Pensando y pensando, llegué a la conclusión de que tenía que pertenecer a otra clase de Sincorazón que existían. Si mal no recordaba en una clase me habían dicho que había dos tipos principales de Sincorazón: Los que soltaban un corazón, que eran a los que me había acostumbrado a ver y que tenían un símbolo característico, y otros como el eliminado, que no dejaban absolutamente nada tras su extinción.
Aquello me hizo pensar: ¿Cómo habían surgido dos tipos diferentes? ¿Habría alguna manera de crear Sincorazón?... Y aquello me hizo dar un escalofrío, mientras recordaba como el Maestro Ryota había manipulado a aquellas criaturas a su voluntad cuando me había recogido en Ciudad de Halloween. O aquel Sincorazón que había tenido que enfrentar junto a Saeko parecía también estar controlado por él…
—¿Saito? —pegué un respingo ya que me encontraba sumido en mis pensamientos y recuerdos. Dos guardias habían venido a buscarme, tenía que actuar con normalidad y esperar al movimiento de Saeko para escapar o inclusive atacar ahora…—. Hemos venido en nombre del visir Yafar, acompáñanos.
¿Yafar? ¿Ese no era el objetivo que teníamos que encontrar?...
Decidí seguirles sin hacer ninguna estupidez, y con toda la normalidad posible.
Me quité la capucha nada más llegar a la sala.
―...Así que tu eres Saito ―Los guardias parecían hipnotizados o incluso idiotizados por aquel hombre, Yafar. Aquel era el nombre del objetivo que nos habían mandado localizar Wix para empezar la misión, ¿pero cómo había dado con mi nombre y mi localización?―. Bien, tu compañera ya conoce de que se trata la misión, confío en que pueda informarte correctamente. ―Miré a su lado, para encontrarme con Saeko.
Así que has sido tú la que me ha mandado a buscar…
El visir nos hizo un gesto con la mano hacía la puerta, dando a entender que nos marchásemos. Me veía tentado a preguntarle cualquier duda sobre la misión, pero decidí que no era muy buena idea debido a que este parecía cansado y ya había hecho mucho por mí. Antes de despedirme, sin embargo y salir por la puerta junto a Saeko, realicé una reverencia hacia Yafar.
—Muchas gracias señor visir, no le fallaré.
Dicho esto empecé a seguir a mi compañera por los distintos pasillos, puesto que ella parecía saber hacia donde nos teníamos que dirigir aunque aun no me había dado detalle alguno de lo que había estado hablando con el visir Yafar.
Mientras caminábamos en silencio, intenté sacar el tema de conversación de todo lo que había pasado, pero aun no tenía ni idea de cómo hacerlo, y menos con Saeko probablemente enfadada, ya que tenía suficientes motivos para estarlo…
―Oye, Saito,―me llamó la atención y la miré a los ojos― ¿se puede saber qué estabas pensando cuando hiciste eso? ¿Sabes la de trabajo que me has cargado encima? Casi tiras por la borda nuestra misión, y tu vida. ―todo aquello me lo dijo susurrando que solo era audible para los dos. Más que enfadada Saeko parecía preocupada, mucho…
—No estaba pensando en lo que hacía, simplemente me dejé llevar por la rabia que estaba sintiendo en aquel momento, y ha sido un fallo que no volveré a cometer… No os volveré a fallar Saeko, ni a ti ni a Bastión Hueco.
―Bueno, como sea,―dijo Saeko como restándole importancia al asunto― no vuelvas a hacer eso. Me has asustado mucho, que lo sepas.―Aquello me llegó realmente. Saber que Saeko se preocupaba por mí y mi vida, aunque se mostrase a veces fría, me tranquilizaba ya que aquello significaba que tenía a una gran amiga y compañera mi lado.― A todo esto, el visir quiere que recuperemos un objeto que le pertenece y parece estar en posesión de otra persona. Se llama Aladín, y se trata de una Lámpara Mágica de cobre ―cogió aire levemente―. Mira, esta Piedra Escarabajo indica su localización, tenemos que seguirla y hacernos con la Lámpara sin importar qué. ¿Lo has entendido?
—Ya veo, —empecé a decir en el mismo tono para que solo ella pudiese oirme—así que tendremos que seguir el camino que nos indique la Piedra Escarabajo que te han dado para dar con el tal Aladin que tiene la lámpara. Y luego ya veremos cómo lo hacemos para quitarle la Lámpara en cuestión y traérsela a Yafar. —empecé a subirme la capucha antes de que alguien me viese, ya que supuse que aun seguiría en busca y captura para aquel principito engreído.
>Y no vuelvas a hacer algo así.
Volví a bajarme la capucha, la miré y me acerqué a ella para susurrarle:
—No lo volveré a hacer, Saeko. Gracias por salvarme la vida arriesgándote incluso a que fallásemos en la misión. No todo el mundo lo habría hecho… Quizá no tenga a demasiada gente dentro de los aprendices de Bastión Hueco en la que confiar a ciegas, pero sé que tú no eres como el resto de gente. Gracias por salvarme, cumpliremos esa misión y haremos que Bastión Hueco demuestre su superioridad una vez más.
Dicho esto, me volvería a calar la capucha y seguiría a Saeko ya que era la que llevaba aquella especie de “brújula” que nos llevaría hasta la lámpara.