—
¡Adam! —gritó Nanashi cuando lo vio saltar sobre la barrera que Diana, Ariasu y Shinju estaban convocando. A pesar de ello, las mujeres no se detuvieron y continuaron haciendo crecer el muro, cada vez más alto y grueso. Había muchas más vidas que las de Adam en juego.
El vampiro no duró ni medio minuto. Eran demasiados para un ejército de aprendices. ¿Qué iba a hacer uno solo?
Las Sombras fueron empujando al aprendiz hasta el borde del camino flotante hasta que una Neosombra dio el golpe de gracia. Un zarpazo precipitó a Adam al vacío de oscuridad. Nanashi se permitió poner los ojos en blanco un instante antes de invocar su Glider y rescatarlo al vuelo.
—
¿¡No has escuchado la orden!? —le gritó cuando lo dejó con violencia sobre el puente—.
No tenemos tiempo para esto, estúpido. Ya me encargaré de ti más tarde —sentenció, apuntando con un dedo hacia la entrada del Castillo del Olvido—.
Si quieres pelear podrás hacerlo en breve. Ahora entra.No había lugar para las negativas. Si no lo hacía, Nanashi le dispararía un rayo de luz que lo impulsaría al interior del Castillo.
****El vestíbulo no se parecía en nada al lugar que una vez habían conocido. Las paredes, el techo y el suelo eran de un blanco inmaculado, casi cegador. La estancia entera parecía respirar
luz a pesar de que no encontraron ninguna clase de iluminación convencional. De inmediato, y a pesar de lo asustados o enfadados que estuvieran, percibirían algo extraño en aquel lugar. Algo inquebrantable, algo que los superaba a otro. Si alguna vez habían esperado experimentar una caricia inmaterial, una… presencia superior cuando entraban a una iglesia o a un templo sagrado, identificarían de inmediato la sensación.
Era como si miles de ojos los estuvieran vigilando, desde todas partes. Como si hubiera algo que llevaba mucho tiempo durmiendo. Y ellos habían venido a despertarlo. La magia vibraba en la atmósfera, recorriendo los entresijos de aquel lugar. Y no podían estar seguros de que fueran bienvenidos.
La estancia tenía forma de “T” y estaba conformada por un largo pasillo flanqueado por columnas estriadas pegadas a las paredes. Al fondo una amplia puerta, levantada para gigantes de al menos cinco metros de altura, con rebordes dorados y un inmenso candado rodeado de cadenas plateadas entrecruzadas. A los lados había dos pasillos más cortos que finalizaban en escalinatas; la del pasillo de la izquierda ascendía mientras que la de la derecha descendía.
Amarillo: Puerta Dorada [Sellada]
Roja: Puerta de Entrada [Cerrada, imposible salir]
Azul: Pisos superiores
Violeta: Pisos inferiores
Una vez las Maestras de Bastión Hueco también entraron, cerraron el portón. Y, por una vez, una fila entera de Maestros de ambos bandos se pusieron en fila, apuntando con sus Llaves Espada, y murmuraron al unísono hechizos protectores. Estos cubrieron a modo de barrera cristalina la entrada, de tal modo que nadie podía entrar… Ni salir.
El ambiente general era de confusión, tensión y desconfianza y no pocos aprendices estaban a punto de sacar sus llaves espadas y lanzarse contra los miembros del bando contrario, aunque aquellos que habían conocido a Chihiro también clamaban por una explicación, porque se hiciera justicia.
—
Atendedme todos —pidió entonces Kazuki, que estaba al lado de Ryota. Apretó los labios cuando comprobó que los aprendices seguían hablando, discutiendo o contemplando el lugar—.
¡¡Silencio!! —bramó, logrando que se hiciera el silencio. Ryota arqueó las cejas, pero no dijo nada—.
Mejor. Escuchadme atentamente. Olvidad por un segundo quiénes están con nosotros y pensad en nuestra situación. No es el mejor momento para matarnos.—
Ya tenemos a unos Sincorazón que se van a ocupar de ello —apuntó Ariasu.
Kazuki ignoró su interrupción.
—
Seguimos en Tierra de Partida, sólo que… De una forma… Diferente. Es la otra cara de nuestro mundo, una que no conocemos y que sólo sale a la luz cuando el corazón del mundo está en peligro. —La mirada del hombre se dirigió hacia el candado cubierto de cadenas—.
