Hana―
¿Le has preguntado qué es o adónde lleva? ―interrogó la aprendiza cuando Wendy mencionó que fue Peter quien le enseñó semejante portón dorado
La niña negó con la cabeza, confusa por la pregunta. En realidad Wendy nunca se lo había planteado, y según lo que recordaba, Peter no tenía ni la más mínima idea.
—
Qué va, Peter tampoco ha podido entrar ahí. De hecho, no sé yo si se podrá abrir siquiera.Cuando la aprendiza tuvo su respuesta decidió acercarse a la enorme puerta dorada para empujarla con su cuerpo, pero comprendería a los pocos segundos que resultaría imposible. Era demasiado pesada y parecía incluso estar sellada. ¿A dónde llevaría? ¿Al interior de la montaña o…? En cualquier caso, a Hana se le quitarían las ganas de entrar por ahí cuando apuntó con su arma, escena que Wendy presenció perpleja, como si la aprendiza estuviera loca. La chica pudo sentir un punzante escalofrío recorriendo su espalda nada más apuntar a la superficie dorada, pero no se abrió, y tampoco pasó nada.
—
¿La vas a intentar abrir con eso? —preguntó extrañada, señalando la Llave Espada de Hana
Esperó una respuesta de la mujer peliazul, y cuando esta última le comentó que podía hacer lo que quisiera con su vida, Wendy bajó la vista. Parecía darle la razón a Hana, pero no le terminaba de convencer aquella opción. Saltaba a la vista que el tal Peter tenía una gran influencia sobre ella. Más de la que cualquiera pudiese imaginar. Y entonces encaró a Hana con los ojos decididos.
—
No podía visitar a mis padres de esta forma. De hecho, no sé siquiera cómo regresar sin la ayuda de Peter. Y si me voy… es para no volver —paró un momento—
. En Nunca Jamás no existen los adultos, no hay nada más que diversión y aventuras. Ir a la escuela, hacer tareas o pagar una casa. Nada de eso existe aquí, Hana. Así que sí, si me voy con mis hermanos, será para no volver.Hana notaría que a medida que Wendy hablaba, más dolida se la veía. Pero estaba siendo sincera, soltando todo lo que había tenido guardado durante tanto tiempo.
>
Los Niños Perdidos me olvidarán, Peter Pan y Campanilla también. Y yo volveré a mi vida de siempre. Sé que esto, Nunca Jamás, te puede parecer de ensueño, pero creo que ha sido suficiente —y resopló, abatida—
. Hana, muchas gracias.Tal y como había sospechado la aprendiza, a Wendy le faltaba un pequeño empujoncito para salir del paso. Y ya estaba más decidida que nunca. Cuando tuviese la ocasión, si Hana no se metía en medio, Wendy le diría la verdad al líder de los Niños Perdidos, y quién sabía el desenlace que podía tener aquello.
Wendy animó a Hana a proseguir hacia la La Laguna de las Sirenas con un gesto del brazo, y ambas partieron rumbo por la frondosa jungla. Pero ninguna sospechó que estaban siendo vigiladas, claro que no. Entre los matorrales unos ojos amarillos se acercaban lentamente hasta la puerta, pero no consiguió alcanzar a las chicas. Sin embargo… no cesarían en su empeño.
Light y FreyaLight sabía bien en el lío en el que se estaba metiendo. Intentar escapar de los piratas delante de sus narices no iba a resultar nada, pero que nada fácil, y más estando encadenado. Sus posibilidades de escapar hubiesen sido nulas, de no ser porque tenía un plan donde contaba con un cebo y magia. El chico había dado en el clavo.
Light materializó a su Eidolón en su forma cabalgadura. Por supuesto, era una criatura extraña por aquellos lares, y los piratas no eran unos niños que pensaran en hadas y aventuras, sino en saquear y matar. Cuatro corsarios que pasaban por allí pegaron un brinco cuando apareció el lobo frente a ellos, y con los ojos como platos, buscaron rápidamente con la mirada al aprendiz, que ya no existía, al menos para ellos.
