—
Alec... No lo puedes controlar. No sé si puedo confiar en ti... —confesó Shiki a la vez que soltaba a su peluche para alzarlo y enviarlo hacia mí.
¿Realmente iba a eliminarme? Tenía que ser una broma, si lo hacía los dos acabaríamos muertos, pero parecía que eso a ella no le importaba, no parecía siquiera mirarme, ver lo que estaba a punto de hacer.
—
Claro que puedes, Shiki ¿por qué iba a traicionarte? No hay ninguna razón de peso para ello —continué intentando hacerla entrar en razón.
—
No tengo más opciones, ¿no? Eres mi compañero. Y él puede controlarte cuando más lo necesites —no importaba si lo hiciese, no iba a dejarle usarme como un muñeco tan fácilmente, lucharía por el control —
. Ojalá hubiese alguna forma de confiar en ti, Alec, pero... —por su tono de voz podía deducir que estaba sufriendo con aquello, ¿pero por qué no paraba entonces? —
Prefiero perder a acabar igual que Rhyme.Con un movimiento de su mano, Sr. Miau se abalanzó sobre mí obligándome a moverme hacia un lado para esquivarlo ¿por qué todos en los que acababa depositando mi amistad y confianza intentaban matarme?
—
¡Shiki, basta! ¡No tenemos porqué acabar el uno con el otro! —exclamé materializando dos enormes cartas para detener los ataques del peluche, pero este se las arregló para destrozar una de ellas y llegar hasta mí golpeándome en la cara.
Di unos pasos hacia atrás frotándome la mejilla, no había sido nada grave, pero escocía bastante. Tomando tres cartas en la mano, esperé a que el gato saltará para lanzarle las cartas y así detener su ataque, cosa que llegué a lograr, pero eso no lo detuvo y cayendo sobre sus patas traseras, volvió al ataque haciéndome usar varias cartas como escudo, mas, el animal consiguió romperlas y volver a alcanzarme derribándome en esta ocasión. Desde el suelo seguí intentando defenderme como podía, pero el arma y poder de Shiki eran superiores a los míos y en poco tiempo me vi incapacitado siquiera para rechazar un simple ataque del Sr. Miau.
¿Por qué Shiki seguía con aquello? Atacarme de aquella forma solo le hacía sentirse peor, tenía que parar antes de que acabase conmigo, ya que quizá ella quisiese acabar con su vida, pero yo no podía caer aun, no sabiendo que los Maestros estaban desaparecidos y la única forma de encontrarlos era acabar ese juego. No iba a dejarme eliminar por nadie.
Tomé la última carta que no había usado preparado para usarla como filo y cortar al gato de peluche en dos con ella.
—
Detén al Sr. Miau, Shiki y piensa otra manera de arreglar las cosas —gruñí intentando adivinar por donde iba a atacarme en esta ocasión.
—
Ojalá, ojalá hubiese otra manera... —insistió dándole la orden al animal, el cual cayó del techo listo para darme un posible golpe de gracia, pero en esta ocasión estaba listo para esquivarlo y realizar mi contraataque, cuando una voz nueva se escuchó en la sala.
—
La hay —anunció la voz haciendo que el Sr. Miau detuviera su ataque cayendo en frente mío inerte como el peluche que era.
Shiki y yo nos giramos para ver quién era la persona que había hablado, encontrando nuestros ojos a una joven ataviada con ropas oscuras y que portaba un paraguas, pero lo que más llamaba la atención de ella era su rostro grisáceo y unos ojos muertos que me recordaron a los zombis y demás seres del estilo que habitaban las calles de Ciudad de Halloween, aunque el aura siniestra que emanaba también me resultaban típicas de mi ciudad natal.
La siniestra muchacha pasó al lado de Shiki llegando de esa forma a donde yo me encontraba, con lo que pude ver como la punta del paraguas estaba manchada por lo que parecía ser sangre. Esperaba que ese no significase que alguno de mis compañeros estaba muerto, pero aun así preferí estar alerta.
—
Me llamo Alexis. Es curioso que nos conozcamos en estas circunstancias —sentenció la niña, sonriendo de forma que a cualquier otro le habría echado para atrás —
. Pero vengo de parte de Ariasu. A ofrecerte un trato.Ariasu…entonces ella debía ser uno de los aprendices de Bastión Hueco. Sabiendo eso no entendía para que venía a ofrecerme un trato cuando ellos eran los que nos obligaban a estar en el Reapers’ Game, claramente no estaba nada motivado para pactar nada con ellos.