Tenemos que organizarnos y devolver el castillo a la normalidad. Pero para eso necesitamos a Ronin. Debemos encontrarlo, tiene que estar en algún lugar de este lugar.Una risa grave, profunda, resonó desde todos los rincones del vestíbulo, apagando la voz del líder temporal de Tierra de Partida. Todos los Maestros se pusieron en guardia, invocando sus armas y mirando con desconfianza en dirección a la puerta dorada que se encontraba al fondo del pasillo.
Si los aprendices se daban la vuelta verían a alguien que antes no estaba allí. Era una figura alta, embozada en una capa negra y con una capucha tan amplia que no dejaba al descubierto ninguna parte de su rostro. Por su fisonomía, no podrían deducir si se trataba de un hombre o una mujer. Sus hombros se sacudían al son de su risa. De pronto abrió los brazos a los lados, de forma un tanto melodramática.
—
Me temo que te equivocas —dijo. ¿O dijeron? Pues pudieron escuchar varias voces a la vez, tanto de hombre como de mujer. De niño y de adulto. Gesticulaba con exageración, como si estuviese en el escenario de un teatro—.
Aquel que buscáis no está en este mundo…
No existe.—
¿¡Quién demonios eres!? —rugió Lyn.
—
Vuestro guía. —Realizó una pronunciada reverencia que pretendía respeto, aunque resultó demasiado sobreactuado para resultar creíble—.
¿O vuestro juez? —rió con voz cavernosa—.
No hace falta que os presentéis. Sé quiénes sois y qué queréis.
Buscáis devolver Tierra de Partida a su forma original,
aunque ahora que no está
Ronin,
solo uno de los aquí presentes tiene algo de idea sobre el tema, ¿verdad, Ryota? —Su risa esta vez resultó un tanto aguda, como la de un niño pequeño. Ryota no alteró el gesto, se limitó a continuar observando al desconocido con frialdad, preparado para un ataque. El guía caminó por delante de la puerta dorada—.
El tiempo se l
e acaba a este mundo, si fuese otro estaría ya destruido, pero Tierra de Partida es diferente. Este lugar, el Castillo del Olvido es la última y más poderosa defensa del mundo. Sin embargo, un sincorazón se ha colado en su corazón. —Se llevó las manos al pecho, entrecruzándolas como si le hiciera daño—.
Y poco a poco se pudrirá…
Hasta que caiga en la oscuridad.
Con vosotros dentro, claro. Qué lástima, ¿verdad? Bastión Hueco no debería haber venido. Cuántas almas van a perderse. Amigos que quisieron ayudar a antiguos compañeros, personas incapaces de romper sus vínculos, fieles aliados de los Maestros… Todo para descubrir nuestro secreto. —Se quedó un momento quieto y luego suspiró—.
¡Pero bueno! Todavía podéis consegui
r todos vuestro objetivo. Un secreto a cambio de devolver este m
undo a la normalidad, ¿no? Un nego
cio interesante, cuanto menos. Eso si los Sincorazón no destruyen este lugar antes, por supuesto.—
¿Y qué debemos de hacer entonces? —interrogó Kazuki, antes de que aquella persona pudiera continuar hablando.
—
Reunir las llaves e ir a la puerta dorada —dijo Ryota.
—
¡Bingo! —Aplaudió el encapuchado tras señalar a Ryota con un dedo—.
Las Llaves Espada no sirven para esta puerta.
Necesitáis reunir las dos mitades de esa Llave y
traerlas aquí.
Al corazón de este mundo.El encapuchado se desvaneció y reapareció en el pasillo de la izquierda.
—
Hay una en lo alto del castillo. —Se desvaneció en medio de una cortina de luz y oscuridad y reapareció en el otro extremo, a la derecha—.
Y otra en lo más bajo. No os puedo decir lo que os encontraréis allí puesto que la estructura de este castillo es un tanto… Especial.Ryota levantó una ceja.
—
Es tal como dijo el Maestro Rayim entonces —mencionó—.
