[Bastión Hueco] Villain's Vale

Trama de Light, Hiro, Xefil, Maya, Ban y Ragun

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor RedXIII » Sab Mar 22, 2014 12:27 am

¿Quién es exactamente Hojo?

Ess un ssientífico que el Emperador contrató para que le proporcionasse armass e invesstigara ciertas cossass.

¿Qué cosas?

Un ssimple ayudante como yo no ssabe. Hojo no le gussta hablar de ssus proyectoss, ni ssiquiera con el Emperador, a menoss que este le obligue. Y, entoncess, Hojo sse enfada mucho. Pero tiene que obedecer, porque el Emperador financia todoss sus proyectoss, incluso loss que no tienen que ver con la organización — Era un curioso hombre al parecer, misterioso y extraño, pero no mas que la persona que les guiaba.

¿Por qué nos guías sin más? ¿No serás castigado?

Esso tiene una ssenssilla exlicassión, instrussos, odio a Hojo dessde lo máss profundo de mi alma. Ssi puedo hacer que ssea herido o expulssado, merecerá la pena cualquier casstigo físico. De todass formass. Ya esstoy acosstumbrado al dolor — Al parecer aquel hombre no caía bien ¿Sería a la única persona que no lo haría, y por qué estaba acostumbrada al dolor, Hojo le pegaba?

Llegaron hasta una escalera de caracol, aquellas escaleras le encantaban, no sabía porque ero cuando las veía no podía evitar subirlas, llevasen a donde llevasen. Cuando llegaron arriba el extraño hombre sacó una mano que resultó ser la llave que abría una moderna puerta, desgraciadamente el maestro Ronin lo aprovechó para llevársela, no podía creer que tocara la mano como si nada, daba bastante repelús coger una mano amputada.

Bienvenidoss a la ssala inferior de Hojo.

Era un sitio que al aprendiz le hizo gracia, le encantaban los laboratorios grotescos y extraños y aquel lugar desbordaba ambas cosas, jaulas de cristal, trastos que parecían sacados de películas de ciencia ficción, lo tenía todo, el aprendiz no podía evitar na necesidad de mirarlo todo con los ojos pegados a cada pequeño detalle, cables, bichos que harían vomitar al más fino, números extraños, entre otras.

¡¡Shhh!! ¡Quietosss! Qué inquieto ess. Hojo no lo ssoporta. Dice que tendría que sser más ssumisso. Quizáss acabe ssacrificándolo ssi ssigue comportándosse assí. Pero ess lo que passa cuando experimentass de cero.

No pudo evitar ver a los animales mixtos, como el y sentir lástima por ellos, ya que algunos parecían muertos, pero no se identificaba para nada con aquellas aberraciones, el era distinto a lo que pudieran haber llegado aquellas bestias.

También pudo ver los números que habían en las jaulas, quedándose justo en el XII, no pudo evitar el presionar, nervioso, sobre la marca en forma de "XIII" que tenía en el brazo, aquello le puso los pelos de punta y se llegó a plantear la posibilidad de que fuera el siguiente, pero no lo creía.

Por fin salieron de aquel extraño laboratorio propio de un lunático... para entrar en otro.

Ess el laboratorio número doss del doctor. Aquí esstá vuesstro amigo

¿Y qué nos espera dentro, bichejo?

N-nada. Ssi el doctor esstuviera dentro la luss verde esstaría encendida.

Entrarás en primer lugar.

Tened cuidado y preparaos para cualquier ataque.

Para sorpresa de todos no pasó nada al abrirse la puerta, que mostraba una imagen bastante espeluznante para el aprendiz, una sala blanca llena de capsulas similares a las del otro laboratorio.

¿Qué…?

En una de ellas había un chico rubio, el cual no había visto antes, parecía estar en bastante mal estado pero lo peor era aquella extraña ala que tenía ¿Era otro mestizo bastardo de aquellos que habían visto antes?

Aaah, vuelve a ssangrar, essto no le va a gusstar nada a Hojo — Era imposible que aquello fuera sangre, era demasiado oscuro para serlo.

¿Qué diantres le estáis haciendo?

Hojo dessía que quería probar una cossa con él. Algo relacionado con un viejo exssperimento que le gusstó mucho, pero que sse le esscapó de lass manos. Pero parece que el chico no va a aceptar tanta osscuridad y que va a morir[/b]

¡Silencio! Sabrán que estamos dentro — Unas leves voces se escuchaban a lo lejos, indicando que alguien se acercaba.

¡No importa! El bichejo se quedará aquí y nos ocultará, o se convertirá en pato a la parrilla. ¿Verdad?

Afirmó con la cabeza.

Escondeos los dos y no os mováis hasta que Ronin o yo os lo digamos. ¡No hagáis ni un solo ruido!

Los maestros y su compañero no tardaron en esconderse, a Hiro solo se le ocurrió lanzarse bajo una de las camas y recoger su coleta y su capa para evitar que se asomaran fuera, esperando quieto que no le vieran.

…y no funciona. Su cuerpo está rechazando el experimento. Es demasiado débil. O tal vez me he dado demasiada prisa. Pero parecía tan perfecto… ¿Vas a seguirme hasta dentro del laboratorio? .

Rubicante ha informado de que hay intrusos, doctor. Es mi deber.
Ni se te ocurra tocar nada. Todo lo que hay en esta habitación vale muchísimo más de lo que tú nunca llegarás a imaginar. Y si tienes poco estómago… ¿Eh? ¿Por qué está en verde…? ¡Quién está…!

¡Espere doctor! Yo entraré primero.

¿Scarmiglione? ¿Qué haces tú aquí?

Oí, doctor, que había intrussoss y vine a avissarle.

¿Algo fuera de lo normal, doctor?.

¡Sangre! ¡Otra vez! Al final voy a tener que utilizarlo…

El pobre aprendiz no sabía que pasaba debajo de aquella cama, ni tampoco le interesaba demasiado, solo se concentraba en que no le pillaran.

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Siento la calidad del post, no he tenido mucho tiempo esta semana XD
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Ronda #8 - Villain's Vale

Notapor Soul Artist » Mié Mar 26, 2014 1:38 am

Hiro & Ban

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Los pies de Scarmiglione y del doctor se acercaron a la cama bajo la que se encontraba Hiro. El segundo comenzó a susurrar cosas para sí mismo, mientras el sirviente encapuchado se mantenía muy callado; no poder ver lo que hacía debió ser una exasperación para él.

Dime, mi querido Scarmiglione. ¿Ha llegado algún intruso hasta aquí? —interrogó Hojo, dirigiendo sus pies hacia Hiro. El encapuchado pareció temblar, pues su voz le delataba.

D-de ninguna manera, sseñor Hojo. Aquí no hay nadie.

¿Nadie, Scarmiglione? ¿Estás seguro?

El silencio absoluto se hizo. El encapuchado no pronunció ninguna palabra. ¿Estaría delatándoles? ¿Quizás negando con la cabeza? Ninguno de los dos aprendices podía saberlo con seguridad. Fuera lo que fuera, el doctor reaccionó caminando hacia la cabina de Cloud y manipulándola con alguna clase de lector: el fluir del agua por un deshagüe llegó hasta sus oídos.

Hojo dio unos lentos pasos en dirección a la cama en la que se encontraba Hiro. Sus zapatos negros resonaban como un reloj, marcando el aproximamiento a la hora final de un condenado. Los pies se plantaron frente a él, muy cerca de su cara; y el cuerpo de Hojo se inclinó hacia un lado.

Y así, se fue. Tras tomar una manta de la cama y lanzársela a Scarmiglione, se dirigió hacia la salida. La puerta automática se hizo a un lado y el doctor se giró hacia sus dos compañeros.

No toque nada, Lord Gabranth. Voy a por un pequeño regalo para mi chico.

El científico abandonó la sala y el silencio se hizo. Hiro pudo suspirar tranquilo, con el peligro ya fuera de escena sólo para, entonces, oír el sonido de las cortinas hacerse a un lado y ver a Ban volando hacia su cama, aterrizando encima de ella de puro milagro.

O el escondite del chico había sido muy malo, notándose el bulto de su cuerpo de sobremanera, o Scarmiglione les había vendido. Y, aunque lo más lógico fuera lo primero, podía pensar lo que quisiera; eso no quitaba que el terrible hombre de la armadura plateada le hubiera descubierto. Tomó una espada de su cintura y la extendió hacia Ban, separándola en dos y tomando una en cada lado.

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Percibiría el hedor de tu luz a kilómetros, Portador.

El caballero atacó a Ban con la intención de clavarle ambas espadas en los hombros. El chico pudo esquivar por los pelos el ataque rodando a un lado y cayendo de la cama, mientras las dos armas se atravesaron en el colchón, amenazando la propia vida de Hiro. El hombre tomó ambas empuñaduras y dio una patada a la cama, que se deslizó hasta la siguiente, atropellando a Ban en el camino y revelando la posición de Hiro.

Tú... El perro de Kefka.

Gabranth dirigió los filos de sus armas hacia Hiro, indefenso en el suelo. En el último momento, Ryota surgió por detrás del chico de Tierra de Partida para bloquear el ataque del caballero con su Llave Espada, salvándole por el margen de unos escasos segundos. El Maestro le rechazó e hizo un corte en dirección a Gabranth, pero este invocó una barrera frente a él que bloqueó el ataque.

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¡Ronin, protege a Oswald! —ordenó el líder de Bastión Hueco, retrocediendo hasta la puerta y descubriendo que esta estaba cerrada electrónicamente—. Yo voy a por el científico.

Un pequeño vendaval surgió alrededor del cuerpo de Ryota y este desapareció en un pestañeo de ojos para materializarse al otro lado del cristal de la puerta. Ronin surgió con una amplia sonrisa del interior de un armario, que en teoría acababa de compartir con su rival, e invocó su Llave Espada.

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¡Sí, claro, Ryota! ¡Tú tranquilo, yo cuido de los tuyos!

Ronin tuvo la intención de ayudar a Ban a levantarse del suelo, pero Gabranth atravesó la sala a gran velocidad para chocar sus espadas contra él. Bloqueó el ataque y dio un paso atrás, impresionado por la velocidad y la fuerza del caballero plateado.

¡Eh! ¡Cálmate, hombre!

¡Ryota! ¡Ronin! Reconozco esos nombres. ¡Él me habló de vosotros!

¡Oh, así que tú eres Gabranth!

El sonido de unos cristales rotos llegó a oídos de Hiro y Ban. De la cápsula en la que Cloud se encontraba preso surgió un brazo manchado de sangre y, tras apartar los cristales de su alrededor, salió de su interior. No era el mismo Cloud que otros habían conocido: sus ojos brillaban con tal fuerza que dejaban un rastro de luz a cada paso que daban, y el ala negra a su espalda le hacía más siniestro que cualquiera de los enemigos a los que hubieran hecho frente.

Pero estaba débil. Las heridas de su espalda seguían sangrando y desprendiendo pus, lo cual debía situarle muy, muy bajo de fuerzas. Pero incluso así, la oscuridad que desprendía su cuerpo era temible, y su respiración entrecortada a través de la media máscara que llevaba les podía asustar más si cabía.

¡No os acerquéis a él! —ordenó Ronin, bloqueando más ataques de Gabranth; el caballero había olvidado la presencia de los aprendices para volcar toda su concentración en el Maestro de Maestros—. ¡No sabemos de lo que es capaz!

* * *


Light, Maya & Ragun


La excusa de Ragun hizo que el hombre arqueara las cejas, dudoso de su palabra. Se acercó con paso lento hacia los aprendices, con el fuego cargado en su mano en todo momento, mientras les evaluaba de arriba a abajo: se detuvo especialmente en Maya, la supuesta intrusa a la que habían hecho prisionera. Tampoco parecía muy presa, la verdad.

¡Así que tú eres el novato!

El hombre desinvocó el fuego de su mano y golpeó el hombro sin brazo de Ragun, sonriéndole de oreja a oreja. Le ofreció la mano y esperó a que se la estrechara para continuar hablando, dándole la bienvenida a Villain's Vale.

Mi nombre es Rubicante. Gabranth me habló de lo que tu unión nos aportaría. Comentó que te unirías a nosotros el mes que viene, pero te ha podido la impaciencia, está claro. Y este debe ser tu becario. ¡Oh! —el hombre clavó su mirada en las heridas de Light, preocupado por su estado ante todo—. ¡Estás herido! Permite que te cure.

El hombre tomó la mano de Light y, tras acariciarla con cuidado, las heridas de su cuerpo se cerraron por completo. Se sentía tan energético como siempre, como si el incidente con Zande no se hubiese dado. No se podía negar que aquel extraño era amable.

Y no sólo eso. Rubicante revolvió la mano en su túnica y sacó un objeto que dio entrega a Ragun: una preciosa rosa rojiza de cristal. Sus pétalos rojos brillaban con fuerza, hechos con algún material puramente mágico.

