[El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Participantes: Nikolai Everard, Ragun, Victoria Knight, Nathan Knight y Maka Cross

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Vie Sep 11, 2015 5:53 pm

Nikolai y Simon


Saic, ¿puedes salir un momento?

Tanto Simon como Scarmiglione se mantuvieron expectantes ante la aparición del Asistente Virtual. Ni qué decir que cuando se asustó al ver al villano éste sonrió con malicia. El miembro de Tierra de Partida continuó en cambio leyendo notas y papelitos de las estanterías, intentando dejar todo en su sitio y como estaba, al menos en la medida de lo posible.

Es mi acompañante de bolsillo, no te preocupes. Nos hará la vida más fácil en este mar de folios.

Está bien, pero procura no hacer escándalo.

Así pues, los tres se pusieron manos a la obra, buscando documentos que delataran a Mateus Palamecia y dejarlo en evidencia. Pero no encontraron nada que le mencionara. Igual por esa razón no se habían tomado las medidas de seguridad necesarias en esa habitación, ¿no? Nikolai se fijó primero en el escritorio del profesor, leyendo uno en particular que mencionaba algo sobre los monstruos que les habían perseguido por la calle.

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Informe número 472-C:
Los experimentos van en buen camino. Asentar la base aquí, en el Mundo Inexistente, le da a mi laboratorio las condiciones adecuadas y perfectas que necesitaba: escasa vigilancia, frío, oscuridad, instalaciones suficientes…

Y todo ha ido a pedir de boca, o eso me gustaría al menos contar. Los tres sueros desarrollados cumplen con su función pero no logro alcanzar mis verdaderos propósitos, estoy todavía demasiado lejos. Por ejemplo, tenemos el blanco, que induce un estado de delirio y náuseas en el paciente mientras devora y deforma su organismo poco a poco, en cambio, le otorga una fuerza sobrehumana. He comprobado que después de un largo tiempo expuesto a la sustancia es imposible revertir el estado al que he denominado como Zombie. No hay mejor nombre para describir sus efectos.

Los sujetos sometidos al suero blanco (AXJ-Z) suelen mantener la conciencia durante un pequeño periodo de tiempo, que me he molestado en calcular minuciosamente sujeto tras sujeto. La media está entre quince y veinte minutos, a cada cual se sufre más y más, deteriorándose hasta terminar siendo un cadáver viviente que hace honor a sus orígenes. Sería demasiado pretencioso llamarlos armas, pero tienen mucho potencial, demasiado… Y es mi tarea explotarlo.

En cambio, el suero azul (BYG-Z) sí logra contrarrestar los efectos. No “cura” al usuario como tal, como lo haría un hechizo curativo, pero sí logra detener la descomposición que provoca el AXJ-Z, permitiendo que el organismo la asimile y vuelva a su estado anterior. Como ya he dicho, los usuarios que han estado expuestos al menos un día o dos no se ven regenerados. Pero mis objetivos van bien: el virus no se puede curar con magia convencional.

Esta última situación me ha llevado a un siguiente punto muy importante. La idea principal es que ni siquiera el BYG-Z pueda regenerar los efectos del estado Zombie, así que he hecho unas pocas modificaciones creando un suero rojo (YYY-Z). Pero ha sido probarlo en dos o tres sujetos para descartar sus efectos: es demasiado fuerte. El paciente no aguanta su poder, que es el doble de potente: su organismo se pudre con demasiada facilidad pudiendo causar una muerte instantánea o deformar su estructura ósea y muscular hasta el punto de no servir para nada. Se terminan volviendo pasta: un organismo viviente, todavía con conciencia, que permanece en un estado vegetal.

Y aquí llega la pregunta estrella… ¿Sería todo diferente si se probase en un Portador de la Llave Espada? ¿Me darán sus análisis unos resultados diferentes? No puedo quedarme de brazos cruzados, debo averiguarlo…


Nikolai no lo logró leer con todo detalle debido a su extensión y a los nombres en clave tan raros que se usaban, pero era suficiente echarle un vistazo por encima para leer cosas como “estado vegetal”, deformaciones, y demás términos que hacían referencia a experimentos horribles en seres humanos. Aquel doctor, el tal Hojo, debía estar como una completa cabra. ¿Y no habían ido ellos allí directamente? ¿No les habían entregado en bandeja de plata el ingrediente especial para sus experimentos? Exacto, ellos mismos. Nathan había desaparecido sin dejar rastro en la ciudad… Igual lo habían capturado ya, sometiendo al pobre aprendiz a un experimento terrorífico. Quién sabía si era ya una bola de carne metida dentro de un tubo con agua verde.

El documento sobre Scarmiglione, sin embargo, no lo pudo leer en ese instante debido a los pasos que se acercaban por el pasillo. El documento de Simon sin embargo no era muy extenso, solo mencionaba en unas pocas palabras lo que él ya había corroborado: después del incidente de Villain’s Vale la persona encargada de esos documentos se planteó trasladar su laboratorio al Mundo Inexistente.

Tanto Simon como el aprendiz se apresuraron a ir a la habitación adyacente, sumida en la oscuridad más profunda. Scarmiglione pareció reacio a moverse al principio, pero cuando Nikolai le dio un pequeño tirón les siguió. Les dio tiempo, sin embargo, a esconderse. Porque aquella persona no había entrado en la habitación de primeras. Dejó la puerta entreabierta, murmurando algo, y luego sí entró.

Escucharon sus pasos, profundos y potentes, en la habitación en la que habían estado momentos atrás. Se respiraba la tensión en el ambiente.

Zande, ¿no te había pedido Mateus que fueses a por Barbariccia?

Solo quería asegurarme. Todavía quedan unos cuantos ratones correteando por ahí.

El primero que había hablado avanzó algo más, y entonces, pisó algo en el suelo. Algo que Saic no había podido retirar: el barro que llevaban sus zapatos. Se escuchó el pie de Hojo pisando la tierra, y éste se detuvo un segundo. Todo esto lo podían intuir por los sonidos que escuchaban desde adentro, porque se hacía imposible ver nada desde allí.

¿Um? —Y el silencio se apoderó de la habitación unos segundos—. Está bien, gracias. A todo esto, ¿has visto a Scarmiglione por el camino? Teníamos un experimento pendiente. —Nikolai notó cómo la criaturilla se encogía en su sitio, ¿aterrada?

No le he visto en todo el día.

Estará haciendo la guardia por ahí. Ya no se requiere de tu presencia aquí, así que fuera.

El tal Zande se marchó, y luego Hojo le siguió tras remover papeles en el escritorio. Si había echado en falta los que Saic o Nikolai habían recogido, no dijo nada. La puerta se cerró y de pronto, la luz de la habitación les cegó a todos. Simon había encontrado el interruptor de de las bombillas. Y lo que vieron no fue nada agradable: camillas, repartidas por todos lados, con cuerpos tapados por completo.

El hombre emitió un gruñido de hastío y volvió a apagar la luz. Pudieron salir los tres de nuevo al pasillo, o quedarse en el estudio de Hojo, como desearan. El caso es que Simon le pidió los documentos a Nikolai, o a Saic, el que los tuviese más a mano, y se quedó con ellos tras leerlos por encima. Por supuesto, un viajero como él no necesitaba nada de aquello, ¿no? El documento referente a Scarmiglione, en cambio, contaba que había sido el propio doctor y sus experimentos los que habían logrado, a raíz de la criatura, crear los tres sueros.

Y que tenía una estrecha relación con los seres que les habían acosado en la calle, pero no mencionaba nada más.

¿Entonces han creado a esos monstruos a partir de ti? ¿Por qué tú? ¿Quién eres realmente?

Scarmiglione retrocedió unos pasos, intimidado, pero finalmente abrió la boca.

Sssoy Ssscarmiglione, el archidiablo de la Tierra. Como habéisss esscuchado dessir al doctor, tenemosss un experimento muy importante entre manoss. He sssufrido mucho, pero ya sse asserca a ssu objetivo final.

Si no dependieramos de ti, acabaría contigo aquí mismo. Pero necesitamos saber dónde está el ascensor y rescatar a los que queden abajo. Aunque después de ver cómo se las gasta ese loco dudo que quede alguien con vida. Me pregunto si Becca y Maka estarán bien… —Esa última parte la había susurrado, más para sí que para los demás.

Ssseguidme, oss ayudaré porque el doctor no me cae muy bien, me hasse sssufrir mucho. El elevador sse encuentra máss allá.

Scarmiglione volvió tras sus pasos y dieron vueltas y vueltas por la guarida de los villanos. No encontraron a absolutamente nadie, como si se hubiesen esfumado de pronto. Hasta vieron puertas electrónicas abiertas, como si nadie se preocupara por dejarlas así. Total, no tenían nada que temer, ¿no? Era imposible colarse en su cuartel general.

Pasaron incluso junto a una puerta convencional, abierta, que daba acceso a una pequeña habitación blanca con camillas rotas y sábanas por el suelo: alguien había ofrecido resistencia antes de sufrir el peor de los destinos.


Ragun y Shinju


El golpe de Ragun fue letal. Primero lanzó una Flama Tenebrosa, intentando aprovecharse de la enemiga que no podía verlo ni sentirlo de ninguna forma, y a continuación le clavó su espada en el costado, atravesando a Barbariccia de lado a lado.

¡Ah…! N-no… ¿Q-qu…?

La mujer cayó al suelo, herida de gravedad e incapaz de moverse. No se volvería a levantar, eso seguro, por lo que después de unos instantes agonizando en el suelo terminó por quedarse allí tirada. Si estaba inconsciente o no, el aprendiz no lo comprobó, porque lo primero que hizo fue buscar en su ropa si había algo interesante… Si no fuese porque apenas llevaba ropa encima (¡iba en bikini!). Y no, la villana no parecía llevar sus pertenencias encima. Quizás se las había dejado dentro del laboratorio, imaginando que por una copa no se le iba a perder nada.

Pero ninguno de los dos tenía tiempo. El aprendiz se lanzó corriendo a toda velocidad al piso superior, en busca de la gramola. Alguna que otra mano le rozó y más de una bestia se le intentó tirar encima. Hasta le agarraron una pierna cuando intentó subir, pero se las apañó entre sus movimientos para continuar adelante. Shinju estaba acorralada también, y le miró con nerviosismo.

Y en efecto, en la gramola había un pequeño interruptor muy bien oculto. En cuanto lo presionó se abrió un pasadizo tras el aparato y la música dejó de sonar, dejando el bar con un ambiente muy trágico y triste.

¡Bien hecho!

Sin pensarlo la maestra se echó a correr detrás de Ragun —si había tomado la iniciativa— o le agarró de la mano para llevarlo consigo en caso de que siguiera allí plantado. Nada más pasar el pasadizo se volvió a cerrar, dejando a los dos en un pasillo blanco y gigantesco que descendía hasta algún punto que no alcanzaba la vista. Shinju jadeó por unos momentos y se limpió unas gotas de sudor de la frente, un poco cansada.

Menos mal que eres espabilado y la has dejado fuera de combate. Ahora no podemos hacer ruido, ¿vale?

Esperó una confirmación de Ragun y echó a andar, cautelosa. Durante minuto y medio descendiendo por aquel pasillo blanco no vieron nada fuera de lo común, pero justo cuando parecían haber alcanzado una salida… El eco de unos pasos apurados resonaron en sus oídos. La maestra se quedó pegada a la pared contraria que Ragun, tensa, y le indicó al aprendiz con el dedo índice que no hiciera ruido.

Justo delante de los dos apareció Zande, el enorme villano que le había tendido una emboscada al aprendiz cuando todavía estaba con Victoria en la calle. Aun así, en cuanto se acercó al dúo pareció aminorar la marcha hasta detenerse por completo. Olisqueó el aire, con ceño fruncido, e invocó la enorme lanza en su mano derecha.

El villano se hallaba en medio del pasillo, tenso, y Shinju negaba de forma muy leve con la cabeza a Ragun, quieta como una estatua. Igual le estaba indicando que no le atacase, como habían hecho antes con Barbariccia. Zande se aproximó al aprendiz hasta quedar a escasos centímetros de él, y de improviso pegó un manotazo a la pared, casi al lado de su cabeza, intentando agarrar algo inexistente.

Se miró la palma de la mano y tras comprobar que no había nada de nada, desmaterializó la lanza y murmuró algo, antes de salir corriendo hacia el bar.

Qué raro…

Cuando lo perdieron de vista Shinju resopló, más cansada todavía.

¿Ves? No tenemos de que preocuparnos si les podemos evitar a todos así. Venga. —Y se puso en marcha de nuevo.

Maestra y aprendiz terminaron por llegar a una especie de sala enorme, como si se tratase de la recepción de un hospital. Lo único diferente era su extensión: se veía en el suelo y el techo las marcas de lo que habían sido en el pasado paredes y muros, ahorra derribadas y sin rastro alguno de sus escombros, dando a la sala una extensión mucho mayor. Solo había un único camino, a excepción de una puerta en un lateral blindada y con un mecanismo electrónico, así que continuaron adelante con el máximo sigilo posible, internándose en las entrañas de la guarida…


Nikolai, Ragun, Simon y Shinju

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En su excursión Nikolai, Simon y Scarmiglione terminaron alcanzando el ascensor, que no se trataba de otra cosa sino de una plataforma enorme de acero, dentro de lo que parecía ser un túnel vertical de hormigón. Pudieron comprobar que el ascensor solo podía moverse entre las plantas cuarta y segunda, porque el techo le impedía seguir subiendo. Eso les daba una pista sobre cómo salir de nuevo a la ciudad: tenían que buscar en aquel laberinto una salida que les llevase al exterior.

Fuera del ascensor había un pequeño panel de control táctil con muchos botones y símbolos raros, incomprensibles para los presentes, excepto para Scarmiglione, o Saic si le daba por meterse dentro del circuito —no obstante, si intentaba hacer esto, la criatura sacaría un cuchillo viejo y oxidado de sus prendas y le amenazaría con un gruñido—.

A ver si adivino, ¿este ascensor es el que nos llevará a las plantas inferiores? Todavía no sabemos cómo movernos por aquí, ni que hay en la tercera, así que no podemos dejarte solo, Scarmiglione. A la mínima que nos pierdas de vista te chivarás al profesor chiflado. ¿Estoy equivocado?

Scarmiglione avanzó despacito hacia Nikolai y le tendió una tarjeta electrónica de color azul plateado, con una hilera de pines por debajo.

Esso oss llevará a cualquier ssitio. Ahora missmo no hay nadie en los nivelesss cuarto y tercero. No os preocupéiss, puedo ir con vosssotros —Y retrocedió hasta el panel de control—. Ssi queréiss ir al tercer nivel, esstá bien, oss llevaré. Allí sse contienen loss experimentoss máss importantess del doctor, y lass curass del sssuero.

Pero antes de ponerse en marcha siquiera, les alcanzaron desde un rincón la maestra Shinju acompañada de Ragun: la primera sudaba, cansada, y el segundo estaba sucio con salsa de tomate. Menudo grupo. A la pequeña se le abrieron los ojos como platos al ver a los tres que estaban allí reunidos, los cuales pudieron localizar gracias al eco de su conversación.

Anda, mira quién está por aquí también. La que faltaba. —comentó Simon, con cierto tono de desprecio.

Bah, el gordo, ignoremoslo. ¿Y tú dónde te habías metido, si se puede saber? ¿Dónde están los demás? Quiero un informe de todo esto. —exigió a Niko, muy mosqueada.

Con que un viajero, ¿eh? —le interrogó Simon a Nikolai desde atrás, pero no pareció importarle mucho—. Yo también tengo gente que rescatar. No me importa que me acompañéis. A menos que queráis salir corriendo, como haría alguien afín a Ryota.

El hombre se cruzó de brazos y se metió dentro del ascensor, esperando por Scarmiglione —que se había mantenido al margen de todo eso, junto al panel de control—. Nikolai les podía dar los informes que había sacado de la habitación a Ragun y su maestra, podía explicarles la situación, hablar sobre los niveles cuarto y tercero, o discutir sobre qué hacer a continuación. ¿Sería buena idea marcharse de allí corriendo, esperando que Victoria y Nathan siguieran por la ciudad perdidos? ¿O descender a las penumbras más profundas en su rescate?

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Ragun:
VIT: 71/108
PH: 34/54

Nikolai Everard:
VIT: 26/26
PH: 20/20

Saic:
VIT: 20/20
PH: 10/10


Nathan, Victoria y Maka


Eh, vosotros dos. ¿Cómo os llamáis? ¿Cómo habéis acabado aquí?

Las preguntas de Nathan llamaron la atención de todos los presentes, al menos de los dos que no eran Portadores. La primera en adelantarse fue la chica de las pecas, pelirroja y con cara de pocos amigos.

Yo me llamo Margarita… ¿Qué cómo he terminado aquí? Pues no… no lo sé. Una mujer en bikini nos atacó en la ciudad, ¡imagínate! Yo estaba tan tranquila con Maka, escapando de esas cosas con mi padre y mi madre y… Apareció esa. Luego no recuerdo nada, creo que me golpeé con algo. Era como si controlase el viento —Se tomó una pausa y continuó—. Ni siquiera sé si este lugar es real. —Y se pegó un tortazo que si no resonó por todo el laboratorio, poco le faltó.

No te molestes. Dicen que la realidad a veces supera a la ficción, ¿no? —Y se encaró a Nathan, tembloroso—. Yo soy Alvin, un placer… A tu hermanita ya la conozco —aclaró, mirando a Victoria con una ceja alzada—. Íbamos con otro chico de aspecto oscuro, pero… no lo recuerdo bien, creo que nos atacaron en la ciudad y perdimos el conocimiento. —resopló, cansado, y luego cayó en la cuenta de que igual no estaba ayudando a Nathan a entender la situación—. Si te refieres a cómo hemos terminado aquí, bueno, se suponía que no nos iba a suceder nada. Estábamos de viaje en una nave por Espacio Profundo, pero nos atacaron los sincorazón y terminamos en la ciudad, aislados. Estas cosas que veis aquí detrás… —indicó, apoyando su mano derecha sobre el sucio cristal que almacenaba a los monstruos— eran nuestros compañeros de viaje. Posiblemente Margarita y yo seamos los únicos supervivientes, además de su familia.

Pues esa era la historia. Y Shinju les había llevado a la boca del lobo pensando que podía usarlos para sus tareas de maestra. Como la pillara Nanashi se le iba a caer el pelo.

