[Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Participantes: Neru, Kei + Adam y Light

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Nell » Dom Feb 01, 2015 4:27 am

Neru, Kei y Adam


Tuvieron que hacer cola para subir hasta el castillo, puesto que el camino estaba repleto de carros que llevaban sus productos a palacio. Sin embargo, a partir de cierto punto, estos se desviaban hacia la parte trasera, mientras que los aprendices continuaron de frente a la puerta principal.

La verja estaba abierta de par en par, custodiada por dos solitarios guardias a cada lado. Les observaron con severidad, pero ninguno se movió y les permitieron pasar sin preguntas. Estarían avisados de la llegada de los cazadores.

En el patio del castillo, de frente estaban las escaleras que ascendían hacia el interior. A la derecha, en cambio, había un pozo del que recogía agua una muchacha. El resto estaba vacío, reservado para decorar en ocasiones especiales (aunque las enredaderas de las murallas eran preciosas), salvo por un hueco hacia la parte trasera que no alcanzarían a ver, y que por el momento no sería de su interés.

Allí no había nadie, salvo dos personas oriundas:

La primera era la mencionada chica, una criada vestida con harapos, de cabello negro recogido, piel blanca y labios rojos. Tenía una expresión contenta, como si no le desagradara su trabajo, y se asomaba al pozo mientras murmuraba algo con la boca. En la barandilla de enfrente, tenía unas palomas que parecían prestarle toda su atención.

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En cambio, en el otro extremo, a su izquierda, había un hombre moreno, vestido de pieles, que observaba a la chica trabajar, cruzado de brazos, como si esperara algo. A pesar de su aspecto, no parecía malvado.

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Aparte de ellos, no había nadie más a su alrededor, sin contar a los guardias de detrás. Es decir: ni rastro de Akio. ¿Dónde se habría metido?

El hombre al verles se acercó, poniéndose bien el gorro para adecentarse.

A juzgar por vuestras armaduras, sois cazadores, supongo ―les comentó―. ¿Habéis comprobado ya el cielo de hoy?

Señaló hacia arriba y, como comprobarían los aprendices, estaba despejado. Era el celeste de siempre, con apenas nubes. Al ver su patente extrañeza por la pregunta, el hombre lo aclaró:

Es una de las leyendas alrededor de la bestia que vamos a cazar: que el cielo se nubla cada vez que aparece. No soy dado a creer en los rumores, y aun así prefiero tragármelos a partir en pos de una criatura a la que desconozco por completo. No nos vendría mal intercambiar información, puesto que la combatiremos juntos ―sonrió, amistoso.

»Por cierto, mi nombre es Humbert. Cazador de la Reina, para recibiros. La reunión está a punto de comenzar. Ya hay dos dentro, y dudo que venga nadie más por el terror que suscita a todos, así que acompañadme si estáis listos.

Echó un último vistazo a la chica y, subiendo las escaleras de frente, entró a palacio. Le encontrarían allí, esperándolos para guiarles hasta la sala del trono, aunque podían aprovechar para preguntarle cosas antes.

Por otro lado, Akio les había dejado dicho antes que no hacía falta que acudieran todos a la cita con la Reina, quizá para no levantarle sospechas. Aquella sería su última ocasión para quedarse rezagado o retroceder.


Light


Encontró la casa sin problemas y sin necesidad de preguntarle a nadie. Olía fuertemente a incienso y la gente que pasaba por delante (poca, puesto que estaba retirada del bullicio) no le hacía caso. Conocían lo que había en su interior, y no tenían la curiosidad de Light por adentrarse a comprobar cómo se encontraba el pequeño.

El aprendiz comprobaría que la puerta estaba cerrada, pero una simple vuelta a la casa le llevaría hasta una ventana no tapiada, e incluso rota, que con meter el brazo y accionar el picaporte, podría abrirla y pasar a su interior. Dentro, estaba todo oscuro, salvo por una solitaria vela a los pies del niño.

Y el niño, como tal, parecía completamente demacrado, cubierto por una capa para ocultarlo. Estaba encogido en una esquina, sujetándose las rodillas y con la cabeza agachada, murmurando palabras ininteligibles y balanceándose de vez en cuando. Al escuchar a Light, le miró con sus ojos ámbar, plagados de ojeras y con una expresión de infinita tristeza. Sufría y no era de extrañar que hubieran buscado ayuda para él, aunque no de la adecuada.

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Estaba encadenado a la pared por las manos, con suficiente extensión para moverse hasta el cubo del meado y la bandeja de comida, todavía sin tocar. Light, que sería un lince buscándolas, atisbaría la cerradura que abría sus cadenas entre las muñecas.

¿Mamá?

En cuanto Light se acercó un poco a la luz, comprobó que su suposición era errónea y volvió a encerrarse en sí mismo.

No, mamá ya no está. Por hoy se ha ido. No volverá a culparme por lo que hice. ¡Yo no quería! ¡Mamáááá! ―Y recordando que estaba Light presente, volvió a mirarle con los ojos muy abiertos―. Tú, tú eres real. Ayúdame. Sácamelo. No quiero seguir sufriendo ―lloriqueó.

»Solo hay una manera: llévame de nuevo allí. Llévame con él. Llévame. Me portaré bien, no volveré a escucharla. Por favor, aquí no me curaré. Él sí que puede hacerlo. El monstruo.

Se arrodilló ante Light y continuó suplicándole. A todas luces, pedía que le liberara y le acercara otra vez al sincorazón que le había provocado la locura, puesto que tenía el remedio para devolverle a su estado original.

¿Sería una buena idea? ¿Estaría tan loco como Yami? ¿Lo suficiente para que ninguna información que tuviera fuera coherente?


Fecha límite: 6 de febrero.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Light » Lun Feb 02, 2015 9:58 pm

Este es el lugar.

El olor del incienso le confirmó que se trataba de aquella casa. Se imaginaba que la puerta estaría cerrada; y en efecto lo estaba, pero se las arregló para abrirla desde dentro gracias a una ventana rota, por la cual pudo introducir el brazo.

Se internó sin más dilación dentro de aquel lugar oscuro. La única vela le guió hasta el niño del que había oído hablar, el supuesto poseído por el demonio (seguía sin creérselo, la verdad). Precavido, se acercó lentamente, sin retirar la vista del chaval.

Cubierto por una capa, el chico de aspecto enfermizo se encontraba acurrucado en el suelo, tambaleante. Light fue incapaz de comprender lo que estaba diciendo.

No prestó demasiada atención a sus palabras y, en su lugar, le dio más importancia a su enfermizo aspecto físico cuando vislumbró su rostro gracias a la tenue luz de la vela. Se quedó paralizado al fijarse en sus ojos de color ámbar y le inundó un gran sentimiento de lástima en un primer momento. Parecía estar pasándolo realmente mal.

¿Mamá?

Antes de darle una respuesta negativa, el niño prosiguió hablando, aunque no parecía dirigirse a él. La actitud del crío le extrañó naturalmente.

No, mamá ya no está. Por hoy se ha ido. No volverá a culparme por lo que hice. ¡Yo no quería! ¡Mamáááá! ―El niño le miró―. Tú, tú eres real. Ayúdame. Sácamelo. No quiero seguir sufriendo ―gimoteó.

»Solo hay una manera: llévame de nuevo allí. Llévame con él. Llévame. Me portaré bien, no volveré a escucharla. Por favor, aquí no me curaré. Él sí que puede hacerlo. El monstruo.

Quería ayudarle, le apenaba verle en aquel estado. La idea de llevarle con él le echaba para atrás: resultaba demasiado peligroso. Pero estaba dispuesto a hacer una excepción, para eso antes debía convencerle. Debía contarle más. No iba a liberarle de sus cadenas hasta oír su historia y creérsela.

Cálmate, cálmate ―Se acercó más y se agachó para ponerse a su altura―. He venido a ayudarte ―afirmó para su tranquilidad, posando su mano sobre su hombro―, pero antes de eso necesito que me cuentes qué te ha pasado. ¿Te atacó ese monstruo? ¿Cómo fue? ―le interrogaría. Para no presionarle demasiado, no le plantearía todas las preguntas de golpe, sino que le iría preguntando por los detalles a medida que le iba respondiendo, poco a poco. Si el niño se veía incapaz de contestar alguna, no insistiría demasiado y pasaría a la siguiente―. ¿Dónde fue? ―Si le había atacado en alguna parte de aquel mundo, le interesaba mucho saberlo―. ¿Y cuándo fue? ¿Qué te pasó a partir de entonces? ¿A qué te refieres con eso de que no volverás a escucharla? ¿A quién? Cuéntamelo todo.

»¿Y por qué estás tan seguro de que regresar con el monstruo te ayudará a curarte?
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Darkness Seeker » Mié Feb 04, 2015 12:42 am

Nada más ir en la misma dirección que Akio, vimos que no éramos los únicos en el camino, pues una cantidad sorprendente de carros y nobles montando a caballos que se dirigían por el mismo camino.

Tras un pequeño paseo tras los carros, que finalmente cambiaron de dirección dejándonos paso libre, para llegar hasta los jardines del castillo real. En su interior no había casi nadie, salvo dos guardias que no llegaron siquiera a preguntarnos que hacíamos allí, y dos personas más.

Una de ellas era una chica, hermosa a decir verdad, de piel tan blanca como las escaleras de mármol y con el pelo puramente negro, sin un sólo pelo un tono siquiera más claro. Pese a su belleza, debía de ser una simple sirvienta de la reina, pues en aquel instante estaba lavando unos escalones por los que evité pasar.

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Un poco más lejos se hallaba un hombre que en principio parecía no quitarle ojo de encima a la chica. Llevaba un sombrero con pluma, una ropa de cuero bastante abrigable. Era un hombre acostumbrado a pelear, o al menos su cuerpo parecía dar señal de eso.

