La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?
Hiro me hizo caso y al instante salió volando en dirección a la puerta. Parecía que el plan había salido bien, hasta que vi como salía volando hacia atrás en una colorida explosión. ¡¿Qué malditas probabilidades había de que hubiera una trampa ahí?!
—Esto no va nada bien...
Mientras, yo intentaba acercarme mínimamente a Goei, pero su látigo me lograba mantener alejado de él. Llegó un instante en el que oí un vacío sonido que me obligó a girarme. Era el brujo y el gato, que habían conseguido reconciliarse. Pero del gato salió un viejo conocido.
Antes de que pudiera acercarme lo más mínimo, el espectro se introdujo en el cuerpo de Goei, rodeándole de una densa niebla... de la que surgió un gigantesco Goei de cerca de cuatro metros de altura y armado con un látigo negro como el carbón, al igual que sus ojos.
Debía de conseguir que Hiro pasara y evitar a toda costa que hiciera lo propio el brujo. Esperando a que Goei atacara, trataría de esquivar sus ataques usando la agilidad y velocidad del cuerpo del sombrerero para acercarme hasta él y lograr atacarle con mi llave espada. No tenía mucho más a disposición, pues el cuerpo que poseía apenas tenía energía.
En caso de que el grandullón cayera, me lanzaría disparado a entrar a la habitación, intentando pasar antes que el brujo.
Kairi no consiguió detener el ataque de Donald. Salió despedida por los aires y casi se sale de la plataforma. La caída dolió, y mucho.
- ¡Ayyyy...! ¡Nunca más intentaré detener el ataque de los cohetes de Donald!
La sala se había llenado de humo a causa de la explosión. Cuando se disipó, la joven, dolorida, pudo comprobar que Donald estaba en el suelo inconsciente y tambien había recuperado su color. Su improvisada actuación había conseguido su propósito. El daño recibido era demasiado grande y no tenía suficiente magia para usar Cura, de modo que usó primero el Éter que tenia guardado de su aventura submarina y luego se lanzó Cura a sí misma.
Por otra parte, Saxor tuvo algo más de suerte y también consiguió curar a su mascota.
- ¿Estarán bien? - preguntó. No le parecía buena idea dejar ahí tirados a Donald y Goofy, suponiendo que Saxor se llevara a Guilmon. Pero no había más remedio que avanzar.
La barrera de la puerta había desaparecido. Los dos Aprendices continuaron ascendiendo por las escaleras hasta llegar a otra plataforma. Al otro lado habia una puerta con una reluciente estrella. Detrás de ella tenía que estar Yen Sid.
Pero no iban a llegar tan fácilmente. Vigilando la puerta había un extraño dragón con el mismo símbolo que todos los monstruos con los que había combatido. Parecía que había peleado contra alguien por las marcas que tenía en los ojos.
- Yo le distraigo y tu atacas - le propuso a Saxor. Así pues, empezó a lanzarle Piro al dragón para atraerlo hacia ella mientras Saxor preparaba algún ataque. Esperaba que Hiro le hubiera puesto al tanto de sus habilidades.
Última edición por Kairi el Jue Jun 04, 2015 1:12 am, editado 1 vez en total
El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.
Conseguí bloquear el ataque con algo de esfuerzo, y mi estrategia dio resultado: Guilmon se derrumbó casi al instante, y con un horripilante grito, una especie de fantasma formado por la neblina ascendió un poco hasta desaparecer. Kairi, por desgracia, no tuvo tanta suerte: Recibió de lleno el potente hechizo mágico que el pato estaba cargando. El combate había finalizado con nuestra victoria, pero estaba realmente preocupado por la chica. Corrí lo más rápido que pude hacia ella para comprobar su estado.
—¿Te encuentras bien?—tras comprobar que seguía lo suficientemente bien para quejarse del golpe, la ayudé a levantarse y me dirigí a mi viejo amigo. No parecía tener heridas graves, pero no creía que fuera a despertarse de inmediato si lo curara... Y eso significaba que no podía entrar en el móvil. Usando bastante de "mis" fuerzas, logré cargar a Guilmon a mi espalda... Dios, se sentía más pesado de lo normal.
—¿Estarán bien?
—Parece que no se van a levantar en un buen rato... Tendremos que dejarlos aquí.
Tras despedirme mentalmente de Donald y Goofy, seguimos a través de la salida. Subimos durante un tiempo las escaleras, y el siguiente reto que nos tocó después...
Un maldito dragón. Con delicadeza y velocidad, dejé a Guilmon en el suelo y me alejé un poco de él para que no se viera envuelto en los ataques. Lo curioso es que ya parecía algo debilitado, pero eso no significaba que no fuera peligroso.
—Yo le distraigo y tu atacas.
—Entendido.
Esperé a que ella lanzara su Piro y que el dragón tan parecido a los enemigos que nos habíamos encontrado por toda la torre se centrara en Kairi, también poniendo un poco de mi parte para colocarme detrás suya. Con la llave espada de Hiro aún en la mano, la levanté al cielo lo más erguida que pude, para preparar una de sus habilidades. Esperaba que sus vagas menciones y la memoria corporal ayudasen a hacerlo bien. Respirando tranquilamente para hacer mi primera técnica de Luz en mi vida, descendí la llave espada verticalmente. Para mi fortuna, logré hacer el Tenka-chijo no ichiru o como se llamase, que fue directo hacia el dragón. Acabé realmente agotado, pero al menos esperaba que impactara.
