[Evento Global] OduE: Ruta 4

[Soul Artist]

Acabar con los Sincorazón fue, al final, cosa de niños. Nos libramos de ellos rápidamente, la verdad; Fátima pudo acabar con su Sombra gracias a que yo le cubría las espaldas, y el resto, a quienes no atendía mucho, eliminaron el resto en apenas un momento.

Me giré hacia mi compañera, que había aceptado mi ayuda en silencio, seguramente agradecida en su interior. Aunque mi enfado hacia ella seguía presente, por supuesto. Me acerqué a ella, aprovechando que el resto de nuestros compañeros estaban ocupados, y me burlé en bajo de modo que nadie más escuchase aparte de ella:

—¡Vaya! ¿Has podido con tu Sincorazón? Qué bien, te sentirás orgullosa de ti misma... ¿Te saco una foto o tu mundo es tan inepto que considerarías una cámara el instrumento del demonio?

Le dediqué una sonrisa de burla y le di la espalda, riéndome para mí mismo. Traerla igual había sido una buena idea; no solo para orientarme por la ciudad, sino para ajustar cuentas con ella. Todo mi recelo, furia contenida... Al fin podía descargarla sobre quien me había estado amargando los últimos días.

Di dos caminos en dirección a la ciudad, ignorando el camino al castillo, cuando una voz me detuvo.

—¡Alto ahí!

Inspeccioné mi alrededor, buscando a quien hubiese hablado. Di unos pasos en falso, esperando localizar a quien hubiese sido el que me había ordenado detenerme, pero no conseguí encontrar nada. Y el eco de la voz no ayudaba a localizar a quien hubiese sido.

—¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!

Pichu movió las orejas, escuchando la voz, y se bajó de mi hombro para moverse a cuatro patas por el jardín, esperando localizar a quien estuviese hablando. Cierto, los animales podían localizar el origen de un sonido, aunque Pichu jamás había desarrollado mucho aquella habilidad, por lo que dudaba que encontrase algo.

Mientras, comencé a plantear para mí mismo quién hablaba. ¿Un superviviente? No... Si se hacía llamar "Auténtica Suprema Guardiana de Bastión Hueco" es que era algo más. Aunque por el modo de decirlo parecía más un juego; ¿quién iba a estar jugando en un lugar como ese? ¿Qué hacía nadie allí?

—¡Está bien! —la voz pareció dudar de lo que anteriormente había dicho, convencida por algún motivo— Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira!

La voz recitó las seis posibles opciones y pensé cada una. ¿Qué demonios...? ¿Quién querría estar jugando al 50x15 en un mundo como aquel?

—Mañana tengo partido, no tengo tiempo para estas tonterías —anuncié en alto, ignorando la voz. Si no quería ayudarnos, que se apartara de nuestro camino o la apartábamos nosotros—. Pero igual la chica que tengo detrás quiere jugar contigo —hice referencia a Fátima, aunque esta vez todos pudiesen escucharme—. Es tan paleta que muchas veces olvido que no es una niña. Una niña que no sabe contar uno y uno y me tiene que pedir ayuda para aprender. ¿Verdad, Fatitonta?

Igual me había pasado. Me giré hacia mi compañera para, en el momento siguiente, arrepentirme de mis palabras.

[Suzume Mizuno]

La Sombra desapareció con facilidad. Fátima suspiró y se incorporó, palpándose los arañazos del brazo. Por suerte no parecían graves y habían sido debajo de la manga; mejor, así no tendría que coserla y dejarle un feo remiendo.
Ivan se le acercó y le dijo, con un tono bajo, casi confidencial:

—¡Vaya! ¿Has podido con tu Sincorazón? Qué bien, te sentirás orgullosa de ti misma... ¿Te saco una foto o tu mundo es tan inepto que considerarías una cámara el instrumento del demonio?

Fátima notó un golpe de vergüenza en el estómago y casi enrojeció porque, aunque sabía lo que era una foto, lo cierto era que en su ambiente se miraba con recelo y admiración al mismo tiempo, sin comprender cómo se podía hacer una plasmación tan perfecta de la realidad.

Apretó los labios. No podía con él. No le tragaba. Podía ser que se hubiera precipitado en sus acciones y que no tendría que haberse arrojado contra las Sombras sin pensar, pero no aceptaba burlas de alguien como él, que simplemente la abandonó a su suerte y que si estaba allí era gracias a que a pesar de todo acudió en su rescate.

—Eres un maldito capullo ingrato y…

—¡Alto ahí!

Fátima se interrumpió para mirar a su alrededor con sorpresa, buscando el origen de la voz.

—¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!

Fátima puso los ojos en blanco. ¿Qué edad tendría aquella “amenazante” Suprema Guardiana de Bastión Hueco?

Pero luego se percató de que esa no era la pregunta que debería estar haciéndose. Sus ojos se abrieron de golpe, desbordando asombro. En su primera visita, accidental, a aquel lugar, Fátima dio por sentado que todos los habitantes del lugar habían sido asesinados por los Sincorazón. Pero esa voz era humana, o al menos pertenecía a un ser vivo parecido a Kousen, a Lyn o a los otros extraños aprendices que había visto en Tierra de Partida.

¿Eso significaba que habría más gente a parte del dueño de la voz?

—¡Está bien! Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira!

Escuchó las opciones con creciente desconcierto. A lo mejor era una simple y estúpida trampa, porque no podía creer que alguien que hiciera esas preguntas pudiera haber sobrevivido a la horda de Sincorazón que poblaban Bastión Hueco.
Pero Ivan contestó, y Fátima sintió vergüenza ajena al escucharle exclamar en voz alta:

—Mañana tengo partido, no tengo tiempo para estas tonterías.

“Lo que tendríamos que hacer es pedirle que se mostrara y que nos explicara cómo ha conseguido sobrevivir” masculló Fátima para sus adentros. “No darle coba”.