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A juzgar por vuestras armaduras, sois cazadores, supongo ―dijo de pronto el cazador al advertir nuestra presencia.

Sí, así es. Hemos oído noticias sobre "Misstgunst" y hemos venido a ayudar.― le respondí tratando de quedar lo más profesional posible.―Una criatura capaz de destruir ciudades enteras es algo a tener muy en cuenta.

¿Habéis comprobado ya el cielo de hoy?

Es una de las leyendas alrededor de la bestia que vamos a cazar: que el cielo se nubla cada vez que aparece. No soy dado a creer en los rumores, y aun así prefiero tragármelos a partir en pos de una criatura a la que desconozco por completo. No nos vendría mal intercambiar información, puesto que la combatiremos juntos

Un placer conocerle. En cuánto a la leyenda, no está de más conocer más información, aunque quizás podamos sacar algo en claro de esa leyenda. Quizás la gente crea que se oscurezca la zona por el lugar dónde se lo han encontrado: Un bosque oscuro, una cueva... una hombre afectado por el miedo puede ver cualquier cosa.― Razoné ante la información que nos había dado con la intención de darle más razones para que creyera que fuéramos cazadores.― Eso podría ayudarnos tal vez a ubicar posibles nidos del monstruo...

»Por cierto, mi nombre es Humbert. Cazador de la Reina, para recibiros. La reunión está a punto de comenzar. Ya hay dos dentro, y dudo que venga nadie más por el terror que suscita a todos, así que acompañadme si estáis listos.

Un placer Humbert. Mi nombre es Neru. Éstos son Keiko ―comenté mientras presentaba a mis compañeros.― y Adam. Otros dos compañeros forman nuestro grupo, y uno debe de estar ya renunido con la reina, asi que estaríamos encantados de seguirte a la reunión.
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Ronda #4 - Sueño con oír tu voz

Notapor Astro » Mié Feb 04, 2015 1:55 pm

Acompañado por el bajito de pelo negro y la niña preguntona, Adam avanzó hacia el palacio tras una marcha de inoportunos carros, que sólo hacían que perdieran el tiempo esperando. El vampiro se dedicaba a silbar mientras andaba, procurando no entablar conversación con ninguno de los otros dos.

Si lo hacía, le costaría más reprimir las ganas de morderles el cuello.

Tras una verja, llegaron finalmente al patio que daba a las puertas principales del palacio. Estaba todo muy vacío, casi demasiado: dos guardias que no les dijeron nada al pasar, un hombre con sombrero y semblante serio que no parecía estar haciendo nada, y...

Los ojos de Adam se abrieron como platos al verla. Una joven, de pelo negro y aspecto inocente, trabajaba en el pozo del patio. Iba vestida con ropas viejas y sucias, y aunque seguramente sería algún tipo de criada del palacio parecía no importarle: sonreía, mientras decía algo que el vampiro no llegaba a decir, y además estaba rodeada de palomas. Lo último era algo raro, pero qué mas daba.

Parecía una dulce y apetitosa manzana, rellena de sangre, pidiendo que fuera mordida. ¿Cómo resistirse?

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Cruzado de brazos, el chupasangre no prestó apenas atención a la conversación de Neru con el otro hombre (del que alcanzó a escuchar que era un cazador). Al ver que se dirigían hacia el interior del castillo, supo que aquella era su oportunidad.

Ahora os... alcanzo ―les dijo, fingiendo que estaba ocupado colocándose bien una pieza de la armadura del brazo.

Mentir no era el fuerte de Adam, que generalmente era brutalmente honesto, así que rezó para que colara y no sospecharan demasiado. O que Ariasu no estuviera por allí rondando, invisible.

Bah, en el fondo le daba igual. Él quería hacer lo que quería hacer, como siempre.

Cuando ya habían entrado, se acercó a toda velocidad al pozo, sentándose en él de un salto y dirigiéndole una sonrisa a la jovencita.

¡Bueno, bueno! ¿Qué hace una joven dama como tú aquí sola? ―exclamó, cogiéndole una mano con cuidado pero con firmeza―. Mi nombre es Adam.

»¿En qué puedo ayudarte?
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor James Bond » Mié Feb 04, 2015 9:43 pm

Los tres jóvenes emprendieron el camino hacia el castillo y no tardaron en comprobar que no eran los únicos que se dirigían alli. Seguramente, todos querrían formar parte de la expedición que exterminaría a la criatura que llevaba varios días atacando el reino, había gente de todo tipo, y Keiko deseaba no causar mala impresión ante todos aquellos guerreros.

No tardaron mucho tiempo en llegar al palacio, más concretamente, a lo que parecía ser el patio del castillo. No parecía ser la gran cosa. La verdad es que la joven se decepcionó un poco al verlo, pues tenía una imagen más lujosa de como tenía que ser un castillo de la realeza.

En el patio, se encontraban dos personas. Una bella muchacha de pelo corto y negro que iba ataviada con ropas viejas. Kei pensó en que era un desperdicio que una chica así vistiera de esa manera. ¿Qué clase de moda había en aquel mundo? Por el contrario, iba bastante mejor vestido que la mujer, aunque tampoco había mucha diferencia. Al menos parecía alguien fuerte.

A juzgar por vuestras armaduras, sois cazadores, supongo— les habló el hombre de desconocido nombre.
Sí, así es. Hemos oído noticias sobre "Misstgunst" y hemos venido a ayudar.― respondió Neru al hombre.―Una criatura capaz de destruir ciudades enteras es algo a tener muy en cuenta.

¿Habéis comprobado ya el cielo de hoy?
¿Qué tiene que ver el cielo con Misstgunst?
Es una de las leyendas alrededor de la bestia que vamos a cazar: que el cielo se nubla cada vez que aparece. No soy dado a creer en los rumores, y aun así prefiero tragármelos a partir en pos de una criatura a la que desconozco por completo. No nos vendría mal intercambiar información, puesto que la combatiremos juntos

Un placer conocerle. En cuánto a la leyenda, no está de más conocer más información, aunque quizás podamos sacar algo en claro de esa leyenda. Quizás la gente crea que se oscurezca la zona por el lugar dónde se lo han encontrado: Un bosque oscuro, una cueva... una hombre afectado por el miedo puede ver cualquier cosa.―especuló Neru.― Eso podría ayudarnos tal vez a ubicar posibles nidos del monstruo...

»Por cierto, mi nombre es Humbert. Cazador de la Reina, para recibiros. La reunión está a punto de comenzar. Ya hay dos dentro, y dudo que venga nadie más por el terror que suscita a todos, así que acompañadme si estáis listos.

Un placer Humbert. Mi nombre es Neru. Éstos son Keiko ―presentó Neru a la jovencita.― y Adam. Otros dos compañeros forman nuestro grupo, y uno debe de estar ya renunido con la reina, asi que estaríamos encantados de seguirte a la reunión.
Lo mismo digo. Señor Humbert, ¿cuánto hace que apareció Misstgunst?
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Nell » Vie Feb 06, 2015 1:30 am

Light


Al ponerse a su altura, el chico aprovechó para agarrar con fuerza a Light del brazo, puesto que la armadura le impedía sujetarle bien. No le hizo nada, ni siquiera cuando el aprendiz le tocó a su vez, sino que se quedó en esa postura mirándole atentamente. A juzgar por cómo vagaban los ojos, no veía bien, lo cual no era de extrañar si se había pasado tantas horas a oscuras, con una única vela alumbrándole.

Atacó, atacó ―repitió para sí, cuando Light comenzó con el interrogatorio―. Sí. Hace dos días. Estábamos comiendo y escuchamos gritos. Ya nos habían avisado de que el Misstgunst había atacado la aldea vecina y mis padres nos ordenaron a mi hermana y a mí ir al refugio. Nos separamos, porque ella había olvidado… algo. No recuerdo qué ―le estaba relatando su historia cronológicamente, puesto que le resultaba más sencillo―. La esperé, pero nunca regresó. El cielo estaba nublado y… y todo, todo se volvió negro de repente.

»Fueron unos segundos. Cuando se despejó, habían enloquecido. Todos. Me asusté y fue a buscar a mi hermana. Estaba en casa, con alguien más, pero era una figura… rara. No parecía tener forma. Solo la recuerdo negra y con los ojos ámbar. Pensé que era el monstruo y que iba a atacarme, pero me ignoró. Esa… esa cosa… ―empezó a gimotear― mató a mi hermana. Y luego se esfumó.

Tuvo que hacer una pausa para llorar. Dejó el agarre que tenía sobre Light y se restregó los ojos, moqueando.

Como ocurrió hace muy poco, dicen que es el primer lugar al que se dirigirán los cazadores ―murmuró―. Fui al refugio y de allí me rescataron los guardias. La aldea quedó totalmente masacrada. Dicen que mis padres también murieron allí.

»Desde entonces, mi madre me visita todos los días ―Abrió mucho los ojos―. Me reprocha que abandonara a mi hermana, que no intentara salvarla, que no la vengara, y me acusa de que no me apene su muerte. Mis tíos me vieron hablar con ella y me encerraron aquí. Creen que estoy loco, como los demás. Pero se equivocan.

Se llevó una mano al corazón involuntariamente.

Por las noches, sueño con su voz. Con el Misstgunst. Se ríe de mí. Que mi corazón es fuerte, pero no lo suficiente para resistir eternamente. Sé que puede ayudarme: me lo ha dicho. Y si es mentira, da igual. Aquí nadie me entiende. Nadie ve a mamá. Solo quiero librarme de ella.

Ahí acababa el relato. El niño no sabía más, aunque Light podía darse por satisfecho con la información. Ahora bien, ¿qué iba a hacer? ¿Le creería? ¿Se arriesgaría a llevárselo con él?

¿Me ayudarás? ―suplicó, por última vez―. Juro que no molestaré. Me pondré la capa por encima y nadie me reconocerá. Llévame aunque sea con los cazadores. Ellos van hacia allí…

»… con él… ―murmuró, añorándole.


