El muchacho que se encontraba al lado de Fátima, de nombre Exuy, parecía querer hacer otra pregunta, pero al final no tuvo fuerzas para expresarla en voz alta. Nadhia supuso que la tensión que se respiraba en el ambiente era demasiado para él y había decidido quedarse al margen. Escuchó atentamente las preguntas que le hacían sus compañeros a Kazuki y cada una de las respuestas por parte del Maestro.
Por lo visto, aquel mundo digital lo había creado un tal Flynn. Aquello la dejó un tanto traspuesta, pues, ¿acaso una persona —si es que lo era, porque dudaba de ello— podía ser capaz de construir un mundo a partir de la nada? Había leído mucho sobre el origen de ellos en la Biblioteca, y casi todo lo que encontraba eran teorías y leyendas, nada en claro. A destacar la referencia más repetida: que todos los mundos habían sido en su momento parte de uno solo. Dejando aparte aquel curioso detalle que se guardaría para otra ocasión, Nadhia frunció el ceño cuando Lyn interrumpió a Kazuki con uno de sus tan característicos y temidos gruñidos.
«
¿A Lyn no le agrada la confrontación?», pensó de inmediato. Aunque tampoco era de extrañar que a uno de los Maestros no le hiciera gracia estar enfrentados a otro bando, cuando hasta hacía pocos años habían sido aliados. Ya fuera por querer evitar disputas innecesarias, o por no estar del todo de acuerdo con Ronin o Kazuki.
Durante el barullo provocado por lo último que había dicho Malik, en la mente de Nadhia apareció la imagen de Ragun. Siempre evitaba pensar en la inminente y no tan lejana guerra, pero a veces era imposible no reflexionar sobre ello y preguntarse qué haría en el futuro si se le presentaba aquella situación. No sabía si aún estaba preparada para asimilar un enfrentamiento directo contra el otro bando. Recordó el paisaje de la Necrópolis y, al escuchar de la boca de Malik la palabra "matadero", se estremeció y la preocupación por fin asomó en sus ojos, aunque había intentado conservar la calma. Se repitió que mantuviera la calma y suspiró, como si quisiera dejar escapar el pequeño cúmulo de nervios de su cuerpo.
—
Se les está yendo de las manos —comentó, teniendo a su lado a Xefil—.
Deberían pensarse dos veces enviarnos a todos, ¿no te parece? »
No lo están haciendo bien...En absoluto. Si Nadhia hubiese llegado pocos días antes a Tierra de Partida, estaría igual de asustada que cualquiera de los nuevos. Tampoco podía decir que todo aquello no le afectaba, pero con todas las cosas por las que había pasado desde que llegó al hogar de portadores, Nadhia había ganado bastante autocontrol.
Sabes que eso no es del todo cierto, le susurró Ángel.
«
Bueno, quizás sólo un poco», admitió para sus adentros. Si no, no le daría tantos quebraderos de cabeza a Fátima.
Ensimismada en sus pensamientos, alzó la mirada y se dio cuenta entonces de que algo extraño sucedía con la reproducción de la misteriosa joven. Algo que estaba pasando desapercibido a ojos de muchos aprendices que se lanzaban a por Kazuki a base de preguntas y un auténtico descontrol.
—
¡El vídeo...! —pronunció, aunque el escándalo de la sala se tragó su voz y puede que sólo Xefil o Light lograran escucharla. Estaba segura de que los labios de la desconocida habían dicho otra cosa diferente.
Y al ver que el portal del ordenador se encendía frente a ellos, quiso gritar "¡Cuidado!" o "¡Apartaos!", porque sabía lo que esa lucecita conllevaba.
Sin embargo, su boca se quedó congelada y sintió que la oscuridad se la tragaba.
*****♪ Net Affection - Syndicate ♫No importaba cuanto Nadhia se esforzara por intentar salir de aquel lugar sin el mínimo atisbo de luz, sus extremidades estaban completamente agarrotadas, aprisionadas por la oscuridad que rebosaba a su alrededor. Parecía como si de un momento a otro fuera a desaparecer y formar parte de aquel paraje. Hizo memoria sobre lo último que recordaba.