—Pero igual la chica que tengo detrás quiere jugar contigo — continuó Ivan, sin bajar el tono, para que los que les rodeaban pudieran escucharle sin dificultades . Es tan paleta que muchas veces olvido que no es una niña. Una niña que no sabe contar uno y uno y me tiene que pedir ayuda para aprender. ¿Verdad, Fatitonta?

Primero, Fátima enrojeció, avergonzada y dolida por el inesperado golpe. No había pensado que Ivan sería tan rastrero para burlarse de ella, no solo en su cara, sino frente a todos sus compañeros de grupo.

Le escocieron los ojos y notó que las lágrimas asomaban a ellos, abrumada por la humillación.

Pero antes de que pudiera ni derramar una lágrima, una gélida furia se apoderó de ella. Estaba acostumbrada a que la ridiculizaran, no iba a venirse abajo por ello. No iba a darle el placer de verla llorar. No a ese mocoso pedante y malcriado con ínfulas de líder. Crispó los puños y avanzó hacia él.

—Te voy a enseñar cómo se le habla a la gente que te ha salvado el culo, cabrón, y no precisamente de una “mísera Sombra” — siseó con virulencia. Y antes de que pudiese ni pensar en lo que estaba haciendo, le asestó una potente patada en la entrepierna.

Retrocedió un par de pasos, contemplándole, y se apartó un mechón de pelo de la cara, con los ojos entrecerrados y una mirada gélida.

Podría haberle soltado un torrente de palabras ácidas y desagradables sobre sus estúpidas clases, su penoso intento de ligar con ella. Podría aprovechar para humillarle y hacerle entender que no era necesario saber contar para ser mejor persona o más inteligente que él.

Pero al ver su expresión, pensó que entre el tortazo y la patada quizás empezaría a comportarse.

Respiró hondo.

—Lo siento, no estoy de humor para estos juegos — dijo con voz sombría.

Dicho esto, echó a andar hacia la puerta de hierro, no solo porque quedaba más cerca, sino porque había una única cosa en la que estaba de acuerdo con Ivan y era que para ir al castillo deberían haber tomado el camino directo. Se acercaría y examinaría si había alguna forma de abrirla con la Llave Espada. Si no había forma humana de atravesarla, ni con magia ni con nada, entonces no les quedaría otro remedio que dirigirse hacia el castillo.

No volvió a Ivan en ningún momento. Es más, se forzó por olvidar su mera presencia y caminó con paso firme hacia la puerta.

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Sé que no debería pediros nada, pero para no romper la tensión que acabamos de crear Narra y yo por la posible incapacidad para tener descendencia de Ivan (?), ¿podrías darle la respuesta a la "misteriosa voz" antes de que Ivan se meta con Fátima? Muchas gracias y perdón por las molestias

[EspeYuna]

—¡Gracias! —oí al joven de rasgos animales, corriendo hacia sus objetivos— ¡Cuidado con el Soldado! ¡Es más ágil de lo que parece!

Parecía haber acabado con aquella Rapsodia, por lo que le asentí, feliz de poder haberle ayudado. Observaba como el Soldado bailoteaba cerca nuestra, intentando atacarnos, mientras que por el rabillo del ojo pude percatar un hechizo Perla realizado por el mismo muchacho.

—Estamos bien —se escuchó detrás mía. Era la joven aprendiz de cabellos largos y negros como el carbón. Su belleza era cegadora, incluso me dio vergüenza mirarla a los ojos—. Es que he dado un traspiés endemoniado y le he tirado. Nosotros nos ocupamos de él.

Dicho esto, recogió su Llave-Espada del suelo y, para mi sorpresa, le tendió su mano a la de Hitori, agarrándola. Su comentario me sorprendió.. ¿"bailar"? Antes de poder analizarlo en mi cabeza, los dos consiguieron acabar con el Soldado sin problemas.

Relajé los músculos de mis brazos al ver cómo los corazones ascendían al cielo, quedando en los jardines sólo aprendices. Kit había ido a ayudar a la chica de cabello corto, junto con la pequeña Pichu en su hombro.

Habíamos terminado. Hice desaparecer mi arma y me acerqué al muchacho de rasgos perrunos.

—Eres bastante bueno con la magia —le dije, sonriendo—. Aunque, para la próxima vez, me gustaría llamarte por tu nombre. Me llamo Nadhia.

Si íbamos a combatir más veces, lo cual era lo más probable, quería conocer a mis compañeros. Al menos su nombre. Ahora me daba cuenta de que habíamos tenido muchísima suerte, pues la falta de organización se había hecho visible, sobretodo con el choque de Hitori y...

—¿Cómo te llamas? —me acerqué a la joven que había "bailado" junto con Hitori para acabar con aquel Soldado— Mi nombre es Nadhia.

Al acabar las presentaciones, vi cómo Kit se acercaba a una de las salidas de aquellos tenebrosos jardines. Estaba a punto de dar unos pasos para hablar con él, para saber el nombre de la otra aprendiz, cuando de repente:

—¡Alto ahí!

Pegué un brinco. Aquella voz me había asustado, ¿de dónde provenía? No sabría decirlo.

—¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!

¿Suprema Guardiana de Bastión Hueco? ¿León? Pichu se bajó de Kit para inspeccionar el terreno, curiosa por la voz, moviendo sus grandes orejas. Pero parecía tan confusa como nosotros.

Era una voz humana, y tampoco notaba la presencia de Sincorazón. Aquel lugar debía estar inhabitado, no era un lugar seguro para permanecer allí... creía que no habría supervivientes. Pero estaba equivocada.

Notaba cierta inseguridad en el tono de aquella voz. Como si estuviese... jugando con nosotros. Lo de Suprema Guardiana me sonaba a juego de niños. Como los de la plaza de Villa Crepúsculo, una vez los más pequeños salían de la escuela.