Neru y Kei


Una vez entraron, Humbert respondió a la pregunta de Kei, por encima del hombro y en voz baja:

Hará uno o dos meses. La Reina os lo contará enseguida. Os adelanto que va a enviarnos hacia la aldea que atacó por última vez, hace dos días, para que iniciemos la búsqueda desde allí ―les informó.

Avanzaron por el pasillo, ocupado por guardias apostados a los lados que no le quitaban el ojo de encima según iban pasando frente a cada uno. Se extendía recto hacia una ornamentada puerta doble. El castillo desprendía elegancia por todos sus poros: con suelos de mármol, sobre el que había una larga alfombra roja hasta su destino; esculturas de jarrones y figuras de decoración; y tapices con recreaciones que reflejaban la historia del reino.

Humbert les guio hasta dicha puerta, aunque se detuvo momentáneamente para susurrarles:

He de suponer que sois extranjeros, a juzgar por la vestimenta. Os daré un consejo: tened cuidado con vuestras palabras. Al fin y al cabo, estáis a punto de personaros ante una reina. Y no una cualquiera.

Y una vez la abrió de par en par para que entraran, alguien desde dentro (supuestamente uno de los guardias vigilando la sala) exclamó:

¡Arrodillaos ante su Majestad, señora de Franconia desde el Monte Alb hasta los lindes del Bosque Encantado, y proclamada dama más hermosa del reino, la Reina Grimhilde!

La sala del trono era muy parecida a la de Tierra de Partida. Había un amplio espacio hasta unas escaleras que subían a una plataforma superior, donde se había puesto únicamente un trono en el centro. Sin embargo, la Reina no estaba allí. Se hallaba a un lado, frente a la ventana, mirando algo en el exterior. Frunció los labios, como si algo le desagradara profundamente, antes de ondear su capa y dirigirse hacia su asiento real.

Tal y como le había descrito su pregonero, era una mujer adulta, bella, cuyo maquillaje le realzaba toda la faz, desde los labios carmesí hasta los preciosos ojos verdes. La vestimenta le tapaba el pelo, pero eso no impedía que sobre su cabeza se alzara la legítima corona.

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Frente a ella, a los pies de las escaleras, había otras dos personas. Se darían cuenta enseguida que ninguna era Akio (por la estatura y tal, entre otras cosas).

El primero se trataba de un hombre joven, ataviado con un uniforme que combinaba piezas de armadura, sin casco. Les observó como si le importunara personalmente su retraso, mientras se mantenía firme en su sitio.

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El segundo, era una persona (más alta que el hombre) cubierta por una capa negra que se tapaba la cara con una máscara, y no dejaba a la capucha pasar ni un pelo. Sin embargo, a juzgar por su figura, resultaba obvio que se trataba de una mujer. Se arrodilló de buena gana, sin decir ni mu, cuando el guardia lo ordenó.

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Humbert avanzó hasta alienarse con los otros dos, haciendo señas disimuladas para que le imitaran, y se arrodilló frente a la Reina.

Si los aprendices le imitaban o no, pasaría por el momento desapercibido, puesto que Grimhilde dirigió su severa mirada hacia el caballero. No abrió la boca, pero la exigencia de que le mostrara respeto estaba implícita en el contexto. El hombre, consciente, tosió y se excusó:

Ofrecí mi espada y mi honor a mis señores, y no me doblegaré ante ningún otro Rey.

La Reina no le respondió, pero no apartó la mirada. Si había algo que le había desagradado fuera, era comparable a lo que sentía ahora hacia el joven. Estaba a punto de abrir la boca para dar su veredicto (de algún tipo de juicio que se acababa de celebrar silenciosamente), cuando el caballero decidió recular.

Mas por todos es conocida vuestra belleza, y tras comprobarlo con humildes ojos, he de arrodillarme ante ella ―E hincó la rodilla.

Pareció sumamente complacida, porque esbozó una pequeña sonrisa antes de volver a adoptar una expresión de profundo disgusto.

Os he convocado ―anunció, con voz potente y elevando la cabeza sobre todos ellos, digna de su posición― con el fin de que exterminéis a un monstruo que deambula por nuestro reino. Cazadlo y deshaceos de él, para que no cause más desdicha entre mi gente. He preparado un carromato que os llevará hasta la última localización donde fue visto y que os traerá de vuelta una vez completéis la tarea.

»Aquellos que regreséis para contarlo, con la prueba de su muerte, se os recompensará ampliamente. Y al afortunado que le dé muerte, le obsequiaré con algo especial: una pregunta ―dijo, alzando un dedo.

»Si de sobra es conocida mi belleza ―miró con intención al caballero― también lo será mi sabiduría. Cumplid la petición y os responderé hasta la pregunta más imposible que planteéis.

Sonaba a locura. ¿Cómo podía saber alguien tanto, y arriesgarse a quedar en evidencia si se le preguntaba algo a lo que sería imposible contestar? Los aprendices, por supuesto, no tenían ni idea, y probablemente recelaran de su veracidad. En el pueblo, en cambio, otro gallo cantaba.

La criatura a la que os enfrentaréis ―continuó― es un ser como ningún otro que hayáis visto. Negro, sin forma y con los ojos ámbar. Irrumpió en mi castillo semanas atrás y desde entonces azota el reino, como ya sabréis. No tengo más que deciros sobre él. Marchaos.

El caballero y Humbert se pusieron en pie, dispuestos a obedecer y a retirarse; sin embargo, la tercera cazadora se quedó en su sitio, e intervino:

Mi reina…

Grimhilde volvía a mirar con desagrado, esta vez con foco en la mujer. Incluso se permitió elevar una ceja, en señal de indignación por el rostro tapado de la cazadora. Puesto que acababa de percatarse, e incluso así no se fijaba todavía en el casco de Kei, dio a entender que no les había prestado durante toda su charla ni un mínimo de su atención.

No obstante, dejó que tomara la palabra.

Suplico que me concedáis otro minuto más de vuestro tiempo. Decidme, ¿qué sabéis de la maldición de la criatura?

Lo mismo que habréis escuchado de nuestros supervivientes ―se cruzó galantemente de brazos―. Enloquece la mente y corrompe los corazones de las gentes. Las masacres producidas se han hecho, en su mayoría, entre vecinos e iguales.

¿Y no sucedió lo mismo en el castillo, cuando os visitó?

No tientes mi paciencia ―respondió, con un inusitado y repentino odio en cada palabra, hacia lo que consideraba una muestra mucho más que irrespetuosa.

La mujer, visto el ambiente, no insistió. Se levantó, inclinó la cabeza en señal de sumisión y fue la primera en salir de la sala.

Por el contrario, pese a que la Reina les había despachado anteriormente, la intervención de esta les había dejado en la suficiente buena posición (en comparación con los otros dos) para que Grimhilde se dirigiera directamente a ellos, desde su trono. A Kei y Neru específicamente. Ignoró el casco de la chica, puesto que había hecho lo mismo con la máscara.

¿Hay alguna otra cuestión que queráis plantearme?

Por último, miró a Humbert y movió la cabeza hacia la puerta. Captando el mensaje, el cazador se inclinó en señal de despedida, y salió tras la mujer. El único que se quedó a esperarles fue el caballero.


Adam


Sentarse en el pozo provocó la indignación de las palomas, que hasta entonces habían estado inusitadamente atentas a la muchacha. Sin embargo, en vez de echar a volar espantadas, se movieron a un lado para dejarle espacio, aletearon un par de veces las alas hacia Adam en señal de castigo y volvieron la vista de nuevo hacia la chica.

Quién reía, por el espectáculo de las palomas y la presentación de Adam.

Oh, ¡hola! El mío es Blancanieves ―se presentó, con una dulce sonrisa, mientras tiraba de la cuerda del pozo―. La Reina me ha ordenado limpiar el patio para recibir apropiadamente a los cazadores. Pero yo sola no he podido hacerlo a tiempo ―Suspiró, resignada―. Más tarde me regañará.

Continuó tirando de la cuerda, tarareando para sí misma, hasta que llegó a un punto en el que se paró y no pudo seguir alzando el cubo lleno de agua, por mucho que lo intentó.

Pues creo que se me acaba de atascar ―le comentó, pasándole la cuerda―. ¿Eres fuerte?

Aceptara Adam o no la petición (tarea con la que podría cumplir haciendo un poquito de fuerza, dada la cantidad que tenía), Blancanieves se inclinó a observar el interior del pozo, que le devolvía el reflejo de ambos. Cuando no hablaba, tarareaba para sí.

¿Eres uno de ellos? ―preguntó con educación, aunque conocía la respuesta―. Uno de los cazadores. No pareces peligroso. ―Uno de los comentarios más desafortunados que haría en su vida―. ¿Y no te da miedo esa criatura? Partirás a luchar contra ella.

Parecía preocupada por el monstruo. Por Adam, y por la partida de cazadores que iban a ir en pos de él. No obstante, no dijo nada más. En su lugar, se le ocurrió una idea que le comentó a todo su público. Sí, palomas incluidas.

¿Os cuento un secreto? ¿Me lo guardaréis? ―Las palomas asintieron y Blancanieves rio, mirando a Adam, y recitando a continuación―. Ahora el pozo de los sueños veis. Puede un sueño suceder, si se lo pides tú. Y al repetirlo en el eco, tu sueño ve la luz.

»Deseo…

El pozo le devolvió el eco. Y las palomas, asustadas, se fueron volando, aunque no se alejaron más que unos metros. En cuanto comprobaron que no era peligroso, volvieron a acercarse al lado de Adam.

Deseo.

Por favor, amor. Que vengas…

Que vengas.

Tú hoy…

Tú hoy.

Y sueño… con oír tu voz… Que me hables… de amor… ―El eco fue repitiendo poco a poco el canto, hasta que la última nota se apagó.

