-¡Despídete de tu brazo!- Grité mientras con un gran corte pude cortar su brazo. Lo habíamos conseguido, ahora podríamos estar más seguros y poder atacarla más fácilmente.
Pero no. De su brazo no salió ni una mísera gota de sangre cuando debería haberlo hecho. Tampoco gritó de dolor, ¿en serio no sentía nada? Asustado por aquella niña que parecía inmortal le pegué una patada para desequilibrarla pero nada, ni siquiera se inmutó.
Salí corriendo hacia mi compañero para ponerme a salvo, pero no pude. Algo hizo que no pudiera andar y por más que intentara seguir corriendo no fue suficiente. Salí despedido hacia atrás hasta que paré, pero ojalá no hubiera parado así.
Sentí un gran dolor, me había clavado su paraguas, sólo pude expresar un grito de dolor ante aquello. Nunca había sentido algo así, incluso cuando estuve a punto de morir el día que conocí a Rhía o cuando lo de las Cámaras. Aquello era diferente y no sabía si podría aguantar otro golpe más. Seguidamente caí al suelo por una patada.
Estaba perdido, seguía vivo pero en pocos momentos iba a dejar de estarlo. Aquella niña iba a rematarme en breves momentos y no quería, aunque fuese un poco irónico porque hace unos momentos estuve a punto de suicidarme, pero con la aparición de mi padre todo cambió, quería vivir, pero no iba a ser así. ¿O no?
—¿¡Diana!?
Aquel grito parece que me salvó. No sabía quién era Diana pero supuse que era la de ayer. Levantándome como pude, pude ver que había sido atacada por uno de los bichos extraños esos, pero poco duró nuestro aliado. Diana parecía que estaba súper mal, quizás medio muerta, era nuestra oportunidad de rematarla y quitárnosla de encima. Pero no iba a ser tan fácil. La niña inmortal estaba allí para protegerla y parecía muy pero que muy cabreada y dispuesta para que no la tocáramos. Iba a ser mejor no acercarse.
¿Qué hacer, atacar o no? Yo en mi estado podría morir de un golpe, y quizás lo mejor sería que no me acercara a ella, pero se me ocurrió una idea, lanzar mi katana cual shuriken hacia Diana, no me acercaría y los demás podrían distraer a la otra.
Miré a mis compañeros y parecía que iban a atacar también. Entones vi que el compañero de la niña del gorrito estaba utilizando una especie de magia, así que era ahora o nunca. Con todas mis fuerzas lancé mi katana hacia Diana, esperando que no diera en la otra niña, en cuanto impactara o pasase lo que pasase, la volvería a invocar* y me pondría en posición de guardia. Ojalá saliera todo bien.
Spoiler: Mostrar