El Castillo del Olvido se transforma cada vez que alguien entra.—
¡Exacto! ¡Alguien ha hecho sus deberes! Lástima que n
o seas el heredero de la voluntad de Rayim, ¿verdad? Porque entonces sabrías lo que h
ay que hacer… U
na vez tengáis las Llaves. —Alzó las manos como diciendo «qué se le va a hacer»—.
Es algo que sólo se transmite entre los líderes de Tierra de Partida. Un conjuro
peligroso cuanto menos.
Pero, yo, claro, ¡no puedo decíroslo! Es posible que ni entonces sirviera. Nadie previó que el mismísimo Corazón correría peligro cuando apareciera el Castillo
del Olvido. ¿
No sería más fácil que os marcharais? ¡
Vamos, abrid un portal y escapad! —Estalló en roncas carcajadas—. ¿
O no podéis? ¡Probad, probad!Los Maestros se miraron entre sí. Mascullando algo, Nanashi fue la primera en adelantarse y hacer un gesto. Pero no se abrió ningún portal de luz. No pareció sorprendida. Lyn mostró los dientes y, con las orejas erizadas, gruñó:
—
¿A qué estás jugando? ¿Por qué no podemos salir?—
No es cosa mía, eso os lo aseguro. Desde el momento en que llegasteis a este mundo, os encerraron. —Se encogió de hombros—.
Así que podéis salir a lu
char y morir como héroes o…
—
¡Chihiro! ¿Qué estás haciendo? —El grito de Nanashi interrumpió al encapuchado y llamó la atención de la mayoría de los presentes.
Aprovechando que nadie parecía prestarle atención, Chihiro se había retirado a un extremo del vestíbulo. Allí, con los ojos cerrados y una expresión de esfuerzo, alzaba una mano como si tanteara algo en el aire. Todos pudieron percibir un violento hormigueo. La magia que impregnaba aquel lugar de pronto se había acrecentado, hasta casi volverse palpable. Pudieron ver un destello dorado. Como un rayo.
—
Este lugar está lleno de recuerdos —dijo ella con lentitud—.
Es casi el Corazón de este mundo. Aquí late su esencia… Lo cual significa que es un portal perfecto. —Ignorando a los Maestros y a los aprendices, se giró hacia el encapuchado, que había recuperado su puesto frente al candado de la puerta dorada—.
Fue Zephyr quien ideó este Castillo, ¿no es cierto?—Ya
veo lo que pretendes hacer. Sí, fue él.—
Entonces sólo tenemos que preguntarle.Volvió a haber un resplandor. Esta vez Chihiro hincó los dedos de ambas manos, atrapándolo en medio del aire. Y, con un gemido de esfuerzo, tiró hacia los lados. Como si quisiera abrir una ventana estropeada.
El ambiente se enrareció. Todos se sintieron mal físicamente y un peso inmenso, indescriptible, cayó sobre sus hombros y les comprimió el pecho, arrancándoles el aliento. El suelo se tambaleó bajo sus pies y más de uno caería al borde del desmayo.
Cuando todo acabó, Chihiro estaba cubierta de sudor, el cabello se le había pegado al rostro y su inmutable rostro se contraía en un gesto de dolor. A su lado, con los bordes temblorosos como el agua en el que se refleja la luz, había una corte en el aire. ¿O… en el mundo? Pues del otro lado llegaban voces y, también, si se acercaban lo suficiente, olor a arena mezclado con el típico aroma que antecede a la lluvia. Con todo, no podían ver nada excepto lo que parecía ser un muro oscuro. Uno que, claramente, no se encontraba en los alrededores.
La mujer estaba claramente extenuada y de pronto sus ojos se hundían en unas profundas ojeras. Nanashi no se apiadó. La agarró de un hombro, obligándola a darse la vuelta con tanta violencia que estuvo a punto de tirarla al suelo.
—
¿Qué pretendes?—
El Castillo del Olvido no se llama así por nada —explicó mientras respiraba con dificultad—.
Este lugar recopila y enlaza el tiempo con las memorias de todo lo que ha acontecido en este mundo. Eso significa que puedo abrir una brecha que conecte con un momento concreto del pasado. Como cuando Zephyr ideó la creación de este lugar. —
¿Y por qué ibas a ayudarnos? —intervino Lyn con agresividad.
—
¡Eso es, ella nos ha metido en todo esto! —exclamó Alexis.
