[Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Participantes: Neru, Kei + Adam y Light

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Nell » Sab Feb 21, 2015 6:56 pm

Una vez todos hubieron subido, se pusieron en marcha. Humbert, Minna y Garin miraron al niño encapuchado con extrañeza, pero ninguno preguntó y no parecieron reconocerle.

Mientras esperaba una respuesta de Akio al mensaje que le había enviado, la cual nunca llegó, Neru se dirigió a Minna para preguntarle por la maldición que había mencionado. La mujer le miró por encima del hombro, literalmente, pero no con una actitud de desagrado como la manifestada por la Reina.

Maldición, locura… Llámalo como quieras. ―Se encogió de hombros―. El monstruo arrasa con las aldeas, pero se dice que la mayoría de las muertes se producen entre humanos. Les enloquece y provoca que se asesinen entre ellos ―repitió prácticamente lo dicho por la Reina. Al darse cuenta, añadió, no sin antes mirar de reojo a Burke como si sospechara algo―. La Reina es imbécil ―Humbert se revolvió, incómodo―. De ser verdad, esta partida de caza es la peor estrategia que se le puede ocurrir a nadie. Nos mataremos entre nosotros antes de enfrentarnos a la bestia. Lo cual, por supuesto, no le importa. Ya ha demostrado que arriesgará todas nuestras vidas si eso da la oportunidad al superviviente de acabar con el peligro.

El carromato lo dirigía un hombre mayor, tosco y malhumorado, que les fue contando las instrucciones que había recibido por encima del hombro. Les iba a llevar a la última aldea que había atacado el Mistgunst; a las afueras, pararía y les esperaría con los caballos durante una semana. Si para entonces no habían regresado, asumiría que habían muerto y regresaría a notificárselo a la Reina. El encargo era peligroso, pero estaba tan bien pagado que no había podido resistirse.

El viaje duraría hasta el día siguiente, puesto que harían una parada por la noche para descansar (o mejor dicho, para que descansaran los caballos). Tenían provisiones para varios días, que se dividirían cuando se separaran. Mientras tanto, podían cogerlas libremente (estaban en bolsas y cajas apiñadas a la espalda del conductor) si tenían hambre o frío. Sobre todo lo segundo, porque corría un aire que helaba los huesos.

El resto del camino fue bastante silencioso. Podían hablar entre ellos, porque el resto de cazadores no parecían muy animados ni abiertos al diálogo. Humbert se había quedado dormido (algo admirable, dado el traqueteo del camino), Garin limpiaba y afilaba todas sus armas (espadas en su mayoría) con excesivo mimo y Minna, en cambio, miraba el paisaje de su espalda perdida en alguna cavilación.

En algún momento durante este, Ariasu volvió a ponerse en contacto con Adam tras su silencio anterior:

¿Cómo va la cosa? ¿Bien? ―le sobresaltaría de nuevo―. No respondas o creerán que estás loco. ¿A qué esperas para mover el culo? ¡Se supone que estás infiltrado entre ellos! Sácales información, conspira con los otros cazadores… ¡lo que sea! ―Hizo una breve pausa―. Siempre estaré cerca, por si acaso te pillan. Ahora mismo tengo entretenido a Akio y espero retrasarle hasta el final de la misión. Con un poco de suerte el sincorazón se encargará de los aprendices.

Ariasu no pareció percatarse en que Adam correría el mismo peligro al enfrentarse a la misma criatura. Y siendo novato, quizá más. Calló y no volvió a escucharla.

Pasaron algunas horas antes de que Humbert despertara y, tras mirar a su alrededor, carraspeara para llamar la atención de todos.

Vamos a una expedición de caza juntos, por lo que creo que no estaría mal que nos conociéramos un poco mejor para confiar los unos en los otros ―propuso―. Por ejemplo, ¿por qué estáis aquí?

Empezaré yo ―se ofreció Minna con rapidez, cruzándose de piernas con chulería. Miraba fijamente a Humbert, como si principalmente quisiera contárselo a él―. Soy una furtiva. Me como los animales que la Reina no echa de menos de sus bosques ―enarcó una ceja ante las expresiones de sorpresa de los otros dos cazadores―.[b] ¿Qué? ¿Vais a delatarme? Adelante. Primero, intentad regresar con vida. Además, os dará igual. Ya tengo algunos carteles de búsqueda. Eso, y que es ampliamente conocida la aversión de la Reina hacia algunas mujeres, me llevó a enmascararme frente a ella ―guiñó un ojo a Kei―. Al igual que la compañera. ―Desconocía que la aprendiza había mostrado más tarde su rostro para preguntar por el premio a la soberana.

»Me he apuntado por razones personales, obviamente. Por mí, el monstruo puede destruir el reino todo lo que quiera mientras yo tenga otros lugares a los que huir. No tengo casa, ni familia a la que proteger ―Entrecerró los ojos―. Precisamente, eso fue lo que me quitó: a mi hija. Vivía conmigo, como yo, pero a veces le gustaba escaparse algunos días a las aldeas más próximas para… divertirse. Conocer mundo. No regresó de la última. Hacia allí nos dirigimos ahora.

»¿Acaso no es conmovedor? He venido por venganza, a desquitar mi dolor contra una criatura estúpida e irracional por lo que le hizo a una humana más. Y estaba dispuesta a morir por tal motivo para sentirme en paz. En cambio, ahora… Ahora, la Reina ha prometido responder a una pregunta. No estaría mal volver para plantearle la mía ―Se mojó los labios―: «¿Cómo puedo resucitar a los muertos?». Me encantará ver la cara que pone ante semejante consulta y qué solución piensa darme. Y de haberla, seguiré ganando, porque me reuniré con mi hija.

Dejó literalmente mudos a Humbert y Garin. Aprovechando el silencio de estos, se giró hacia Neru para dejarle algo claro:

Sin embargo, mi hija no murió por la maldición. Encontré sus cosas, pero no su cuerpo. Tuvo la «suerte» de que la mismísima criatura se cebara con ella.

Garin carraspeó, tras decidir que no iba a comentar ninguna de las impertinencias de aquella mujer, sino a contestar a la pregunta para que continuase la conversación:

Estoy atravesando el país con mi señor, el príncipe Florián ―explicó brevemente―. Al escuchar hablar de la criatura, me uní a fin de erradicarla y conseguir un paso seguro. No conocía el premio acerca de esa pregunta y no me despierta ningún interés. De ser el afortunado, preguntaré a mi señor qué desea saber, mas cederé la captura con gusto a cualquiera de ustedes si con eso logramos el objetivo.

En mi caso, soy cazador veterano de la Reina y esperaba de mí que fuera el guía de aquellos que quisieran enfrentarse al monstruo ―Humbert se cruzó de brazos―. Así que no he tenido opción. Espero guiaros en cualquier problema que tengáis y, bueno ―sonrió―, soy más optimista respecto a nuestras posibilidades. ―Minna bufó y puso los ojos en blanco.

Poco disimuladamente, los tres cazadores mirarían a los aprendices. Esperaban las respectivas respuestas de estos, o al menos una en común, puesto que su actitud había puesto de relieve que se conocían entre ellos. Burke se abrazó a sí mismo, incómodo, y se negó a contestar.

Tendrían tiempo suficiente para explayarse (o no). Porque, al finalizar la charla, comenzaría la acción.

Por Dios… ¿Qué es eso?

El caballero señalaba al horizonte, frente a ellos, elevado sobre el cielo. Por el momento, era poco más que una figura a la que se le distinguían unas grandes alas y que sobrevolaba los bosques. Justo, además, por encima del camino… el mismo que llevaba a su destino.

El conductor soltó una maldición bien audible. El resto del carromato se quedó en silencio, mudo, hasta que Minna lo rompió:

Olvidaos de la pregunta. Si es él, ninguno regresaremos para contarlo.

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De repente, una especie de línea negra descendió de la criatura hacia el suelo. En este, la masa oscura se iba expandiendo poco a poco, hasta formar claramente una especie de niebla densa que corría con velocidad por todo el campo. Y hacia ellos. En pocos minutos, si no se detenía, a todos les cubriría la oscuridad.

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Pensad en algo así con humo negro.


El conductor, al darse cuenta, hizo parar los caballos y les hizo dar media vuelta lo más rápido que pudo, arreándolos con fuerza para que echaran a correr en la misma dirección por la que habían venido. Sin embargo, ninguno esperaba que lo consiguiera a juzgar por la velocidad de la nube.

Ya viene. Otra vez. Nadie está a salvo. Nadie lo resistirá ―murmuraba Burke.

Los miembros del carromato se habían puesto en marcha. Minna se colocó la máscara y se cubrió enteramente con la capa; Garin desenvainó su espada, se puso en pie (sosteniéndose a duras penas a causa de la carrera de los caballos) y esperó, como si creyera que blandiéndola en su contra lograría disipar el humo; y Humbert, destrozó una de las cajas para cubrirse con una de sus partes para hacerla de escudo. Todos esperaban rechazarla de un modo u otro.

¿Y qué había de los aprendices?

«Hagáis lo que hagáis, la quiero bien puesta cuando salgamos. ¿Entendido?».


Fecha límite: 25 de febrero.
Especificaré, por si alguien no lo sabe, que solo será eficaz si está completa. Únicamente pueden materializarla Light y Neru. Keiko conserva su casco (no puesto), pero Adam no.
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Awards 2010-2011, 2012, 2013, 2014 y 2015
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Light » Lun Feb 23, 2015 11:04 pm

Finalmente comenzaron a moverse. Sin Akio, pues éste al final no se reunió con ellos, por una muy buena razón que Light estaba deseando escuchar en cuanto le viera. Porque iba a pedir explicaciones, obviamente. ¿A qué venia eso de desaparecer y dejar a los aprendices en la estacada?

La única fémina de los cazadores ―sin contar a Keiko― respondió a su compañero Neru, hablándole de la criatura a enfrentar. El hecho de que enloquecía a la gente ya lo sabía porque el crío se lo había confirmado. Iba a resultar imposible luchar en equipo si la locura se apoderaba de todos: en su lugar se matarían entre ellos.

«Pues habrá que prevenir eso entonces».

El hombre que dirigía el carromato les explicó en qué consistía su trabajo. Les llevaría a la última aldea atacada por el Missgunst y les esperaría en las afueras durante una semana (¿Podía alargarse tanto la misión? Esperaba que no).

El viaje simplemente prosiguió, sin ningún percance de momento. En cuanto le entrara el hambre (o a Burke, le preguntaría a éste antes), Light cogería una de las bolsas de comida y le sugeriría al niño compartirla con él, sin importar quién de los dos tuviera hambre primero.

«Me pregunto si tener un hermano pequeño es algo como esto».

Después, aprovechando el silencio que se había formado, Light se dirigió a Neru y los demás, sin alzar demasiado la voz.

Akio a veces es un crío insoportable, pero lo que ha hecho esta vez me parece el colmo. ―Soltó un bufido―. ¿Qué le habrá pasado? ―preguntó más bien para sí mismo, cabizbajo. Algo preocupado sí que estaba.

Por supuesto, no esperaba respuestas por parte de sus compañeros, ninguno de ellos parecía tenerlas.

Light trató de dormir las siguientes horas para descansar, pero fue incapaz por el traqueteo del carro. Simplemente mantuvo los ojos cerrados, esperando que de esta manera se le hiciera el viaje más corto.

Vamos a una expedición de caza juntos, por lo que creo que no estaría mal que nos conociéramos un poco mejor para confiar los unos en los otros ―Light abrió los ojos de golpe nada más escucharle―. Por ejemplo, ¿por qué estáis aquí?

«Odio esta parte de las misiones, cuando tenemos que ocultar de dónde venimos y crear una coartada», miró de reojo a sus compañeros. Tenían que hacer una presentación en común para no levantar sospechas.

Empezaré yo.

La mujer fue la más habladora de los tres cazadores con diferencia. Se extendió bastante, y eso le dio tiempo a Light para pensar una coartada creíble. A la cazadora furtiva le movía la venganza porque aquel monstruo había asesinado a su propia hija

Lo siento. ―expresó serio, lamentando su pérdida.