****


Spoiler: Mostrar

La tensión se respiraba en el aire, cualquier movimiento en falso y Kefka accionaría la palanca encargada de liberar a todos los zombies del nivel más bajo del laboratorio. Claro, que esto los aprendices no lo sabían con exactitud, aun así se podía intuir que la situación no era muy favorable para ellos.

Victoria fue la primera en actuar, haciendo un gesto muy raro con la mano, al cual Kefka correspondió, riendo por lo bajo. Estaba loco de remate, porque lo más probable es que ni siquiera supiese qué significado tenía para los dos hermanos, y él la estaba imitando, todavía con la palanca en la mano restante. Maka en cambio se aseguró de mantenerse centrada en la salida, y no en el payaso, así que le entregó su tarjeta electrónica a Margarita sin que nadie se diese cuenta. La chica la aceptó de buen grado, ni siquiera se quejó.

¡Eh, tía Petunia, ¿quieres el móvil que habla?! ¡Cógelo! —exclamó Nathan, antes de lanzar su propio móvil por el aire con el reproductor de música activado.

¿¡Qué!? ¡Mentiroso!

Kefka abrió los ojos como platos, sorprendido por la estrategia del aprendiz. Un planteamiento que no se vino venir ni de lejos, y en el que picó de lleno.

El payaso, en lugar de saltar o separarse por completo de la palanca, alzó el brazo con el que había imitado el gesto de Victoria para agarrarlo, y ese fue el momento decisivo en el que todos se lanzaron a la carga. Nathan fue el primero en salir corriendo, intentando embestir a Kefka con un placaje. Fue seguido por Victoria, Maka, Margarita y Alvin, en ese orden.

Pero no todo resultó tal y como lo planeó el aprendiz, pues nada más tirarlo al suelo, Kefka, que sostenía la palanca en una de sus manos y debido a la resistencia que ofreció, cayó con todo el peso de su cuerpo sobre el artefacto. Bailó unos momentos, farfullando algo sobre un niño malo, y terminó por caer. Nathan le intentó inmovilizar las manos tras propinarle un fuerte golpe en la cara, al que se unió Victoria para intentar transmitirle la sangre de los vampiros.

Los otros tres en cambio, que iban más rezagados, tuvieron que atravesar un camino cubierto de humo blanco: gas que salía de los contenedores sucios donde almacenaban a los experimentos. Pudieron notar que los cristales iban descendiendo poco a poco. Tenían que abrir la puerta cuanto antes y seguir adelante si no querían morir allí.

¡De eso nada, vampiresa! —exclamó Kefka, entre la tos que el humo le estaba causando, a la vez que se resistía a Victoria y a Nathan.

El chico le propinó un fuerte cabezazo que dejó al villano mareado —o quizás estaba fingiendo, porque aquella forma de sacar la lengua era más bien cómica—, y dejó que Victoria se acercara todo lo posible a él para, en el último segundo, enviarlos volando hasta el otro extremo de la sala con un fuertísimo hechizo de Viento.

Pero lo habían logrado. La pareja de hermanos le consiguió el suficiente tiempo a Margarita para que abriese la puerta. Esta y Alvin no esperaron a que se abriera por completo y se agacharon para pasarla, mientras los hermanos volaban por los aires, y Maka se lanzó a por Kefka, quizás intentando detenerlo, o igual queriendo ganar tiempo, pero no consiguió lo mismo que Nathan.

¡Aparta pesada! —Y le propinó una patada a la chica, que cayó al suelo frente a la puerta. Luego cogió el móvil y lo toqueteó con ansia—. Este móvil no habla. ¿Me tomáis por tonto o qué? Ahora sí que la habéis hecho buena, niños. No vais a salir nunca de aquí. ¡Nunca! —Y arrojó el móvil contra el suelo, frente a la puerta.

Así pues, todos estaban colocados en sus posiciones: Margarita y Alvin ya habían atravesado la puerta, accediendo a un conjunto de pasillos oscuros y apenas alumbrados —por lo que pudo ver Maka desde el suelo—, esperando por ellos y asustados. Maka tirada frente a la puerta, que seguía elevándose, podía aprovechar para rodar como una croqueta, alcanzar a sus dos compañeros y cerrarla desde el otro lado: estaba claro que eso era lo que ellos querían, porque Alvin no paraba de incitar a Margarita en que la cerrara de una vez; aunque bien podía enfrentarse a Kefka o ayudar a los otros dos hermanos.

Hermanos que estaban en la peor de las situaciones: Kefka les había enviado por los aires hasta otro rincón de la habitación con un hechizo de viento de muy alto nivel. Cayeron de culo y sufrieron una punzada en la espalda, además, todo les daba vueltas: sintieron ganas de vomitar y les costaría ponerse en pie. Pero lo peor es que estaban rodeados ya por los experimentos, que no tardaron en fijarse… en Nathan. El muchacho había caído contra uno de los tanques y tres de aquellas cosas no tardaron en salir y agarrarle por los brazos, dispuestos a llevarlo adentro. Y llegó el primer mordisco: Nathan sufrió uno en el hombro izquierdo, muy cerca del cuello. Le dolió horrores y gritó. Además, por más que intentara liberarse no podría escapar, porque tenían una fuerza sobrehumana que hacía de sus garras unos barrotes de hormigón como mucho.

Victoria en cambio les podía empujar sin problemas. Al igual que cuando había agarrado a Kefka, sintió que era mucho más fuerte físicamente. Era un efecto secundario positivo, a diferencia de la pelota negra que se le estaba formando en el lugar del pinchazo. Empezaba a mostrar ojeras y sudaba, al igual que Maka. Y aunque no pudiesen ver bien a causa de todo el humo blanco y las siniestras figuras que lograban vislumbrar tras la cortina, caminando hacia ellos, sí podían orientarse por los quejidos de Kefka.

Si Nathan había estado atento podría haberse dado cuenta de que en la ciudad los zombies no le habían atacado, pero en esa situación sí estaban yendo a por él, arrinconado en una esquina, no muy cerca del móvil que seguía reproduciendo la música. El payaso se alejaba cada vez más, murmurando maldiciones y gritos de terror igual de comicos que su cara. ¿Qué hacer, pues? ¿Ir a por el móvil, o intentar acabar con Kefka? Un hechizo como aquel y acabaría con ellos para siempre, igual lo mejor era olvidarse de todo, pasar la puerta con Maka, que también podía ir a por el payaso, a por el móvil o buscar a los hermanos, y cerrarla desde afuera.

Spoiler: Mostrar
Sois libres de organizaros como queráis: hablarle a los NPCs para que no cierren la puerta hasta que podáis pasar, os esperen, o cualquier otra cosa. Ellos os harán caso en la medida de lo posible mientras les digáis cosas lógicas, no un “venid aquí y haced de cebo”. Incluso es posible jugar con los zombies haciendo ruido para que vayan a por Kefka, o atraerlos a una esquina. Victoria y Maka pasan desapercibidas a sus ojos. Podéis recuperar el móvil, pero recordad que la música sigue sonando.


Spoiler: Mostrar
Maka Cross:
VIT: 9/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie

Nathan Knight:
VIT: 1/8
PH: 2/4
Efectos secundarios: Mordisco en el hombro izquierdo. Te va a costar manejarte con dicho brazo a causa del dolor.

Victoria Knight:
VIT: 4/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie


Spoiler: Mostrar
Fecha límite: Jueves 17 de Septiembre

Faltas:
-Soul: 1


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Siento mucho el retraso, de verdad. He tenido ciertos problemas ajenos al foro y no me he visto con la motivación suficiente para continuar con nada, pero tampoco puedo dejaros colgados. Procuraré que no se vuelva a repetir.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Sab Sep 12, 2015 9:21 am

Antes de que sucediera lo del payaso y después de haber llegado la primera vez donde los tanques de especímenes. Nathan me sorprendió al comenzar a preguntar dos cosas.

Eh, vosotros dos. ¿Cómo os llamáis? ¿Cómo habéis acabado aquí?

La primera evidentemente no hacía falta que la respondiese pero la segunda pensaba responderla, aunque antes de que dijera algo, Margarita hablo primera.

Yo me llamo Margarita… ¿Qué cómo he terminado aquí? Pues no… no lo sé. Una mujer en bikini nos atacó en la ciudad, ¡imagínate! Yo estaba tan tranquila con Maka, escapando de esas cosas con mi padre y mi madre y… Apareció esa. Luego no recuerdo nada, creo que me golpeé con algo. Era como si controlase el viento — La había mirado de reojo. —. Ni siquiera sé si este lugar es real. — Omití el echo de soltar una pequeña risa por lo que hizo.

No te molestes. Dicen que la realidad a veces supera a la ficción, ¿no? — Le escuche en completo silencio. —. Yo soy Alvin, un placer… A tu hermanita ya la conozco — ¿Entonces se conocían esos dos? —. Íbamos con otro chico de aspecto oscuro, pero… no lo recuerdo bien, creo que nos atacaron en la ciudad y perdimos el conocimiento. — Escuche como resoplaba. —. Si te refieres a cómo hemos terminado aquí, bueno, se suponía que no nos iba a suceder nada. Estábamos de viaje en una nave por Espacio Profundo, pero nos atacaron los sincorazón y terminamos en la ciudad, aislados. Estas cosas que veis aquí detrás… — Mire cuando lo escuche decir esto. — eran nuestros compañeros de viaje. Posiblemente Margarita y yo seamos los únicos supervivientes, además de su familia.

¿Entonces Alvin es otro de los supervivientes? Tendría que sacarlo entonces también de este lugar, junto con los demás o al menos esperaba que pudiésemos salir todos. Luego de eso, llene de oxigeno mis pulmones antes de responder la pregunta de Nathan.

Yo..— Dude un poco en decirle. —Acabe aquí por el echo de investigar un mensaje de un remitente desconocido.— No creía que hiciese falta entrar en más detalles porque no había mucho que contar.

De todas formas eso me hizo pensar en como estaría Rebecca, la madre de Margarita que ahora mismo no me venía a la mente su nombre y Simon. Esperaba que estos estuvieran bien.

---


Esperaba que al menos la mitad de lo que había planeado cada uno, saliera bien. Aunque lo más que debería de esperar, es que saliese todo bien. Temía el echo de que pudiese salir algo mal, seguía aferrándome a la idea de no querer ver sufrir a alguien.

¡Eh, tía Petunia, ¿quieres el móvil que habla?! ¡Cógelo! — Escuche al tal Nathan decir eso.

¿¡Qué!? ¡Mentiroso!

¿Había dicho Petunia? Trate de ignorar eso. Parecía que todos nos pusimos de acuerdo cuando el payaso fue distraído, ya que todos salimos disparados, sin tener duda alguna que abrumara nuestra mente. Evidentemente era por el echo de querer escapar de ahí con vida y no creo que quisieran morir cuando aun les quedaba mucho que ver en sus vidas.

¡De eso nada, vampiresa! — Le escuche exclamar al payaso.

Por un instante, me fije que Victoria y Nathan trataban de hacer cuanto podían. Hasta consiguieron el tiempo suficiente para que Margarita abriera la puerta. Aunque no pude fijarme más, al ver como el payaso usaba un hechizo, que hizo que los dos hermanos salieran despedidos. Acto seguido no perdí el tiempo y me lance contra el payaso, aun sabiendo que no estaba en condiciones de luchar.

¡Aparta pesada! — Al sentir la patada que me dio, me dejo por unos pocos instante fuera de si. —. Este móvil no habla. ¿Me tomáis por tonto o qué? Ahora sí que la habéis hecho buena, niños. No vais a salir nunca de aquí. ¡Nunca! — Vi como arrojaba el móvil frente a la puerta.

Todo paso tan rápido. Mi cabeza daba vueltas al tratar de pensar alguna idea. Nathan parecía en un grave aprieto y sabía que Victoria si o si iba a ir a rescatarle o es lo que yo al menos pensaba. Evidentemente ese pensamiento era porque son familia. ¿Qué es lo que debería de hacer ahora? No había podido ayudar mucho, aunque al menos tuve la buena idea de dejarle la tarjeta a Margarita. Entonces algo se me vino a la mente.

Le pediría el favor a Margarita desde mi sitio que vigilaran la puerta y que si veían que las cosas iban a peor, que la cerraran. Ya que pensé, que si no salíamos de está o si la cosa se ponía fea, podrían huir ellos dos. Obviamente no podía abandonar a los hermanos y no iba a ser una cobarde dejándolos ahí. Por eso había pensado que si entre nosotros tres no podíamos hacer nada, que ellos cerraran la puerta antes de que pudieran pasar los monstruos. De ese modo no correrían peligros o eso es lo que me gustaría pensar. Como no sabía si la puerta se podía quedar semi abierta, entonces no pensaría decir esto.

Luego de eso, dependiendo de lo que sucediese. Trataría de levantarme sabiendo que me costaría. Sentiría como estaría sudando sin saber el porque y cogería el móvil. Aunque esto ultimo de nuevo seria dependiendo de si lo cogían antes que yo, aunque si me pedían cogerlo lo haría igualmente. Obviamente si no me decían nada, trataría de estar cerca del payaso y dependiendo de si no estaba al máximo el volumen del móvil, yo misma lo subiría. También trataría de guardar distancia al payaso o al menos trataría pasar de largo y tratar de meterle por algún lado el móvil, aunque no sabía cual era más factible para mi, trataría de probar con ambas. Teniendo la intención de ver si los monstruos reaccionaban ante el sonido.

Igual dependiendo de lo que hiciesen los hermanos, tendría que cambiar de idea rápidamente y sobre la marcha para poder ayudarlos. Por el echo de tratar de alejar a la mayoría de los monstruos de donde Nathan o distraerlos de algún modo y que así de paso no se acercaran a la puerta. Hasta si hacia falta, usaría mi Llave espada si todo empeoraba de una manera exagerada, aunque por otro lado no quería por si atrajese a sincorazóns y nos pusieran a todos en aprieto.

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Espero que estés mejor Zeix. Por mi parte no te preocupes, soy muy paciente y prefiero que cada uno vaya a su ritmo. D:
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Jue Sep 17, 2015 8:20 pm

Mientras clavaba la espada en la villana sonreí mostrando los dientes.

¡Por Ban, eres la primera en caer! —grité con furia.

¡Ah…! N-no… ¿Q-qu…?

No pudo hacer nada más. La herida era enorme y tras unos segundos agonizando y desangrándose como un cerdo dejó de moverse.

Espero que te pudras en el infierno —escupí mientras revisaba sus pocas prendas en busca de alguna llave o algo por el estilo.

Observé por un segundo el cadáver de Barbaricia, era una lástima que una mujer tan atractiva tuviese que acabar así. En otras circunstancias no habría estado mal compartir lecho con ella alguna que otra vez.

Agité la cabeza quitando pensamientos obscenos de mi mente y corrí hacia la parte superior del bar, que ya se estaba llenando de aquellos zombies que poco a poco empezaban a acorralar a la Maestra Shinju. Esquivé como buenamente pude sus garras y di algún que otro empujón para evitar mordiscos de aquellas cosas. Me apresuré a buscar cualquier cosa empezando por la gramola, gran acierto puesto que allí mismo había un interruptor que dejó abierto un pasadizo secreto.

¡Aprisa, Maestra! —apremié señalando el lugar que se acababa de abrir. No reparé apenas en que la música había dejado de sonar, puesto que los gemidos de aquellas criaturas eran suficientemente espeluznantes como para atender a nimiedades.

¡Bien hecho!

Los dos corrimos hacia el interior de aquel lugar. Por fortuna para nosotros el pasadizo se cerró tras nosotros dejando una valiosa separación entre aquellas cosas y nosotros

Menos mal que eres espabilado y la has dejado fuera de combate. Ahora no podemos hacer ruido, ¿vale?

Asentí con la cabeza con el ego algo subido tras haber sido alabado por una Maestra.

El pasillo blanco era enorme y descendía hacia sabría El Primero donde. Lo cierto, era que la incertidumbre empezaba a darme algo de dolor de estómago. Solo recordar que Gárland podría estar ahí abajo esperando hacía que mi brazo izquierdo se revolviese como loco. ¿Tanto miedo le tenía a aquel vil ser?

Al menos tenía razones para temerle.

El eco de unas pisadas interrumpió todo pensamiento que pudiese tener. Mi corazón latió con fuerza y sentí ganas de vomitar, casi viendo la enorme silueta de la armadura astada de aquel dios de la muerte. Por un instante quedé en shock, o al menos hasta que Shinju me indicó que la imitase pegándome a la pared contraria a ella y mandándome guardar silencio.

Frente a nosotros apareció Zande, aquella mole de músculos que había dado problemas a más de un aprendiz de Bastión Hueco en el pasado. El monstruoso ser se detuvo entre los dos y olisqueó el aire.

<<Mierda, debería haber cogido algo para limpiarme la salsa de tomate>>

Aunque suponía que no todo lo rojo era tomate, claro.

Zande se colocó frente a mí a escasos centímetros de mi cara, miré con nerviosismo a Shinju, a punto de atacar, aún así Shinju parecía insistir en que me quedase quieto, algo que muy a mi pesar debía obedecer. Materializó su lanza y pegó un manotazo a la pared, justo al lado de mi cabeza como si hubiese intentado agarrar algo invisible. Tras unos instantes, hizo desaparecer su lanza y murmuró algo antes de salir corriendo hacia el bar.

Qué raro…

Tu invisibilidad funciona perfectamente, supongo que es culpa del tomate —comenté sin darme cuenta de que tal vez se refería a que le resultaba extraño que saliese corriendo de aquella forma hacia el bar.

La Maestra resopló agotada cuando Zande desapareció de nuestra vista.

¿Ves? No tenemos de que preocuparnos si les podemos evitar a todos así. Venga. —Se apresuró.

El paseo terminó en una sala enorme similar a una recepción. Había marcas en el techo y las paredes de lo que podrían haber sido zonas modificadas por los villanos finales para crear aquel laboratorio o lo que fuera, lo cierto era que todo estaba impecable.

Había una puerta blindada en uno de los lados (por la que obviamente no podríamos pasar ya que parecía tener un cierre electrónico, el punto débil de los portadores), por suerte había un camino más que nos llevaba a las entrañas de la guarida.

Spoiler: Mostrar

En su excursión Nikolai, Simon y Scarmiglione terminaron alcanzando el ascensor, que no se trataba de otra cosa sino de una plataforma enorme de acero, dentro de lo que parecía ser un túnel vertical de hormigón. Pudieron comprobar que el ascensor solo podía moverse entre las plantas cuarta y segunda, porque el techo le impedía seguir subiendo. Eso les daba una pista sobre cómo salir de nuevo a la ciudad: tenían que buscar en aquel laberinto una salida que les llevase al exterior.

