MayaLa cálida luz envolvió a la pequeña (nunca mejor dicho) aprendiza, cegándola momentáneamente. No podía ver, pero sí escuchar. Pues una voz llegó a los oídos de la chica, una voz femenina que parecía hablar desde el centro de la misteriosa luz.
Deprisa, soñadora, el tiempo se acaba. La torre tiene pesadillas. Pronto, ya no habrá vuela atrás.Cuando Maya pudo abrir los ojos, la luz había desaparecido. Pero la chica ya no estaba sola en la entrada de la torre. Un extraño animal, que había aparecido como de la nada, la observaba. Era mucho más grande que ella, por supuesto, debido a la transformación progresiva que afectaba a la aprendiza, y parecía una especie de... ¿Perro? ¿O tal vez era un gato? Resultaba difícil de decir. Tenía el pelaje de color azul y blanco, con un extraño símbolo en el pecho y un pequeñito cuerno rosa en la frente. Con la lengua fuera, observaba a Maya con aire alegre.
Despierta al mago. Salva la torre.La voz habló de nuevo, aunque era imposible saber de dónde salía (del animal no, desde luego). Entonces, sin previo aviso, la misteriosa criatura agarró a Maya con la boca, lanzándola con bastante destreza a su lomo para que se agarrara, y echó a correr escaleras arriba.
¡Maya se unía a la carrera... con un inesperado compañero!
Saxor, Neru & KairiAl atravesar la nube azul, Guilmon y sus tres jinetes llegaron a una amplia sala redonda, sin ningún tipo de decoración excepto pequeñas esculturas con forma de estrella, que bien podían ser lámparas apagadas. No había nada en especial allí, a excepción de una puerta en el otro extremo que podrían ir a abrir para seguir avanzando.
Pero cuando Guilmon hubo dado dos pasos, algo se enredó en sus piernas, provocando que cayera al suelo de frente. Los tres pequeños aprendices tuvieron que agarrarse bien a las orejas del pobre lagarto, o también acabaron cayendo dolorosamente al suelo, aunque sin hacerse nada grave.
¿La causa de la caída? Una extraña enredadera verde con pinchos, que se había enredado en las piernas de la mascota de Saxor. El culpable podría haber sido el otro aprendiz de Bastión Hueco, o tal vez un nuevo ataque de sincorazón, pero la respuesta no fue la que se habrían imaginado. Porque de la nada surgieron cuatro figuras en mitad de la sala, tres idénticas y una distinta a las demás.
Tres flores, amarillas y azules, y un caracol morado de gran tamaño. Los cuatro tenían el mismo símbolo en una parte de su cuerpo y, por supuesto, eran más grandes que los ratones de la llave espada.
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Las tres flores se habían colocado en una fila horizontal, agitando sus pétalos de forma amenazante, mientras que el caracol se había quedado atrás, más cerca de la puerta de salida.
Desde luego, no les dejarían pasar por las buenas. Siempre podían retroceder y volver a la bifurcación anterior, o quedarse, plantar cara y luchar contra las misteriosas criaturas. Pero, ¿podrían pelear en aquel estado?
HiroGoei descendió y descendió, ¡casi parecía que aquellas escaleras no terminaban nunca! Hasta que, por fin, llegado a un punto, apareció un pequeño descansillo en las escaleras. Desde allí, volvía a haber varios caminos posibles, aunque esta vez sólo fueran dos. Unas escaleras que ascendían, y otras que bajaban.
Al místico
Grillo, invocado por Hiro para que le diera suerte (aunque irónicamente, casi era igual de grande que él), le gustaba el camino que ascendía, pues fue dando saltitos hasta el primer escalón. ¿Sería la mejor opción ir por allí? Quedaba a juicio del aprendiz medio perro medio ratón.
Pero mientras se decidía, Hiro descubriría que no estaba solo. De pronto, dos figuras sobrevolaron a Goei, acompañadas por un desagradable graznido y de un hechizo eléctrico que cayó a pocos centímetros del moguri.