—
Silencio. —Pidió Ryota—.
Sigue hablando, Chihiro.Ella sonrió con desagrado.
—
Por si no os habéis dado cuenta, estamos aquí encerrados. Necesitamos recuperar las cadenas de Tierra de Partida o dará igual que el mundo regrese a su estado original. Y aunque hay otros Maestros que deben saberlo aparte de Zephyr, no puedo viajar a tantos tiempos seguidos.Nanashi fue a adelantarse, pero Ryota la detuvo con un gesto. En su lugar miró a Kazuki. El hombre se mordió el labio inferior, sin decidirse.
—
Así pues, iré al pasado yo sola.—
No, no irás —Kazuki se interpuso entre Chihiro y la brecha y la aferró por un brazo—.
No podemos confiar en ti.Chihiro rió sin fuerzas.
—
Sois enemigos dispuestos a mataros los unos entre los otros. O con rebeldes entre vuestras filas. ¿De verdad tenéis alguna otra…?Un violento estallido sacudió los portones de la entrada, que se resquebrajaron. Los bordes de la entrada se iluminaron y humearon con hilillos negros y morados de oscuridad. Por un segundo, la puerta se puso al rojo vivo y las barreras que habían levantado los Maestros brillaron con intensidad.
—
¡Se acaba el tiempo! —exclamó el guía, de quien sin duda todos se habían olvidado—.
Van a entrar. Vaya, es
la primera vez que veo un
Sincorazón tan monstruoso, aunque me trae recuerdos. —A pesar de que no se le veía el rostro, todos sin excepción pudieron percibir su sonrisa de oreja a oreja—.
¿Qué pasará si logra entrar? Quizás no alcance el Corazón, pero… Tiene muchas presas que atrapar.Como respuesta, las puertas volvieron a combarse y uno de los goznes salió despedido por los aires.
Kazuki miró a los aprendices y después a la puerta, desesperado. Era ahora él quien debía decidir. Ronin no estaba por ningún lado, Ryota tampoco parecía conocer el secreto para devolver Tierra de Partida a la normalidad y, aunque lo consiguieran, Chihiro tenía razón: no contaban con defensas. La situación no cambiaría.
Aunque, quizás, si conseguían recuperar Tierra de Partida,
sí lograrían abandonar el mundo y salir vivos.
—
Kazuki… —Yami se acercó a él y le puso con suavidad una mano en el hombro. Le dedicó una pequeña sonrisa—.
Confiamos en ti.Por algún motivo, aquello no pareció alegrar al nuevo líder de Tierra de Partida, sino que le sentó como una patada en el estómago.
¿En quién podía confiar él?
Finalmente y con la tercera embestida, Kazuki se encaró a Ryota:
—
Necesitamos sobrevivir. Pero no olvidaré esto. Ninguno lo haremos. Tú no entrarás al Castillo. Te quedarás aquí, defendiéndonos a todos.—
¿Y tú?—
Yo entraré al Castillo y acompañaré a los que bajen. Y ella vendrá conmigo.—Apretó la mano entorno al brazo de Chihiro—
. No pienso dejarla cerca de vosotros.—
Entonces estaremos en desventaja. ¿Cómo sabremos que no nos traicionaréis?—
Uno de vosotros puede pasar. Puede ir a buscar la otra Llave —aceptó a regañadientes—.
No podemos hacer nada si no tenemos las dos, así que estaremos empatados. Pero todos los demás Maestros y aprendices más fuertes permanecerán aquí, defendiendo la entrada.—
Esto es maravilloso. —Shinju puso los ojos en blanco y Alexis, que había dejado de lado su consola, miró con irritación a Kazuki.
Pero ningún otro Maestro protestó. Ni siquiera Akio, que parecía a punto de saltar sobre el cuello de Ryota. Ryota asintió con la cabeza y señaló a Nanashi.
—
Me parece justo. Ella irá en mi lugar. Ahora el problema es qué hacer con ese portal.—
Yo iré. —Se adelantó Lyn—.
No pienso confiar en nadie de Bastión Hueco para este trabajo.—
Lo mismo podríamos decir nosotros —dijo Diana, con una sonrisa desafiante, adelantándose.
Las dos mujeres se clavaron la mirada con frialdad al mismo tiempo que las puertas de la entrada rugían y se abrían por un instante.