Aquí tienes la llave para acceder a los niveles superiores. Ya te habrá dicho Gilgamesh: en la parte superior de esta torre están las celdas. Encierra a esta intrusa allí y ve después a ver a Gabranth en la Torre ∑. ¡Y no hables con el prisionero!

Rubicante retrocedió hasta el pie de las escaleras y se quedó allí quieto, vigilando la puerta para que nadie más entrara por ella. Si los aprendices subían encontrarían dos plantas de interés: una que daba acceso a una terraza, donde cinco cristales de distintos colores (azul, verde, amarillo, rojo y blanco) brillaban con intensidad, y parecían contestar a objetos como el que habían obtenido. El otro piso, más arriba, estaba bloqueado por una puerta doble con la imagen de una rosa en ella que reaccionaría al objeto que Rubicante les había entregado, abriéndose de par en par.

Ellos decidían qué camino tomar.

* * *


Xefil


No elijo aprendiz a menos que vea algo en él—fue la lacónica respuesta de Nanashi.

Entonces el aprendiz de Tierra de Partida tomó la delantera, colocándose por delante de su ex Maestra y caminando hacia una dirección inconcreta. Sin embargo, una vez llegaron a la torre más cercana pudieron comprobar no tenía ninguna clase de entrada. La Maestra se detuvo y observó por el rabillo del ojo al desafiante muchacho; cruzó sus dedos y le juzgó con la mirada.

¿Y bien? ―interrogó Nanashi, completamente fría en sus palabras y con la barbilla bien alta en todo momento―. ¿Adónde nos dirigimos?

La siguiente torre más cercana tampoco tenía acceso alguno, como podrían comprobar si se acercaban. Y más allá, en la ciudad, se podían escuchar ruidos de alguien destrozando edificios mientras seguramente buscaba los intrusos de Villain's Vale; el movimiento era difícil.

Pero no necesitaron avanzar más por la ciudad. Al cabo de unos minutos, el fénix de Nanashi graznó y surgió en el cielo, aproximándose a ellos. La Maestra tendió el brazo para que el eidolón se posara en él y acarició su plumaje, interpretando el mensaje que quería transmitirle.

Gilgamesh ha escapado. Está lejos, pero en pocos minutos habrá llegado aquí e informará de nuestra intrusión ―Garuda levantó la cabeza y extendió las alas, preparada para echar a volar. Nanashi ofreció su mano a Xefil―. Dejemos de perder el tiempo. Entraremos por una de las terrazas.

Una vez Xefil estuvo bien agarrado a ella, Garuda echó a volar alrededor de la torre frente a la que se encontraban. Durante gran parte del ascenso no encontraron ni ventanas ni ningún medio por el que entrar; sus muros eran firmes y seguros, prevenidos para cualquier intrusión. Les costó dar con una pequeña terraza interior, conectada por un ascensor en forma de jaula con la torre central.

La puerta principal de acceso no reaccionó ante Llaves Espada ni golpes. Sólo el objeto llave con forma de martillo de cristal que Nanashi le había arrebatado a Gilgamesh logró que se abriera hacia un lado; tecnología, pudo pensar Xefil.

Antes de entrar y verse dentro de los eternos pasillos de la torre, Nanashi se dirigio a Xefil.

Antes comentabas que eres un Caballero de la Llave Espada ―recordó ella, tomando aquellas aparentes inocentes palabras de Xefil―, pero no has mencionado a la Orden. Tengo una pregunta importante que hacerte.

»¿Qué harás cuando estalle la guerra? ¿Permitirás que los ideales de Ronin te gobiernen, o te los plantearás?

La respuesta no era nada sencilla. Nanashi aguardó la contestación en silencio, sin interrumpirle en ningún momento, para entonces continuar con su explicación mientras entraba al interior de la torre:

No deseo el mal ni de Ronin ni de Ryota, Xefil. Pero es inevitable: la guerra llegará. Lo sé desde mucho antes de aquel día de hace dos años, cuando él os reunió. Es una guerra personal entre ellos dos, entre sus ideales y su política de actuación.


* * *


¡Te prohibo ir a por él!

Ronin, apártate.

El Maestro de Maestros bloqueaba la salida del castillo de Tierra de Partida. Ryota le fulminaba con la mirada mientras mantenía bien sujeta a Nanashi contra él. La mirada de la joven se perdía en la nada y tenía los ojos rojos e hinchados de llorar. Había acudido a Ryota en su peor momento, y este le había correspondido con una promesa que necesitaba cumplir por el bien de su pequeña: la promesa de justicia. Una justicia en la que Ronin se interponía.

Ryota no quería dar la escena en mitad del castillo. Ariasu les espiaba desde las escaleras junto a Kazuki, intentando pasar desapercibidos pero sin atreverse a perderse la pelea entre los dos Maestros. La tensión se podía notar en el ambiente: algo realmente grave había sucedido entre los dos, y más si Nanashi estaba tan dolida. Nunca habían visto a su dulce y agradable compañera en ese estado.

No me voy a quitar, Ryota —la firme voz de Ronin no podía ser más clara: se negaba a aceptar el comportamiento de su íntimo compañero—. Lo hago por vuestro bien.

¿Cómo puedes decir que quedarnos aquí quietos es nuestro bien? Han asesinado a uno de los nuestros. Es cuestión de hacer justicia.

¡Lo que buscas es venganza! —Ronin agitó el brazo con violencia, negándose a aceptar las palabras de Ryota—. ¡Estos no son los métodos que nos enseñó Rayim! Quieres intervenir en los asuntos de otro mundo para que Nanashi se sienta mejor. ¡Pero verte convertido en un monstruo no le hará feliz!

Aquellas palabras despertaron algo en Ryota. Por un momento se mostró calmado, asimilando la provocación de su amigo; y después, levantó su brazo lentamente hacia él, amenazante, e invocó su Llave Espada. Mantuvo la calma en toda regla, pero aquel comportamiento era la declaración de guerra máxima de un Maestro a otro.

Apártate, Ronin.

El tuerto se mostró sorprendido por la acción de su amigo, pero desafiante. Tras unos muy tensos segundos, durante los que incluso Nanashi se mostró preocupada por la situación, Ronin se hizo a un lado. Ryota no desinvocó su arma: la bajó y caminó, rodeando los hombros de Nanashi y llevándola consigo, hacia la salida del castillo.

Por favor, Ryota —susurró Ronin sin mover la cabeza cuando su amigo pasó por al lado—. No lo hagas.

Ryota no contestó. Una vez fuera, transformó su Llave en un glider. Lo último que recordó Nanashi fue ver cómo el puño de Ronin temblaba de pura rabia, justo antes de salir con su Maestro volando hacia el cielo.

* * *


La relación de Ronin y Ryota ha sido tensa desde que me aceptaron en el seno de Tierra de Partida ―explicó la Maestra, terminando su narración; había ahorrado detalles a Xefil como su propia relación en aquella escena, pero la idea de lo que quería transmitirle podía ser captado sin complicaciones―. Y si reflexionas notarás que la situación entre Tierra de Partida y Bastión Hueco en estos dos últimos años es la misma. Vivimos en una guerra fría en la que sólo existe la alianza en casos extraños con un enemigo común... Como ahora. Pero la guerra llegará antes o después.

Llegaron finalmente hasta una habitación que ocupaba todo un piso, en la parte más alta de la torre. El símbolo del martillo que la Maestra llevaba consigo decoraba la puerta, por lo que procedió a colocar el cristal en este para que se abriera de par en par.

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El interior soprendió a ambos. Un gigantesco cristal verde de tres metros de alto flotaba en el centro de la sala, girando lentamente y reflejando las luces de las lámparas fluorescentes en el techo y suelo. Su magia cautivó a Xefil, llamándole hacia él.

Los dos entraron y Nanashi caminó hacia el misterioso objeto, inspeccionándolo a su alrededor. Se llevó el puño a los labios mientras reflexionaba sobre la identidad de este.

Nunca había visto nada igual ―explicó la mujer, con sus ojos brillando por la magia del objeto―. No reconozco su forma ni su composición, pero es mágico. Desprende una gran cantidad de energía.

La puerta se abrió de nuevo tras ellos y un hombre con gafas y en bata blanca apareció corriendo hasta ellos. Al darse cuenta de la presencia de estos intentó retroceder, pero la aparición de una vieja cara conocida les pilló desprevenidos: era Ryota y parecía perseguir al hombre. Había llegado a una velocidad pasmosa, impulsado por lo que parecían ser hechizos de viento.

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Fin de la carrera, profesor Hojo.

Las palabras del Maestro venían cargadas con fuerza. Sus ojos brillaban con más intensidad de lo habitual, y un extraño aura verde parecía comenzar a envolver su cuerpo. Hojo captó el comportamiento de Ryota y se mostró interesado en él de inmediato.

No tenemos por qué recurrir a la violencia —aseguró el buen doctor, levantando ambos brazos y sonriendo a Ryota, Nanashi y Xefil—: Hablaré.

Hora del interrogatorio.

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Fecha límite: sábado, 29 de marzo.

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Re: Ronda #8 - Villain's Vale

Notapor Sombra » Mié Mar 26, 2014 4:21 am

El hombre me miró lleno de dudas en cuanto solté aquella sarta de mentiras. ¡Claro que no se las iba a creer!

Agarré un poco más fuerte a Maya, preparado para tirar de ella hacia atrás y ponerla a salvo junto a Light con Evasión Sombría. Se fue acercando a nosotros llevando en la palma de su mano aquella bola de fuego que me ponía de los nervios.

Se fijaba sobretodo en la que había convertido en mi improvisada prisionera, en la cual parecía interesado.

<<¿Uno de eses tipos a los que les gustan jovencitas?>>

¡Así que tú eres el novato! —exclamó con una enorme sonrisa haciendo desaparecer la llama de su mano.

Me dio un suave golpe en mi hombro izquierdo y me tendió su otra mano.

Sí, eso es —estreché la mano y la moví con energía asintiendo con la cabeza con ímpetu.

Mi nombre es Rubicante. Gabranth me habló de lo que tu unión nos aportaría. Comentó que te unirías a nosotros el mes que viene, pero te ha podido la impaciencia, está claro. Y este debe ser tu becario. ¡Oh! —se dirigió a Light—. ¡Estás herido! Permite que te cure.

Fueron eses cabrones que repelimos —expliqué con un tono rabioso apretando mi puño con fuerza—. Luchó con valentía y derrotó con sus manos desnudas a varios de ellos, es realmente fuerte aunque no lo parezca.

Mientras contaba aquella trola, Rubicante sanaba las heridas de Light con extrema destreza. Probablemente era alguien especializado en magia si podía curar con tal precisión.

Tras aquello, el guardián rebuscó algo y me entregó una rosa de cristal de color rojo, cuyos hermosos pétalos parecían emitir pura magia. Aquello debía ser sin duda una de las llaves-objeto.

La guardé con cuidado en el bolsillo de mi pantalón, no me gustaría que mucha gente supiese que poseía aquel objeto. Si lucía aquella rosa de cristal muy a la ligera podríamos acabar metidos en algún problema.

Es preciosa, gracias —agradecí con un leve movimiento de cabeza.

Aquí tienes la llave para acceder a los niveles superiores. Ya te habrá dicho Gilgamesh: en la parte superior de esta torre están las celdas. Encierra a esta intrusa allí y ve después a ver a Gabranth en la Torre ∑. ¡Y no hables con el prisionero!

Así se hará —confirmé serio—. Nos vemos más tarde, ha sido un placer Rubicante.

Sin soltar a Maya, empecé a caminar hacia las escaleras subiendo por éstas. Reducí un poco el paso para quedar a la altura de Light y me acerqué un poco a él haciendo que los tres acabasemos muy juntos en cuanto salimos del campo visual de aquel demonio, o lo que fuese.

¿Hacia dónde vamos? —susurré para que tan solo Light y Maya pudiesen escucharme.

Lo que tenía claro es que yo no tenía ni idea de a donde ir por lo que me era indiferente ir a un lugar u otro.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor Astro » Jue Mar 27, 2014 8:25 pm

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"Demonios, estas cortinas huelen fatal. Y encima son horriblemente feas. ¿Por qué demonios me he metido aquí?"

Dime, mi querido Scarmiglione. ¿Ha llegado algún intruso hasta aquí?

D-de ninguna manera, sseñor Hojo. Aquí no hay nadie.

Desde su posición detrás de la cortina, Ban no podía ver nada. Manteniéndose rígido como una roca y procurando no mover ni un músculo, el chico se tenía que conformar con escuchar cómo Hojo se dirigía al ser encapuchado.

¿Nadie, Scarmiglione? ¿Estás seguro?

"Que no nos delate, que no nos delate, que no nos delate..."

Se hizo el silencio. Nadie hablaba, y el rubio no tenía manera de saber si Scarmiglione les estaba indicando a los dos recién llegados que efectivamente sí que había intrusos en la sala. Era una situación tremendamente incómoda, y el pánico se iba apoderando más y más del pobre Ban.