Fuera del ascensor había un pequeño panel de control táctil con muchos botones y símbolos raros, incomprensibles para los presentes, excepto para Scarmiglione, o Saic si le daba por meterse dentro del circuito —no obstante, si intentaba hacer esto, la criatura sacaría un cuchillo viejo y oxidado de sus prendas y le amenazaría con un gruñido—.

A ver si adivino, ¿este ascensor es el que nos llevará a las plantas inferiores? Todavía no sabemos cómo movernos por aquí, ni que hay en la tercera, así que no podemos dejarte solo, Scarmiglione. A la mínima que nos pierdas de vista te chivarás al profesor chiflado. ¿Estoy equivocado?

Scarmiglione avanzó despacito hacia Nikolai y le tendió una tarjeta electrónica de color azul plateado, con una hilera de pines por debajo.

Esso oss llevará a cualquier ssitio. Ahora missmo no hay nadie en los nivelesss cuarto y tercero. No os preocupéiss, puedo ir con vosssotros —Y retrocedió hasta el panel de control—. Ssi queréiss ir al tercer nivel, esstá bien, oss llevaré. Allí sse contienen loss experimentoss máss importantess del doctor, y lass curass del sssuero.

De golpe, al girar una esquina los dos nos sorprendimos al ver a Nikolai de nuevo, al menos sabíamos que estaba a salvo, pero los otros dos que le acompañaban… Un Villano Final que estuvo en Villain´s Vale y Simon, el esclavo de Rebecca. Lo que nos faltaba, ahora resultaba que no solo había Villanos, también estaban los alelados de Tierra de Paletos.

Anda, mira quién está por aquí también. La que faltaba. —comentó el recadero de Tierra de Partida.

Bah, el gordo, ignoremoslo. ¿Y tú dónde te habías metido, si se puede saber? ¿Dónde están los demás? Quiero un informe de todo esto. —ordenó Shinju enfadada.

Con que un viajero, ¿eh? —por lo que dijo pude deducir que Niko no le había dicho lo que en realidad era—. Yo también tengo gente que rescatar. No me importa que me acompañéis. A menos que queráis salir corriendo, como haría alguien afín a Ryota.

Bueno, supongo que es mejor eso que ser más afín a alguien que va apuñalando a la gente por la espalda, ¿me equivoco? —pregunté con malicia—. Tal vez deberíamos rebajarnos a su altura y hacer lo mismo contigo. Los sincorazón y esos zombies de fuera se montarían un banquete contigo, que te hiciésemos eso sería un favor incluso.

Simón cruzó ambos brazos y se metió en el ascensor esperando por el Villano Final.

Niko nos hizo un resumen de la situación, algo que agradecí muchísimo. Parecía haberse enterado de cosas verdaderamente interesantes.

Nosotros no descubrimos gran cosa por ahora —suspiré exasperado—. Pero al menos hemos eliminado a uno de los miembros de los Villanos Finales. Algo es algo, pero temo que Zande, que se dirigía hacia el exterior de este sitio la encuentre.

>>Maestra, ¿seguro que no quiere tomarse un Éter?

Por lo que Niko había dicho lo mejor era ir a por los sueros, por lo que eso sería lo que haríamos primero.

Entonces vayamos a por esos sueros —contesté ya dentro del ascensor. Lancé una mirada al Villano Final—. ¿Y este por qué nos acompaña?
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Vie Sep 18, 2015 12:16 am

Simon y Saic fueron los primeros en pasar a la habitación, el segundo demorándose un poco al cargar con los papeles sucios y con huellas con los que llegó a apropiarse. Scarmiglione, que al principio se quedó ensimismado, no necesitó más de un tirón por parte de Nikolai y entró con él casi a rastras.

Los cuatro lograron ocultaron en las penumbras del cuarto antes de que la puerta del estudio se abriese, dejando escapar unos murmullos incomprensibles que provenían de fuera. La respiración se le entrecortó al escuchar el sonido de unas pisadas (algunas de ellas incluso retumbaban de lo pesado que sería quien las provocase) removiendo los folios desperdigados por el suelo y se pegó a un lado del marco que conectaba las dos salitas.

Zande, ¿no te había pedido Mateus que fueses a por Barbariccia?

Solo quería asegurarme. Todavía quedan unos cuantos ratones correteando por ahí.

Niko agudizó el oído al llegarle el nombre del líder de los Villanos Finales. Confirmado, Palamecia estaba en alguna parte de las instalaciones, lo que le sacó una mueca de fastidio. Poco debía importarle su cargo de alcalde a ese canalla para permitirse el lujo de hacerles una visita a sus conejillos de indias cuando le viniese en gana.

Entonces, se le hizo un nudo en la garganta al escuchar de sopetón el característico sonido que producía el fango al chafarlo, activando todas sus alarmas internas. El maldito barro que traían de fuera. No era de extrañar que a Saic se le pudiese escapar alguno de los papeles que contenían la prueba del delito, pues contaba con las limitaciones de su capacidad de carga y tiempo.

Los siguientes segundos de puro silencio se le hicieron insufribles. ¿Acaso se habían dado cuenta?

Está bien, gracias. —Niko se llevó la mano al pecho y soltó un largo suspiro de alivio—. A todo esto, ¿has visto a Scarmiglione por el camino? Teníamos un experimento pendiente.

El nombrado se revolvió en su escondrijo, intranquilo, aunque más bien parecía rehuía de algo al agazaparse de esa manera. Niko enarcó una ceja al ver el extraño comportamiento de la criaturilla.

<¿Experimento?>, una chispa brotó de su mente. ¿No sería ese tipejo el infame doctor Hojo?

No le he visto en todo el día.

Estará haciendo la guardia por ahí. Ya no se requiere de tu presencia aquí, así que fuera.

El individuo de la voz grave se fue de la habitación con sus pisotones de mastodonte. Hojo no tardó en hacer lo mismo, dejando clara su marcha con un portazo. Niko esperó un rato para asegurarse y, al deducir que ya no había peligro alguno, se despegó de la pared y dejó caer las manos sobre sus caderas, sosegado. ¡Les había ido de un pelo!

Poco duró su reposo en cuanto un fogonazo de luz le deslumbró de sopetón. Entrecerró los ojos y se llevó una mano a la cara para taponar el exceso de iluminación. Cuando su vista se acostumbró, los abrió despacio, topándose con unos bultos blancos que no logró reconocer por la turbidez que aún tenía.

<¿Pero qué…?>.

Parpadeó un par de veces para humedecerse los ojos, y en cuanto la imagen se volvió nítida…

¡¡Joder!!

Pego un salto hacia atrás y se chocó contra la pared, con los ojos abiertos de par en par y el labio inferior temblándole. Con el corazón en un puño, observó con horror los cuerpos cubiertos por sábanas que yacían en un grupo de camillas. Maldito Hojo… ¡Ese condenado lunático guardaba cadáveres en su propio estudio, por el amor de dios!

Simon mostró también su desagrado en forma de gruñido y apagó la luz para ocultar aquella horrible escena. El pudor le obligó a salir de inmediato del estudio, parándose en mitad del pasillo y pasándose la mano por la cara. El estómago le daba retortijones de solo pensar en la clase de demente que tenían por doctor los Villanos. Claro que eso también se podía comprobar echándole un vistazo a los informes que leyó por encima: deformaciones, sujetos reducidos a simples trozos de carne irreconocible, zombies…

¡Zombies! ¡Se había tomado la libertad de llamar a esos monstruos zombies! Valiente falta de respeto a los desgraciados que acabaron en su sala de experimentación. Palamecia se libraría de la Federación, pero en cuanto saliese de allí, haría todo lo posible para que Hojo no pudiese escapar de los tribunales.

En cierto momento Simon le pidió los documentos que encontró acerca de los experimentos. Puesto que él ya tenía una copia de éstos (que Saic le transfirió a su móvil hace escasos momentos) no tuvo impedimento alguno en entregárselos. Mientras el hombre los ojeaba, él hizo lo propio con sus versiones digitalizadas, pasando el dedo por la pantalla del teléfono.

Lo más relevante era el agente que iniciaba la transformación: un suero blanco que daba lugar una deformidad ósea y muscular severa (él mismo comprobó sus efectos en las criaturas que le asaltaron por las calles de la ciudad). Por lo visto, Hojo también modificó el suero para obtener dos compuestos que neutralizaban los efectos del primero, pero sin mucho éxito. Uno era demasiado débil para eliminarlo, y el otro era tan potente que destruía cualquier tejido humano.

Genial. Ni siquiera existía una cura definitiva para el potingue. Un pinchazo de esa cosa y adiós.

¿Y el origen del dichoso suero? Eso sí que era interesante. Tras leer el último documento que no pudo revisar por la llegada del doctor, Niko descubrió de donde había salido. Apartó la vista del móvil y la dirigió al sujeto que tendría que explicarles mucho: Scarmiglione.

¡Eras tú! —Le señaló, perplejo. El experimento del que hablaba Hojo… Ahora todo encajaba—. Han sintetizado los sueros a partir de ti.

¿Entonces han creado a esos monstruos a partir de ti? ¿Por qué tú? ¿Quién eres realmente?

El origen de aquella pesadilla hecha realidad se amedrentó ante las acusaciones de los dos. Finalmente, se recompuso y procedió a hablar.

Sssoy Ssscarmiglione, el archidiablo de la Tierra. Como habéisss esscuchado dessir al doctor, tenemosss un experimento muy importante entre manoss. He sssufrido mucho, pero ya sse asserca a ssu objetivo final.

Si no dependieramos de ti, acabaría contigo aquí mismo. Pero necesitamos saber dónde está el ascensor y rescatar a los que queden abajo. Aunque después de ver cómo se las gasta ese loco dudo que quede alguien con vida.

Nikolai se mordió el labio inferior. Si había prisioneros en las plantas inferiores no serían muchos. Con la cantidad de monstruos que ya había creado Hojo, aun sería un milagro que los pocos que quedasen siguiesen intactos.

Ssseguidme, oss ayudaré porque el doctor no me cae muy bien, me hasse sssufrir mucho. —<¿Y los inocentes a los que se les ha inyectado esa mierda no han sufrido?>, Niko se contuvo para no soltarle en voz alta sus pensamientos. Apretó los labios y siguió escuchándole—. El elevador sse encuentra máss allá.

El archidiablo se puso a caminar por el pasillo, siguiéndole Simon desde cerca. Nikolai movió el pie para dar el primer paso, pero se detuvo antes de tocar el suelo, asaltado por unas dudas de última hora. Le vino a la mente un párrafo del informe de los experimentos. Uno que hablaba de cierto tema que le mosqueaba:

Y aquí llega la pregunta estrella… ¿Sería todo diferente si se probase en un Portador de la Llave Espada? ¿Me darán sus análisis unos resultados diferentes? No puedo quedarme de brazos cruzados, debo averiguarlo…


<Portadores…>, Hojo no tenía suficiente con crear monstruos a partir de civiles mundanos. Les quería a ellos, los Caballeros. Y que puñetera casualidad que cinco (si no presuponía que Simon se hubiese traído refuerzos de Tierra de Partida) llegasen ese mismo día. Por supuesto, aún tenía sus sospechas de que la señal de radio era una estratagema para atraer a cobayas con las que experimentar.

Nathan había desaparecido delante de sus narices. Ragun, Victoria y la Maestra seguían en paradero desconocido. Por mucho que lo intentase, evitar preocuparse por los demás le era imposible. Ellos mismos eran el ingrediente que le faltaba al doctor para su “objetivo final”.
***


Siguiendo las indicaciones de Scarmiglione, el grupo llegó hasta el ascensor, una plataforma metálica anclada en un hueco que se perdía en las profundidades de las instalaciones. El ascensor solo contaba con la posibilidad de descender, por lo que usarlo para volver a la superficie quedaba descartado. Claro que ya era tarde para ir pensando en salir de allí después de haberse metido de lleno en la boca del lobo.

A ver si adivino, ¿este ascensor es el que nos llevará a las plantas inferiores? Todavía no sabemos cómo movernos por aquí, ni que hay en la tercera, así que no podemos dejarte solo, Scarmiglione. A la mínima que nos pierdas de vista te chivarás al profesor chiflado. ¿Estoy equivocado?

En vez de responderle, el encorvado diablo se aproximó a Nikolai y le ofreció una plaquita azul que se sacó de los harapos. El joven lo miró con sospecha e inclinó la cabeza para apreciar con mayor detalle el objeto. En cuanto se dio cuenta de que se trataba, alzó las cejas, sorprendido.

¿Esto no es…? —Agarró la tarjetita y se la acercó a la cara, apreciando los filamentos metálicos del borde. Sí, por la forma debía tratarse de una tarjeta llave que encajase en los lectores de las puertas blindadas que había por los pasillos.

Esso oss llevará a cualquier ssitio. Ahora missmo no hay nadie en los nivelesss cuarto y tercero. No os preocupéiss, puedo ir con vosssotros. —Se aproximó al extraño panel que yacía junto al ascensor. No le encontró significado alguno a los símbolos que se mostraban en la pantalla—. Ssi queréiss ir al tercer nivel, esstá bien, oss llevaré. Allí sse contienen loss experimentoss máss importantess del doctor, y lass curass del sssuero.

¿Las “curas”? Quiso interrogar a la criatura para que le contase más, pero antes de abrir la boca, percibió por el rabillo del ojo a dos personas acercándose por el pasillo. Se puso en guardia, haciendo ademán de invocar su espada. Aunque relajó los músculos nada más ver que quienes se aproximaban no eran enemigos.

¡Ragun! ¡Maestra! —exclamó, sorprendido. Gracias a dios que estaban bien… O eso parecía. Shinju venía empapada en sudor, y Ragun parecía salido del matadero con tantas manchas rojas por su cuerpo. Casi que prefería no hacer preguntas al respecto.

Anda, mira quién está por aquí también. La que faltaba.

Pero no todos estaban muy contentos con su presencia.

Bah, el gordo, ignoremoslo. —Pasó de Simon olímpicamente y se dirigió a Nikolai con cara de pocos amigos. Ya se hacía una idea mental de la que le venía encima—. ¿Y tú dónde te habías metido, si se puede saber? ¿Dónde están los demás? Quiero un informe de todo esto.

Con que un viajero, ¿eh?

Cómo no, la farsa del viajero extraviado se fue a hacer gárgaras. ¿Qué se le iba a hacer? Se viró hacia Simon, encogiéndose de hombres.

Soy un viajero. Viajo entre mundos. ¿Cómo te crees que he acabado aquí? —le soltó, poniendo una cara inocentona de no haber roto un plato en su vida. Mentirle, no le había mentido. Tan solo le ocultó un par de detalles, como que era un Caballero de la otra Orden.

Yo también tengo gente que rescatar. No me importa que me acompañéis. A menos que queráis salir corriendo, como haría alguien afín a Ryota.

Y es por eso por lo que quería ocultar su procedencia. Con tan solo mencionarle las palabras “Bastión Hueco”, seguro que Simon le habría montado una buena, y adiós a una incursión sin baches en la guarida de los malos. Justo lo que más necesitaban, sí señor. Mientras siguiesen en guerra, las puyitas como aquella serían lo más ligerito que se encontrase.

Bueno, supongo que es mejor eso que ser más afín a alguien que va apuñalando a la gente por la espalda, ¿me equivoco? —Y Ragun, de quien ya conocía su aversión por el otro bando, cayó de lleno en su provocación—. Tal vez deberíamos rebajarnos a su altura y hacer lo mismo contigo. Los sincorazón y esos zombies de fuera se montarían un banquete contigo, que te hiciésemos eso sería un favor incluso.

Nikolai relinchó de exasperación, cansado de tanta mala baba, y se interpuso entre los dos, extendiendo el brazo a modo de barrera.

Está bien, señores, ha quedado claro: todos nos odiamos a muerte y nos deseamos lo peor los unos a los otros. Pero permitidme recordaros que, ahora mismo, tenemos problemas más importantes.

Cuando los humos se calmasen un poco, acudió a sus dos compañeros de bando, en especial a Shinju, antes de que le presionase más.

Respondiendo a la primera pregunta, diré que estaba demasiado ocupado huyendo de una legión de mutantes blancos por ahí arriba. —Señaló con el pulgar al techo—. Y respecto a los demás… Nathan era el único que me acompañaba antes de que desapareciese por arte de magia. De su hermana no se absolutamente nada, creía que estaba contigo. —Ladeó la cabeza hacia Ragun.

>>En fin, mejor será que empiece desde el principio. Trataré de ser breve.

Nikolai les resumió todo lo acontecido desde que se separaron, sin entrar en muchos detalles y procurando no perder mucho tiempo con explicaciones innecesarias: Las criaturas blancas, el encontronazo con Kefka, los experimentos de Hojo y la existencia de los diversos sueros. Si a así lo preferían, le pediría a Saic que les transfiriese a sus móviles una copia de los documentos hallados en el estudio del doctor.

Nosotros no descubrimos gran cosa por ahora. Pero al menos hemos eliminado a uno de los miembros de los Villanos Finales. Algo es algo, pero temo que Zande, que se dirigía hacia el exterior de este sitio la encuentre.

Zande era ese tipo de la voz profunda y que pegaba esos pisotones de elefante, ¿no? El que acompañó al doctor hasta su habitación. Algo mencionó de estar buscando a alguien por el recinto.

Retomando el tema principal, tenían que decidir a dónde ir. Los prisioneros eran la máxima prioridad, pero cabía la posibilidad de que el degenerado de Hojo les hubiese inoculado el suero de las narices. Cabía la posibilidad de que aun tuviesen tiempo para contrarrestar los efectos de forma temporal con los otros sueros. Si podían hacer algo al respecto, mejor que mejor.

Vale, yo recomendaría ir a por los sueros de la tercera planta. De nada nos sirve si los supervivientes que encontremos se transforman en… eso —masculló entre dientes. Le pesaba pensar en que no pudiesen salvar a aquellos que aun tuviesen la posibilidad de escapar de ese cruel destino.

Entonces vayamos a por esos sueros. —Ragun secundó la idea y pasó a la plataforma de acero, junto a Simon y Scarmiglione. Segundos después, se quedó mirando con suspicacia al segundo. —¿Y este por qué nos acompaña?

Se conoce mejor que nosotros las instalaciones y puede guiarnos. Siempre y cuando no haga nada raro —profirió con tono severo, a la par que le clavaba los ojos al Villano—. Ya has oído, nosotros vamos a la tercera planta.
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[VK] Ronda #9 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Soul Artist » Sab Sep 19, 2015 4:54 pm

¡¡Ah, no, eso sí que no!!