▪ Ten kara chijo ni ochiru (HC) [Nivel 6] [Requiere afinidad a Luz; Combate con Armas Blancas: 5, Fuerza: 10]. Se puede usar la espada como canalizador de energía, acumulando toda la fuerza en la empuñadura y blandiéndola del cielo hacia la tierra. El que utilice esta técnica podrá desencadenar su poder en forma de hoja cortante en forma de media luna que viajará en línea recta.
Oh, venga. ¿No me digas que vas a ponerte a llorar por un cortecito de nada? Y pensaba que Saxor era un flojucho.
Me llevé la mano al costado apretando con fuerza para detener la perdida de sangre. Aquel tajo había dolido más de la cuenta o quizá fuese que nunca había tenido que sufrir un ataque de Ilana, después de todo, nos podíamos pasar el dolor para que el otro se detuviese. Pero no ahora, el lazo seguía obstruído por la oscuridad que rodeaba a la gatita y todo intento de llegar a ella era inútil, solo podía apretar los dientes para no sentir tanto dolor y aprovechar para contraatacar.
Conseguí golpear a la felina con la hoja de la Llave Espada tras que quedara expuesta y tumbándola en el suelo. Estaba preparado por si decidía levantarse, cuando el humo que la rodeaba abandonó su cuerpo empezando a reunirse en el aire frente a mis ojos.
—¿Un espectro? —murmuré contemplando la forma fantasmal y de ojos brillantes que había sido todo el tiempo lo que había poseído a Ilana.
En cuanto los ojos del ser se clavaron en los míos, salté directo a por Ilana para abrazarla e impedir que aquel monstruo la volviera a dañar. Por suerte no fue así, el ser salió volando en dirección al lugar donde estaban combatiendo contra el moguri, dándome así unos instantes para poder atender a mi familiar.
Fus, fus, fantasmito. Suficientes ya somos en este cuerpo.La siguiente vez que vayas a ofrecerte voluntario para apadrinar un espectro avísame, creo que yo también tengo derecho a decidir que más cosas van a compartir piso conmigo.
Esta se encontraba inconsciente, por lo que tuve que ignorar las palabras de la voz para buscar rápidamente una poción que usar con mi compañera. Miré por todos los bolsillos de los que disponía la ropa de Saxor hasta hallar un frasco de líquido verde que no dudé en abrir y verter cuidadosamente por la boca de Ilana. Me sabía un poco mal el robarle a Saxor de esta manera, pero era una emergencia.
¡Eh! ¿En serio vas a gastar eso con un misero gato? Tío, que las pociones no crecen en los árboles.
—Cállate, Ilana es tan importante como cualquier ser humano… diría que incluso más —le recriminé a la voz dejando la botella de lado y depositando a la gatita en el suelo cuidadosamente.
Definitivamente, tienes que hacerte mirar eso, no es normal la obsesión que tienes con los gatos.
Pude escuchar un leve maullido por parte de la gatita, la cual parecía empezar a despertar, pero casi ni tuve tiempo para preguntarle como estaba. El fantasma que había estado poseyendo a Ilana se había introducido en el cuerpo del Moguri haciendo que liberase aun más humo. Este cubrió toda la zona impidiéndonos ver mas allá de nuestras narices, tanteé con la mano a Ilana para tenerla cerca mientras esperaba que la humareda se disolviese. Cuando lo hizo, descubrimos que nuestro enemigo kupoblemático había aumentado en tamaño volviéndose una barrera infranqueable.
Si el interior fuese de algodón sería el regalo de San Valentín perfecto.
Quizás la voz aun tuviese ganas de tomárselo todo a broma, pero para mí aquel Moguri gigante era un gran problema. Su tamaño hacía que fuese imposible pasar por debajo de él y los látigos que portaba le daban la capacidad para poder mantenernos alejados todo el tiempo que quisiese. Aunque no tuviese muchas ganas, iba a tocar aliarme con aquellos dos si queríamos ganar. Por suerte podríamos liberar al Moguri con un simple golpe de Llave Espada, tal y como había pasado con mi compañera.
—Ilana, aun estás débil, así que quiero que esperes aquí siendo invisible, ¿de acuerdo? —le pedí amablemente a la gatita sonriéndole antes de levantarme y dirigirme hacia los dos aprendices de Tierra de Partida —. Voy a intentar cegarlo para que podáis atacarle. El de la cadena, intenta herir sus alas y piernas, perderá el equilibrio y podremos atacarle entre los tres.
>>Y por lo que más queráis, no uséis el lado afilado de las Llaves Espadas —les avisé preparando una Flama Tenebrosa y apuntando a los ojos del animal —. ¡Ahora!
Con aquel grito, lancé el hechizo y corrí escaleras arriba arma en mano. Usaría la llave para cortar los látigos en caso de que los usara para detener, la cuestión era intentar llegar hasta él y golpearle con la parte plana de la hoja en el estomago. Si eso no era suficiente para liberarle, al menos el dolor de tripa le daría un tiempo a los otros dos para llegar a la cabeza del Moguri.