Al fin, escuchó pasos seguidos por el sonido de una máquina siendo manipulada. Agua fluyendo por un desagüe...¿qué demonios estaban haciendo?
Más pasos a ritmo lento, aunque por suerte no parecían acercarse a la posición del aprendiz. El tirón de algún tipo de tela seguido de más pasos y finalmente el ruido de la puerta automática abriéndose.

No toque nada, Lord Gabranth. Voy a por un pequeño regalo para mi chico.

Sus pisadas y la puerta cerrándose indicaron que el doctor había abandonado la sala. Ban suspiro, algo más tranquilo. Seguía habiendo un enemigo en la sala (dos si contábamos al capturado guía), pero al menos parecía que no les había delatado. Si no, ya estarían en medio de una pelea.
El chico por fin podía intentar tranquilizarse mientras esperaba que los Maestros actuaran. Aunque no lo tendría fácil en tal incómodo escondite.

"¡Odio este sitio! La culpa es de los Maestros. Tendrían que haberme dicho dónde esconderme...Demonios, y encima me está empezando a picar la nariz...¿se notará si me rasco?"

Ban no tuvo tiempo para averiguarlo. Sin previo aviso, las cortinas se hicieron a un lado y un hombre, vestido con armadura de los pies a la cabeza, agarró al muchacho por el cuello del abrigo y lo lanzó hacia el otro lado de la habitación.

¡¡AAAHHHH!! —afortunadamente, el chico aterrizó sobre una de las camas del laboratorio.

Percibiría el hedor de tu luz a kilómetros, Portador.

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Ban apenas tuvo tiempo para reaccionar, pues el hombre de la armadura plateada atacó enseguida con una espada en cada mano. Rodó torpemente a un lado de la cama y cayó de rodillas al suelo, mientras las afiladas armas atravesaban el colchón. El chico intentó levantarse y alejarse de su agresor, pero el caballero fue más rápido: con una patada empujó la cama en la dirección de Ban, quien se vio atropellado entre cama y cama.

¡¡Agh!!

Cuando Ban abrió los ojos, aun dolorido por el golpe, y miró hacia delante, se encontró con una nueva escena: el Villano y Ryota enfrentando sus armas. El Maestro del Bastión había acudido al rescate del aprendiz perro, quien estaba tirado en el suelo. ¿Se había escondido debajo de la cama en la que había caído Ban? Menudo idiota.

¡Ronin, protege a Oswald! —gritó Ryota tras hacer retroceder al caballero, acercándose rápidamente hasta la puerta automática—. Yo voy a por el científico.

¡¿Qué?! ¡NO! —protestó Ban, todavía tirado en el suelo.

La idea de que su Maestro le dejara solo con el líder del otro bando y un perro mutante era casi tan aterradora como luchar él solo contra el Villano. ¡No podía confiar en ellos!

Pero a Ryota no le importó la queja de su aprendiz. Una especie de tornado en miniatura apareció a su alrededor y en un abrir y cerrar de ojos apareció al otro lado de la puerta automática.

¡Sí, claro, Ryota! ¡Tú tranquilo, yo cuido de los tuyos! —el tuerto apareció de dentro de uno de los armarios, con la Llave Espada en mano.

Se acercó para ayudar a Ban a levantarse, pero tuvo que detenerse cuando el enemigo se lanzó a por él. El choque de las armas resonó por toda la habitación.

¡Eh! ¡Cálmate, hombre!

Asustado, y sin perder ni un segundo, Ban se levantó de un salto y se alejó todo lo que pudo del combate entre los dos hombres.

¡Ryota! ¡Ronin! Reconozco esos nombres. ¡Él me habló de vosotros!

¡Oh, así que tú eres Gabranth!

Pero Ban apenas se había alejado cuando un sonido captó su atención: de la cabina que habían observado al entrar salía un brazo ensangrentado.

No, no, no, no, no, no, no, no... —Ban se podía imaginar lo que iba a suceder a continuación. Había visto demasiadas veces aquella escena en muchos de sus videojuegos.

Un nuevo ruido de cristales rotos y el ocupante de la cabina salió de ella: el tan famoso Cloud se tambaleaba mientras avanzaba un par de pasos.
Pero su aspecto era todavía más escalofriante que el que tenía dentro de la cabina: respiraba entrecortado a través de la máscara y sus ojos brillaban con muchísima intensidad. Las heridas que tenía a su espalda, alrededor del ala negra, sangraban y desprendían pus y dejaban ver con claridad que estaba débil. Aun así, Ban sólo necesitaba mirarle para darse cuenta de que desprendía una gran cantidad de oscuridad. Daba miedo.

¡No os acerquéis a él! —les advirtió Ronin, mientras seguía en su pelea contra el caballero de la armadura—. ¡No sabemos de lo que es capaz!

Ban no necesitó que se lo repitieran. Invocó su Cadena del Reino y echó a correr hacia la puerta (evitando a toda costa acercarse a Cloud) por la que había salido Ryota. Intentó abrirla, pero no tuvo éxito: estaba cerrada, y su Llave Espada no podía solucionarlo.

Maldiciendo por la bajo, el muchacho se giró para observar la situación de la habitación mientras intentaba, sin mucho éxito, controlar sus nervios: Ronin y el tal Gabranth peleando, un Cloud cuyas reacciones eran totalmente impredecibles y un chucho del que solo se podía esperar que hiciera alguna estupidez. Además, ¡¿dónde se había metido Scarmiglione?!

Ban apretó los puños, intentando decidir qué hacer. Ni Ryota ni Nanashi, ni siquiera Ragun, estaban allí para ayudarle...¡¿qué podía hacer él?! ¡No le habían enseñado qué hacer en una situación así!

¡Eh, tú! ¿E-eres Cloud, no? —gritó el chico, sin moverse del sitio.

Sin alejarse de la puerta automática (la única vía posible de escape, y de la que no pensaba separarse), lo único que se le ocurrió al muchacho de Villa Crepúsculo fue intentar hablar con el experimento recién liberado. ¿Reaccionaría a las palabras?

»¡Hemos venido a rescatarte! ¿Puedes entenderme? Esto... ¿Te...encuentras bien?

Ban mantuvo su Llave Espada preparada para cualquier reacción, ya fuese de Cloud o de cualquier otro. Si era atacado por cualquier elemento de la habitación, se defendería. O al menos lo intentaría.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor Light » Sab Mar 29, 2014 12:22 am

Tal como Light se esperaba, el villano dudó del farol que Ragun había acabado de lanzar. Cuando el Villano Final empezó a examinarles, Light intentó relajar el rostro lo máximo posible, aparentando toda la normalidad del mundo. Intentó no prestar demasiada atención a la llama que evocó y simplemente se quedó mirando su rostro, con una expresión de indiferencia.

¡Así que tú eres el novato!

¿Qué? ¿Ha picado?

El hombre se tragó toda aquella mentira y le ofreció su mano a Ragun, amistoso.

Mi nombre es Rubicante. Gabranth me habló de lo que tu unión nos aportaría. Comentó que te unirías a nosotros el mes que viene, pero te ha podido la impaciencia, está claro. Y este debe ser tu becario. ¡Oh! —Light asintió inmediatamente, dándole la razón. El aprendiz sonrió para ocultar la mueca de su rostro: había que ser muy, pero que muy imbécil para pensar que era aprendiz de Ragun, además de tragarse esa trola—. ¡Estás herido! Permite que te cure.

Oh, pues gracias —expresó algo sorprendido, permitiendo que cogiera de su mano.

Rubicante cogió su extremidad y comenzó a acariciarla con cuidado, sanando los rasguños que quedaban en ésta. La fatiga desapareció por completo y sintió como si no hubiera recibido ningún daño en lo que llevaba de día.

Va a caerme bien este Rubicante y todo...

A continuación, el villano le hizo entrega a Ragun de un objeto con forma de flor. Se trataba del objeto extraño y brillante que les permitiría seguir avanzando, una llave similar a la que les había mostrado Ronin previamente.

Aquí tienes la llave para acceder a los niveles superiores. Ya te habrá dicho Gilgamesh: en la parte superior de esta torre están las celdas. Encierra a esta intrusa allí y ve después a ver a Gabranth en la Torre ∑. ¡Y no hables con el prisionero!

Así se hará —afirmó—. Nos vemos más tarde, ha sido un placer Rubicante.

Un placer, nos vemos.

Al fin, dejaron allí a Rubicante y siguieron avanzando por la torre. Light se sintió mucho más relajado: no tendrían que seguir actuando si el Villano Final no estaba delante de ellos. Cuanto más lejos estuvieran de él, mucho mejor.

Ya no tendrían que fingir y podrían ser libres de hacer lo que quisieran dentro de las torres; siempre que no causaran alboroto ni tuvieran la mala fortuna de encontrarse con otro de los villanos.

Los tres aprendices no tardaron en encontrar una bifurcación. Podían salir a la terraza, donde encontrarían cinco cristales flotantes de distintos colores. Las mágicas gemas llamaron rápidamente la atención de Light y a éste le entraron ganas de acercarse para curiosear un poco, pero en realidad le interesaba más otro camino.

¿Hacia dónde vamos? —preguntó Ragun, susurrando para que Rubicante no le oyera.

Light les señaló el camino que veía más conveniente, moviendo simplemente la cabeza hacia una dirección. Aquella puerta con el dibujo de una rosa les estaba indicando que se trataba del lugar nombrado por Rubicante: las celdas donde encerraban a los prisioneros. La lógica le decía que Cloud se encontraba allí, por lo que no lo dudó y tomó el camino que les llevaría a las celdas, rechazando la opción de acercarse a los cristales.
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Re: Ronda #8 - Villain's Vale

Notapor Zodiark » Dom Mar 30, 2014 12:19 am

En el rostro del hombre se dibujó una expresión de incertidumbre y, con una bola de fuego preparada en la mano, nos observó de arriba a abajo, especialmente a mí. Me puse nerviosa, e intenté apartar la mirada de la suya.

¡Así que tú eres el novato!

¿Había funcionado? Me temía lo peor, pero el hombre de la túnica roja hizo desaparecer el fuego en su mano, crédulo, y golpeó el hombro de Ragun en señal de camaradería.

Mi nombre es Rubicante. Gabranth me habló de lo que tu unión nos aportaría. Comentó que te unirías a nosotros el mes que viene, pero te ha podido la impaciencia, está claro. Y este debe ser tu becario.

Habíamos tenido un golpe de suerte, al parecer estaban esperando a un becario que acababan de reclutar, aunque al parecer no llegaría en un mes, pero era la excusa perfecta para nosotros. Sin embargo, me paré a pensarlo mejor y me di cuenta de que no era buena señal que los Villanos Finales estuvieran reclutando nuevos miembros.

¡Estás herido! —exclamó fijando su mirada en las heridas de Light—. Permite que te cure.

El hombre sanó a Light y le entregó a Ragun una rosa de cristal, que supuse sería una de esas Llaves Objeto como la pluma que tenía Ronin para abrir la puerta principal de la torre.

Aquí tienes la llave para acceder a los niveles superiores. Ya te habrá dicho Gilgamesh: en la parte superior de esta torre están las celdas. Encierra a esta intrusa allí y ve después a ver a Gabranth en la Torre ∑. ¡Y no hables con el prisionero!

Rubicante se quedó al pie de las escaleras, vigilando la puerta por la que habíamos entrado. Cabizbaja, continué adelante para seguir con la pantomima, siempre detrás de Ragun. Parecía que allí arriba tenían encerrado un prisionero. Rezaba por que se tratase de Cloud.

¿Hacia dónde vamos? —nos susurró Ragun al ver que el camino se bifurcaba.

Había dos posibles rutas: la puerta por la que debían de estar las celdas según Rubicante y una terraza con cinco cristales de distintos colores. La misteriosa terraza parecía un lugar interesante, pero con Rubicante rondando por allí lo mejor era dirigirnos a nuestro destino inicial y ver si Cloud estaba encerrado en aquella torre. Light señaló con la cabeza, en silencio, la puerta con la rosa dibujada. Para que Rubicante no me oyera, hice lo propio y asentí, también en silencio, con la cabeza, señalando la puerta de la rosa con el dedo. En cualquier caso, por ahora sólo sabía un lugar al que era mejor no acercarse: la torre ∑, donde, en teoría, se hallaba Gabranth.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor RedXIII » Dom Mar 30, 2014 2:21 am

Unos pies se posaron muy cerca de la cama, el aprendiz se mantenía quieto, pero sus nervios afloraban cada vez más y más ante el riesgo de ser descubierto.

Dime, mi querido Scarmiglione. ¿Ha llegado algún intruso hasta aquí?

D-de ninguna manera, sseñor Hojo. Aquí no hay nadie.

¿Nadie, Scarmiglione? ¿Estás seguro?