—¡Está bien! Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira!

¿Nos dejaría pasar? ¿A dónde? Escuché atentamente cada una de las opciones... ¿cómo?

—¿Tres tristes tigres comían trigo en un trigal? —pregunté, bastante descolocada debido a la situación. No me sentía así desde la misión que realicé en El País de las Maravillas con Ragun y Fyk. La voz podría entender que aquella era mi respuesta. Para mi sorpresa, pude mencionarla sin problemas, salvo que al final de ella me mordía la lengua.

—Mañana tengo partido, no tengo tiempo para estas tonterías —anunció Kit, dando su respuesta a la voz—. Pero igual la chica que tengo detrás quiere jugar contigo —dirigí mis ojos hacia donde las lentes de Kit señalaban: a la chica de pelo corto—. Es tan paleta que muchas veces olvido que no es una niña. Una niña que no sabe contar uno y uno y me tiene que pedir ayuda para aprender. ¿Verdad, Fatitonta?

—¡K-Kit! —dije, incapaz de creer lo que había dicho el joven de la muchacha, delante de todos los demás. Observé a la chica, cuyo rostro al principio me partió el alma. Enrojecida, quizás estuviese a punto de llorar, no la culpo, pues yo podría haber reaccionado igual— Kit, discúlpate, eso ha sido muy grosero por tu part...

Pero antes de poder seguir recriminándole por sus palabras y acercarme a él, la joven se me adelantó.

No escuché muy bien lo que siseó antes de tener a Kit a la mejor distancia para asestarle, para sorpresa de todos, una fuerte patada en la entrepierna. Acto seguido, se apartó y, respirando hondo, echó a andar hacia la puerta de hierro, quizás buscando alguna forma de derribarla o atravesarla...

Me acerqué a Kit, quien seguramente habría caído al suelo de tan fuerte patada en sus partes bajas. Apoyé mi mano en su hombro y me agaché:

—Eso te pasa por no pensar las cosas antes de decirlas —le susurré, esperando a que se le pasase el dolor y pudiera levantarse—. ¿No ves que le has hecho daño?

Suspiré y me levanté, encontrándome con la muchacha. Me acerqué a ella.

—Perdónalo, a veces dudo si de verdad usa la cabeza para algo —me disculpé por parte de Kit, porque sabiendo lo cabezota que era, quizás ni por esas le pedía perdón. Unos cuantos encuentros con él habían sido suficientes para saber lo que se le pasaba por la cabeza en ese tipo de momentos—. Me llamo Nadhia. ¿Y tú?

[Pharos]

Paso adelante. Paso atrás. Media vuelta y...
El Sincorazón se volatilizó y su rosáceo corazón comenzó a ascender en el aire. Adelaida hizo un breve saludo a su pareja de baile, distraída; incapaz de apartar la mirada del pequeñín al que acababa de liberar. Se le hizo un nudo en la garganta, sobrecogida. En aquella noche tan oscura, aquella luz ascendente parecía una pequeña luna, rompiendo las cadenas de oscuridad del cielo, subiendo y subiendo... Hasta que los ojos de Adelaida no pudieron ya ver el pequeño corazón.

—¿Cómo te llamas? Mi nombre es Nadhia.

Poniendo los pies de nuevo en la tierra, se encontró con la joven de los ojos del color de la madera recién barnizada. Parecía que no sólo compartía con las calabazas el color de su pañuelo, también tenía un toque dulce y agradable. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Cogió las puntas de su vestido e hizo una pantomima parecida a un saludo.

-Me llamo Adelaida, encantada carimajosa. Es genial que la gente sea tan agradable aquí, es un pelín difícil ser la nueva.

Sin embargo, un instante después una voz fantasmal surgió de todas partes y de ninguna.

-¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!

Adelaida rebuscó a su alrededor, intentando averiguar de dónde venía la voz.

-¡Está bien! Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira!

La joven era incapaz de encontrar a su interlocutora. Pero entonces cayó en la cuenta. Una carcajada se escapó de su boca. Una carcajada alegre y descontrolada. En aquel día, había encontrado dos cosas que la encantaban. Por un lado, los acertijos. Y, por otro, ... ¡un fantasma!

-¡Un fantasma! ¡Un fantasma!-vociferó- ¡Qué divertido! ¿No conocerás a un perrillo llamado Zero, verdad? Ay, que ilusión.

Reflexionó entonces sobre el acertijo. Había que pensar con lógica. Mucha lógica. Hasta que la vela se encendió dentro de su sesera.
Con gran decisión, apuntó hacia el cielo con su Llave Espada y dijo:

-¡Ninguna de las anteriores es correcta!

Pues, lógicamente, la respuesta más divertida era siempre la mejor. Y la mejor era siempre la correcta, ¿no...?

[Hitori]

—¿Qué te parece si, esta vez, el siguiente baile lo bailamos los dos juntos con ese Soldado? —ofreció la chica, cuando se recuperaron. Hitori asintió con la cabeza y, juntos, atacaron al Soldado, que cayó al instante.

Por fin se habían encargado de la horda de Sincorazón que les habían atacado. Algunos aprendices aprovecharon el momento de relax para hacer unas rápidas presentaciones. La chica con la que Hitori había tropezado y que luego le había ayudado se llamaba Adelaida, pero todavía desconocía el nombre de una chica que estaba conversando con Kit, un poco separados del resto.

—Yo soy Hitori —dijo únicamente el chico. No le dio tiempo a decir mucho más, puesto que una voz retumbó por los jardines.

—¡Alto ahí! —ordenó. Era una voz femenina, y no era precisamente imponente.

Hitori imitó al resto de sus compañeros, que buscaban el origen de aquella voz, sin mucho éxito. Tampoco fuese algo que tuviese mucha importancia, según el criterio de Hitori, ya que dudaba que aquella persona fuese un enemigo, pero sin duda le resultaba curioso que hubiese alguien más en aquel mundo.

—¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? —se quedó un momento en silencio antes de continuar vociferando—. ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!

—Sin duda, no es un enemigo... —pensó Hitori en bajo. Si hablaba de los sincorazón de aquella manera, tenía que ser alguien que estuviera en contra de aquellos seres, por lo que sería muy raro que fuese una amenaza para los aprendices.

—¡Está bien! Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira!

Aquello era cada vez más desconcertante. Puede que los aprendices no la vieran como un enemigo, pero ella sí los veía a ellos como tal. Podía ser peligroso, así que debían escoger la respuesta certera para no meterse en problemas...

La chica dijo una por una las distintas opciones, que no dejaban de ser frases ridículas. Tras escucharlas, Hitori pensó en cuál debía decir, pero esperó a que sus compañeros dijesen las suyas. Nadhia dijo "¿Tres tristes tigres comían trigo en un trigal?", y sorprendentemente no se trabó al decirlo. Adelaida, por su parte, levantó la Llave Espada y soltó "Ninguna de las anteriores es correcta". Era una de las más raras, pero también curiosa.

El resto de aprendices siguió pensando, por lo que Hitori decidió soltar una de las frases.

—¡Socorro! ¡Salve a mi niño! —dijo, sin saber muy bien por qué había escogido esa. Un pitido agudo resonó en la cabeza del chico, pero desapareció de inmediato y la ignoró.

Después de las respuestas de todos, Kit se pronunció, soltando una respuesta que parecía ser para librarse de aquella misteriosa voz.

—Mañana tengo partido, no tengo tiempo para estas tonterías —sentenció—. Pero igual la chica que tengo detrás quiere jugar contigo. Es tan paleta que muchas veces olvido que no es una niña. Una niña que no sabe contar uno y uno y me tiene que pedir ayuda para aprender. ¿Verdad, Fatitonta?

Kit parecía tener ganas de molestar a la otra chica. Ésta se mostró dolida ante las palabras de Ivan y, realmente, es que el chico se había pasado con ella. Nadhia intentó intervenir, pero la chica tomó la iniciativa y, con un aspecto bastante airado, se acercó a Kit y le asestó una patada entre las piernas.

Nadhia se acercó a regañar a Ivan y luego intentó tranquilizar a la chica, que se fue en dirección a la puerta de hierro. Hitori, por su parte, fue a ayudar a su compañero. No se merecía ayuda por lo que había hecho, pero Hitori tampoco se veía capaz de dejarle así.

—Deberías controlarte un poco... —le aconsejó.

[Nell]

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Independientemente de las discusiones que tuvieran entre ellos, los golpes bajos y la posible pérdida de espermatozoides en el proceso, la voz, seguramente no todopoderosa, esperó impaciente a que el resto de los aprendices dieran su respuesta, pero al ver que varios se quedaban callados, se hartó y salió de su escondrijo.

—¡Pero bueno! ¡Tenéis que colaborar más o no sabré si sois de fiar o no!

Finalmente, pudieron ver de quién se trataba. Una joven de edad similar a ellos, quizá hasta un poco más infantil, por su actitud, con el pelo negro, corto, y complementario a una cinta blanca. Vestía un top verde y unos pantalones cortos. Hasta entonces, había estado escondida tras unos arbustos, en dirección contraria a la enorme puerta que había en el primer piso, después de subir las escaleras. En su mano tenía un altavoz, lo que explicaba un poco el tono abusivamente alto de la voz misteriosa.

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—¡No es ninguna tontería! ¡Y espero que pierdas! —le reprochó a Ivan, el primero en contestar. Luego, se volvió a Adelaida, ignorando a Fátima, que no había querido responder—. ¿¡Cómo que no!? ¡Puede que sí lo sean! —le tocó el turno a Hitori—. ¿Niño? ¿A cuál de todos? —preguntó, mirándoles significativamente.

Incluso habiendo dado ella misma las opciones, quizá no esperaba que escogiesen algunas de ellas, por ser muy obvias o no del todo de su agrado. Era la única explicación posible para aquel arrebato de respuestas incoherentes.

Y le llegó el turno, antes saltado, a la respuesta que hizo que el enfado de la niñita diese lugar a una sonrisa. De cierta manera, Adelaida había tenido razón en una cosa.

—¡Increíble, no te has trabado! ¡Esa gran dedicación a los trabalenguas merece una recompensa! —le lanzó a Nadhia un objeto, que al recogerlo la muchacha, podría ver de qué se trataba.

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¡Recibes Éter!

Sin embargo, la sonrisa, pese a que no desapareció, se volvió más dura. La niña intentaba ponerse seria con ellos, poniendo los brazos en jarras y señalándoles a veces significativamente. El efecto deseado, en cambio, no lo consiguió.

—¡Yo soy la Gran Ninja Yuffie! ¿Quiénes sois vosotros y por qué estáis en MIS dominios? —a pesar de haber contestado a las respuestas y haberse mostrado, pareció obviar el hecho de que, se suponía, serían de confianza si daban con la correcta—. Habéis sido muy valientes antes enfrentándoos a los sincorazón. Os habría ayudado, pero quería saber de qué sois capaces. Normalmente, esas criaturas huyen nada más oír mi nombre —mentira—, y si no lo hacen, ¡es porque aún no me conocen! —y más mentiras. ¿De verdad los sincorazón pensaban tanto?—. ¡Porque soy muy bueno! Así que cuidado conmigo, ¡no me parecéis aún de fiar!

Maldita mocosa.

Fecha límite: 23 de julio.

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Turnos perdidos: Ueki (3) Expulsado; khsora (1); Axelpower (1); RedXIII (1); HappyDelice (1); Kousen (1).