Poción robada de Saxor usada para curar a Ilana, se me puede retirar de mi ficha cuando sea posible
Habilidades usadas:
▪ Flama tenebrosa [HM] (Nivel 3) [Requiere afinidad con Oscuridad] El usuario lanza una veloz bola de oscuridad que avanza en linea recta hasta diez metros. Ataque de oscuridad de nivel bajo.
Una potente explosión alejó al aprendiz, lanzandole por las escaleras y retrocediendo el gran tramo que había recorrido para dejarlo en la última posición, como si todo lo que acabara de hacer no hubiera servido de nada, un tonto esfuerzo que solo había servido para dejarle peor de lo que estaba.
Unos minutos en los cuales el aprendiz permaneció inconsciente fueron el descanso de este, era tan relajado que no quería despertar, porque sabía que si abría los ojos tendría que luchar, pero no se veía capaz de hacerlo con aquel cuerpo, ni siquiera se sentía capaz de levantarse, ni de usar un hechizo, simplemente se sentía incapaz de hacer nada.
Lentamente abrió los ojos y contempló como su Moguri se había convertido en una especie de gigante de cuatro metros que obstruía el camino al cual nadie no se podía acercar gracias al dominio que tenía del látigo, algo raro porque era bastante torpe con el, o al menos no lo llevó muy bien la última vez que lo usó.
—Parece... que la habéis liado parda — Sonrió el aprendiz mientras se ponía los protectores oculares y sacaba la cadena de Neru —Añoro mis gafas —
Se abalanzo hacia el látigo y lo intentó atrapar con la cadena para evitar que atacara a los demás.
—¿Yen Sid? —pregunté adentrándome en la misteriosa niebla oscura y acercándome al hombre.
Dormía profundamente, así que tenía pinta de que era, en efecto, el Maestro Yen Sid. Le coloqué una mano en el hombro y lo zarandeé con suavidad, para ver si así reaccionaba, pero no hubo suerte. Extrañada por aquella niebla, intenté buscar su fuente, y pronto la hallé: un libro sobre un atril. Al abrirlo, todo lo que vi eran signos que identifiqué como notas musicales y líneas.
—¿Una partitura?
Entonces recordé que Kazuki había entregado algo a uno de mis compañeros para despertar a Yen Sid cuando llegásemos a lo alto de la torre.
—Claro, la caja de música que tiene Neru... —pensé en voz alta hojeando el libro—. ¿Tendrá algo que ver con estas notas musicales?
Seguí curioseando la partitura, aunque la densa y oscura niebla no me lo ponía fácil. Cuando acabase, si no había ocurrido nada extraño, saldría de la nube oscura e investigaría el desván hasta toparme con una puerta. Poco podía hacer sin la caja de música, o eso suponía yo, así que decidí abrir la puerta y comprobar qué había detrás. Quizá allí se encontraba el causante del sueño del hechicero, o el que nos había hecho superar todas aquellas pruebas en nuestro ascenso por la torre, aunque lo más probable es que ambas personas fuesen la misma.
Mientras que zarandear a Yen Sid no sirvió para nada, investigar la partitura sí que tuvo sus consecuencias. En cuanto la tocó, una fuerte luz surgió de ella, succionando a la aprendiza hacia su interior. Una sensación de mareo la invadió, mientras todo daba vueltas a su alrededor.
Al final, acabó chocando contra un frío suelo. Al levantar la vista, descubriría que todo el entorno a su alrededor había cambiado. ¿Seguiría dentro de la Torre de los Misterios? Difícil de saber. Ahora, se encontraba en un precipicio observando una gran montaña, en medio de una oscura noche.
Pero sin duda, sería la gigantesca figura que se alzaba sobre el pico de la montaña lo que más le llamaría la atención. Un demonio enorme, de piel negra, con cuernos en la cabeza y un par de alas de murciélago a su espalda. De cintura para abajo, su cuerpo parecía estar atrapado en la montaña.
Frente a él, flotando en el aire, se agitaba un hombre al que Maya reconocería: Yen Sid. El mago, esta vez con los ojos abiertos, estaba envuelto por una densa niebla oscura que le mantenía en el aire. Forcejeaba, y de vez en cuando emitía algún quejido de dolor. Lo más preocupante, sin duda, era que la mitad de su cuerpo se había vuelto de color negro... Y parecía estar aumentando poco a poco.
—Un pequeñito monito se ha metido donde no debía.
La voz había sonado a espaldas de Maya. Cuando se giró, descubrió a alguien más en aquel acantilado. Largo pelo plateado, ropa estrafalaria y una silueta que hacía difícil decir si se trataba de un hombre o una mujer. De alguna manera, le resultaría levemente familiar, como si ya le hubiera visto antes.
Aunque no fueron el equipo más coordinado del mundo, los tres aprendices consiguieron su objetivo. Hiro atrapó uno de los látigos, evitando que el gigante Goei pudiera usarlo; Alec, aprovechándose del cuerpo de Saxor, pudo repeler el otro látigo y conseguir golpearle en el estómago. Neru, con su agilidad prestada, también llegó a alcanzarle.
Ambas llaves espada liberaron un gran destello de luz al hacer contacto, provocando que Goei, literalmente, explotara en humo negro. Dos espectros se alzaron en el aire, chillando y retorciéndose, antes de desaparecer del todo.