«
¡Ese maldito ordenador!», rechinó los dientes, sin haberse rendido aún en librarse de aquellas cadenas invisibles que hacían que su cuerpo le pesara una tonelada. Pero fue en vano. Se dio cuenta entonces de que a duras penas podía respirar, y el terror se apoderó de ella.
¿Dónde demonios estaba? ¿Ese sitio formaba parte de La Red? Algo le decía que no... y tenía un mal presentimiento.
—
Pecador.Detuvo su inútil forcejeo cuando escuchó una voz cerca suya. No estaba sola en la oscuridad, había alguien más. Entre las sombras pudo ver la presencia de una figura que había conseguido paralizar los pocos impulsos nerviosos que le quedaban libres y helar su sangre.
«
Tú», pensó, encontrándose con los ojos innaturales y resplandecientes de la joven que había atacado todos los medios de Tierra de Partida habiendo y por haber. El terror se apoderó de ella.
—
¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen. Algo sonó en la lejanía de la mente de Nadhia, pero no pudo saber el qué. Quizás un nombre, quizás una frase, o quizás un ruido indescriptible. Sintió una punzada de dolor en el pecho, como si necesitara alcanzar aquel sonido. Pero tan pronto como había resonado en su cabeza, se desvaneció. Y se olvidó por completo de él cuando la figura de la muchacha comenzó a acercarse.
Daba miedo. Nadhia sabía que debía escapar, que su instinto le decía que huir era la mejor opción si quería sobrevivir. La voz de aquella mujer no era normal, y eso le aterraba. Parecía de ultratumba y para nada contrastaba con el aspecto de la desconocida.
«
¡No... no te acerques!», suplicó, queriendo apartarse cuando se encontró a escasos centímetros de
ella y ésta le acarició el tirabuzón que le caía a un lado del rostro. Aguantó la respiración, encogiéndose de puro pavor.
—
Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.Nadhia abrió la boca para emitir un chillido de dolor, tan inhumano que no fue capaz de expresarlo con su rostro demacrado por el pánico y la fuerte sacudida. La mano de aquella pesadilla había atravesado su piel, y sentía que la carne de sus músculos se desquebrajaba, como si sus uñas se trataran de las afiladas garras de un animal salvaje. El dolor se extendía a cada nervio de su cuerpo y la torturó entre jadeos, incapaz de hablar. Aquellos fríos dedos hurgaban dentro de ella, apartando cada obstáculo que se interpusiera en su camino.
Notó el desagradable chasquido de una costilla y profirió un grito, al fin. Pero se ahogó en el mismo cuando sintió una de sus afiladas uñas rozar contra lo que había estado buscando. Nadhia abrió los ojos de par en par, suplicando que no lo hiciera.
La mano atrapó su corazón y tiró de él, arrancándolo del cuerpo de su dueña. Nadhia se arqueó, cerrando los ojos con fuerza, y gritó como nunca antes lo había hecho.
Era insoportable. Quería que todo acabara, que el dolor cesara. Las lágrimas descendieron por sus mejillas a causa del dolor, entremezclándose con la sangre que le había salpicado. Nadhia había comprendido, por fin, lo que debía sentir una víctima de los sincorazón.
Pero, ¿por qué no perdía la consciencia? ¿Por qué tenía que seguir sufriendo? ¿Por qué la muerte no le abrazaba y se la llevaba lejos de allí? ¿Por qué no se había convertido aún en un monstruo sediento de corazones?
La luz de su corazón todavía le aportaba la poca calidez que le había arrebatado la nombrada Eileen. Iluminaba su rostro ensangrentado y en lágrimas con un bello color rubí, al igual que la figura de la ladrona.