Nadie mordía a mi hermanito que no fuese yo enfadada por robarme el último helado del congelador. Ver a los vampiros agarrarle y darle un bocado en el brazo no me hizo ni pizca de gracia; gruñí y, reuniendo las escasísimas fuerzas que me quedaba, me dejé caer sobre sus atacantes para que se apartaran. Y fue satisfactorio de narices.

Ya lo había notado con el payaso, pero de nuevo me sentía fuerte, recuperada o incluso con mayor energía. Agarré al vampiro con los dientes sangrientos por el cuello y, rabiosa, le pegué un puñetazo seco en la nariz. Así estaba mucho mejor, joder.

Agarré a Nathan por el brazo bueno y le obligué a levantarse con un tirón, listo para tirar de él si hacía falta. Con la humareda blanca era difícil llegar a ver nada, pero podía escuchar aún a don maquillaje cutre quejarse por el fondo. También escuché a la otra chica que nos acompañaba pedir algo a la tal Margarita, aparentemente esperando a que nos uniésemos.

Cogí a uno de los vampiros del brazo y me cargué de rabia. Empujé a Nathan en dirección a la voz de la chica y pegué a la criatura en el cuello, rabiosa.

¡¡Lárgate de aquí ahora mismo si no quieres perder el brazo!! ¡¡Con ella!!

Lo primero era la salud y la familia, decían, así que intentaba poner aquello en orden de inmediato. Una vez Nathan se ocultase en la humareda y se dirigiese hacia la otra chica soltaría al vampiro y me dirigiría hacia otros dos; uno lo agarraría por el pelo y el otro por el brazo. Corrí en dirección a la voz del intento barato del Joker con mis dos nuevos amigos por delante, y en cuanto distinguiese su sombra; escuché que la chica alzaba el móvil y atendí a su música un momento.

Mis ovarios iba a caer en lo mismo. Agarré al zombi del brazo y le empujé directamente hacia el enemigo con toda la fuerza que me diese su contacto físico. Tanto si lograba pillarle por sorpresa como si no correría hacia él usando al otro como escudo y, cuando la distancia fuese suficientemente cercana, le soltaría para que se abalanzara sobre él.

Me había sentido fuerte no sólo al agarrar a otros vampiros, sino al entrar en contacto con el payaso. Estaba decidida a darle aquel mordisco para ver si me recuperaba o no; mientras estuviese ocupado con los dos infectados surgidos de la nada por la humareda, saltaría directamente hacia él y le mordería donde pudiese. Cuello, nariz o brazo, me daba igual; y después le taparía la boca y le golpearía la cabeza con rabia, con cuidado de sus hechizos mágicos.
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Ronda #9 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Dom Sep 20, 2015 7:34 pm

¡Por qué poco! El plan al principio funcionó. Derribé a Petunia, inmovilizándole más o menos en el suelo, pero justo cuando Victoria intentó morderle un fuerte golpe de viento nos derribó a los dos hacia el fondo de la habitación.
Ah, por si eso no fuese ya malo, encima el payaso había bajado la palanca cuando le empujé. ¡Todo iba de mal en peor, mierda!

Mi hermana y yo caímos de culo con brusquedad, y me costó bastante centrar la mirada lo suficiente como para comprender todo lo que estaba pasando alrededor. Joder, tenía ganas hasta de vomitar.

¿Vic? —Contuve un grito de dolor, haciendo muecas y cerrando los puños con fuerza mientras intentaba levantarme con cuidado—. ¿Estás bi..? ¡¡AAHHH!!

Odiaba gritar. En serio, lo odiaba mucho. Pero esta vez ni siquiera tuve la ocasión de contener el grito que di entre el susto que me dieron y el dolor que sentía: ¡tres de los experimentos surgieron de repente de entre el humo blanco directos a por mí! El primer ataque no se hizo de esperar, y unos colmillos se clavaron con fuerza en mi hombro haciendo que volviese a gritar como una nena. Me retorcía, pateaba y empujaba con todas mis fuerzas, pero no servía para nada. Estaba atrapado. ¡¡Joder, joder, jodeeeer!!

¡¡Ah, no, eso sí que no!!

La cabeza me daba vueltas, así que fue todo muy confuso. Noté un tirón, algo que se movía rápido, y las alas de Victoria... ¡Victoria! Parpadeé, perplejo, cuando me obligó a levantarme con facilidad. ¿Qué de qué...?

¿Cuándo te has vuelto tan cachas...? —balbuceé, planteándome seriamente si no estaba teniendo alucinaciones.

Mi hermana me arrastró por la humareda blanca hacia la salida, guiándome. Pero los monstruos todavía nos perseguían, y tenía que intentar hacer aunque fuese algo para frenarlos. No me sentía capacitado para usar magia, entre el dolor y las náuseas no estaba seguro de que acertara al objetivo o incluso de ser capaz de conjurarlo bien (todavía era muy novato, leñe), así que metí la mano en la mochila de Victoria que yo llevaba a la espalda y saqué lo primero que encontré: los ajos. Vale, menuda mierda, pero mejor era esto que nada. Los lancé hacia atrás, hacia las abominaciones (o vampiros, o lo que fuesen de verdad) que querían comerme, intentando golpearles en la cara, y guardando solo un par en el bolsillo por si las moscas.

Pero entonces...

¡¡Lárgate de aquí ahora mismo si no quieres perder el brazo!! ¡¡Con ella!! —me ordenó Victoria, dándome un empujón en la misma dirección en la que parecía oírse a Maka.

¡¿Qué?! ¡No voy a dejarte sola! —protesté.

Nunca me habría esperado lo que pasó a continuación. Vic cargó contra los experimentos, agarrándolos como si fueran muñecos de trapo y cargando con ellos hacia la dirección de Petunia. ¡¿Qué pretendía?! ¡Iba a conseguir que la matasen!

Agarrándole la herida del hombro, y lleno de dolores, avancé con cuidado hacia la zona de conflicto. Tanto si mi hermana conseguía darle el dichoso mordisco como si no, la agarraría del brazo e insistiría en que nos marchásemos de allí, arrastrándola hacia la salida. Eso sí, en ambas ocasiones le tiraría los dos ajos que me quedaban a Petunia (para entretenerle o simplemente fastidiarle), antes de salir de allí pitando.

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Mil perdones por haber tardado tanto >_<
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Mar Sep 29, 2015 11:53 pm

Ragun, Nikolai, Simon y Shinju

Bueno, supongo que es mejor eso que ser más afín a alguien que va apuñalando a la gente por la espalda, ¿me equivoco?

Bah.

La situación entre ambos bandos no iba nada bien, no tardaron siquiera en empezar sus disputas.

Tal vez deberíamos rebajarnos a su altura y hacer lo mismo contigo. Los sincorazón y esos zombies de fuera se montarían un banquete contigo, que te hiciésemos eso sería un favor incluso.

¿Quieres intentarlo, niño?

Pero Nikolai fue más inteligente y trató de calmar el ambiente, interponiéndose entre ambos.

Está bien, señores, ha quedado claro: todos nos odiamos a muerte y nos deseamos lo peor los unos a los otros. Pero permitidme recordaros que, ahora mismo, tenemos problemas más importantes.

Simon le observó con intriga, desde el principio le había parecido un chico fuera de lo común. No se ceñía como sus compañeros a la guerra, sino que, posiblemente sabiendo que él mismo les resultase de ayuda frente a los muertos vivientes, prefería mantener la calma y aprovecharse. O eso pensó el miembro de Tierra de Partida, que se limitó a cruzarse de brazos al fondo del ascensor.

Respondiendo a la primera pregunta, diré que estaba demasiado ocupado huyendo de una legión de mutantes blancos por ahí arriba.

Ajá. —expresó la maestra, mientras se quitaba algo de polvo de encima.

Y respecto a los demás… Nathan era el único que me acompañaba antes de que desapareciese por arte de magia. De su hermana no se absolutamente nada, creía que estaba contigo.

>>En fin, mejor será que empiece desde el principio. Trataré de ser breve.

Y Nikolai les resumió toda la situación, procurando ser lo más conciso posible. Shinju estuvo de acuerdo con pasar todos los documentos a su teléfono móvil, y asegurarse toda la información posible para analizarla más tarde.

Nosotros no descubrimos gran cosa por ahora. Pero al menos hemos eliminado a uno de los miembros de los Villanos Finales. Algo es algo, pero temo que Zande, que se dirigía hacia el exterior de este sitio la encuentre.

>>Maestra, ¿seguro que no quiere tomarse un Éter?

¿Eh? Está bien. Dame uno. —Y extendió su mano derecha, a la espera de que Ragun le ofreciese un Éter. Porque ella había entendido que el aprendiz le ofrecería alguno con esa sugerencia.

Vale, yo recomendaría ir a por los sueros de la tercera planta. De nada nos sirve si los supervivientes que encontremos se transforman en… eso

Entonces vayamos a por esos sueros. ¿Y este por qué nos acompaña?

Scarmiglione se había quedado en un segundo plano hasta entonces, junto al panel de control del ascensor. Nadie se fijó ni le preguntó nada hasta ese entonces, donde se sobresaltó un poco y encaró a Ragun, asustado.

Se conoce mejor que nosotros las instalaciones y puede guiarnos. Siempre y cuando no haga nada raro. Ya has oído, nosotros vamos a la tercera planta.

El villano final asintió con una ligera incomodidad. Estaba claro que no le gustaba cómo estaban yendo los acontecimientos, ya no porque estuviese en inferioridad numérica, sino porque cuanto más avanzaban los Portadores más rápido terminarían por prescindir de su ayuda. No tardaría en ser eliminado, y era un hecho.

Aun así, obedeció. Presionó unos pocos botones del panel táctil y avanzó hasta el ascensor, donde ya estaban todos los demás. Shinju hizo una mueca de asco cuando se le acercó por un lado, procurando no tocar su capa bajo ningún concepto.

El grupo se vio separado del pasillo donde antes lo habían planeado todo por una pared de cristal reforzado, que surgió del suelo hasta el techo. Volver a la segunda planta ya sería imposible hasta que llegasen a su siguiente destino. Y la plataforma empezó a descender despacio.

Fuera como fuese, Ryota se merecía eso y algo mucho peor —intervino de pronto Simon, cruzado de brazos y separado del grupo de Bastión Hueco. No miraba a nadie en particular, pero era evidente que intentaba retomar la discusión con Ragun—. Ha defendido a capa y espada la oscuridad: no ha tenido problemas en profanar un mundo que ha sucumbido, y vosotros, sus aprendices, sois igual de inconscientes que él.

En ese momento Shinju se adelantó, indignada.

¿Y qué más da? Está claro que en Tierra de Partida no íbamos a llegar a ningún lado, no hace falta más que mirarte.

Aquello último pareció tocar una fibra sensible del hombre, porque se tensó y se aproximó al grupo de Bastión Hueco, todavía más serio.

No habéis traído más que desgracias, una tras otra. ¿Acaso nadie se hace responsable de Andrei? Formó parte de vuestra Orden, y como fracasó lo habéis desechado a la mínima oportunidad. Eso es lo que sois.

Shinju no apartó la mirada de la suya y los aprendices podían intervenir si lo deseaban, pero tenían que recordar que no estaban solos. Se habían infiltrado en la guarida de los villanos finales y uno de ellos les acompañaba. Llegados a cierto punto, todavía a mitad del túnel —lo cual indicaba la enorme profundidad del laboratorio, pues no alcanzaban ya a ver el segundo nivel—, comenzaron a oler algo extraño, como si se hubiese provocado una fuga de gas en alguna parte.

El primero en sentir los efectos fue Ragun, al que se le comenzó a nublar la vista poco a poco, y los demás sí pudieron notar con mayor intensidad el olor putrefacto que… emanaba del aliento de Scarmiglione. La criaturilla se había quedado atrás, muy alejado del grupo en general, y exhalaba un gas verdoso por la boca que les provocaba náuseas y entorpecían sus movimientos.

Habían caído de lleno en su trampa.

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Primero vino un chirrido metálico, estridente y molesto, que resonó por todo el túnel, luego le acompañaron muchos otros de menor intensidad. Y lo sintieron: el ascensor entero se inclinó hacia un lateral, logrando que todos perdiesen el equilibrio, incluyendo a Scarmiglione.

¿Qu-? ¡Ah!

El sonido de cuerdas tras las paredes tensándose y engranajes chirriando, a punto de salir despedidos por los aires, fue lo último que pudieron escuchar antes de que el ascensor entero terminase por darse la vuelta por completo, gracias a un brusco movimiento, y dejarles en plena caída libre sin posibilidad alguna de escape. La plataforma sobre ellos rozó con la superficie del túnel y todas las chispas saltaron, quemando la piel y la ropa de los aprendices. Si se fijaban en Scarmiglione, pudieron ver en él una gran sonrisa de satisfacción. Estaba dispuesto a suicidarse con ellos si hacía falta.

En plena caída terminaron por quedarse sin aire y alcanzaron la entrada de la tercera planta, pero poco pudieron hacer, porque estaba blindada también por un cristal reforzado, así que siguieron cayendo en picado, directos a la oscuridad. El ascensor se partió por la mitad y las piedras volaron. Un fragmento de tamaño considerable golpeó a Ragun en la cabeza, haciendo que perdiera la conciencia, y otras más echaron a Nikolai contra la pared, lo cual le frenó y provocó que un trozo del ascensor le golpeara en la cabeza.

Todo se volvió negro para ellos, y resonó un estruendo gigantesco por todo el laboratorio.

****


Lo primero que les llegó fue el olor a humo y el sonido de las brasas a su alrededor. Despertaron poco a poco, y ya podía considerarse un milagro haber sobrevivido a eso. Todo a su alrededor estaba sumido en la más absoluta oscuridad, a excepción de las zonas iluminadas por las llamas. Nikolai se despertó cerca de la única salida, con una roca enorme sobre la rodilla. Al levantarse comprobó que se le había roto y no podía apenas andar. Ragun por su parte despertó al fondo, en el lado opuesto al túnel oscuro. No se había roto nada, pero le costaba bastante ver con claridad.

En un extremo, bajo una mitad de lo que fue el ascensor, estaba Simon semienterrado, con una brecha importante en la cabeza. Y Shinju estaba aplastada por completo bajo un grupo de rocas, cerca de Ragun. Al alzar la vista comprobaron que habían caído todas las plantas hasta la última, donde estaban los experimentos. Si intentaban volar posiblemente se encontraran con los cristales reforzados, por lo que tenían que buscar otra salida en ese lugar. Y de Scarmiglione ni rastro.

Pero eso no fue lo peor, claro que no. Por el túnel, el único pasillo que conectaba con la cuarta planta, se escuchaban incontables pisadas, gemidos y gruñidos de todo tipo. Habían provocado mucho ruido, y ahora todos los experimentos iban a por ellos, que ahora se encontraban encerrados. Si se asomaban por el túnel a oscuras lo verían: una horda de muertos vivientes deseosa de acabar con sus vidas.

Tenían que atravesar eso como fuera, y no había espacio en el túnel por el que poder colarse. También podían pensar, eso siempre daba resultados.

Spoiler: Mostrar
Ragun:
VIT: 38/108
PH: 34/54
Estado alterado: Ceguera

Nikolai Everard:
VIT: 5/26
PH: 20/20
Efectos secundarios: rodilla derecha rota. Te es imposible correr o utilizar correctamente habilidades de movimiento.

Saic:
VIT: 20/20
PH: 10/10


Consejos: Si atravesáis la marabunta de zombies (del modo que sea, yo juzgaré cuánto daño provocan o no, porque hay varias formas, cada cual más loca), os toparéis directamente con el otro grupo, y podéis tomar sus mismos caminos. Asimismo, ellos también os pueden ayudar, esto lo aclararé mejor en su parte.


Maka, Nathan y Victoria

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Y se formó el caos en el tanque de especímenes del profesor Hojo. Maka por una parte, junto a la puerta, cogió el móvil y subió el volumen todo lo que pudo. Al instante atrajo la atención de casi todos los experimentos, que ignoraron a la pareja de hermanos y al propio Kefka. Alvin farfulló histérico a pocos metros de ellas, diciendo algo de que se alejara todo lo posible y desviando la vista con frecuencia al oscuro pasillo del fondo, por el que tanto él como Margarita podían escapar ahora. Pero la aprendiz no se quedó quieta, sino que avanzó hacia el villano final, dispuesta a atraer a todos los enemigos a su alrededor para que no tuviera escapatoria. El payaso la observó con ceño fruncido y dientes apretados, mientras se intentaba quitar de encima a uno.

Nathan y Victoria, por su parte, no tardaron en atravesar el tanque completo hasta alcanzar la posición de Maka, guiándose por el estridente volumen del móvil. La hermana menor empujó a su hermanito contra la otra chica, buscando un modo de alejarlo del peligro, y coger ella misma a dos experimentos con sus propias manos para lanzarse sobre Kefka, que ya tenía su vista puesta sobre los tres y estaba dispuesto a derrotarlos allí mismo.

¿Otra vez tú? Bien, ¡bien!. Ven con el bufón. —sonrió con malicia.

Aún así Victoria no se amedrentó y cargó con los que antiguamente habían sido personas, que además no ofrecieron resistencia alguna hacia ella, sino que expresaban gemidos de dolor y rabia hacia sus compañeros, extendiendo con torpeza sus brazos. Kefka no se movió del sitio, sino que esperó sonriente a la muchacha, como si ya supiera de antemano que ella no iba a suponer ningún peligro. Pero no fue así.

La chica se arremetió contra el villano. Primero se las apañó para lanzar a los dos experimentos encima, uno de los cuales terminó incinerado al instante con unas fuertes llamaradas rojas, antes de siquiera alcanzarlo: sólo quedaron de él las cenizas. El segundo, en cambio, sí logró fijarse en Kefka y tirarlo al suelo, para ir luego la aprendiz a por él. La fuerza de Victoria era inhumana, como la del monstruo que la estaba ayudando, y a ojos de Nathan y Maka, la escena era cuanto menos atroz: los dos encima de Kefka, dando golpes, mordiscos y arañazos.

Victoria logró pegarle una dentellada en el brazo, provocando un grito de dolor por parte del villano final. El hermanito mayor se las apañó junto a Maka para acercarse al núcleo del conflicto y agarrar Victoria, ahora con los dientes empapados en sangre, y alejarla de allí, hasta el otro de lado de la puerta, donde Margarita y Alvin les esperaban.