Sin embargo, mi hija no murió por la maldición. Encontré sus cosas, pero no su cuerpo. Tuvo la «suerte» de que la mismísima criatura se cebara con ella.

«Dios…», Light puso una efímera y ligera mueca.

El siguiente en presentarse fue el hombre de la armadura. Aquel caballero estaba dispuesto a cederle a su príncipe el privilegio de hacer una pregunta. Light no llegó a comprender del todo a qué se refería y se giró dubitativo hacia sus compañeros, esperando que se lo aclararan. Neru le había hablado de una recompensa asegurada, pero no le había especificado mucho más.

Después, fue el turno del cazador. Light entendió que había venido obligado por órdenes de la reina, pobre hombre. Parecía bastante optimista con la caza del monstruo, al contrario que Minna.

Si no querían quedar mal, ahora les tocaba a ellos presentarse.

Nosotros somos Caballeros. Venimos de una ciudad lejana. ―Si alguno de ellos preguntaba por ésta, diría el primer nombre de ciudad que se le ocurriría: París por ejemplo―. Nosotros buscamos exterminar a la criatura para proteger nuestro reino, así que la hemos seguido hasta aquí ―afirmó, mirando a sus interlocutores e intentando mostrar seguridad―. El monstruo ya causó serios daños por nuestras tierras hace algún tiempo. Si no acabamos con éste es posible que vuelva tarde o temprano.

¿Habría colado? No se le ocurrió mejor pretexto por desgracia, pero teniendo en cuenta que iban con armaduras y que no conocían demasiado aquel mundo, pasarse por Caballeros extranjeros le pareció la mejor opción.

Por Dios… ¿Qué es eso?

Light se puso de pie y levantó la mirada, en la dirección señalada por aquel hombre. Todos ellos avistaron a una amenazante criatura voladora que sobrevolaba el bosque.

Olvidaos de la pregunta. Si es él, ninguno regresaremos para contarlo.

Eres demasiado negativa. ¿No quieres vengar a tu hija? Pues vive para contar tu venganza ―soltó. Si ya comenzaban afirmando que iban a morir lo llevaban claro.

Él también estaba algo nervioso, pero no iba a tirar la toalla todavía.

De repente, el enemigo liberó una línea de oscuridad, desencadenando posteriormente una especie de gas oscuro que empezaría a expandirse a una velocidad endiablada. ¿Sería venenoso? Light no estaba dispuesto a comprobarlo.

El hombre que llevaba el carro dio rápidamente media vuelta para escapar de la nube que se iba acrecentando. Aun así no iban a lograr escapar, aquella oscuridad les alcanzaría. Light, exaltado, pidió al conductor que se diera más prisa.

Entonces, Burke murmuró algo.

Ya viene. Otra vez. Nadie está a salvo. Nadie lo resistirá.

Cada uno de los cazadores se preparó para evitar la niebla, alguno mejor que otro. Light rápidamente miró a sus compañeros y materializó en una mano la parte restante de su armadura: el casco ―disimuladamente, tras la espalda― que le protegería el rostro. Se lo colocó sin dudarlo.

¡Burke, protégete tú también! ―exclamó. Después, se dirigió a los demás―. ¿¡Y si esa nube es tóxica!? ¡Usad las cajas y las bolsas vacías para cubriros por completo, rápido! ―les recomendó; en especial a aquellos que no contaban con una armadura completa, incapaces de resguardar su cabeza. Si todavía no había cajas o bolsas de comida vacías obviamente no diría nada. Si no servían porque resultaban demasiado pequeñas para taparse, por ejemplo, tampoco.

Desgraciadamente no podía hacer mucho más. La nube oscura les tragaría tarde o temprano, sin remedio. Esperaba que lograran sobrevivir.
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Ronda #7 - Sueño con oír tu voz

Notapor Astro » Mar Feb 24, 2015 12:20 am

Una vez el carromato se puso en marcha, el primer tema de conversación en surgir fue sobre la "maldición" que producía el monstruo al que iban a cazar. Fue la mujer del arco, que no se había terminado de quitar la capucha, la que habló.

Maldición, locura… Llámalo como quieras. El monstruo arrasa con las aldeas, pero se dice que la mayoría de las muertes se producen entre humanos. Les enloquece y provoca que se asesinen entre ellos.

Mola ―comentó Adam, recostado sobre su asiento.

No termina de estar convencido de que esa maldición fuese real, aunque tampoco la descartaba. Directamente, no le daba importancia. Sería miedo producido por el sincorazón, probablemente, y eso a él no le afectaría.

La Reina es imbécil ―siguió hablando la tal Minna―. De ser verdad, esta partida de caza es la peor estrategia que se le puede ocurrir a nadie. Nos mataremos entre nosotros antes de enfrentarnos a la bestia. Lo cual, por supuesto, no le importa. Ya ha demostrado que arriesgará todas nuestras vidas si eso da la oportunidad al superviviente de acabar con el peligro.

¿Y para qué has venido? ―le preguntó el vampiro, arqueando una ceja.

De momento, no hubo respuesta, puesto que el conductor se puso a explicar las instrucciones de la reina para la cacería. Irían a la aldea donde había atacado el Missgunst, y una vez allí tendrían una semana para encontrar al monstruo, matarlo, y volver al carromato, o se marcharía sin ellos dándoles por muertos.

Sonaba bien. Tendría siete días para poder fastidiar a los de Tierra de Partida, hincarles el diente a los otros cazadores y "no matar" al monstruo.

Aburrido, Adam acabó durmiéndose gran parte del camino, sin importarle todo el traqueteo que sufría el carromato. Habría disfrutado de un comodísimo sueño de no ser porque de pronto una voz femenina resonó en su cabeza, haciendo que diera un brinco en el sitio y casi se cayera del vehículo.

¿Cómo va la cosa? ¿Bien?

¡Maldita Ariasu!

No respondas o creerán que estás loco. ¿A qué esperas para mover el culo? ¡Se supone que estás infiltrado entre ellos! Sácales información, conspira con los otros cazadores… ¡lo que sea! Siempre estaré cerca, por si acaso te pillan. Ahora mismo tengo entretenido a Akio y espero retrasarle hasta el final de la misión. Con un poco de suerte el sincorazón se encargará de los aprendices.

Adam tosió, dando a entender que lo había entendido, y volvió a recostarse en su asiento. ¿Qué quería si hiciera, si ni siquiera habían llegado a su destino? Y lo de sacar información... Ejem, no sabría ni por donde empezar, hablar no era lo suyo. Ni tenía interés por aprender, la verdad.
Al menos, sabía que Akio estaba fuera de combate, lo cual facilitaría mucho las cosas, suponía.

Tras echar un trago a la petaca, volvió a dormirse tan ricamente, hasta que varias horas más tardes unas voces le sacaron de su sueño una vez más. Aunque esta vez no sonaban directamente en su oreja.

...or ejemplo, ¿por qué estáis aquí?

Humbert, el cazador, era quien hablaba. Y parecía estar dirigiéndose a todos los demás. Adam se rascó la cabeza, bostezando, mientras Minna se ofrecía a hablar la primera.

Soy una furtiva. Me como los animales que la Reina no echa de menos de sus bosques. ―Los otros cazadores se mostraron sorprendidos, especialmente Humbert, aunque a ella le dio igual―. ¿Qué? ¿Vais a delatarme? Adelante. Primero, intentad regresar con vida. Además, os dará igual. Ya tengo algunos carteles de búsqueda. Eso, y que es ampliamente conocida la aversión de la Reina hacia algunas mujeres, me llevó a enmascararme frente a ella. Al igual que la compañera.

Creo que ya me caes bien ―le dijo Adam, gratamente sorprendido por la actitud desafiante de Minna. Igual sí que merecía la pena darle un mordisquito y todo...

»Me he apuntado por razones personales, obviamente. Por mí, el monstruo puede destruir el reino todo lo que quiera mientras yo tenga otros lugares a los que huir. No tengo casa, ni familia a la que proteger ―Anda, ahora respondía a la pregunta del vampiro―. Precisamente, eso fue lo que me quitó: a mi hija. Vivía conmigo, como yo, pero a veces le gustaba escaparse algunos días a las aldeas más próximas para… divertirse. Conocer mundo. No regresó de la última. Hacia allí nos dirigimos ahora.

Blablabla, tragedias humanas. Qué aburridas. Acababa de perder muchos puntos para Adam, que perdió interés en la última parte de su discurso. Lo último que consiguió captar era que, si conseguían tener éxito, le preguntaría a la reina cómo resucitar a los muertos. ¿Acaso existía una respuesta a eso? Si la había, desde luego él no la necesitaba.

El siguiente, fue el tío que tenía más aspecto de caballero que de cazador. Garin, se llamaba.

Estoy atravesando el país con mi señor, el príncipe Florián. ―¿El principito que se había puesto a cantar con Blancanieves?―. Al escuchar hablar de la criatura, me uní a fin de erradicarla y conseguir un paso seguro. No conocía el premio acerca de esa pregunta y no me despierta ningún interés. De ser el afortunado, preguntaré a mi señor qué desea saber, mas cederé la captura con gusto a cualquiera de ustedes si con eso logramos el objetivo.

Otro aburrido. Éste ni siquiera tenía iniciativa propia, parecía el perrito faldero del príncipe.

En mi caso, soy cazador veterano de la Reina y esperaba de mí que fuera el guía de aquellos que quisieran enfrentarse al monstruo. ―Le tocó el turno a Humbert―. Así que no he tenido opción. Espero guiaros en cualquier problema que tengáis y, bueno, soy más optimista respecto a nuestras posibilidades.

Cuando acabó de hablar, los tres miraron a los aprendices descaradamente, esperando que ellos también desvelaran sus motivos. Light fue el primero en hacerlo, funcionando como la voz del grupo.

Nosotros somos Caballeros. Venimos de una ciudad lejana. Nosotros buscamos exterminar a la criatura para proteger nuestro reino, así que la hemos seguido hasta aquí. El monstruo ya causó serios daños por nuestras tierras hace algún tiempo. Si no acabamos con éste es posible que vuelva tarde o temprano.

Menuda historia se había montando en un segundo. Adam reprimió una risita, y tomó su turno de hablar levantando el brazo para captar la atención de los presentes.

Riqueza, fama, poder, lo típico ―dijo, encogiéndose de hombros.

«Y sangre. Y porque Ariasu me ha obligado.»

Lo último se lo guardó para él, no le interesaba que los demás supieran que era un vampiro. Tampoco dijo nada de la pregunta de la que hablaban, pues no estaba seguro de a qué se referían. Guardó silencio mientras los demás compañeros hablaban también, riéndose seguramente de lo que dijeran por lo bajo.

El chupasangre intentó volver a dormirse, pero justo cuando parecía que la conversación había terminado, Garin dio la voz de alarma.

Por Dios… ¿Qué es eso?

¿Ahora qué?

Entre gruñidos, Adam se incorporó para mirar en la dirección que señalaba, y tuvo que reconocer que tenía razón en alarmarse. La silueta de una criatura alada se podía ver a lo lejos, sobrevolando el cielo en la misma dirección a la que se dirigían.

¿Sería el Missgunst?

Olvidaos de la pregunta. Si es él, ninguno regresaremos para contarlo.

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Menuda exagerada. Adam se puso en pie, forzando la vista para intentar ver mejor la criatura, pero fue otro elemento el que le sorprendió. Una densa niebla oscura había aparecido de pronto, avanzando a toda velocidad y engullendo todo lo que pillaba a su paso. A través de ella, no se podía ver prácticamente nada.

¡¿Qué es esa cosa?! ―preguntó, mientras el conductor se esforzaba para que los caballos dieran media vuelta y alejarse.

Ya viene. Otra vez. Nadie está a salvo. Nadie lo resistirá

Ese crío no ayudaba. ¿Sería la famosa maldición de la que todos estaban hablando? Vaya, Adam se había imaginado algo diferente, como que el monstruo te tocaba con su lengua y de pronto te salían granos negros, o algo por el estilo. Esa niebla no le daba ningún miedo, ni sus posibles efectos, a pesar de que ni siquiera llevaba la armadura completa. Total, él ni siquiera era humano, lo resistiría sin problemas.