Blancanieves elevó la vista a Adam y le sonrió otra vez.

Ahora, tú ―insistió la muchacha―. ¿Qué sueño deseas pedirle?

Adam podría asomarse y pedir su deseo, si acaso creía en la magia del pozo, quería contentar a la muchacha o iba a probar suerte. No necesitaría cantar, aunque el ambiente prácticamente lo exigía.

En cualquier caso, apenas tuvo tiempo para seguir la conversación con Blancanieves. Alrededor del pozo habían aparecido, surgidos de la oscuridad, tres sincorazón. Uno sujetado a la enredadera y los otros dos volando a cada lado.

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Todas las palomas huyeron de nuevo despavoridas, y esta vez no regresaron. Blancanieves se echó al suelo, cubriéndose con los brazos y asustada, porque los sincorazón solo tenían ojos para ella.


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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Light » Sab Feb 07, 2015 12:44 pm

La anécdota del niño le dejó completamente pasmado. En lo que llevaba de día había escuchado varias historias trágicas, pero aquella era la que más le había espeluznado. Era similar a las de sus dos compañeros, traumatizados por la pérdida de un familiar, pero… aquel crío era solo eso, un crío. Y era injusto.

«Es horrible».

Cuando se puso a llorar, se arrepintió de haberle obligado a contar esos sucesos. Le rogó que se calmara e intentó consolarle con varias palmaditas en la espalda. Hacer de niñera no era su especialidad, por desgracia.

Prosiguió con su historia tras la llantina. No solo había perdido a su hermana, puede que también a sus padres. Solo tenía a sus tíos, la única familia que le quedaba. Estos creían que estaba loco porque veía a su madre, supuestamente difunta. El niño, por supuesto, negaba su locura.

Lo que tenía claro Light es que aquel chaval estaba traumatizado, no estaba poseído por ningún demonio. Eso era lo que pensaba de momento.

Algo de su historia no encajaba del todo. Le confirmó que el supuesto Sincorazón que tantas tragedias había ocasionado se comunicaba con él. Pero aun así le creyó, no era la primera vez que Light se encontraba con un caso así: en Tebas un Lado Oscuro le habló. Aquello no podía ser posible en teoría, estas criaturas oscuras carecían de inteligencia alguna. Supuestamente no tenían capacidad de habla. No le entraba en la cabeza, tendría que indagar más adelante sobre esto.

¿Podía confiar en el chaval? ¿Podía confiar éste en lo que le decía Misstgunst? Si le llevaba con él correría mucho peligro, no se estaban enfrentando a un enemigo cualquiera. Y él era solo un niño, incapaz de defenderse por sí mismo. Si algo le pasaba… no se lo perdonaría jamás.

No sabía qué pensar tras escucharlo. Pensativo, se quedó mirando fijamente sus ojos tristes y apagados tras oír sus suplicas, como si le estuviera estudiando.

Esos ojos ámbar no eran normales, le evocaban a los Sincorazón y le inspiraban muchísima lástima. No podía abandonarlo. Tenía que ayudarlo, demonios, no podía dejarle así. Si llevarle con él podía ayudarle a superar su tragedia, lo haría.

«Mi deber como Portador es ayudarle, no hay vuelta de hoja. No puedo dejar que siga con este sufrimiento».

¿Eres consciente del peligro que supondrá para tí? En fin. ―Cerró momentáneamente los ojos―. Te dije antes que te ayudaría y eso haré. Iré con los cazadores para buscar a ese monstruo y exterminarlo. Tú vendrás conmigo ―indicó tras un largo suspiro. Se levantó y puso los brazos en jarra. La expresión del aprendiz ahora era mucho más seria―. Pero con varias condiciones. Primero, no cometerás ninguna imprudencia que pueda poner en peligro tu vida. Segundo, no te separarás de mí. Tercero, me obedecerás en todo momento allí fuera, da igual lo que te pida. Si no las cumples, ya sabes lo que te espera. ―Señaló con la mirada sus manos encadenadas―. Créeme que no me dará ningún reparo hacerte regresar aquí si lo mereces, ¿ha quedado claro? ―advirtió con un tono severo que le recordó un poco a su abuela.

Tras su respuesta afirmativa, materializaría su Llave Espada disimuladamente, colocando el brazo por detrás de su espalda antes de convocar el arma en aquella extremidad. Aun así, seguramente el niño se daría cuenta de la magia por el destello de luz de la materialización, poco podía hacer para que no se percatara.

Ah, y otra condición. Lo que vas a ver ahora… no se lo digas a nadie, ¿de acuerdo? ―comentaría, más simpático.

«No me puedo creer que vaya a hacer esto, pero en fin».

Si su memoria no le fallaba, la cerradura de las cadenas se encontraba cerca de sus muñecas. Apuntaría con el arma al ojo de la cerradura y dejaría que la Llave Espada hiciera todo el trabajo.

Puede que sea un viaje largo. Antes de ir hacia el castillo, come algo y aprovecha para echar un meado. ―Le indicaría el cubo y la bandeja. Si tenía que hacer sus necesidades, se daría la vuelta un momento y esperaría pacientemente a que terminara.

En cuanto estuviera preparado, Light se lo llevaría con él y se dirigirían hacia el gran castillo donde supuestamente se encontraban sus compañeros. A pesar de que ya se lo había dicho, le recordaría al chico que se ocultara con la capa para pasar desapercibido ante los ojos de los habitantes; en especial sus tíos. También le rememoraría una de las condiciones: tenía que permanecer cerca de él y seguirle.

No sabía qué excusa iba a ponerle a Akio en cuanto le viera con aquel crío. Obviamente no iba a estar conforme con inmiscuir a alguien que no tenía nada que ver con la orden (o puede que sí, a saber). Durante el camino al castillo pensaría una excusa razonable para convencerle, qué remedio.

Por cierto, no me he presentado. Me llamo Light, soy un caballero. ¿Y tú?
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Ronda #5 - Sueño con oír tu voz

Notapor Astro » Sab Feb 07, 2015 4:08 pm

Oh, ¡hola! El mío es Blancanieves ―se presentó la jovencita, sonriente.

Bonito nombre ―comentó Adam, devolviéndole la sonrisa.

La Reina me ha ordenado limpiar el patio para recibir apropiadamente a los cazadores. Pero yo sola no he podido hacerlo a tiempo. Más tarde me regañará ―explicó, entre suspiros.

¿Tú sola? Pooobrecita, esa reina debe ser una tirana.

Adam apartó a una paloma de un manotazo, acercándose todavía más a Blancanieves, todavía sentado en el pozo. La chica parecía inocente: aquello sería fácil.

Pues creo que se me acaba de atascar ―dijo ella de pronto, sacando al vampiro de sus pensamientos. Al parecer, la cuerda del pozo se había atascado y no podía subirla―. ¿Eres fuerte?

Sin mediar palabra, todavía sonriente, Adam agarró la cuerda y tiró con fuerza. Seguramente demasiada, porque el cubo salió disparado y le golpeó en la frente. No fue su mejor momento, desde luego.

Al levantarse, encontró a la joven criada mirando en el interior del pozo, tarareando para sí misma.

¿Eres uno de ellos? Uno de los cazadores. ―El aprendiz asintió, volviendo a sentarse en el pozo, al lado de ella―. No pareces peligroso.

Lo dicho, era lo más inocente que se había encontrado en tiempo.

¡Claro que no soy peligroso! ―mintió, con tono jovial―. Sólo soy un amable cazador, un amigo.

¿Y no te da miedo esa criatura? Partirás a luchar contra ella.

¿Miedo? ―Se encogió de hombros, despreocupado―. Nah, nunca tengo miedo.

¿Os cuento un secreto? ¿Me lo guardaréis?

"¿Os?" Adam miró a su alrededor, buscando a alguien que hubiera llegado sin que se diera cuenta. Pero allí sólo estaban ellos dos... Y la palomas. Espera, ¿los pajarracos acababan de asentir? El vampiro se rascó la cabeza, confundido, y también asintió.

Ahora el pozo de los sueños veis. Puede un sueño suceder, si se lo pides tú. Y al repetirlo en el eco, tu sueño ve la luz.

»Deseo…

Deseo.

El eco devolvió la última palabra, asustando un poco a las palomas. Adam observaba la escena, con curiosidad y un poco de aburrimiento, considerando si aquel sería un buen momento para hincarle el diente a la chica.

Por favor, amor. Que vengas…

Que vengas.

Tú hoy…

Tú hoy.

Y sueño… con oír tu voz… Que me hables… de amor…

Hubo un momento de silencio, mientras el eco terminaba de devolver las palabras. Aquello había sido raro, y muy cursi. ¿Le estaba pidiendo un deseo al pozo? Había escuchado leyendas de esas, aunque normalmente había que echar una moneda o algo parecido.

Además, ¿estaba pidiendo amor? ¡Si ya le tenía a él!

Ahora, tú ―propuso Blancanieves, dirigiéndole una bonita sonrisa a Adam―. ¿Qué sueño deseas pedirle?

Bueno...

Por probar no perdía nada. Se bajó del pozo, girando sobre los talones e inclinándose hacia el interior. Lo primero que le vino a la cabeza fue pedir sangre, pero eso seguramente asustaría a la criada. Sin pensarlo demasiado, soltó lo primero que se le ocurrió que no fuera comida:

»Deseo encontrar a la criatura y destruirla.

Si Ariasu estaba escuchando, seguramente se habría ganado una nueva bronca. Pero bah, ya estaba acostumbrado a las de Nanashi.

Aprovechando que estaban tan juntos, Adam supo que aquella era su oportunidad. Estiró el brazo para agarrar a Blancanieves con disimulo, pero antes de que pudiera conseguirlo un sonido surgió a su espalda. Un ruido muy característico, y con el que ya estaba familiarizado.

Sincorazón. ¡Qué oportunos!