Cuando el humo se deshizo, Goei volvía a ser él mismo. Con su tamaño y color natural, estaba inconsciente. Necesitaría un método de curación y algo de tiempo para poder volver a la acción. No pasaba lo mismo con la gatita de Alec, la cual ya había despertado y volvía a estar en forma.
Por lo demás, el trío había tenido éxito. El camino hasta el portal dorado estaba despejado: al cruzarlo, llegarían a una plataforma flotante en la que no había nada que les pudiese detener. Aunque sí que verían algún pequeño signo de pelea. Una reluciente puerta de madera con una estrella dibujada marcaba su meta: Yen Sid les esperaba.
Eso, sí no volvían a intentar matarse los unos a los otros antes. A este grupito le iba la guerra.
Hiro recupera el control de Goei. Está inconsciente, si se le cura puede despertar pero no estará en condiciones de pelear nada más hacerlo.
Ilana puede moverse y pelear de nuevo.
Kairi & Saxor
Estos dos sí que estuvieron más en sincronía. Con Kairi haciendo de cebo contra el enfurecido dragón, que no tardó en abalanzarse contra ella, fue un blanco fácil para que Saxor usara la habilidad de nombre raro propiedad de Hiro. El golpe, limpio, fue suficiente para destruirle. ¡Victoria!
Tenían el camino más que libre para poder abrir la puerta y conocer en primera persona a Yen Sid. Con una buena noticia además: Guilmon había despertado y volvía a estar en activo, aunque al no haber sido curado se encontraba basta débil.
Oh, pero se habían olvidado de alguien: el misterioso animalillo azul, que les había ayudado antes, se había esfumado sin dejar rastro. Cuando quisieron buscarle, no le encontraron por ningún lado.
Primero Kairi y Saxor, seguidos unos momento más tarde por los otros tres, llegaron al desván del hechicero. Allí, se encontraron lo mismo que Maya minutos antes: un despacho muy organizado, con estanterías llenas de libros y objetos peculiares, una larga mesa de madera, y un hombre con barba que dormía sentado en una larga silla. La niebla que le rodeaba, y que provenía de la partitura que se encontraba encima de un atril situado tras el trono, no indicaba nada bueno.
Aparte de una puerta en un lado del desván, allí no había nada más destacable. Yen Sid no se despertaría de forma natural aunque alguno de los presentes lo intentara de la forma que se le ocurriera, así que tendrían que recurrir a los métodos que los maestros les habían proporcionado.
Sin embargo, antes de que ninguno pudiera hacer nada, todos fueron testigos de cómo Maya surgía de repente de la partitura oscura, cayendo de espaldas y con violencia en el suelo. La brujita había sido expulsada de la montaña por el misterioso individuo de pelo plateado, que con un gesto de la mano le había hecho salir volando por los aires.
Consejo: intentad coordinaros un mínimo, sobre todo si estáis interesados en las pociones que tiene Maya para volver a vuestros cuerpos reales. Aunque tened siempre en cuenta que vuestros personajes no saben que las tiene.
Éter retirado a Kairi. Poción retirada a SaxorLightHelco.
Por fin el monstruo había caído, y logramos traspasar la puerta. Una vez que la pasamos, acabamos en una sala pequeña y redonda, con varios ventanales, muchos armarios llenos de libros y un escritorio. En el escritorio, con la cabeza apoyada en ella, había un anciano que reconocí al instante.
—¡Yen Sid!
Pero resulta que no estábamos solos, pues el cuerpo de Hiro y Kairi estaban ya allí, al parecer habían entrado poco antes por otra puerta.
—¿Kairi? ¿Eres tú? Hemos estado cambiando cuerpos todo este rato... ¿Quién está en el cuerpo de...?
Pero antes de que terminara de hablar, un sonido melódico pero bastante extraño emanó de una partitura ubicada justo detrás de la silla dónde se sentaba el mago. Justo tras ese sonido, una luz parpadeó un instante hasta que apareció la única persona a la que echaba en falta allí: Maya
Debido al golpe me acerqué de inmediato a comprobar si estaba bien:
—¿Maya? ¿Estás bien?— le pregunté mientras la ayudaba a levantarse — No te preocupes, soy Neru. Antes de que lo preguntes, la torre nos ha cambiado los cuerpos a casi todos...
Una vez ella hablara, nos comentó algo sobre unas pociones que al parecer nos permitiría volver a nuestros cuerpos originales. Por ello que sin pensármelo dos veces le pedí una de las pociones, pero antes de que ninguno ingiriera la poción, me dirigí a Hiro para que acabáramos con ésto de una vez por todas.
— Hiro, abre la caja cerca de Yen Sid
En caso de que el brujo, desde el cuerpo de Saxor, tratara de atacar a alguno de nosotros o arrebatarle la caja a Hiro, invocaría de inmediato mi Llave Espada con tal de proteger a quienquiera que intentara atacar.
¿Había terminado aquella carrera de locos, de verdad? En aprendiz pudo contemplar como delante suyo se mostraba una puerta, y al cruzar junto a su compañero, y llevando a su moguri en brazos, pudo ver como era una habitación circular con un anciano dentro, Kairi y... ¡Su cuerpo! Como añoraba su cuerpo.
—¡Eh, tú, devuélveme mi cuerpo! — Gritó a Saxor.
De golpe salió con brusquedad Maya de lo que parecía una partitura.