Una idea surgió en su cabeza. Ariasu le había pedido que moviera el culo, que tuviera iniciativa y fastidiase la cacería a los de Tierra de Partida. Pues aquella era una buena oportunidad. Adam no se vería afectado por la nube, pero ellos debían ser humanos, fijo que algo les hacía.

Con el humo prácticamente encima de ellos, el vampiro aprovechó que Light estaba distraído con el crío, buscando alguna forma de protegerle, para centrarse en los otros dos.

Ey, ¿me lo prestas?

Descaradamente, Adam golpeó el casco de Keiko antes de que la chica pudiera ponérselo, lanzándolo fuera del carromato.

Ups, ¡qué torpe! ¿Me lo prestas tú?

Esta vez se giró hacia Neru, que ya llevaba el casco puesto y, sin cortarse ni un pelo, lo agarró con las dos manos y lo arrancó a base de fuerza bruta, forcejeando con el chico si hacía falta, hasta quitárselo y ponérselo él mismo.

Gracias~
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor James Bond » Mar Feb 24, 2015 2:08 pm

Emprendieron el viaje hacia su destino una vez todos se montaron en aquel vehículo. No tardó mucho en surgir el tema de la criatura a por la que iban. Por lo que parecía, aquel ser provocaba que los humanos se matasen entre sí, en vez de ser matados por aquella cosa.

Durante el viaje se habló de cosas muy poco agradables. Para empezar, la cazadora contó el motivo que la había llevado a ir a por Missgunst. Por lo visto, se cebó con su hija, no dejando siquiera el cuerpo de la chiquilla. Keiko se compadeció de ella, pues a ella le pasaba lo mismo con su hermano, supuestamente muerto, pero cuyo cadáver no había sido encontrando. La diferencia era, que la joven albergaba esperanzas de que su hermano siguiera vivo y que Minna solo esperaba cazar al monstruo para ver como la Reina reaccionaba al no saber responder a la pregunta de como resucitar a los muertos.

El segundo cazador simplemente iba en esa partida por erradicar a la criatura y proteger al reino, es más, ni le interesaba la pregunta, estaba dispuesto a cedérsela a su rey o a cualquiera de los presentes en el carro. Kei pensó en pedirle aquel favor si lo lograban.

Por último, Humbert explicó que el motivo de su presencia alli, era por ser el más veterano cazador de la Reina y cuyo cometido era el de ser el guía de la expedición.

Luego, Light dijo que eran caballeros de un lejano reino y que estaban alli para acabar con la criatura que ya causó daños serios. Keiko afirmó con la cabeza ante el comentario de Light, y de pronto, una gran humareda negra apareció de la nada. El pánico pareció surgir entre los cazadores, temiendo que fuera Missgunst. Entonces recordó las palabra del Maestro, que debían llevar la armadura siempre puesta.

Tratando de obedecer aquella orden, Kei fue a ponerse el casco, el cual se había quitado en el castillo para no hacer enfadar a la Reina, pero cuando fue a cogerlo...

Ey, ¿me lo prestas?― pidió de pronto Adam.
¿Q-Qué? Ni hablar, es mi casco, usa el tuyo― respondió Keiko, pero antes de poder hacer nada, Adam lanzó el casco de la armadura de la muchacha fuera del carro, aquello hizo que la muchacha se enfadara, y mucho―. ¿¡¡PERO TÚ ERES GILIPOLLAS O QUÉ, IMBÉCIL!!?― Keiko estaba muy cabreada, y más se cabreó cuando vio que Adam trataba de quitarle a Neru su casco. La joven le apunto con su dedo a la cara y conjuro un hechizo―. ¡¡¡PERLAAAAAAAAA!!!
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Darkness Seeker » Mar Feb 24, 2015 6:39 pm

Maldición, locura… Llámalo como quieras. ―me respondió Minna mientras nos dirigíamos a nuestro camino.―. El monstruo arrasa con las aldeas, pero se dice que la mayoría de las muertes se producen entre humanos. Les enloquece y provoca que se asesinen entre ellos. La Reina es imbécil. De ser verdad, esta partida de caza es la peor estrategia que se le puede ocurrir a nadie. Nos mataremos entre nosotros antes de enfrentarnos a la bestia. Lo cual, por supuesto, no le importa. Ya ha demostrado que arriesgará todas nuestras vidas si eso da la oportunidad al superviviente de acabar con el peligro.

En algún momento, el hombre que llevaba el carromato nos explicó de manera muy simple lo que le habían ordenado: Si no volvíamos en veinticuatro horas, el conductor volvería a la ciudad para dar a entender a la reina que habíamos muerto. Simple, pero preocupante.

Vamos a una expedición de caza juntos, por lo que creo que no estaría mal que nos conociéramos un poco mejor para confiar los unos en los otros ―comentó el caballero de armadura―. Por ejemplo, ¿por qué estáis aquí?

Empezaré yo. Soy una furtiva. Me como los animales que la Reina no echa de menos de sus bosques[b] ¿Qué? ¿Vais a delatarme? Adelante. Primero, intentad regresar con vida. Además, os dará igual. Ya tengo algunos carteles de búsqueda. Eso, y que es ampliamente conocida la aversión de la Reina hacia algunas mujeres, me llevó a enmascararme frente a ella ―en ése instante le dirigió una mirada a Keiko―. Al igual que la compañera.

»Me he apuntado por razones personales, obviamente. Por mí, el monstruo puede destruir el reino todo lo que quiera mientras yo tenga otros lugares a los que huir. No tengo casa, ni familia a la que proteger ―sin ningún tipo de razón aparente, la cazadora cerró los ojos como si buscara la paz―. Precisamente, eso fue lo que me quitó: a mi hija. Vivía conmigo, como yo, pero a veces le gustaba escaparse algunos días a las aldeas más próximas para… divertirse. Conocer mundo. No regresó de la última. Hacia allí nos dirigimos ahora.

Me quedé de piedra al oír su historia. Su propia hija... ¿Había sido devorada por el monstruo?

»¿Acaso no es conmovedor? He venido por venganza, a desquitar mi dolor contra una criatura estúpida e irracional por lo que le hizo a una humana más. Y estaba dispuesta a morir por tal motivo para sentirme en paz. En cambio, ahora… Ahora, la Reina ha prometido responder a una pregunta. No estaría mal volver para plantearle la mía: «¿Cómo puedo resucitar a los muertos?». Me encantará ver la cara que pone ante semejante consulta y qué solución piensa darme. Y de haberla, seguiré ganando, porque me reuniré con mi hija.

Mientras los dos cazadores no movían ni un músculo, la cazadora me dirigió otra mirada:

Sin embargo, mi hija no murió por la maldición. Encontré sus cosas, pero no su cuerpo. Tuvo la «suerte» de que la mismísima criatura se cebara con ella.

Estoy atravesando el país con mi señor, el príncipe Florián Al escuchar hablar de la criatura, me uní a fin de erradicarla y conseguir un paso seguro. No conocía el premio acerca de esa pregunta y no me despierta ningún interés. De ser el afortunado, preguntaré a mi señor qué desea saber, mas cederé la captura con gusto a cualquiera de ustedes si con eso logramos el objetivo.

En mi caso, soy cazador veterano de la Reina y esperaba de mí que fuera el guía de aquellos que quisieran enfrentarse al monstruo ―Humbert se cruzó de brazos―. Así que no he tenido opción. Espero guiaros en cualquier problema que tengáis y, bueno soy más optimista respecto a nuestras posibilidades.

Al poco rato, los cazadores comenzaron a mirar a nuestro grupo. Querían una explicación. ¡¿Que haríamos aho...?!

Nosotros somos Caballeros. Venimos de una ciudad lejana. Nosotros buscamos exterminar a la criatura para proteger nuestro reino, así que la hemos seguido hasta aquíEl monstruo ya causó serios daños por nuestras tierras hace algún tiempo. Si no acabamos con éste es posible que vuelva tarde o temprano.

En un instante

Por Dios… ¿Qué es eso?

En lo alto de los cielos, una criatura negra gigantesca apareció de la nada , agitando sus gigantescas alas mientras surcaba las nubes.

Olvidaos de la pregunta. Si es él, ninguno regresaremos para contarlo.

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Un impacto negro como el carbón cayó de los cielos, del cuál poco a poco comenzó a expandirse una nube completamente negra, que se volvía más y más espesa. El conductor, sin esperar un segundo, hizo girar los caballos esperando poder evadir a la misteriosa niebla negra.

Ya viene. Otra vez. Nadie está a salvo. Nadie lo resistirá ―dijo a duras penas el chico que Light había traído.

Ey, ¿me lo prestas?

¿Q-Qué? Ni hablar, es mi casco, usa el tuyo

Extrañado al oír aquello, a través de las rendijas de mi casco pude ver a Keiko y a Adam peleándose por... ¡¿El casco de Keiko?! Lamentablemente, aquella pelea que no terminaba de entender terminó mal para los dos, pues el casco acabó en el suelo, el cuál se alejaba más y más...

. ¿¡¡PERO TÚ ERES GILIPOLLAS O QUÉ, IMBÉCIL!!?

¡¿Se puede saber a qué ha venido eso Ad...?!―le pregunté furioso a Adam.

Ups, ¡qué torpe! ¿Me lo prestas tú?

Antes de que me diera cuenta, el chico se abalanzó sobre mí tratando de quitarme mi propio casco. Llegado un momento, lo arrancó de cuajo, mientras se lo ponía juguetón. ¡¡Que rayos pretendía aquel chico?! intentando respirar, noté como la ira volvía a fluir a través de mi cuerpo entero.

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Gracias~

Antes de que terminara la frase, reinvoqué mi armadura entera para volver a ponerme el casco. Inmediatamente después, preso de mi enfado, agarré a Adam por su camisa, mientras veía como Keiko le iba a disparar.

¡¿A que rayos ha venido eso, idiota?!

Una vez Keiko terminara con su perla, lancé a Adam lo más lejos que pude, sin molestarme ni siquiera en comprobar donde caería el chico.

¡Ya hablaremos luego...!¡Todo el mundo al suelo!―me agaché para ponerme a salvo y acercarme a Keiko intentando calmarme del enfado que había cogido ante la acción de Adam ―.¿Estás bien?

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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Nell » Lun Mar 02, 2015 11:39 pm

Salvo Humbert, ninguno hizo caso a la propuesta de Light. El hombre vació a toda prisa una de las cajas (no la que ya había roto), pero enseguida quedó patente que ninguno de los adultos cabría. Minna era demasiado alta, Humbert estaba muy gordo y solo quizá Garin, si no llevara la estrafalaria armadura. Visto que no servía, el cazador apremió a Burke a que fuera quien se introdujera en ella, y tras cerrarla, la cubrió con una de las mantas.

En estos momentos de incertidumbre, sucedió algo más. El cochero paró de repente a los caballos, cesando en su carrera, y todos pudieron comprobar cómo en apenas unos segundos y sin dirigirse a ellos, desataba a uno de los animales y se montaba, para largarse con él. Era evidente que, al comprobar que no podrían huir todos, trataba de escapar en solitario (puesto que sin la carga el caballo sería mucho más veloz). El carro aminoró la marcha, sin conductor y con un único corcel, mientras el viejo se alejaba. Minna le gritó una maldición.

Por otro lado, Adam había decidido montar algo de caos. Cuando la niebla estaba peligrosamente cerca, tiró el casco de Kei al suelo y, en respuesta, recibió un Perla de ella. Humbert no se dio cuenta, pendiente de la niebla, pero Minna (tras su máscara) y Gavin se quedaron contemplando a la chica.

¡Luz! ―exclamó el caballero, de fondo, obviando que había sido magia―. ¡Vos podéis defendernos…!

Demasiado tarde. La niebla estaba ya encima de ellos y, por supuesto, a Adam no le dio tiempo a quitarle el casco a Neru. De hecho, el Perla le había desestabilizado y cayó del carromato de culo.