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Las palomas huyeron en estampida, mientras Blancanieves gritaba y se agachaba, asustada por los monstruos. Lo más raro fue que los ojos-amarillos no dejaban de mirarla, cuando lo normal hubiera sido que se centraran en Adam (por eso de que era un portador o algo así, no prestó mucha atención cuando se lo explicaron).

Sin darle importancia, el vampiro se lanzó al combate. Con un Doble salto se abalanzó con rapidez a por el sincorazón volador más cercano, arreándole un fuerte puñetazo (Impacto fuerte). No pararía allí, volviendo a atacar al segundo volador a base de saltos y puñetazos.

Si conseguía librarse con facilidad de los dos primeros, arremetería sin dudarlo contra el mono de la enredadera a base de golpes cuerpo a cuerpo.

¡Lucha!

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Doble salto (HC) [Nivel 3] [Requiere Elasticidad: 4]. El usuario es capaz de saltar mucho más alto que los demás, alcanzando lugares más inaccesibles.
Impacto fuerte (HC) [Nivel 5] [Requiere Fuerza: 10; Combate cuerpo a cuerpo: 5]. Un fuerte golpe físico con el puño o con la pierna sobre el enemigo.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor James Bond » Dom Feb 08, 2015 2:18 pm

Entraron en el castillo, y por el camino, Humbert fue respondiendo a la pregunta de la jovencita, en voz baja.
Hará uno o dos meses. La Reina os lo contará enseguida. Os adelanto que va a enviarnos hacia la aldea que atacó por última vez, hace dos días, para que iniciemos la búsqueda desde allí.
Bueno, tiene sentido que empecemos desde alli― comentó Kei a Neru en voz baja, y se acercó a su oido― pero si... es un sincorazón no hará falta buscarlo, vendrá él a nosotros, ¿no?

La joven esperó la respuesta de Neru y tras escucharla, asintiría con la cabeza. Cuando llegaron a una puerta, se detuvieron enfrente de esta.

He de suponer que sois extranjeros, a juzgar por la vestimenta. Os daré un consejo: tened cuidado con vuestras palabras. Al fin y al cabo, estáis a punto de personaros ante una reina. Y no una cualquiera.
Gracias por el consejo, Señor Humbert.

Que Humbert hubiera dicho lo de "Y no una cualquiera" eso le dio mala espina a Keiko. De todos modos, tendría que tirar del protocolo, que había visto en películas y series de animación para estas cosas. Era un rollo pero no convenía enfadar a Su Majestad, por muy mal que pudiera caerle. Por fin, Humbert abrió la puerta y una voz exclamó:

¡Arrodillaos ante su Majestad, señora de Franconia desde el Monte Alb hasta los lindes del Bosque Encantado, y proclamada dama más hermosa del reino, la Reina Grimhilde!

Automáticamente, la muchacha se arrodilló por puro instinto, intentando que no quedara muy exagerada su inclinación y llevó su brazo derecho hasta su corazón, como hacían los caballeros de las películas cuando se personaban ante su rey.

Tras un pequeño discurso de otro caballero, la reina por fin comenzó a hablar.

Os he convocado con el fin de que exterminéis a un monstruo que deambula por nuestro reino. Cazadlo y deshaceos de él, para que no cause más desdicha entre mi gente. He preparado un carromato que os llevará hasta la última localización donde fue visto y que os traerá de vuelta una vez completéis la tarea.

>Aquellos que regreséis para contarlo, con la prueba de su muerte, se os recompensará ampliamente. Y al afortunado que le dé muerte, le obsequiaré con algo especial: una pregunta― dijo mientras alzaba un dedo, en señal de que ese era el número máximo de preguntas que iba a permitir.

>Si de sobra es conocida mi belleza también lo será mi sabiduría. Cumplid la petición y os responderé hasta la pregunta más imposible que planteéis.

Algo de pronto se activó dentro de Kei. Si aquella mujer de verdad sabía todo... quizás... supiera el paradero de su hermano. Y si lo sabía, podría encontrarle y llevarle a casa. La muchacha tomó la determinación de ser quien acabara contra Misstgunst. Seguro que no iba a tener otra oportunidad igual. Entonces, otra mujer que estaba en la sala, empezó a hablar. Kei se fijó en que llevaba una máscara.

Mi reina... Suplico que me concedáis otro minuto más de vuestro tiempo. Decidme, ¿qué sabés de la maldición de la criatura?
Lo mismo que habréis escuchado de nuestros supervivientes. Enloquece la mente y corrompe los corazones de las gentes. Las masacres producidas se han hecho, en su mayoría, entre vecinos e iguales.
¿Y no sucedió lo mismo en el castillo, cuando os visitó?― aquella información era nueva para Keiko, si aquel bicho había entrado en el castillo, algo buscaría.
No tientes mi paciencia― cada palabra pronunciada por su Majestad llevaba odio, como si aquello la hubiera ofendido muy gravemente. Entonces, dirigió su mirada hacia Neru y Keiko.
¿Hay alguna otra cuestión que queráis plantearme?

Keiko sí que tenía una pregunta que hacerle. Pero, para ser respetuosa, se quitó el casco, dejando ver su rostro.

Majestad, primero, me gustaría halagaros por vuestra hermosa belleza. Sin duda alguna, sois la más hermosa de este reino, mi corazón se rinde ante vos. Segundo, me gustaría saber si... en el caso de que yo arrebatase la vida de este ser sediento de sangre, ¿vos podríais averiguar el paradero de mi hermano?

Una vez que Kei obtuviera la respuesta, la muchacha se lo agradecería en forma de reverencia y cuando comprobase que se quedó solo con Neru, quitando a un hermoso caballero, la muchacha le dirigió una mirada de súplica. Sabía que él joven también buscaba a sus familiares, pero ella también. Deseaba volver a ver a su hermano, y si con una simple pregunta podía saber donde estaba, estaba dispuesta a todo por saberlo.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Darkness Seeker » Dom Feb 08, 2015 3:14 pm

Un placer Humbert. Mi nombre es Neru. Éstos son Keiko y Adam. Otros dos compañeros forman nuestro grupo, y uno debe de estar ya renunido con la reina, asi que estaríamos encantados de seguirte a la reunión.

Afirmando con la cabeza, el cazador nos abrió la puerta, permitiéndonos el paso. El interior del castillo estaba ricamente decorado, lleno de cuadros de posibles escenas bélicas del reino o de la religión del lugar, columnas de firme piedra que sostenían el curvado techo sobre nuestras cabezas, e incluso una alfombra roja tan mullida que alguien sería capaz de dormirse encima.

Lo mismo digo. Señor Humbert, ¿Cuánto hace que apareció Misstgunst?[/quote]

Hará uno o dos meses. La Reina os lo contará enseguida. Os adelanto que va a enviarnos hacia la aldea que atacó por última vez, hace dos días, para que iniciemos la búsqueda desde allí

Bueno, tiene sentido que empecemos desde alli― me comentó la chica para luego acercarse ― pero si... es un sincorazón no hará falta buscarlo, vendrá él a nosotros, ¿no?

Mientras cruzábamos el extenso pasillo que se abría para nosotros pensando en lo que decía Keiko, las miradas de los guardias que custodiaban el castillo nos vigilaban a cada paso que dábamos, aunque era normal con todo el caos que había en la ciudad. Finalmente llegamos hasta la puerta tras la que comenzaría la reunión. Humbert puso su mano sobre el pomo, para luego susurrarnos en voz baja:

He de suponer que sois extranjeros, a juzgar por la vestimenta. Os daré un consejo: tened cuidado con vuestras palabras. Al fin y al cabo, estáis a punto de personaros ante una reina. Y no una cualquiera.

Gracias por el consejo, Señor Humbert.

No se preocupe, no diremos nada en toda la reunión a no ser que sea necesario ¿Verdad Keiko?

Una vez tuviéramos la aprobación del cazador, éste nos abrió la puerta completamente para dejarnos pasar a Keiko y a mí al interior de la sala.

¡Arrodillaos ante su Majestad, señora de Franconia desde el Monte Alb hasta los lindes del Bosque Encantado, y proclamada dama más hermosa del reino, la Reina Grimhilde!

Nada más entrar pude ver el parecido de la sala con el Salón del Trono de Tierra de Partida. Allí, sentada en su trono, estaba la que debía ser la Reina Grimhilde. Era casi tan blance como la nieve, y su pelo negro contrastaba con su vestido. Frente a ella ya habían dos personas, los dos cazadores de los que nos habló Humbert.

Inmediatamente Humber se arrodilló y nos hizo un gesto para que le imitáramos. Sin perder un minuto, me arrodillé ante la reina, esperando que Keiko hiciera igual.

Ofrecí mi espada y mi honor a mis señores, y no me doblegaré ante ningún otro Rey.― dijo de pronto el caballero de armadura―Mas por todos es conocida vuestra belleza, y tras comprobarlo con humildes ojos, he de arrodillarme ante ella ―E hincó la rodilla.

Os he convocado ―dijo la Reina alzando la voz complacida por lo que había dicho el caballero― con el fin de que exterminéis a un monstruo que deambula por nuestro reino. Cazadlo y deshaceos de él, para que no cause más desdicha entre mi gente. He preparado un carromato que os llevará hasta la última localización donde fue visto y que os traerá de vuelta una vez completéis la tarea.

»Aquellos que regreséis para contarlo, con la prueba de su muerte, se os recompensará ampliamente. Y al afortunado que le dé muerte, le obsequiaré con algo especial: una pregunta

Arqueé una ceja con disimulo ante aquél detalle. ¿Una pregunta?

»Si de sobra es conocida mi belleza. también lo será mi sabiduría. Cumplid la petición y os responderé hasta la pregunta más imposible que planteéis.

Me quedé de piedra al oír aquello ¿Realmente era capaz de aquello? ¿Era capaz de responder a cualquier pregunta? Entonces... ¿Existía la posibilidad de poder resolver la duda de dónde estaría mi familia?