—
¿Por qué la traidora de Ariasu iba a ofrecerle un trato a uno de los aprendices de Tierra de Partida, Alexis? —respondí en un tono algo amenazante —
. Estoy empezando a ver que confiar en la gente que dice ser tu aliada es el mayor de los errores ¿por qué entonces confiar en ti y aceptar tu trato?—
Sé lo que has visto. Y sé que quieres combatirlo —fue la simple respuesta que recibí, pero suficiente para saber que conocía al que primero me dio a elegir aquel día.
Pude escuchar a mi compañera gritarme para que me negara a cualquier cosa que fuese a decirme Alexis, pero mi atención ya estaba puesta en la información que pudiese conseguir de boca de esta.
—
Eres su creación, al igual que yo lo fui. Ahora le combato con mi poder, al igual que tú podrás hacer con el tuyo.Finalmente me debía creer lo de que no era real, dudaba ya que tres personas en un solo día me lo hubiesen asegurado simplemente para confundirme, aunque esperaba que ella supiera donde estaban entonces nuestros verdaderos.
—
¡Alec, si lo haces...! —Shiki no pudo terminar su advertencia al ser callada por la mirada de la niña del paraguas, la cual usó esto último para apuntar a mi compañera.
Al verlo, levanté la mano colocándola detrás de Alexis, por mucho trato que quisiera hacer no iba a permitir que le hiciese daño a Shiki, por lo qué si intentaba lanzar algún ataque con ese paraguas yo únicamente tendría que hacer arder el suelo a sus pies para detenerlo.
—
Tú estuviste con él desde el principio —acusó la niña siniestra sin darle importancia a que le estuviera apuntando —
. Has perdido tu cuerpo y sigues sin rendirte —¿perder su cuerpo? ¿Era aquello posible? Tanto Él como Shiki habían mencionado algo sobre el cuerpo de esta, pero no lo había tomado muy en cuenta al no ser el primero una persona de gran confianza y la segunda encontrarse algo alterada —
. ¿Estás contra él o contra nosotros? Más bien, contra nadie. No eres nada desde que perdiste tu cuerpo. Eres como Alec; nadie, vacía, recuerdos conjuntos en una personalidad falsa y construida a conciencia. Vete de aquí.Con un gesto de su mano, el cual no llegué a ver a tiempo, envió volando a mi compañera fuera de la habitación cerrando la puerta tras ella y de esa forma dejándonos solos para hablar sobre ese trato. Las ganas que tuve de lanzar la Sota de Corazones contra aquella niña, pero esta ya estaba otra vez mirándome con aquellos ojos sin vida, por lo que no tuve más remedio que bajar la mano y escuchar lo que iba a ofrecerme.
—
Alec, le has visto y sabes lo que planea —le he visto usando la apariencia de alguien que conozco y sé una mínima parte de su plan, sí, estoy al día con lo que ocurre en Villa Crepúsculo —
. Quiere a Shiki, a Neku y a otro chico más, Beat. Ellos han estado con él siempre y ahora los va a sacrificar igualmente, por lo que corren en círculos, como gallinas sin cabeza. Ten claro esto a partir de ahora, Brujo: o estás contra él o estás contra nosotros. No hay término medio.—
¿Quieres decir que mis únicas opciones son el unirme a alguien que no conozco y no me resulte una persona de confianza, aparte de que al hacerlo probablemente me mates para librarte de un posible obstáculo o...el pasarme al bando de aquellos que nos han encerrado y obligado a mis compañeros y a mí a jugar a un mortal juego, sin contar que también hicieron lo mismo con nuestros Maestros? —pregunté con un poco de desprecio mientras intentaba descubrir que era realmente aquella niña, ya que cada vez estaba más seguro de que pertenecía a mi mundo. No muchos me habrían llamado Brujo como parte de una raza y no a un oficio —
. Por lo que espero que me aclares un poco las ideas antes de ofrecerme el trato, ya que como verás ninguno de los dos bandos sois de gran confianza.Crucé los brazos adoptando una postura mas cómoda por si tenía que escuchar una explicación demasiado larga, aunque no desmaterialicé la carta que tenía en la mano, me daba una especie de protección el mantenerla, al fin y al cabo era un arma.