Los ajos, además, molestaron bastante al payaso, que se retorció en el suelo de dolor y con todos los experimentos encima, formando una pequeña montaña sobre su cuerpo.

***


¡Menuda aventura! Habían tenido que rodar por el suelo para pasar bajo la puerta, que se cerró al poco, dejando al grupo en el más absoluto de los silencios. Ahora, frente a un oscuro y silencioso pasillo, las dos únicas personas que no llevaban una Llave Espada decidieron atender a Nathan y Victoria, que parecían los más graves. No pudieron escuchar lo que había tras la puerta, sin embargo, como si las mismas paredes impidiesen que el sonido saliese al exterior. Eso o… Kefka había encontrado el final de sus días.

Nathan… ¿te encuentras bien? Déjame que lo vea. —le preguntó, echando un vistazo a su hombro herido.

Si Nathan o Victoria no tenían ningún problema con Alvin, éste accedería a hacerle un pequeño torniquete arrancando un trozo de su propia ropa. No era mucho, pero bueno, menos daba una piedra, ¿no?

Deberíamos seguir, no nos vaya a acorralar aquí otro payaso también.

Cierto, no tenían otro modo de avanzar que no fuese por el pasillo que tenían delante o… volver al tanque, pero eso nadie lo quería, ¿no? Alvin ayudó a cargar con Nathan como pudo y avanzaron para adelante.

Pasaron los minutos caminando entre la penumbra, evadiendo pasillos infestados por la presencia de las bestias, hasta que consiguieron encontrar una enfermería, tal y como indicaba un cartel informativo en el pasillo. Dentro hallaron cajas, botiquines, camillas con sábanas revueltas y manchadas de sangre seca, y hasta largas barras de metal apiladas en un rincón. Vieron además un conducto de ventilación en el techo, podían intentar escabullirse por ahí, pero solo cabía una persona a la vez. Margarita investigó nerviosa en un rincón de la habitación, pero no encontró gran cosa y, tras un profundo suspiro, se resignó. Si los aprendices querían buscar en los armarios metálicos o los botiquines, tenían total libertad. Lo que sí encontraron fue un microondas apagado y sucio con zumo de naranja dentro de una botella. ¿Estaría bueno?

Ese payaso liberó a todos los experimentos de este lugar, ¿no? No pienso salir ahí fuera sin algo con lo que defenderme. —comentó en voz alta, acercándose a las barras de metal y agarrando una a modo de lanza.

Alvin por su parte seguía con la vista puesta sobre los tres aprendices, como si les tuviese asco o miedo. No era difícil imaginar que se terminarían transformando en monstruos si no hacían algo al respecto, porque a aquellas alturas tanto Maka como Victoria parecían más muertas que vivas: pálidas y con piel cetrina, sudorosas y mareadas, con ojeras bien definidas bajo sus ojos. Y eso no era todo, sino que en el punto del pinchazo la pelota negra se les iba haciendo más y más grande. ¡Qué horror!

Te llamabas… ¿Victoria, verdad? —intervino Alvin, tembloroso—. Antes has mordido a ese payaso, ¿seguro que te encuentras bien? —Y esperó alguna reacción de ella o de su hermano—. ¿Y sí… y sí te terminas transformando? Al final s-serás un peligro para todos. Y tú también. —exclamó, mirando esta vez a Maka, con miedo.

Alvin se estaba volviendo cada vez más paranoico, y no era de extrañar que les terminara causando más problemas de los que ya tenían en el futuro. ¿Sabrían los aprendices a calmarlo, o le dejarían peor de lo que ya estaba? Dependía de ellos.

Antes de poder hacer nada más, un estruendo gigantesco retumbó por todo el laboratorio. Como si un gigante hubiese aplastado parte del edificio con el pie. Tuvieron que agarrarse a algo para no terminar en el suelo. Escucharon escombros, rocas rodando aquí y allá, y los gemidos de los experimentos caminando por el laboratorio hacia el punto de la explosión. Puede que hubiesen permanecido encerrados en sus celdas, pero Kefka les había liberado y ahora campaban a sus anchas.

Si salían de la enfermería a echar un vistazo se encontrarían con un paraje desolador: una fila enorme de muertos vivientes avanzaba por un pasillo al fondo, todos en la misma dirección, al lugar donde se había provocado el estruendo. Y precisamente de la marabunta de monstruos surgió una figura oscura:

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Imagen


La criatura, que no pareció haberles visto, se desvió por un nuevo pasillo oscuro, cuyo final no lograban a ver desde su posición. Tres de los monstruos se fijaron en ellos y les salieron al paso.

¿Qué demonios era esa cosa? Como sea, ¿se os ocurre algo? Estoy harta de huir, os cubriré. —Y se adelantó con barra en mano, preparada para abrirles paso a base de golpes.

¿Qué hacer, pues? ¿Atravesar la cadena de muertos vivientes por el pasillo, o seguir al encapuchado? Alvin estaba temblando, imaginando que, de ser descubiertos, no tendrían escapatoria alguna. La puerta de la enfermería no funcionaba con mecanismos electrónicos, si se encerraban dentro no aguantaría demasiado.

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Resumen: En definitiva, estáis frente a la enfermería.

-Podéis entrar dentro y encerraros, lo cual no servirá a la larga porque tirarán la puerta.

-Dentro de la enfermería hay también un conducto de ventilación muy estrecho, solo podéis pasar de uno en uno si decidís entrar por ahí.

-Bien es posible lanzarse a la marabunta de zombies, lo cual os llevará a la zona donde está el resto de compañeros (Nikolai, Ragun, Simon y Shinju, leed su parte para más detalles).

-O seguir a Scarmiglione, quizás os lleve a algún sitio interesante.

-También podéis perderos por el laboratorio y abrir puertas, con el riesgo de llevaros alguna que otra sorpresa.

¡Ánimo!

Maka Cross:
VIT: 9/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie

Nathan Knight:
VIT: 2/8
PH: 2/4
Efectos secundarios: mordisco en el hombro izquierdo. Te va a costar manejarte con ese brazo.

Victoria Knight:
VIT: 4/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie


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Fecha límite: Domingo 4 de Octubre

Me ha costado mucho escribir esta ronda, pero a ver si conseguimos poner esto en marcha de nuevo.

Faltas:
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Jue Oct 01, 2015 5:13 am

Para mi sorpresa, todo había salido a pedir de boca. Había conseguido lo que por una parte me propuse y era el echo de atraer a los seres esos gracias al móvil. De ese modo podría ayudar en algo a los hermanos.

Tenía el corazón a mil por hora y era algo demasiado normal para la situación en la que nos encontrábamos, como para no estarlo. Igual el estado en el que me encontraba parecía afectarme poco a poco cada vez más y parecía que ni mejoraba al paso del tiempo, eso era algo que no me estaba gustando ni un pelo. Aunque realmente mi atención actualmente estaba más puesta en lo que estaba sucediendo en esos instantes.

¿Otra vez tú? Bien, ¡bien!. Ven con el bufón. — Le escuche.

Ver como Victoria cargaba contra aquellos dos experimentos me hizo sentir por una parte mal, por el echo de que ellos antiguamente habían sido personas como nosotros, pero no quedaba más remedio, eran ellos o nosotros.

Me sorprendió el echo de como el payaso pudo incinerar a uno de esos seres como si nada al instante con una fuerte llamarada roja, en cambio el segundo si que le alcanzo y lo tiro contra el suelo. Luego lo siguiente que hicieron fue algo que no pude soportar y tuve que desviar rápido la mirada. Ese tipo de escena seguramente se me quedaría grabado eternamente en mi mente y era algo que odiaba porque seguramente las recordaría muchas veces, a no ser de que otra cosa más peor que todo esto me pasase y lo remplazara de sobre manera.

Escuche como gritaba el payaso, por lo cual no pude evitar cerrar los ojos rápidamente, tratando de imaginar otra cosa. Aunque luego reaccione y al abrirlos trate de ayudar en lo que pudiese a Nathan para irnos de ahí como si no hubiera un mañana.

Lo único que estaba pensando ahora era el echo de salir por patas de ahí, después de que pudiésemos conseguir lo que habíamos conseguido y no había que tentar a la suerte.

---


Al final cuando pasamos rodando por de bajo de aquella puerta, sentí un gran alivio dentro de mi, aunque por otro lado sentía que eso aun no había acabado porque teníamos que salir de ahí con vida si o si. También pensé de que aun debía de reencontrarme con mi maestra y Simon, esperando que también la madre de Margarita estuviera bien. Igual dependiendo de si tenía el móvil aun, lo abría apagado y devuelto a Nathan cuando terminaran de atenderlos a ambos ya que ellos dos estaban peor que yo.

Nathan… ¿te encuentras bien? Déjame que lo vea. — Mire a Alvin cuando escuche decirle esto.

En ese instante mi mirada luego se fijaría a la distancia, pensando que es lo que tendríamos que soportar ahora. Ya no me sorprendía realmente casi nada después de habernos topado con todo aquello.

Deberíamos seguir, no nos vaya a acorralar aquí otro payaso también.

Cuando escuche eso, no pude evitar mirar hacia atrás donde la puerta estaba cerrada y luego volví a fijar mi vista al frente. Ni loca volvía hacia atrás. Ya tenía suficiente con lo que acababa de presenciar anteriormente.

Avanzábamos entre la penumbra. Hasta que dimos con una enfermería. Espera. ¿Una enfermería? Me resulto un poco extraño al principio, pero luego pensé que aquí debería de ser ya normal encontrarte algo así. Así que entramos, quizás encontraríamos cosas de utilidad, quien sabe. Cuando vi todo por encima, pensé en abrir los armarios y los botiquines por si habían cosas de utilidad, dependiendo de si no lo hacían antes que yo claro. Después de observar todo lo demás, miraría que es lo que harían los otros.

Ese payaso liberó a todos los experimentos de este lugar, ¿no? No pienso salir ahí fuera sin algo con lo que defenderme. — Parpadee un par de veces y fije mi mirada en ella.

Estaba costándome el concentrarme, hasta había momentos en los que me quedaba ausente, mirando hacia la nada. Hubo momentos en que tuve que limpiar mi sudor con la manga de la gabardina, hasta me estaba comenzando a dar un poco de asco esto. Aunque cuando pude reaccionar, hice lo mismo que Margarita y me acerque hacia las barras de metal para agarrar uno. Esto era mejor que nada o eso pensaba yo para no estar dependiendo de momento de la Llave Espada.

Te llamabas… ¿Victoria, verdad? — Mi mirada se clavo de nuevo en Alvin. —. Antes has mordido a ese payaso, ¿seguro que te encuentras bien? — En ese instante mi mirada se desvió hacia los hermanos. —. ¿Y sí… y sí te terminas transformando? Al final s-serás un peligro para todos. Y tú también. — Cuando escuche esto ultimo, devolví la mirada a Alvin, el cual me miraba con miedo.

Dependiendo de si los hermanos o Margarita le decían algo al chico, me quedaría callada suponiendo de que podrían calmarle. En cambio si no resultaba, yo estaría dispuesta a brindarle unas palabras.

Me esforzaré para que no acabe siendo así Alvin.— Tomaría una pequeña pausa para continuar después de dedicarle una sonrisa forzada. —Después de todo, me gustaría que saliésemos todos de esta.— Tenía miedo de acabar convirtiéndome en esas cosas.

De repente escuche un estruendo muy fuerte y tuve que apoyarme al menos a algo para no acabar por los suelos. ¿Qué habría pasado? Aunque lo peor de todo fue el echo de escuchar los gemidos de los experimentos caminando por ahí, cosa que me hacia imaginar que no estábamos a salvos ni de broma.

Por mi parte preferí salir de la enfermería, no me parecía lo correcto quedarme ahí encerrada. Además, no sabía aun que era lo que me habían inyectado y vete a saber si tenía las horas contadas, así que pensé. ¿Qué más daba ya? Ahora al menos trataría de dar todo de mi para ayudar a los demás, con el pensamiento de que quizás podía llegar a convertirme en una de esas cosas y que prefería acabar de la mejor manera sin estar de brazos cruzados.

A lo lejos pude llegar a ver a los monstruos esos extraños y entre esa marabunta de monstruos surgió una figura oscura. Esto hizo que frunciera ligeramente el ceño y no apartara la mirada de este hasta que desapareció. Me resulto muy sospechoso. Luego tres de los seres esos se fijaron en nosotros y nos salieron al paso.

¿Qué demonios era esa cosa? Como sea, ¿se os ocurre algo? Estoy harta de huir, os cubriré. — Mire alertada a Margarita, dejándome preocupada el echo de que pudieran hacerle daño.

Yo ya tenía pensado que hacer. Por mi parte preguntaría hacia donde debíamos ir, para ir todos unidos. En cambio si me dejaran elegir, ofrecería el echo de seguir a aquella figura o seguir el final del camino. Trataría de abrirme paso con la barra de metal. De ese modo nos libraríamos de un par de monstruos o haría el intento de hacerlo para que no resultara tan dificultoso avanzar. También trataría de proteger a Margarita si veía que algún monstruo se le acercaba, más el echo de vigilar de que Alvin y los hermanos no resultaran más heridos.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Vie Oct 02, 2015 10:09 am

Le di un Éter a la Maestra para que recuperase su magia o al menos parte de ella una vez entramos en el ascensor. Lancé una mirada asesina al Villano Final, que se mostró asustado como respuesta, algo que me complació en gran medida.

Se conoce mejor que nosotros las instalaciones y puede guiarnos. Siempre y cuando no haga nada raro. Ya has oído, nosotros vamos a la tercera planta.

Comprendo, supongo que no es una mala idea —ladeé la cabeza. No estaba seguro de si se podía confiar en alguno de los Villanos Finales y tampoco me gustaba la idea de ir con uno que nos llevase casi de la mano. Pero lo cierto es que sin él probablemente acabaríamos más perdidos que en un pulpo en un laberinto.

Scarmiogle, al cual había visto en varias ocasiones anteriores asintió incómodo. Tras unos instantes pulsó varios botones del panel táctil del ascensor. Shinju lanzó una mirada de asco contra el encapuchado, algo que me hizo algo de gracia. Sonreí ligeramente.

El ascensor empezó a descender.

Fuera como fuese, Ryota se merecía eso y algo mucho peor

Sin darle tiempo a reaccionar me lancé sobre él materializando mi llave espada y presioné con ella su gordo cuello.

¡Repite eso si te atreves! —rugí entre dientes haciendo presión con el arma.

Ha defendido a capa y espada la oscuridad: no ha tenido problemas en profanar un mundo que ha sucumbido, y vosotros, sus aprendices, sois igual de inconscientes que él.

Ryota ha defendido a capa y espada la luz, la oscuridad y los demás elementos que componen el universo —corregí—. La balanza debe estar igualada. Eso es lo que él está intentando. Tierra de Partida pretende borrar la oscuridad, y la oscuridad forma parte de todos nosotros, al igual que la luz. ¿Qué pretendéis hacer para eliminar la oscuridad? ¿Matar a todos los afines a ese elemento cuando llegue el momento? ¿Eliminar las emociones humanas para evitar la creación de más oscuridad?

Shinju también intervino.

¿Y qué más da? Está claro que en Tierra de Partida no íbamos a llegar a ningún lado, no hace falta más que mirarte.

Solté una leve risa e hice desaparecer mi llave espada al ver como Simon pareció ofenderse. Dio unos pasos hacia nosotros con seriedad. Si pretendía intimidarnos iba de culo.

No habéis traído más que desgracias, una tras otra. ¿Acaso nadie se hace responsable de Andrei? Formó parte de vuestra Orden, y como fracasó lo habéis desechado a la mínima oportunidad. Eso es lo que sois.

Andrei actuó por su cuenta y sufrió las consecuencias —intervine con parquedad—. Puso en peligro el secreto de toda la orden de Caballeros de la Llave Espada inmiscuyéndose en asuntos de un mundo. Rompió una de las tres leyes fundamentales, fomentó una guerra y por su culpa Erased Data llegó a La Red.

>>Además tú no tienes ni idea de nada referente a nosotros. Solo conoces lo negativo, pero claro. ¿Acaso no fue Tierra de Partida la que provocó el despertar de Gárland? ¿Y qué me dices de esas muertes en Ciudad de Paso por culpa de ese paquete que al final robaron los Villanos Finales? Además, si casi todos los aprendices y la mitad de los Maestros de Tierra de Partida os abandonaron para fundar Bastión Hueco será por algo, ¿no?

Sostuve la mirada de Simon, cuando de repente empecé a percibir un fuerte olor. Era… ¿Gas?

¿Se te ha escapado? ¿Tanto miedo tienes? —dije burlón hacia Simon, sin embargo poco más pude decir ya que mi vista empezó a nublarse.

Un aroma putrefacto salía del aliento de Scarmiogle, que había aprovechado nuestra distracción mientras inundaba todo con aquel extraño gas verdoso.

Spoiler: Mostrar


Un fuerte ruido se escuchó por todo el túnel junto a varios chirridos metálicos. El ascensor se soltó de uno de los lados torciéndose violentamente. Caimos al vacío.

Era horrible caer sin poder ver, no sabía si me daría tiempo a invocar mis alas, o ni siquiera si abajo había una muerte segura o unos preciosos y mullidos colchones (aunque dudaba lo último)

De golpe, algo golpeó mi cabeza… Y todo se volvió negro.

****


Percibí un fuerte olor a humo y el sonido crepitante de las brasas alrededor. No podía ver con claridad, y menos con aquella oscuridad. Activé mi Visión Nocturna con la esperanza de compensar mi ya de por sí poca visibilidad con la capacidad de ver en la oscuridad.

Creía distinguir a Niko, pero no estaba del todo seguro de si era él.

¿Niko? —alcé la voz para que me respondiese puesto que apenas podía distinguir más allá de mis propias manos—. ¿Estás bien? ¿Puedes ponerte en pie?

Me acerqué con paso lento hacia él tratando de no tropezar con los cascotes que había por el suelo y que apenas podía ver y le ayudaría si hacía falta.

Apenas puedo ver, ese Scarmiogle me ha hecho algo en los ojos —comenté malhumorado—. ¿Y la Maestra?

El estado de Simon me daba igual, por lo que decidí no mencionarle, aunque pronto supe que había sido de él. Pudimos verle, semienterrado bajo lo que había sido la mitad del ascensor y con una enorme brecha en la cabeza, me alegré de verle así. Pues esperaba que estuviese muerto. Eso significaría que Tierra de Partida se quedaría sin su mayor proveedor de suministros. Si morían de hambre por ello no era mi problema, de hecho… Mejor.