Ausentes: Little Sho, Axelpower, Kairi.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.

[Suzume Mizuno]

—Perdónalo, a veces dudo si de verdad usa la cabeza para algo Me llamo Nadhia. ¿Y tú?

Fátima se volvió hacia Nadhia, todavía embargada por la rabia.

—No usa la cabeza para nada — respondió con algo de ronquera —. Solo es un gilipollas, no veo por qué iba a tener que perdonarlo — luego se intentó calmar. Aquella chica, incluso si estaba excusando a Ivan, no tenía la culpa de nada. Es más, se había tomado la molestia de acercarse a ella. Desvió la mirada hacia un lado —. Me llamo Fátima. Estoy encanta de....

—¡Pero bueno! ¡Tenéis que colaborar más o no sabré si sois de fiar o no!

De unos arbustos emergió una chica de más o menos su edad, de corta melena negra y con un altavoz en las manos. Comenzó a responder a todos los que habían dado una respuesta y le lanzó a Nadhia un éter, como recompensa por haber podido decir el trabalenguas.

—¡Yo soy la Gran Ninja Yuffie! ¿Quiénes sois vosotros y por qué estáis en MIS dominios? Habéis sido muy valientes antes enfrentándoos a los sincorazón. Os habría ayudado, pero quería saber de qué sois capaces. Normalmente, esas criaturas huyen nada más oír mi nombre , y si no lo hacen, ¡es porque aún no me conocen! . ¡Porque soy muy bueno! Así que cuidado conmigo, ¡no me parecéis aún de fiar!

Fátima resistió el impulso de llevarse una mano a la frente. ¿Cómo podía una mocosa así haber sobrevivido a todos aquellos Sincorazón? No tenía ninguna lógica.

Fátima miró a Nadhia, dudando si debían responder a la chica o ignorarla olímpicamente. Sin embargo, parecía ser natal de la ciudad, y seguramente conocería los caminos más seguros para moverse por la ciudad. Incluso podía ser que les pudiera explicar qué había ocurrido exactamente. Si solo no fuera tan… infantil…

Se acercó un poco, preguntándose si no sería mejor que fuera otra la persona que hablara con ella, ya que no había contestado a sus estúpidas preguntas, y dijo, con toda la calma de la que fue capaz teniendo en cuenta que todavía seguía tensa por lo ocurrido con Ivan:

—No pretendemos hacer daño a nadie — le explicó —. Se podría decir que hemos acabado aquí… sin querer. No pretendíamos venir a este nido de de Sincorazón. Nos hemos dispersado y creo que nos vendría muy bien la ayuda de una gran Ninja — fuera lo que fuera eso — como tú, si es verdad que controlas estos “dominios”… — titubeó, buscando cómo continuar —. ¿Podrías guiarnos por este lugar? Necesitamos a alguien como tú, que sepa… camuflarse con el ambiente — por no decir “esconderse” — y que conozca esta ciudad.

[EspeYuna]

La joven me respondió con algo de ronquera en la voz, como si la patada que había recibido Kit no fuese suficiente para disminuir su enfado. La escuché y asentí resignada, pues ella tenía toda la razón del mundo: Kit necesitaba modales. Tras eso, me dijo su nombre y desvió su mirada, como si se estuviese intentando calmar: "Fátima". Pero antes de poder añadir algo más, la misteriosa voz volvió a retumbar en los lúgubres jardines.

Y una pequeña niña de cabello corto y negro surgió de entre los arbustos del lugar. Tenía un rostro bastante aniñado. Y sus comentarios no la ayudaban a parecer más adulta. Comenzó a descartar respuestas, reprochando a cada uno, como si fuese demasiado obvia la respuesta. Esperando el reproche por mi respuesta, me llevé con una sorpresa al ser felicitada por la muchacha, dedicándome una sonrisa y lanzándome a las manos un objeto. Lo recogí con agilidad, pues tenía buenos reflejos: un éter. Era como una poción, pero según tenía entendido, con él recuperabas el poder mágico perdido en la batalla. Sabiendo que mi fuerte era la magia, me sería bastante útil.

—G-gracias —dije, guardando el frasco en mis pantalones bombacho. Aunque estaba agradecida por el inesperado regalo, no podía quitarme de la cabeza el que una chica como aquella andase sin problemas por Bastión Hueco, el mundo prohibido, con ese aire de despreocupación. ¿Y si no podíamos fiarnos de ella?

Y, por lo que se veía, "La Gran Ninja Yuffie" no se fiaba tampoco de nosotros.

Por el rabillo del ojo noté que Fátima me dedicó una mirada, quizás por no saber qué debíamos hacer. Pero no tardó en dar una explicación a Yuffie de nuestra situación. Era una aprendiz bastante sensata, pues contó la verdad modificada: descartaba la existencia de la Llave-Espada y de los demás mundos. Aunque, si Yuffie conocía a los Sincorazón... ¿por qué a los Caballeros no? Fátima pidió ayuda a Yuffie. Si bien conocía la ciudad, podríamos ir con ella y sentirnos "un poco más seguros". Al menos, eso es lo que parecía transmitir la muchacha con sus halagos hacia la todopoderosa ninja Yuffie. Y yo no fui menos.

—Mi compañera tiene razón. Lo menos que queríamos era acabar aquí combatiendo contra esas terribles criaturas. Sólo buscamos un sitio donde estar seguros. Si es cierto lo que has dicho, debes de conocer la ciudad y los jardines bastante bien. N-nos encantaría que nos guiases... ¿verdad chicos?

Miré hacia atrás a mis compañeros, dirigiendo una sonrisa, pero al mismo tiempo, transmitiéndole con la mirada que me siguiesen la corriente, al igual que a Fátima.

Y, por supuesto, mis ojos se clavaron en las lentes de Kit, pues sabía que era un bocazas y podría estropearlo debido a su fuerte orgullo.