Finalmente, la masa oscura los alcanzó (a Gavin ni le dio tiempo a luchar contra ella) y todo quedó sumido en la oscuridad. Allí donde miraran solo verían una cortina negra. Si intentaban hablar entre ellos, sus voces no les llegarían. , No sentían el movimiento del carromato, y ni tanteando en el aire lograrían tocarse. Estaban completamente solos.

Al cabo de un rato, que podría haber sido desde minutos hasta horas, la niebla se dispersó. Fue como si los rayos del sol volvieran a proyectarse y fueran iluminando lo que había a su alrededor. El proceso era lento y sus ojos no lo sufrieron, aunque Adam y Kei creerían que seguían quedando ciertos restos de oscuridad en el ambiente, con la vista menos nítida que se les quedó a partir de entonces.

Si alguno había tratado de moverse, comprobaría que se hallaba en el mismo sitio. El carromato también se había detenido, aunque no sabrían precisar cuándo. En cualquier caso, lo primero que harían todos en su despertar sería mirarse entre ellos.

Cinco pares de ojos ambarinos intercambiaron las mismas miradas, incluyendo el caído Adam y Minna, que se retiró la máscara. Bajo el casco, nadie veía a Light y Neru, por lo que interpretaron que también se habían visto afectados.

¿Siente alguien ganas de matar a alguno de los presentes? ―preguntó Humbert. Ante la negativa general (salvo quizá Kei), se rascó la cabeza―. ¡Qué raro! Nuestros ojos han cambiado, pero no hemos enloquecido.

Según los rumores, deberíamos estar malditos ―murmuró Gavin, mirando a todos atentamente, como si esperara que alguno de los presentes comenzara el ataque.

Brujería ―escupió Minna.

El caballo relinchó y todos recordaron de pronto que tenían un viaje que continuar, por pocas ganas que hubiera. Si Light no sacaba a Burke de la caja, él mismo saldría a comprobar al cabo de un rato que todo había pasado, y se pondría obedientemente al lado del aprendiz, buscando su mano para agarrársela.

¿Qué ha ocurrido? ¿Estás bien? ―le preguntaría.

Mientras tanto, Minna y Gavin se colocaron en el asiento del conductor e hicieron virar de nuevo al único caballo, para poner otra vez rumbo hacia su destino (en cuanto Adam se hubiese subido). En el horizonte, la figura continuaba allí, pero se iba haciendo cada vez más pequeña, y descendió en una montaña, perdiéndose de la vista. Al otro extremo, no había ni rastro de su cochero desaparecido. No podían saber si la niebla lo había alcanzado o no.

Como ninguno tenía unos prismáticos, se quedaron sin saber cómo era. Lo único que podían deducir es que se trataba de un ser enorme, lo suficiente para que los tres cazadores siguieran nerviosos tras contemplarlo. Ninguno había soñado jamás con enfrentarse a algo así.

Humbert se puso a ordenar las provisiones. Quizá era un buen momento para que los aprendices tuvieran unas cuantas palabras sobre lo que había ocurrido. El cazador no les prestaría atención, y solo intervendría si intentaban herirse entre sí con las siguientes palabras:

¿Estáis peleando? Vamos a enfrentarnos a esa cosa. Nos necesitamos los unos a los otros. Enteros.

