Era verdaderamente extraño que alguien quisiese arrebatar su posición a aquel amable hombre. ¿Quién podría tener algo en su contra si era tan humilde y bueno?
—¿Y vosotros dos? —señaló entonces a Alec y Xefil, que no se habían presentado.
—Estos dos... —Ronin se aproximó a ambos y les dió unos capones en la cabeza—. Son Xefil, de Reino Encantado y Alec, de Ciudad de Halloween. ¡Presentaos como se debe, cabezas de chorlito! —recriminó clavando su único ojo en los dos algo enfadado.
—¡No te preocupes Ronin! —tranquilizó al maestro con un gesto nervioso—. Nunca habéis estado ante un rey, ¿cierto? No tenéis que actuar distinto conmigo, recordad que no mis vasallos. No me debéis respeto, además para vosotros solo soy un Caballero de la Llave Espada más.
—Majestad... —interrumpió Kazuki con delicadeza—. Creo que eh... Deberíamos hablar del tema que nos trae aquí. Esto... El tiempo es oro.
—¡Dichoso lo que ve mi ojo! —exclamó con una potente carcajada Ronin—. ¿Tu con prisa por algo que no sea ir a dormir o a estudiar esos libros raros de magia y paradojas temporales hasta las tantas de la madrugada?
>>Chicos, no olvidéis esto. Es un momento histórico.
—Goofy, Donald. Presentaos a estos muchachos antes de nada —mandó Mickey a sus dos súbditos, que se habían mantenido firmes todo el rato.
—¡Ahioh! —exclamó el hombre-perro—. Soy Goofy, capitán de la guardia real —dijo con un gracioso tono de voz.
—¡EJEM! —se hizo notar el pato que llevaba unas vestimentas similares a las de un mago—. Yo soy Donald, jefe de la orden mágica del reino —soltó orgulloso. Apenas se le entendía al hablar, pero si estaban atentos no tendrían demasiados problemas para comprender lo que decía.
—Empecemos pues —declaró el soberano solemne—. El objetivo de vuestra misión es capturar al cabecilla del grupo de esos terroristas. Todavía no hemos podido averiguar su paradero, pero está en algún lugar de Ciudad Disney, eso seguro. Por lo que sabemos son un grupo pequeño pero muy bien organizado, casi parece como si pudiesen predecir el momento exacto en el que aparecerá la guardia —explicó.
—¿Podrían utilizar magia de clarividencia? —preguntó Ronin a lo cual Kazuki respondió negando la cabeza.
—No creo que sea posible —sentenció Kazuki serio, como cada vez que hablaba de su especialidad—. La magia de clarividencia está vetada a la mayoría de magos si no son afines a tiempo e incluso entre ese reducido grupo ni siquiera la mitad podrían hacerlo. Nunca ha existido una clarividencia que pueda predecir con precisión el futuro.
—¿A que te refieres?
—Err... Tan solo es posible acercarse un poco a lo que puede pasar, pero eso no puede predecir resultados aleatorios, como el resultado de un Cara o Cruz o lo que saldrá al lanzar un dado. Las leyes de la casualidad en la magia de clarividencia juegan en su contra y no pueden ver un "futuro global", por lo que es muy imprecisa y limitada.
—Entonces descartada esa posibilidad.
—Bueno, de todas formas no creo que sean magos siquiera. Por lo que hemos visto tan solo conocen magias básicas, algo que llamarles magos sería un insulto para los que viven del estudio de esa clase de poder.
—¡Y que lo diga, majestad! —se unió el pato a la conversación enfadado.
—Al menos significa que no son muy peligrosos —añadió el Maestro tuerto con tranquilidad.
—No, Ronin. Eso no es cierto. Si es una conspiración para derrocarme obviamente ellos son la punta del iceberg. Alguien tiene que estar controlando los hilos —dedujo el rey, con gran inteligencia—. Además algo así pasó hace ochenta años con mi bisabuelo. Tu viviste eso, Kazuki.
—Sí, es cierto —asintió incómodo, se notaba que no quería mencionar el tema ni hablar de él.
—¡Pues está todo decidido! Estos marineros de agua dulce van a buscar pistas en la ciudad.
—Que así sea. Donald, Goofy. Haced de guías para estas jóvenes promesas. Id a cambiaros para ir de incógnito —pidió con calma—. Vosotros os separaréis en dos grupos. Decididlos como gustéis, Maya. Si quieres visitar a tu familia un momento puedes ir a saludarles, están en sus habitaciones creo recordar.