El aprendiz se acercó con cierta distancia para ver la melodía, era interesante, incluso se atrevería a tocarla si no fuera por tener ese cuerpo.
— Hiro, abre la caja cerca de Yen Sid.
Rápidamente se acercó al anciano dormido, ya que era la única persona de aquella sala que podía ser Yen Sid, dejó a Goei en el escritorio, delicadamente, y abrió la caja de música, si iba con cuerda le daría para que sonara la melodía.
—Se acabó —declaré victorioso al ver como los espectros desaparecían y el Moguri caía al suelo desmayado, pero a salvo.
Mientras los otros se encargaban de la criatura, yo volví sobre mis pasos para reunirme con Ilana, la cual ya se había recuperado y no dudó en saltar a mis brazos para que la abrazara. La gatita bajo su mirada a la herida que ella misma me había hecho y empezó a reunir magia para sanarla, algo que le impedí acariciándole la cabeza y susurrándole que no hacía falta.
Oh, vamos. Vais a hacer que vomite.
—Cállate —le ordené diría que por tercera vez en tan poco tiempo, aquella vocecita empezaba a ser un completo incordio.
Dejando a Ilana nuevamente en el suelo, seguí a la pareja de Tierra de Partida por el portal dorado. En cuanto lo atravesamos, llegamos a una sala que ya conocía de antes: El despacho de Yen Sid. Todo parecía seguir igual que la última vez, el escritorio, los libros, el hechicero dormido, nada parecía haber cambiado en casi un año. Curioso.
En aquella habitación también se encontraban los cuerpos del chico perro y Kairi, necesité que esta última le contestara al niño en mi cuerpo para saber por seguro que era ella y no Maya. Me dio algo de rabia ver a aquellas dos personas también en la sala, porque aquello significaba que había perdido la carrera y ya me iba a ser imposible ganarme a Yen Sid, Saxor sería fuerte, pero ni él era capaz de derrotar a cuatro aprendices.
Anda, ¿el llorón ahora es un perro? Eh, fanatico de los gatos, ¿podrías intentar amaestrármelo para cuando lo vuelva a tener en este cuerpo? Siempre he querido un perrito como mascota.
“No. Ni se quien eres ni que haces en la cabeza de Saxor, pero dudo que seas algo beneficioso para él o nadie en particular, así que mi ayuda no vas a verla” le respondí en esta ocasión mentalmente, creo que ya me habían tomado bastante por loco.
Y habría seguido discutiendo con la voz si no fuera porque la partitura envuelta en sombras que había tras Yen Sid tembló segundos antes de hacer aparecer a Maya. Intenté ir inmediatamente hasta la niña, pero el chico dentro de mi cuerpo se me adelantó llegando hasta ella y ayudándola a levantarse. Miré de reojo al mago dormido, seguramente pudiese aprovechar ahora para recuperar el pergamino y despertarlo, pero aunque el niño estuviese con Maya, me encontraba bastante preocupado por la situación de la chiquilla. Yo mismo había estado atrapado en una partitura y sabía que el mundo que había dentro de ellas no era tan agradable como uno pudiese imaginarse.
Eché una nueva ojeada a Yen Sid antes de suspirar y dirigirme hacia la brujita y mi cuerpo.
—Ya me encargo yo de ella —le hablé tranquilamente al chico colocando una mano en su (o mi) hombro, algo que se me hizo raro, o Saxor era más bajito de lo que había pensado o yo era demasiado alto —. Llevo un pergamino para despertar a Yen Sid bajo la chaqueta, usadlo si vuestro método no funciona. A propósito —. Alcé la mano hasta agarrar el ala del sombrero y quitárselo —. Esto me lo quedo yo.
Me coloqué el sombrero y aparté con cuidado al chico para quedarme frente a Maya. Creo que con aquel gesto ya se daría cuenta de que era Alec y no Saxor o el chico perro.
—¿Te encuentras bien realmente, Maya? Se lo peligrosas que son estas partituras, yo quedé atrapado en una cuando vine por primera vez aquí —le conté recordando la batalla contra el Sincorazón dragón —. ¿Has visto algo extraño? Puedes contármelo sin problemas.
Ilana también se acercó hasta la niña, seguramente influenciada por la preocupación que sentía hacia ella y cariñosamente, pasó por sus piernas maullando alegremente.
Estaba confusa, alargando el brazo para alcanzar a Yen Sid, pero era inútil. Seguía rodeado de una densa niebla oscura, aunque al menos estaba despierto, aunque parecía estar sufriendo. Tras él, se alzaba una oscura y alada figura que parecía surgir de un volcán, con unos tenebrosos ojos amarillos y brillantes. ¿Dónde narices me había metido?
—Maestro Yen Sid... —pensé en voz alta, preocupada, pensando en alguna forma de socorrerle.
Entonces se me ocurrió utilizar una de las pociones anti-maleficios que guardaba en el bolsillo. Introduje la mano en mi bolsillo para sacar uno de los frascos, pero entonces alguien habló a mi espalda:
—Un pequeñito monito se ha metido donde no debía.
—¿Eh?—contesté dando media vuelta—. ¿Quién eres?
—Deberías huir mientras aún puedas —se limitó a responder el ¿hombre? esbozando una sonrisa algo perturbadora.