"Por favor", gesticulé con los labios hacia el joven, suplicándole para que nos imitara.

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Bueno, aviso de que me voy a Madrid del 23 al 29, con lo cual, estaré ausente esta semana y no podré actualizar. Espero que en el próximo turno pueda extenderme más, pues este post ha sido muy express porque ando preparando cosas x_D

[Kousen]

Acabar con aquellos Sincorazón había sido inesperadamente sencillo a pesar del lugar en el que nos encontrábamos, pues esperaba que estuviesen más fortalecidos por la simple presencia de los más fuertes en aquel mundo, la supervivencia del más fuerte. Aunque aquellas criaturas probablemente solo se centraban en sus presas, por lo cual podría ser que las que pululaban por los mundos procediesen de aquel lugar.

Una vez tuvimos un respiro, nos reunimos de nuevo y otros se pusieron en pie o una posición más digna en comparación con la que la batalla les había obligado a tomar. Hitori y la otra chica estaban a salvo excepto algunos rasguños del golpe, y Fátima se había deshecho de las sombras con la ayuda del chico de los cascos.
Este se giró con un gesto muy específico con la cabeza y una sonrisa de satisfacción en su rostro.

—¡Vaya! ¿Has podido con tu Sincorazón? Qué bien, te sentirás orgullosa de ti misma... ¿Te saco una foto o tu mundo es tan inepto que considerarías una cámara el instrumento del demonio?— Le soltó con acidez.

Fátima lo encajó con una cara de indignación absoluta, pero no respondió a las provocaciones de este. Abrió la boca para decir algo pero una voz se propagó por todo el área como un eco.

—¡Alto ahí!

Instintivamente alzando mi arma, giré sobre mi mismo mirando cada rincón de los alrededores en busca de quien lo emitía, pero no tuve ningún éxito.

—¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!

"¿Auténtica Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Si aquel lugar era su territorio y era la base del enemigo, empecé a temer que estuviese relacionada con quien nos había arrastrado hasta aquí, pero su juicio sobre los Sincorazón me tranquilizó. Si se trataba de una superviviente debía ser extremadamente habilidosa para haber evitado ser engullida por las sombras... o bien había llegado hace poco.

—¡Está bien! —recitificó— Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira!

Dió seis posibles respuestas a elegir, pero me parecían tan absurdas que preferí continuar pensando en el asunto entre manos, y sobre todo intentar localizarla.

— Suprema Guardiana dice... ¿Nos estará juzgando psicológicamente? — susurré, intentado encontrar un sentido a aquel sinsentido de respuestas.

Me encogí de hombros y emití una respuesta cualquiera al aire.

— Queremos su ayuda, oh, Auténtica y Suprema Guardiana de Bastión Hueco. ¡Porque eres tan bueno! — dije en contra de lo que el orgullo podría dictaminar a cualquiera.

No pretendía darle coba ni mucho menos, pero su forma de hablar denotaba o una actitud infantil o juguetona latente... Si usaba aquel tipo de declaración siguiendo su juego, probablemente nos dejase pasar o bien se mostraría en una continuación mucho mayor de su "juego". Aunque la situación no podía estar más alejada.

Pude escuchar al chico que se había burlado de Fátima vagamente, diciendo algo incluso más ácido.

— ...tan paleta que muchas veces olvido que no es una niña. Una niña que no sabe contar uno y uno y me tiene que pedir ayuda para aprender. ¿Verdad, Fatitonta? — dijo refiriéndose a ella.

Me sorprendí de lo que había declarado en voz alta y clara ante todos los presentes, había mostrado la falta de empatía y amabilidad más palpable que había visto desde el incidente con Yeno. Menudo idiota... con un ego a juego con su afilada lengua, o eso parecía a primera vista.

Pero aquello le costó caro, pues Fátima por fin respondió a sus provocaciones y le propinó una patada con todas sus ganas en sus partes íntimas. La mirada de esta daba miedo, incluso pinchaba.


—¡Pero bueno! ¡Tenéis que colaborar más o no sabré si sois de fiar o no! — Exclamó la guardiana

Una chica joven de alrededor de nuestra edad, vistiendo de una forma muy particular y con rasgos orientales se presentó ante nosotros, megáfono en mano. Eco explicado.

Después de responder a las respuestas que ella misma había dado, nos señaló y reafirmó una postura mucho mas firma, colocando las manos cerca de sus caderas.

—¡Yo soy la Gran Ninja Yuffie! ¿Quiénes sois vosotros y por qué estáis en MIS dominios?—

Al parecer aún no nos habíamos ganado su confianza.

— Habéis sido muy valientes antes enfrentándoos a los sincorazón. Os habría ayudado, pero quería saber de qué sois capaces. Normalmente, esas criaturas huyen nada más oír mi nombre — Sí, claro...

Menuda Gran Ninja, aunque no la culpaba. Sin una Llave Espada o un arma similar no era tarea fácil lidiar con aquellas bestias, y mucho menos en el centro de su concentración. Al parecer no me equivocaba de momento, debía poseer un talento nato para escurrirse del peligro.
No cambió el tono mientras seguía poniéndose por las nubes en cuanto a reputación.

Fátima fue la primera en exponerle rápidamente nuestra situación y pedirle su ayuda para movernos por aquel mundo destrozado. Se había recuperado mucho más rápido de lo que esperaba de lo que había dicho el joven... El cual seguía sufriendo el dolor más grande para un hombre.

— Es cierto, nos hemos visto encerrados en este sitio y me atrevería a decir que el responsable probablemente se encuentre en ese Castillo tan... mono de ahí arriba. — lo señalé — Y puede que no seamos expertos, pero... — dije, alzando mi Llave Espada para que la viese claramente.

