El golpe que Xayim lanzó directamente hacia Derhe acertó. De lleno, cómo no; teniendo un blanco tan grande, era casi imposible fallar... La bomba golpeó al joven en la cabeza y estalló en una explosión de penumbras que llenó el pasillo por unos momentos. Xayim cruzó la cortina de vapores a toda velocidad, buscando pasar por encima de Derhe. El chico no había caído al suelo, pero estaba tan desorientado que un preciso empujón del otro Aprendiz fue suficiente para hacerlo a un lado. El gordito se estrelló contra la pared y Xayim escuchó algo romperse, aunque no supo si había sido su nariz o sus gafas.
El chico salió disparado del edificio, veloz como una flecha, introduciéndose de lleno en la cortina que el agua de tormenta había creado. La lluvia inmediatamente golpeó su piel como un centenar de dagas, gélidas, que hicieron daño en su piel. El joven no tenía intención de detenerse, no obstante, dispuesto a salir de una vez por todas de aquel infierno. ¿Los de Tierra de Partida? ¡Que se las arreglaran solos! ¿Su compañera?
Que se las arreglara sola.
Aunque Xayim no tenía la más mínima intención de detenerse, sin embargo, eso no significaba que alguien más no pudiese hacerlo por él. Cegado por la cerrada tormenta, el joven no vio venir al Maestro de Tierra de Partida, Kazuki, que lo interceptó apenas hubiese dado unos pasos fuera del edificio. El otro Portador extendió su bastón, amenazante, hacia el chico, y la madera rasguñó superficialmente su garganta.
De pronto, todo se detuvo. Tanto Kazuki, como él, como la lluvia, como los Sincorazón que podía ver todavía acercándose todavía a ellos... Absolutamente todo se quedó estático, como si el mundo entero hubiese sido congelado. Empero, Xayim seguía perfectamente consciente del paso del tiempo: aunque todo a su alrededor se hubiera convertido en sólo una imagen sin vida, él todavía tenía la plena capacidad de pensar y razonar.
Kazuki estaba frente a él, exhibiendo una expresión severa en su rostro. Sus ojos no mostraban enfado; denotaban, de hecho, la misma clase de sentimiento que el Maestro solía expresar cotidianamente: indiferencia. Pero ésta, al contrario que su usual desinterés y sus inofensivas distracciones, era una apatía fría e inhumana. Sus ojos eran como dos cristales de hielo. Completa concentración en la batalla, con toda la atención puesta en su
enemigo.,, Aquella era la verdadera faceta del Maestro.
Xayim no podía despegar los ojos de su oponente de cualquier manera, puesto que no podía moverse... pero sólo necesitó unos instantes para saber que el Maestro compartía la misma sensación que la suya: aunque el mundo se había detenido, el tiempo seguía moviéndose para ambos.
Kazuki había terminado cubierto de rasguños, tanto en sus ropas como en su piel. No se le notaba sangre en ningún sitio, pero era sencillamente a causa de la terrible lluvia, que evidentemente lo había dejado más que empapado y había terminado por lavar cualquier cosa que no fuese agua. Ésta, por otra parte, la que seguía cayendo, se había convertido en un gigantesco caleidoscopio: cada gota de lluvia era como un espejo en miniatura, que distorsionaba lo que Xayim podía ver a su alrededor.
A espaldas de Kazuki quedaban todavía Sincorazón, pero muchos menos de los que había antes. El Maestro se había encargado de ellos con suma eficacia, aunque era imposible saber el estado en el que él había terminado. Eso sí, si todavía le quedaban energías para detener el tiempo a su alrededor, debía tener un poco de magia guardada.
Aunque había terminado por congelarse a sí mismo, también... y aquello no podía ser signo de que el Maestro se encontrase al 100%. Había tenido que sacrificar su propio cuerpo para detener a Xayim.
*¨*¨*─
¿Sois todos tan secos?Aquella pregunta había venido de la nada. A Neas seguramente le sorprendería aquel extraño intento de la chica por iniciar una conversación. ¿No se... no se suponía que fuesen enemigos? ¿Por qué intentaba dirigirle la palabra, entonces? Tal vez buscaba en él una especie de diversión, tras haberse descompuesto su consola; tal vez pretendía guiarlo poco a poco hasta que accidentalmente Neas terminase por darle información valiosa; o tal vez... tal vez sencillamente tenía ganas de hablar.