Más temprano que tarde, me vi volando por los aires a causa de un rápido movimiento que aquella misteriosa persona había realizado, y cuando me quise dar cuenta había vuelto al lugar donde Yen Sid dormía.
—Ay, ¿qué era ese sitio...?
Cuando alcé la vista, me percaté de que todos habían llegado al desván también. Alec se acercó y me ayudó a reincorporarme.
—¿Maya? ¿Estás bien?— preguntó, a lo cual respondí asintiendo con la cabeza—. No te preocupes, soy Neru.
Arqueé una ceja, extrañada, y dirigí la mirada al "Neru" que había tras él, como preguntándole indirectamente de qué iba aquello.
—Antes de que lo preguntes, la torre nos ha cambiado los cuerpos a casi todos...
—Oh, así que es eso... Vosotros también... —Dirigí esta vez la mirada a Kairi, parecía ser que ella también había recuperado su cuerpo, y eso me aliviaba. Al menos no había dos Mayas.
Saxor echó a Neru en el cuerpo de Alec a un lado y se acercó también a mí.
—¿Te encuentras bien realmente, Maya? Se lo peligrosas que son estas partituras, yo quedé atrapado en una cuando vine por primera vez aquí —me dijo. Por su forma de hablarle, deduje que se trataba de Alec—. ¿Has visto algo extraño? Puedes contármelo sin problemas.
—Bueno, creo que hay otro mundo ahí dentro... O eso parece... —contesté—. En él se encontraba Yen Sid, parecía estar siendo torturado de alguna forma... También había una bestia alada gigantesca y un hombre con el pelo largo y plateado, que fue quien me devolvió aquí —. Hice una pausa de unos segundos, mirando a Yen Sid, que se encontraba durmiendo a nuestro lado—. Tenemos que ayudarle. Su cuerpo se estaba volviendo negro poco a poco, y quién sabe qué ocurrirá una vez acabe.
»Ah, respecto a los cambios de cuerpo—dije introduciendo la mano en mi bolsillo y sacando una poción—, tengo esto. Es una poción anti-maleficios. Tengo dos, pero supongo que con una debería ser suficiente para todos si os la repartís, ya que quiero guardar la otra para intentar curar a Yen Sid como último recurso —comenté estirando el brazo para entregarles la pócima—. Para usarla debéis añadir un cabello de cada uno de los "malditos" y al consumirla se revertirá el efecto y volveréis a la normalidad.
—Bueno, creo que hay otro mundo ahí dentro... O eso parece... —contestó la niña dudosa.
—Lo hay, puedo asegurártelo.
Seguidamente, Maya explicó lo que había visto en el mundo de las partituras y como debíamos ir inmediatamente al rescate de Yen Sid o al menos el despertarlo lo más rápido posible. Miré de reojo a mi cuerpo y el del chico de las cadenas, ellos eran los que tenían los objetos para sacar al mago de su sueño, así que esperaba que ninguno se quedase mirando las musarañas.
—Ah, respecto a los cambios de cuerpo —continuó la joven aprendiza sacando un frasco con un extraño brebaje en su interior —, tengo esto. Es una poción anti-maleficios. Tengo dos, pero supongo que con una debería ser suficiente para todos si os la repartís, ya que quiero guardar la otra para intentar curar a Yen Sid como último recurso —. Extendió el brazo para pudiésemos tomar una de las pociones, adelantándome al resto, cogí con sumo cuidado la botella —. Para usarla debéis añadir un cabello de cada uno de los "malditos" y al consumirla se revertirá el efecto y volveréis a la normalidad.
—¿Un cabello? Dime que esto no se ha de beber —le pedí poniendo un poco de cara de asco.
De un trago y sin dejar ni una gota. Dásela al llorón, fijo que es él quien pone la mejor cara.
Ignoré a la voz de la cabeza, claramente que no iba a darle el gusto de ver a Saxor bebiéndose algo que podía saber a babas de zombi. Siguiendo las pautas de Maya, arranqué un cabello del pelo del cuerpo de Saxor y busqué en mi sombrero uno que me perteneciera a mí, si no esperaría a que el chiquillo dentro de mi cuerpo lo echara junto al cabello del cuerpo del aprendiz cánido y el de las cadenas. Tras que estuviesen los cuatro ingredientes, moví un poco el recipiente para que se mezclara bien.
“Supongo que aquí termina nuestra encantadora relación, a partir de ahora te va a tocar seguir comiéndole la oreja a Saxor” hablé mentalmente para que la voz de la cabeza me escuchase.
No es algo que me disguste o aburra. Verle llorar siempre es divertido.
Suspiré y miré hacia otro lado tras escuchar las palabras del ente, no me gustaba nada el tono con el que había dicho aquello ¿desde cuando sufría Saxor a aquel impresentable? Tampoco importaba ya, por fin volvería a mi cuerpo y mis elegantes prendas.
—A vuestra salud, caballeros —sonreí acercándome la poción a la boca y tapándome la nariz con los dedos antes de beberla.
La táctica de Kairi dio resultado, derrotando al dragón y dejándoles el camino libre. Los dos Aprendices cruzaron la puerta con la estrella.
Estaban ahora en un despacho con ventanas en forma de estrellas y una luna creciente. Había estanterías llenas de libros, una mesa de escritorio y en la silla se encontraba un anciano dormido con túnica de mago y una larga barba.