No había olvidado la ley fundamental de los portadores, pero en este caso no tenía ningún sentido ocultarlo. Aquel mundo había sido atacado y engullido por la oscuridad, y los pocos habitantes supervivientes que se conocían sabían claramente sobre la existencia de otros mundos fuera de este, pues era en estos donde habían encontrado refugio.
Pero por si acaso no iría más lejos que mostrar la Llave, ni una palabra más. Siempre podría tomarlo como una indirecta de que sabíamos luchar, pero si la conocía a simple vista, no habría ningún problema para hablar del tema.

— ¿Por favor?—.

[Hitori]

La voz misteriosa interrumpió todas las discusiones que se habían generado. Salió de su escondite, dejando ver a los aprendices su apariencia. Como Hitori se había imaginado, era una chica joven, con una expresión bastante infantil. Tenía el pelo negro y corto, con una cinta blanca, y vestía una ropa sencilla, bastante fresca y cómoda.

—¡Pero bueno! ¡Tenéis que colaborar más o no sabré si sois de fiar o no! —les echó en cara. Hitori permaneció en silencio, sin mantener contacto visual directo con la chica.

Entonces empezó a contestar a las respuestas que todos le habían dado.

—¡No es ninguna tontería! ¡Y espero que pierdas! —dijo, dirigiéndose a Kit—. ¿¡Cómo que no!? ¡Puede que sí lo sean! —finalmente, miró a Hitori—. ¿Niño? ¿A cuál de todos?

—Eh... Esto... —murmuró, sin saber qué contestar. Parecía que la chica había les había hecho decir esas frases para divertirse un rato, pero entonces le dio a Nadhia un premio por haber conseguido decir el trabalenguas.

Después del extraño momento de las frases, la chica se presentó, todavía con su tono infantil y algo altanero.

—¡Yo soy la Gran Ninja Yuffie! ¿Quiénes sois vosotros y por qué estáis en MIS dominios? —la "Gran Ninja" Yuffie continuaba con la misma historia—. Habéis sido muy valientes antes enfrentándoos a los sincorazón. Os habría ayudado, pero quería saber de qué sois capaces. Normalmente, esas criaturas huyen nada más oír mi nombre y si no lo hacen, ¡es porque aún no me conocen! ¡Porque soy muy bueno! Así que cuidado conmigo, ¡no me parecéis aún de fiar!

Hitori se sorprendió. Quizás aquella jovencita tan creída sí era tan poderosa como decía ser. Si de verdad los sincorazón la temían, sería muy buena idea llevarla con ellos. Hitori asintió con la cabeza, pensando para sí mismo.

—G-gran Ninja Yuffie... Nos gustaría poder contar con su ayuda —pidió, haciendo una ligera reverencia—. Este sitio tiene pinta de ser peligroso... p-pero con una guardiana como usted podríamos estar seguros. ¿Puede ayudarnos... por favor?

El resto de aprendices pidieron también ayuda, pero se mostraron algo escépticos. Sin embargo, Hitori creyó las palabras de aquella chica, incluso habiendo dudado al principio de ella.

[Pharos]

—¡Pero bueno! ¡Tenéis que colaborar más o no sabré si sois de fiar o no!

De entre los arbustos emergió una joven con un altavoz en la mano, sorprendiendo a Adelaida. La Guardiana de Bastión Hueco fue respondiendo tajantemente a todos los aprendices que habían abierto la boca, hasta que se giró hacia la sepulturera y dijo:

-¿¡Cómo que no!? ¡Puede que sí lo sean!

Allí mismo, con su Llave-Espada todavía levantada en actitud triunfal, la joven se quedó helada por el frío del jarro de agua que acababan de arrojarle. Vaya chasco. Y además a Nadhia le habían regalado algo. En fin, al menos había aprendido un buen sitio para esconderse en caso de que algún día jugaran al escondite allí.

—¡Yo soy la Gran Ninja Yuffie! ¿Quiénes sois vosotros y por qué estáis en MIS dominios? Habéis sido muy valientes antes enfrentándoos a los sincorazón. Os habría ayudado, pero quería saber de qué sois capaces. Normalmente, esas criaturas huyen nada más oír mi nombre y si no lo hacen, ¡es porque aún no me conocen! ¡Porque soy muy bueno! Así que cuidado conmigo, ¡no me parecéis aún de fiar!

La bonitopelosa que había visto antes luchar con tanto ahínco contra las Sombras habló entonces, pidiéndole a la Gran Ninja Yuffie que les guiara. Tenía que averiguar su nombre...
De todos modos, la Gran Ninja Yuffie parecía agradable, aunque gritara mucho. Pero era muy divertida, sólo había que escucharla hablar, parecía que había pasado una temporada por Ciudad de Halloween. Además, debía de ser muy buena si los Sincorazón huían sólo con oír su nomre...

-¡Sí, ven con nosotros!-exclamó Adelaida con entusiasmo-Luego podremos jugar al escondite todos juntos. Tengo un par de trucos que estoy segura de que no conoces, Gran Ninja Yuffie

[Nell]

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Con tantas palabras halagadoras, enseguida tuvieron a la niña a sus pies, por mucho que se intentase hacer la dura.

—¡Se ve que necesitáis mi ayuda! Está bien, os guiaré. ¿Adónde queréis ir? —preguntó, un tanto confusa—. No hay muchos lugares seguros, ¿sabéis? Pero, ¡conozco un atajo!

Señaló arriba, hacia las últimas escaleras, mientras ella sola corría en dicha dirección, adelantándose. Sí, efectivamente, se dirigía hacia el castillo, o eso parecía.

—Os mostraré un buen sitio donde poder ir a casi cualquier parte de la ciudad —prometió Yuffie—. ¡Y casi nunca hay sincorazón!

Sin más ceremonias, avanzó hasta las siguientes escaleras, las cuales abandonaban los jardines, esperando que la siguiesen.

Fecha límite: 28 de julio.