Por suerte parecía haberle creido ya que se alejó de la cama, no sabía porque ni a donde pero estaba relacionado con unas cañerías, ya que un ruido similar al del agua fluyendo por las cañerías se podía escuchar por prácticamente todo el laboratorio.

Pero no tardó en volver, los pasos que daba aquel hombre ponían cada vez más nervioso al aprendiz, como el sonido de un incesante y atormentador murmullo que no paraba de sonar más y más fuerte hasta que de golpe se detuvo cerca de el.

La manta que cubría la cama desapareció y pudo ver como lo mismo hacían los pies de aquel hombre.

No toque nada, Lord Gabranth. Voy a por un pequeño regalo para mi chico.

El silencio inundó el lugar pero fue bastante breve, el estruendo repentino de encima de la cama hizo poner en alerta al aprendiz ¿Que estaba pasando?

Percibiría el hedor de tu luz a kilómetros, Portador.

Dos hojas afiladas atravesaron la cama, a continuación esta fue lanzada con fuerza hacia un lado, mostrando al aprendiz que yacía allí.

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Tú... El perro de Kefka.

Paz — levantó una mano haciendo el símbolo de la paz con los dedos, había sido completamente descubierto por la culpa del novato que a saber que había hecho.

Las hojas de Garbanth se dirigieron con vertiginosa velocidad hacia el aprendiz, quien no podía hacer nada para esquivarlas ¿Era aquel su fin? Por suerte no, el maestro de Bastión Hueco le socorrió a tiempo con su llave espada estrafalaria.

¡Ronin, protege a Oswald! Yo voy a por el científico.

Ryota se lanzó con una especie de hechizo a por aquel hombre, dejando a Ronin, quien salió de un armario.

¡Sí, claro, Ryota! ¡Tú tranquilo, yo cuido de los tuyos!

Mira quien ha salido del armario — Bromeó mientras se levantaba del suelo —Y que ¿De mi no cuidas?

Fuera lo que el maestro Ronin tenía intención de hacer fue bloqueado por Garbanth.

¡Eh! ¡Cálmate, hombre!

¡Ryota! ¡Ronin! Reconozco esos nombres. ¡Él me habló de vosotros!

¡Oh, así que tú eres Gabranth!

Cash


El sonido de miles de trozos estrellarse contra el suelo inundó por unos segundos la sala, el chico rubio se había liberado del tanque de cristal ¿Habrá sido cosa del científico o por su propia mano? Lo que si era seguro era aquel pestazo insoportable que procedía de el, era oscuridad que emanaba de su cuerpo, su claro deterioro corporal era un símbolo de debilidad ¿Que querían de aquel chico? En su estado apenas podía hacer nada.

¡No os acerquéis a él!¡No sabemos de lo que es capaz!

¡Eh, tú! ¿E-eres Cloud, no?

»¡Hemos venido a rescatarte! ¿Puedes entenderme? Esto... ¿Te...encuentras bien?

Cloud... Hiro desenfundó sus armas y con una apuntó al chico

Así que tu eres el famoso Cloud — Dijo —El famoso, estúpido e irresponsable Cloud, me has dado muchos dolores de cabeza y encima ahora que te conozco te presentas en este denigrante estado — El aprendiz se sentía algo ofusco al verle ¿Como podía ser que hubieran venido a buscar a aquel tipo.

Me habría gustado escuchar un "lo siento" al menos — No se fiaba de aquel tipo, y el aprendiz de a su lado tampoco debería haberlo hecho, eran los Villanos Finales, podía pasar cualquier cosa.

Si el individuo intentaba acercarse a el lo único que haría el aprendiz sería retroceder y mantenerlo a tiro.
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor Zee » Dom Mar 30, 2014 10:52 am

¿Y bien? ―me preguntó la Maestra en cuanto llegamos a la ciudadela. No sabía si sinceramente buscaba mi opinión o si estaba desafiando mi decisión de haber tomado la delantera, pero igualmente me quedé en silencio, observando cómo la torre a la que habíamos llegado no tenía ni una sola puerta ni ventana―. ¿Adónde nos dirigimos?

No lo sé… ¿arriba? ―sugerí, apoyando mi palma en el muro de roca, evaluando la superficie de la torre. Supuse que podría subir hasta la cima usando uno de mis hechizos, escalando la pared hasta que pudiese encontrarme con alguna ventana. Sin embargo, sin poder ver entrada alguna desde allí abajo, parecía más bien una pérdida de tiempo. Negué con la cabeza y continué con la Maestra Nanashi.

Con la segunda estructura pasó lo mismo. Era evidente que aquellas torres habían sido construidas para defender a la fortaleza de antaño, por lo que no tendrían ninguna puerta en el exterior ni ventana alguna a niveles bajos. Chasqueé la lengua, fastidiado, cuando me di cuenta que aquello significaba adentrarnos a la ciudad. En la lejanía, dentro de ésta, podían escucharse ruidos de estructuras siendo destruidas, como si una batalla hubiese comenzado. No podíamos arriesgarnos a acercarnos, aunque fuese posible que mis compañeros estuviesen involucrados. Lo mejor que podíamos hacer era continuar y buscar alguna manera de llegar al interior de la base de los villanos…

Pero al poco tiempo, un graznido pudo escucharse en las alturas. Al levantar la cabeza distinguí la blanca silueta de Garuda descendiendo hasta nosotros. Nanashi recibió a su compañero al permitirle descansar sobre su brazo y recompensando su trabajo con varias caricias. Entendiendo perfectamente lo que el ave parecía pensar, la Maestra explicó:

Gilgamesh ha escapado. Está lejos, pero en pocos minutos habrá llegado aquí e informará de nuestra intrusión ―hice una mueca y me mordí el interior del carrillo, disgustado por aquella noticia. Garuda extendió sus alas, a la par que Nanashi hacía lo mismo con una de sus manos en mi dirección. Confirmé que había entendido el mensaje con un asentimiento de cabeza y me volví a sujetar de ella ―. Dejemos de perder el tiempo. Entraremos por una de las terrazas.

Por segunda vez, el fénix cargó con nosotros dos y alzó vuelo, esta vez circulando la torre a la que habíamos llegado. Como ambos habíamos supuesto en un principio, no parecía haber ninguna manera de llegar al interior… o casi ninguna, afortunadamente. Tras unos minutos de volar alrededor, conseguimos encontrar una pequeña terraza. Una vez con los pies en tierra, fue más sencillo encontrar el camino: un ascensor nos llevaba directamente hasta una de las puertas de la torre principal, cuya llave habíamos logrado arrebatarle a Gilgamesh. Hasta ese momento, todo parecía ir sobre ruedas.

El pasaje se abrió después de que Nanashi mostrara el pequeño martillo de cristal, sin que éste fuese colocado en alguna cerradora o ranura. Tanto la puerta como la llave brillaron, correspondiéndose la una a la otra, con el simple hecho de encontrarse cerca. Hice ademán de avanzar al frente, pero Nanashi me pidió indirectamente que esperara al señalar:

Antes comentabas que eres un Caballero de la Llave Espada ―asentí con un sencillo “Hmm”, a espaldas de la Maestra―, pero no has mencionado a la Orden. Tengo una pregunta importante que hacerte.

»¿Qué harás cuando estalle la guerra? ¿Permitirás que los ideales de Ronin te gobiernen, o te los plantearás?

Aquello me dejó sin palabras durante unos segundos. La respuesta estaba clara, puesto que no era la primera vez que consideraba aquel dilema por mi cuenta; pero era bastante inesperado e incómodo que alguien más me hiciera la pregunta cuando estaba más acostumbrado a repetirla en mi mente. De tal manera que, sí, me quedé en silencio unos instantes.

No estoy interesado en luchar ninguna otra guerra que no involucre a los Sincorazón ―declaré simplemente―. No apoyo a ninguno de los dos Bandos, Maestra. Me siento más cómodo con el equilibrio.

No deseo el mal ni de Ronin ni de Ryota, Xefil.

Eso lo entiendo.

Pero es inevitable: la guerra llegará. Lo sé desde mucho antes de aquel día de hace dos años, cuando él os reunió. Es una guerra personal entre ellos dos, entre sus ideales y su política de actuación.

* * *


Nanashi relató apresuradamente una breve historia: un enfrentamiento pasado entre Ryota y Ronin, uno que ella había tenido la desafortunada oportunidad de enfrentar. Incluso se podía decir que, de alguna manera, ella había sido la razón de ello. Prefirió no entrar en detalles, pues simplemente señaló que se había encontrado especialmente afectada en aquel momento por algo que había sucedido; algo que Ryota estaba dispuesto a solucionar de la mejor manera que él creía poder hacerlo. Su compañero Ronin había intentado convencerlo de detenerse, pero cuando el otro amenazó con levantar su arma contra su amigo, no tuvo más remedio que dejar partir a la Aprendiza y a su Maestro, muy a pesar suyo. No sabía con claridad qué había sucedido, pero Nanashi mencionó que otro Portador había sido asesinado, por lo que era probable que, mientras ella buscaba justicia, Ryota estuviese dispuesto a encontrar venganza.

La relación de Ronin y Ryota ha sido tensa desde que me aceptaron en el seno de Tierra de Partida ―declaró la mujer―. Y si reflexionas notarás que la situación entre Tierra de Partida y Bastión Hueco en estos dos últimos años es la misma. Vivimos en una guerra fría en la que sólo existe la alianza en casos extraños con un enemigo común...

En ese momento ambos pronunciamos las mismas palabras, exactamente al mismo tiempo:

Como ahora.

>>Pero la guerra llegará antes o después.


Nanashi se detuvo cuando nos enfrentamos a una nueva puerta, ésta marcada por el símbolo de un martillo, precisamente el objeto que llevábamos con nosotros. No sabía si había sido o no una tremenda coincidencia, pero igualmente agradecí que no nos hubiésemos encontrado con ningún problema en el camino. Por segunda vez, la Maestra usó la llave de cristal para concedernos la entrada.

Lo que me esperaba en el interior no lo hubiese imaginado ni aunque hubiese pasado días frente a la puerta especulando qué habría tras ella. Era sencillamente demasiado surreal y mágico como para creer que realmente estuviese sucediendo frente a mis ojos. Dentro de la alta, muy alta habitación, levitaba un colosal cristal de color verde, que muy seguramente mediría tres o cuatro metros. Nanashi se acercó casi al instante hasta el peculiar mineral, examinándolo de cerca, mientras que yo no pude hacer más sino permanecer a un lado de la puerta, contemplándolo cautivado. Despedía tanta magia que podía sentirse en el ambiente; no se necesitaba ser un hechicero para saberlo.

Nunca había visto nada igual ―dijo la Maestra, constatando lo que ya era obvio para ambos―. No reconozco su forma ni su composición, pero es mágico. Desprende una gran cantidad de energía.

Estuve a punto de abrir la boca para añadir algo, pero me interrumpió el sonido de la puerta abriéndose a mis espaldas. Casi al instante me di la media vuelta y saqué mis dagas del cinturón con un rápido movimiento de mis muñecas, colocándome en posición de guarda, esperando poder recibir cualquier cosa que se me viniera encima.

Quien entró a la habitación era un hombre ya entrado en años, con arrugas de cansancio en su rostro. Llevaba el cabello perfectamente peinado hacia atrás y acomodado en una coleta, excepto por el par de mechones de sus patillas; además de lucir también unas delgadas gafas de montura metálica. Llevaba puesta una larga bata de laboratorio blanca, por lo que casi al instante uno podría imaginar que tendría algo que ver con investigación.

Detrás de él iba el Maestro Ryota, envuelto por una capa de hechizos de viento. Con severidad, declaró:

Fin de la carrera, profesor Hojo.

El supuesto Hojo inmediatamente levantó los brazos, algo que evidentemente no habría tenido intención de hacer de no habernos encontrado la Maestra y yo allí presentes.

No tenemos por qué recurrir a la violencia —aseguró—. Hablaré.

¿Maestra…? —murmuré, retrocediendo hasta donde estaba Nanashi casi por reflejo—. ¿Es importante ese hombre? ¿Si sabe algo de Cloud y Gárland…? —pregunté. En realidad era más una manera de expresar mis propias preguntas, aunque tal vez fuesen un poco estúpidas, sin realmente interrumpirla a ella o al Maestro Ryota mientras ellos se encargaban del interrogatorio—. O de este cristal… —sabía que si interactuaba directamente con aquel hombre, bien podría estar estorbándole a los Maestros, pero tampoco quería quedarme sin saber nada.
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Ronda #9 - Villain's Vale

Notapor Soul Artist » Lun Mar 31, 2014 1:24 am

Hiro & Ban

Los ojos de Cloud alternaron entre Hiro y Ban varias veces. Finalmente se clavaron en el segundo, el cual se mostró realmente aterrorizado por el comportamiento del joven. Se acercó a él con pasos lentos, desprendiendo aquella extraña energía por los ojos, mientras Hiro le amenazaba y Oswald intentaba que reaccionara de una manera positiva.