—
¿¡Qué es esto!?—
¡El chico no está!—
¿Cómo dices?Una auténtica locura es lo que se formó en la cubierta. Todos los piratas que allí se encontraban, o casi todos, se lanzaron a por Gaomon sin compasión, pegando peligrosos disparos y espadazos. Los hombres —y mujeres también—, poseían más habilidad de la que hubiesen imaginado en un principio. No se trataban de unos corsarios cualquiera, además de que eran demasiados, y tanto Light como su mascota eran conscientes de ello; sólo cuestión de tiempo hasta terminar apresados de nuevo. Por fortuna, más piratas de lo esperado se quedaron expectantes del combate, o continuaban con sus tareas. El barco no se iba a mover solo, claro estaba, y tenían que prestar atención al viento y a la mar.
Por otra parte, la habilidad de Xefil le fue de mucha ayuda al joven aprendiz, que consiguió escapar de las cadenas sin problemas, y las cuales se quedaron suspendidas en el aire unos segundos para luego caer al suelo de forma precipitada. Light ignoró la pequeña hada que se encontraba en la mesa, y la cual había sido testigo de absolutamente toda su artimaña. Esta, desesperada y furiosa, no paraba de darle patadas al cristal intentando llamar su atención de alguna forma, porque no podía verlo, pero nadie acudió en su ayuda…
El chico, bastante astuto, consiguió colarse por la puerta que más cerca le quedaba dispuesto a buscar sus pertenencias en el interior del barco. Y nadie se percató de su presencia, al menos en principio. Cuando Gaomon desapareció, con algunas heridas de más, los piratas se miraron entre sí claramente confusos, y una se asomó entonces hacia el mar, buscando alguna pista del chico cautivo, pero ni rastro.
Tardarían unos segundos en ver cómo Campanilla señalaba a las cadenas del suelo, parecía bastante enfadada por haber sido ignorada de manera tan descarada por el aprendiz, y los piratas consiguieron dar en el clavo. Si no estaba en el mar, porque era imposible que aguantase la respiración tanto tiempo sin salir a flote, y las cadenas estaban tiradas en el suelo, solo quedaba una opción: el interior del barco.
—
¡Vamos merluzos! ¿A qué esperáis? —ordenó uno
Un enorme pelotón de corsarios corrió como si les fuese la vida en ello para entrar dentro del barco. Light, que ya había logrado recorrer un buen trecho y atravesar las habitaciones —de las que rezumaba un olor muy repulsivo—, se toparía de frente con muchas puertas, pasillos y salidas. Podía ir a la cocina que tan bien olía a su izquierda, bajar unas escaleras y tomar por un pasillo también a la izquierda que se perdía en la penumbra o bien por una puerta que iba hacia la derecha, también ubicada abajo, cabía la posibilidad de tomar además por un pasillo que conducía a su derecha sin necesidad de bajar por las escaleras. Desde detrás de esta última puerta se escuchaban unos ronquidos, y tras él, los pasos de los piratas apresurados para poner fin a aquella revuelta.
A su lado había algunos barriles: podía cerrar la puerta de los dormitorios por la que había entrado y taponarla con estos, pero perdería bastante tiempo en ello. ¡Pero aquel lugar era todo un laberinto! El tiempo era oro.
Sin embargo, eligiese el camino que eligiese, un enorme temblor estremecería el barco. La madera chirrió y pilló a todos por sorpresa. El aprendiz caería inevitablemente, y si había decidido bajar por las escaleras… Mala cosa. Pero no había tiempo que perder, porque la madera de la puerta por la que había entrado salió volando a raíz de un disparo. Todo el polvo y las astillas cayeron sobre la cabeza del aprendiz.
Freya por su parte aprovechó la confusión de los piratas para ocultarse entre los barriles. Gracias a que la mayoría se habían marchado al interior del barco, nadie le prestó atención. Fran la siguió con cara de curiosidad y con mucha cautela para ocultar sus enormes orejas, preguntándose si realmente se saldrían con la suya. Sería muy cerca de la mesa cuando una pirata apareció, pero ambas sabían bien ocultarse y nada malo sucedió. Campanilla se vio sorprendida de improviso cuando la aprendiza agarró su lámpara y todas las pertenencias de la mesa. Sin dudarlo, volvieron sobre sus pasos para esconderse nuevamente.
Una vez de vuelta en el camarote del capitán Garfio, Fran sonrió divertida por ver cómo Freya se había salido con la suya.