Nadhia no quería seguir mirando aquella sádica sonrisa, pero era incapaz de apartar la mirada. Le pesaba la cabeza y su cuello estaba completamente rígido, ¿sería porque le había arrancado el corazón? ¿O por estar helada ante la imagen del mismísimo demonio?
—
Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!Nadhia gritó de nuevo, maldiciendo el por qué seguía conectada al corazón que le había arrancado. Ya no estaba adherido a sus arterias, ¿¡por qué no se detenía!?
«
¡Para!»
Eileen no se detuvo y estrujó con su mano el corazón, reduciéndolo a un órgano aplastado e irreconocible que cayó al suelo. Nadhia sintió entonces que algo la abandonaba. De repente, la molestia del broche maldito desapareció. Ni el monstruo que la acunaba en sueños llamándola "princesa", ni la voz de Evangeline. La joya perdió toda su belleza y la plata del mismo se ennegreció. Podría haber sido un alivio para ella en otra situación, una cura que había estado buscando tanto para ella como para Xefil ante la presencia de la Bruja Eterna en su corazón, si no fuera porque escuchó un grito proveniente de lo más profundo de su ser.
La voz de Ángel Forjado la abandonaba. Alzó como pudo la mano para alcanzar su corazón hecho trizas en el suelo, del cual surgió una polvareda de humo negro que se arrastró creciendo en densidad y que envolvió el cuerpo de Eileen. Los ojos de la misma centellearon con mayor fuerza en la oscuridad, y Nadhia, murmurando el nombre de su confidente, se temió que aquel era el fin...
―
¡Aléjate de ellos! ... cuando de pronto, alguien gritó, enfrentándose a aquella monstruosidad escondida en la figura de una niña. Eileen rió y se desvaneció frente a Nadhia, cayendo ésta al suelo de rodillas, para luego dejar que la gravedad hiciera el resto y se llevara su cuerpo consigo.
«
¿Ángel...?», llamó, sin poder evitar encogerse en la propia herida que le atravesaba el pecho. No tenía fuerzas ni de mirar lo que aquella chica había ocasionado.
Y una luz atacó desde la lejanía los ojos de Nadhia, contrayendo sus pupilas. Allí estaba, por encima de su cabeza, esperando que llegara hasta ella. Pero, ¿acaso era posible?
Con miedo, acarició con sus dedos el corazón destrozado, el cual seguía brillando débilmente. Le costaba sentir sus extremidades, pero hizo un esfuerzo por levantarse. Pensó en todo lo que dejaría atrás si se quedaba allí y sacó fuerzas de donde no tenía para ponerse en pie. En la oscuridad no habría cabida para la amistad que había experimentado allá fuera, ni el cálido sentimiento de amor por el que mataba cada día por mantener vivo.
Recogió entonces con decisión los restos de su ser y comenzó a subir, intentando dejar de lado el dolor que sentía a cada paso, cada vez más intenso. Pero no podía rendirse.
«
¡Tengo que regresar!»
*****Nadhia soltó una bocanada de aire en cuanto consiguió salir del agujero. Jadeante, se tiró al frío suelo y repitió "Gracias" una y otra vez. Entonces abrió los ojos, consternada, al comprobar que su corazón latía dentro de sus carnes como siempre lo había hecho. Extrañada, se incorporó como pudo y se llevó una mano al pecho. Comprobó con sus ojos que, en efecto, lo que había pasado con aquella chica podía tratarse de una ilusión. Una demasiado real.
«
¡Cómo las odio!», pensó con rabia mientras miraba el suelo sobre el que se apoyaba y luego su alrededor. Se encontraba en lo que parecía ser un estadio, completamente a oscuras. Le habría resultado más tétrico si no hubiera experimentado aquella pesadilla. Ahora no había cosa más aterradora que esa tal Eileen. «
Esto tiene que ser La Red, ¿verdad?»
Se acordó entonces de que no había venido sola y giró con brusquedad la cabeza, buscando a sus amigos. No tardó en localizar a Xefil, y se acercó a socorrerle enseguida.
