Guiados por la Maestra Nanashi, se dirigieron hacia el lugar donde se encontraba el jefe de los traidores. El camino hacia el despacho de Ryota resultó bastante largo: Nanashi les hizo dar mil vueltas dentro del tenebroso castillo, como si su intención fuera la de hacerles una guía turística.
Light contemplaba con interés el interior del castillo de Bastión Hueco. Aunque le había dicho a Gaomon que ignoraría de momento su relación con aquel castillo, no pudo evitar mirar interesado los ornamentos y otros elementos que se encontraron a su paso, como los curiosos ascensores que les facilitaban la subida.
El silencioso castillo de Bastión Hueco despertaba su interés, pero nada más. Nada de lo que se encontró le resultó familiar ni le llamó en especial la atención. Solamente el lóbrego cielo de Bastión Hueco, que hacía encoger a su corazón cada vez que se paraba a observarlo. La fachada del castillo, la cual destacaba por la insignia característica de los Sincorazón, también conseguía acelerar su pulso.
"
Fue el mejor Caballero que he conocido y conoceré jamás. No había nadie como él...".
“
El Maestro Ronin parecía estar muy orgulloso de su mentor” reflexionaba Light, compartiendo sus impresiones con Gaomon. “
Ahora que lo pienso, hablaba de él como si ya estuviera muerto”.
Eso parece. Me pregunto si el Maestro Rayim murió de viejo… Con esa duda en la cabeza, recorrió el último de los pasillos laberínticos. Nanashi se detuvo delante de una puerta de doble batiente y se dispuso a avisar a Ryota de su llegada. Cuando tocó la puerta, una voz familiar respondió.
—
¿Sí? “
Es él” aunque había pasado bastante tiempo desde su último encuentro con Ryota, recordaba perfectamente su voz.
Por un momento, aquellos que tuviesen el rostro de Light en el punto de mira, verían sus ojos abiertos de par en par, clavados en la puerta de delante, sin pestañear en ningún momento. Sus ojos no se podían volver rojos como los de Xefil, pero de tener aquella extraña cualidad hubieran cambiado de color al instante.
—
Soy Nanashi, Ryota. Traigo com...—
¡Sorpresaaaa!Su Maestro, tan irrespetuoso y espontáneo como siempre, abrió las puertas de par en par y accedió al despacho del Maestro de Bastión Hueco. Light, al principio reacio a entrar, permaneció plantado delante de las puertas como un pasmarote.
"
Es una lástima que no sepáis comprender la verdadera realidad a la que os enfrentáis. Tan ingenuos que seguís defendiendo, a capa y espada, la mentira que quería aclararos. Seguramente sea mucho más limpio para vosotros que no la veáis nunca".
“
Él intentó matarnos. Por su culpa, yo perdí muchas cosas importantes ese día, como a Zeix“ le recordó a Gaomon, apretando sus puños. “
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero las pesadillas no han cesado”.
Finalmente, terminaría entrando en la habitación, aunque era lo último que le apetecía en aquel momento. Cuando se reunió con sus compañeros allí dentro, el chico finalmente vio al Maestro Ryota. Frunció el ceño, apretó la mandíbula y le fulminó con la mirada de tal manera que el líder de la Orden de Bastión Hueco se podría percatar de su gesto fácilmente. El odio era palpable a kilómetros.
Recordó que debía tener autocontrol, así que interrumpió el contacto visual desviando la mirada. Lo único que le llamó la atención de aquella habitación se situaba tras la ventana: las vistas increíbles de toda la ciudad, situada debajo de ellos.
La misma ciudad que Ryota y los suyos habían condenado.
—
¿Qué haces aquí, Ronin? —preguntaba el Maestro Ryota. Por la forma en que pronunciaba esas palabras, podían concluir que su visita no le había agradado en absoluto: más bien todo lo contrario. Light se cruzó de brazos y echó un suspiro, conteniéndose.
—
¡Feliz cumpleaños! ¡De parte de Yami! —Ronin dejó la tarta que había traído desde Tierra de Partida sobre la mesa.
Ryota se quedó mirando el regalo de Yami con cara de pocos amigos.
