Las puertasNadhia descendió a toda velocidad y atrapó a la Caballero. Teniendo en cuenta el peso de la armadura y que no es fácil levantar un peso casi muerto, Nadhia sufrió un golpe contra el suelo que estuvo a punto de desestabilizarla. Pero Cornelia reaccionó y se aferró al soporte con fuerza, sin emitir ni un gemido, y Nadhia pudo intentar maniobrar.
Intentar, porque entonces, un Ojos Rojos, las alcanzó. Nadhia pudo sentir su aliento y ver sus inmensos colmillos cuando el Sincorazón abrió las mandíbulas.
Entonces, acompañado de un rugido digno del animal de su emblema, el líder de los Osos cargó desde su glider —prácticamente un acorazado volante— con tanta fuerza que derribó al Sincorazón.
—
¡Vuela chica, VUELA!Y Nadhia voló con todas sus fuerzas, precipitándose hacia la muralla.
El problema era que su salvación no estaba en sus propias manos, sino en las de Hana.
Y fue entonces cuando la barrera comenzó a extenderse a más y más velocidad, cortándoles el camino.
****
La murallaHana, Saeko y NeruSaeko ascendió a toda velocidad en su glider, justo a tiempo para echar una mano a Neru y a Assur. La muchacha tuvo que maniobrar para evitar estamparse contra la barrera para disparar contra las alas de la criatura varias
Flamas Tenebrosas. Neru, entra tanto, no reaccionó a tiempo y una llamarada que lanzó el Dragón lo catapultó contra el borde de la muralla. Esta vez el golpe lo dejó semi-inconsciente y fuera de combate durante unos minutos… cruciales.
Assur maniobró de manera que volvió a atraer la atención de la criatura.
Mientras tanto, Hana decidió que merecía la pena arriesgarse para cumplir las indicaciones del ángel:
―
No, no podemos arriesgarnos. Lo principal es levantar la barrera. Además, creen que somos de clanes menores, así que lo lógico es que obedezcamos órdenes. Hay que esperarle ―Diana arqueó una ceja cuando vio a quién se refería la muchacha y le dirigió una mirada de «¿pero tú sabes lo que estás haciendo?»―.
¡Intenta retener mientras tanto a los sincorazón! La aprendiza abrió la boca, quizás para protestar. Pero el sonido chirriante de un Sincorazón que hundía sus garras en el muro atrajo su atención. Resopló y exclamó:
—
¡No la fastidies!Y se asomó al borde de la muralla, Llave Espada en mano, para intentar rechazar a los Sincorazón.
Hana, entre tanto, manipuló el cristal —se quemó un poco las manos, pero tampoco tuvo que recurrir a un hechizo— para dirigirlo hacia la torre donde se había dirigido el ángel. Este también parecía trabajar a destajo con su propio cristal, casi desesperado. Entonces sacudió una mano, dándole la señal. Hana sólo tuvo que presionar el mecanismo, igual que había hecho Diana antes.
El cristal se recalentó tanto que esta vez la joven sí tuvo que poner distancia, y un fino rayo salió disparado hacia la torre del ángel. Poco después el escudo por fin cubrió el sector de la puerta y tocó el cristal de la muchacha. De inmediato se expandió casi de golpe hacia la siguiente torre, cortando a todos los Sincorazón por la mitad y llenando el aire de un fuerte olor a ozono. Al estar tan cerca, tanto Hana como Saeko y Neru pudieron escuchar el zumbido que desprendía la barrera que, desde el interior apenas sí se distinguía. Era como mirar a través de una cortina de agua. Assur se precipitó contra el escudo, con el Dragón volando furioso tras él, y en el último segundo viró y se lanzó hacia arriba. El Sincorazón chocó con brusquedad contra la barrera, quedándose aturdido, y el líder de las Serpientes lanzó un rayo de luz desde lo alto que lo hizo desaparecer.
Desde abajo les llegaron los gritos de los Caballeros que se habían quedado fuera de la puerta. Muchos pudieron sobrepasar la barrera, otros fueron atrapados por los Sincorazón. Assur, sin embargo, descendió para organizar la defensa.
Los tres escucharon un batir de alas y se encontraron con Nithael, que había aterrizado junto a ellos.
—
Bien hecho —dijo, mirándolos a los tres—.
Habéis sido muy valientes. Y vosotras dos habéis salvado muchas vidas—añadió, dirigiéndose a Hana y a Diana, que se acercaba con curiosidad. La joven sonrió y se apartó el pelo de la cara—.
¿Cuáles son vuestros nombres?Mientras se presentaban, Assur cruzó la parte superior de la barrera y, sin llegar a aterrizar, escuchó sus respuestas.
—
No olvidaré esos nombres. Os agradezco que me ayudarais, no muchos se habrían enfrentado a tal Sincorazón —Al contemplar las heridas de Neru, Assur carraspeó—:
Dirigíos a la ciudadela para que os atiendan los Sanadores de mi clan y…—
¡Assur!Volando en otro glider, se acercó un Caballero con el emblema de los Leopardos. Parecía cansado y su armadura estaba manchada de sangre, aunque no parecía ser suya.
—
¡Hjalmar! ¿Dónde estabas? Se suponía que…—
¡Los Sincorazón entraron en la ciudad!—Lo interrumpió con sequedad. Assur empalideció—.
Mataron a varios de mis chicos y he estado eliminando a los que encontré por el camino, antes de que hicieran daño a inocentes. Por eso he tardado. Assur, tenemos que hablarlo en el Consejo. Hay un traidor entre nosotros, si no, no entiendo qué está pasando.Assur se mordió el labio inferior. Luego pareció recordar que no estaban solos y dijo:
—
Sin duda Cornelia convocará una reunión de emergencia. Lo plantearemos allí, ahora lo importante es ayudar con la barrera. Volved a la ciudadela—indicó a los aprendices—.
Avisaré a los guardias para que os permitan hablar conmigo, aunque sería conveniente que trajerais… el emblema de vuestro clan. Así podré saber a quién debo honrar. Nithael, ¿qué vas a hacer?—
Ayudaré a los heridos—respondió el ángel, plegando las alas—.
En el hospital deben estar desesperados. Y si hay Sincorazón dentro de la ciudad, he de avisar y patrullar las calles. Pero asistiré a la reunión—dijo, con un tono que casi resultó desafiante.
Assur asintió con la cabeza y les deseó suerte a todos. Dicho esto, tanto él como el tal Hjalmar se alejaron volando. El ángel respiró hondo y extendió las alas, preparado para marcharse.
Si querían hacerle alguna pregunta, era el momento. Si querían, podían acompañarle. Si no, tenían la opción de ir a buscar a Nadhia u obedecer y dirigirse a la ciudadela a recuperar fuerzas y tratar de averiguar información.
Por supuesto, Saeko tenía información que compartir con ellos, si es que así lo quería. Es más, Diana miró en su dirección arqueando las cejas con una pregunta silenciosa: esperaba un informe.
En cualquier caso, aunque la batalla se desarrollaba todavía al otro lado de la barrera, parecía que por el momento estaban a salvo. A menos que se cruzaran con algún Sincorazón, claro.
****
NadhiaLo habían conseguido, aunque por poco. A Nadhia no se le olvidaría cómo estuvo a punto de estamparse contra la barrera, ni tampoco los gritos de aquellos Caballeros que, atrapados por los Sincorazón desde sus glider, no consiguieron refugiarse a tiempo en su interior.
Ella tuvo suerte. Cornelia la obligó a girar y le ordenó que siguiera hacia el oeste, hasta alcanzar una zona donde la barrera todavía no se había extendido, y se precipitaron a la muralla, perseguidos por los Sincorazón.
En cuanto Nadhia aterrizó, Cornelia bajó de un salto y se puso a dar órdenes:
—
¡Reunid a todos los Caballeros que podáis y manteneos tras la barrera para atraer a los Sincorazón! ¡Aquellos que hayan superado las pruebas de Primera Maestría que vayan a la siguiente torre y activen el cristal! ¡Luego…!No pudo continuar. Se dobló por la mitad y empezó a toser. Cuando se recuperó, el gigantón y la líder de los Zorros estaban a su lado.
—
No te preocupes, yo me encargaré de ello—dijo Zacharias con voz amable.
—
Sí, lo dejo en tus manos—respondió Cornelia, con la voz algo temblorosa, si bien se mantenía firme—.
Anisa, tenemos que mandar refuerzos a por los Caballeros que se han quedado fuera. Nos reuniremos dentro de una hora en el alcázar. Avisa a Assur.
—
Entendido.Anisa reunió a un grupo de Caballeros y se marchó con su glider. Zacharias iba a hacer lo mismo, pero antes posó una de sus manazas en el hombro de Nadhia y dijo:
—
¡Buen trabajo, pipiola!Después se fue a cumplir órdenes, de modo que Nadhia quedó rodeada por miembros de los Unicornios y no muy lejos de Cornelia. La mujer resopló y se quitó el casco.
Se apartó el pelo sudado de la frente y se detuvo frente a Nadhia, mirándola con seriedad.
—
Te agradezco tu apoyo. Me aseguraré de que tu clan sea informado. ¿A cuál perteneces?Entre tanto se les acercó uno de los Unicornios y susurró al oído de Cornelia:
—Mi señora, tenemos a cinco heridos graves. Deberíamos desplazarnos a la ciudadela cuanto antes.
—
Bien. Vamos a ir al alcázar—Cornelia se volvió a poner el casco—.
Daré aviso para que te dejen venir a mis aposentos más tarde. ¿Cuál es tu nombre?Una vez lo escuchara, Cornelia asentiría, le daría la espalda y comenzaría a organizar a su batallón para que cargaran con los heridos y se desplazaran hacia la ciudadela. Nadhia podía optar por acompañarles, o, si quería, recorrer la muralla hacia donde se había desplegado la barrera en busca de sus compañeros.
****
La ciudadela—
Sólo sé que tengo que encontrar a un tal Zephyr, y según la descripción que me han dado, es calvo. Aunque yo no le he visto en mi vida. La razón es... ¿secreta? El chico se quedó mirándole, extrañado, pero no comentó nada porque Adam decidió ponerse la armadura y desvió su atención.
—
Vaya, por el Primero, si tenías una. De verdad, ¿por qué no te la has puesto antes? ¿O es que en tu mundo todos van medio desnudos?—inquirió, sin duda pensando en la pregunta que le había hecho Adam sobre por qué él iba vestido.
—
Oye... Una pregunta. ¿En qué año estamos? Es por... confirmarlo. Ya sabes, el golpe de antes en la cabeza me la ha dejado un poco atontada... y eso.De nuevo esa mirada de «a este tipo le falta un tornillo».
—
Estamos en el 8 del gobierno de los Unicornios, en el segundo de la señora Cornelia—Seguramente se le escaparía una carcajada cuando Adam se diera cuenta de que no podía sacar nada con ese tipo de fechas—.
Oye, ¿de dónde te has caído? —
Por cierto, me llamo Adam. ¿Y tú?—
Aki. ¿Vamos para dentro? Eso si no quieres quedarte aquí, claro. Buscando el año en el que vivimos y tal —dijo con sorna.
El interior del edificio, que parecía una mezcla de catedral con palacio, con un gran vestíbulo semidesnudo e iluminado por la luz que atravesaba las hermosas vidrieras. Si no hubiera estado lleno de tanta gente o si el eco no hubiera multiplicado varias veces el llanto de los bebés y los niños pequeños, sin duda habría sido un lugar pacífico y repleto de dignidad. Si Adam se fijaba bien vería estatuas de distintos Caballeros y, al fondo, en lo que parecía ser una capilla, una imagen de un ángel de largo cabello sosteniendo una Llave Espada. En un muro cercano Adam encontró un inmenso mapa… De la antigua Tierra de Partida.
SPAM TIME
¡Este pedazo de mapa lo ha hecho Keintial! Aquí os dejo su deviantart por si os apetece echar un vistazo
http://keintial.deviantart.com/FIN DEL SPAM
Al lado había una placa de mármol en la que habían escrito los gobiernos de los distintos clanes. Si Adam decidía perder el tiempo leyéndola, vería que se remontaban a hacía unos cincuenta años. Había fechas anteriores y una referencia a una Gran Guerra. Así que si se molestaba en hacer cálculos, sabría que se encontraban, aproximadamente, en el 85 d.G.
—
Eh, Adam. Si quieres buscar a ese tipo deberías hablar con gente del Clan de la Serpiente—dijo Aki, restregándose la nariz con la manga—.
Conmigo no cuentes. Esos tipos son raros.
Antes de que Adam pudiera responder se elevó un rumor y escucharon las pisadas apresuradas de alguien. Se trataba de un joven de melena negra, pálido, con el emblema de los Osos, y que cargaba con… ¡Lyn! ¡Y junto a él venía Kairi!
—
¡Ayuda, por favor! ¡Esta mujer está malherida!Kairi se había unido a él durante su ascenso hacia la ciudadela y, cuando lanzó el Cura a Lyn, recibió un gruñido de agradecimiento. Pero no sería suficiente para salvarla. Además, él estaba cansado después de la pelea, si bien tuvo algo de resuello para explicarle que el hospital estaría hasta reventar y que en el alcázar habría gente capaz de de atenderla.
Ahora depositó a Lyn en el suelo y dejó sitio al anciano del bastón y a un par de mujeres entradas en años, que de inmediato empezaron a invocar conjuros sanadores. Resollando, el muchacho observó a Kairi y, todavía algo irritado, preguntó:
—
¿Estás herida?Fecha límite: viernes 24 de abril a las 23:59
Hana
VIT: 38/40 [+2 Anillo Coraza]
PH: 7/32
Saeko
VIT: 34/40
PH: 6/26
Gengar
VIT: 53/58
PH: 0/20
Adam
VIT: 51/60
PH: 8/16
Neru
VIT: 9/26
PH: 17/22
Kairi
VIT: 12/22
PH: 5/20
Nadhia
VIT: 50/50
PH: 6/38
Kairi I (Justificada)
Darkness Seeker I