─
El pequeño azul era mucho más interesante ─declaró, confundiendo así al Aprendiz de Tierra de Partida, que no tenía ni la menor idea de a quién se refería─.
Era más divertido entonces... cuando nadie excepto nosotros sabía qué estaba sucediendo. Si intentase hacerlo de nuevo ahora, fijo que no funcionaba.
>>Tal vez sea porque, con los que les quitamos, Tierra de Partida se quedó con los más estúpidos.La niña claramente se refería a los Aprendices. Después de lo que había ocurrido tras la Segunda Traición de Bastión Hueco, Tierra de Partida había perdido a unos cuantos de sus Portadores. Y cuando el otro bando había comenzado a reclutar, finalmente, de manera activa a sus propios Caballeros, las diferencias entre ambas filosofías se habían acrecentado.
Sin embargo, allí estaban Neas y ella. Demostrando que, al menos por sobrevivir, podían trabajar juntos... claro que, hasta ese momento, la niña de Bastión Hueco se había encargado de gran parte del trabajo. Hasta ese preciso momento, parecía que Neas no hubiese hecho mucho para...
Alexis abrió los ojos, como si hubiese estado siguiendo precisamente el razonamiento mencionado previamente. Se puso de pie con lentitud, murmurando algo para ella misma que el chico no alcanzó a escuchar. Cuando finalmente se incorporó por completo, sonrió tétricamente y se acercó con dos largas zancadas hasta donde estaba Neas, quien todavía seguía sentado en su sitio.
Antes de que el chico pudiese hacer cualquier cosa para evitarlo, la niña le clavó su paraguas en el vientre.
La hoja abrió en su carne un camino que antes no había estado allí, provocando que a Neas lo recorriese una punzada de dolor que ascendió hasta su cabeza en apenas unos momentos. El pequeño cuchillo oculto se sentía frío, muy frío, algo que contrastaba con la tibieza de su sangre, que poco a poco comenzó a manchar las ropas alrededor de su estómago y a correr por su piel.
La niña contempló el líquido carmesí brotar de su enemigo durante unos momentos. Luego de ello, volvió a alzar la mirada y clavó sus ojos en los de Neas.
Le sonrió. Pero esta vez, casi con dulzura. Y alegría. Felicidad sincera.
─
Éter Vampírico.*¨*¨*El mundo volvió a su estado natural sin previo aviso. Xayim cayó al suelo, casi como si se hubiese olvidado ya de la posición de su cuerpo y le hubiese sido imposible recuperar el equilibrio; Kazuki, por otro lado, aterrizó en cuclillas, aunque no se salvó de la extraña sensación de mareo y náuseas que les sobrevino a los dos, algo que el Maestro denotó cuando se llevó la mano a la boca para contener algunas leves arcadas.
¿Por qué había disipado el hechizo, de pronto...? No tenía razón alguna para hacerlo. Xayim seguía perfectamente sano y salvo, algo que no hubiese sido de haber tenido Kazuki la intención de matarlo o capturarlo. Y estaba claro que el Maestro no se había quedado sin energías, puesto que de lo contrario apenas podría sostenerse en pie.
No, algo había cambiado su opinión en el último instante.
─
Encuentra a Alexis y salid de aquí los dos ─sentenció simplemente─.
Dile a tus Maestros que esto requiere, eh, posteriores investigaciones.Fue entonces cuando Xayim notó que el hechizo no se había disipado por completo. Su cuerpo se sentía pesado, sin energías y... muy... lento. En lo que al Aprendiz le tomó parpadear, Kazuki ya había echado a correr al interior del edificio que el joven tenía a sus espaldas y se las arregló para arrastrar (no literalmente, eso hubiese sido una obra titánica) a Derhe fuera de allí. Clavó su mirada en Xayim una última vez y no quedó muy claro si lo observaba con severidad o con lástima, puesto que hubo dos momentos diferentes en los que el chico pudo contemplar ambos sentimientos.
Y luego, seguido por su Aprendiz, desapareció por un callejón. Fue entonces cuando Xayim, esta vez de verdad, recuperó su ritmo normal. Había al menos quince Neosombras a su alrededor, no precisamente cerca de él, pero sí dispuestas a recortar distancias.
Y estaba solo.
─
¡Ey, moco!Nunca se alegraría tanto, no obstante, de escuchar la voz de Alexis. Ni de haber estado equivocado.