- Debe ser Yen Sid.
Al poco rato llegaron Neru, el cuerpo de Saxor y Alec.
- ¡Eh, tú, devuélveme mi cuerpo! - le gritó Neru a Saxor, por lo que Kairi dedujo que se trataba de Hiro. Pero entonces... ¿Qué lío de cuerpos habían tenido ellos?
- ¿Kairi? ¿Eres tú? Hemos estado cambiando cuerpos todo este rato... ¿Quién está en el cuerpo de...? - preguntó el mago morado.
Antes de que el supuesto Alec terminara de hablar, apareció Maya saliendo de una partitura que había en un atril y de la que salía una densa niebla.
- ¿Maya? ¿Estás bien? No te preocupes, soy Neru. Antes de que lo preguntes, la torre nos ha cambiado los cuerpos a casi todos...
- Ah, eres Neru. Yo sí soy Kairi, antes intercambié cuerpo con Maya - comentó la pelirrosa. Entonces aquel Saxor debía ser Alec - . Pero por alguna razón recuperé mi cuerpo sin hacer nada...
- Oh, así que es eso... Vosotros también... - Maya miró a Kairi, a lo que esta asintió.
- Ya me encargo yo de ella. Llevo un pergamino para despertar a Yen Sid bajo la chaqueta, usadlo si vuestro método no funciona. - explicó Alec. Luego se dirigió a Maya - . ¿Te encuentras bien realmente, Maya? Se lo peligrosas que son estas partituras, yo quedé atrapado en una cuando vine por primera vez aquí. ¿Has visto algo extraño? Puedes contármelo sin problemas.
- Bueno, creo que hay otro mundo ahí dentro... O eso parece... En él se encontraba Yen Sid, parecía estar siendo torturado de alguna forma... También había una bestia alada gigantesca y un hombre con el pelo largo y plateado, que fue quien me devolvió aquí. Tenemos que ayudarle. Su cuerpo se estaba volviendo negro poco a poco, y quién sabe qué ocurrirá una vez acabe.
>>Ah, respecto a los cambios de cuerpo, tengo esto. Es una poción anti-maleficios. Tengo dos, pero supongo que con una debería ser suficiente para todos si os la repartís, ya que quiero guardar la otra para intentar curar a Yen Sid como último recurso. Para usarla debéis añadir un cabello de cada uno de los "malditos" y al consumirla se revertirá el efecto y volveréis a la normalidad.
- Así que por eso recuperé mi cuerpo antes. Bien hecho Maya - sonrió Kairi. Al final había sido buena idea que se llevara su sombrero.
- Hiro, abre la caja cerca de Yen Sid - dijo Neru. Rápidamente, el cuerpo de Neru dejó a Goei en el escritorio, parecía igual de débil que Guilmon. Despues abrió la caja cerca de Yen Sid, esperando que surtiera efecto.
El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.
Nuestra estrategia resultó perfecta. Gracias a la distracción de Kairi, la técnica de Hiro impactó sin problemas en la criatura con aspecto de dragón, siendo destruida al instante. Menos mal que estaba debilitado de antes, si no nos habría costado bastante más hacerle frente. Aunque si estaba debilitado... significaba que alguien había pasado antes que nosotros.
—Guilmon no sabe dónde está...—oí entonces la voz de Guilmon en donde lo dejé. ¿Tan rápido se ha despertado? Bueno, mejor.
—Guilmon, ¿te encuentras bien?—pregunté cuando me acerqué a él. El pequeño reptil ladeó la cabeza, al extrañarse de que le hablara así. Claro, que estoy en el cuerpo de Hiro...—Ah, soy Saxor... Nos han cambiado los cuerpos—me expliqué para que dejara de estar tan confuso.
─Ah—empezó a olisquearme nada mas explicárselo, pero no pudo reconocer ningún olor mío, al parecer—Guilmon se encuentra muy cansado...
—Pues entra en mi mó-—me corté al recordar que yo no tenía mi propio teléfono móvil—Eh... entra en el teléfono de Hiro, y desde ahí te envío por mensaje.—sugerí, a lo respondió siendo rodeado por una esfera amarilla. Esta se hizo más pequeña progresivamente hasta entrar en el móvil de mi compañero. Tras toquetear un poco el aparato, conseguí enviar el mensaje con Guilmon en él. Una vez terminado, nos dirigimos hacia las escaleras.
***
Al atravesar la puerta, nos encontramos con una habitación circular, decorando las paredes con ventanas que tenían formas de luna y estrellas. El despacho poseía estanterías con libros hasta arriba, había objetos bastante peculiares y una larga mesa, y junto a ella un hombre entrado en años durmiendo. Una partitura emitía una neblina negra que se dirigía y envolvía al mago.
─Debe ser Yen Sid.
Antes de que pudiera responder, por la misma puerta entraron tres personas: Hiro, Neru y Alec. Por lo que había pasado a Maya, supuse que Alec y Neru tenían los cuerpos intercambiados también.
─¡Eh, tú, devuélveme mi cuerpo!—...aunque la persona que reclamó el cuerpo fue totalmente inesperada.
—Eh... ¿Hiro? ¿Entonces quién está en mi-?—mi frase fue cortada cuando notamos que alguien salía de la extraña partitura. No era ni más ni menos que Maya. ¿Qué le habría pasado?