—
Parece que esta pequeña Portadora tiene lo que hay que tener para ser una pirata.Campanilla en cambio no paraba de revolotear como podía dentro del candil, desesperada y gesticulando de manera exagerada para que Freya la liberase.
>
Supongo que ahora te toca ayudarme a mí. Si estás interesada en tesoros no te vendría mal acompañarme. Garfio esconde muchos botines aquí dentro. —parecía que sabía de lo que hablaba, igual no era la primera vez que se colaba en el navío del tenebroso capitán
Si Freya decidía liberar a Campanilla, el hada comenzaría a revolotear por la estancia, saboreando su recuperada libertad, y después de unos segundos se dirigió a ambas, haciendo gestos de lo más extraños. Y Fran respondería:
—
Parece que nos quiere ayudar. Se dice que desaprovechar cualquier ayuda es lo mismo que fracasar.En cambio, si no la liberaba, ésta se quedaría sentada dentro de los cristales con los mofletes hinchados y cruzada de brazos, con cara de pocos amigos. Y el mapa que había recogido… parecía más el mapa de un tesoro, pues marcaba con una gran “X” la Isla de la Calavera. ¡Qué suerte había tenido!
Escucharon entonces un enorme alboroto bajo sus pies, incluso el sonido de un disparo, y antes de poder moverse siquiera un temblor consiguió desestabilizar y tirar a ambas al suelo. Cuando se recuperasen y saliesen por la única vía posible, que era bajando unas escaleras, se encontrarían en mitad de un pasillo. Podían ir a la izquierda, hacia la zona de donde había provenido el disparo, o ir por una puerta frente a ellas además de otra a sus espaldas.
Campanilla, si había sido liberada claro, indicaba la puerta que estaba frente a ambas con desesperación, ¿pero seguro que era por ahí?
El temblor sucede al mismo tiempo para todos, y el disparo que escucha Freya es el que rompe parte de la puerta de los dormitorios en la zona de Light.
¡Mucha suerte!
Light Hikari:
VIT: 27/54
PH: 11/38
Gaomon:
VIT: 09/36
PH: 06/20
Freya:
VIT: 20/20
PH: 09/12
Jeanne y Hana—
Aunque no sería muy caballeroso por mi parte dejar a una señorita a merced de…Parecía que al final el pirata del aire sí estaba dispuesto a ayudar a Jeanne, pero esta ya se le había adelantado. La aprendiza aprovechó el desconcierto de su captor para propinarle un peligroso hechizo eléctrico en el brazo donde llevaba su espada. El hombre gruñó retrocediendo unos pocos pasos sobre el bote que comenzó a tambalearse, y sujetó con su mano buena una pistola que llevaba en su cintura. Pero la chica nuevamente supo aprovecharse y una fuerte patada en la entrepierna fue suficiente para que cayese al agua, dolorido.
—
Eso último no me lo esperaba. —expresó desde su posición, junto a la sirena restante y haciendo una mueca de desagrado al contemplar el golpe
—
¡O-oye, ¿a dónde crees que vas!?Jeanne no lo pensó dos veces y escapó a través del aire, planeando a una suficiente distancia del suelo como para que ningún pirata se interpusiera en su camino, al menos directamente, porque más de uno pensó en apuntar a la muchacha como si de una gaviota se tratara. Sin embargo, fue en ese momento cuando el pirata del aire sacó su arma y, con una serie de certeros y veloces disparos, acabó con aquellos que se habían intentado cebar con Jeanne.
El supuesto Smee por su parte salió de la barca y comenzó a correr hacia la aprendiza, confiando en que en algún momento descendería. No pensó que lo que hacía fuera sobrenatural, porque bien era conocido que en Nunca Jamás había hadas capaces de hacer volar a las personas. Pero para su desgracia, el hombre se detuvo a mitad de la carrera claramente extenuado y en parte aterrado por la presencia del pirata a quién pretendía capturar, el cual le apuntaba con su arma directamente.