—
¡No hay tiempo para esto! —gritó Chihiro, más pálida que nunca—.
¿Vais a entrar o no? ¡No puedo mantenerlo abierto para siempre!—
Claro, pero antes me gustaría saber cómo vamos a volver, ¿eh? —exigió Diana—.
Como si fuera a ir a esa cosa sin tener la seguridad de que puedo regresar.Los Maestros se miraron entre sí. Ryota dijo:
—
Cuando todos se reúnan con las Llaves aquí, nos ocuparemos de que Chihiro os abra otro portal. Sea como sea o acabaremos con ella. Dudo que alguien como ella quiera morir aquí sin cumplir sus objetivos.—
¿Y si no lo hace?La puerta se cubrió de fracturas. Ryota se volvió hacia ella.
—
Al menos tendréis la seguridad de que os quedan años por delante. Daos prisa y encontrad la forma de que todo regrese a la normalidad. Y las malditas cadenas.—
Abriré otro portal, que aparecerá exactamente dos días después de vuestra llegada en el mismo lugar donde habéis aparecido.Diana se encaró a Lyn e hizo una reverencia burlona.
—
Las damas primero.—Luego se volvió hacia los aprendices—.
¿Nadie viene con nosotras? ¿No os apetece hacer turismo por Tierra de Partida hace mil años? ¿O preferís quedaros aquí a luchar con ese rarito y los Sincorazón?[/b]
—[b]Si intentas algo, Chihiro, me aseguraré de acabar contigo —le prometió entonces Nanashi.
Chihiro no contestó.
Diana y Lyn aguardaron por si alguien quería acompañarlas. Después pasaron, una tras otra, a través del portal y desaparecieron de su vista. Al mismo tiempo, Ryota organizaba a los Maestros que iban a quedar consigo, al igual que Kazuki daba el mando a Yami.
—
Tenemos que dividirnos y actuar lo más rápido posible. No caigáis en las trampas que os pueda tender el Castillo y no os enfrentéis. Recordad que no queda tiempo. No creo que aguantemos más que un par de horas. ¡Ragun! Tú te quedas con nosotros —indicó Ryota—.
Los demás distribuíos como veáis. Pero aseguraos de no quedar en minoría. —Estaba claro que eso iba a ser difícil, pero, ¿quién sabía? Quizás hubiera muchos caminos tras las puertas que los aguardaban.
—
…y tened cuidado —pedía Kazuki—.
Fátima, quédate tú también. Si tenéis alguna pregunta que hacer, es el momento. ¡Pero rápido! Fátima salió de la fila de aprendices, no sin antes despedirse de Malik dándole un beso y deseándole suerte, mientras que Ragun lanzó una rápida mirada a sus compañeros de Bastión Hueco con cierta preocupación. Luego los dos se unieron a la fila de los defensores.
Entre tanto, se había acabado el tiempo para que los aprendices que hubieran decidido ir al pasado cruzaran el portal. Chihiro lo cerraría con un gemido de cansancio antes de que Kazuki tirara de ella y se dirigiera hacia las escalinatas que descendían a los pisos interiores. Los Maestros del vestíbulo levantaron barreras tanto frente a la puerta como tras ellos, encerrándose a sí mismos…
Pero también cortando la única salida, para evitar que ninguno de ellos cediera y escapara. Lucharían hasta el último segundo porque los Sincorazón no entraran.
Nanashi aguardaba a los aprendices que iban a subir hacia arriba.
Para entonces, el encapuchado había desaparecido. Con todo, pudieron escuchar una risotada de excitación. Alguien, al menos, se estaba preparando para disfrutar del espectáculo.
Bienvenidos al Castillo del Olvido.-Tenéis tres caminos:
1. Descender a los pisos inferiores del Castillo del Olvido.
2. Ascender a los pisos superiores.
3. Viajar al pasado en busca de Zephyr para encontrar la forma de devolver Tierra de Partida a la normalidad.
Intentad equilibraros para que una ruta no quede exageradamente llena.
Fecha límite: 26/02/2015 a las 23:59
Ausencias:
Sito I
Duniman II
Saxor I
Mario51y1 I (Justificada)
SoulEater I (Justificada
Aru I (Justificada)