[Evento Global] Ruta del Caído

por **Light** » Vie May 15, 2015 7:15 pm

En cuanto una de las aprendizas de Bastión Hueco mencionó a Maya se dio cuenta de que, en efecto, se había separado de ellos. Y eso no le gustó un pelo. Preocupado, volvió la vista atrás, esperando que la brujita regresara. Pero no fue así.

—Pues ahora que lo dices… Creíamos que venía detrás de nosotras...

«Ten cuidado, Maya», ya lo había dejado caer Jasper: dividirse no era la mejor de sus opciones. Y aun así iban a volver a hacerlo. Sin embargo, el caso de Maya era aún más preocupante: ¿qué haría la pequeña bruja si se encontraba a otros tipos peligrosos como aquel viejo y sus armaduras? Estaría completamente sola.

El ultimo comentario de la atractiva mujer le produjo más preocupación. Si nadie estaba protegiendo la entrada de los Sincorazón… les quedaba mucho menos tiempo, en efecto. Debían darse prisa.

Solo podía hacer una cosa en aquel momento: avanzar. Le acompañaron la Maestra Yami y la aprendiza del bando opuesto que les había recordado la ausencia de Maya. Los tres tomaron el camino de las escaleras que aparentemente no tenía ninguna salida.

Barajó la posibilidad de burlar las leyes de la gravedad como Ryota… y así fue al final. Sorprendentemente, no tuvo que realizar ningún hechizo para conseguirlo.

«¿¡Pero qué mierda…!?», el eje de la gravedad cambió y empezaron a caer sin remedio. Acabaron encima de la misma pared que antes les había bloqueado el paso (a partir de ese momento, su suelo).

Por suerte no se llegó a romper la crisma. Light se reincorporó entre gruñidos y comprobó incrédulo que podían seguir avanzando, ya no quedaba ningún obstáculo. Ver para creer. En efecto, la fuerza de la gravedad ya no les atraía de la misma manera y eran capaces de andar perfectamente sobre la pared, como si nada.

Simplemente era de locos.

—¡Lo sabíamos —declaró animada. La pobre mujer todavía se resentía de sus heridas—. Con… Continuemos. Te seguiremos.

Light echó un suspiro y dejó que la Maestra le cogiera del brazo antes de ponerse en marcha.

Nada de aquel balcón le llamó especialmente la atención —no se molestó en internarse dentro de las casas siquiera—, excepto las escalofriantes estatuas repartidas por el lugar. El chico se acercó a varias de aquellas esculturas y comprobó inmediatamente que todas tenían en común una cosa: el horror dibujado en sus rostros.

—Ese camino nos inspira confianza. ¿Tú qué crees, chocobito?

La Maestra se refería a cierta puerta roja; la misma que precisamente estaban señalando con espanto aquellas estatuas. A Light, sin poder evitarlo, se le escapó una risa nerviosa.

—¡A mí lo que me inspira es mal rollo, mira las estatuas! —Señaló con el dedo el rostro de la más cercana—. Me da la impresión de que no les gusta un pelo lo que hay tras esa puerta —opinó, dubitativo. Se llevó la mano a la frente y resopló. Aquellas esculturas no estaban vivas de ninguna manera y carecían de gusto, eran seres inertes: ya no sabía ni lo que estaba diciendo. Ladeó la cabeza—. Da igual. Vayamos por el túnel, ¿vale?

Y sin más dilación, se alejó de la puerta roja para meterse dentro de los túneles, la opción que le parecía más segura (aunque, pensándolo mejor, el asunto de las estatuas seguro que era una chorrada y simplemente estaba paranoico). Al contrario que Yami, ni siquiera le dirigió la mirada a la aprendiza de Bastión Hueco, la ignoró por completo. No le importaba demasiado su decisión.

por **Saxor** » Mar May 19, 2015 10:29 am

Incluso con la ayuda de esos potentes hechizos, el enorme sincorazón seguía abalanzándose sobre nosotros. Tanto Guilmon como yo pusimos todos nuestros esfuerzos para lograr avanzar sin parar. Y conforme nos acercábamos al gran portón, pude distinguir a la persona que nos estaba ayudando... Ni más ni menos que el Maestro Kazuki.

—¡Vamos, vamos!—con esos gritos de ánimo para superar la "recta final", seguimos hacia delante, pero los sincorazón estaban en medio. Usando mis armas, acabé con unos cuantos, pero... ¿por qué se destruían de una forma tan rara? Aunque bueno, si aquello era un recuerdo, se podía dejar como que no eran sincorazón de verdad.

