Tierra de Partida—
Margarita, dale la tarjeta a Alvin para que abra la puerta de la derecha y si es una trampa ya sabremos que debemos de estar prevenidos. Tu y yo trataremos de retener de momento a esos tres, pero ten cuidado y si eso quédate detrás mía.Margarita observó a Maka por unos momentos, sin llegar a creerse que de verdad estuviera dispuesta a picar en una trampa tan obvia. Al final suspiró resignada y asintió, aferrando con mayor fuerza la fría barra de metal en su mano derecha mientras sacaba la tarjeta electrónica para entregársela a Alvin.
Y ese fue el momento decisivo. Los sincorazón se abalanzaron encima de los tres muchachos nada más dar estos unos primeros pasos, dispuestos a arrebatar sus corazones sin ningún tipo de misericordia. La primera en alcanzarlos fue una Neosombra, que con apenas un segundo ya se había echado encima de Maka. El ser de oscuridad le propinó un potente zarpazo a la chica, que para sorpresa de todos los presentes, logró bloquear y mantener a raya gracias a su barra de metal.
—
Venga Alvin, ¡corre!Alvin echó a correr como alma que llevaba el diablo tras las dos mujeres del grupo, temblando como un flan y con la tarjeta electrónica en la mano, directo a la compuerta de la derecha. La segunda Neosombra alcanzó a Margarita, que no pudo resistir tanto como Maka en un primer momento. Esta retrocedió dos o tres pasos, haciendo un gran esfuerzo para mantenerla sujeta, pero al final logró pegarle un peligroso zarpazo en el estómago.
Maka por su parte también tuvo problemas pues la criatura de pronto se fundió, de forma literal, en el suelo, tornándose un charco negro que pasó bajo sus pies a gran velocidad. El monstruo se materializó a sus espaldas y, veloz como era, le propinó un zarpazo a la aprendiz, que cayó al suelo sin remedio.
Entretanto el enorme monstruo del escudo apenas había logrado dar un par de pasos, y tampoco parecía estar preparado para hacer nada peligroso. La cabeza de perro del escudo se movía frenética, buscando una nueva presa.
La Neosombra finalmente saltó sobre Maka, mientras la otra empujaba a Margarita contra la pared: estaban perdidas. La chica de Tierra de Partida pudo defenderse, sin embargo, en el último momento, ya fuese empleando tanto la barra de metal o la Llave Espada. Como fuera, justo cuando le estaba a punto de dar el golpe definitivo una enorme y ardiente llamarada atravesó la habitación, incinerando a la sombra que tenía como objetivo Maka.
—
¡Maka! —exclamó una voz proveniente de las escaleras, masculina y ya familiar para la muchacha.
Se trataba de Simon, que exhibía en ese momento un aspecto cuanto menos lamentable: la gabardina manchada de sangre —no suya— y polvo, así como un feo mordisco en la mano izquierda. Tenía los pelos revueltos y mostraba una expresión de evidente cansancio. Acto seguido apuntó a la Neosombra restante y disparó un
Piro, logrando apartarla a un lado. Margarita le observó confusa.
—
Gracias...—
¿A qué esperáis? —apuró Alvin, que ya había atravesado la puerta.
—
Hablaremos luego. Vamos, las dos.Simon les indicó a las dos que se apresuraran, quedando él detrás cubriendo con su arma de fuego y sudando la gota gorda. Nada más pasar ambas por su lado la Neosombra restante se reincorporó, y la cabeza de can colocada en el escudo del otro comenzó a brillar con una tonalidad azulada.
El hombre soltó un gruñido apenas audible, disparó un nuevo
Piro y marchó tras el grupo, quedando todos tras la puerta. Casi no lo contaban. En ese momento pudieron contemplar ante ellos un pasillo de las mismas características que la sala anterior: paredes y suelo recubiertos por acero blindado, y con forma circular, como si estuviese rodeando la sala central en la que se encontraban los tubos.