—
Él busca la dominación de este mundo sobre todas las cosas, un mundo que nosotros vinimos a conquistar en su nombre. Nos liberaron de su control y desde entonces lo protegemos de todo lo que pueda ser considerado una amenaza, y eso te incluye. Pero puedes cambiarlo. No estés más bajo su control.Me preguntaba siquiera si aun seguía bajo él tras repetir tantas veces que no haría nada de lo que Él quisiese, supongo que esto tendría que ver con ser una creación, pero la seguridad de saber que había una forma de no hacer algo de lo que acabara arrepintiéndome me valía para seguir escuchando el resto de la historia:
—
Estando junto a Shiki, sólo serás una vía fácil para él. Hoy has tomado muchas decisiones difíciles, todas las correctas, pero ninguna servirá para evitar que él te use y llegue a Shiki, te lo aseguro. Así que te hablo con toda sinceridad: no estés cerca de ella —¿pero era acaso eso posible? Los dos eramos compañeros, teníamos que mantenernos juntos y si uno caía el otro también lo haría ¿cómo podría acabar con el lazo que nos unía? —
. Enfréntate a él. Cambia de bando, Alec.»
Sé un Reaper.¿Un…Reaper? Eso significaría que me volvería un peligro para mis amigos, pero dejaría de ser un jugador y no necesitaría tener un compañero para sobrevivir el resto del juego, estaría bajo las órdenes de Ariasu, la cual podría obligarme a hacer daño al resto…Edge, Hana, Light, Maya o Nadhia podrían acabar siendo un objetivo a eliminar, incluso sabiendo que posiblemente ninguno de ellos sea real, me vería incapaz de hacerles daño ¿podía entonces aceptar una oferta así?
—
Ariasu está de acuerdo —continuó Alexis extendiendo su mano —
. Es el único medio de verdad que tienes de proteger a Shiki. Si no es eliminada de este Reapers' Game, él la alcanzará antes... Y nunca volverá a ser libre. Todo el mundo que hemos protegido, todo por lo que hemos luchado se desvanecerá. No existe término medio, Alec. Sólo existe este camino o el contrario.»
Elige.Elige…bonita palabra para definir aquel día. Desde que hubiese despertado en ese mar de llamas solo había tenido dos opciones para continuar, no importaba que esas opciones hubiesen sido morir o luchar, la cosa es que no me habían dado ninguna opción intermedia, ninguna forma de arreglar esto sin que alguien saliese afectado negativamente. Había más en juego si rechazaba, que si aceptaba, pero aceptando todas las decisiones que tomara después las haría siendo consciente de ellas, rechazando en cambio acabaría viendo como mi cuerpo es movido al igual que una marioneta… porqué, ¿no era acaso eso? Un simple muñeco dotado de una personalidad falsa que hacía lo que su creador quisiese.
Alexis me ofrecía una opción para cortar las cuerdas que me ataban, pero el precio por ello era grande, ya que me volvería un enemigo de los jugadores y lacayo de aquella que deseaba eliminarlos, estaría ayudando a Ariasu a que no consiguiéramos rescatar a nuestros Maestros. Pero si el plan de aquel hombre, también afectara en nuestra propia misión, era mejor eliminarlo a él en vez de a los traidores de Bastión Hueco.
Mirase por donde mirase y por muchas vueltas que le diese, me veía incapaz de elegir un lado u otro, la eliminación de Shiki parecía necesaria, incluso ella había estado a punto de acabar consigo misma y en los dos bandos se me había ofrecido la forma de que yo no sufriera el mismo destino.
En un lado iba a ser consciente de esta eliminación, en el otro no.
Una opción iba a poder destrozar mi Corazón, con la otra opción estaría tentando a la suerte de no saber cuando el Trebol de cuatro hojas aparecería anunciando que era la hora de mi traición.
—
Si acepto, al menos permíteme saber quién soy o somos y donde están las personas que fingimos ser —pedí tomando la carta que había tenido todo este tiempo en la mano y colocándola frente a Alexis, no sabía cuál era por lo que serviría para aclararme —
. Si voy a ser un Reaper creo que tendría el derecho de saber tales cosas.Sin esperar a si aceptaba o no, giré la carta para ver cuál iba a ser mi camino a partir de ahora. Al verla reí por lo bajo para posteriormente hacer desaparecer el naipe.
—
Aceptó el trato, Alexis, lucharé junto a vosotros —anuncié con una sonrisa —
. Ahora si cumples esa lo que te he pedido me harías un gran favor.Esperé a la respuesta de Alexis y cualquier suceso que viniese a continuación con la imagen de la carta que había decidido por mí en la mente. Por alguna razón, me hacía gracia el que hubiese sido la Reina de Corazones.
Aparte de que espero que este sea el fin de este tipo de biblias, quiero pedir que todos los PX vayan a la mascota