—
Dale las gracias de mi parte, pero no es mi cumpleaños —indicó, apartando la caja para que dejara de estorbarle—.
Lo repetiré una única vez, Ronin: ¿qué haces aquí? ¿Y por qué traes contigo un pequeño ejército?—
¡Vamos, vamos, Ryota, no seas un exagerado! —Light agradeció que Ronin relajara las tensiones con su actitud jovial. Disfrutaba viendo como su Maestro vacilaba al del otro bando y se reía descaradamente. Si además Ronin le hubiera arrojado la tarta a la cara, para el aprendiz hubiera sido fantástico—.
Verás, he venido a darte una sorpresa: ¡tenéis okupas!¿Okupas?—
¿De qué hablas? —
¡Lo que has oído! ¿Recuerdas esas torres tan feas que hay al otro lado? —inquirió el pirata—.
Pues ahí hay unos tipejos llamados Villanos Finales. Han estado dando muchos problemas: ¡han traficado con armas, han revivido a un dios! Hemos metido a su líder entre rejas, como ya sabéis, pero hay más. Y tienen a un muchacho secuestrado que podría darnos mucha información.—
Cloud —dedujo el joven aprendiz, intercambiando miradas con Maya. Mateus, el líder de los Villanos Finales, les había confirmado que planeaban utilizarle para que alojara el alma de Gárland. Al igual que Maya, su objetivo era rescatarle y llevarle de vuelta a Ciudad de Paso, donde su amiga Aeris le esperaba.
Al final su presencia en Bastión Hueco sí que iba a tener sentido y todo.
—
¿Villanos...Finales? ¿En serio? Suena a una panda de chiflados. Otra más.“
¿Ha dicho otra más?” cavilaba Light, observando al chico desconocido que había estado entrenando con Nanashi. ¿Acaso les estaba rebajando al nivel de los Villanos Finales?
—
¿Y bien?—
¡Cómo que «y bien»! —exclamó el Maestro de Maestros tras soltar un resoplido—.
¡Hemos venido —comenzó a justificar, golpeando su pecho—
para ayudaros a infiltraros en la base y salvar a ese chico!El Maestro Ryota se llevó la mano al rostro, preguntándose si Ronin podía ser más inepto. Light, todavía cruzado de brazos, esperaba impaciente tu respuesta. Esperaba, por supuesto, que fuera negativa. Si iban a infiltrarse en la base de los Villanos Finales, lo óptimo sería que no fueran demasiadas personas, y los portadores de Tierra de Partida de por sí ya eran bastantes. Además, esa no era la única razón.
—
Marchaos de aquí, Ronin. No necesitamos ayuda y, si es cierto lo que dices, podremos hacernos cargo nosotros solos. —
¿No vamos a encerrarles? Jo, qué chascoLo que realmente quería Light era perder a los portadores de Bastión Hueco de vista. Su actitud simplemente le ponía enfermo.
—
Sí, todo un chasco —expresó con sarcasmo, deseoso de largarse de allí y comenzar a buscar a Cloud.
Ronin, con una faceta mucho más seria, se acercó a Ryota, inclinándose sobre la mesa de su despacho. Dos palabras bastaron para que el Maestro de Bastión Hueco cambiara completamente de opinión.
—
Drag queen.Aquella última salida de Ronin había desconcertado por completo al Maestro Ryota. Algo tenían en mente los dos, pero nadie supo decir el qué. Light permaneció expectante los segundos siguientes, anonadado. ¿Había escuchado bien, realmente había dicho Ronin la palabra “Drag queen”? Debía haber oído mal, aunque tampoco le importaba mucho. Impaciente, comenzó a golpear el suelo con el pie repetidas veces.
—
De acuerdo. Vamos al lugar donde dices que están —Light alzó las cejas, sorprendido por la decisión que acababa de tomar. El hombre observó en aquel momento a los aprendices—.
¿Tienes que traerlos? Llamaremos muchísimo la atención.—
Nos servirán de cebo —señaló divertido.
