no tengas tanta piedad de ella, ¡cuando tú eres mi nueva presa!

Echó a correr hacia él, a una velocidad muy superior a la que Hiro pudiera haber visto hasta aquel momento. Le agarró del cuello y el muchacho vio cómo los dedos de Shinju se coloreaban de negro y comenzaban a extenderse y deslizarse, no sólo por su cuello, sino también por todo su cuerpo.

Los siseos confirmaron a Hiro que eran diez serpientes las que le apretaban y le inmovilizaban. Shinju retrocedió, con sus dedos intactos, dejando ver cómo de éstos terminaban de salir las colas de los animales. Miró con ferocidad a Hiro y, con un chasquido, todas atacaron a la vez.

Antes de desfallecer, Hiro sintió las cientos de mordidas que le propinaron las serpientes por todo su cuerpo, liberando el veneno dentro de sus venas y arrastrándole a la oscuridad, donde no podría salvar a nadie.

―Y ahora, tú ―dijo Shinju, volviéndose hacia Der―. Pensándolo bien, no me interesan mascotas que le sean fieles a estos ―señaló a Nadhia y Hiro―. Además, ya no me pareces tan mono. Necesito un moguri que se ajuste a mis expectativas, y tú no cumples con ellas. Adiós, peluche sucio.

Una última estocada fue suficiente para terminar con el lamentable estado de Der.


Todos

Despertaron frente a la chimenea, uno al lado del otro. Y Der, tumbado en el sofá, en el regazo de Mei.

Podrían compartir cada uno sus experiencias, pero lo que, por el momento les aliviaría es que hubieran sobrevivido. Seguían débiles, probablemente también muy asustados por semejante impotencia ante el poder de la aprendiza. Si es que entendían algo de lo que hubiera pasado.

Der, por ejemplo, podía dar muchas pistas. Ni había visto a Akio siendo atacado, ni tampoco las serpientes que habían estrujado a Hiro. De hecho, éste comprobó que no tenía marcas de mordidas, del mismo modo que a Nadhia no la habían atravesado. ¿Habría sido todo un sueño…? El único que estaba realmente herido, y de gravedad, era Der, a quien ya habían tratado con vendajes.

Santa no estaba. En su lugar, su mujer apareció desde la cocina y les relató lo ocurrido:

―Os encontré a todos tirados en la nieve. Y muy heridos. Pobrecitos ―se lamentó―. Menos mal que había ido a buscar a Hime. Por cierto, Santa ha ido a revisar la fábrica, ésta que tenemos aquí detrás, porque decía que la chica se había ido allí, ¿no?

»Espero que no se pierda otra vez. La última vez la encontramos enseguida, pero estuvo a punto de… Ni quiero recordarlo…

¿Y ahora, qué?

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Recta final, chicos.

VIT de Nadhia: 10/30
PH de Nadhia: 13/22
VIT de Hiro: 5/20
PH de Hiro: 8/22
Balas de Hiro: 11/15
VIT de Der: 1/12
PH de Der: 5/8