—
¡Xefil! —pasó sus manos por los hombros del muchacho para tranquilizarlo, porque parecía igual de agitado que ella—
¿Te encuentras bien?Tal fue su sorpresa que a poca distancia de ellos, tres personas iniciaban una conversación. Y una de ellas no era de Tierra de Partida.
—
¿Q-Qué hace Ragun aquí? —frunció el ceño, comprobando que a su alrededor no sólo había aprendices de Tierra de Partida. Pudo ver a lo lejos la figura de Saeko y reprimió un bufido—
Vale...Y sucedía algo extraño. Agudizando el oído junto a Xefil, tanto Malik y Fátima como Ragun habían experimentado tanto el ataque en los medios de comunicación como la misma alucinación. Si es que lo podía llamar así, porque al llamar a Ángel, Nadhia no obtuvo respuesta.
«
¡Se lo ha llevado!», maldijo, aunque aún notaba el poder del llavero y lo cual resultaba un alivio, porque aun teniendo el arco y sus flechas, quién sabe qué podía suceder si no conservaba el poder de la Llave-Espada.
Aunque Nadhia sacudió la cabeza, extrañada de su propia suposición, ¿cuándo alguien le había podido arrebatar su Llave-Espada? Nunca había sucedido y, de hecho, desconocía si aquello era posible. Y debía ser imposible, ¿no?
—
¿Te ha pasado lo mismo? —preguntó a Xefil, rodeándolo con un brazo por encima de sus hombros—
¿Qué diantres es esa chica...?Calló al comprobar, algo traspuesta, un detalle que había pasado por alto: Ragun volvía a tener un brazo. Bueno, no una extremidad completa, pero parecía una especie de antebrazo hecho de densa oscuridad que le llegaba hasta el codo. Se preguntó si el poder de sincorazón tendría algo que ver con aquel fenómeno, cuando se repitió que aquello no era lo más importante en ese momento. Lo primordial era descubrir qué estaba sucediendo, y quién era aquella Eileen.
De pronto, soltó un respingo cuando frente a ellos uno de los carteles que decoraban el estadio estalló en mil pedazos, sobresaltando a la mayoría. Comprobó que había un enfrentamiento entre dos figuras. Una de ellas la reconoció como Edge, el joven con el que había ido al País de las Maravillas una vez, junto a Mei y Fyk. Nadhia se horrorizó al verlo completamente repleto de cicatrices e identificar a su contrincante.
«
¡No es una ilusión! ¡Es real!», afirmó con una mueca de pánico.
Nadhia estuvo a punto de gritar que se alejara de ella, ¿¡qué pretendía enfrentándose él sólo contra aquella persona!?
Pero una pareja más acudió en ayuda de Edge. La primera era una mujer muy rápida de pelo corto y con ropas virtuales, acordes al mundo cibernético y que luchaba con una especie de disco. Y la otra...
—
¿Qué...? Aquel rostro le era extremadamente familiar. Y tanto. Estupefacta, Nadhia se giró a Fátima, quien embobada miraba lo mismo. No eran imaginaciones suyas, entonces. Era clavada a ella. Aunque un dato —
mínimo, sin importancia— que conocía de su amiga hizo que dudara del parecido, pero si Fátima la observaba con tanta sorpresa era por algo. Y parecía ser que a ambas se nos escapaba la respuesta de las manos.
Eileen, lanzando una pequeña y estremecedora risa, desapareció del campo de batalla. La mujer con el rostro idéntico al de Fátima se acercó a Hiro para ayudarlo a incorporarse, y al escuchar su voz Nadhia enmudeció: ¡era la misma! ¿¡Cómo era posible!?
Mientras, Edge se maldecía por haberla dejado escapar. Intentando encontrarle un sentido al increíble parecido entre ambas —sin pasar por alto que su voz era idéntica—, Nadhia recordó que estaban en un mundo donde los programas podían tomar forma humana, como el claro ejemplo de un Ragun alias Alexander que casi acaba con ella cuando se quedó atrapada junto a Fátima dentro del ordenador.