Sus acciones no tuvieron nada positivo. Cloud se lanzó a por el joven y este intentó protegerse con la Llave Espada, pero la descomunal fuerza de su enemigo hizo que su arma volara a varios metros de distancia. Ban fue empujado hasta una pared y, entonces, el brazo de aquel a quien habían venido a rescatar se tornó negro, con garras puntiagudas.

Lo siguiente que pudo notar el chico fue cómo una inyección oscura le atravesaba el pecho. La oscuridad de Cloud comenzó a entrar en él de forma dolorosa, mientras su corazón se comprimía y retorcía.

Después de aquello, el joven se desmayó frente a Ban, desplomándose de lado.

¡¡Oswald!!

La percepción de su alrededor cambió para Ban a partir de aquel momento. Todo parecía moverse más lento y borroso, aunque el dolor del pecho parecía relajarse con el paso del tiempo. Scarmiglione se aproximó a él, preocupado, y le observó la herida que tenía.

Essto ess malo. Te ha inyectado una gran cantidad de osscuridad —sentenció la criatura bajo la capucha—. Te quedan pocoss minutoss de vida. Pronto te unirásss a mí.—y esbozó una escalofriante sonrisa.

Ronin rechazó un ataque de Gabranth e intentó aproximarse a Ban para socorrerle, pero el caballero invocó una barrera que le mantendría separado de los dos aprendices. Se lanzó en su ataque de inmediato de nuevo sin perder el tiempo.

Ssólo una persona te puede ssalvar. Aunque... Quizásss no te gusste.

¡No le escuches! ¡¡No aceptes su trato!!

Nuesstro gran líder, nuesstro sseñor. El osscuro.

Si Ban aceptaba, Scarmiglione se dirigiría hacia la salida de la sala y le llevaría afuera, teniendo claro su camino. Hiro, por su parte, siempre podía acompañarle para intentar convencerle de no ir con ese gran líder, y prestar su ayuda al Cloud desmayado o atravesar la barrera de Gabranth para hacer frente al caballero junto a Ronin.

* * *

Light, Maya & Ragun


Los aprendices tomaron su elección, y fue subir la de a lo más alto de la torre central y abrir la puerta de la rosa. Esta se hizo a ambos lados de forma automática al ser tocada por el cristal, arrastrando la pesada piedra con la que estaba hecha y dando acceso a un pasillo oscuro y poco iluminado. Al dar dos pasos hacia su interior, la puerta se cerró tras ellos y dejó de contestar al cristal con forma de rosa; no había vuelta atrás.

Aunque al principio no hubiese ninguna fuente de luz, a medida que caminaron por el pasillo varias esferas en las paredes se iluminaron con llamas verdes en su interior. Debajo de estas había, a modo de pilares, estatuas de criaturas monstruosas que amenazaban con cobrar vida y devorar a los aprendices en cualquier momento.

Cuando llegaron al final del pasillo pudieron contener el aliento. Una enorme habitación circular les esperaba, con una mesa central con una rosa dibujada en ella igualita a la de cristal que tenían en su posesión; varias asientos los rodeaban, y dos de ellos estaban ocupados por personas bien conocidas por los tres, especialmente con Maya. Al fondo de la sala, un pequeño altar se alzaba con dos tronos sobre su superficie; sólo uno de ellos estaba ocupado con alguien en sus sombras dando la espalda a los aprendices. Dos enormes cuernos le sobresalían por ambos lados el respaldo. Agitaba una copa de vino rojo intenso... O querían pensar que era vino.

Rubicante tenía razón: han picado.

Lo único que podían tener claro es que aquello no era una sala de celdas. Era la mismísima sala de reuniones de los Villanos Finales.

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¡Idiotas! ¡Tontos! —la característica risa de Kefka se burló de ellos, sentado junto a Seymour en la mesa central—. ¡No tenemos que ir a buscaros, ya venís vosotros por vuestro propio pie! ¡Esto es la monda!

Es ciertamente triste —afirmó su espectral compañero, observando a los jóvenes de arriba abajo—. Nuestro gran líder esperaba algo más... Acorde a la amenaza que supone la Orden.

Kefka se levantó de su asiento con fuerza y lo tiró con una patada. Dio un enorme salto sobre la mesa y se aproximó a los muchachos como una niñita que iba al campo con su cesta: cantarín, feliz y a saltitos. Invocó un hechizo Hielo+ y otro Electro+ con los que jugó entre sus manos a modo de malabares, preparado para fulminarles y cobrar finalmente su venganza por ciertas torturas provocadas por los presentes.

No tan deprisa, Kefka.

Aquella voz... La conocían. Los tres aprendices la habían oído antes, pero no fueron capaces de decir dónde ni cuándo. La persona que ocupaba el trono con su copa de vino era quien había hablado: estaba sentado hacia la pared, por lo que era ciertamente difícil de adivinar de quién se trataba. Pero, curiosamente, el característico sonido del rugido de un estómago les llegó a los oídos.

Disculpadme, hoy me he levantado con hambre. Kefka, hay que otorgarles el beneficio de la duda, ¿no? Dejemos que expongan sus motivos por los que han venido —sentenció el misterioso sujeto, girando un poco su cabeza y moviendo los cuernos—. Primero, entregad vuestras Llaves Espada a Seymour. Después, exponed vuestras motivaciones... Y quizás os atienda.

La mandíbula del payaso se descolocó al escuchar aquella orden. Dirigió su mirada hacia el hombre del trono y comenzó a agitar los brazos con frustración, pero finalmente calló. Sus mofletes se hincharon y dio una patada a la silla más cercana para sentarse en la mesa con los brazos cruzados. Seymour suspiró y se acercó a los jóvenes, extendiéndoles la mano: un vórtice negro surgió en su palma.

Habéis escuchado a nuestro gran líder. Gentilmente os pido vuestras Llaves Espada.

Aquella magia invocada por Seymour era claramente un hechizo para evitar que sus armas volvieran a sus debidos Portadores, volviéndoles vulnerables ante los Villanos Finales a excepción de sus armas secundarias. Eran ellos quienes debían decidir si jugar con sus normas o saltárselas.

* * *

Xefil


Xefil no tenía ninguna pregunta que hacer al científico que había llegado hasta la sala. Fue Ryota, por tanto, el primero que se lanzó a interrogarle:

¿Qué estabas haciendo con el chico?

¿Cuál de ellos?

La pregunta de Hojo irritó a Ryota. El Maestro gruñó y su aura se volvió más fuerte, haciendo que sus ojos brillaran con mayor fuerza. Nanashi observó el cambio en él y clavó sus ojos en su mentor, mientras este invocaba su Llave Espada y la mantenía baja.

Lo sabes. Strife.

¿Strife...? Strife... —el iris de los ojos de Ryota desprendió energía, contestando a su rabia interna ante las respuestas de Hojo. Parecía que el científico estaba burlándose de él a propósito—. Tengo tantos sujetos de experimentos...

Ryota ―llamó Nanashi, preocupada por el extraño comportamiento de su líder―. Está intentando enfurecerte.

¿Yo? No, estoy colaborando.

El Maestro tomó su arma y se acercó a Hojo para colocársela en el pecho, amenazándole silenciosamente con atravesarle si continuaba sin contestarle a sus preguntas. Nanashi dirigió su mirada al cristal y luego a Ryota, comprendiendo lo que sucedía.

Ryota, el cristal te está afectando a la mente. Ese hombre te está provocando para analizar tus reacciones.

Qué inteligente.

Nanashi dirigió su mirada hacia la puerta por donde todos habían accedido sólo para encontrarse con unas cadenas que se precipitaron hacia ella y Xefil. Invocó su Llave Espada con una velocidad espectacular y una barrera rechazó el ataque, volviendo hasta la puerta. Una figura atravesó el marco y caminó hacia ellos.

Era una armadura viviente cuyos ojos brillaban con tal intensidad que cualquiera temería por lo que fuera a suceder. Xefil ya le había visto e incluso le había desafiado llevándose a Ragun de su lado cuando pretendía asesinarlo de una vez por todas: Gárland, el dios caído.

El temible hombre no tardó en abalanzarse con gran velocidad hacia la mujer, esta vez dejando su arma multiforme de lado. Extendió su garra hacia ella y la barrera que había detenido el ataque anterior le bloqueó el paso, reflejándose por delante de Xefil; sin embargo, los dedos del guerrero la atravesaron y, al cerrar el puño, toda ella se derrumbó como el vidrio de una ventana. Gárland hizo un corte con el hacha en dirección a Nanashi, y esta bloqueó el ataque con su Llave Espada, aunque la fuerza del choque la hizo desplazarse unos centímetros.

La mano de Gárland, por su parte, se dirigió hacia Xefil. Le cogió por la cara y comenzó a aplastar su cráneo, impulsado con la fuerza del viento que atravesaba su brazo. El villano se rió por lo bajo y le clavó la mirada, capaz de hacerse cargo de ambos enemigos a la vez.

Guerrero de la Luz... Te recuerdo. ¿Cómo está nuestra hormiga?

Ryota acudió al rescate. El Maestro de Bastión Hueco dejó a Hojo de lado, quien aprovechó para huir en dirección a un panel frente al cristal. Su Llave Espada fue detenida por la mano de Gárland, dejando caer a Xefil al suelo.

¡Interesante! Muy interesante... —musitó Hojo para sí mismo, sonriendo ante el monitor, frente el cristal—. El cristal de viento le está otorgando varios niveles de poder... ¡¡Es más de ocho mil!!

Era difícil de primeras saber cuánto poder tenía el Maestro, pero Gárland era capaz de manejarse con él, su compañera y el aprendiz a la vez. Sin embargo, los ataques de Ryota eran los más poderosos con diferencia.

Un brusco movimiento de su hacha golpeó a Nanashi y la tiró junto a Xefil. Gárland transformó su arma en lanza y, para sorpresa de todos, la arrojó directamente hacia el cristal, clavándola en el centro de este. El enorme objeto contestó con un chirrido que provocó que Ryota se llevara las manos a la cabeza, con el rostro contraído por el dolor. Hojo se puso histérico ante la reacción de la armadura.

¿¡Qué estás haciendo!? ¡¡Estás dañándolo!!

Silencio, escoria.

Gárland se acercó al cristal y recuperó su arma, apartando pequeños trozos de cristal y desprendiéndose energía de él. El guerrero volvió a convertir la lanza en hacha y, de un sólo golpe con su filo, rompió el mágico objeto por la mitad.

Cientos de pedazos de ínfimo tamaño volaron por la habitación, mientras Hojo gritaba de horror ante lo que veía. El poder de Ryota se vio mermado con aquella acción, mientras Gárland apartaba los restos del cristal para coger de lo que quedaba de él lo que parecía ser un orbe brillante del tamaño de la palma de una mano. Lo tomó y emitió un resplandor verde intenso que iluminó la sala con su sola luz.

Xefil no sabía qué era aquello, pero los ojos espectrales de Gárland brillaban ante él. Fuera lo que fuese, si tanto lo quería no podía ser nada bueno... Para ellos.

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Re: Ronda #9 - Villain's Vale

Notapor Sombra » Lun Mar 31, 2014 4:26 am

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Como respuesta, Light señaló la puerta que tenía el símbolo de la rosa inscrito a modo de cerradura. Asentí con la cabeza y subimos las escaleras.

En cuanto nos quedamos frente a ésta, acerqué la Llave-Objeto al símbolo haciendo que ésta reaccionase abriéndose pesadamente.

Nos recibió un oscuro pasillo que estaba muy poco iluminado, pero se veía lo suficiente como para que necesitase gastar más magia con Visión Nocturna, por lo que avancé cerca de Maya y Light.

En cuanto entramos del todo, las puertas se cerraron por completo, corrí de nuevo hacia ella y coloqué la Llave Objeto en aquella especie de símbolo para volver a abrirla, pero no funcionó. La puerta ya no reaccionaba con La Rosa.

Esto no me gusta —murmuré lanzando una mirada nerviosa a los aprendices de Ronin.

Por algún motivo empezaba a creer que en cualquier momento saldría otro de aquellos guardianes gritando un "¡Sorpresa!" o algo así, algo que no se me hacía agradable.

No podemos dar marcha atrás —me mordí el labio. No solo eso, sino que mi Evasión Sombría no me dejaba pasar por lugares que estaban pegados al suelo por completo y aquella puerta era uno de aquellos casos.

Volví a guardar la llave objeto en el bolsillo de mi pantalón y apreté mi puño tratando de mantener la calma en la medida de lo posible. Era mi deber infundir valor en mis compañeros en aquel momento incluso si nos estábamos adentrando en las fauces de un lobo, se lo debía a ambos.

Varias esferas se escendieron con unas llamas verdosas dentro, me pregunté como era posible que ardiesen sin oxígeno, pero deduje que se alimentaban de magia o algún tipo de energía alternativa que servía como combustible.