La criatura a la que os enfrentaréis ―prosiguió la reina― es un ser como ningún otro que hayáis visto. Negro, sin forma y con los ojos ámbar. Irrumpió en mi castillo semanas atrás y desde entonces azota el reino, como ya sabréis. No tengo más que deciros sobre él. Marchaos.

Mi reina…

Era la primera vez que la chica hablaba en toda la reunión. La misteriosa señora llevaba la cara tapada con una máscara bastante extraña, llena de símbolos que no conseguía entender.

Suplico que me concedáis otro minuto más de vuestro tiempo. Decidme, ¿qué sabéis de la maldición de la criatura?

Lo mismo que habréis escuchado de nuestros supervivientes. Enloquece la mente y corrompe los corazones de las gentes. Las masacres producidas se han hecho, en su mayoría, entre vecinos e iguales.

¿Y no sucedió lo mismo en el castillo, cuando os visitó?

No tientes mi paciencia

La señora, aparentemente decepcionada con la respuesta de la Reina, abandonó la sala junto a Humbert. ¿Porque estaría tan interesada en la maldición de la criatura? Light se había quedado atrás para investigar sobre eso, así que quizás pudiera darnos más información luego.

¿Hay alguna otra cuestión que queráis plantearme?

No alteza, si nos lo permite saldremos inmediatamente en búsqueda de la criatura que asola vuestras tierras. Su majestad.―terminé haciendo una reverencia para tratar de tener a la reina de nuestro lado.

Majestad, primero, me gustaría halagaros por vuestra hermosa belleza. Sin duda alguna, sois la más hermosa de este reino, mi corazón se rinde ante vos. Segundo, me gustaría saber si... en el caso de que yo arrebatase la vida de este ser sediento de sangre, ¿vos podríais averiguar el paradero de mi hermano?

Finalmente Keiko y yo salimos en dirección a la puerta principal, no sin antes preguntarme dónde estaría Akio.

Disculpe― le pregunté al caballero de armadura ―¿Por casualidad ha visto a un compañero ataviado como nosotros y de 10 años de edad?

Si tenía ocasión de separarnos durante algún momento o quedarme atrás solo, le mandaría un mensaje a Light informándole de que partíamos en seguida. En caso de que no fuera así no podría avisarle. La misión daba su verdadero comienzo...
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Nell » Sab Feb 14, 2015 4:25 pm

Quizá revelarle el rostro a la Reina no fue una buena idea, porque le dirigió una mirada penetrante y absolutamente molesta, como si una mosca acabara de hablarla. No era, desde luego, la misma con la que se había dirigido a ellos para invitarlos a realizar preguntas.

Alabar su belleza suavizó un poco la situación. Se notaba que le gustaba ser halagada.

Podré, pues como he dicho, nada se escapa de mi conocimiento. Os deseo suerte en vuestra caza ―Le habían causado buena impresión. Y desde luego, siempre era beneficioso de cara al futuro tener a una reina contenta―. Ahora, parte con los demás ―le ordenó, mientras ella misma se ponía en pie y volvía a acercarse a la ventana.

El caballero salió con ellos de la sala del trono, silencioso y exhibiendo un constante porte orgulloso, mientras se fijaba en la otra cazadora, la encapuchada, que caminaba unos cuantos metros por delante de ellos y atravesaba en ese momento la puerta del castillo; ni a Humbert, que iba detrás de ella. Sin embargo, cuando Neru se dirigió a él, le respondió con amabilidad.

No, me temo que no recuerdo haber visto a nadie con esa descripción. ―Acto seguido, se volvió hacia Kei―. Lamento escuchar lo de vuestro hermano perdido. Espero que logréis reencontraros pronto.

Mientras Kei le entretenía, Neru mandó el mensaje a Light. En ese momento, después de que el niño hubiera jurado y prometido varias veces todas las condiciones del aprendiz, Light esperaba a que terminara de comer, mear y arreglarse para partir, por lo que el mensaje llegaba oportunamente. Enseguida salieron a la calle y partieron hacia el castillo.

Burke. Mi nombre es Burke ―le respondió el niño, ajustándose la capucha para asegurarse de que nadie le veía la cara. En plena aldea era un chiquillo conocido y su plan de fuga se iría al traste si algún vecino le identificaba, como había señalado Light.

Al mismo tiempo, Adam luchaba contra los sincorazón para proteger a la dulce Blancanieves. El Impacto fue suficiente para eliminar al sincorazón; sin embargo, el segundo estaba prevenido y esquivó con gracia el intento de Adam por alcanzarle. Por otro lado, la mona se había dirigido hacia Blancanieves y le tiraba de las ropas, mientras la chica intentaba apartarla con manotazos al aire.

Una flecha silbó en el aire e impactó en uno de los ojos de la Balada negra, desestabilizándola lo suficiente para ponerla al alcance de Adam, quien pudo acabar con ella de varios puñetazos. Las siguientes dos flechas se dirigieron hacia la mona, apartándola de Blancanieves y perforándola ambas en el símbolo de los sincorazón.

En ese momento, por los gritos de Blancanieves, entraban los guardias que habían estado apostados en la puerta. Los dos sacaron las espadas y se dirigieron directos hacia la mona, acorralándola. Adam podía volver a intervenir si quería eliminarla, pero tras vanos intentos de los soldados de filetearla, esta misma se marcharía.

Nuestros ataques no parecían hacerle nada… ―murmuraba uno de ellos.
Princesa, ¿cómo se encuentra? ―preguntó el otro, dirigiéndose a Blancanieves y ayudándola a ponerse en pie.

¡Bien, gracias a vosotros!

Cuando comprobaron que la muchacha estaba bien y no había salido más que con arañazos, regresaron a su puesto.

Neru y Kei lo habrían visto todo, desde la intervención de los guardias junto al caballero. Comprobarían de primera mano quién había sido la arquera ducha que había auxiliado a Adam y Blancanieves: la mujer misteriosa. Esta guardó el arco bajo la capa a su espalda, se quitó la máscara y reveló parte de su cara, puesto que seguía tapándole bastante la capucha.

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Era una mujer madura, mayor que Adam y puede que de Humbert, de rostro cansado, serio y completamente recelosa acerca de lo que acababa de abatir. Puso un brazo en jarras, inclinando la cadera con chulería.

Cualquier otro animal habría muerto por ese disparo. Más vale que estos nuevos monstruos no se correspondan con aquel que vamos a cazar ―comentó. Algo en el tono de su voz dejaba caer que no era la primera vez que los veía. Luego, se giró hacia Neru y Kei, ignorando a los otros dos hombres―. Espero que hayáis avisado a vuestras madres de la empresa que vais a emprender. Y buscad cuanto antes a alguien que se encargue de hacerles llegar los cadáveres, niños, pues sospecho que arriesgáis las vidas pensando que será un juego infantil y no habéis pensado en que muy probablemente ni la mitad logremos regresar de una pieza.

Acto seguido, quizá solo deteniéndose a escuchar una respuesta si estos se la daban, volvió a separarse de ellos para ir hacia el carromato prometido por la Reina, que esperaba fuera de los muros de palacio.

Humbert se rascó la cabeza, sin saber muy bien en qué pensar. Había demostrado ser buena cazadora, puesto que al contrario que él no había dudado en plantar cara a los sincorazón en cuanto aparecieron. No obstante, no parecía que fuera a cooperar demasiado con el grupo. Eso sería un problema si trazaban planes o al apoyarse unos y otros.

Me pregunto quién será ―mencionó en voz alta―. Llevo años cazando por estas tierras y jamás la había visto. Aunque su cara me suena… ―Tras comentarlo, se fue tras la mujer.

Por otro lado, Blancanieves volvió al lado de Adam.

Gracias a ti también. Perdona por dudar antes de tus hazañas, señor cazador ―le alabó, sonriente―. Me recuerdas a…

¿Un bravo caballero?

… mi tata. Es una viajera muy valiente que siempre me ha defendido de los monstruos y los bandidos, desde que era pequeña y me escapaba del castillo para correr aventuras ―Se inclinó de nuevo sobre el pozo, suspirando con añoranza―. Le tenía envidia por todas las historias maravillosas que me contaba. Ahora la echo de menos, porque han pasado muchos años desde la última vez que la vi y no sé qué ha sido de ella.

»Algún día, saldré de este castillo y haré que esté orgullosa de mí ―comentó, antes de referirse de nuevo a Adam―. Desearé al pozo tu regreso y que todos tus sueños se cumplan, mi salvador.

Empezó a canturrear de nuevo hacia el pozo.

Ya sueño…Ya sueño con oír tu voz…

Mientras tanto, el caballero se separó de Kei y Neru y se dirigió a paso rápido hacia uno de los muros opuestos al pozo. Allí, un hombre acababa de saltarlo descaradamente mientras miraba a Blancanieves, sonriente.

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Príncipe Florián, eso ha sido indecoroso… ¡Príncipe! ―le murmuraba el caballero. Este le ignoró y siguió su camino hacia Blancanieves.

Que me hables…Me hables de amor…

De amor… ―coreó con ella el Príncipe, inclinándose a su lado. Al sorprenderla, quiso presentarse―. Hola. ¿Te he asustado?

Pues sí, porque Blancanieves se puso completamente colorada al ver quién le hablaba y salió corriendo hacia la puerta más próxima, sin hacer caso a las peticiones del príncipe de que no se fuera. Cerró tras de sí, pero un movimiento en la cortina de la ventana más próxima revelaba que simplemente se había ocultado por vergüenza.

Y al príncipe no se le ocurrió otra cosa que cantarle para declararse.

No, no te escondas, óyeme, por favor. Canto, oye mi canto. Canto hoy tu canción. Cuánto te he deseado y te ha soñado mi corazón. Canto lo que yo siento ante tanta virtud. Cuánto ansiaba este instante radiante, porque estás tú.