O podían esperar a otro momento, para tener una mayor intimidad. Al fin y al cabo, todavía les quedaba una acampada pendiente.

~~~


Al anochecer, pararon el carromato a un lado del camino, en una de esas raras planicies completamente llanas y se dividieron el trabajo para montar el campamento. Minna recogió madera y preparó el fuego, Gavin alimentó al caballo y se puso a cocinar tres conejos (ya despellejados), y Humbert repartió mantas para que se distribuyeran en el espacio. Dejaron en el carromato las provisiones, las armas y las prendas, cubiertas por una lona para que el viento no se llevara nada. Y el caballo atado a un árbol solitario.

Podían ayudar en alguna de esas tareas, hacer otras (no vendría mal ir a por agua a un río cercano) o aprovechar el momento para hablar.

Después, cenaron el conejo y se quedaron alrededor de la hoguera. Los cazadores conversaban entre ellos, aunque los aprendices podían unirse o hablar en privado con cualquiera quien quisieran.

Debo confesar que esperaba que nos fuéramos volviendo locos. Sin embargo, solo siento algo de malestar. ¿Y vosotros?

Asintieron, dándole la razón. Adam y Kei, por otro lado, no sentían nada en especial. Ni voces, ni deseos asesinos. Nada. Mientras tanto, Gavin miraba sus ojos en un espejo de mano, apenado.

¿Creéis que esto se quitará? Mi anciana madre estaba orgullosa de los ojos que heredé de mi abuelo ―se lamentó el caballero.

Mañana lo descubriremos ―le consoló Minna. Las horas que habían pasado charlando y conduciendo el carromato parecía haberles acercado―. Por cierto, ¿qué demonios fue eso que hiciste? ¿Luz? ―le preguntó a Keiko―. Mira, no me malinterpretes, me importa bien poco si era brujería o algún cachivache. Si nos ayuda a derrotar al Missgunst, por mí puedes hacerlo cientos de veces.

Podría protegernos de la maldición ―Volvió a proponer Gavin―, por muy aberrante que sea la hazaña.

Al final, si Keiko no se mostraba cooperativa, lo dejarían pasar. Estaban acostumbrados a tener que valerse sin ninguna defensa sobrenatural.

Poco a poco, se fueron yendo a dormir. Antes, no obstante, Humbert dispuso una serie de guardias nocturnas en el siguiente orden: Neru, Gavin, Humbert, Keiko, Adam, Light y Minna. Si estaban en desacuerdo con la hora que les hubiera tocado, podían cambiarla con un buen motivo más allá del querer dormir mejor. Les recordó que debían despertar al siguiente antes de dormirse para asegurar que se cubría la siguiente guardia.

Ahora, llegaba el momento de la verdad. Su decisión final: ¿dormirían con armaduras o sin ellas? Iba a ser bastante incómodo...


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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Light » Vie Mar 06, 2015 5:55 pm

De todos los presentes solo uno podría aprovecharse de las cajas para resguardarse: no era otro que Burke. Light, al igual que Humbert, le instó a que se metiera dentro.

¡Eh! ¡Que se va!

¿Quién? Pues el mismo conductor que se suponía que les tenía que llevar a las afueras de cierta aldea. El muy espabilado, como era lógico, prefería renunciar a aquel trabajo para poner a salvo su vida. Decidió largarse de allí con uno de los caballos, abandonándoles a su suerte.

La nube ya estaba encima de ellos. O morían o sobrevivían a ella. Light, alarmado porque algunos de sus compañeros aprendices aún no se habían puesto el casco, les advirtió de un bramido que se lo colocaran ya mismo.

Lo que sucedió a continuación fue el colmo. Adam, en lugar de hacerle caso, golpeó el casco de Keiko, dejándolo fuera de su alcance. La chica, bastante agresiva, se lo echó en cara a grito pelado y le atacó con su magia. De repente, se había armado una tremenda pelea entre los aprendices.

¿¡Pero qué hacéis!? ―vociferó, alzando la voz tanto como Keiko.

¡Luz! ¡Vos podéis defendernos…!

¡Defendernos, no atacarnos! ―no pudo evitar gritarle a la chica, cabreado. ¿No tenía mejores cosas que hacer en lugar de atacar a Adam, como recuperar la última pieza de su armadura?

Se quedó mirando fijamente al joven de cabello blanco, sin habla. No sintió lástima por él cuando cayó del carromato, más bien lo contrario. La actitud que acababa de mostrar le había dejado de piedra, jamás había participado en una misión con un aprendiz con tan poco sentido del compañerismo.

La disputa desapareció de sus pensamientos cuando finalmente se sumergieron en la niebla oscura. Todos se perdieron de vista inevitablemente. Light contuvo la respiración en un primer momento y se quedó petrificado, quieto como un pasmarote. De no tener armadura, seguramente hubiera entrado en un estado de pánico: la oscuridad y la sensación de no poder ver nada siempre le habían puesto de los nervios.

¿¡Estáis todos bien!? ―les preguntó, incapaz de verlos. Él se encontraba perfectamente, pero puede que ese no fuera el caso de sus compañeros.

El joven no recibió ninguna respuesta, y eso le extrañó bastante. Alargó los brazos y los movió como si tanteara algo, en vano. No podía sentir absolutamente nada, ni siquiera el traqueteo del carro. Era… como si le hubieran trasladado a un lugar completamente diferente, al puro vacío. Incluso se imaginó la absurda posibilidad de que aquello fuera el más allá.

«¿Qué significa esto?», comenzó a andar por aquel lugar... y nada, seguía sin toparse con nadie.

Al cabo de un tiempo, todo volvió a la normalidad, al fin. La oscuridad que invadía la zona se fue disipando; la luz del sol, hasta ese momento inexistente, parecía alumbrarlo todo poco a poco.

Toda la ansiedad que Light guardaba dentro desapareció de un plumazo cuando la oscuridad se extinguió. Tras pestañear varias veces comprobó que, a pesar de que se había movido bastante, seguía en su sitio del carro.

Pero qué demonios… ―Los ojos de la mayoría de los presentes ahora lucían diferentes: eran de color ámbar, y eso solo podía significar una cosa. Acababa de confirmar los efectos de aquella niebla oscura: la maldición enloquecedora del Missgunst.

Durante los momentos siguientes, Light recorrió con la mirada a todos los afectados por la maldición y se preparó para materializar su llave en el caso de que alguno se dispusiera a atacar. A saber de qué eran capaces ahora (en especial Keiko).

¿Siente alguien ganas de matar a alguno de los presentes? ―Light negó con la cabeza―. ¡Qué raro! Nuestros ojos han cambiado, pero no hemos enloquecido.

Según los rumores, deberíamos estar malditos.

Brujería.

¡Neru! ¡Nuestros ojos…! ―Retiró el visor que le tapaban los ojos, dejándolos a la vista. Si su compañero le aseguraba que no habían cambiado, se aliviaría: sería consciente de que las armaduras les habían protegido con éxito. Light le haría saber a Neru que lo mismo había sucedido con él si le mostraba sus ojos.

Sin más demora, levantó la caja que estaba ocultando a Burke, permitiéndole así que saliera.

¿Qué ha ocurrido? ¿Estás bien?

Yo estoy bien, pero no sé si se puede decir lo mismo de los demás. ¿Cómo te encuentras tú?

Tarde o temprano volvieron a ponerse en marcha. Minna y Gavin abandonaron su sitio en el carro para colocarse en el lugar del conductor. Light no dejó de mirar a la criatura voladora que se alejaba de ellos progresivamente, impactado por el primer encuentro que habían tenido con ella.

«No sé cómo venceremos a esa cosa, pero lo acabaremos consiguiendo», juró que le derrotarían para hacer desaparecer su maldición. No había ninguna garantía de que así fuera, pero la posibilidad existía y valía la pena intentarlo.

Siento haberme puesto así contigo antes, Keiko. Entiendo que estuvieras muerta de miedo ―comentó―. Y tú, cobarde. ―Se dirigió a Adam, colocándose delante de él―. No entiendo cómo alguien como tú puede ser miembro de Tierra de Partida. Lo que acabas de hacer es de lo más despreciable y como mínimo deberías disculparte ―soltó sin tapujos―. Quién lo diría, ¿eh? Al final parece que llevarte con nosotros ha sido peor idea que traer al niño.

¿Estáis peleando? Vamos a enfrentarnos a esa cosa. Nos necesitamos los unos a los otros. Enteros.

Light, sin ganas de continuar con la discusión, no respondió. Cruzado de brazos, se sentó en frente de Adam y permaneció callado durante el resto del viaje, con un humor de perros.

***


Escogieron finalmente como lugar de acampada una llanura. Nada más bajarse del carro, Light se dedicó a caminar un rato por el terreno para estirar las piernas.

Después, decidió ayudar a Minna en la recogida de madera y la preparación de la hoguera. Con cuatro brazos tardarían menos y pronto tendrían el fuego encendido para calentarse ―y a aquellas horas se agradecería bastante―. Después, Light invitó a Burke a quedarse cerca del fuego mientras él seguía ayudando en las tareas que quedaban por completar.

Todos terminaron colocándose delante de la hoguera. A pesar de que la carne de conejo no era de sus favoritas, la cena de aquella noche le supo muy rica: para él, la comida estaba mucho mejor al aire libre.

Debo confesar que esperaba que nos fuéramos volviendo locos. Sin embargo, solo siento algo de malestar. ¿Y vosotros?

Como no era el caso de Light ―incluso se había quitado el casco para dejar constancia―, no respondió. Pero aunque él no estuviera afectado se preocuparía por los demás. ¿Y si los efectos se iban intensificando a medida que pasaba el tiempo?

¿Creéis que esto se quitará? Mi anciana madre estaba orgullosa de los ojos que heredé de mi abuelo ―comentaba el caballero mientras se observaba en el espejo.

¿Cómo puedes preocuparte por tus ojos en tu situación actual? ―expresó su desconcierto, atónito.

Minna empezó a interrogar a Keiko sobre la magia que antes había demostrado. ¿Valía la pena ocultar que los demás también tenían poderes mágicos? La verdad es que no: cuando les tocara luchar contra Missgunst seguramente iban a tener que utilizarlos delante de ellos.

A continuación, Humbert sugirió que todos se turnaran para hacer guardias aquella noche. Light rápidamente puso pegas, no muy convencido.

No estoy de acuerdo. Muchos estáis afectados por la maldición. Pensadlo, ¿qué pasaría si alguno enloquece mientras hace la guardia? Los demás estaríamos durmiendo, desprotegidos. No os ofendáis, pero no es lo más seguro.

No tardó en resonar la voz de Gaomon en su cabeza: el eidolon estaba dispuesto a protegerles mientras dormían. Él ya le ayudó en una situación similar, cuando se quedaron atrapados dentro de Monstruo con algunos Portadores de Bastión Hueco.

Neru, encarguémonos nosotros de las guardias ―sugirió. Podía aceptar o no, era suya la decisión―. Un amigo mío nos ayudará.

»No os alarméis por lo que vais a ver ―les advirtió a todos con una media sonrisa y se dedicó a contemplar su reacción.

Y entonces, su mascota se materializó tras un breve destello azulado, en su forma cuadrúpeda. Consciente de que su aparición podía resultar muy sorprendente para muchos, Light volvió a avisarles.

Este perro gigante que acaba de aparecer de la nada es un amigo mío, no os preocupéis ―señaló, con toda la tranquilidad del mundo. Para que vieran que en efecto no representaba un peligro, le acarició tranquilamente la cabeza―. No os morderá… a menos que os lo busquéis. ―Miró a Adam un momento, sin borrar la sonrisa de su cara―. Neru, mi mascota y yo. Los tres que no estamos infectados nos encargaremos de hacer las guardias, así que mejor para vosotros, ¿no? ―razonó, dirigiéndose a Humbert y los demás malditos.

»No hay tiempo para hablar de mi compañero, deberíamos ir acostándonos. Mañana será un día duro.

Si Neru hacía la primera guardia, le recordaría que le despertara en cuanto la diera por finalizada; o si llegaba a pasar cualquier cosa. Light se encargaría de la siguiente y finalmente Gaomon haría la última.

Somnoliento, se iría a acostar tras acordar las guardias con sus compañeros. Les gustara o no su idea, iba a llevarla al cabo y nadie iba a impedírselo: ninguna persona podía evitar que vigilaran toda la noche.

Se acercó a sus mantas, que se encontraban cerca de las de Burke. Extendió una de las piezas para echarse sobre ésta y después se arropó con las restantes. Solamente se quitó el casco para poder respirar con más facilidad, el resto de la armadura se la dejaría puesta. Gaomon, por su parte, se desmaterializaría y no aparecería hasta que Light le reclamara.

¿Qué tal estás? ¿Has vuelto a oír al Missgunst? ¿Llegaste a notar algo cuando la niebla nos cubrió? ―interrogó a Burke si todavía seguía despierto―. Avísame si notas cualquier cosa.

»Me pregunto cómo estarán tus familiares cuando se enteren de que has desaparecido, seguro que están preocupados.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Darkness Seeker » Sab Mar 07, 2015 12:27 am

¡Eh! ¡Que se va!

Alertado por la voz de Light, me quedé de piedra al ver como nuestro cochero empezaba a correr como alma que se lleva el diablo. Naturalmente, a lo lejos oí la voz de Minna gritando ciertas palabras malsonantes hacia el cochero. pero eso no fue lo que más me llamó la atención, pues al poco tiempo oí a Adam y a Keiko peleando... ¡¿Por el casco de ella?!

¿¡Pero qué hacéis!? ―gritó Light sin pensarlo dos veces.

¡Luz! ¡Vos podéis defendernos…!

Casi acto seguido, pude ver como Adam se dirigía a mí. Sin embargo, antes de que llegara siquiera a ponerme las manos en el casco, la oscuridad nos rodeó.

¡Chicos!―grité enmedio de aquella oscuridad invocando mi llave espada―¿Dónde estáis?

Pero el silencio fue la única respuesta. El silencio, y nada más. No sentía nada en aquella siniestra oscuridad. Ni frío, ni calor, nada de nada. Sólo la inmensa e indómita oscuridad. Daba igual si atacaba o cuánto gritaba, aquella niebla seguía rodeándome, separándome del resto del mundo...

En un instante, quién sabría cuánto tiempo después, la oscuridad se difuminó, devolviéndome al mundo real. Allí estaban todos: Minna, el caballero, Humbert, Light, Adam, Keiko... Light y yo éramos los únicos que seguíamos en pie, pues el resto estaban caídos del suelo. Pero lo peor fue cuando empezaron a levantarse, y descubrí que sus ojos se volvían vuelto a unos demasiado familiares para mí. Unos cólores ámbar, muy parecidos a los de los sincorazón, estaban ahora en cada uno de los iris de sus ojos... ¿Sería parte de la maldición?

¿Siente alguien ganas de matar a alguno de los presentes? ―Todos negamos instintivamente con la cabeza―. ¡Qué raro! Nuestros ojos han cambiado, pero no hemos enloquecido.

Según los rumores, deberíamos estar malditos.

Brujería.

¡Neru! ¡Nuestros ojos…!

¡Era cierto! ¿Estaría afectado por aquel ataque? Con cierto nerviosismo, hice desaparecer el casco de mi armadura para comprobarlo mejor en un charco de agua. El color verde esmeralda seguía vivo en mis ojos. Y al girarme para ver a Light sus ojos también seguían igual. Eso quería decir que la armadura nos había protegido.

Siento haberme puesto así contigo antes, Keiko. Entiendo que estuvieras muerta de miedo ―le dijo Light a Keiko una vez se acercó a ella―. Y tú, cobarde...

Creeeo que no nos interesa oír lo que le va a decir, Keiko...

Amistosamente, le di un empujoncito para que me siguiera y dejara a Light y contuáramos siguiendo al grupo.

Mantente alerta―le susurré una vez estuviera seguro que Adam no podría vernos ―.No sé si ese idiota es capaz de volver a tropezarse y dejarnos sin defensas.

***


La noche comenzaba a caer, y decidimos montar un pequeño campamento. Allí, juntos alrededor de una hoguera, comenzamos a comer un conejo ya despellejado, mientras empezábamos acontarnos historias.

Debo confesar que esperaba que nos fuéramos volviendo locos. Sin embargo, solo siento algo de malestar. ¿Y vosotros?

¿Creéis que esto se quitará? Mi anciana madre estaba orgullosa de los ojos que heredé de mi abuelo .

¿Cómo puedes preocuparte por tus ojos en tu situación actual?

Bueno, con suerte, si acabamos con Missgunst descubriremos una cura. Si él es la causa, también será la solución...

Al poco de terminar, poco a poco comenzamos a prepararnos para acostarnos allí. En ese momento, Humbert propuso la idea de que nos dividiéramos para vigilar el campamento por la noche.

No estoy de acuerdo. Muchos estáis afectados por la maldición. Pensadlo, ¿Qué pasaría si alguno enloquece mientras hace la guardia? Los demás estaríamos durmiendo, desprotegidos. No os ofendáis, pero no es lo más seguro.

Neru, encarguémonos nosotros de las guardias .Un amigo mío nos ayudará.

Sin problema―comenté ante la idea de Light―.Pero... ¿De qué amigo hablas?

»No os alarméis por lo que vais a ver

Sorprendido, una nube brillante apareció de la nada... ¡Trayéndose un perro gigante con él!

Este perro gigante que acaba de aparecer de la nada es un amigo mío, no os preocupéis ―comentó Light mientras le acariciaba la cabeza―. No os morderá… a menos que os lo busquéis. .Neru, mi mascota y yo. Los tres que no estamos infectados nos encargaremos de hacer las guardias, así que mejor para vosotros, ¿no?.

Asintiendo, me preparé para empezar mi primera ronda, que estaba a punto de empezar. Una vez se acostaron todos, e acerqué un segundo a Light para avisarle de que le despertaría en unas horas.

***

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La luz de la luna comenzaba a salir a través de los altos pinos. Me giré un instante para ver que la hoguera aún estuviera encendida. Me acerqué un poco y aproveché para echarle un poco más de leña a la hoguera. En las mantas, durmiendo mientras hacía la guardia, estaban Humbert, Adam, Light y el resto de mis compañeros...

Hikaru, hermanito...

Extrañado al oír aquello, invoqué mi llave espada y di varios pasos alrededor del campamento. Unos segundos después, me encontré con que la fuente del sonido había cesado.

Hikaru...

Al oír tras segunda vez la voz, fui capaz de encontrar la fuente. Se trataba de la propia Keiko. Su hermano... Fue entonces cuando lo entendí. Ahora ya sabía de que me sonaba tanto Keiko. Era la hermana mayor de Hikaru, un antiguo compañero de misión que acabó pasándose a Bastión Hueco... y acabó muerto en brazos de Bavol.

Me quedé de piedra al sólo recordarlo. Pero... ¿Y ahora que haría? ¡Conocía a su hermano! ¡Y sabía que había muerto! Necesité sentarme un momento para intentar pensar sobre eso. ¿Qué... que debía hacer ahora? ¿Decírselo? ¿Confirmale que su propio hermano estaba muerto? Intentando despejarme, decidí sentarme en un tronco al lado del campamento que habíamos hecho improvisadamente. Me pasé las manos por la cara, recordando a Hikaru y la guerra entre Bastión Hueco.

Hikaru...Aún muerto sigues sorprendiéndome...

El resto de la noche fue tranquila, mientras la luna ascendía a los cielos y el silencio entre los árboles. Unas horas más tarde avisaría a Light...

Entre Missgunst y el descubrimiento del hermano de Keiko... Ésta misión comenzaba a convertirse en una pesadilla...
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor James Bond » Sab Mar 07, 2015 1:17 am

¡Eh! ¡Que se va! ¿¡Pero qué hacéis!?―gritó Light mientras Kei respondía a Adam con un hechizo mágico dirigido a su cara mientras el joven aprendiz trataba de arrebatarle el casco a Neru. Cuando Adam recibió de lleno el hechizo, se cayó del carro. La joven aprendiza se puso muy contenta al ver aquello y le sacó la lengua.
¡Luz! ¡Vos podéis defendernos…!― dijo uno de los caballeros.

Kei se puso nerviosa y no supo que responder ante la petición de la mujer, pero desde luego, sí que iba a hacer todo lo posible para que nadie muriese, aunque había actuado de forma muy imprudente y podía poner en peligro el secreto de la Orden de los Caballeros de la Llave-Espada. Seguramente, recibiría una buena bronca por parte de su Maestra por aquella acción.

Entonces el humo negro envolvió a todos los presentes y parecía que aquello los aislaba de algún modo, por que Keiko trató de llamar a Light y Neru pero ninguno de los dos podían responderle. Tras un tiempo indeterminado, el humo se dispersó y por fortuna todos seguían vivos. Humbert fue el primero en hablar.

¿Siente alguien ganas de matar a alguno de los presentes?― Tras darle su merecido a Adam, Kei se encontraba bien consigo misma, de modo que negó con la cabeza―. ¡Qué raro! Nuestros ojos han cambiado, pero no hemos enloquecido.

Cuando Humbert mencionó aquel detalle, Kei se fijó bien en los ojos de los cazadores. Se habían vuelto de un color amarillo, que le resultaba muy familiar. Sin embargo, prefería no pensar en ello ahora.

Según los rumores, deberíamos estar malditos.― Comentó Gavin.

Brujería.― Sentenció Minna

¡Neru! ¡Nuestros ojos…!― exclamó de pronto un atemorizado Light.

Neru fue hasta un charco de agua y pareció mirarse en él y al rato, giró la cabeza de un lado a otro, confirmando que él seguía teniendo los ojos de su color natural. Kei suspiró aliviada, pensando que ella también estaría bien.

Siento haberme puesto así contigo antes, Keiko. Entiendo que estuvieras muerta de miedo...―le dijo Light a Keiko una vez se acercó a ella.
Lo siento, Light...― respondió Keiko, cabizbaja, un poco triste y dispuesta a escuchar la bronca que el muchacho tuviera que decirle, después de todo, aunque ambos eran aprendices, Light tenía más experiencia que Kei sin duda alguna. Sin embargo, Neru se acercó a la joven cuando el muchacho empezó a hablar a Adam.
Creeeo que no nos interesa oír lo que le va a decir, Keiko...
Creo que tienes razón, Neru. Oye, lo siento, no tenía que haber hecho eso.

La muchacha notó que el joven Neru le daba unas palmaditas en la espalda y comenzaba a andar, y Kei le siguió, separándose del grupo, no le apetecía mucho tener que hablar de sus habilidades mágicas recién descubiertas, pues el hechizo que había realizado hace un rato era de lo más básico que se podía aprender.

Mantente alerta―comentó Neru en voz baja a Keiko una vez ambos estuvieron lo suficientemente lejos de los otros dos aprendices ―.No sé si ese idiota es capaz de volver a tropezarse y dejarnos sin defensas.
No te preocupes, estaré alerta, y si vuelve a hacer algo, se arrepentirá― dijo Kei posando su mano sobre el mango de su espada.


La noche comenzó a caer, y montaron un pequeño campamento. Allí, alrededor de una hoguera, comenzaron a comer un conejo ya despellejado, mientras contaban historias de diversa temática.

Debo confesar que esperaba que nos fuéramos volviendo locos. Sin embargo, solo siento algo de malestar. ¿Y vosotros?― dijo Humbert.
¿Creéis que esto se quitará? Mi anciana madre estaba orgullosa de los ojos que heredé de mi abuelo― Keiko no podía creer que se preocupara por una tontería como esa, pero por suerte, Light expresó en voz alta lo que la joven aprendiza pensaba.
¿Cómo puedes preocuparte por tus ojos en tu situación actual?
Bueno, con suerte, si acabamos con Missgunst descubriremos una cura. Si él es la causa, también será la solución...
Eso sería algo muy tópico, ¿no crees?― comentó Keiko a Neru. Ella estaba acostumbrada a ver como en las series de televisión y en los videojuegos, cuando el protagonista resultaba maldito por un enemigo, cuando este era derrotado, conseguía la cura que detenía aquella maldición incurable.

Tras un rato, Kei fue interrogada por Minna, pero la joven decidió quedarse callada. Ya la había fastidiado bastante antes al revelar su poder mágico, como para decir ahora que sabía hacer magia y que pudieran condenarla por brujería. Entonces, cuando iban a dormirse, Humbert propuso que hicieran guardias pero Light se mostró poco conforme con la propuesta del veterano.

No estoy de acuerdo. Muchos estáis afectados por la maldición. Pensadlo, ¿Qué pasaría si alguno enloquece mientras hace la guardia? Los demás estaríamos durmiendo, desprotegidos. No os ofendáis, pero no es lo más seguro. Neru, encarguémonos nosotros de las guardias. Un amigo mío nos ayudará.

Sin problema―aceptó el mencionado aprendiz ante la propuesta de Light―.Pero... ¿De qué amigo hablas?

Por unos instantes, Light desprendía un destello azul y se materializó un perro enorme. Keiko, se quedó sorprendida al ver semejante exhibición mágica. Desde luego, Light estaba a un nivel muy superior al de ella.

Este perro gigante que acaba de aparecer de la nada es un amigo mío, no os preocupéis ―comentó Light mientras le acariciaba la cabeza―. No os morderá… a menos que os lo busquéis. Neru, mi mascota y yo. Los tres que no estamos infectados nos encargaremos de hacer las guardias, así que mejor para vosotros, ¿no?

Parecía que no contaban con la aprendiza para los turnos de guardia, Kei puso cara de disgusto pero era normal, pues ella era una inexperta, pero no lo admitiría en público. Al menos, por ahora.

Así que se fue a dormir y al rato de dormirse, volvió a estar en aquel infinito pasillo oscuro, el cual no paraba de recorrer, hasta que de pronto se abrió una especie de portal y allí vio a un rostro conocido.

Hikaru, hermanito...― dijo Keiko entre sueños, mientras sudaba y se revolvía.

En el sueño, Kei veía como su hermano era tragado por la oscuridad.

Hikaru...― volvió a repetir. Cuando Keiko despertase a la mañana siguiente, estaría completamente empapada en sudor.
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Ronda #8 - Sueño con oír tu voz

Notapor Astro » Lun Mar 09, 2015 3:03 am

¡¡¡PERLAAAAAAAAA!!!

¡¡Woaaah, brutaaa!!

Aquello no salió tan bien como a Adam le habría gustado. Apuró demasiado el tiempo, y entre eso y que Keiko había respondido de manera violenta lanzándole un hechizo de luz a la cabeza, acabó cayendo de culo del carromato. Auch. Cuando abrió los ojos, la niebla ya les había alcanzado.

Al principio, todo estaba oscuro. No se veía nada, y lo que era más raro, tampoco se escuchaba ni un mísero sonido. Eso sí que era raro, sobre todo para los sentidos vampíricos de Adam. ¿Eso era la maldición? ¿Dejarte sin sentidos? Pues qué chasco, si al final le afectaba esperaba que fuera algo más interesante.

¿Holaaa?

¿Cuánto tiempo pasó? ¿Cinco minutos? ¿Una hora? Vale, empezaba a ser mosqueante. Era irónico, pero echaba de menos la luz del sol. ¡No ver ni sentir nada era un coñazo! Adam ya estaba apunto de ponerse a dar puñetazos al aire cuando, por fin, volvió. ¡La luz! ¡Aleluya!

Parpadeó repetidas veces, intentando enfocar bien la mirada. Volvía a ver, pero todavía quedaban restos de oscuridad en el ambiente, no demasiada, pero no veía todo tan lúcido como antes.

Entonces, los ojos se cruzaron. Todos los presentes, los afectados por la niebla oscura, coincidieron cruzando sus miradas. Allí estaban, los cinco pares de ojos de color ámbar. Menudo regalo les había dejado el maldito humo.

¿Siente alguien ganas de matar a alguno de los presentes? ―preguntó el cazador.

No más de lo normal ―respondió Adam, levantándose del suelo.

¡Qué raro! Nuestros ojos han cambiado, pero no hemos enloquecido.

Según los rumores, deberíamos estar malditos

Brujería

Maldita magia ―gruñó el vampiro, subiéndose de nuevo al carromato―. ¿Dónde se ha metido el conductor... y el otro caballo?

El caballero y la mujer fueron los encargados de ocupar el puesto del conductor, aunque fuera con un solo caballo. Adam volvió a sentarse en su sitio, estirando las extremidades y recostándose. ¿Se sentía raro? En absoluto. Quitando lo de que veía un poco más oscuro, claro, pero igual eran restos de la mierda mágica que flotaba en la niebla, o a saber.

Aunque el intento de fastidiar a Tierra de Partida le había salido como el culo. ¡Mentir y fingir no era lo suyo, qué coñazo! Al menos no parecían muy enfadados por su "despiste"...

Se equivocaba.

Y tú, cobarde. ―Light se había puesto delante de Adam, con semblante serio―. No entiendo cómo alguien como tú puede ser miembro de Tierra de Partida. Lo que acabas de hacer es de lo más despreciable y como mínimo deberías disculparte. Quién lo diría, ¿eh? Al final parece que llevarte con nosotros ha sido peor idea que traer al niño.

Eh, ha sido un despiste, ha sido ella la que me ha tirado un hechizo a la cabeza. ―Se encogió de hombros, poniéndose cómodo en su sitio con las manos tras la cabeza―. Además, soy un pobre novato. ¿Cómo iba a saber que no podía coger su casco? ¡Ni que lo hubiera tirado a posta!

Tuvo que reprimir una risa interna. Sus excusas eran penosas, pero porque mentir no era lo suyo. Vamos, ni siquiera ponía esfuerzo. ¿Estaría Ariasu escuchando? Fijo que luego le reñía.

Cuando el cazador preguntó si estaban peleándose, el vampiro se limitó a negar con la cabeza.