—
¿Ya os conocéis? ¿De dónde has salido y cómo te llamas? —preguntó Margarita, tanto a Maka como a Simon, todavía con el pulso acelerado.
—
Esos Villanos Finales me han tendido una trampa y he salido vivo de ahí, eso es lo importante —explicó, luego se fijó en la aprendiz—
. Maka, tienes un aspecto horrible. ¿Acaso...? —Simon, perplejo como estaba, negó con la cabeza, intentando restarle importancia—
. No importa, hay una cura en este nivel. Podemos curar esto. ¿Y Becca, la has visto?Una vez Maka respondiera y explicara todo lo que creyese oportuno —¿se fiarían Alvin y Margarita de Simon?—, el hombre le dio una palmada a la aprendiz en el hombro derecho, a modo de ánimo, y avanzó hasta la altura de Alvin, pidiendo la tarjeta electrónica. El chico, pálido como un fantasma, se la entregó.
El pasillo era un poco largo, y también llegaba a causar cierta claustrofobia. Tenían básicamente tres salidas posibles. Una puerta electrónica en la pared izquierda a mitad del recorrido, decorada con cristal reforzado y que daba acceso a la sala central de los tubos, al igual que la puerta central de la sala anterior
Las dos restantes en la pared de la derecha:
La primera, gigantesca y protegida con cristal reforzado también, daba acceso a un enorme y oscuro túnel vertical, con la anchura suficiente como para dejar pasar una plataforma muy grande. Las paredes mostraban grietas y signos de desprendimientos, sin duda, algo enorme había caído por allí.
La segunda en cambio estaba más adelante, y a su lado se podía apreciar una ranura donde insertar la tarjeta de los pines, acompañada de una especie de teclado y pantallita negra. Por mucho que pulsaran sin haber insertado el objeto previamente, no se encendería ni funcionaría.
—
No parece ninguna trampa. ¿Acaso... nos está ayudando alguien?—
A estas alturas no me extrañaría —comentó Margarita, avanzando un paso con confianza—
. ¿Pero no os tendieron una trampa a vosotros por hacerle caso a un mensaje?—
Sí, me avergüenza decirlo, pero es así. Y lo peor es que Maka, con lo novata que es, ha pasado por lo peor. Lo que están haciendo aquí, a escondidas de la ley, es imperdonable. Han roto muchas normas, tanto de la Orden como de la Federación. Tenemos que acabar con esto.A continuación Simon, llevado por la curiosidad, probó a insertar la tarjeta en la puerta del teclado. La pantallita se iluminó con una tonalidad verde y, según rezaba un cartelito adyacente, se pedía insertar una contraseña. Tenían solo tres intentos para probar con una palabra de longitud variable, se admitían números, caracteres extraños como guiones o arrobas, y letras mayúsculas y minúsculas. Si los tres intentos fallaban simplemente se detonaría una cuenta atrás que volaría el laboratorio y toda la zona de la ciudad por los aires. ¡Qué locura!
—
Ese Mateus... Es plenamente consciente de lo que está haciendo aquí, y por eso no tiene ningún reparo en destruir todo esto con sus subordinados dentro si hace falta.El hombre, tras unos segundos meditando, probó a insertar una palabra en especial:
Emperador. Pero la pantalla emitió un tono rojizo intermitente por unos instantes, con un molesto y profundo pitido: había fallado, y ahora solo le quedaban dos intentos... ¿Qué palabra podía ser la correcta?
Fuera como fuese, aun si decidían probar los tres intentos —ni Simon, ni Margarita ni Alvin lo intentarían, por lo que quedaba en manos de Maka—, tenían que moverse. La compuerta del ascensor se encontraba bloqueada, pues ya no existía ningún elevador con el que subir o bajar.
Así pues, solo tenían dos opciones: ir a la sala central, donde los enormes tubos de líquido azul o regresar a donde los sincorazón.
Bastión HuecoEl grupo de Bastión Hueco se volvió a reunir tras haberse separado... ¡nada más comenzar la misión, nada menos! Sin ninguna duda aquello era lo mejor que les podía pasar...
