La derrota le había parecido tan inminente que aunque lo había intentado con todas sus fuerzas, pero la fuerza de su contrincante les había dejado en la peor posición posible en aquel momento, la derrota. El dolor que había sentido en su nariz cuando había sido cogido con tal facilidad y poderío no era comparable con nada, excepto con sus últimos recuerdos de su mundo natal, Diana. Le hervía la sangre al recordarla, pero más le había hervido cuando había sido lanzado con suma sencillez contra el suelo de mármol, sus huesos le dolían como si le hubiera pasado un elefante por encima y lo hubiera atropellado, bueno, quizás exageraba un poco.
De nuevo había dirigido unas palabras a sus aprendices, pero estaba claro que tenía toda la razón. El veía en lo que fallaba, aunque su compañero al parecer no. No habían cooperado en condiciones, no habían intentado atacar de manera simultanea o buscando el fallo de su contrincante. Habían atacado a lo loco al principio, con algo más de precisión en la segunda vez, pero aún así les había fallado tanto la comunicación entre ellos, como el buscar una estrategia más elaborada. Su fallo había sido ese.
— Nos falla la coordinación entre nosotros, creo que es el punto más importante dentro de esta pelea que no se trata en realidad de vencerte, sino de aprender a pelear juntos contra una persona más fuerte, al menos eso creo yo, probablemente te reirás, pero es lo que se me ha ocurrido desde el principio.— Comentó, sabiendo que bien podía tener razón o no tenerlo, pero que era mejor que quedarse callado, al menos así podría acercarse un poco más a la verdad, aunque Lyn era una mujer de armas tomar, así que no sabía por donde podía llegar a salir.