Bajo aquellas esferas que servían como antorchas había numerosas estatuas de bestias de aspecto temible, no me gustaba mucho aquella decoración, la verdad. Era demasiado tenebrosa, y no podía evitar sentir que en cualquier momento pudiesen lanzarse sobre nosotros con sus garras para despedazarnos y darnos la muerte más horrible que pudiese imaginar.

Me estremecí al recordar que yo no había sido muy diferente de aquellas aberraciones de hecho, era irónico que pensase con cierto miedo de aquella manera cuando yo me había lanzado con garras y colmillos cientos de veces antes y con el objetivo de despedazar a mis víctimas las cuales imploraban ayuda y que me detuviera sin que yo les escuchase.

<<No, no debo pensar en eso. Soy un humano, es imposible que sea una de esas cosas, Xefil tiene razón.>>

Negué con la cabeza quitándome de la cabeza aquellos pensamientos desagradables, debía mantenerme concentrado con nuestra misión.

Finalmente, llegamos al final de aquel siniestro pasillo. Las luces se encendieron y mostraron una enorme habitación con forma circular. En el centro había una mesa con el dibujo de una rosa idéntica a la que llevábamos con nosotros. Había varios asientos rodeándola y... Pronto nos dimos cuenta de que había gente en ellas.

<<Lo sabía.>>

Más al fondo, había un altar no demasiado grande donde se erigían dos tronos. En uno de ellos había alguien que nos daba la espalda, sin embargo un par de cuernos de aspecto peligroso sobresalían de su cabeza. En su mano se distinguía una copa de vino rojo, o eso parecía al menos. Quizás simplemente era... Gazpacho o... ¿Zumo de fresa? Sinceramente, prefería no pensar que era en realidad, pues tenía una mala sensación con su parecido con otro líquido rojo que ya había visto más veces de las que me gustaría contar.

Rubicante tenía razón: han picado.

Solté una exclamación en cuanto aquel que había conocido en el Inframundo —que si mal no recordaba se llamaba Seymour— mencionó el nombre del tipo de rojo que nos habíamos encontrado antes. Aquello quería decir una cosa, desde el principio el guardián sabía quienes éramos y nos había engañado por completo. Habían sido más listos que nosotros y nos habíamos confiado.

Quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar —cité con rabia aquella frase que había leído en un libro llamado El Príncipe de la biblioteca de Bastión Hueco.

¡Idiotas! ¡Tontos! —se burló de nosotros el payaso llamado Kefka que se le había escapado al chucho y a Maya—. ¡No tenemos que ir a buscaros, ya venís vosotros por vuestro propio pie! ¡Esto es la monda!

Es ciertamente triste —secundó su compañero que se sentaba junto a él en una de las sillas que rodeaban la mesa—. Nuestro gran líder esperaba algo más... Acorde a la amenaza que supone la Orden.

¿Amenaza?

Seguía sin comprender por qué éramos una amenaza para ellos. Si simplemente no se hubiesen metido con nosotros nada de aquello hubiese ocurrido y cada uno habría seguido su camino sin más.

El payaso se levantó de su asiento y lo apartó de una patada, dio un salto sobre la mesa y empezó a acercarse a nosotros mientras daba saltitos alegres y canturreaba. Bajé la vista soportando la humillación que estaba viviendo, si seguía viéndole la cara no podría evitar darle un puñetazo en cuanto se acercase y la verdad, no teníamos ninguna clase de ventaja en aquel momento como para ponernos a pelear, al fin y al cabo estaban en su terreno.

Probablemente ya sabían donde estaban los demás, lo que hacían y... Solo deseaba que los demás estuviesen mejor que nosotros.

El sonido de dos magias siendo invocadas me alertó haciendo que clavase mi mirada en Kefka, que hacía malabares con aquellos hechizos amenazando con lanzarnoslos en cualquier momento. No invoqué mi llave espada, estaba esperando el momento justo para hacerlo si era estrictamente necesario.

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No tan deprisa, Kefka —la voz de la persona (o cosa) que estaba sentado al fondo resonó en la sala deteniendo al momento al payaso. Por algún motivo se me hizo muy familiar, pero no pude identificarla del todo.

También pude escuchar el sonido de un estómago muy hambriento.

<<Oh, joder. Espero que esa cosa no quiera comernos a nosotros.>>

Disculpadme, hoy me he levantado con hambre. Kefka, hay que otorgarles el beneficio de la duda, ¿no? Dejemos que expongan sus motivos por los que han venido —giró un poco su cabeza hacia nosotros—. Primero, entregad vuestras Llaves Espada a Seymour. Después, exponed vuestras motivaciones... Y quizás os atienda.

Kefka no pareció muy a favor por su reacción consiguiente, pero no se atrevió a contradecirla. Volvió a junto la mesa y tras patear furioso una silla más se sentó en la mesa. Era tal cual un niño caprichoso, cosa que me recordó mucho a cierto Maestro malcriado de Tierra de Partida.

Seymour se levantó de su silla y se aproximó a nosotros, en su mano apareció una especie de vórtice de color negro. De algún modo me recordó a una de las magias de Wix que impedía que pudiésemos llamar nuestras Llaves Espadas por lo que me planteé seriamente si hacer caso o marcharnos.

Podía deducir de sobra que si lo quisiesen podrían matarnos a los tres y ni siquiera tendríamos oportunidad de defendernos por lo que me tomé aquella petición como una forma de asegurarse que no tratasemos de atacarles sin más.

Habéis escuchado a nuestro gran líder. Gentilmente os pido vuestras Llaves Espada.

Miré a mis dos compañeros unos instantes y asentí en silencio en cuanto volví mis ojos hacia el hombre que esperaba que entregasemos nuestras armas.

Alcé mi mano e invoqué mi arma, sin embargo no la di al momento.

Está bien, al menos yo no quiero empezar una pelea si podemos evitarla, sin embargo tengo una pregunta que me gustaría que contestases —alcé la voz dirigiéndome al misterioso ente del fondo de aquella especie de sala de reuniones.

En realidad tenía decenas de preguntas. Por qué se habían puesto un nombre tan estúpido, cuales eran sus objetivos, de donde sacaban gente tan rara... Sin embargo, había otra que consideraba más relevante para comprenderles.

¿Por qué nos consideráis una amenaza? Hasta donde yo sé, vosotros fuisteis los primeros en atacarnos—aunque la verdad, no tenía ni idea de quien había empezado. Tan solo quería conseguir exprimir y obtener toda la información posible incluso si estaba forzando las cosas.

Contestase lo que contestase (si es que lo hacía) acabaría entregando mi Llave Espada muy a regañadientes. No me agradaba tener que deshacerme de ella y menos aún dejársela a eses locos, pero no teníamos más alternativas. Tan solo podíamos confiar en su "buena fé", para que cuando acabasemos de hablar nos liberasen sin más, aunque lo dudaba. Probablemente aquel día correría un río de sangre y pese a que no quería sonar pesimista... Dudaba que alguien pudiese hacer algo por nosotros. Lo lamentaba un poco por la niña, pero no había mucho más que hacer.

Con la vista, empecé a buscar cualquier posible salida o forma de escapar si las cosas se ponían feas, necesitaríamos alguna manera para asegurar nuestra supervivencia y la verdad, no estaba dispuesto a morir en un lugar como aquel. Teníamos que ganar tiempo, de una manera u otra, quizás un milagro lograba salvarnos en forma de Maestros.

Habías dicho que querías saber los motivos que nos impulsan a venir aquí, ¿cierto? —quise asegurarme, aunque ya lo había dicho él mismo antes—. Espero que comprendas que nosotros los aprendices no tenemos apenas información útil para vosotros ya que como en este caso, hemos sido fácilmente capturados y no se arriesgarían a darnos información que les comprometan teniendo en cuenta lo poco que os ha costado atraernos a vuestra trampa.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor Light » Jue Abr 03, 2014 2:06 pm

Los tres aprendices se acercaron a la puerta con el emblema de la rosa y ésta reaccionó nada más entrar en contacto con la llave que tenía Ragun, entregada por el villano que acababan de engañar. A Light todavía le costaba creer que éste se hubiera dejado engañar de tal forma, ¡e incluso se había tomado las molestias de curarle! ¡A él, a un completo desconocido!

Cuando empezó a dar sus primeros pasos en aquel pasillo, la puerta del emblema se cerró y el corazón le dio un vuelco. Light se paró en seco y se giró para comprobar que no había retorno: la puerta se había cerrado definitivamente.

Esto no me gusta.

¿Una trampa? —inmediatamente se imaginó el peor de los escenarios. ¿Les habría engañado Rubicante? ¿Habría planeado conducirles hasta aquel lugar para encerrarles? ¿O aquello simplemente era un simple mecanismo de seguridad?

Maldición…

No podemos dar marcha atrás —le confirmó Ragun. ¿Ni siquiera podrían volver a atravesar la puerta usando simplemente Evasión Sombría? Aunque no le hacía ninguna gracia sumergirse en la oscuridad creada por Ragun, menos gracia le hacía quedarse encerrado.

Dejó de prestar especial atención a la puerta y continuó avanzando. No había otra opción, después de todo.

Comenzaron a caminar por un pasillo oscuro, incapaces de ver nada al principio. A partir de cierto punto unas llamas verdosas brotaban a medida que seguían avanzando, iluminándoles el camino y permitiendo que observaran con mejor detalle las monstruosas criaturas que les acechaban.

Light no se molestó en examinar éstas y continuó hacia adelante, sin detenerse. Por mucho que asustaran seguían siendo simplemente objetos inertes. ¿De qué preocuparse, entonces?

Finalmente recorrieron todo el pasillo, alcanzando una gran habitación circular. Una mesa con el símbolo de la rosa se hallaba en la sala, idéntica a la llave entregada por Rubicante.

Pero la mesa no fue lo que más llamo la atención de Light. De hecho, ni siquiera se fijó en ésta. La mirada del muchacho no se movió del rostro familiar que reconocería, desgraciadamente. Hubiera pagado la cantidad no escrita de platines para no volver a ver a aquel individuo, este estúpido individuo…

Kefka, el payaso que les secuestró en Ciudad de Paso. Éste se mofó de su metedura de pata, insultándoles.

Rubicante tenía razón: han picado —señaló uno de los presentes en la sala.

¡Idiotas! ¡Tontos! —Light permaneció helado mientras escuchaba los insultos de Kefka, sin saber qué decir. De hecho, el payaso tenía toda la razón del mundo: habían sido unos ilusos—. ¡No tenemos que ir a buscaros, ya venís vosotros por vuestro propio pie! ¡Esto es la monda!

Es ciertamente triste —le daba la razón un enigmático hombre, desconocido para Light. Su extravagante cabello azul destacaba notoriamente en la sala—. Nuestro gran líder esperaba algo más... Acorde a la amenaza que supone la Orden.

¿Cómo he podido picar en esto?

Tenía que haberlo sospechado. La amabilidad de Rubicante, la llave entregada por él, la innecesaria cura por parte de éste… De este modo se había ganado su confianza y les había conducido a la boca del lobo, haciéndoles creer que acabarían en el lugar donde tenían encerrados a los prisioneros.

¡Maldición!” bajó la mirada y apretó sus puños, avergonzado de sí mismo y asustado. Habían fallado la misión y habían acabado en el peor de los lugares: donde se reunían los Villanos Finales. Tras haber experimentado el poder de uno de ellos, sabía que su fuerza no bastaría para vencerles. Si se les antojaba, podían destruirles en ese preciso momento sin mucho esfuerzo.

Esperaba que Ronin y los demás se encontraran en una situación más favorable. En aquel momento, ellos eran los únicos que podían sacar a Cloud de ese lugar.

¿Eh?

Entonces, el ruido que provocó Kefka al patear una de las sillas alertó a Light. El chico observó al payaso, quien se acercaba a ellos de forma estúpida —Light no pudo evitar hacer una mueca al presenciar los movimientos del payaso, a quien mostró sus dientes—, dispuesto a fulminarles con algunos hechizos elementales. El aprendiz dio dos pasos hacia atrás, en guardia.

No tan deprisa, Kefka.

El hombre sentado en el trono detuvo al payaso a tiempo. Light, extrañado por la voz que acababa de escuchar, se quedó mirando fijamente el asiento que le ocultaba. Le resultaba familiar, pero era incapaz de adivinar de quién se trataba. Incapaces de reconocerle, tampoco eran capaces de ver su rostro, pues les estaba dando la espalda; solamente podían advertir sus cuernos.

¿Dónde he escuchado esa voz antes?

El sonido de su estómago resonó en la habitación, perfectamente audible.

Disculpadme, hoy me he levantado con hambre —admitió—. Kefka, hay que otorgarles el beneficio de la duda, ¿no? Dejemos que expongan sus motivos por los que han venido —ladeó la cabeza y movió los cuernos que sobresalían del asiento. Parecía que, de momento, se habían librado de una buena tunda—. Primero, entregad vuestras Llaves Espada a Seymour. Después, exponed vuestras motivaciones... Y quizás os atienda.