Los ojos de la desconocida se encontraron con los de Fátima y, viendo a ambas, se rascó la nuca sin saber cómo reaccionar. ¡Eran como dos gotas de agua! Bueno, había que considerar que el cuerpo de esa Fátima era más... más de mujer, por así decirlo. Pero las facciones eran idénticas y su voz la misma.
Tras mantener la mirada durante unos instantes con Fátima se giró a Edge y la otra mujer.
—
Esto se hace cada vez más raro por momentos —masculló, intentando buscarle sentido a todo lo que estaba pasando, cuando puso el oído en la conversación de los tres personajes.
Algo le decía a Nadhia que aquel Edge no era el de Tierra de Partida, y por ende, podía confirmar la teoría de posibles clones dentro del ordenador. Discutían sobre un virus, señalando a esa muchacha como un tal
Erased Data. La mujer de pelo corto, Quorra, hablaba sobre un museo y la posible clave para detenerla.
—
He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.—
¡Qué! —chilló Fátima entonces a unos metros de distancia, tan pasmada como yo.
¿Qué demonios pintaba Andrei en boca de aquella copia de Fátima? ¿Acaso era otro clon del aprendiz de Bastión Hueco en La Red?
Escuchó los planes de los presentes, incapaz de creer todavía en toda la locura que estaba sucediendo frente a sus ojos: activar un generador para conseguir luz, luchar contra un ejército —así que esa Eileen o Erased no era lo único gordo que les esperaba allí—, e ir a por la llave para vencerlo.
―
¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ―
Creo que he debido comer algo preparado por Yami ―expresó al escuchar el nombre del supuesto Edge, preguntándose si todo se trataba de un sueño extraño y que a los pocos segundos despertaría en su cuarto junto a Tandy.
Sin embargo, ante la seriedad del muchacho, Nadhia se levantó del sitio viendo si Xefil podía incorporarse sin problemas, tras lo cual avanzó un par de pasos hacia él. Cuando dijo que las vidas de muchos estaban en peligro, Nadhia, aun no comprendiendo lo que estaba pasando, sintió que debía ayudar. Por alguna razón, creía en sus palabras, una fe ciega que le podría extrañar si no estuviera tan atenta a las palabras del chico.
―
Esto es lo único que puedo daros a cambio.Quien se hacía llamar Crow sacó de sus ropas una carta. Nadhia frunció el ceño de nuevo, sin entender de qué les serviría eso. Éste partió la carta y miles de ceros y unos volatizaron en el aire. Alarmada, se puso en guardia cuando salieron disparados en su dirección.
Los datos penetraron en su pecho y Nadhia sintió algo que jamás había experimentado. Un dolor agudo en la sien le hizo llevarse las manos a la cabeza, mientras que cientos de imágenes sucedieron por ella a una velocidad de vértigo que provocó que la joven perdiera el equilibrio y cayera de rodillas.
Y un montón de voces comenzaron a martillear su corazón. Si Nadhia había buscado respuestas, allí las tenía.