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Turnos perdidos: Ueki (3) Expulsado; khsora (1); Axelpower (1); RedXIII (1); HappyDelice (1); Kousen (1); Deja (1); Narrador (1).

Ausentes: Little Sho, Kairi, EspeYuna, Zero.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.

[Pharos]

Tras tantas cándidas respuestas, Yuffie puso una cara que le recordó a un tipo de chicles de Halloween que eran duros por fuera y blanditos por dentro.

—¡Se ve que necesitáis mi ayuda! Está bien, os guiaré. ¿Adónde queréis ir?. No hay muchos lugares seguros, ¿sabéis? Pero, ¡conozco un atajo!.Os mostraré un buen sitio donde poder ir a casi cualquier parte de la ciudad ¡Y casi nunca hay sincorazón!

¿Deberían ir tras ella? Aunque parecía agradable, la acababan de conocer. Además, los castillos en las historias de terror que cantaban junto al fuego en su hogar siempre tenían un gran y terrible monstruo en su interior, acechando a aquellos que se guarecían de las tormentas dentro.
Aunque bueno, alguien que planteaba adivinanzas a desconocidos así porque sí no podía ser malo. Al menos no mucho.

Sin embargo, Adelaida miró hacia su otra alternativa. Allí habría más Sincorazón, más corazones que liberar de la Oscuridad, pero...Puede que no estuviera preparada todavía para aquello. Pero algún día volvería y liberaría a todos y cada uno de los pequeños Sincorazón de aquel lugar.
Es más, puede que con un poco de suerte encontraran algún gran monstruo Sincorazón en el castillo, como en las historias, y pudiera ayudarle.

-¡Venga chicos, vamos al castillo!-exclamó, volviendo a alzar su Llave Espada por encima de su cabeza en una pantomima de gesto triunfal y decisivo.-Vamos a descubrir los misterios de ese gran y oscuro castillo

[Suzume Mizuno]

Fátima vaciló. Se suponía que debían dirigirse a la ciudad, no al castillo. Pero… había dicho que desde allí podrían llegar a cualquier otra parte del lugar. Quizás estaba refiriéndose a un pasadizo secreto. Y si no había Sincorazón, mejor que mejor.

Con todo, ¿podían fiarse de aquella mocosa? ¿Cómo asegurarse de que no les estaba guiando a una trampa, disimulando sus intenciones bajo una capa de inocencia?

Miró a los demás, preguntándose qué deberían hacer. Entonces la chica de largo cabello negro alzó la su Llave Espada, como si de una conquistadora se tratase, y les animó a dirigirse al castillo.

Luego apretó el paso y le preguntó a Yuffie a gritos:

—¿Hay más gente contigo en el lugar al que nos llevas?

No se fiaba, pero ya había creído comprobar que Yuffie no era buena mentirosa y esperaba que por sus actos pudiera descubrir si se enfrentaban o no a una amenaza.

Sin embargo, no vio otra solución que seguirla. ¿A dónde iban a ir por su cuenta, de todas formas? Ni siquiera tenían claro cómo llegar a la biblioteca. No podía dejar de estremecerse al recordar cómo los Sincorazón la invadieron y les atacaron. Desde luego, muy segura no era. Esperaba que al menos el atajo de Yuffie fuera realmente seguro. Allí podrían discutir qué hacer con más calma.

[Kousen]

El hacer la pelota surtió efecto, tal y como esperaba. Yuffie en seguida accedió a ayudarnos y guiarnos por aquel sitio del que no teníamos ni idea, con un pequeño cambio a nuestra ruta.

Tal y como señalé en un principio, Yuffie se dirigió hasta la parte superior de los jardines, en dirección al castillo tenebroso que se alzaba por todo el complejo. Se supone que nos dirigíamos a la ciudad, pero al parecer aquella puerta no iba a moverse un ápice, y ella tenía un mayor conocimiento de la zona que nosotros.

—Os mostraré un buen sitio donde poder ir a casi cualquier parte de la ciudad ¡Y casi nunca hay sincorazón!

Perfecto, aquello sonaba mejor. Supuse que desde una zona más elevada tendríamos una mejor vista de águila para ver donde podíamos dirigirnos, ya que aquella construcción parecía presidir sobre todo el complejo de la ciudad destruida. Obviamente no debíamos fiarnos tan fácilmente de Yuffie, pero sus dotes para el engaño no habían resultado nada convincentes en su pequeño discurso de "Suprema Guardiana" como habíamos podido comprobar, y tampoco percibía ninguna mala intención en ella.
Por si acaso, mantendría la llave espada en mi mano.

— Bueno, no es mala idea — dije, avanzando unos pasos hacia arriba — Y desde luego es mejor que estar vagando sin rumbo por este cuchitril, esperando un ataque por la espalda.—.

La chica del cabello oscuro con un aspecto bastante singular (acorde con su personalidad) salió tras ella con la Llave espada en alto, en pos de aventuras y exclamando sobre explorar el castillo.
Me divertió aquella expresión, algo que agradezco por lo tenso de la situación en que nos encontrábamos, y miré a los que quedaron detrás.

— No tenéis ningún problema con dar un pequeño rodeo, ¿no? Aunque de todas formas no es que tengamos muchas más opciones — miré al joven de los cascos — No hace falta que insistas con que el objetivo es la ciudad, ya lo sabemos... pero desde un punto más estratégico llevaríamos ventaja, y puede que haya una red de túneles para el abastecimiento de energía que esta ciudad necesitó en el pasado... lo cual nos dejaría bastante más cerca y rápido, ¿no crees...? Aaahmm — me interrumpí, dándome cuenta de que no sabía su nombre.

Lo de la red de túneles era algo bastante plausible desde mi punto de vista, o al menos algunas tubería vacías y abandonadas, como todas aquellas que cubrían el castillo y parte del lugar.