Como poeta declarándose a su dama no tenía igual, ya que había conseguido que Blancanieves se asomara a la terraza. Incluso se la veía a punto de salir de nuevo para poder hablar con él.

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¡Te he oído antes, vampiro! ―escuchó en ese instante Adam en su oreja. La voz de Ariasu sonaba agitada e indignada, como si estuviera en constante movimiento, aunque no parecía en peligro―. ¡Como mates a mi sincorazón, te quemo!

Mi príncipe ―El caballero volvió a intentar atraer su atención, incluso inclinándose hacia él, aunque en vano puesto que Florián solo tenía ojos para Blancanieves, quien salía por fin a recibirle―, parto con los cazadores en pos del monstruo. Resguárdese tras los muros de palacio y la Reina de este reino le protegerá de las criaturas oscuras. Tenga cuidado.

Finalmente, el caballero siguió los pasos de la mujer y Humbert hacia el carromato. Light vería a los tres en cuanto se aproximara al castillo, y se reuniera con Kei, Neru y Adam. Podrían ponerse al día y decidir qué hacer con Akio. Nadie le había visto desde que se separaron. Los guardias incluso les permitirían buscarle durante un rato, retrasando la expedición, pero no hallarían ni rastro de él. Había desaparecido.

No obstante, la misión seguía su curso. El guardia que les esperaba junto al carromato entregó a Humbert una caja donde, por orden de la Reina, tendrían que guardar el corazón de la criatura y presentarlo a su Majestad para demostrar que la caza había sido un éxito.

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(Os sentáis unos enfrente de otros, donde queráis)


Hicieron unas breves presentaciones, a las que los aprendices podrían unirse. La cazadora se llamaba Minna. El caballero, Garin. Subieron al carromato (conducido por un hombre tosco, ajeno a la caza), sentándose a la espera de que les siguieran (junto al niño) y pudieran partir.

Blancanieves y Florián se habían quedado charlando entre ellos, aunque los aprendices podían interrumpirles si querían algo más.


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A partir de este punto, los NPCs pasan a ser (sumamente) mortales. Su vida y su muerte dependen de vosotros. Habrá una recompensa colectiva si sobreviven todos… y una también si mueren todos.
PD. He cambiado el color de Blancanieves.
PD2. Está prohibido reírse de la imagen del príncipe, juro que es la que más le favorecía (?)

Fecha límite: 19 de febrero.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Light » Mar Feb 17, 2015 6:40 pm

Parece que pronto saldremos, démonos prisa.

Light se movía por las callejuelas de la ciudad acompañado de Burke, el chico que se había encontrado en aquella casa abandonada. Había recibido el mensaje de Neru y por esa razón caminaba a paso ligero, consciente de que pronto comenzaría la esperada caza.

Al fin llegaron al castillo, sin percance alguno. Gracias a la capucha que utilizaba el niño ningún vecino le identificó, por suerte.

Nada más entrar se encontraron a algunos cazadores ―aunque Light todavía no era consciente de que les acompañarían porque no había estado en aquella audiencia―. El chico les ignoró y se acercó a sus compañeros aprendices para preguntarles por la reunión con la reina y hablarles sobre Burke.

Ya he llegado. ¿Qué tal la audiencia?

Aquel era el momento para ponerse al día. Si tenían algo que decirle, Light sería todo oídos.

Y ahora que lo pienso, ¿dónde está Akio? ―inquirió tras echar en falta al susodicho. Ojeó a su alrededor esperando encontrarle, en vano―. Si vamos a salir ya debería estar aquí con nosotros.

»Por cierto, este chico se llama Burke. ―Hizo las presentaciones sin más tardar―. Estos son mis compañeros, juntos iremos a cazar a ese monstruo. Como ya te dije vendrás con nosotros también ―le explicó al chaval. Acto seguido, les hizo saber a Neru y los demás la decisión que había tomado hace unos minutos―. Burke vivía en una aldea que fue destruida por Missgunst, e incluso ha tenido un encuentro con éste. Lo conoce mejor que nosotros sin duda, así que traerlo conmigo me pareció una buena opción.

No desveló demasiados detalles de su historia y simplemente remarcó su posible utilidad. Si cualquiera de sus compañeros ponía alguna pega, Light les dejaría claro que le protegería y se responsabilizaría por completo.

Iba siendo hora de dejar el castillo. El aprendiz, sin separarse del niño que le tocaba cuidar, se acercó a los guardias y les pidió amablemente que retrasaran la expedición en la medida de lo posible. Se suponía que Neru iba a ponerse en contacto con Akio, así que esperaba que éste acudiera allí cuanto antes.

Light no saldría hacia la ciudad en busca del pequeño Maestro, permanecería en el castillo con Burke. A pesar de que podía ocultar su rostro con la capucha, prefería no arriesgarse.

Se supone que nos acompañará otro crío, aunque éste ya tira para adolescente. Quizás te parezca raro, pero él es nuestro superior, nuestro Maestro ―le comentó a Burke, cruzado de brazos y apoyado en un muro―. Procura no buscarte problemas con él.

En algún momento tendrían que ir yendo hacia el carromato para montarse sobre éste. Entonces, uno de los cazadores que les acompañaba recibió una caja: ahí debían depositar el corazón del monstruo tras exterminarlo.

«Pero si se trata de un Sincorazón, entonces…».

Estos no dejaban rastro alguno cuando eran eliminados: el corazón que liberaban simplemente ascendía y se esfumaba. No obstante, puede que no se tratara de un Sincorazón al final y fuera algo completamente distinto: la verdad es que le seguía extrañando el hecho de que la criatura se pusiera en contacto con el chico.

Light simplemente dijo su nombre cuando llegó el momento de las presentaciones. Si Burke no se presentaba ante los cazadores, el aprendiz se encargaría de darle a conocer. Les haría saber su nombre y no especificaría más.

Después, tomaría asiento en el carro con Burke. Se sentaría al lado (o de frente) del chaval a ser posible.

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Lo de que Neru avisa a Akio está pactado con DJ~
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Darkness Seeker » Mar Feb 17, 2015 7:18 pm

Al poco rato, todos habíamos salido del castillo de la reina. Finalmente la misión iba a dar comienzo, aunque no estaban allí ni Adam, ni Light y el Maestro Akio. Por suerte, había conseguido contactar con Light aprovechando que Keiko entretenía al caballero. Sin embargo, nada más salir nos encontramos con una desagradable sorpresa. ¡Sincorazón!

Pero antes de que pudiera invocar mi llave espada, varias flechas se clavaron en las criaturas, haciéndolas desaparecer en un vapor negro mientras un corazón de rubí ascendía a los cielos. La arquera no había sido otra que la mujer que había enojado a la reina. Poniendo los brazos en jarra, y claramente molesta, se dirigió a Keiko y a mí:


Cualquier otro animal habría muerto por ese disparo. Más vale que estos nuevos monstruos no se correspondan con aquel que vamos a cazar. Espero que hayáis avisado a vuestras madres de la empresa que vais a emprender. Y buscad cuanto antes a alguien que se encargue de hacerles llegar los cadáveres, niños, pues sospecho que arriesgáis las vidas pensando que será un juego infantil y no habéis pensado en que muy probablemente ni la mitad logremos regresar de una pieza.

No tiene de qué preocuparse.―le dije de buena gana, aguantando la notable decepción de la compañera.

Al poco rato nos alcanzó Humbert, el cazador, que parecía ocupado meditando sobre algo:

Me pregunto quién será Llevo años cazando por estas tierras y jamás la había visto. Aunque su cara me suena…

Mientras, la chica que estaba limpiando se dirigió hacia Adam, por lo que para dejarles intimidad le hice una seña de que nos adelantaríamos mientras. Finalmente, a lo lejos pudimos ver a Light junto a un niño pequeño, más o menos de la edad de Bavol.

Ya he llegado. ¿Qué tal la audiencia?

―Bien .Ahora mismo vamos a ir a una de las últimas localizaciones conocidas del monstruo de ojos ámbar.―hice énfasis en ése dato para que comprendieran que podía tratarse de un sincorazón― La Reina además parece contenta con nuestra presentación, y nos ha asegurado una recompensa, aunque eso no importa ahora mismo.

Y ahora que lo pienso, ¿dónde está Akio?

¿Tampoco está contigo?―le pregunté sorprendido

Si vamos a salir ya debería estar aquí con nosotros.

Asentí, cuando de pronto me fijé en que el pobre niño no hacía otra cosa sino mirarnos con cara de duda.

»Por cierto, este chico se llama Burke. Estos son mis compañeros, juntos iremos a cazar a ese monstruo. Como ya te dije vendrás con nosotros también

Un placer, Burke.―le respondí con cierta alegría para animarle ―Puedes llamarme Neru.

Burke vivía en una aldea que fue destruida por Missgunst, e incluso ha tenido un encuentro con éste. Lo conoce mejor que nosotros sin duda, así que traerlo conmigo me pareció una buena opción.

Asintiendo, hice un gesto para que lo tuvieran entretenido mientras me alejaba unos metros. Una vez estuviera lejos, y no hubiera nadie cerca, utilizaría mi teléfono para intentar contactar con Akio y avisarle de nuestro destino.

Una vez volviera, ya todos estarían allí e informaría de lo que me hubiera dicho Akio en caso de que me respondiera. Al poco rato, llegó un hombre con una extraña caja para Humbert. Resulta que la caja era para introducir en él el corazón de la bestia si la mátabamos.

Esto podría ser un problema―pensé mientras veía a Humbert sujetando la caja.

Tras esto, subiríamos al carromato, listos para comenzar. Aproveché la situació de paso para averiguar el nombre del caballero (Garin) y de la arquera certera (Minna). Me senté cerca de Light, pero no pegado a él para estar también al tanto de lo que pudieran decir el resto de compañeros. Una vez emepzáramos a movernos, me dirigiría a Minna para intentar averiguar algo más sobre la "maldición del monstruo".