Ese momento de extrañeza fue fatal: el brazo del sincorazón más grande me golpeó de lleno a mí y al aprendiz de Bastión Hueco, saliendo despedidos. El aterrizaje encima de otros sincorazón fue bastante brusco y doloroso, pero... Mirándolo por el lado bueno, ya estábamos más cerca de la puerta por el golpe. Me levanté lo más rápido que pude y proseguimos con la huida. Nada más llegar al otro lado, el Maestro empezó a empujar una de las hojas del portón.

—¡Cerrad la otra! —ordenó apresuradamente. Tardé un segundo más en reaccionar por el hecho de que el Maestro estaba en un estado horrible: le faltaba un brazo. Rápidamente me coloqué junto al Maestro para ayudarlo mientras Guilmon empujaba junto al que había salido despedido conmigo. ¿Qué le había ocurrido para acabar así? ¿Tal vez aquellas imágenes...?

No, son falsas. Tienen que serlo.

No debía dejarme engañar otra vez con aquella visión. Hasta el momento, nada de aquello había sido algo real: o eran ilusiones, o recuerdos materializados. No podía negar el hecho de que Kazuki también... No, ¿en qué estaba pensando? Me sacudí fuertemente la cabeza. Quería creer en al menos una cosa en aquel infierno. Habíamos cerrado las puertas y Kazuki las había sellado, por lo que pudimos relajarnos más. Pero había cosas que necesitaba saber... como la localización de mis compañeros, por ejemplo.

—Sois las primeras personas que me encuentro desde que entré a este extraño lugar. Siento… Que mi cabeza va a explotar. Es como si me hubiesen extraído algo importante… ¿No os pasa a vosotros?

Allí había algo que no encajaba. Se suponía que habíamos entrado todos a la vez al castillo. ¿Qué les había ocurrido a él y al resto cuando nos separamos?

—Maestro Kazuki, ¿a qué viene todo esto? ¿Se puede saber qué es lo que le ha pasado?

»Kazuki… Kazuki… ¿Pero quién es Kazuki? —mi rostro se quedó pálido, ¿es que lo había olvidado todo?—. . ¿Cómo os llamáis? Yo… No estoy seguro, creo que me llamo Kazuki, pero no me hagáis mucho caso. Creo que llevo perdido en este castillo varios años, pero no estoy seguro tampoco de que eso sea verdad. Hay… Algo en este castillo que no me deja pensar bien. Es como si me hubiesen extraído algo importante… ¿No os…? Creo… Ya he dicho eso, ¿no? No puedo recordarlo.

No solo no recordaba nada, sino que estaba olvidando las cosas a muy corto plazo. Además, aunque no recordara bien los nombres, siempre decía algo que se parecía... Ahora realmente no sabía quiénes éramos.

El nombre del castillo es demasiado conveniente.

—Maestro, tiene que hacer memoria. Nosotros tres íbamos con usted cuando entramos en el castillo —el chico fue quien empezó primero, intentando hacerle recordar lo más reciente—. Y no solo nosotros: otras ocho personas nos acompañaban. Se fueron con usted antes de que nos separásemos.

>>Cuatro de ellos eran aprendices suyos: el chico de las prendas orientales, el otro más mayor y con perilla, la niña del sombrero puntiagudo… Alec, el chico del sombrero de copa. Ese fue aprendiz suyo durante un tiempo.

—Chihiro. También está Chihiro. No sé muy bien qué relación tendrá con ella, pero se empeñó en que nos acompañase.

>>Maestro, ¿de verdad no se acuerda de ninguna las personas que le he mencionado?

Mientras el chico interrogaba al Maestro (sin éxito, lo más seguro) observé el larguísimo pasillo lleno de ¿puertas? a los lados. Cuando terminó, yo proseguí con la explicación, un poco más general de la situación.

—Maestro, estamos en el Castillo del Olvido. Cuando un sincorazón gigante invadió Tierra de Partida, nuestro hogar, el castillo de Tierra de Partida se convirtió en este lugar. Entramos para buscar a otro de los maestros, el Maestro Ronin, y bajamos a los sótanos para encontrar una de las llaves que necesitamos para devolver el Castillo a la normalidad.

—Este pasillo… No recuerdo hace cuanto que entré en él, pero tiene que haber una salida… Pero esa sala por la que habéis venido no era la salida… No, no puede ser eso. La salida tiene que ser otra cosa… No en uno de los lados, debe ser al fondo del pasillo… Creo… O no. No lo entiendo. Creo. Creo… Yo…

»¿Cómo os llamabais?—la situación era la mar de extraña, pero eso demostraba una vez más lo cruel que podía ser el castillo. Si era capaz de arrebatar los recuerdos así como así (algo que ya experimentamos de primera mano, aunque tuvimos otros recuerdos implantados realmente) nos podía ocurrir a cualquiera de nosotros en cualquier momento.