*¨*¨*Neas seguía en shock por lo que había ocurrido.
Intentó dar un par de pasos fuera del edificio, pero su propio cuerpo lo traicionaba. La lluvia que había comenzado a caer sobre él sonaba atronadora, como un millón de tambores en el interior de su cráneo, repicando con fuerza y sacudiendo su cabeza. El suelo sobre el que caminaba se movía como un bote en el mar, amenazando con derrumbar al chico en cualquier instante y abandonarlo a su suerte en el frío piso de concreto. Sus piernas apenas respondían cuando el joven quería moverse; más parecía estar controlando a un títere que a sí mismo.
La niña de Bastión Hueco había desaparecido. Tras absorber toda la magia que Neas no había utilizado, encontró suficiente para poder sacarlos de allí. Se había relamido después de haber usado la sangre del joven y, sin perder ni un instante, se dio la media vuelta hasta la pared que antes había tenido a sus espaldas. Sus pequeñas manos se apoyaron en los barrotes de la ventana y de pronto...
Era difícil explicarlo. Había sido casi como si... hubiese expandido la ventana. De cualquier manera, lo innegable era que los tablones de madera y los barrotes fueron arrancados con unos chasquidos terribles. Algunos estallaron y saltaron, a punto de golpear a Neas, pero afortunadamente no pasó a mayores.
Aquello abrió una salida a otro callejón.
─
Soy Alexis Blackblood, de Bastión Hueco ─declaró entonces la niña, girándose hacia Neas y sonriéndole con diablura─.
Buena suerte ─y tras decir aquello, se despidió con un movimiento de la mano. Ni siquiera hizo ademán de irse caminando, pues de pronto se materializó sobre ella una esfera de color púrpura oscuro y con electricidad estática en su interior. Aquella especie de vórtice cubrió a Alexis por completo, ocultándola de la vista de Neas, y luego comenzó a absorberse a sí misma hasta que, sencillamente, desapareció. Hubo una breve distorsión en el espacio, como el espejismo ocasionado por calor, pero sólo por un instante. Luego de eso, no quedó rastro ni de la chica ni de su hechizo.
Y estaba solo.
─
¡Neso!Nunca se alegraría tanto, no obstante, de escuchar la voz de Kazuki. Ni de haber estado equivocado.
*¨*¨*
Un par de Gliders ascendiendo hasta las alturas de la ciudad abandonada, surcando el cielo del Mundo Inexistente como un par de estrellas fugaces; y un Portal de Luz que iluminó con fuerza los callejones de aquella urbe perdida por sólo unos instantes, destellando como una estrella caída al suelo. Aquellas fueron las dos únicas señales que demostraron que los Portadores habían estado en aquel mundo en primer lugar.
En cuanto la Llave-Espada desapareció, los Sincorazón se calmaron. Los supervivientes, habitantes del Mundo Inexistente, podrían salir de sus improvisados refugios a su falsa seguridad. La tormenta seguía cayendo con fuerza, pero ya no había demonios en las calles.
Excepto... en
aquel sitio.
El edificio era emblemático. Cualquier viajero de los mundos que supiese un poco sobre el Mundo Inexistente podría reconocer el rascacielos más alto, cubierto por pantallas y señales de neón que, misteriosamente, aún funcionaban. Se extendía hasta las alturas, casi hasta tocar el Intersticio, y podía verse desde cualquier sitio de la ciudad.
El Rascacielos de los Recuerdos.
Sólo frente a él permanecían los Sincorazón. Decenas de ellos, de muchos tipos, todos conviviendo como si fuesen una especie de enjambre. Los pocos habitantes, criminales fugitivos, vagabundos, trastornados mentales... a todos les quedaba suficiente conciencia como para saber que ya no podían acercarse a aquella plaza, donde los Sincorazón
no desaparecían. ¿Qué los mantenía allí? ¿Qué era lo que tanto deseaban? ¿Y por qué había tanto de ellos?
Aquella noche, ni Tierra de Partida ni Bastión Hueco pudieron descubrir el secreto que aquel mundo guardaba.
La
cerradura resplandeció por unos instantes bajo la luz de la tormenta, casi como pudiese sentir cerca la llave que le correspondía. Sólo por unos instantes...
...antes de desaparecer una vez más bajo la oscuridad.
*¨*¨*¡Trama terminada!
Opinión del GM y evaluaciones muy pronto, en otro mensaje. No desesperen (: