Durante unos instantes temí lo peor; ¿y si la persona que estaba delante de nosotros fingía protegernos? ¿Y si solo había resultado ser otro truco del Castillo para que cayésemos directamente en las manos del perturbado que teníamos delante?
—
No es el momento para explicaciones, Saito. Espero que comprendas que tenemos cosas mucho más urgentes de las que preocuparnos—Asentí, con algo de resignación.
La Maestra había respondido tajante frente a aquel asunto, desviando incluso su mirada de mí. A pesar de que me creía bastante que fuese la verdadera Maestra Nanashi — podía habernos dejado morir con el castigo anterior del Guía — algo muy arraigado a mi interior me decía que por algún motivo trataba de evadir aquella pregunta.
—
Oh, ¿por qué no ibas a explicarle cómo recuperaste tu Llave Espada Nanashi? —Aaron acababa de intervenir, lo miré con desconfianza—
Tu aprendiz desea saber… Desea conocimiento, ¿no es el deber de un Maestro enseñar a sus pupilos?—Entonces aquel maldito sonrió, pero lejos de parecerme agradable sentí una total repugnancia hacia él.—.
¿Por qué no les cuentas que se la has robado al Guía y que éste como castigo me liberó para poder moverme con libertad por el castillo como si fuese uno de vosotros?Miré a la Maestra Nanashi, con un claro terror asomando en mi mirada. ¿De verdad había hecho eso? ¿Nos había puesto en peligro de aquella manera?... Entendía que necesitase su Llave Espada para poder pelear, pero aquello no podía ser cierto. Aunque si así era, seguramente Nanashi no sabía que era lo que sucedería cuando lograse recuperar su Llave Espada, sino dudaba que se hubiese arriesgado a liberar a tal monstruo; y a pesar de todo, podía habernos vendido a cambio de llegar a su objetivo, pero había preferido protegernos con la vida si hacía falta.
No pensaba cuestionar su decisión, puesto que todavía yo era capaz de sentir el vacío provocado por la ausencia de mi arma y no llevaba probablemente ni la mitad de tiempo que ella portándola. Recuperarla había resultado una prioridad, a pesar de que el coste en aquel caso había resultado ser el tener la presencia de aquel perturbado con intenciones poco amistosas.
>>
Diles que por tu culpa moriréis todos, ¡vamos!Suficiente cháchara.Acababa de disparar una Flama Tenebrosa contra aquel homicida, pero ni se había molestado en esquivarla o recibirla; bueno, la había recibido cogiendo aquel ataque con una de sus manos mientras lo mantenía “atrapado” allí.
—
Gracias por la comida, Saito —alcé una ceja, confuso por sus palabras.
Pero instantes después había devorado mi ataque, su energía o lo que fuese. El cuerpo de la reminiscencia de Aaron empezó a brillar. ¡Aquel cabrón se acababa de comer un ataque mágico como si nada! ¿Acaso haría igual con toda la magia, o solo con la de tipo Oscuridad? No podía arriesgarme a volver a comprobarlo, pero de ser este último caso, andaba algo escaso en otra clase de magias diferentes a mi propia afinidad.
Tras aquello el chico perruno disparó con una extraña arma a Aaron, cuyas balas parecieron impactar en el varón... o eso me había creído, hasta que pude percatarme de que no se encontraba herido en absoluto. O absorbía las balas también, o aquel sádico tenía una velocidad demasiada asombrosa como para que pudiésemos llegar a darle ni por casualidad.
—
Se os ha acabado el tiempo —su mirada se remontó al reloj que había utilizado antes para advertirnos del tiempo que teníamos para huir.
Nadie le había hecho caso a excepción de Simbad, que había dicho que iría a por la Llave ya que alguien tenía que hacerlo. A pesar de tener razón, tenía en cuenta que el hecho de que uno solo de nosotros no estuviese podía resultar realmente fatal para la batalla que estaba a punto de dar comienzo. Batalla o masacre, según la positividad de al que le preguntases.
Por lo que acababa de ver, ni tan solo quería pensar en como podríamos llegar a dañar a tal criatura si primero debíamos protegernos de sus ataques.
—
Si tanto queréis morir que así sea... —añadió.—
Pero no sería gracioso mataros sin más, ¿no os parece?—
¡Eres un sádico! —empezó a gritar Nanashi—
Con razón Ronin, Ryota y Awyr te mataron —Me quedé mirándola de soslayo durante un breve instante. ¿El Maestro Ryota se había enfrentado a ESO que teníamos delante y había salido vivo para contarlo?—.
Freya, Enok. Manteneos detrás de mí, voy a protegeros cueste lo que cueste, Saito. Cubre cualquier posible ataque que no pueda bloquear por mí misma.—
Así lo haré, Maestra Nanashi —dije mientras blandía mi espada en posición defensiva al lado de ella y clavaba mi mirada en el enemigo que teníamos delante.
No podía dejar pasar un ataque que se dirigiese al resto de mis compañeros. Era un combate real y no podía fallar. No si quería mantener a mis compañeros con vida.
La única respuesta de aquel perturbado fue sonreír, pero a pesar de eso mis nervios se tensaron como cuerdas. Un solo instante bastaba como para que pudiese lanzar un feroz ataque, y todavía no sabía la fuerza que aquella reminiscencia poseía.
—
Hace un tiempo leí una serie de libros algo infantiles pero muy entretenidos. En ellos había unos hechizos muy útiles para divertirse sin tener que matar. Podría utilizarlo para siempre sobre vosotros, solo sufriríais... Aunque no prometo que vuestra cordura sobreviva.El sudor empezó a resbalar, mientras trataba de prepararme para el primer hechizo que Aaron tenía pensado lanzarnos. Tenía que evitar que acertasen sobre mis compañeros, aunque aquello significase tener que recibirlos en carne y hueso.
>>
¡Crucio!Cuando me dispuse a tratar de bloquear el hechizo, este se había dividido en tantas partes como personas había en la sala dejándome en blanco durante un instante. Y a pesar de haber tratado de interponer mi espada e incluso mi cuerpo para bloquearlo, supe que había fracasado al notar impactar tan solo uno de aquellos rayos rojos sobre mí.
Los ojos se me abrieron como platos y las rodillas me fallaron apenas cinco segundos después de que Aaron hubiese formulado aquel hechizo “nuevo”, y no tuve más opción que dejarme caer sobre aquel suelo blanco: primero con las manos colocadas de tal forma que parecía tratar de levantarme, pero finalmente resulté abatido y tuve que dejarme caer, golpeando mi cabeza también.
Notaba como si algo se revolviese por el interior de mi cuerpo, algo que me hacía sentir un dolor inimaginable. Era peor que cualquier dolor que hubiese sentido antes; peor que si me hubiesen empezado a sacar el corazón una y otra vez. Peor que si hubiesen decidido romper y destruir cada parte de mi cuerpo de forma lenta y dolorosa. Peor que si hubiesen prendido fuego en vida para luego apagarlo y volverme a incendiar al cabo de poco.
Peor que si hubiesen matado a cada una de las personas que me importaban delante de mis ojos, sin yo poder hacer nada, y lo empezasen a rebobinar hasta el fin.
Pero al sacar las pocas fuerzas que me quedaban para contemplar que me estaba pasando, ahogué un grito de exclamación al ver que mi cuerpo estaba completamente ileso. ¿Entonces, por qué seguía sintiendo aquello? No pude llegar a gritar, al contrario de como me había parecido que lo había hecho Nanashi — o quizá aquel dolor ya estaba causándome estragos en la mente — solo dejar escapar un ruido más propio de un animal que de una persona.
¿Por qué...? ¿Por qué... yo...?Lo qué si hice, fue empezar a llorar, desesperado, mientras mi alrededor se volvía confuso y difuso; era como si no pudiese interceptar nada más que aquella brutal agonía que padecía. ¿Y acaso me había parecido escuchar a Aaron decir antes que aquello no mataba? ¿Qué podía hacernos sentir dicha sensación de manera eterna?
Sollocé más aún, apretando los dientes y deseando que me matase antes que continuar jugando conmigo de aquella manera.
—
¡Esto es genial! —Intenté dirigir mi atención hacia aquel monstruo, el cual se regocijaba a carcajadas de todo aquello—.
No la había probado antes, simplemente estaba en un libro de fantasía. ¿No es genial que tenga esta facilidad para inventar nuevas maldiciones? —se acercó entonces a Lyon.
Traté de estirar mi mano para alcanzar a mi compañero, pero resultó completamente inútil. Era incapaz de ponerme en pie, y apenas era capaz de moverme. La desolación empezó a inundarme, todos estábamos impotentes frente a Aaron, y yo que había querido protegerles no había hecho más que dejar que cayesen conmigo.
Ni tan solo escuché que quería Aaron de aquel chico de Tierra de Partida, solo me percaté de que aparentemente se lo había llevado y ahora lo había vuelto a arrojar contra nosotros, devolviéndonoslo. Y entonces, aquel hechizo cesó, liberándome de todas aquello que había pensado que iba a acabar conmigo y con el resto de mis compañeros. ¿Pero por qué lo había hecho?
Me sequé los ojos, y ayudado de la espada que tenía, me volví a poner en pie tal y como estaban haciendo el resto de mis compañeros. Una vez lo hice, pude volver a mirar con odio y miedo a los ojos de aquel cínico que se encontraba frente a nosotros; portaba una mirada que no me gustaba en absoluto, puesto que probablemente significaría que había encontrado una manera de diversión aún más retorcida que la que nos acababa de mostrar.
Y aquello sería indudablemente terrible para nosotros.
—
¿Sabéis? Puedo perdonar vuestras vidas y dejaros avanzar si hacéis un pacto conmigo.—¿Qué clase de pacto querría un demonio como ese?—.
Deberéis ser mis esclavos para siempre. Si os ordeno matar a vuestros seres queridos lo haréis, si os ordeno que os muráis os suicidáis... Ya sabéis como funciona esto. ¿no?Y una mierda... antes me mataré que pertenecer a un cabrón como tú. O mejor dicho, antes te mataremos que acceder a obedecerte.Me disponía a preguntarle a Nanashi que hacer ahora, alguna estrategia o algo que nos permitiese por lo menos dejar inconsciente a semejante monstruo para poder huir. Pero nada de eso sucedió, porque cuando me dispuse a abrir la boca algo atacó a Aaron el cual resultó dañado por una especie de “estacas” de cristal que habían aparecido de la nada. Por desgracia, el varón saltó a tiempo para evitar que el techo se le derrumbase encima. ¿Había sido Nanashi con alguna habilidad nueva, o alguien había decidido ayudarnos? ¿Pero quién?
Entonces me pareció que Aaron, escondido bajo un manto de polvo, murmuraba el nombre de Rayim. ¿Qué pintaba el ex Maestro de Ronin en todo aquello? Según sabía llevaba muerto bastante tiempo.
—
Yo a ti no, bastardo.Miré a mi alrededor, buscando el origen de aquella voz. ¿Quién había dicho eso?
—
¿¡B-bastardo!? —Aaron pareció enervarse ante aquel insulto—.
¿¡Cómo osas llamarme eso!? ¡¡¡YO NO SOY NINGÚN BASTARDO!!! —El lunático se llevó una mano a la boca para reír y finalmente relajarse—.
Pero está bien, ¿de acuerdo? No me he ofendido. Simplemente te arrancaré las entrañas a ti el primero. Corromperé tu alma y haré que caigas en la oscuridad... Seguí buscando a la persona con quién hablaba nuestro por ahora captor, pero ahí no había nadie más que nosotros. ¿Acaso había enloquecido del todo y mostraba rasgos como una bipolaridad así, de manera espontanea? Fuese lo que fuese, era nuestra oportunidad de escapar.
>>
Aunque como eres el "Alma Inquebrantable" supongo que la única forma de que caigas en la oscuridad es dejándote sin ojos, así solo verás las tinieblas, ¿verdad?Antes de que alguno de nosotros pudiese comentar, del suelo surgió una enorme figura arenosa con apariencia humana. En cuanto recobró su verdadero aspecto, no tardé en reconocerle: se trataba de Rayim, el poderoso Maestro de Tierra de Partida al que había tenido el honor de ver en más de una ocasión. En todas había mostrado la misma apariencia adulta y fuerte que ahora y de la misma manera, su vestuario continuaba siendo el mismo que entonces.
Pero el caso era que su aparición podría llegar a salvarnos si el hombre venía con las intenciones que había parecido tener, quizá incluso había sido él quién había atacado a Aaron para defendernos. ¿Pero cómo había llegado hasta nosotros?
—
¿Estáis bien?No respondí a su pregunta, pero nos había salvado por lo que asentí a duras penas. Era mejor qué seguir sufriendo cualquiera que fuese el siguiente experimento que nos tenía preparado Aaron. Por su parte Rayim materializó una Llave Espada que me dejó completamente boquiabierto debido a la magnificencia de esta. Observó a los que estábamos allí, para luego encararse con nuestro enemigo, quizá aún tuviésemos alguna oportunidad de vencerle después de todo.
—
Te cobraste la vida de la mayor parte de los miembros de Tierra de Partida solamente porque querías divertirte con ellos. Corrompiste la pureza de sus corazones, arrancaste un ojo a mi aprendiz Ronin y eso te saldrá muy caro. Incluso aunque ya he muerto, me encantaría partirte la cara y eliminarte de este Castillo.>>
Sabía que jamás deberíamos haber confiado en ti. Que no eras más que un desequilibrado, pero fuimos tan ciegos... No pude decirte esto antes de ensartarte con mi llave espada. Pero incluso en mi lecho de muerte te odié, volver a enfrentarme a ti es algo que deseo con todo mi ser, e incluso matándote cien veces no me sentiré satisfecho.—
¿Siempre hablas tanto? Me aburres —intervino Aaron. La situación se hacía cada vez más tensa.—.
Hicieron falta dos maestros y un aprendiz que estaba cerca de convertirse en uno para que me derrotárais. A mí, a un solo hombre. ¿Qué te hace pensar que podréis derrotarme vosotros?—
Que Zephyr está de nuestro lado —¿Acaso no era el mago que había hecho aquel Castillo, y al que habían ido a buscar al resto de mis compañeros?
—
Pero el Guía no, y hasta donde yo sé. La entidad “suprema” de este castillo es su voluntad.No acababa de comprender aquello, de la misma manera en que no entendía demasiado bien la situación acerca del Castillo del Olvido. ¿El que manejaba entonces todo lo que ocurría dentro del Castillo era el que se había presentado como el que nos “Juzgaría”? Todo aquel lugar era demasiado retorcido como para lograr atar todos los cabos con tan poca información.
Habría que salir primero para llegar a tener una mínima oportunidad de conocer lo que se cocía aquí dentro.
—
¡Ragnarok! Miré atónito como del cielo caía una inmensa espada que Aaron no había tenido tiempo de bloquear y que había aplastado al maníaco sin demasiada dificultad. Tal y como había pensado, el poder ofensivo de aquel Maestro era realmente impresionante, con él a nuestro lado podíamos ganar.
Aaron de mientras gritaba de dolor mientras reía... aquel tío estaba realmente loco de remate, y su monstruosidad se demostraba por el hecho de haber podido soportar aquel espadazo y la explosión procedente de este. ¿Qué habilidades tenía realmente aquel maldito?
—
¡Es el momento, atacad! —asentí a Rayim, mientras agarraba mi espada con firmeza pensando en una buena estrategia—
No lograremos vencerle tan fácilmente, pero al menos vamos a debilitarle. ¡Inukai! Prepara tu mejor munición y cubre nuestra retaguardia, eres el mejor en ese campo aquí ahora mismo.Miré a Aaron, el cual a pesar de parecer herido y algo cansado avanzaba hacia nosotros mientras una masa oscura recubría las heridas que tenía el antiguo aprendiz. Teníamos que compenetrarnos, o no lograríamos nada, y la oportunidad que el Antiguo Maestro nos había ofrecido valía oro en aquel instante.
Lyon habló entonces, parecía tener un plan por la convicción de sus palabras.
—
Voy a intentar algo. Intentaré distraerle, aprovechad entonces para atacar. Saito, aprovecha para atacar con el resto.—
Ten cuidado, ese maníaco puede esconder trucos en cualquier lado —repuse, pensando en como podía atacar a Aaron si la oscuridad parecía incluso devorarla...
Una vez Lyon se dirigió hacia nuestro objetivo, comenté al resto de mis compañeros:
—
Debemos atacar, pero no uséis magia, no de afín a Oscuridad al menos. Mejor procurad que sean ataques físicos sobretodo. Mucha suerte.Dicho esto miré a la Maestra Nanashi y a Rayim, con ellos allí no podíamos perder. Costase lo que costase alcanzaríamos la salida; aunque tuviésemos que matar al más experimentado de todos los aprendices primero.
Sin más vacilación me dirigiría todo lo rápido que pudiese donde Lyon estaría tratando de distraer al enemigo. Me escondería detrás de él para que no me interceptase Aaron, hasta que estuviese lo suficientemente cerca como para poder salir por el lado derecho de mi compañero, para intentar ensartar a Aaron con la espada que tenía.
Tanto si lograba acertar y hacerle retroceder como si no, realizaría un Aturdidor con todas mis fuerzas al cuerpo de Aaron mientras le musitaba.
—
A ver si esta comida también te aprovecha, bastardo.Una vez hecho el Aturdidor, trataría de realizarle algún tajo allí donde la masa oscura trataba de según suponía “sanar” sus heridas para finalmente retroceder y colocarme en guardia, esperando cualquier contraataque del perturbado que teníamos delante.
Solo esperaba que el resto de aprendices y Maestros pudiesen ayudarnos, o toda la ira de aquel ser caería sobre nosotros y dudaba mucho poder resistirle más de un asalto aunque no estuviese en plenas condiciones.
Practicamente hasta el final no sucede ninguna acción, pero aunque creo que han quedado bastante claras las comento xD
—Saito se aprovecha de la distracción de Lyon y se "esconde" avanzando detrás de él hasta que esté suficiente cerca de Aaron.
—Trata de ensartarle con la espada y de esta manera hacerle retroceder.
—Tanto si retrocede como si no, ejecutará un Aturdidor y tratará de cortar donde tiene las heridas recubiertas por esa Oscuridad.
▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.
—Retrocede y se pone en guardia.
Un saludo y mucha suerte ^^