Pero la sonrisa que había dibujado al ver la patética apariencia del mercader se me borró cuando me di cuenta de que Shinju estaba completamente aplastada bajo un montón de rocas, no muy lejos de donde me encontraba. Niko y yo estábamos vivos de milagro.

¡Niko, ayúdame a sacar de ahí a la Maestra! —apuré mientras invocaba mi llave espada y la empleaba a modo de palanca para apartar las rocas más pesadas.

Y de pronto, por el único pasillo que iba hacia la cuarta planta escuchamos aquellos característicos sonidos dignos de una película de terror. Los Zombies debían haber escuchado el ruido que había hecho el ascensor y ahora venían a por nosotros.

¡Hay que despertar a la maestra! —apuré aún más en sacar todas las rocas. Si lo conseguíamos le haría beberse una poción y la ayudaría a levantarse, luego diría:

>>Dejemos aquí a ese, servirá para entretenerlos unos instantes. Maestra, ¿cree que puede hacernos invisibles contra esos monstruos? Ese pasillo parece la única salida.

Si no quedaba más remedio tendríamos que abrirnos pasos con uñas y dientes a través de aquel túnel.

Spoiler: Mostrar
Ragun decide que salvará a Shinju. Para ello quitará las rocas utilizando la llave espada como palanca y si lo consigue le dará una poción. En caso de que ni así despierte Ragun la llevará en su espalda y tratará de abrirse paso con su llave espada empujando a los zombies y golpeándolos.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Lun Oct 05, 2015 7:13 pm

Fuera como fuese, logró interrumpir la disputa entre Ragun y Simon. El segundo le lanzó una mirada adusta y se metió en el ascensor. Shinju y su compañero (a los que siguió) fueron los siguientes en pasar a dentro, colocándose en el extremo opuesto en el que se encontraba el hombre de Tierra de Partida. No le importaría guardar distancias siempre y cuando no volviesen a montar un numerito como el de antes.

Clavó sus ojos en Scarmiglione, quien se puso a trastear con el panel de control del ascensor, apurado. No parecía muy contento con tener a dos Caballeros más presionándole, pero no le quedaba otra. Más le valía, Niko no estaba para más triquiñuelas.

Una vez todos estuvieron dentro, una compuerta de cristal cerró el ascensor y se puso en marcha. Nikolai se apoyó en una de las paredes del compartimento y se metió las manos en la chaqueta. Desde ahí se puso a observar a los dos bandos situados en cada extremo, notándose la tensión entre ambos. Daba gracias a que sería un trayecto corto si solo tenían que descender una planta.

Pero pese a ser corto, dio tiempo a que se reabriesen viejas heridas.

Fuera como fuese, Ryota se merecía eso y algo mucho peor.

Niko apretó los labios en una fina línea, entrando en estado de alarma. Maldijo por lo bajo la terquedad de Simon por continuar con la puñetera disputa, pero aún más la impaciencia de su compañero, quien apuntó al hombre con su Llave Espada sin siquiera pensárselo.

¡Repite eso si te atreves!

Chasqueó la lengua, enervado. Viéndose venir que aquello iba a acabar muy mal, se separó de la pared empujando con las manos y avanzó un par de pasos hasta ellos, vigilándoles para que no llegasen a más. ¿Es que tanto costaba mantener la boca cerrada? Los Villanos ya eran un problema bien gordo como para tener que estar preocupándose de que no se matasen entre ellos.

Ha defendido a capa y espada la oscuridad: no ha tenido problemas en profanar un mundo que ha sucumbido, y vosotros, sus aprendices, sois igual de inconscientes que él.

Ryota ha defendido a capa y espada la luz, la oscuridad y los demás elementos que componen el universo. La balanza debe estar igualada. Eso es lo que él está intentando. Tierra de Partida pretende borrar la oscuridad, y la oscuridad forma parte de todos nosotros, al igual que la luz. ¿Qué pretendéis hacer para eliminar la oscuridad? ¿Matar a todos los afines a ese elemento cuando llegue el momento? ¿Eliminar las emociones humanas para evitar la creación de más oscuridad?

Los dos. Basta —les ordenó, tajante—. Ahora no es el momento.

No lo era para nada. Entendía el punto de vista de Ragun y la aversión a Tierra de Partida que le causaban sus miedos. En otra situación le hubiese apoyado, pero no con sangre de por medio. Entraba dentro de sus estudios el buscar una manera de que se zanjase la dichosa batalla entre la Luz y la Oscuridad, pero no por medio de imponerse a la fuerza o con matanzas. Eliminar de raíz a quienes discrepaban con sus ideales era algo que no podía concebir.

¿Y qué más da? Está claro que en Tierra de Partida no íbamos a llegar a ningún lado, no hace falta más que mirarte.

Y para mayor escarnio, la otra entró en el fregado para meter aún más el dedo en la llaga. La miró con hastío, incapaz de creerse que su superiora no se le ocurriese otra cosa que participar en una absurda pelea con un comportamiento que rozaba los límites de lo pueril. Increíble. Aquello le desesperaba sobremanera.

No habéis traído más que desgracias, una tras otra. ¿Acaso nadie se hace responsable de Andrei? Formó parte de vuestra Orden, y como fracasó lo habéis desechado a la mínima oportunidad. Eso es lo que sois.

<¿Andrei?>, otro nombre que había escuchado de pasadas, pero que le resultaba completamente desconocido. Mira que le enervaba ser el último mono en estas cosas.

De todas formas, Ragun no tardó en hacer un breve resumen del susodicho Andrei, quien no debía ser muy buena pieza por los crímenes de los que se le acusaba.

Además del ya conocidísimo caso de la oficina de correos de su hogar (se habló de él durante semanas en todos los distritos de Ciudad de Paso), salieron a flote otros asuntos que le sonaban a chino: ¿Erased Data? ¿Garland? ¿Pero en qué demonios se había inmiscuido la Orden antes de su llegada?

Además, si casi todos los aprendices y la mitad de los Maestros de Tierra de Partida os abandonaron para fundar Bastión Hueco será por algo, ¿no?

Ragun y Shinju observaron a Simon cuales perros rabiosos, a punto de lanzarse a por la yugular de su presa. El aprendiz se mordió el labio, temiéndose lo peor, hasta que lo notó: gruñó y arrugó la nariz, percibiendo un hedor putrefacto que hizo chillar a sus fosas nasales.

¿Se te ha escapado? ¿Tanto miedo tienes?

Nikolai chistó a su compañero, frunciendo el ceño y mirando en derredor. No, el olor era demasiado fuerte para que una persona lo provocase. Tenía que ser una fuga de gas, o…

Tú…

Le pilló nada más girar sobre sus talones. Sacrmiglione. Abrió mucho los ojos al ver ese gas verdoso salirle de la boca a ese cretino. Apretó los dientes e hizo ademán de invocar su Llave Espada, pero una brusca sacudida le tiró al suelo. No tuvo tiempo de preguntarse qué fue lo que ocurrió cuando, tras un fuerte estruendo de metal resquebrajándose, el ascensor se volcó y rodó entre trompicones, golpeándose el cuerpo, hasta quedar suspendido en el aire.

Contempló con horror como enormes cascotes de acero se le venían encima en plena caída. Trató de cubrirse con los brazos, pero ni con eso se libró de llevarse varios golpes que lo estamparon contra la pared del túnel.

Ahogó un grito y engarfió los dedos para intentar agarrarse a cualquier saliente de la pared. No tuvo éxito alguno, pues sintió un contundente mazazo sacudirle en la base del cráneo. Boqueó, y todo a su alrededor se fue apagando. Lo último que llegó a discernir antes de que se le cerrasen los ojos fue la figura de Scarmiglione cayendo en picado, mostrando una amplia sonrisa.

***


Nikolai despertó entre toses, ahogándose con el pestazo a humo y sintiendo el crepitar de algo quemándose no muy lejos. Se llevó una mano a su magullada sesera, palpándose en busca de heridas graves. La cabeza estaba más o menos intacta, pero el auténtico percance llegó en cuanto trató de incorporarse, sintiendo un terrible latigazo de dolor en la pierna derecha que le hizo ver las estrellas. Apretó los puños y siseó, soltando una palabrota por lo bajo.

¡S-señor Niko, procure no moverme más de lo necesario!

Irguió el cuello y se encontró a Saic, tirando de un pedrusco situado justo encima de su pierna afectada. El asistente, al ver que su dueño se despertó, extendió sus manos hacía en él, disuadiéndole de que no hiciese movimientos bruscos. Echó un vistazo a su alrededor, confuso, topándose con trozos de chatarra allá donde fijase la mirada.

¿Qué demonios…? —calló al rememorar los acontecimientos de hacía unos minutos: el ascensor, el desprendimiento, y… —. Scarmiglione… —escupió con rabia. Había sido él, sin duda. Lo preparó todo para quitárselos de en medio, incluso llegando al punto de suicidarse para llevar a cabo su plan. Maldito engendro…

¿Niko?

Reconoció de inmediato aquella voz entre todo el caos.

¿Ragun? —preguntó en voz alta—. Estoy aquí. —Alzó el brazo desde el suelo y lo agito para que le viese.

¿Estás bien? ¿Puedes ponerte en pie?

Lo voy a tener un poco complicado —musitó con sorna.

Ragun acudió a socorrerle, quitándole la piedra de encima. Con razón le dolía la pierna horrores; la visión de su rodilla fracturada y desencajada le hizo bufar de hastío. Un día jodidamente redondo, con todas las de la ley. Iba a matar a Shinju por su genial idea de mandarlos a la guarida de unos psicópatas.

¿Y la Maestra?

Buena pregunta. ¿Dónde se había metido? Miró en derredor y, en primer lugar, localizó el cuerpo enterrado de Simon, inconsciente. La frente le brotaba un buen reguero de sangre, seguramente a causa de uno de los fragmentos del ascensor que le dio de lleno. Y Shinju no estaba mucho mejor que él, la encontraron debajo de una pila de rocas. Él se habría hecho añicos la rodilla, pero, sin duda alguna, esos dos se llevaron la peor parte.

¡Niko, ayúdame a sacar de ahí a la Maestra!

Nikolai invocó su Llave Espada y la usó a modo de muleta para avanzar hasta Shinju. No llegó ni a tres pasos mal dados cuando unos gemidos horriblemente familiares resonaron por el fondo del pasillo. La sangre se le heló de súbito. ¿Era una puñetera broma? ¡Esos chalados ni siquiera se molestaban en encerrar a sus monstruitos y que no campasen a sus anchas!

Tenemos que salir de aquí ya —sentenció, con un timbre nervioso. Se mordió el labio y echó la mirada atrás, la única vía de escape de la que disponían era el mismo pasillo por el que ya se acercaban esos malditos engendros. Y pocos no serían por el escándalo que estaban montando.

Ragun se esforzó en quitar todas las piedras que pudo del cuerpo de la Maestra y trató de despertarla. Su idea era la de recurrir a la magia ilusoria de la chica para volverse invisibles y pasar inadvertidos entre la horda de monstruos. Le veía lagunas, pues sí tenían otras formas de detectarles a parte de la vista, lo llevaban claro. Sin embargo, el chico Sincorazón ya tenía en mente un método para hacerles ganar tiempo:

Dejemos aquí a ese, servirá para entretenerlos unos instantes.

Nikolai tensó las facciones de su rostro y echó una mirada furtiva a “ese”. Ingenuo de él, tenía que habérselo imaginado desde un principio. Ragun no iba a mover ni un dedo para socorrer a alguien de la Orden enemiga. Para él era fácil abandonarlo cuando les guardaba un rencor visceral. Y con la guerra de por medio, tenía la excusa perfecta para deshacerse de él sin mancharse las manos.

Pero para Nikolai… Si ya de por sí quería evitar convertirse en un cabrón sin escrúpulos, la puta casualidad de que ese hombre le salvase de uno de esos engendros le pesaba. Si al menos no se lo hubiese cruzado antes, aún podría tener la sangre fría de dejarlo a su suerte y preocuparse de su pellejo.

<Algún día me arrepentiré de tomarme tantas molestias en donde no me llaman. Lo sé>.

Se le escapó un gruñido de exasperación y sacó dos pociones de su chaqueta. Vigiló por el rabillo del ojo a Ragun para asegurarse de que no le prestaba atención mientras se ocupaba de Shinju, y se bebió de un par de tragos uno de los frascos. El segundo se lo pasó a escondidas a Saic, y le indicó con señas que se lo hiciese beber a Simon. Mientras, el aprendiz ayudaría a su compañero con Shinju. Con un poco de suerte, el asistente pasaría inadvertido a causa de la visión borrosa de Ragun.

Si, por un casual, la Maestra no despertase para lanzarles un hechizo de invisibilidad, no le quedaría otra que arremeter contra cualquier criatura que se le viniese encima. Conociendo de antemano una de sus debilidades, dispararía los Piros fuesen necesarios para abrirse camino.

Spoiler: Mostrar
-Nikolai se tomará una poción, y Saic le dará otra a Simon mientras Ragun o Shinju no le estén mirando.

-En caso de que no pudiesen recurrir a la ayuda de Shinju y tuviesen que entablar combate, Nikolai usaría los Piros necesarios para librarse de las criaturas blancas que le supongan una amenaza.

Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Ataque básico del elemento Fuego. Proyectil ígneo lineal. Con muy pocas posibilidades de producir quemaduras en el enemigo.
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Ronda #10 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Mar Oct 13, 2015 8:00 pm



Todo fue un puro caos. Con Maka distrayendo a los monstruos con mi móvil, Victoria no tuvo problema en llegar hasta Kefka y, con dos experimentos cual bates de béisbol, aporrear al payaso Petunia con fiereza, incluso mordiéndole. La escena fue... rara. Y desagradable, no me gustó ver a mi hermanita así.

¡Vic, vámonos!

Consciente de que teníamos que salir de allí cuanto antes, la agarré como bien pude con el brazo en mi estado y la arrastré hasta la puerta con los demás justo antes de que se cerrara.

***


Odio este mundo.

Estábamos en una especie de enfermería, tras haber avanzado por unos oscuros pasillos en los que no parábamos de oír ruidos de experimentos por todos lados. Me dejé caer en la primera silla que encontré, haciendo muecas por el hombro. Alvin me había hecho un torniquete por el camino, y aunque al menos no me desangraría, no me quitaba el dolor.

Para empeorar las cosas, en la enfermería no había nada especialmente útil. Abrí algún botiquín que otro que encontrase, esperando encontrar alguna poción gratis o algo parecido que me pudiera ayudar. Si no había nada, me limitaría a darles una patada, ofuscado.

Ese payaso liberó a todos los experimentos de este lugar, ¿no? No pienso salir ahí fuera sin algo con lo que defenderme. —Tanto Margarita como Maka decidieron coger barras metálicas que había por la zona, a modo de arma. Bueno, menos era nada.

Te llamabas… ¿Victoria, verdad? —dijo de pronto Alvin, con cara de haber visto un fantasma.

Pero no era un fantasma: era mi hermana quien le provocaba ese temor. Su aspecto había empeorado bastante ahora que me fijaba: estaba más pálida que nunca, con un tono verdoso, sudaba mucho y tenía unas ojeras impresionantes. La maldita inyección le estaba pasando factura, y no era la única: Maka también estaba igual. Aunque el aspecto de lunática habitual de mi hermanita no ayudaba a que transmitiera seguridad en aquel estado.

Antes has mordido a ese payaso, ¿seguro que te encuentras bien?

Guardé silencio, esperando que ella hablase. Pero no me gustaba por dónde iban las preguntas...

. ¿Y sí… y sí te terminas transformando? Al final s-serás un peligro para todos. Y tú también. —añadió, refiriéndose a Maka.

¡Eh, cierra la boca! —salté, poniéndome de pie de repente con cara de enfado—. ¡O te la cerraré yo!

Apreté las manos con fuerza, fulminando a Alvin con la mirada. Vale que tenía motivos de sobra para estar paranoico, pero nadie decía eso de mi hermana. Nadie. Además, no iba a permitir que se convirtiera en uno de esos monstruos... ¿Verdad? No pude evitar mirarla de reojo con preocupación. ¿Y si lo hacía...?

Me dejé caer de nuevo en la silla, sujetándome el hombro, pero un segundo después toda la enfermería retumbó. Suerte que estaba sentado y pude agarrarme a mi asiento a tiempo, porque de lo contrario me habría caído de cabeza al suelo. El ruido que lo acompañaba no auguraba nada bueno: rocas cayendo, experimentos gritando, grietas formándose...

Nada bueno, seguro.

¡¿Se está cayendo a pedazos este sitio o qué?!

Me asomé con los demás por la puerta de la enfemería, buscando respuestas. Lo primero que vimos fue un tropel de experimentos en el pasillo más lejano, marchando en fila en la dirección por la que había sonado el estruendo. Por suerte, no parecían prestarnos atención.

Pero no eran los únicos que se movían: una figura diferente surgió de entre los monstruos, avanzando en una dirección distinta. Iba envuelta en una capa mohosa, ocultando su rostro y su cuerpo que no parecía demasiado humano.

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¿Qué de qué...?

¿Qué demonios era esa cosa? Como sea, ¿se os ocurre algo? Estoy harta de huir, os cubriré.

Pues...

Maka también preguntó que hacer, sugiriendo seguir a la figura o ir por el pasillo del fondo. Intercambié miradas con Victoria, pensativo. No me terminaba de fiar de ellos, sobre todo de Alvin, y con mirarla a la cara sabía que mi hermana tampoco.

Será mejor separarnos. Lo mejor para todos. —Lancé una mirada de rencor y enfado a Alvin, esperando que captara el mensaje—. Vosotros tres seguid a esa figura, puede que os lleve a la salida. Nosotros... Nos quedaremos aquí.

No insistiría si se resistían a separarnos, pero no cedería en seguirles. Tenía que pensar qué hacer, estuviéramos solos o no. Buscar un antídoto para el virus (o lo que fuese), sin duda. Pero, si no había en la enfermería, ¿dónde buscar...? No pude pensar demasiado, porque el sonido de voces humanas y golpes captaron mi atención. Provenía del sitio del derrumbe, donde estaban acudiendo los experimentos... ¿Más supervivientes? Quizás sabían más de este lugar que nosotros...

No perdería nada por intentarlo, porque ahora mismo las opciones que teníamos eran más bien nulas. Cogí el móvil (que Maka me había devuelto tras el incidente de Petunia), y puse el reproductor de música al máximo, saliendo de la enfermería y lanzándolo con fuerza por el primer pasillo aparte (que no fuera el que había ido la figura encapuchada), esperando que captara la atención de los experimentos como hicieron con el payaso.