—
Debemos ir a la tercera planta…—
La cura para el suero está allí—
¡Venga, todos a las escaleras!—
¡¿Qué, en serio?! ¡Vamos, Vic, corre!Y claro, todos allí tenían información vital excepto los dos hermanos, que ni siquiera sabían que existía una cura o cuántos niveles del laboratorio había. Pero esa era su oportunidad para lograr salir de allí, ¿no? Ya cargaban con mucho mérito a sus espaldas para haber sobrevivido por su cuenta durante tanto tiempo.
Aun con esas los sincorazón no les iban a dejar avanzar, deseosos de sus corazones.
—
¿¡Por qué ahora!? Voy a atraerlos hacia mí, vosotros atacad.La maestra Shinju asintió cuando Ragun propinó un
Golpe contundente a la sombra más cercana, que no pudo hacer nada contra la fuerza bruta del muchacho. El ser se desintegró en volutas oscuras nada más recibir el impacto. La mujer por su parte lanzó un hechizo de nivel básico desde la punta de su Llave Espada, haciendo retroceder a otra sombra de las cuatro restantes.
Los monstruos se abalanzaron sobre ellos sin piedad. Nikolai se incorporó como pudo y Nathan, preparado para salir de allí a toda costa, avanzó dando golpes a diestro y siniestro, acompañado de su hermana.
Ragun por su parte tomó una
Ultrapoción y empleó
Señuelo. El efecto fue inmediato: los sincorazón y los muertos vivientes más cercanos posaron su mirada sobre él, pero el chico ya iba preparado. Los golpes fueron letales para todos los enemigos por igual, lo que le permitió a los demás una vía libre hacia las escaleras.
El brujo, que había desaparecido entonces de la vista de todos, se materializó en una posición cercana a la de Nikolai, alzando su báculo en dirección a la Estocada Oscura. El aprendiz entonces utilizó
Tajo planar, clavando su propia arma en el suelo y consiguiendo que la criatura detuviese su ataque. Se encontraba malherida, pero no derrotada, hasta que la alcanzó un segundo golpe que sí la desintegró.
Pero la última de las neosombras, que se encontraba lejos del alcance del señuelo, se abalanzó sobre la maestra y los dos hermanos, a lo que Saic lanzó un
Asynchro que lograra, cuanto menos, aturdirla unos momentos. Un potente golpe de Nathan consiguió hacerla desaparecer, para su sorpresa.
Con todo habían logrado despejar el pasillo en su totalidad, así que tenían acceso al tercer nivel. Subir las escaleras a toda prisa les llevó un poco de tiempo, principalmente porque que eran bastantes escalones y que Nikolai tenía problemas con su pierna. Escuchaban de fondo el ruido y los gruñidos de las criaturas que avanzaban de forma lenta pero sin pausa por el mismo pasillo del que habían escapado. Si seguían a ese ritmo no tendría nada que temer.
Al alcanzar el tercer nivel se encontraron en una sala circular de metal blindado con tres salidas posibles: una puerta mecánica a la derecha, otra puerta mecánica a la izquierda, y una puerta con un cristal reforzado que dejaba entrever lo que había más allá: una habitación todavía más grande llena de tubos verdes con un líquido azul por dentro. Esta última sin embargo, no la pudieron abrir, pues aun con la tarjeta electrónica daba una especie de error, como si no tuviese los privilegios necesarios para poder abrirla.
En el centro de la habitación quedaba una neosombra y un enorme sincorazón que cargaba un escudo con cabeza de perro. A la sombra la pudieron vencer sin problemas con un golpe, pues ya estaba herida de antes. Y el enemigo restante era tan lento que no tenían de qué preocuparse, aun así podían perder el tiempo acabando con él. Dos o tres aprendices juntos podían hacerlo en un momento sin problemas si atacaban con todas sus fuerzas en su espalda.