~~~

Por fin, pararon a acampar. Y menos mal, porque Adam no había conseguido volver a dormirse y casi se muere de puro aburrimiento. Aquella misión se volvía un coñazo a momentos.

Cada uno debía realizar una tarea en el campamento improvisado que levantaron, y el vampiro se pidió ir a por agua. Cargado con dos cubos vacíos, se encaminó con total tranquilidad hacia un río cercano. Fue la ocasión perfecta para que él pudiera comer: un pobre conejo que pasaba por allí acabó atrapado entre las manos del vampiro, que no dudó en hincar sus colmillos en su cuello. Ñam ñam.

Aprovechó para llenar su petaca, que había vaciado durante el viaje, y apuró hasta la última gota antes de soltar al pobre animal en el agua, para que la corriente se lo llevara. La sangre de conejo no era especialmente sabrosa, pero hasta que pudiera conseguir humana, no le quedaba otra.

Llenó los cubos con agua, y antes de volver al campamento se le ocurrió una idea.

¿Hola? ¿Estás ahí, voz mandona de mi cabeza? ―Le dio un par de golpecitos al aparato de su oreja, por si servía de algo―. ¿Sigues viva?

Hubiera o no respuesta, aprovechó para darle las novedades.

Hemos acampado. Por el camino nos tragó una especie de niebla oscura, y ahora todos tenemos los ojos naranjas. Menos dos que llevaban las armaduras, esos no tengo ni idea de si les ha afectado o no. Yo me encuentro bien, pero los otros dicen que estamos malditos. Qué chorrada.

Esperó, por si se dignaba a responder. Con o sin charla, se quitó lo que le quedaba de armadura (era un coñazo seguir llevándola, no le veía utilidad), cogió los cubos llenos de agua y volvió tan ricamente al campamento con los otros.

La cena transcurrió con normalidad. Bueno, los demás cenaron, Adam rechazó su parte de conejo diciendo que no tenía hambre. Él ya se había servido lo que necesitaba del conejo antes.

Debo confesar que esperaba que nos fuéramos volviendo locos. Sin embargo, solo siento algo de malestar. ¿Y vosotros?

Adam negó con la cabeza. Se aburría, pero por lo demás estaba bien.

¿Creéis que esto se quitará? Mi anciana madre estaba orgullosa de los ojos que heredé de mi abuelo

Me da igual ―respondió el chupasangre, encogiéndose de hombros.

Irónicamente, era la segunda vez que le cambiaban de color. Cuando se despertó como vampiro, sus antaño ojos castaños se habían vuelto del color de la sangre. Ahora, eran ámbar. ¿Cuál sería el próximo color que le tocaría?

Fue un buen momento para aprovechar y mirar los ojos de Light y Neru. Estaban normales. Pues vaya, al final las armaduras protegían y todo... ¡De que te cambiaran los ojos de color!

Mañana lo descubriremos. Por cierto, ¿qué demonios fue eso que hiciste? ¿Luz? ―Se dirigía a Keiko―. Mira, no me malinterpretes, me importa bien poco si era brujería o algún cachivache. Si nos ayuda a derrotar al Missgunst, por mí puedes hacerlo cientos de veces.