Light se mordió el labio inferior y empezó a meditar fríamente su decisión mientras Seymour comenzaba a andar hacia ellos. Renunciar a sus Llaves Espada sólo les podía perjudicar: no podrían utilizarlas para defenderse y estarían a su merced completamente. Además, él precisamente dependía demasiado de su arma. Si entregaba su Alma Inquebrantable no podría hacer prácticamente nada…

O quizás sí. El joven recordó que contaba con otro arma y decidió comprobar que así era. Acercó una de sus manos al pantalón y disimuladamente comprobó que llevaba el objeto apropiado en sus bolsillos: una simple daga, una pequeña arma blanca que le permitiría defenderse. Por tanto, al final no dependía tanto de su Llave Espada y podía deshacerse de ella.

Habéis escuchado a nuestro gran líder. Gentilmente os pido vuestras Llaves Espada.

Si no queda más remedio…

Está bien, al menos yo no quiero empezar una pelea si podemos evitarla, sin embargo tengo una pregunta que me gustaría que contestases —dijo Ragun antes de entregarles su arma.

>>¿Por qué nos consideráis una amenaza? Hasta donde yo sé, vosotros fuisteis los primeros en atacarnos.

Light se cuestionó que se dignaran a responderle. ¿Acaso no eran ellos los que tenían que dar explicaciones por entrar dentro de su territorio? Su situación no era lo suficientemente favorable para recibir respuestas.

Las recibieran o no, el aprendiz materializaría su pesada Llave Espada y se la entregaría a Seymour, no muy convencido. Antes de soltarla definitivamente se detuvo durante unos segundos para replantear su decisión, pero finalmente cedió y la entregó.

Intuía que se arrepentiría de su decisión.

El chico comenzó a rascarse la nuca, pensativo. Ahora, tenían que darles explicaciones, ¿pero qué podían decirles? ¿Debían confesar que habían entrado en Villain's Vale para rescatar a Cloud? Cuanto menos supieran los enemigos de sus objetivos, mucho mejor.

Por tanto, debía pensar otra excusa y tirarse un farol. O, al menos, intentar ganar un poco de tiempo mientras daban con una vía de escape; aunque dudaba que existiera una.

¿Quieres motivos? Bien, hablaré gustosamente contigo —anunció, aunque por su expresión ceñuda todos podían intuir que no le apetecía nada hablar—. Pero, antes de eso, ¿podrías girarte y dar la cara? No acostumbro a hablar con gente que me está dando la espalda —comentó arisco.

Ahora, a contemplar el hermoso rostro del Villano Final —posiblemente un horrendo o excéntrico monstruo— y a improvisar.

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Edit por un tonto despiste xD para variar (?)
Última edición por Light el Jue Abr 03, 2014 2:13 pm, editado 2 veces en total
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Ronda #9 - Villain's Vale

Notapor Astro » Jue Abr 03, 2014 2:10 pm

Cloud alternó la mirada entre el desafiante aprendiz híbrido de Tierra de Partida, y entre el tembloroso aprendiz de Bastión Hueco. Ambos observaban con cautela al rubio, que no parecía mostrar reacción alguna a las palabras de los chicos. Hasta que sus ojos se pararon en uno de los dos: en Ban.

¡¡A-aléjate de mí!! —chilló el muchacho, viendo que Cloud empezaba a dar trompicones hacia él.

Ban dio un par de pasos hacia atrás, tembloroso, apuntando con su Llave Espada al joven que se le acercaba. Pero apenas tuvo tiempo para reaccionar. Cloud se abalanzó a toda velocidad hacia él, haciendo que la llave saliera volando de un fuerte manotazo, y clavando unas recién aparecidas garras negras en el pecho de Ban.

¡¡¡AAAAAAAAHHHH!!

Ban que quedó congelado, paralizado, mientras sentía por primera vez un dolor imaginable atravesándole el pecho. Su cara de terror lo decía todo, ni siquiera podía reaccionar. Pero, lo que el muchacho no sabía, era que había algo extraño en esas garras. No solo atravesaron la carne del muchacho, también le inyectaron algo. ¿Veneno? No, algo mucho peor. Oscuridad.

¡¡Oswald!!

Ambos cayeron al suelo. Cloud se había desmayado tras su precipitado ataque, y Ban se había dejado caer al suelo, apoyando la espalda contra la pared mientras se retorcía de dolor con lágrimas en los ojos. Pero la oscuridad no tardó mucho en empezar a hacer efecto. El dolor fue desapareciendo poco a poco, y todo lo que rodeaba al chico pareció detenerse. Era una sensación rara, difícil de describir. Estaba como adormilado, ¿drogado quizás?

Essto ess malo. Te ha inyectado una gran cantidad de osscuridad

Scarmiglione, el escalofriante guía, se había acercado hasta el pequeño Oswald, y observaba la herida con una mezcla de preocupación y curiosidad. En su estado, a Ban le costó un poco entender sus palabras, pero cuando lo hizo su cara de terror se multiplicó por cien. ¿Qué significaba eso...?

Te quedan pocoss minutoss de vida. Pronto te unirásss a mí —sentenció la criatura con una macabra sonrisa.

¿Q-q-qué...? No...no...no...¡¡NO!!

Presa del pánico, Ban se llevó una mano a la herida del pecho, respirando agitadamente. Lo podía notar. El dolor había desaparecido, pero sentía que tenía algo extraño en su pecho. Algo que se iba extendiendo poco a poco por todo su cuerpo con un leve hormigueo. La oscuridad le estaba invadiendo.

El chico no tardó en romper a llorar, incapaz de reaccionar de otra forma. ¿De verdad iba a morir aquí? ¿Por una absurda misión para rescatar a un tío a quien ni conocía? ¿Y encima iba a morir por ÉL? No era justo. Nada de esto era justo. Desde el momento que Ryota le había ofrecido unirse a Bastión Hueco, nada lo había sido. Derrotas, humillaciones, fracasos, dolor...muerte.

Éste no era el juego al que Ban quería jugar.

Ssólo una persona te puede ssalvar. Aunque... Quizásss no te gusste.

El rubio levantó la cabeza, mirando fijamente al ser de la capucha con una chispa de esperanza en sus ojos llenos de lágrimas.

¡No le escuches! ¡¡No aceptes su trato!!

Es lo que habría hecho en una situación normal. Pero Ban estaba desesperado. La sensación de tener un oscuro veneno avanzando por su cuerpo era aterradora.

A-ayúdame... —consiguió decir entre sollozos.

Nuesstro gran líder, nuesstro sseñor. El osscuro.

Aquello no sonaba bien. De hecho, el sentido común de Ban le decía que no era una buena idea, que huyera, que buscara ayuda en Ronin o incluso que fuese a buscar a Nanashi o a Ryota. Pero el miedo pudo con Ban. El miedo a la muerte, a no conseguirlo a tiempo. A que ninguno de ellos pudiese ayudarle de verdad. Necesitaba agarrarse a cualquier clavo ardiendo.

El chico se levantó como pudo, tambaleándose, y se frotó los ojos para quitarse las lágrimas de ellos.

P-por favor...ayúdame —dijo una vez consiguió mantener el equilibrio de pie, esforzándose para contener las lágrimas—. Haré lo que sea...

»No quiero morir...

Con un poco de dificultad para andar, Ban siguió a Scarmiglione hacia la salida que el monstruito había abierto. El objetivo era claro: el líder de los Villanos Finales, el único que podía ayudarle. Al chico no le importaba el precio que tuviera que pagar o lo que tuviera que hacer, haría lo que fuese para sobrevivir en este maldito lugar.

Ban Oswald no quería morir.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor Zodiark » Vie Abr 04, 2014 12:51 am

Engañados.

Debí imaginarlo. De nuevo, ellos iban un paso por delante. Esta vez sí que la habíamos hecho buena, nos habíamos dejado engañar como unos niños de parvulitos cuando les ofrecen un caramelo, y nos metimos de lleno en la boca del lobo.

¡Idiotas! ¡Tontos! —la irritante risa de Kefka y su estúpida cara sonriente no hacían más que hervirme la sangre—. ¡No tenemos que ir a buscaros, ya venís vosotros por vuestro propio pie! ¡Esto es la monda!

Es ciertamente triste. Nuestro gran líder esperaba algo más... Acorde a la amenaza que supone la Orden. —el comentario de Seymour me hizo enojar más todavía, pues ya era la segunda vez que lograba engañarme.

Si tan sólo hubiese sido más poderosa, les habría pegado una buena paliza a los dos... Les odiaba con todas mis fuerzas, me sentía totalmente humillada e impotente, y estaba paralizada. ¿Qué podía hacer más que quedarme quieta? No había salida, y enfrentarnos a ellos era una locura.

Para más inri, Kefka se levantó y se dirigió hacia nosotros, sonriente, preparando unos hechizos para fulminarnos con ellos. Me preparé para lo peor, y estaba a punto de materializar mi Llave Espada en un intento desesperado de protegerme de sus ataques cuando el hombre que estaba, de espaldas, en el trono del fondo de la sala, habló:

No tan deprisa, Kefka.

Aquella voz me sonaba. No sabía con certeza cuándo ni dónde, pero sabía que la había escuchado antes. ¿Quién nos estaba dando la espalda? Aquellos cuernos que sobresalían a los lados del trono eran muy característicos, ¿por qué no lograba identificarle? Intentaba recordar de quién se podía tratar, cuando de pronto el rugido del estómago de aquel ser resonó por toda la sala.

Disculpadme, hoy me he levantado con hambre. Kefka, hay que otorgarles el beneficio de la duda, ¿no? Dejemos que expongan sus motivos por los que han venido. Primero, entregad vuestras Llaves Espada a Seymour. Después, exponed vuestras motivaciones... Y quizás os atienda.

Kefka obedeció y anuló sus hechizos. Acto seguido, se giró hacia el gran trono y agitó sus brazos, como si quisiera quejarse ante él, pero no dijo nada, simplemente se quedó callado. Fuese quien fuese, parecía tener bastante autoridad sobre los Villanos Finales si fue capaz de hacer callar al imbécil de Kefka, así que no iba a ser lo mejor ponérnoslo en contra ya que seguramente sería más poderoso que cualquiera de ellos. Esto fue corroborado por el propio Seymour, que se acercó a nosotros y dijo:

Habéis escuchado a nuestro gran líder. Gentilmente os pido vuestras Llaves Espada.

Se trataba ni más ni menos que de su líder, lo cual me pareció bastante obvio al observar su gran trono después de que Seymour nos lo dijera.

Tanto Light como Ragun entregaron sus Llaves Espada, y yo no tuve más remedio que hacer lo mismo. No estábamos en condiciones de pelear contra esa gente. Además, si las cosas se ponían demasiado feas siempre podría contar con mi magia.

Está bien, al menos yo no quiero empezar una pelea si podemos evitarla, sin embargo tengo una pregunta que me gustaría que contestases —respondió Ragun al líder, que nos había dado la oportunidad de explicar por qué estábamos allí—. Por qué nos consideráis una amenaza? Hasta donde yo sé, vosotros fuisteis los primeros en atacarnos.

>>Habías dicho que querías saber los motivos que nos impulsan a venir aquí, ¿cierto? Espero que comprendas que nosotros los aprendices no tenemos apenas información útil para vosotros ya que como en este caso, hemos sido fácilmente capturados y no se arriesgarían a darnos información que les comprometan teniendo en cuenta lo poco que os ha costado atraernos a vuestra trampa.

¿Quieres motivos? Bien, hablaré gustosamente contigo —contestó esta vez Light—. Pero, antes de eso, ¿podrías girarte y dar la cara? No acostumbro a hablar con gente que me está dando la espalda.

Queréis información y nos habéis tendido una trampa —dije dando un paso al frente, respirando hondo y armándome de valor, estaba harta de acobardarme y esconderme de aquellos hombres... o lo que fueran—. Sin embargo, nos habéis puesto muchos impedimentos para llegar hasta aquí. Gilgamesh, el tipo que daba vueltas por el pueblo, las puertas cerradas que solamente podían ser abiertas con las Llaves Objeto, y Rubicante, que seguramente nos habría atacado si no le hubiésemos intentado engañar. Por no hablar del hecho de que posiblemente podríamos habernos desviado y habernos dirigido a otra torre. ¿Esperabais "algo más" de nosotros? Pues para habernos tendido una trampa nos habéis colocado muchas piedras en el camino para llegar hasta ella, y hemos superado prácticamente todas ellas.

Respiré hondo una vez más y paseé mi mirada por los los Villanos Finales. Primero Seymour, después Kefka y, por último, el trono.

¿Quieres saber qué hemos venido a hacer aquí? Te lo contaremos si es lo que quieres, pero dinos... ¿qué es lo que pretendéis vosotros?