En ese instante les llegó un mensaje al móvil:
¡̽ͩͩ͗̇V̛̅ͥ̿͛̿̾̄e͒̌ͮ͌ͧͤ̉͗ ̵̨ͨ̓̽p̨̛͋̋͂̾̓̑o͐̃̀̄̃͞ȓͫͨ̅̓ͫ͡ ͌͆ͬ̈̓́̿͌ͫ͘͜l̡̡ͤ̓̐͌ͭ̈̌ͤa͗ͪ́͆̋͛̆́́ ͂́ͭ̂ͪ̅d̏̉͋͗̚̕͢è̀̐̍ͥ͂̌͝r̓̌̾͛͗҉̷́ȩ̓ͮ̽̄ͪ̃͟c̆̒h̢̄͌̓̄̀a̡̛̍̔!̄ͨͦ̃͌̈́̾
—
No le hagáis caso, es una trampa. Como todo lo demás. —afirmó, con un tono que denotaba cansancio y hartazgo.
La maestra Shinju estaba dispuesta a ir por la izquierda, y las únicas personas allí con una tarjeta electrónica eran Nathan y Nikolai: dependía de ellos por dónde ir, si hacer caso a la maestra otra vez o ir por su cuenta.
Nota: En este punto vuestros personajes pueden tomar cualquiera de los caminos: ir por la izquierda o ir por la derecha. Podéis incluso dividiros si queréis, pero tened en todo momento que debe estar argumentado por vuestra parte en el post que vayáis a escribir.
Si vais por la derecha haciendo caso del mensaje encontraréis lo mismo que Maka, además de toparos con su grupo. Podréis probar a utilizar contraseñas que se os ocurran en la puerta misteriosa (si Maka no ha gastado ya los dos intentos restantes), con el riesgo que conlleva. Si optáis por la izquierda, haciendo caso omiso del mensaje, os encontraréis con lo que describiré a continuación.
Shinju os acompañará en caso de ir todos juntos, sino irá por la izquierda.
La contraseña de la puerta es una palabra que ha salido a lo largo de la trama, dependerá de vosotros acertar... o no ^^
El pasillo de la izquierda era simétrico al de la derecha, lo que las puertas estaban colocadas de forma inversa. En la pared de la derecha, más adelante, se encontraba una salida con cristal reforzado —similar a la puerta central de la sala anterior, la que no pudieron abrir—, y que llevaba al mismo lugar, el sitio enorme con tanques llenos de líquido.
Por otra parte, en la pared izquierda había una habitación oscura y fría, vacía. Apenas encontraron muebles, excepto un servidor informático al fondo bajo una mesa con numerosos monitores que vigilaban distintas zonas de la ciudad y de las propias instalaciones, así como distintos dispositivos de conexión informática. Y si se fijaban bien en la pantalla principal comprobarían que tenían abierto un programa para enviar mensajes automáticos. La silla frente al ordenador estaba mal colocada y caliente, lo que daba a entender que hasta hacía casi nada alguien les había estado espiando desde allí... ¿Mateus, quizá? No encontraron nada más aparte de eso, podían investigar en el ordenador si lo deseaban, apagarlo o destrozarlo a base de porrazos. Lo que les diera más rabia. Hasta podían probar a escribir un mensaje y enviarlo, sus móviles reaccionarían de inmediato con el susodicho envío.
—
¡Esto es un ultraje! Desde el principio... Nos enviaron el mensaje desde aquí. ¡Es humillante! —expresó, claramente cabreada y resoplando para mantener el control.
Como fuera, a menos que quisieran volver tras sus pasos e investigar el pasillo restante, el único camino que les quedaba era acceder a la enorme sala central...
TodosAl entrar en la sala central todos pudieron ver lo mismo con sus propios ojos: los tubos de líquido azul eran enormes, medirían al menos dos metros y medio cada uno. En su interior se podían apreciar los cuerpos de criaturas extrañas, deformes y con características de todo tipo. Algunas parecían haber sido humanas, otras en cambio eran auténticos monstruos: había niños, adultos, animales, alienígenas... Todo por igual.