—
"Carne de cañón" —se molestó en pronunciar Ragun tras oír a Ronin. "Carne de cañón": aquellas palabras se habían quedado grabadas en la cabeza de muchos aprendices tras los acontecimientos oscuros que tuvieron lugar en Bastión Hueco.
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Muchas gracias, Maestro…” agradecía mentalmente la ocurrencia del chistoso de Ronin. Por supuesto, irónicamente.
—
Supongo que podríamos cubrir más terreno con ellos pero... —Ryota todavía no estaba demasiado convencido. ¿Acaso les estaba subestimando? El hombre se dirigió a los aprendices—.
Conociendo a Ronin, seguramente os ha traído aquí sin más. ¿Comprendéis lo que vamos a hacer? Esto es una misión de infiltración: allá a donde vamos habrá gente extremadamente fuerte y no podemos permitir que nos descubran. —al menos, al contrario que Ronin, él se molestaba en informarles sobre su misión; aunque esto no implicaba que Light le prefiriera como Maestro. Ni por asomo—.
Si sucede, estaréis solos.—
Voy con vosotros —decidió de pronto la Maestra Nanashi.
—
Nanashi... —
Voy a ir. Me necesitarás —justificó concisa.
Ryota al principio no se mostró muy conforme, pero finalmente acabaría aceptando su petición. En un primer momento Ronin sonrió ante la decisión de su antigua compañera, pero poco después se mostró un poco… ¿Receloso? Quizás no le hacía mucha gracia la presencia de dos Maestros del bando opuesto...
—
Habéis hecho un buen trabajo —la Maestra se giró hacia los dos aprendices, halagándoles e invitándoles a que se marcharan—.
Ahora podéis volver a vuestras habitaciones.—
¿Maestra Nanashi? No quiero sonar arrogante ni faltarle el respeto a alguien con un rango mayor, pero creo que puedo valerme mejor que esos aprendices que acompañan al Maestro Ronin. Considero que debería estar dentro de esta misión.“
Claro, campeón…” dijo mentalmente Light, testigo de la soberbia de Ragun.
—
La última vez dejaste que el prisionero te tirara de sentón en el suelo cuando intentaste ir de chulo todopoderoso —Light no tuvo nada que decir, pues su compañero habló por él—.
Eso y que te estrellaste de boca contra un muro.La presencia de Ragun resultó decisiva en el combate contra Cerbero y en la captura del Villano Final; pero, por otra parte, su actitud despreciable provocó que Matheus Palamecia intentara escaparse. Light no podía confiar en alguien con una forma de ser tan ruin, lo tenía muy claro: no le hacía ninguna gracia que Ragun les acompañara en una misión tan crucial.
—
¿Tan malos nos consideras? Sinceramente creo que la ausencia de tú brazo puede jugar bastante en tú contra, por muy fuerte que seas, sobretodo después de que, bueno, ya sabes que hizo Xefil por ti, podrías ser un poco más modesto —Hiro también dio su opinión, revelándoles que Ragun había perdido el brazo. Light no se había fijado en aquel detalle, así que se enteró en aquel preciso momento de la pérdida de su miembro. Comprobaría con sus propios ojos que así era y lo lamentó: se trataba de una gran pérdida sin duda.
—
Además, poseo alguna habilidad que puede emplearse en tareas de Infiltración —justificaba Ragun, agregando aquel detalle para que la Maestra Nanashi le permitiera participar. Light se llevó el puño a la boca, pensativo, preguntándose si contaba con habilidades que le permitieran pasar desapercibido.
“
Intuyo que voy a volver a necesitar tu poder en esta misión” concluyó, informándole a su compañero canino.
—
Permítame ir. Por favor —insistiría el aprendiz de Bastión Hueco nuevamente.
—
También a mí, Maestra. No volveré a fallar como en París —rogó también el aprendiz que había acompañado a Ragun hasta entonces. Si Nanashi se dejaba convencer, iban a llamar la atención, sin duda—.
¡Por favor, déjeme ir!—
Maestro —Xefil quiso añadir algo y se dirigió al líder Bastión Hueco—.