Evidentemente, no iba a contarles que habíamos entrado en Villain's Vale para rescatar a Cloud, ya que si hacía eso seguramente se lo volverían a llevar a otra parte y entonces sí que me sería imposible llevarlo con Aeris. Tenía que pensar alguna excusa sobre la marcha.

Los tres habíamos intentado darle la vuelta a la situación, improvisando nuestras respuestas ante las exigencias de aquel ser, pero era posible que, en lugar de salvarnos el pellejo, con nuestras palabras les hubiesen provocado y hecho enfadar y se lanzaran a la carga contra nosotros, por tanto debíamos encontrar alguna ruta de escape.

No podía engañarme a mí misma: la situación era peliaguda. Pero no podía venirme abajo, TENÍA que salvarme. No más acobardarme y quedarme paralizada sin saber qué hacer como ocurrió en el Inframundo. Por culpa de aquello, Gabranth se llevó a Cloud. No iba a permitirme cometer el mismo error otra vez, así que sólo había una posibilidad: salir de allí e ir a buscar al amigo de Aeris, sí o sí. Para mí, ya no había lugar para nada más en aquel momento.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor RedXIII » Vie Abr 04, 2014 1:50 am

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¡¡¡AAAAAAAAHHHH!!

Por la sala retumbó el grito de desesperación de Ban, mientras su pecho era bruscamente atravesado por la oscura mano de aquel al que habían venido a salvar.

¡¡Oswald!!

Ambos cayeron al suelo, el temor y la muerte se mascaban en el aire acompañados por el frío y leve paso de una persona, Scarmiglione, quien se acercaba al aprendiz de Bastión Hueco.

Ps — Escupió levemente al suelo y enfundó una de sus espadas, llevando la otra hacia su hombro.

Essto ess malo. Te ha inyectado una gran cantidad de osscuridad. Te quedan pocoss minutoss de vida. Pronto te unirásss a mí — ¿Aquello quería decir que era un fantasma? El hombre era extraño pero no pensaba que hasta tal punto, pero en algo tenía razón, aquella herida no tenía buena pinta y si no hacía nada moriría en poco tiempo.

No sabía que hacer ante aquello y la situación era tan tensa que el pobre aprendiz herido no pudo evitar echar a llorar, Hiro sentía un nudo en la garganta viendo como moría sin poder solucionarlo.

Ssólo una persona te puede ssalvar. Aunque... Quizásss no te gusste.

¡No le escuches! ¡¡No aceptes su trato!!

Hiro hizo un falso gesto de querer sacar algo de la manga pero desgraciadamente la había dejado en casa así que sacó algo de su extraño bolsillo gigante, una pequeña caja de cartón, que en ella contenía unos cigarrillos caseros que había hecho, se llevó uno a la boca y lo encendió.

Bueno, veamos — Se acercó lentamente a donde tenía el aprendiz la herida y la miró de forma más detenida mientras pedía ayuda al señor fantasma.

Nuesstro gran líder, nuesstro sseñor. El osscuro. — Tonterías, todo lo que le pudiera ofrecer aquel ser solo sería un truco que perjudicaría más al herido que a la herida, pero era suya la decisión y al parecer eligió hacerle caso, ya que se levantó como pudo de ahí.

P-por favor...ayúdame, haré lo que sea...

Esas palabras te pesarán, créeme — Dijo mientras permanecía aun agachado.

Se levantó y se expulsó el polvo de los pantalones, se acercó brevemente a Cloud y le miró con unos ojos llenos de rencor y asco, aunque estuviera manipulado por la oscuridad no podía dejar de sentir un gran desprecio hacia el.

Tenía que haberte disparado — Dijo y a continuación se dirigió a la salida junto al fantasma y al malherido.

No se muy bien que hacer, maestro — Dijo al maestro Ronin mientras salía por la puerta —Así que pensé que podría encargarme de Ban por ti.
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Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale

Notapor Zee » Vie Abr 04, 2014 8:00 pm

¿Qué estabas haciendo con el chico? —cuestionó el Maestro Ryota. Prefiriendo darle evasivas, el supuesto Doctor Hojo fingió demencia, preguntándole consecuentemente a quién se refería en particular.

¿Cuál de ellos?

Y al Maestro Ryota no le agradó, eso quedó más que claro. El hombre gruñó, frustrado, y alrededor de su cuerpo comenzó a hacerse presente de nuevo aquella extraña aura verde. Sus ojos también comenzaron a brillar con fuerza. Mientras tanto, para darle efecto a su presencia, el Maestro se aseguró de materializar su Llave-Espada y tenerla a mano.

Lo sabes. Strife.

¿Strife...? Strife... —una vez más, el científico parecía estar burlándose del Maestro con completa intención. La última vez (y primera) que había visto al Maestro, me había parecido especialmente sereno... pero entonces, frente a Hojo, era completamente diferente. Estaba a punto de estallar...—. Tengo tantos sujetos de experimentos...

Ryota ―advirtió la Maestra Nanashi―. Está intentando enfurecerte.

Un leve destello de entendimiento cruzó por mi mente. Abrí un poco los ojos y asentí con la cabeza lentamente, comprendiendo las intenciones de aquel hombre. Era obvio que pretendía hacer algo con el Maestro: aquella aura no era normal. ¿Pero era una buena idea advertirle? Yo no era precisamente la persona adecuada, por lo que retrocedí medio paso y miré a la Maestra Nanashi con una expresión nerviosa, como pidiéndole que intentara solucionarlo de nuevo.

¿Yo? No, estoy colaborando.

Pero parecía que Ryota estaba más dispuesto a escuchar a Hojo que a Nanashi. Ignorando las palabras de su compañera, el Maestro avanzó hasta el científico y le colocó, amenazante, la punta de su Llave-Espada en el pecho.

Ryota, el cristal te está afectando a la mente. Ese hombre te está provocando para analizar tus reacciones.

Qué inteligente.

Aquella voz, la que había respondido a la teoría de Nanashi, no había salido ni de los labios de Ryota ni de los de Hojo. Y lo que era peor, sonaba terriblemente familiar; inconscientemente, me recorrió una sacudida, producto de un miedo instintivo e irracional.

Casi al instante unas cadenas salieron disparadas por la puerta. Nanashi fue mucho más veloz, invocando su Llave-Espada para intentar repelerlas, mientras que yo fui tomado por sorpresa y no pude hacer más sino retroceder de un salto y cubrirme con ambos brazos. Afortunadamente, la Maestra parecía haber invocado un hechizo en el momento preciso, por lo cual el ataque no llegó siquiera a rozarme. Exhalé el aire que inconscientementeme había guardado, agradecido.

Quien atravesó la puerta no era otro más que Gárland. La armadura viviente, poseída por la oscuridad.

Rápidamente el dios caído se lanzó contra nosotros, extendiendo su garra en dirección a Nanashi. La barrera que ella había invocado le detuvo el paso, aunque por sólo unos instantes: su mano atravesó el escudo y, al apretarlo en un puño, lo resquebrajó hasta que se hizo pedazos frente a nosotros. Sin darnos tiempo a reaccionar, lanzó un corte con su hacha en dirección a la Maestra, quien fue despedida al intentar desviar el golpe con su propia arma.

¡Mierda!

Maldije para mis adentros, puesto que fue lo único que me dio tiempo a hacer. Antes de que pudiese hacerme a un lado o invocar mi Danza de la Demencia, Gárland se adelantó hasta mí con un sólo impulso y me aprisionó la cabeza en un mortal agarre.

Clavó sus brillantes ojos amarillos en los míos. Quise sostenerle la mirada, desafiarlo, pero el dolor que sus dedos presionando mis huesos ocasionaban no me dejaba mantener los ojos abiertos ni un instante.

Guerrero de la Luz... Te recuerdo. ¿Cómo está nuestra hormiga?

¿Quién...? ―se me escapó, sin que lo hubiese pensado, mientras llevaba mis manos hasta el brazo de Gárland e intentaba apartarlo, sacudiendo también el resto de mi cuerpo.

Pero fue imposible. Si no fuese por la precisa intervención del Maestro Ryota, el hombre hubiera acabado conmigo. Gárland se vio obligado a responder al ataque del hombre, por lo que tuvo que soltarme. Aproveché la oportunidad para alejarme, dando una voltereta apenas me desplomé en el suelo. Incluso así, con los pies en la tierra, todo me daba vueltas. Y las sienes me quemaban, además.

¡Interesante! Muy interesante... —murmuró el científico, observando con ojos brillantes los niveles registrados por el cristal de la habitación—. El cristal de viento le está otorgando varios niveles de poder... ¡¡Es más de ocho mil!!

¿A quién se refería...? ¿A Ryota o a Gárland? Ambos parecían verse rodeados por aquella extraña aura y sus movimientos eran mucho más veloces y certeros. Ambos, diría yo; especialmente en el casod el último, que bien podía mantener a raya a dos Maestros y un Aprendiz.

Pero aquello no era suficiente para el dios. Dispuesto a conseguir más poder, transformó su arma en una larga lanza, la cual clavó en el centro del cristal con un fuerte movimiento. La punta se clavó en la roca y penetró un buen trecho, provocando que el mineral mágico respondiera con un chirrido que por poco y nos ensordece a todos; en particular al Maestro Roya, quien se cubrió los oídos con las manos y aulló de dolor.

¿¡Qué estás haciendo!? ¡¡Estás dañándolo!!

Silencio, escoria.

Me puse de pie mientras Gárland se aproximaba hasta el cristal, asiendo con fuerza el mango de su arma y desprendiendo trozos de la gigantesca roca mientras lo movía en su interior. La sacó de un tirón, para después transformarla de vuelta en un hacha...

...con la cual lo partió de un tajo.

El cristal se quebró en miles de pequeños trozos que salieron disparados como una lluvia brillante por la habitación, golpeándonos a todos. Un impulso de energía había brotado tras la ruptura; pero fue sólo eso: energía que recorrió la estancia y no afectó a nadie. Gárland aprovechó la distracción de todos (Nanashi herida, Hojo aterrorizado y Ryota debilitado) para tomar lo poco que había quedado de aquel gigantesco cristal: un orbe brillante de color verde.

Al hacer contacto con su mano, éste comenzó a despedir una intensa luz del mismo color. Los ojos de Gárland comenzaron a brillar también, vaticinando algo que no podía ser nada bueno.

Lo que fuese que fuera aquello, le estaba dando más poder.

Tenía que arrebatárselo.

En la habitación ya no quedaba nada. Estaban los dos Maestros, claro, pero no sabía si estaban en un buen estado como para luchar. Al menos un par de segundos iban a necesitar para recuperarse, y esos pocos instantes podían significar mucho cuando se trataba de Gárland.

Podría aparecer y desaparecer, como la última vez...

¿Y luego correr a dónde? Y para empezar, ¿sería capaz de arrebatárselo? Ragun había sido completamente diferente, era una persona entera (o casi), con muchos sitios de donde podía asirme. Pero aquello era una esfera pequeña que Gárland llevaba en la mano. Y no sólo eso; muy probablemente el truco viejo no funcionara de nuevo.

O podía actuar como señuelo, distraerlo, y que los Maestros se encargaran de detenerlo. ¿Pero qué me aseguraba mi seguridad? ¿Y para qué, por una pequeña esfera que no sabía qué hacía? No valía la pena...

Si de verdad es usted tan poderoso, Lord Gárland... —cuestioné —. ¿Por qué necesitaría de Cloud o de una pelota sobrevalorada? ¿Necesita depender siempre de otros?

Primer paso, provocación.

Disparé con rapidez un Hielo hacia la armadura, sin estar realmente interesado en golpearlo directamente. La idea era que sencillamente se diera cuenta que pretendía atacarlo.

Segundo paso, juega al cobarde.

Sin siquiera voltear a ver si mi hechizo había acertado, me di la media vuelta y eché a correr al muro más cercano. Di un alto salto y planté mis pies en la pared, para luego cambiar mi eje de gravedad con un Transversal. Mi dirección cambió radicalmente, puesto que sentí cómo el mundo entero se daba la vuelta y la pared se volvía el suelo (al menos para mí). Materialicé mi Llave-Espada con un destello rojizo y, sin detener mi carrera, subí tan alto como pude, para luego girarme y contemplar a la armadura desde lo alto.

Preguntabas por la hormiga. Bien, te ha tocado el premio mayor: ven y atrapa a la araña —desafié, apuntándole con la Llave-Espada desde un rincón de la habitación, refugiado en éste como un pequeño y débil insecto.

Sí, no era precisamente... honorable. Pero tal vez Ryota y Nanashi podían aprovechar la oportunidad mientras yo corría peligro de ser masacrado. Y como si me fuese a quedar quieto en mi sitio... Ha. Tenía todo un muro para moverme si intentaba atacarme.

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Espero que la habitación sea suficientemente alta xDDD Digo, como estaba el cristal...

Hielo Nv3 y Transversal Nv9 (:
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