Se encontraban sumidos en un profundo letargo, flotando en medio del tanque, con decenas de tubos y cables conectados a través de todo su cuerpo. Si se acercaban lo suficiente comprobarían que, en algunos casos, los seres abrían con dificultad los ojos, de color negro azabache, para luego sumirse en el sueño de nuevo. Pero no reaccionaban más allá de eso excepto algún caso donde daba golpes contra el cristal, intentando alcanzarlos. La mayoría parecían tener la mirada perdida en algún lugar. Aquello era terrorífico e inhumano.
—
Tenemos que encontrar la cura, centraos en eso y todo irá bien. —les aconsejó Simon, histérico y asustado, a su grupo.
—
¡Rápido, rápido! Se nos acaba el tiempo. —apuró Shinju al ver a sus aprendices, que se empezaban a encontrar mal, todos por igual.
Y en medio del horror ambos bandos se terminaron cruzando. Entre Simon y Shinju saltaban chispas, dependía de los aprendices aliviar la tensión de una inminente batalla entre ellos o no.
Pero en cuanto hubiesen intercambiado algunas palabras, si lo hacían, alguien les interrumpió.
—
Portadoresss de la Llave —resonó la siniestra voz desde algún punto de la sala central, al fondo—
. Soiss muy inssissstentesss, pero la sssuerte sse acabó aquí. No vaisss a avanzar másss.Al fondo de la habitación todos pudieron verlo con claridad, ante la única puerta electrónica: Scarmiglione les impedía el paso, sonriente.
—
Bien dicho, Scarmiglione.Esa voz era inconfundible para la mayoría de los presentes, se trataba de la del profesor chiflado que les había sometido al experimento, y el que llevaba el laboratorio al completo. La compuerta a espaldas del Tirano Pútrido se abrió un instante para dejar ver al científico, que bajó unos escalones de metal hasta situarse tras su subordinado.
Hojo repasó, con una mirada fría y calculadora, a todos los presentes del lugar. Luego se ajustó las gafas.
—
Debo admitir que los Portadores sois sujetos dignos de estudio. Es emocionante analizar vuestras reacciones en entornos adversos para elaborar informes. Informes que permitan predecir vuestra conducta en un futuro —alzó los brazos un momento, como si estuviese tan orgulloso por esos supuestos resultados—
. Por supuesto, la Orden no se podía permitir que unos pobres desamparados muriesen solos en un mundo tan peligroso como este. Qué predecible.Una siniestra risa ya familiar para muchos se escuchó desde algún punto de la sala, pero no alcanzaban a ver quién era. ¿Petunia, quizá?
—
Y aun asssí habéisss sseguido picando en nuesstross planesss. Vosssotrass doss, venid aquí.Ante las últimas palabras de Scarmiglione tanto Maka como Victoria sintieron algo indescriptible por dentro. La orden se clavó en sus mentes, impidiendo que pudiesen pensar en otra cosa, por mucho que intentaran resistirse terminarían sucumbiendo tarde o temprano, y ambas acudirían a paso lento a la posición de los villanos. Si alguien incluso les intentaba impedir su marcha, atacarían con una fuerza bruta espeluznante para apartarlos de su camino. Las palabras de Scarmiglione resonaban una y otra vez en su cabeza, como si fuese un instinto tan básico como podía ser el comer cuando se tiene hambre o el propio acto de respirar.
Debían hacerlo.—
¡Maka!—
¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí!No pudieron oponerse. Hojo mostró una amplia y tenebrosa sonrisa.
—
Convencí a Mateus para que me financiara esta investigación, con la excusa de poder erradicar para siempre la Llave Espada o... ponerla bajo nuestro control.—
Invocad la Llave.Como la orden anterior, las palabras se clavaron en la cabeza de ambas, y las dos, tras un tiránico esfuerzo, invocaron sus Llaves Espada. Sus mentes y sus cuerpos estaban siendo controlados, pero no su corazón. La situación no podía ser más agobiante e insoportable para ellas.