Es una bruja, ¡a la hoguera! ―bromeó Adam, que se entretenía con un palo cuya punta había encendido en la hoguera.

Podría protegernos de la maldición, por muy aberrante que sea la hazaña.

Keiko no se dignó a responder, así que pasaron al tema de las guardias durante la noche. En un principio iban a turnarse, hasta que Light intervino con una idea diferente.

No estoy de acuerdo. Muchos estáis afectados por la maldición. Pensadlo, ¿qué pasaría si alguno enloquece mientras hace la guardia? Los demás estaríamos durmiendo, desprotegidos. No os ofendáis, pero no es lo más seguro.

Jo, me has pillado, planeaba matar a Keiko mientras dormía ―comentó con una sonrisa, en broma.

Neru, encarguémonos nosotros de las guardias. Un amigo mío nos ayudará.

Y acto seguido, hizo aparecer un perro de la nada. Era azul, enorme, y encima muy feo. Genial, más magia.

Este perro gigante que acaba de aparecer de la nada es un amigo mío, no os preocupéis. No os morderá… a menos que os lo busquéis. ―Adam saludó con la mano a Light cuando éste le miró―. Neru, mi mascota y yo. Los tres que no estamos infectados nos encargaremos de hacer las guardias, así que mejor para vosotros, ¿no?

Si os apetece pasaros toda la noche despiertos, por mi perfecto. Buenas noches~

No había más que discutir. No tenía especial sueño, pero dudaba bastante que le dejaran largarse a explorar por su cuenta sin levantar sospechas, así que no le quedó otra. Cogió una manta, se alejó todo lo que pudo del fuego sin salirse del campamento, y se tumbó en el suelo usando la manta como almohada.

No tardó demasiado en dormirse, por suerte era un dormilón nato. Al día siguiente, la diversión continuaría.
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Nell » Vie Abr 10, 2015 1:16 am

Si a sus acompañantes les quedaba alguna duda sobre la condición mágica de todos sus acompañantes, esta fue disipada en cuanto vieron aparecer a Gaomon. No pusieron pegas al plan de Light, puesto que tenía razón en su planteamiento, pero ninguno quiso acercarse al perro y lo miraron con desconfianza mientras se preparaban las mantas para dormir. Por lo tanto, Neru fue quien quedó despierto para hacer la primera guardia.

A pesar de que había tratado de hablar con ella hacía un buen rato, Ariasu no respondió a la llamada de Adam hasta cuando este estaba a punto de acostarse. Parecía soñolienta, como si se acabara de despertar (irónicamente).

¿Antes has dicho algo de ojos naranjas, no? Bueno, pues si es una chorrada, ¿para qué informas? Vete a que te trague otra niebla oscura a ver si se te ponen del color que quieres ―Claramente no estaba de buen humor. Finalizó la comunicación con una última advertencia―. No vuelvas a molestarme hasta que no te hayas cargado a alguno.

Por otro lado, Light preguntaba a Burke por lo ocurrido en el carro. El niño negó con vehemencia la cabeza.

No, nada. Tal vez con el tiempo se quite ―aventuró, llevándose una mano inconscientemente al ojo―. A mí también me gustaría que se quitara. Da miedo. No es un color normal ―Se tumbó sobre su manta―. Estarán aliviados. Tenían miedo.

Con un último bostezo, cerró los ojos y trató de dormir. Poco a poco todo el campamento se quedó en silencio. En las guardias, Neru, Light y Gaomon solo tendrían que preocuparse por avivar el fuego, porque nada más ocurrió a lo largo de la noche. No, al menos, para todos.

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Keiko soñaba con su hermano y veía, impotente, cómo este era absorbido por la oscuridad sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. Sin embargo, cuando parecía que el sueño llegaba a su fin, se vio repentinamente interrumpido. Keiko pasó a ocupar el lugar del hermano y a ser quien era tragada por una niebla. Caía sin más en el vacío, hasta que llegó a un suelo empedrado donde sufrió el impacto del choque. Le dolía muchísimo el pecho, pero ninguna otra parte de su cuerpo había sufrido daños. Hacía frío a su alrededor y no podía ver nada.

Te lo devolveré…

A través de la niebla, que todavía la envolvía, pudo apreciar el contorno de su hermano en la lejanía. Sin embargo, avanzar era un suplicio debido al dolor del pecho y, por mucho que caminara hacia él, no lograba alcanzarlo.

Juntos otra vez…

Apareció otra figura junto a su hermano: la suya propia. Reviviría entonces una escena entre ambos, una idéntica del pasado pero aplicada a la edad que ambos tenían ahora. Llegó un punto en que no podría soportar más el dolor y tendría que pararse a descansar. Y en ese momento, las imágenes frente a ella desaparecieron.

Si obedeces.


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Por otro lado, Adam también vio interrumpido su sueño. Sin embargo, al contrario que Keiko, se vio de repente en una plaza que no conocía. Las calles rebosaban vida, concurridas por los vecinos, y le recordaría mucho a la calle del mercado por la que habían transitado aquella misma mañana. Y por algún motivo, el olor era delicioso. Todo, absolutamente todo, olía a sangre, a pesar de que las personas a su alrededor estaban sanas y enteras.

He visto tu corazón…

Una mujer se apartó del tránsito matutino y se acercó a Adam. Era más alta que él, de una edad algo mayor y de corto cabello pelirrojo. Tapaba todo su cuerpo con una capa negra. Le sonrió dulcemente, como si le conociera.

Está tan podrido como el mío. Colaboremos.

El mundo entero se paralizó. El olor a sangre se había vuelto insoportable para Adam, a quien su instinto vampiro le pedía a gritos que comenzara a alimentarse. De hecho, se sentía muy sediento. Pensándolo bien y comparándolo con aquellos bocados a su alcance, el conejo apenas había sido un aperitivo. La mujer abrió los brazos, invitándolo a servirse de los pobres aldeanos. A partir de ese momento, el vampiro tomaría total control del sueño y podría hacer lo que quisiera en él; incluso comerse a la mujer, quien no se resistiría.

Y te daré todo lo que pidas.


A la mañana siguiente, Humbert se encargó de ir despertándolos uno por uno con el despunte del primer rayo de sol. En silencio, desayunaron gachas y levantaron el campamento. De nuevo, los aprendices podían volver a congregarse para intercambiar impresiones, si así lo querían. En cuanto tuvieron listo al caballo y el carromato, se pusieron en marcha.

Tardaron unas tres horas en alcanzar la aldea. Durante el trayecto no vieron ni un alma, pasando por cientos de hectáreas de siembra abandonadas, a raíz de que Misstgunst hubiese matado a sus labradores o por miedo a que reapareciera. A la entrada de la población, Humbert frenó el carromato y les instó a bajar.

El plan era que el conductor se llevara el carromato ―recordó―. Y este caballo no ha sido entrenados para soportar el combate. Huiría en cuanto olieran el peligro y nos quedaríamos sin medio para volver. Voy a atarlos cerca y dejaremos aquí las provisiones, por ahora.

Mientras cumplía con la tarea y acomodaba al caballo, los demás intercambiaron algunas impresiones, en las que los aprendices podían intervenir.

¿Y ahora…?

Buscar el rastro y seguirlo. Pero, a juzgar por lo que vimos ayer, el monstruo andará cerca. En cuanto lo tengamos avistado, habrá que elaborar un plan.

Gavin asintió, aunque parecía dubitativo. Al regreso de Humbert, se encararon por fin a la aldea. Les recordaría a la capital que habían visitado el día anterior, porque una amplia calle empedrada se extendía hacia el centro del pueblo. Salvo que, a diferencia de la otra, no había ni un alma allí. Además, enseguida apreciarían signos de pelea, de huida y de sangre seca. Burke agarró la mano de Light, pero no dijo nada.

En la misma entrada, ante ellos se extendían varios caminos. En primer lugar, podían rodear el pueblo por la izquierda, un atajo (para los días de mayor auge en el mercado) hasta el otro lado; en segundo, había una calle que serpenteaba hacia lo que parecía una zona vecinal; en tercero, la senda parecía llevar hasta una capilla blanca del fondo; en cuarto, estaba la calzada principal que daría a la plaza del pueblo; en quinto, otra zona vecinal; y en sexto, una vía sin nada en especial, pero que traía un olor extraño.

No voy a perder el tiempo yendo en manada ―aclaró Minna―. Podemos reunirnos aquí dentro de una hora e intercambiar información. Hasta entonces, procurad no enfrentaros en solitario a la bestia.

Y sin esperar a que nadie le llevara la contraria, sobre todo teniendo en cuenta la maldición que pendía sobre la mayoría, se dirigió a la segunda zona vecinal. Gavin hizo lo mismo y puso rumbo a la capilla. Humbert fue el único que se quedó a escuchar lo que tenían que decir los aprendices, y dispuesto a seguir al que quisiera acompañarlo (si no, escogería uno al azar).

En todos los caminos, verían casas abandonadas a las que podían acceder a echar un vistazo. Presentaban un aspecto similar al de la calle, como si hubiera habido luchas en su interior o sus inquilinos hubieran salido corriendo de ella en mitad de un quehacer. Burke se negó a entrar a ninguna, porque había crecido conociendo a cada uno de esos vecinos. Si le preguntaban, tendría información sobre cada uno.


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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Light » Mié Abr 15, 2015 12:15 am

No, nada. Tal vez con el tiempo se quite ―expuso Burke―. A mí también me gustaría que se quitara. Da miedo. No es un color normal.

»Estarán aliviados ―le respondió cuando mencionó a la familia que le quedaba―. Tenían miedo.

No lo creo. A nadie le puede tranquilizar la desaparición de un familiar ―alegó rotundamente. Precisamente él lo sabía mejor que nadie.

«Es simplemente absurdo».

Dejó ahí la conversación e intentó coger el sueño cuanto antes. En unas pocas horas Neru le despertaría y tenía que aprovechar el escaso tiempo que disponía para descansar. Además, para colmo, a él le había tocado la peor parte porque su turno estaba entre el de Gaomon y su compañero aprendiz, tendría que molestarse en despertarse en medio de la noche.

El eidolon se ofreció para encargarse de su guardia también, pero Light se negó rotundamente. Le rogó que no espiara sus pensamientos y que no se comunicara con él por medio de la telepatía; o de lo contrario nunca sería capaz de dormir.

No tardó demasiado tiempo en caer en los brazos de Morfeo. Al cabo de unas horas, Neru le avisaría para hacer el relevo. Cabizbajo y muy somnoliento, abandonó las mantas y se sentó al lado de la hoguera que debían mantener. Se limitó a arrojar pequeños trozos de madera al fuego mientras pensaba en el desaparecido Akio y en el futuro de aquella misión.

Por suerte, nada extraño sucedió durante aquella noche, al final resultó de lo más tranquila; tan tranquila que casi llegó a dormirse en medio de la guardia.

***


La voz de Humbert le sacó del mundo de los sueños. Emitió un prolongado bostezo y se estiró mientras intentaba levantarse, algo remolón. ¿En qué demonios había estado pensando cuando se le ocurrió la genial idea de las guardias? Supuso que en la seguridad de todos, pero en aquellos momentos se arrepintió de haberlo sugerido. Al final no había pasado nada; y para colmo, se encontraba muy cansado: nunca se hubiera imaginado que resultara tan incómodo dormir en el campo.

Light permaneció bastante callado durante el desayuno. Solo intercambió palabras con sus compañeros para preguntarles sobre su estado.

¿Habéis notado algo raro esta noche? ―Recorrió a Adam y a Keiko con la mirada.

Tras acabarse todas las gachas, se alejó del grupo y se aproximó a sus mantas para doblarlas y recogerlas. Después, ayudaría al resto a levantar el campamento y se montaría en el carromato en cuanto todos estuvieran preparados para partir. Gaomon lógicamente no subiría, sino que se esfumaría con la desmaterialización eidolon.

Durante el viaje permanecería igual de callado. Se le cerraron lentamente los párpados hasta que se quedó totalmente dormido. La verdad es que aprovecharía mejor el tiempo recuperando horas de sueño que contemplando el vacío paisaje, para qué negarlo.