—¿Maya? ¿Estás bien? No te preocupes, soy Neru. Antes de que lo preguntes, la torre nos ha cambiado los cuerpos a casi todos...—ante esas palabras, solo quedaba un candidato para mi cuerpo: Alec, quien lo había confirmado cogiendo su sombrero y poniéndoselo en "mi" cabeza. Crucé los brazos y lo observé con algo de decepción... Definitivamente los sombreros no me quedaban bien.
─Bueno, creo que hay otro mundo ahí dentro... O eso parece... En él se encontraba Yen Sid, parecía estar siendo torturado de alguna forma... También había una bestia alada gigantesca y un hombre con el pelo largo y plateado, que fue quien me devolvió aquí. Tenemos que ayudarle. Su cuerpo se estaba volviendo negro poco a poco, y quién sabe qué ocurrirá una vez acabe.
Por lo que contó la cosa no iba para nada bien. Yen Sid estaba en peligro y se nos acababa el tiempo. Entonces Maya nos reveló por qué Kairi había recuperado su cuerpo de repente.
>>Ah, respecto a los cambios de cuerpo, tengo esto. Es una poción anti-maleficios. Tengo dos, pero supongo que con una debería ser suficiente para todos si os la repartís, ya que quiero guardar la otra para intentar curar a Yen Sid como último recurso. Para usarla debéis añadir un cabello de cada uno de los "malditos" y al consumirla se revertirá el efecto y volveréis a la normalidad.
—¿Un cabello? Dime que esto no se ha de beber—comentó Alec con bastante desagrado. No, a mí tampoco me gustaría tener que probar eso, pero seguramente no tuviera más remedio.
—Hiro, abre la caja cerca de Yen Sid—comentó Neru mientras yo me arrancaba un pelo del cuerpo de Hiro. Lo eché una vez la caja ya estaba abierta. Al menos esperaba que el mal sabor de boca no se conservara una vez recuperara mi cuerpo.
Mientras los aprendices se organizaban echando los pelos en la pócima que Maya ofrecía, Hiro abrió la caja de música. Dentro, una pequeña figurita de Mickey, vestido con tutú y colocado en la típica posición de bailar ballet, empezó a girar a la vez que una desagradable y molesta música sonaba. ¿Que por qué era molesta? Porque básicamente parecía que alguien hubiera grabado una colección de pedorretas, eructos, risas, y todo tipo de sonidos irritantes.
Yen Sid ni se inmutó.
Viendo el fracaso de la caja de música, si Neru probaba la sugerencia de Alec, descubriría que también era otro chasco. En el pergamino sólo había dibujada la cara de Mickey sacando la lengua, y debajo la palabra «PRINGADOS».
Los aprendices se encontrarían sin opciones, pero antes de que pudieran plantearse qué hacer, la puerta lateral del desván se abrió de golpe.
—¡Vaya, vaya, así que los ratones han conseguido llegar hasta aquí! ¡Qué sorpresa! —El Mickey oscuro, que ahora parecía una auténtica sombra con todo su cuerpo de un intenso color negro (a excepción del sombrero puntiagudo de su cabeza, que conservaba su color), aplaudió lentamente—. Pero no vais a poder fastidiarme la diversión, ¡no sin esto!
Levantó las manos, mostrando lo que tenía en ellas: en la izquierda, la caja de música del grupo de Tierra de Partida; y en la derecha, el pergamino enrollado de Alec. Ambos objetos brillaron levemente, antes de ser absorbidos por la piel del ratón.
—¡Que empiece la fiesta!
Al mismo tiempo que Alec se bebía la poción (a la cual todos los malditos, incluidos Hiro y Neru, habían echado un pelo), Mickey chocó ambas manos. Un fuerte destello envolvió la sala, y cuando desapareció volvieron a encontrarse en un lugar diferente al desván, pero conocido. Sala redonda, paredes y techo decorados como un cielo nocturno llenos de estrellas, ninguna puerta ni ventana a la vista... Era el mismo lugar al que habían caído al activar la trampa del primer escalón, al entrar en la torre. Todos los aprendices estaban allí, incluidas las mascotas, pero de Yen Sid y su desván ni rastro.
La nota positiva, al menos, era que la pócima (que a Alec le supo horrible) había funcionado. Sólo hizo falta que él la bebiera, para desatar una reacción en cadena que devolvió a cada uno a su cuerpo correspondiente. Armas, ropa, todo volvía a estar donde debía. Aunque puede que Saxor echara de menos una poción...
Mickey se elevó en el aire, riendo a carcajadas, mientras un símbolo morado (ya conocido por ellos) aparecía en su pecho.
¡Bienvenidos al final boss de la trama! Será más difícil que las peleas anteriores de la trama, así que esforzaros al máximo. ¡Al menos ahora volvéis a tener vuestras habilidades reales!
Nota: Antes me he fijado en que DJ y Red no esquivaron un Electro que les lancé con Goei. Si pongo un ataque al final de un post pero no pongo directamente que os alcanza, significa que podéis esquivarlo simplemente escribiendo que os apartáis, rodáis a un lado o algo parecido. Tenedlo en cuenta para este post.
Nota2: Saxor, la poción se la desconté a Helco, no te preocupes, pero en términos interpretativos usó una de tu personaje.