—
Pero a mí siempre me ha gustado ir más allá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, imaginad lo que se podría lograr con esto: crear esclavos, ejércitos enteros o incluso una nueva raza de humanos superiores —cuanto más decía, más loco parecía. Además, acariciaba la cabeza a sus dos nuevas subordinadas, como si supiese de antemano que no podían oponerse a él—
. Hay tantas posibilidades...—
¡Estás chiflado, tío!—
No creas que vais a salir de aquí impunes. Habéis roto muchísimas normas, esto cuanto menos merece la prisión de por vida.—
A mí todo eso me da igual, pero no voy a dejar que te la lleves. No me pienso llevar una bronca de Nanashi.—
Estoy muy interesado en el del pelo morado, tiene una resistencia fuera de lo común, seguro que sería un sujeto de estudios magnífico. Gárland está de camino. Ahora bien, tenéis dos opciones: podéis rendiros sin ofrecer resistencia y nadie sufrirá de forma innecesaria...Se separó entonces de Maka y Victoria, pero todavía muy próximo a ambas, que seguían inmóviles observando a quiénes habían sido sus antiguos compañeros. Sintiendo, de alguna forma, las ganas de atacarlos.
>>
O bien morir, lo cual sería una pena.Scarmiglione avanzó un par de pasos hacia ellos y sacó su cuchillo oxidado, sonriente. Tras él se hallaban Maka y Victoria, paralizadas, y tras ellas, justo delante de los escalones metálicos que llevaban a la salida, Hojo.
¿Qué iban a hacer los demás, pues? ¿Atacar al archidiablo sin piedad, rendirse ante la evidente derrota que suponía la presencia de Gárland allí, o intentar negociar? El tiempo se les acababa, Ragun, Nathan y Simon empezaban a sentir los mismos efectos que sus dos compañeras, y que Scarmiglione les controlara a todos por igual solo podía significar una cosa: no iban a volver a salir de allí jamás, al menos no siendo ellos mismos.
Por otra parte, las dos chicas bajo el control del Tirano apenas podían pensar con claridad. Era muy complicado centrarse en lo que estaba pasando, simplemente se dejaban llevar y la vista se les emborronaba de vez en cuando. Cuanto más tiempo pasara, más control tendría el villano sobre ellas, pero en el fondo de su corazón, si todavía no se habían rendido, lo sabían: había esperanza. Todavía les quedaba la fuerza de voluntad de luchar, y aunque no fuesen dueñas de sus movimientos sí podían aprovechar el desconcierto del Tirano Pútrido para... ¿Para qué? ¿Qué harían si lograban liberarse de su yugo por unos preciosos segundos?
Solo ellas lo sabían.
Maka Cross:
VIT: 5/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie (controlada por Scarmiglione)
Nikolai Everard:
VIT: 14/26
PH: 4/20
Efectos secundarios: rodilla derecha rota. Te es imposible correr o utilizar correctamente habilidades de movimiento.
Saic:
VIT: 20/20
PH: 7/10
Ragun:
VIT: 63/108
PH: 20/54
Estado alterado: Zombie
Nathan Knight:
VIT: 2/4
PH: 0/4
Estado alterado: Zombie
Efectos secundarios: mordisco en el hombro izquierdo. Te va a costar manejarte mucho con este brazo.
Victoria Knight:
VIT: 4/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie (controlada por Scarmiglione)
*Ultrapoción retirada del inventario de Ragun.
Nota: Maka y Victoria están siendo controladas por Scarmiglione, y en principio no se pueden oponer a las órdenes del mismo. Aun así, con la suficiente fuerza de voluntad se puede intentar escapar de su control. Depende de cómo lo hagáis podréis liberaros o no (lo decidiré yo), y dejad claro lo que vais a hacer en ese caso.
Nota2: Si antes de entrar en la sala central (el único camino posible a seguir) decidís explorar los pasillos, podréis encontraros o no. Simon, Margarita y Alvin no volverán atrás, sino que seguirán adelante.
Fecha límite: Viernes 30 de Octubre
Faltas:
Soul: 1