Necesitará que alguien nos mantenga vigilados. Somos de Tierra de Partida, después de todo, quién sabe qué clase de locura se nos pueda ocurrir en cuanto nos quiten la mirada de encima.—
Eso lo dirás por ti —no pudo evitar soltar Light, en total desacuerdo. Lo último que quería era estar bajo constante vigilancia.
—
Estoy seguro que mis habilidades de Espacio servirán de algo para el sigilo, Maestros —aseguró Xefil, dándoles a conocer su especialidad—.
Ésa es mi contribución.—
Yo carezco de habilidades como las de mi compañero, pero intentaré darlo todo allá fuera. El dominio de la Tierra que he adquirido debería ayudarme a rastrear a los enemigos y a protegerme contra ellos —afirmó Light con arrojo, alzando el puño hasta la altura del pecho y dirigiendo la vista hacia su Maestro, del mismo modo que hacía Xefil con Nanashi. Tampoco estaba dispuesto a defraudarle.
Y menos si iban a estar los odiosos aprendices de Bastión Hueco delante, exhibiendo su arrogancia. Lo que daría por cerrar sus bocas con sus propias manos.
—
Tan solo espero que a cierto Maestro no se le dé por intentar revivir a más dioses para convertirlos en invocaciones aniquiladoras.
>>Supongo que habrá que destruir para siempre cierta armadura.“
¿Maestro? ¿Invocaciones aniquiladoras?” Light se mordió el labio, inquieto. Por el rabillo del ojo observaría inmediatamente la reacción de Ronin y desearía que Ragun se hubiera callado.
Aquel comentario le sentó a Light como una patada en el estómago. ¿Por qué lo había tenido que soltar en ese preciso momento, delante de los Maestros de ambos bandos? ¿Acaso no se daba cuenta de que arrojar aquella bomba sólo empeoraba la situación? ¿Era consciente de que estaban en guerra inminente y que aquello sólo hacía empeorar las cosas?
Entonces, se preguntó si Ragun ya había informado a los Maestros de Bastión Hueco al respecto. ¿Estarían al corriente del plan secreto o todavía lo desconocían?
El plan secreto consistía en utilizar la armadura de Gárland como una invocación y utilizar a ésta contra los portadores de Bastión Hueco. La Maestra Lyn, quien se había opuesto rotundamente a este plan, les había confesado a Light y a Ragun aquel secreto en el Inframundo y les había pedido que la ayudaran a destruir la armadura de una vez por todas. La Maestra había traicionado a Tierra de Partida compartiendo aquella información con el aprendiz de Bastión Hueco; por no decir que había conspirado para ver destruida la armadura. Igualmente, Light apoyaba sus nobles objetivos, aunque implicara desobedecer a los Maestros.
Y ahora, Ragun lo había soltado sin más. Light quería de alguna manera encubrir la traición de la Maestra Lyn, así que, intentando mostrar absoluta normalidad, esclareció los hechos:
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El Emperador y sus esbirros fueron los culpables de la resurrección del peligroso Villano Final conocido como Gárland —justificó a todos los presentes, justo después del comentario de Ragun. En especial, se dirigió a los Maestros de Bastión Hueco—.
Los portadores de Tierra de Partida fuimos enviados al Inframundo para evitarlo, pero no pudimos detenerles. Acto seguido, intentó llamar la atención de los Maestros a toda costa, deseando que el comentario de Ragun quedara en el olvido.
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Ignoro si los Maestros sois conscientes de esto, pero me gustaría compartir información vital con vosotros antes de partir —señaló—.
Os puedo confirmar que algunos de los villanos parecen tener cierto control sobre los Sincorazón y los Incorpóreos, por lo que los enviarán en nuestra busca si nos descubren. Estos primeros son capaces de rastrear la oscuridad de los corazones para encontrar a sus presas, así que debemos ser extremadamente cuidadosos a la hora de entrar en su territorio. Light iba a ayudar en todo lo posible, y aquella fue su primera contribución. Si se trataba de salvar a Cloud, el chico que se había visto envuelto en toda aquella pesadilla por su culpa, estaba dispuesto a cooperar con el otro bando.
Aquel día dejaría a un lado todos los rencores, pero jamás olvidaría los crímenes imperdonables cometidos por el Maestro Ryota.