Cuando dejaron de moverse, manteniéndose en el aire agitando sus alas, Hiro podría ver qué eran. Parecían búhos morados, con las plumas de las alas de color azul, e inquietantes ojos rojos que se clavaban en el aprendiz. En el centro de su pecho, relucía un misterioso símbolo.
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Una cosa estaba clara: amigables no eran. Hiro podía luchar, o intentar huir por uno de los dos tramos de escaleras, pero lo más probable era que les siguieran. También podía intentar pelear mientras Goei subía o bajaba los escalones, aprovechándose de su buena puntería.
La pregunta era: ¿iría hacia arriba o hacia abajo?
Alec (& Maya)Al abrir y cruzar la puerta (por suerte, no estaba del todo cerrada y la gata pudo empujarla lo suficiente como para pasar), Alec llegó a una amplia sala redonda, sin ningún tipo de decoración excepto pequeñas esculturas con forma de estrella, que bien podían ser lámparas apagadas. No había nada en especial allí, a excepción de una puerta en el otro extremo que podría intentar abrir para seguir avanzando.
Pero cuando Ilana alcanzó el centro de la habitación, los problemas llegaron. Un sonido, parecido al que podría producir un piano al tocar una tecla, resonó en la sala, y algo golpeó a la gata del brujo, empujándola hacia atrás con violencia. Como salidos de la nada, tres figuras se desvelaron como las culpables del ataque. ¿Tres gatos?
Aunque eran gatos extraños, sin duda. De color púrpura y azul oscuro, tenían seis patas (sí, seis) y una cola con la forma de una nota musical, además de cascabeles en las puntas de las orejas y en el cuello. Sonreían, mirando a su compañera gatuna con sus inquietantes ojos rojos, fijándose sobre todo en el brujo ratón que la montaba.
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Si Alec se fijaba, los tres tenían un extraño símbolo en el pecho, pero no sería uno que reconociera a simple vista. Los gatos no iban a dejarle pasar como si nada, por lo que el brujo tendría que luchar si quería abrirse camino.
Pasado un minuto, alguien más irrumpiría en la sala, aunque esta vez entrando por la misma puerta que el brujo: Maya y su misteriosa montura azul. El animal, al ver a los gatos, daría un respingo y soltaría un gemido lastimero, como si les tuviera miedo.
Toda la alegría que había demostrado mientras subía las escaleras dando rápidos botes (y posiblemente mareando a Maya con tanto salto), se esfumó. Agachó las orejas, y retrocedió hasta que chocó con una pared, lo más lejos posible de los mininos. Si querían luchar, no podrían contar con él.
Aunque siempre les quedaba volver hacia atrás y elegir un nuevo camino, claro.
TodosTarde o temprano, todos los aprendices notarían un nuevo efecto en su
ratonificación. Los incisivos centrales de todos se habían alargado de una forma que asimilaban los dientes de los ratones; y encima sus orejas se habían redondeado y agrandado, además de haberse llenado rápidamente de pelo por la parte de fuera.
Poco a poco, iban pareciendo más ratones que humanos. A la transformación le debía de quedar poco para terminar...
Alec [Ratonificación]
VIT: 20/20
PH: 17/28
Ilana
VIT: 30/30
PH: 20/20
Hiro [Ratonificación] [Invocación Grillo activada]
VIT: 28/28
PH: 20/28
Goei
VIT: 18/18
PH: 5/10
Kairi [Ratonificación]
VIT: 22/22
PH: 14/20
Saxor [Ratonificación]
VIT: 46/46
PH: 24/32
Guilmon
VIT: 24/24
PH: 12/12
Neru [Ratonificación]
VIT: 26/26
PH: 15/22
Maya [Ratonificación]
VIT: 34/34
PH: 32/32
Fecha límite: sábado 28 de febrero.