—
Poner en peligro a una niña es caer demasiado bajo. Si queréis mi cabeza, ¿por qué no venís directamente a por ella? —y subió ambas manos suspirando, claramente decepcionado—
Pensaba que los piratas de Garfio valían más que esto.—
¿C-cómo te atreves a insultar al capitán?Y entonces llegaron, Hana y Wendy, desde la selva. Pudieron ver a Jeanne, la cual utilizaba su Necropatín para poner rumbo a la Isla de la Calavera, sospechando que el lugar oscuro y frío del que hablaba la sirena se encontraba allí. Y el panorama que contemplaron las nuevas chicas no fue muy esperanzador… porque allí no parecía haber ningún Niño Perdido: un hombre bastante apuesto sobre una roca decorada por estrellas de mar y algas sosteniendo una escopeta de gran tamaño y de diseño elegante, como él mismo, un pirata bonachón y regordete cerca de éste, unos pocos corsarios por la zona sosteniendo espadas en sus manos y un grupo de sirenas dormidas sobre el agua.
Una de las sirenas, la única que quedaba, observó detenidamente a Hana, clavándole la mirada por un instante, una fría y amenazadora mirada, para luego dirigirse a Wendy y gruñir. Jeanne por supuesto continuó, decidida a poner rumbo al lugar repleto de oscuridad. Pudo avanzar sobre el agua gracias al Planeador que había ejecutado, el cual sirvió de soporte para su posterior Necropatín.
—
¡Anda, si es el pirata del aire! —exclamó Wendy, señalando al apuesto hombre que sonrió de forma socarrona
Y en medio de todo ese caos, el grito de guerra de un niño rompió con la tensión que se respiraba en el ambiente.
―
¡Perdeos, piratas de pacotilla!Un joven de cabellos marrones y vestido solamente por hojas del bosque apareció volando entre un mágico polvo dorado, sosteniendo un puñal en su mano derecha. Éste alcanzó a los piratas con una velocidad vertiginosa y consiguió clavarles el filo de su arma por sorpresa, hiriéndolos y obligando a los mismos a retroceder hacia el bote o saltando al mar. Sin embargo, a Smee no lo dejó escapar.
―
¡Ah, Smee, ¿qué se le ha perdido a Garfio por aquí esta vez!? ¿Su otra mano?—
¡T-tú… Acabaré contigo en nombre del c-capit…!―
¡Sí vale, lo que tú digas!El tal Smee intentó agarrar una pequeña pistola escondida en su cintura, pero temblaba de miedo y Peter no hacía más que mofarse de él volando a su alrededor. Entonces disparó. La bala perdida casi le atraviesa la cabeza a Hana, y Peter, ignorante de que había estado a punto de matar a la aprendiza, estalló en carcajadas delante de Smee, que se puso rojo de los nervios.
—
Mira Hana, él es Peter. —le susurró Wendy a la aprendiza, señalando hacia el líder de los niños perdidos, el cual no tenía la intención de dejar escapar a Smee
Jeanne por su parte alcanzó un pequeño islote en su camino a la Isla de la Calavera. No le quedaba mucho camino y se había acercado al barco pirata de color rojo. De improviso, el enorme galeón pareció chocar con algo bajo el agua y se detuvo en seco. Y en ese momento, una pequeña barca alcanzó tierra firme frente a Jeanne: dos niños viajaban en ella, uno con gafas y sombrero y otro con un disfraz de zorro. Ambos no parecían querer moverse de allí, pues se sentaron exhaustos sobre la arena tras haber remado desde tan lejos. Se fijaron en la chica, pero no le dijeron nada.
Parecían estar muy cansados. ¿Qué haría Jeanne? ¿Y Hana, le diría algo a Peter o a la sirena? Desde su posición se podía ver a la otra aprendiza y a los niños no muy lejos de allí. Podían acudir al lugar atravesando unas peligrosas rocas golpeadas por las olas, o bien ir nadando. Pero Jeanne y los niños no tenían manera de ver a Hana y los demás, a menos que volviesen sobre sus pasos.
Wendy esperó la decisión de su nueva compañera. Y el bote que habían intentado utilizar los piratas para escapar había terminado vacío gracias a Peter, que se encargó de tirarlos a todos al mar. Podían tomarlo sin problemas, pero habría que remar bastante. Ni cabía decir que podían ver con todo detalle el barco de Garfio anclado no muy lejos de allí.
Hana Shimizu:
VIT: 42/46
PH: 15/32
Jeanne Mars:
VIT: 16/20
PH: 07/20
Fecha límite: Sábado 7 de Marzo.