¡¡POR AQUÍ, RÁPIDO!!

Esperaba que quienes fuesen me oyesen, ya fuera a mí o a la música, y vinieran para poder refugiarnos en la enfermería. Si algún experimento se acercaba demasiado, le lanzaría un Piro a la cara antes de huir de él corriendo. Si no tenía fuerzas mágicas, le pegaría un puñetazo con el brazo sano antes de salir pitando.

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· Nathan pide al grupo separarse ya que los hermanos no se encuentran cómodos con el grupo. Nathan y Victoria se quedarían en la enfermería sí o sí.

· Al oír los ruidos de pelea de la parte de Ragun y Nikolai, usará el móvil para intentar captar la atención de los experimentos y alejarlos de ellos, ayudando a que los otros avancen y lleguen a la enfermería para que BH se reagrupe.

· Piro a la cara de algún experimento que se acerque demasiado o directamente un puñetazo. Los PH no me dan para más ;w;

· Soul está de acuerdo con mis acciones, esta hablado entre los dos.
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[VK] Ronda #10 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Soul Artist » Mar Oct 13, 2015 11:01 pm

La sangre, dicen, tiene un sabor semejante al metal. Cuando me abalancé sobre Kefka con éxito para clavarle mis dientes lo hacía con un objetivo claro: transmitirle mi enfermedad y quizás, si pudiera, ejercer mi mando como vampiresa jefe y contar con un aliado poderoso aunque fuese hasta curarme.

Sí, ese era el plan. Sin embargo, tras el mordisco todo se había vuelto un caos: el payaso había quedado atrapado con aquellas criaturas, con un destino aciago que no apuntaba en la buena dirección. Saboreé cada gota de sangre, cada milímetro de la carne blanca del payaso, y agarré con fuerza su cuerpo para continuar, mientras él gritaba por el resto de criaturas.

Algo tiró de mí y evitó que continuara haciendo mi labor. Mi hermano me agarró con fuerza; observé desesperada cómo nos alejábamos de Kefka, el cual seguía retorciéndose de dolor entre sus nuevos amigos y los ajos tirados junto a él.

Merecía cómo aquel payaso iba a terminar, pero lamentaba que no fuese por mi propia boca.

* * *

Nathan buscaba por la enfermería algo con lo que tratarse las heridas, mientras que yo me había quedado sentada sobre una de las camillas con los brazos en posición cerrada. De vez en cuando me tocaba los labios con las yemas de los dedos y comprobaba que, aunque ya lo supiera, que seguía con todo el morro lleno de la sangre de nuestro enemigo.

Así seguí hasta que alguien me llamó por mi nombre: el tal Alvin, el tipo desagradable y gilipollas. Me limité a mirarle de reojo y me aparté más si podía, dándole la espalda. Sin embargo continuó y preguntó por mi salud, aunque directamente relacionado con el hecho de que había mordido a Kefka. Mi hermano se estaba ya colocando en posición defensiva, y sabía lo que iba a venir a continuación.

¿Y sí… y sí te terminas transformando? Al final s-serás un peligro para todos. Y tú también. —Se dirigió a Maka, la cual se encontraba en la misma situación que yo. Nathan contestó de inmediato en nuestro nombre.

¡Eh, cierra la boca! ¡O te la cerraré yo!

Apretó los puños y observó lleno de rabia a don gilipollas, incluso cuando tenía parte de razón. Algo débil, pero con la fuerza de mi decisión en mi poder, me levanté y me limpié la sangre de mi rostro con una pasada de la palma de mi mano. Me di media vuelta y caminé directa y llena de rabia hasta Alvin, y cuando le pude alcanzar, le cogí del cuello de la ropa y le empujé hasta la pared; le había manchado la ropa de la sangre de Kefka. Era tan criminal como yo misma.

Te aseguro que sí, soy peligrosa —le contesté, escupiéndole con cada sílaba parte de la sangre que quedaba en mi saliva—. ¿Y qué sugieres, matarme antes de que eso suceda? ¿Apartarme del grupo? Que así sea. Pero si me transformo y tú demuestras ser un perfecto capullo, créeme que seré una vampiresa más inteligente que esos de ahí fuera, y te encontraré.

Un temblor me pilló por sorpresa y me caí al suelo yo sola. Por muy gallita que me pusiera, la verdad es que seguía excesivamente débil físicamente; la sangre de Kefka me había recargado fuerzas, pero necesitaba más. Eso, o repartir estopa con otros vampiros.

De inmediato Maka propuso un plan de escape, pero negué con la cabeza en silencio mientras clavaba mi mirada en Alvín. Nathan lo notó; se resistió a abandonar el lugar, prefiriendo que nos separásemos. Si existía una cura tenía que estar dentro, y buscar una escapatoria era malo para mí. Y agradecería mucho que se fueran: sabía que de ninguna manera mordería a mi hermano, jamás. Pero había estado a apenas una décima de segundo de hacerlo con Alvin por gilipollas, y quizás la lista pudiera extenderse. Imaginé por un momento la escena: él gritando, retorciéndose del miedo y el dolor, mientras mi boca se cerraba alrededor de su cuello y arrancaba un trozo de carne lo suficientemente grande como para crear mi propia fuente de sangre con la que alimentarme.

Me gustaba demasiado aquella idea. No me asusté porque se pasara por la cabeza; estaba debilitándome y el delirio era de fácil asimilación. Lo que sí me asustaba era imaginar que Maka pudiese hacer eso con Nathan, y no podía pasar por allí. Que se fueran, que se largaran; él no iba a resistirse si se quedaban, yo sí. Y con todo el derrumbamiento no era el mejor momento para que me tocaran la moral.

Nathan y yo intentamos que los vampiros sin mente se dirigieran lejos de nosotros, mientras nos refugiábamos en la enfermería. Me quedé detrás de él, confusa y débil, pero atenta. Si se acercaba demasiado alguno de ellos a él me lanzaría sobre la amenaza y pegaría con todas mis fuerzas en cualquier parte del cuerpo. Lo importante era recuperar parte de aquella energía vital tan preciada.

La sangre no tiene un sabor semejante a la del metal; lo tiene a la del vino, el buen vino conservado.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Sab Oct 17, 2015 3:27 am

¿?

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Hojo.

La voz de Mateus rompió el silencio de la pequeña y fría habitación. Ambos se encontraban casi a oscuras, en algún lugar del laboratorio todavía desconocido para los Portadores que se habían infiltrado. El profesor seguía absorto en una serie de monitores conectados a una enorme torre que hacía de servidor informático. En las diferentes pantallas se podía observar la entrada de la celda donde, en teoría, continuaban confinados los aprendices, ahora abierta. En otra por ejemplo se lograba ver el tanque de especímenes, chamuscado y negro por todos lados, pero sin nadie a la vista. Otras pantallas vigilaban las calles de la ciudad, concretamente los puntos por los que habían pasado los aprendices horas atrás, y los monitores restantes se encontraban apagados.

Sabes lo que esto significa. Están corriendo como ratones por el laboratorio, han llegado demasiado lejos. Si se filtra algo que nos pueda comprometer al exterior…

Ya le he cambiado la contraseña, además, esto supera todas mis expectativas. Me intriga pensar hasta qué punto llegarán —Y por primera vez en minutos giró sobre la silla para encarar al Emperador. Scarmiglione está con ellos, no tenemos de qué preocuparnos. A decir verdad me da igual perder a todos los demás experimentos. Tener a los Portadores ya es suficiente para expandir los horizontes de esta investigación.

Como sea, ya llevamos mucho retraso —Y se fijó en un Zande manchado de sangre, que cargaba con el cuerpo inconsciente de Barbariccia, a su espalda—. Quedarás al mando de las instalaciones, liberaré a los sincorazón para que te ayuden en la tarea. Si ya está todo claro, Zande, nos vamos.

Zande asintió tras mirar una última vez a Hojo, quizás desconfiando de él. El científico se limitó a mirar de mala gana a Barbariccia, como si no fuese más que un saco roto de patatas, y cuando la puerta se cerró volvió a encarar los monitores. Sonrió.

Esto va a estar muy interesante...

Maka, Nathan y Victoria

Una vez en la enfermería los aprendices se pusieron a rebuscar por cualquier sitio, en un intento de que la suerte les sonriera: Nathan abrió un botiquín, en el que encontró una cucaracha disecada y pegada a una esquina, haría falta una espátula para sacarla de allí; Maka en cambio investigó uno de los armarios, en cuanto lo abrió salió una rata que empezó a corretear por el suelo hasta esconderse bajo las barras de metal, en la oscuridad. Al no encontrar nada, Nathan le pegó una patada al botiquín y la rata salió asustada de su escondrijo, correteando por la habitación un par de veces más hasta esconderse bajo un armario.

Margarita propuso coger una de las barras de metal para defenderse, y Maka la siguió. Luego Alvin, asustado por el estado de Victoria y la aprendiz de Tierra de Partida, expresó su opinión, que no fue bien recibida por los hermanos.

¡Eh, cierra la boca! ¡O te la cerraré yo!

Alvin gruñó y le miró con el ceño fruncido. Pero cuando Victoria se levantó en su dirección palideció, tragando saliva al tenerla frente a su cara.

Te aseguro que sí, soy peligrosa. ¿Y qué sugieres, matarme antes de que eso suceda? ¿Apartarme del grupo? Que así sea. Pero si me transformo y tú demuestras ser un perfecto capullo, créeme que seré una vampiresa más inteligente que esos de ahí fuera, y te encontraré.

N-no, si yo tampoco… —logró decir a duras penas.

Margarita intentó intervenir, y Maka por su parte no lo vio necesario, esperando que se solucionase todo por su cuenta. Pero nadie pudo hacer nada, de un modo u otro, pues el laboratorio entero se estremeció hasta sus cimientos.

¡¿Se está cayendo a pedazos este sitio o qué?!

El grupo enteró salió de la enfermería al instante, y se encontró un escenario cuanto menos desolador: una fila enorme de muertos vivientes caminando por un pasillo al fondo, todos hacia el foco del temblor. La misteriosa criatura envuelta en una capa giró en el último momento para tomar un camino desconocido. Los aprendices se organizaron cuanto antes, contando con la ayuda de Margarita. Maka sugirió ir tras el villano final, pero los hermanos no estaban tan convencidos de ello:

Será mejor separarnos. Lo mejor para todos. Vosotros tres seguid a esa figura, puede que os lleve a la salida. Nosotros... Nos quedaremos aquí.

¿¡Pero estáis locos!?

Sí… vamos a salir de aquí todos juntos —expresó apenado, sin darse cuenta de la mirada que le echaba Nathan. Tardó unos momentos en caer—. L-lo siento, si es por lo que dije…

¡Cuidado!

Margarita empujó a Alvin de uno de los monstruos a tiempo, uno de los pocos que andaban por el pasillo vagando sin rumbo. La chica pegó un grito de guerra admirable y, tras un breve forcejeo logró echarlo para atrás. Fue el momento decisivo para atravesar su cráneo deforme de lado a lado con la barra de metal. La sangre salpicó a todos los presentes, lo quisieran o no, y el cuerpo cayó muerto al piso.

Margarita, jadeante y con los ojos fuera de sus órbitas, miró a los hermanos para darse cuenta de que se iban a quedar allí. Agarró a Maka de una manga y tiró un poquito de ella.

Vamos, Maka… Tenemos que encontrar una salida.

No aceptó un “No” por respuesta, y a fin de cuentas, la aprendiz había sugerido marchar tras Scarmiglione nada más salir de la enfermería, así que las dos se adentraron por el pasillo con rapidez. Alvin, casi traumatizado por el cadáver que tenía a sus pies, terminó por reaccionar. Ni siquiera se despidió de los aprendices de Bastión Hueco, pero sí musitó algo, lo escucharan o no dependía de ellos.

Lo siento… —Y se perdió tras sus compañeras.

Así pues, Nathan y Victoria quedaron solos…

Maka Cross

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El camino para Maka, Margarita y Alvin fue recto e igual de oscuro que el resto del nivel. Tampoco se perdieron, no cuando al fondo se veía claramente un enorme cartel luminoso que decía con letras grandes:

NIVEL 3


Lo único que les separaba de ese nivel era una serie de escalones infinitos, que se perdían en la penumbra.

Mira Maka, ¡la salida era por aquí! Si tenemos suerte igual podemos encontrar algo para ayudar a Vic y Nathan, ¿no crees? —esperó una respuesta por su parte, con una sonrisa de oreja a oreja y el rostro manchado de sangre.

Tardaron al menos minuto y medio en subir todos los escalones, cubiertos por una inquietante penumbra. El lugar era alumbrado a duras penas gracias a unas pequeñas luces de color verde que decoraban los extremos de la pared, a la altura del suelo. Y con esfuerzo terminaron alcanzando el tercer nivel.

Lo primero que pudieron contemplar fue una pequeña sala circular, recubierta por paredes de acero y con tres posibles salidas: una puerta mecánica a la izquierda, otra más a la derecha, y una tercera puerta electrónica al fondo, frente a ellos, solo que esta tenía un cristal reforzado que permitía distinguir lo que había más allá. A través del cristal se podía ver con claridad una habitación mucho mayor, iluminada con luces de un verde cegador e intenso. Dentro había lo que parecían enormes tubos de cristal con un líquido azulado, donde se almacenaban lo que parecían ser siluetas de criaturas de todo tipo, con deformidades importantes a lo largo de su cuerpo.

Claro que todo eso no lo podía ver bien con claridad desde las escaleras, así que nada más pisar la sala principal con las tres puertas, unas enormes nubes de oscuridad se materializaron en el aire, recorriendo todos los recovecos hasta centrarse frente a la puerta con el cristal reforzado:

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¡No! Justo cuando habíamos llegado tan lejos… ¡Esto no vale!

No tenemos tiempo. ¿Por dónde cogemos?

Fue en ese momento cuando le llegó a Alvin un nuevo mensaje al móvil…

¡̽ͩͩ͗̇V̛̅ͥ̿͛̿̾̄e͒̌ͮ͌ͧͤ̉͗ ̵̨ͨ̓̽p̨̛͋̋͂̾̓̑o͐̃̀̄̃͞ȓͫͨ̅̓ͫ͡ ͌͆ͬ̈̓́̿͌ͫ͘͜l̡̡ͤ̓̐͌ͭ̈̌ͤa͗ͪ́͆̋͛̆́́ ͂́ͭ̂ͪ̅d̏̉͋͗̚̕͢è̀̐̍ͥ͂̌͝r̓̌̾͛͗҉̷́ȩ̓ͮ̽̄ͪ̃͟c̆̒h̢̄͌̓̄̀a̡̛̍̔!̄ͨͦ̃͌̈́̾


D-dice de ir por la derecha.

Seguro que es una trampa.

¿Y si eso es lo que pretenden? Qué pensemos así, digo.

Los sincorazón habían hecho acto de presencia, y estaban dispuestos a llevarse sus corazones. ¿Qué podía hacer Maka en esa situación? Tenía que analizarla bien si no quería que nadie terminase herido o peor. Y debía recordar que era Margarita la que seguía llevando su tarjeta.

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Maka cross:
VIT: 9/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie


Resumen:
En definitiva, tienes tres caminos nuevos: el de la derecha (indicado por el mensaje), el de la izquierda, o el del centro, éste último lleva a la sala circular grande con los tubos llenos de líquido y está protegido por los sincorazón. Las tres puertas son mecánicas, así que tienes que decidir bien si es buena idea que Margarita conserve la tarjeta electrónica (ahora mismo sostiene una barra con la que puede defenderse). Los NPCs te harán caso en todo, a menos que le digas cosas suicidas. Alvin por su parte está asustado y no puede defenderse, pero podría ser más veloz.

Piensa bien cómo salir de ahí, aunque siempre puedes volver atrás por las escaleras. Los sincorazón se lanzarán a por vosotros en cuanto deis el primer paso, sea la dirección que sea, así que prepara bien la estrategia.


Nikolai, Ragun, Simon, Shinju, Nathan y Victoria

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Ragun y Nikolai, por su parte, sí tenían la situación cogida con pinzas. Cualquier segundo contaba y era valioso, perderlos solo podía significar una cosa muy, pero que muy desagradable.

¡Niko, ayúdame a sacar de ahí a la Maestra! —exclamó Ragun apurado, intentando levantar las rocas con su Llave Espada.

Nikolai le siguió con extrema dificultad, hasta que logró por fin ponerse a su altura.

Tenemos que salir de aquí ya.

Tardaron lo suyo en apartar todas las rocas de la parte superior del cuerpo de Shinju. La maestra estaba inconsciente, cubierta de polvo y tierra, exhibía además una quemadura muy fea en el codo izquierdo. Aquello tenía que doler mucho.

¡Hay que despertar a la maestra!

Y le dio de beber una poción a toda prisa. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, ¡seguro que los tenían en la vuelta de la esquina! Shinju se recuperó como pudo, atontada, se llevó una mano a la cara y gimió, exhausta. Luego se apartó como pudo las rocas de las piernas y se puso en pie gracias a la Estocada Oscura.

¿Qué ha pasado…? ¿Dónde estamos? —musitó.

>>Dejemos aquí a ese, servirá para entretenerlos unos instantes. Maestra, ¿cree que puede hacernos invisibles contra esos monstruos? Ese pasillo parece la única salida.

Shinju farfulló algo, todavía mareada y con la mano sobre la cabeza, mientras Ragun la sostenía como podía y le explicaba la situación. Entretanto, Nikolai se las apañó para beber una poción y hacer que sus asistente ayudara a Simon. Nadie se enteró.

¿¡QUÉ!? ¡SERÁ CABRÓN! —gritó de pronto Shinju, armando todavía más jaleo al darse cuenta de lo que sucedía. Gracias a las llamas ya se podían vislumbrar las sombras de los monstruos justo al lado del grupo. La maestra tensó sus rasgos y fijó su vista en todos los presentes—. Solo puedo ayudar a dos personas… No me gustaría estar en la piel del gordo. ¡Chico sirviente! —le exclamó a Ragun—. Sal como puedas, es una orden de la maestra Shinju. ¿Te ha quedado claro?

La maestra invocó su Llave Espada y la alzó en el aire, al poco Nikolai —y Saic, si seguía fuera— y ella misma fueron tornándose invisibles a ojos de los demás, dejando a Ragun con un Simon cubierto de polvo que ya se empezaba a levantar. El miembro de Tierra de Partida miró al aprendiz enemigo de reojo, y masculló algo por lo bajo, ¿un insulto quizás?