*****00100100 00111111 01101010 10001000 10000101 10100011 00001000 11010011 00010011 00011001 10001010 00101110 00000011 01110000Chicos, pase lo que pase, siempre juntos¿Intrusos?¿¡Cómo habéis llegado hasta aquí!?Bienvenidos al Reapers' Game¿Estás bien?Despierta¡Un minuto!¿Queréis que hagamos una cuenta atrás?Bien, acepto el Pacto contigo NadhiaAsí que vosotras me habéis traídoY no es por nada, pero ¿no ibais a tomar el tren?Nadhia, te llevaré hasta el tren, cueste lo que cuesteMi nombre, es EileenSu nombre es Eileen.Y ella me ha-Avanzad a la siguiente prueba.No le devolváis a la vidaElla me ha enseñado más de lo que ningún maestro que haya tenido ha podidoNo dejes que Saeko sufra lo mismo que yo. No va a sobrevivirHola, pequeñaNombre: Nadhia Hoghes. Compañera: No encontrada. Estado: ParalizadaCorre la niñita, no puede escaparSu final, fue donde nosotros comenzamos.No llores, Maestro Ryota. Pues ella ha muerto por tu culpaHubiese hecho cualquier cosa por seguir a mi lado¡Demuestra que mereces ganar tu ZGVyZWNobyBkZSBuYWNpbWllbnRv!Yo sola no. Las dosRecuerdo tu nombre00100100 00111111 01101010 10001000 10000101 10100011 00001000 11010011 00010011 00011001 10001010 00101110 00000011 01110000Ayúdanos, asesina del CorruptoNo estás corrupta. Por ahoraSi quieres a tus amigos, ven a por ellosQuiero que cese, Eileen.Quiero callarla para entonces ir a por ti.¿Verdad, Nadhia?Estás aquí, y estás viva¡Ya nos has enseñado antes lo bien que sabes defenderte!¿Acaso no es verdad, Nadhia?Si él muere, tú también. Su ama volverá a ser libreY hazme el favor, quítate ese ridículo sombrero.. Ja.Ya es la cuarta vez, Fátima. ¿Te lo puedes creer?Soy un perrito faldero, ¿recuerdas?Cállate, testarudaQué idiotas soisQue tu corazón se hundiese en la oscuridad no significa que no tengas derecho a existirHas luchado más de lo que yo he hecho nuncaEntiendo... Así que tenías un plan después de todoChicos, graciasGracias a ti. Descansa. Nosotros nos ocuparemos de todoHasta siempre, amigaBuenas noches, Eileen. Dulces sueñosGracias a ti por todo, Eileen. Descansa ahora, te lo merecesBienvenidos todos a mi propio pequeño mundo. Bienvenidos a mi Kingdom Hearts¡Usad vuestro poder en su contra!¡No dejéis que reduzca vuestras existencias a un estado tan miserable!¡¡Rebelaos!!¿¡Quieren servir de pañuelos para siempre, o qué!?Eileen dio la vida por todos. ¡No podéis doblegaros así!¡Rebelaos contra este falso dios y luchad a nuestro lado!00100100 00111111 01101010 10001000 10000101 10100011 00001000 11010011 00010011 00011001 10001010 00101110 00000011 01110000*****♪ Against the Tide - Celldweller ♫De pronto, las voces cesaron.
Nadhia se había dejado caer en el suelo, con el rostro completamente pálido y una mueca indescriptible en cada una de sus facciones. Nadie, ni siquiera ella misma, podría llegar a expresar cómo se sentía en aquellos instantes. Todavía le ardía la cabeza, pues en apenas unos segundos cientos de recuerdos habían asaltado su mente. Recuerdos que, en sí, no eran suyos.
Eran de otra Nadhia. Una Nadhia que había acabado en una especie de juego virtual llamado Reaper's Game. Una Nadhia que había tenido como compañera a Saeko, la chica de Bastión Hueco, y con la que había forjado en pocos días una sólida amistad, por increíble que fuera. Una Nadhia que había conocido a...
―
Eileen.Consiguió pronunciar su nombre, sintiendo una arcada por la impresión de todas aquellas imágenes que volvían a aplastarle las sienes. No era la Eileen que había pasado a formar parte de sus pesadillas, al contrario: recordar su sonrisa inundaba su ser de un profundo alivio y de una sensación cálida y reconfortante.
Nadhia se acordó de descubrir en esa otra vida de que en realidad era una masa de datos a partir de la original, de haber compartido un momento con Eileen tomando helado antes de enfrentarse al amo de la torre, tras haber perdido a Saeko... de la sonrisa del Maestro Ryota cuando era joven, un regalo obsequiado por la Creadora.
Del sombrero. De la Corrupción.
Y entre todas esas memorias, estaban sus últimos compañeros virtuales: Felix y Light, Joker, Fátima, Crow... se encontró con la mirada de Exuy, quien le observaba tan pálido como ella.