Disculpe Minna―la llamé primero intentando captar su atención― Llevo un rato pensando en lo que le preguntásteis a la Reina, sobre la "maldición" de la criatura. ¿En qué consiste exáctamente esa maldición?
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Ronda #6 - Sueño con oír tu voz

Notapor Astro » Jue Feb 19, 2015 2:06 pm

El primer sincorazón volador no dio problemas alguno, siendo destruido de un golpe por el vampiro. El segundo no fue tan fácil, ya que consiguió esquivar los primeros golpes que iban hacia él. Para poner las cosas peor, el otro sincorazón (el que tenía forma de mona) se había abalanzado sobre Blancanieves. Adam gruñó, mientras intentaba librarse de la Balada negra, ¡esa chica era su presa, no dejaría que se la quitasen!

Una inesperada flecha se clavó en el monstruo volador, otorgándole la oportunidad al aprendiz de rematarla a base de puñetazos. Más flechas surcaron el aire, clavándose esta vez en la Primate X y alejándola de la criada. La aparición de un par de guardias armados rodéandola acabó haciendo que la propia sincorazón se desvaneciera en un portal oscuro antes de que el vampiro llegara a tiempo para evitarlo.

Jo, odio cuando huyen —protestó Adam, ajustándose una pieza de la armadura del brazo. No estaba acostumbrado a usarla, y le resultaba incómodo cuando se movía demasiado.

Nuestros ataques no parecían hacerle nada… ―comentaba uno de los guardias.

Princesa, ¿cómo se encuentra? ―dijo el otro, mientras ayudaba a ponerse en pie a... ¿Blancanieves?

¡Bien, gracias a vosotros! ―Sí, era Blancanieves sin duda.

Espera, ¿ella era la princesa? ¿Y por qué llevaba entonces esa ropa y trabajaba como criada? No tenía nada de sentido, la verdad, aunque en ese momento a Adam no le intrigaba demasiado. Más bien, se preguntaba si la sangre de la realeza sabría distinta. ¿Sería azul como decían?

Al mirar a su alrededor, descubrió que Neru y Keiko ya habían salido del castillo, acompañados por otros cazadores, seguramente. Alguno de ellos habría sido el que disparó las flechas, ¿no?

Gracias a ti también. ―La voz de Blancanieves captó de nuevo la atención de Adam―. Perdona por dudar antes de tus hazañas, señor cazador. Me recuerdas a…

Una sonrisa de orgullo apareció en los labios de Adam, mientras imaginaba lo que iba a decir. ¿A un bravo guerrero? ¿Un apuesto príncipe? ¿El hombre de sus sueños, tal vez?

… mi tata.

¿Tu... qué? —preguntó, decepcionado y sorprendido al mismo tiempo. ¡¿Le acababa de comparar con una mujer?!

Es una viajera muy valiente que siempre me ha defendido de los monstruos y los bandidos, desde que era pequeña y me escapaba del castillo para correr aventuras. Le tenía envidia por todas las historias maravillosas que me contaba. Ahora la echo de menos, porque han pasado muchos años desde la última vez que la vi y no sé qué ha sido de ella.

Suspiró, inclinada de nuevo en el pozo. Aquella chica tenía la cabeza en las nubes, incluso Adam podía decirlo, y eso que no era mucho de fijarse... ¿De verdad era la princesa?

»Algún día, saldré de este castillo y haré que esté orgullosa de mí. Desearé al pozo tu regreso y que todos tus sueños se cumplan, mi salvador.

Volveremos a vernos, princesa —respondió, sonriente, haciendo una exagerada reverencia seguramente mal hecha.

Giró sobre sus talones, con intención de acercarse a sus compañeros cazadores, y dejando a la joven cantando de nuevo en el pozo. Con tanta gente por allí, sería imposible comer en paz, ya volvería en otra ocasión. De pronto, un grito captó su atención.

¡Príncipe!

Un hombre había aparecido de pronto, acercándose a Blancanieves sonriente.

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Que me hables… de amor…

De amor… ―dijo de pronto, cantando con ella―. Hola. ¿Te he asustado?

Desde luego que sí, porque la chica (roja como un tomate) salió corriendo para alejarse de él. Adam soltó una carcajada, observando la divertida escena en la que Blancanieves entraba dentro del castillo, cerrando la puerta tras de sí, mientras el supuesto príncipe la perseguía insistiendo en que no se fuera.

Y como eso no funcionó, el tío se puso a cantar. Y Adam a reír todavía más.

No, no te escondas, óyeme, por favor. Canto, oye mi canto. Canto hoy tu canción. Cuánto te he deseado y te ha soñado mi corazón. Canto lo que yo siento ante tanta virtud. Cuánto ansiaba este instante radiante, porque estás tú.

Como poeta declarándose a su dama no tenía igual, ya que había conseguido que Blancanieves se asomara a la terraza. Incluso se la veía a punto de salir de nuevo para poder hablar con él.

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¡Te he oído antes, vampiro!

Adam dio un brinco, mirando a su alrededor para descubrir de dónde había venido la voz. Tardó un poco en recordar que llevaba ese chisme en la oreja, y que debía de haber sido Ariasu la que hablaba.

¡Como mates a mi sincorazón, te quemo! ―Por lo que podía escuchar, parecía que la Maestra se encontraba en movimiento, o algo parecido.

Vale, vale, sólo lo dejaré medio muerto. Qué aburrida —gruñó en voz baja, rascándose la cabeza—. ¿Se puede sabe por dónde andas?

Esta vez sí, se reunió con los otros aprendices, incluido el más mayor, Light, que también había llegado acompañado de un... ¿Niño?

Ya he llegado. ¿Qué tal la audiencia?

Bien. Ahora mismo vamos a ir a una de las últimas localizaciones conocidas del monstruo de ojos ámbar. La Reina además parece contenta con nuestra presentación, y nos ha asegurado una recompensa, aunque eso no importa ahora mismo.

Y ahora que lo pienso, ¿dónde está Akio?

¿Tampoco está contigo?

Si vamos a salir ya debería estar aquí con nosotros.

¿El pequeño maestro ha desaparecido? ―Enarcó una ceja, sorprendido. Ariasu al menos le controlaba con el chisme de la oreja y debía de estar por algún rincón invisible, ¿así de irresponsables eran los maestros de Tierra de Partida?―. Igual se ha distraído con alguna chuche.

Eh, pero que Akio no estuviera allí era mucho mejor para Adam. ¡Más diversión!

»Por cierto, este chico se llama Burke ―dijo Light, refiriéndose al niño que traía con él―. Estos son mis compañeros, juntos iremos a cazar a ese monstruo. Como ya te dije vendrás con nosotros también. Burke vivía en una aldea que fue destruida por Missgunst, e incluso ha tenido un encuentro con éste. Lo conoce mejor que nosotros sin duda, así que traerlo conmigo me pareció una buena opción.

Sí, claro, llevar a un crío a cazar a un monstruo que aterroriza un reino entero es súper buena idea. Si quieres que acabe muerto y tal, claro ―comentó Adam, sincero, aunque con un tono jovial y despreocupado.

Tampoco era que le importara mucho lo que le acabara pasando al tal Burke, pero incluso él veía que llevarlo con ellos era una idea terrible.

Tras la charla, los cuatro aprendices se subieron al carromato preparado para la cacería. Además de ellos, había otros tres cazadores: el hombre que Adam había visto al principio junto a Blancanieves, una mujer tapada con capucha y otro tío vestido con armadura (aunque sin casco, como él).

Buenas~ Soy Adam, un placer y esas cosas que se dicen ―se presentó a los demás al subirse al carromato.

El vampiro, no demasiado interesado en los demás (ni siquiera en la mujer, pues parecía un poco vieja), se dejó caer en uno de los asientos más alejados del conductor, pegado a la entrada/salida. Ajeno a quién estaría a su lado, se las apañó como pudo para sacar su petaca del pantalón a través de la armadura (sí, tuvo que romperla un poco), echó un trago y se recostó sobre su sitio.

Missgunst, Adam va a por ti.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor James Bond » Jue Feb 19, 2015 11:01 pm

Podré, pues como he dicho, nada se escapa de mi conocimiento. Os deseo suerte en vuestra caza. Ahora, parte con los demás.

Keiko asintió y le hizo una reverencia, para mostrarle su respeto y caminó junto a Neru, el cual le preguntó por el Maestro que se suponía que tenía que estar con ellos, pero les respondió que desconocía haber visto a alguien así por ahí.

Lamento escuchar lo de vuestro hermano perdido. Espero que logréis reencontraros pronto― le dijo el caballero.
Muchas gracias, caballero. Yo también ardo en deseos de reencontrarme con él lo más pronto posible. Por eso, deseo de poder preguntar a Su Majestad― respondió la muchacha y partió del castillo junto a Neru.

En el patio observó una escena bastante curiosa. La jovencita que estaba trabajando antes, estaba siendo atacada por Sincorazón y unos guardias llegaron para protegerla. Aunque sus ataques no surtían efecto pues no eran portadores de la Llave-Espada.

Cuando la muchacha fue salvada gracias a un extraño ataque mágico, Kei oyó como uno de los guardias se refería a ella como "Princesa". Lo cual le extrañó a la chica. Aunque se olvidó de eso cuando la mujer encapuchada que había estado antes en la sala del trono les habló. Dijo que esperaba que hubieran avisado a sus madres. Aquello hizo que Keiko la mirase con mala cara. No era una "niña de mamá", era una guerrera. Llevaba años entrenando e iba a demostrarlo para callarle la boca.

Tras una pequeña puesta al día con Light, el cual traía a un chico llamado Burke, se montaron (Keiko se pondría lo más cerca que pudiera de Neru) en el carro que les llevaría a su destino.
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