Nikolai y su asistente todavía eran capaces de ver a Shinju delante. La maestra les indicó con la cabeza que caminaran detrás de ella en todo momento hasta… adentrarse en la marabunta de monstruos. Todos estaban ya a unos pasos de acceder a la zona del ascensor. La razón de ser Nikolai el elegido era evidente, pues tenía una pierna rota. Pudo ser difícil, incluso terrorífico, pero las criaturas terminaron por pasar a su lado sin siquiera mirarlo. A mitad del pasillo, justo detrás de Shinju, que jadeaba con fuerza y mostraba una vista cansada, escucharon el sonido de unos potentes disparos. Nikolai ya sabía que era del arma de fuego de Simon… Por otra parte, al fondo, tras la fila de caminantes resonó el tono de llamada de un móvil. ¿Acaso eran supervivientes?

¡¡POR AQUÍ, RÁPIDO!!

Ragun se quedó a solas con Simon, y además estaba ciego. La visión nocturna ayudó un poco, pero ni con esas lograba ver apenas nada. Solo le quedaba guiarse por el sonido.

Ese villano nos la ha hecho buena… Ironías de la vida, ¿no te parece? —Y disparó.

El estallido del disparo casi le rompió los tímpanos al aprendiz, que lo más que podía hacer era protegerse gracias al sonido de los experimentos que se le acercaban y golpearlos de tanto en tanto. Si no les acertaba en la cabeza, aunque los cortara por la mitad volverían a levantarse o arrastrarse hacia él. ¡Era una locura!

En cierto momento se vio perdido, escuchaba los disparos de Simon y los rugidos de las bestias, incluso le pareció sentir calor y más llamas de lo normal. Había tantos delante que el proveedor de Tierra de Partida ya se veía forzado a lanzar hechizos de fuego para hacerlos retroceder todo lo posible. De pronto uno de ellos se lanzó encima de Ragun por la espalda, ¿cómo había llegado allí, acaso? ¿Había sido por culpa de Simon, que solo se despejaba el camino para él? Como fuera, Ragun no tardó en verse frenado por decenas de ellos. Le agarraron piernas, tronco y brazos, recibió más de un zarpazo y varios mordiscos desagradables que le arrancaron la carne de cuajo. Seguía escuchando los disparos de Simon, pero cada vez más lejanos…

Entretanto, Nathan acudió a su teléfono móvil para atraer la atención de los experimentos y lo lanzó hacia un pasillo concreto. Lo que sí le debió resultar extraño era que… ninguno de los monstruos le prestó la más mínima atención. Todos seguían caminando a su aire, incluso algunos salieron por ese mismo pasillo, donde se encontraba el teléfono, y lo ignoraron. Seguían la misma ruta: el foco del temblor de antes. ¿Tenía que ver la criatura que habían visto con su comportamiento? De momento no disponían de pistas e información suficiente.

Al cabo de unos segundos aparecieron ante ellos Nikolai y Shinju, surgiendo de la nada. La cara de la maestra no pudo mostrar mayor sorpresa al verlos allí.

¡Vosotros! —exclamó, acercándose a los dos hermanos y palpando el brazo verdoso de Victoria donde tenía la pelota negra—. Qué horror, ¿qué es esto? Ya me contaréis más tarde lo que os ha pasado, lo primero es salir de aquí por patas.

Shinju se viró hacia atrás, directa a la fila de cadáveres vivientes. Nikolai podía interactuar con sus compañeros si lo prefería, en especial con Nathan, al que perdió de vista en su viaje por la ciudad. En cierto momento Simon les alcanzó, mostrando manchas de sangre por toda la gabardina y un mordisco en la mano izquierda.

Ni siquiera les miró, sino que avanzó por el primer pasillo que encontró. Se trataba del mismo por el que entraron tanto el villano final y el grupo de Maka, al fondo se podía vislumbrar con dificultad un enorme letrero que indicaba algo sobre el tercer nivel. ¿No era allí a dónde querían ir? Simon se terminó perdiendo en la oscuridad, y Shinju se lanzó a por los primeros monstruos que vio en la fila.

Los empaló con su Llave Espada sin piedad.

¡Ayudadme! ¡Tenemos que sacar al chico sirviente de ahí!

Y los aprendices obedecieron, pues ya estaban preparados para enfrentar a aquellas cosas, ¿no? Nikolai apoyó a Shinju con tres hechizos Piro, que fueron suficientes para hacer arder al menos a cuatro de ellos. Victoria en cambio golpeó a uno que se les acercaba por la espalda tanto a ella como a su hermano, y Nathan también lanzó otro Piro al primero que se le acercó.

Gracias a los esfuerzos de todos, sin embargo, lograron despejar la zona para que Ragun pudiese salir de allí. El aprendiz disponía de una resistencia inhumana, pues aun con tantas heridas podía sostenerse en pie. Pronto se dieron cuenta de que, en efecto, eran los últimos supervivientes —al menos fuera de una celda y armando jaleo—, del cuarto nivel del laboratorio. Los muertos vivientes comenzaron a salir en masa de todas las direcciones: el pasillo donde estaba el móvil —¡tenían que darse prisa en cogerlo!—, algunas puertas que cayeron con todo su peso en el suelo y los diferentes caminos que llevaban a la enfermería, el tanque de especímenes, y a saber qué más.

Podían encerrarse en algún lado, eso, o seguir el mismo camino que habían tomado todos: la tercera planta.

Pero nada más dar un paso la oscuridad se manifestó. Una densa nube negra impidió que siguieran avanzando y… dejando nuevos enemigos a los que enfrentar:

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Y lo que era mejor, ¡Ragun ya podía ver bien!

¡Venga, todos a las escaleras! —Y fue la primera en lanzarse a por los sincorazón, que se interponían en su camino con las escaleras que llegaban al tercer nivel.

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Nikolai Everard:
VIT: 14/26
PH: 14/20
Efectos secundarios: rodilla derecha rota. Te es imposible correr o utilizar correctamente habilidades de movimiento.

Saic:
VIT: 20/20
PH: 10/10

Ragun:
VIT: 25/108
PH: 29/54

Nathan Knight:
VIT: 2/8
PH: 0/4
Efectos secundarios: mordisco en el hombro izquierdo. Te va a costar manejarte con este brazo.

Victoria Knight:
VIT: 4/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie


Nota: Los que habéis recibidos mordiscos (Nathan y Ragun), pasaréis al estado Zombie en algún momento de la trama, así que os recomendaría que os recupereis cuanto antes.

*Poción y Éter retirados del inventario de Ragun.
*Las dos pociones retiradas del inventario de Nikolai.


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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Dom Oct 18, 2015 11:06 pm

Omití el hecho de soltar un suspiro, pues realmente en este tipo de situaciones todos debíamos de estar unidos para tratar de salir de tal lugar. No era momento para estar temiendo.

¡Eh, cierra la boca! ¡O te la cerraré yo!

Observe como Victoria se levanto y se dirigió hacia Alvin, que seguramente nada bueno saldría de ahí por la manera en que lo miraba.

Te aseguro que sí, soy peligrosa. ¿Y qué sugieres, matarme antes de que eso suceda? ¿Apartarme del grupo? Que así sea. Pero si me transformo y tú demuestras ser un perfecto capullo, créeme que seré una vampiresa más inteligente que esos de ahí fuera, y te encontraré.

N-no, si yo tampoco… — Le escuche decir apenas a Alvin.

En ese momento no vi necesario el intervenir, para algo ya estaban hablándoles ellos dos. Después de que escuchásemos el estruendo, escuche como el hermano de Victoria, hablaba.

¡¿Se está cayendo a pedazos este sitio o qué?!

Cuando todos salimos de la enfermería y vimos la marea de monstruos, pensamos que hacer. Yo por mi parte espere alguna respuesta de los demás, para no saltar a lo loco y actuar sin razón alguna. Siempre era mejor el pensar antes las cosas, que actuar sin saber aunque a veces hubiese ocasiones que pasara lo contrario dependiendo de los sucesos siempre.

Será mejor separarnos. Lo mejor para todos. Vosotros tres seguid a esa figura, puede que os lleve a la salida. Nosotros... Nos quedaremos aquí.

¿¡Pero estáis locos!?

Sí… vamos a salir de aquí todos juntos — Resople, cerrando los ojos en silencio. —. L-lo siento, si es por lo que dije…

¡Cuidado!

Abrí los ojos de par en par cuando escuche a Margarita, por lo cual le mire rápidamente confusa. Esta había apartado a Alvin para protegerle de uno de esos seres y luego al ver como atravesaba este el cráneo, no pude evitar el hecho de desviar la mirada para no verlo. Sintiendo como la sangre me salpicaba, manchando mi ropa y parte de mi rostro. Ese tipo de cosas aun no las soportaba ver.

Me había sorprendido el hecho de lo valiente que era Margarita, por lo cual me hizo admirar esto. Pensaba alabarla, pero al sentir como alguien tiró un poco de mi manga, mire a quien lo había hecho.

Vamos, Maka… Tenemos que encontrar una salida.

Evidentemente teníamos que buscar una salida pero es que por otra parte no me atrevía a dejar a los hermanos ahí solos. No es porque desconfiara de la fuerza de ellos dos, ya que había visto los capaces que eran pero era mejor prevenir que curar. Aunque ya no podía hacer nada, así que fui con Margarita sin darle más vuelta a la cabeza al asunto. Deseando por dentro de que les fuera bien a ambos y no les pasara nada, cosa que me preocupaba a pesar de no conocerlos de casi nada.

---


Me pareció perfecto que el camino fuese recto, aunque no me gustase que estuviese que estuviese oscuro. Preocupaba el hecho de que nos pudieran atacar en un lugar así. Aunque no me sorprendía ya si nos atacaban de la nada. Al fondo del lugar pude ver un enorme cartel luminoso, en el cual ponía ''NIVEL 3''.

Cuando me fije en los escalones, omití el hecho de resoplar porque ese tipo de cosas cansaban.

Mira Maka, ¡la salida era por aquí! Si tenemos suerte igual podemos encontrar algo para ayudar a Vic y Nathan, ¿no crees? — Parpadee un par de veces cuando la escuche hablar.

Seguramente.— Dije un tanto pensativa. —En verdad espero que realmente sea así para ayudarlos.— Le mire con una leve sonrisa.

Subir esos escalones al final no resulto agotador para mi sorpresa, pero no me gustaba que estuviese apenas alumbrado el lugar. ¿Porqué no podían poner más luces? ¿Acaso les gustaba estar a oscuras? A mi precisamente me desagradaba el hecho de ir de un lado y hacia otro sin apenas poder ver.

Nada más llegar al lugar, mire rápidamente a mi alrededor en el nuevo lugar en el que nos encontrábamos los tres, pudiendo ver tres puertas. Aunque la que más había captado mi atención, fue la que estaba al fondo, frente a nosotros. Puesto que este tenía un cristal reforzado pero mi atención se vio interrumpida al ver tres sincorazón, desconociendo el que llevaba un escudo pero aparentaba ser fuerte por lo que veía.

Fruncí ligeramente el ceño, preguntándome del porque se materializaron justo en frente de aquella puerta en la que nada más llegar, capto mi atención. No sabía si debía de usar si o si mi Llave Espada porque quizás podría atraer más de ellos, así que de momento no lo veía necesario usarlo a no ser de que viese que nos veíamos en una peor situación.

¡No! Justo cuando habíamos llegado tan lejos… ¡Esto no vale!

No tenemos tiempo. ¿Por dónde cogemos?

Mordí ligeramente mi labio inferior, mirando las puertas indecisa.

D-dice de ir por la derecha.

Seguro que es una trampa.

¿Y si eso es lo que pretenden? Qué pensemos así, digo.

¿Qué debía de hacer? Obviamente omití el hecho de ir al frente. Por la sencilla razón de que ahí estaban los sincorazón y si me enfrentaba a ellos en las condiciones en las que estaba, podría resultar difícil. Aunque me causaba curiosidad el saber porque justamente ahí en frente, pero no quería ver como les hacía daño o robaba el corazón a Margarita o a Alvin por mi culpa.

Margarita, dale la tarjeta a Alvin para que abra la puerta de la derecha y si es una trampa ya sabremos que debemos de estar prevenidos.— Es lo que le diría mientras miraba a mis enemigos. —Tu y yo trataremos de retener de momento a esos tres, pero ten cuidado y si eso quédate detrás mía.— Apreté con algo de fuerza la barra de metal.

Estaba dispuesta a ser la primera que se moviese del lugar. En verdad no me encontraba en buenas condiciones por el estado en el que me encontraba, pero trataría de hacer todo lo posible. Opte por esa decisión por el hecho de que no tenía tanto tiempo para pensar, por si se abalanzaban contra nosotros. Obviamente haría tiempo para defender a Alvin en lo que tratase de abrir aquella puerta y de igual modo trataría de proteger a Margarita. Si me veía con la necesidad de usar la Llave Espada por cualquier razón, la usaría sin pensarlo dos veces hasta que llegásemos al otro lado.

No me fiaba de ese mensaje pero era mejor que nada y si era una trampa, me abstendría a las consecuencias. Por otro lado, si veía alguna oportunidad de atravesar la puerta de enfrente, trataría de hacerlo, avisando obviamente a Alvin que fuese ahí cuando distrajéramos a los enemigos. Igual esperaba de que pudiéramos volver hacia atrás después de pasar por alguna de esas puertas, aunque tuviese que enfrentarme a esos enemigos de nuevo, ya que obviamente no teníamos que dejarnos nada sin echar un vistazo o así opinaba yo. Igual si me veía en la necesidad de usar la poción que me dio en Tierra de Partida Simon, la usaría más bien para Alvin o Margarita si los viese en un grave estado.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Jue Oct 22, 2015 10:38 am

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Shinju despertó con la ayuda de mi poción desorientada, sellevó la mano a la cabeza mareada.

¿Qué ha pasado…? ¿Dónde estamos? —musitó.

Expliqué la situación pidiéndole que usase sus poderes, algo que no pareció tomarse a bien.

¿¡QUÉ!? ¡SERÁ CABRÓN!

Si lo prefería podría haberla dejado ahí —fruncí el ceño algo molesto por su actitud.

Solo puedo ayudar a dos personas… No me gustaría estar en la piel del gordo. ¡Chico sirviente! —me llamó la joven—. Sal como puedas, es una orden de la maestra Shinju. ¿Te ha quedado claro?

Lo iba a hacer de todos modos —afirmé. No estaba muy dispuesto a dejarme devorar por un montón de Zombies.

Invoqué mi Llave Espada. No podía ver demasiado, pero la Visión Nocturna me permitía ver algo mejor. Shinju y Niko se volvieron invisibles y se adelantaron por el túnel, supuse que pasando entre la horda de monstruos.

Escuché farfullar algo a Simon, aunque lo ignoré por completo, tenía mejores cosas de las que preocuparme en aquel momento que aquel gordo.

¡¡POR AQUÍ, RÁPIDO!!

Ese villano nos la ha hecho buena… Ironías de la vida, ¿no te parece?

Deberíamos haberlo matado —descargué mi espada sobre uno de aquellos monstruos a la par que Simon disparaba bolas de fuego contra aquellas cosas que notaba muy cerca.

No estaba seguro si fiarme de no recibir un disparo por la espalda, pero por lo que le convenía dudaba que lo hiciese. Ambos nos necesitábamos, nos estábamos utilizando. Avancé por el pasillo a duras penas. Cada disparo hacía que sintiese que mis tímpanos se rompían. Los que partía a la mitad se arrastraban hacia mí, por lo que pude comprobar que para acabar con ellos necesitaba romperles la cabeza. No era muy agradable, la sangre me salpicaba y temía que eso me convirtiese en uno de ellos. Bueno, al menos teníamos el consuelo de que existía cura.

Los rugidos de los monstruos me rodeaba, por muchos que matase había más y más. ¿Cuántos llevaba ya? Había perdido la cuenta, pero solo sabía que sus frías manos me rozaban, me agarraban e impedían que avanzase. Fue un momento agobiante. Cientos de cuerpos se apretaban contra mí, sentía como sus uñas se clavaban en mis brazos. No pude hacerlos retroceder o alejarlos. De golpe sentí como varias filas de dientes se hundían por mis piernas y mi torso. Solté un grito de dolor. Joder, ¿iba a morir así? ¿Devorado por zombies?

Y de golpe, varias bolas de fuego se estrellaron contra los zombies que me apresaban. Sentí como podía soltarme de los pocos que tenía encima, por lo que los aparté de un codazo y corrí por un pequeño espacio que me habían hecho mis compañeros. En aquel instante sentí como mi vista volvía a la normalidad —a buenas horas—.

Mi sangre, tan negra como la tinta fluía a borbotones de mis heridas. Caminé hacia el grupo jadeando, dolían mucho. Pero al menos no era nada comparable a perder un brazo o que te torturasen espíritus vengativos.

Debemos ir a la tercera planta… —logré decir a duras penas mientras me reponía. Por suerte no tardaría en empezar a curarme, si mi cuerpo era capaz de hacer que mis brazos y piernas volviesen a crecer… Unos pocos mordiscos no serían para tanto.

De golpe, unas nubes de oscuridad predijeron la aparición de un grupo de sincorazón. Cinco neosombras y un mago.

¡Venga, todos a las escaleras! —Y fue la primera en lanzarse a por los sincorazón, que se interponían en su camino con las escaleras que llegaban al tercer nivel.

¿¡Por qué ahora!? —rugí corriendo hacia una de las neosombras desatando sobre ella un Golpe Contundente. Si se metía en el suelo trataría de retroceder para evitar sufrir el momento en el que saliese del suelo—. Voy a atraerlos hacia mí, vosotros atacad.

Tomé una Ultrapoción y utilicé Señuelo para atraer a los sincorazón hacia mí y que no atacasen al resto. Empecé a atacar a las neosombras tratando de atacar a matar directamente, cuando los demás pasasen (o eliminasemos a los sincorazón) seguiría tras ellos, en la retaguardia para evitar cualquier ataque sorpresa que nos viniese por detrás.

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Ragun usa Golpe Contundente contra una neosombra, tras eso toma una Ultrapoción y utiliza Señuelo. Tras eso se enfrenta de manera normal al resto de sincorazón.

▪ Golpe contundente (HC) [Nivel 4] El usuario pone toda su fuerza en un potente golpe que puede llegar a aturdir al rival (Probabilidad de aturdir baja).

▪ Señuelo [Nivel 5] (HC) Todos los enemigos cercanos centran su atención en aquel que utilice la habilidad, dirigiendo hacia él sus ataques.
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