Se despertó pocos minutos antes de llegar a la aldea. Descendió con los demás del carro y empezó a planear con ellos su siguiente movimiento. Mientras tanto, Humbert se encargaría de inmovilizar al caballo.

¿Y ahora…?

Buscar el rastro y seguirlo. Pero, a juzgar por lo que vimos ayer, el monstruo andará cerca. En cuanto lo tengamos avistado, habrá que elaborar un plan.

No añadió nada más y se limitó a asentir. Acto seguido, se colocó el casco de la armadura y recomendó a Neru que hiciera igual. Lo último que necesitaban era otra víctima de la maldición.

Desde su posición, justo delante de la aldea, empezaron a apreciar lo vacía que estaba. También divisaron rastros de sangre y otros indicios que claramente señalaban que se habían producido peleas.

A Light se le palideció ligeramente el rostro. Allí no se veía ningún alma. Daba miedo pensar que todo eso había sido obra de un solo Sincorazón, era simplemente terrorífico. No se imaginaba cómo lidiarían con aquella bestia (y para colmo Akio no estaba). ¿Y si acababan matándose entre ellos por culpa de la maldición?

Entonces, Burke le cogió de la mano y Light se le quedó mirando, dubitativo. ¿Se habría dado cuenta de su inseguridad?

«Tengo que ser más optimista», deseó que en aquellos momentos se encontrara el despreocupado de Ronin con ellos, sabría animarles mucho mejor que él. Seguramente le daría dos contundentes palmaditas a Burke y soltaría una de sus características carcajadas.

No te preocupes, todo saldrá bien ―declaró con una pequeña sonrisa. Era mejor que nada, supuso. Light no le soltaría; lo contrario, le apretaría la mano con fuerza antes de seguir avanzando.

Tarde o temprano les tocaría tomar un camino. ¿Qué estrategia escogerían, se dividirían u optarían por seguir todos una misma ruta?

No voy a perder el tiempo yendo en manada. Podemos reunirnos aquí dentro de una hora e intercambiar información. Hasta entonces, procurad no enfrentaros en solitario a la bestia.

Tiene razón. Seremos más débiles si nos separamos, pero creo que será la mejor estrategia si se trata de encontrar a nuestra presa cuanto antes. ―Contuvo perfectamente una risa nerviosa; puede que al final las presas acabaran siendo ellos y no el Sincorazón―. Deberíamos tomar todos los caminos y cubrir el máximo de terreno. Aunque...

»¿Por dónde quieres ir tú? ―le preguntó a Burke, a quien dejaría elegir cualquier camino de los disponibles―. No creo que te haga mucha gracia regresar aquí... pero si deseas ir a algún lugar en particular, dilo.

Si el niño no se decidía por ninguno, tiraría por la calzada principal que conducía directamente a la plaza del pueblo. Se despediría de sus compañeros en cuanto todos ellos escogieran ―memorizaría todas las rutas elegidas por todos, puede que le viniera bien no olvidarlas― y finalmente empezaría a moverse con Burke.

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Dejo que Burke elija el camino. Si no tiene preferencia por ninguno, elijo la 4º ruta, la calzada principal.
EDIT: e iré con el niño, obviamente xD
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor Darkness Seeker » Mié Abr 15, 2015 5:55 pm

La mañana había resultado agotadora, sobre todo tras lo ocurrido la noche anterior. Mientras desayunábamos, no pude evitar pensar en todo lo ocurrido durante la noche anterior...

Mientras comenzábamos a avanzar hacia la aldea, no pude evitar fijarme en Keiko. Su hermano... ¿De verdad era Hikaru? Aún me costaba aceptarlo, pero tendría que aguantar la tensión, al menos hasta que terminara la misión.

¿Y ahora…?

Buscar el rastro y seguirlo. Pero, a juzgar por lo que vimos ayer, el monstruo andará cerca. En cuanto lo tengamos avistado, habrá que elaborar un plan.

Tras un largo camino, llegamos a una extraña aldea. Extraña, por el hecho de su silencio, casi letal. No había ningún alma en la calle. Parecía completamente abandonado, pero misteriosamente no había ninguna señal de lucha o batalla allí. Eso quería decir que la criatura había acabado con la ciudad entera... sin dejar rastro.

No voy a perder el tiempo yendo en manada ―comentó la arquera―. Podemos reunirnos aquí dentro de una hora e intercambiar información. Hasta entonces, procurad no enfrentaros en solitario a la bestia.

Sin perder mucho más tiempo, cada uno fue por su lado. Viendo que Light se dirigió hacia Burke, yo hice lo propio con Keiko.

...No se me ocurre ningún camino por el que ir... y con ese monstruo por aquí, casi mejor que vayamos juntos. ¿Te parece?

Una vez ella dirigiera, la seguiría hacia el camino que eligiera... quizás incluso pudiera encontrar la manera de confirmar si mis sospechas serían ciertas...

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Neru seguirá a Keiko, por lo que ella elige el camino
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Re: [Bosque de los enanitos] Sueño con oír tu voz

Notapor James Bond » Mié Abr 15, 2015 10:24 pm

Keiko se quedó dormida y estuvo soñando que estaba comiendo un montón de pastelitos en el comedor de Tierra de Partida tranquilamente cuando de pronto, se vio inmersa de nuevo en la pesadilla que llevaba algún tiempo acosándola, y que últimamente no tenía tanto desde que supo que no habían encontrado el cuerpo de su hermano, dándole un rayo de esperanza.

Pero aquella vez fue diferente, algo cambió en su sueño. Normalmente, cuando veía a su hermano siendo tragado por la oscuridad, ella también era tragada, pero el resplandor de la Llave-Espada la salvaba. Sin embargo, no fue así. Keiko cayó y cayó hasta que finalmente, se golpeó contra algo duro, que no pudo ver debido a que la oscuridad se lo impedía.

Algo le dijo que “se lo devolvería” y luego pudo el contorno de su hermano pequeño. Trató de acercarse, pero no pudo debido a un extraño dolor que sentía en el pecho. Para provocarle más dolor, Keiko pudo ver una escena de su antigua vida diaria con su hermano. En dicha escena, ella estaba discutiendo con su hermano por el volumen de la música que tenía puesta. Y luego, esa escena desapareció, y volvió a oír esa extraña voz con unas enigmáticas palabras “Si obedeces”.




Cuando Keiko despertó por la mañana, estuvo preocupada por su sueño, y sobre todo por eso de que si obedecía le devolverían a su hermano. No negaba que tuviera muchas ganas de volver a verlo, y echarle la bronca por desaparecer sin dejar siquiera un mensaje que explicara el por que. Además, si algo había aprendido con las películas, era que ese tipo de ofertas eran una trampa. Aunque aquello no era una película, pero... ¿podía fiarse realmente? De momento, no diría nada de su extraño sueño alterado a menos que fuera necesario, así que negó con la cabeza a la pregunta de Light.



Tras un viaje algo largo, llegaron a la aldea, la cual estaba totalmente desierta, y era un escenario deprimente de ver. Había varios caminos, cada uno llevaba a un sitio distinto, pero había uno que atraía la atención de Keiko. Olía realmente mal pero... intuía que ahí podría haber algo. Como alguien le dijo una vez “Si algo huele mal, sigue su hedor y llegarás a averiguar su origen... O quizás no”.

... No se me ocurre ningún camino por el que ir... y con ese monstruo por aquí, casi mejor que vayamos juntos. ¿Te parece?― Le sugirió Neru a la muchacha.
Claro, sin problemas. Entonces, vamos por este camino― indicó empezando a caminar por el camino de extraño hedor.
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Ronda #9 - Sueño con oír tu voz

Notapor Astro » Jue Abr 16, 2015 2:05 am

¿Antes has dicho algo de ojos naranjas, no? Bueno, pues si es una chorrada, ¿para qué informas? Vete a que te trague otra niebla oscura a ver si se te ponen del color que quieres. No vuelvas a molestarme hasta que no te hayas cargado a alguno.

Bruja ―gruñó Adam, ante la respuesta de la maestra.

Se recostó en su manta, dispuesto a dormir. No tardó mucho en conseguirlo, pero su sueño no fue tan placentero como debería...

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Una plaza. ¿Dónde estaba...? El vampiro giró sobre sus tobillos, observando la escena. Gente iba y venía por las calles llenas de vida, comprando en los puestos de venta y hablando lo unos con los otros. Había tanta gente y tanta alegría... Que el olor a sangre resultaba embriagador. Irresistible.

Adam se relamió, impaciente. Algo en su mente le decía que debía parar y encontrar sentido a todo eso, pero el aroma a sangre eran tan fuerte... ¡Incluso parecía que las piedras apestaban a sangre!

He visto tu corazón…

En medio de todo, una figura se acercó hasta el aprendiz. Una mujer pelirroja, concretamente, vestida con una larga capa negra. Su sonrisa era algo siniestra.

¿Quién...?

Está tan podrido como el mío. Colaboremos.

A Adam le costaba mantenerse centrado. Las palabras que decía la desconocida, además de no tener sentido, apenas llegaban a sus oídos. El olor a sangre era demasiado fuerte, demasiado... atrayente. Insoportable aguantar sin probarla.

Ni se resistió, ya no podía más. Se abalanzó sobre el aldeano más cercano, devorándole sin remordimiento alguno. Después de él, otro. Y luego otro. Y así sucesivamente, montándose un auténtico festín sangriento.

Y te daré todo lo que pidas.

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Creo que ese conejo tenía algo malo en la sangre...

Adam se incorporó despacio, rascándose la cabeza y esforzándose para que sus ojos se acostumbraran a la luz. Vale, ya era de día. Menudo sueño más raro... Porque había sido un sueño, ¿no?

Se sentó con los demás para desayunar, aunque por razones obvias no comió nada, justificándose con que no tenía apetito.

¿Habéis notado algo raro esta noche? ―le preguntó Light, tanto a él como a Keiko.

Sí, que el conejo es malo para la salud ―comentó, sin dar más explicaciones.

Terminaron sus gachas (a Adam le parecía que estaban comiendo vómito), recogieron el campamento y volvieron a subirse al carromato. El vampiro se pegó todo el viaje durmiendo, recuperándose del incómodo sueño de la noche.

Tres horas después...

¿Hemos llegado ya?

Parecía que sí. Una aldea se abría ante ellos, la misma que había sido atacada por el Misstgunst.

El plan era que el conductor se llevara el carromato. Y este caballo no ha sido entrenados para soportar el combate. Huiría en cuanto olieran el peligro y nos quedaríamos sin medio para volver. Voy a atarlos cerca y dejaremos aquí las provisiones, por ahora ―explicó Humbert.

¿Y ahora…?

Buscar el rastro y seguirlo. Pero, a juzgar por lo que vimos ayer, el monstruo andará cerca. En cuanto lo tengamos avistado, habrá que elaborar un plan.

¡Manos a la obra!

Con todos reunidos, entraron en la aldea. Caminando con las manos en los bolsillos y con despreocupación, Adam observaba los alrededores. El pueblo era parecido a la capital, pero más pequeño, lógicamente. Y sin nadie más allí, a excepción de los cazadores.

Al llegar a una división de camino, el grupo se detuvo. ¿Por dónde debían ir ahora?

No voy a perder el tiempo yendo en manada ―declaró Minna, tajante―. Podemos reunirnos aquí dentro de una hora e intercambiar información. Hasta entonces, procurad no enfrentaros en solitario a la bestia.

Dicho y hecho, todos se fueron dividiendo. Gavin se fue hacia una capilla (opción que Adam descartó en el acto), Keiko y Neru por un camino que olía bastante mal, y Light y el niño por su cuenta.

Sotando un gruñido por lo bajo (le habría gustado seguir a alguno de los aprendices más débiles en solitario para acabar con ellos), decidió tomar una decisión lo más rápido posible. No quería quedarse con el cazador de la reina, así que se apresuró a alcanzar a Minna por el camino a la segunda zona vecinal.

Voy contigo~

Si no podía encargarse de los otros aprendices, al menos encontraría al Misstgunst para matarlo. Y la mujer parecía la mejor preparada para conseguir encontrarlo.
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