El camino a la luz fue el más transitado de todos. Crow corría en dirección al generador que podía vulnerar la oscuridad provocada por la mujer de los cabellos rubios; y es que, al fin y al cabo, les había arrebatado a todos ellos algo muy importante. Era imposible saber para qué quería aquello, ni qué les pasaría si pasaba demasiado tiempo desde que lo habían perdido. Pero la esperanza era lo último que se perdía.
El primero en alcanzarle fue un viejo conocido de Crow; alguien de quien se había acordado constantemente en el juego, pues tuvo que demostrar que estaba dispuesto a todo para sobrevivir junto con su compañero Jain.
―Crow, soy Saito. No sé si me recordarás, pero creo recordar que mi copia fue eliminada gracias a ti.
―Ya... Siento aquello.
El joven rememoró las circunstancias que habían provocado su eliminación. Su compañero había atacado a Alexis cuando tuvo su oportunidad, interrumpiendo una partida muy importante para ella. En consecuencia, la chica había decidido eliminar al responsable de aquello... Y Crow decidió que quien debía morir era Saito, en vez de su amigo.
―Pero eso no importa ahora, rotundamente hay cosas más importantes que eso ahora mismo. Creo que hablo en nombre de todos nosotros, cuando digo que puedes contar con nuestra ayuda para que ese generador se encienda con la luz más radiante que haya. Ese cabrón no tendrá a donde escapar la próxima vez... Aunque un pequeño resumen de todo lo que ha pasado y de lo que está pasando actualmente no nos vendría mal... Por ejemplo, ¿Para qué quería la oscuridad de mi corazón?
―Erased está obsesionado con la oscuridad de los corazones. No sé de qué va ese rollo, pero ya nos torturó a todos una... Mejor dicho, dos veces con ese tema. No podemos permitir que se vuelva más fuerte; tenemos que quitárselo todo.
Enix y Jess fueron los siguientes en alcanzarle. Crow no les reconoció en absoluto, pues sus copias no llegaron a participar en el Reapers' Game; llevaban demasiado poco tiempo en la orden como para haberlo hecho.
―Si no te importa… ¿podrías hacerme un resumen rápido de la situación? Soy Jess Stronberg, por cierto.
―Voy con vosotros. Crow, mi nombre es G… Enix. Jess tiene razón ¿qué demonios es todo esto? ¿Qué pasa con la tal Eileen, o Erased?
―Es un hijo de puta. No le llames Eileen ―cortó Crow, negándole la palabra al joven por haber usado aquel nombre con el enemigo―. Ella era la diosa del mundo virtual del que vengo, y Erased Data, para comparar, Satanás. Está apropiándose de su imagen para confundiros, pero no es ella. Murió por nosotros, para que yo pudiese salir a este mundo... Y para que otros pudieran salvar el suyo.
Llegaron finalmente a una barrera metálica de dos metros y medio de alto que separaba toda una sección de las gradas con lo que parecía ser una gran máquina de varios pisos de altura. Escaleras de mano hacían accesibles estos tres pisos, caracterizados por pasarelas metálicas que lo rodeaban por completo. Cada piso contaba con lo que parecía ser una huesca donde introducir un disco de datos.
La barrera contaba con una puerta semitransparente con otro de aquellos cerrojos donde introducir un disco de datos. El joven tomó su lanza y se dispuso a clavarla en la hueca, pero la llamada de una voz infantil le hizo girarse para encontrarse con una vieja amiga.
—Crow, ¿qué está ocurriendo aquí?
―Maya...
La chica llegó con otro grupo grande de gente. Los ojos del pirata se clavaron por un momento en Alec para pasar a Maya, con quien parecía no saber cómo reaccionar. ¿Un abrazo estaría bien? ¿O era algo incorrecto al tratarse de la amiga de Edge? Él pretendía ser el muchacho de sus recuerdos, no alguien que compitiese con el muchacho de Tierra de Partida. Por ello, calló para contestar su pregunta junto con la de Ragun:
―¿Cómo acabó todo en ese juego?
―Perdimos... Y ganamos ―explicó el muchacho, observando a todos los presentes para que le escucharan―. Escuchadme: nada de todo esto fue culpa de Ronin. Fue todo el tiempo Andrei Saavedra: él nos creó a todos, jugó con nosotros como sus marionetas. Costó un gran sacrificio por parte de todos derrotarle: nuestro mundo fue destruido, las vidas de muchos tuvieron que ser borradas... Y Eileen, por quien se hace pasar ese cabrón, dio su vida por nosotros. Por mí. Cumplió su promesa de hacernos llegar hasta aquí.
―¿Y por qué él no recuerda nada? ―Ragun señaló a Light. Crow apartó la mirada del chico―. Fue el compañero de mi copia, si sabes algo… Responde, por favor.
―Su otro yo se sacrificó por destruir definitivamente a Erased Data. No quedó nada de él... Ni siquiera sus recuerdos. No sé cómo ese cabrón ha llegado hasta este mundo, pero os prometo que le vengaremos. Todos.
Crow volvió a la puerta de la barrera y se acercó a la muesca del disco. Tomó su lanza y lo acercó a esta, apuntando para atacar directamente en su centro. Sin embargo, al tocarlo saltó un pop-up en la cara del chico con la cabeza de un hombre con un terrible sombrero mexicano. Bajo ella venía un texto escrito:
Howdy! ¡Puedes desbloquear este contenido comprando una llave DLC en nuestra tienda especial por sólo 2.000 platines o con la edición especial de la IV edición de los Juegos del Enjambre!
―Mierda, Stan, no es el momento.
Crow clavó con todas sus fuerzas su lanza en el panel de acceso. La electricidad de esta atravesó la grieta, provocando una descarga importante y moviendo la puerta de acceso hacia un lado. Crow se apresuró a acceder a su interior, pero una figura le cortó el paso de inmediato.
―¡Onda lunar!
El joven recibió el ataque de pleno y se vio obligado a retroceder y agacharse en el suelo. Crow podría soportar un ataque así, pero era especialmente doloroso, especialmente sabiendo de quién provenía. Un joven vestido completamente de negro atravesó la puerta y levantó su espada, con un filo de pura oscuridad y el mango hecho con luz, en dirección al pirata. Sus ojos amarillos eran idénticos a los de Erased Data, lo cual podía alarmar a todos... Si no fuera porque era idéntico a alguien ubicado junto a ellos.
―Cuánto tiempo, Crow.