También se acordó de Joshua, el Compositor de Shibuya. De Avatar, quien había resultado ser en realidad Andrei, el Saavedra de carne y hueso intentando liderar un ejército de corazones virtuales para hacer su propia Justicia en los mundos. Y de...
Se le contrajo el estómago tan sólo de pensarlo.
―
¿Cómo has sobrevivido? ―se preguntó, levantándose del suelo con dificultad y sin ver a Fátima despidiéndose de ella con un gesto―
¡Y usando el aspecto de Eileen...! ¡Miserable!Por mero impulso Nadhia invocó su Llave-Espada, dejando que los recuerdos de su otra yo virtual se adueñaran de sus emociones. Avanzó unos pasos y se apoyó en su arma, clavándola en el suelo y observando la oscuridad que se presentaba ante ella, incitándola a abrazarla.
―
Voy a...Pero entonces vio a Fátima corriendo tras... la Fátima del mundo virtual. Nadhia observó a ambas en la lejanía y recordó quién era. Sacudió la cabeza, haciendo desaparecer a Ángel Forjado en un haz de luz.
Le estallaba el pecho. Por un lado, el mero hecho de haber conseguido los recuerdos de la Nadhia de datos, ahora Reaper de la Villa Crepúsculo virtual, era algo increíble y que le daba respuesta a muchas cosas que desconocía. Pero por otro lado, lo consideraba un arma de doble filo. Las emociones de aquella Nadhia fluían ahora en su interior, y le era imposible combinar ambas partes.
Lo comprobó al ver que alguien más se acercaba a las dos Fátimas: Saeko. El corazón le dio un vuelco y, sin detenerse a pensar con claridad, corrió tras ellas, dejando atrás a Felix. ¿A Felix? No, era Xefil.
Todo aquello era complicado. Demasiado complicado.
Iba a gritar su nombre, pero sólo le bastó con agarrarla del brazo para llamar su atención. Al encontrarse con los ojos de Saeko, de su supuesta primera amiga, le temblaron los labios y la liberó del agarre, dándose cuenta de lo que estaba haciendo.
Aquella no era la Saeko virtual que Erased Data había poseído. Ni ella era la Asesina del Corrupto.
No supo qué decir cuando la tuvo delante, aunque pudo ver con su silencio que sí recordaba. Si hubiese sido la misma Saeko que en la Necrópolis, le habría dado un empujón ella misma para apartarla de su camino. Nadhia escuchó como algunos aprendices acosaban de preguntas a la Fátima virtual, sobre quién era y por qué había mencionado a Saavedra. Supuso entonces, con sus nuevos recuerdos, que aquel Andrei que se encontraba en el museo era el incorpóreo que había decidido cuidar una vez llegara al mundo real.
Y no habían logrado llegar. Y Erased estaba vivo. La Corrupción había llegado a La Red.
—
¿Quién eres? —Nadhia se giró entonces a Fátima, sorprendida. ¿No se acordaba de nada?—:
¿Y Andrei? ¿Por qué está aquí? ¿Qué es lo que está tramando ahora? ¿Qué tienes tú que ver con él?Nadhia entonces clavó sus ojos en los de la Fátima virtual y miró de nuevo a su amiga. En cualquier otra situación, incluso aquel encuentro le habría resultado gracioso. Y el hecho de conocer el secreto de Fátima hacía que la reacción de la misma fuera del todo comprensible.
Decidió callar entonces. Si alguien debía hablarle sobre todo aquello, era su otra yo. No diría nada ni mencionaría el nombre de la allí presente traidora de Avatar. Tan sólo cruzaría mirada con ella y asentiría en cuanto quisiera ponerse en marcha hacia el museo, en busca de lo que les ayudaría a vencerlo.
El deseo de la Nadhia de datos se había hecho realidad: había llegado hasta el corazón de su original. Y la Nadhia original estaba dispuesta a luchar una vez más para acabar con la amenaza de Erased Data.