—Nikolai Everard.

—Saxor Meian. No soy aprendiz suyo, pero sí que vivía en Tierra de Partida con usted—me presenté yo también. Aunque estaba un poco nervioso, con gente amnésica lo primordial era tener paciencia. Mientras caminábamos a través del pasillo, escucharía la respuesta a la pregunta de Nikolai... Y si volvía a olvidarse de algo que ya le habíamos dicho, se lo explicaría otra vez. Necesitaba tener paciencia... aunque realmente no la tuviera en esos momentos, pero al menos intentaría repetirlo calmado.

por **LightHelco** » Mar May 19, 2015 7:32 pm

Mi cuerpo cayó al suelo con fuerza golpeándolo y dejándome sin aliento durante unos instantes. Aquella sensación de dolor fue suficiente para que Ilana se olvidase del cristal y se lanzara contra Assur con la intención de arañarle la cara.

—En una pelea no esperes que tu enemigo desee entablar conversación. Es una pérdida de tiempo —habló el chico con un tono de superioridad que me puso de los nervios.

Oh, ¿así que aquello era una pelea? ¿Tanto le había costado decirlo? Hay miles de tipos de pruebas, podía ser cualquier cosa lo que me hubiese planteado aquel niñato. Me levanté rápidamente preparando un hechizo de fuego para lanzarse a la cara a Assur, pero entonces este empezó a girar su báculo y una niebla demasiado oscura y densa para ver a través de ella, lo empezó a cubrir todo ocultando a nuestro enemigo de nuestros ojos.

Pero no del resto de nuestros sentidos.

—Ilana, quiero que uses tu oído y olfato para localizar al enemigo y lo analices —le pedí a la gata quitándome el sombrero y materializando el escudo en mi brazo —. Quiero saber todas sus debilidades. Oh, y si lo ves, vete a por sus ojos.

La gatita maulló decidida antes de desaparecer y empezar a usar todos sus sentidos para moverse entre la bruma y dar con Assur. Por mi parte me quedé plantado en el lugar con los ojos cerrados atento a todos los sonidos que se producían en la sala. Podía reconocer sin problemas los referentes a mi compañera ya que estaba acostumbrado a buscarla cuando se volvía invisible.

Esperaría a que el joven realizara algún movimiento brusco para sacar dos palomas desde mi sombrero y enviarlas en su dirección, además y por si decidía atacarme antes de que pudiese escucharlo, levantaría el escudo para protegerme de su ataque y seguidamente usar las palomas.

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por **Tanis** » Mar May 19, 2015 9:31 pm

Aquella vez arrastró a Chihiro con mucha menos hostilidad. Por su propia parte estaba un poco cansado, ya no sólo físicamente por la pelea contra Jasper y sus armaduras, si no también de forma mental. Aquel lugar le estaba volviendo majara, aunque...

«Fátima... ».

Si las palabras de Yami eran de verdad y habían... Mientras caminaba sentía cómo se iba hundiendo más y más en sí mismo, incluso si tiraba de Chihiro para que no se quedara atrás. No podía haberla perdido, no podía, tenía que ser un truco, una mentira, algo, lo que fuera, pero no se negaba a pensar que la había perdido...

Malik no habló durante el camino hacia la puerta, como tampoco tras traspasar el umbral. Contempló la nueva sala en silencio, sin comentar el hecho de que se encontraban boca abajo con respecto a la sala anterior idéntica. Simplemente miró en derredor y se limitó a vigilar de reojo a Chihiro, aunque esta fuera ya tan dócil y no reticente a que la llevaran del brazo. Malik se dio cuenta de que ya no la sujetaba tan fuerte, que ya... le daba un poco más igual.

—Este lugar me da mala espina. —Oyó que ella decía, a lo que asintió mostrándose de acuerdo con ella.

—Y con razón, Bruja del Tiempo.

Se tensó y detuvo en seco al aparecer el Guía frente a ellos. Se negaba a pensar en él como Ronin a pesar de la voz. Ronin no jugaría con ellos así, estaba más que claro. Frunció levemente el ceño, sin soltar a la mujer.

—Os veo un poco perdidos. —«No me digas». Malik puso los ojos en blanco, no estaba de humor para bromas. Para nada en realidad. Tenía tantas ganas de expulsar su rabia y su dolor que estaba buscando una excusa cada vez más pequeña—. ¿Qué me daríais por descubrir como llegar a la salida de este laberinto? Y por cierto… Olvidaos de utilizar el Glider, si es lo que pretendéis. Lo único que conseguiríais es que la gravedad cambiante os hiciera caeros en cuanto despegáseis unos metros del suelo. Lo mismo pasaría si tratais de volar con cualquier otro método.

>>Os propongo un trato.

Malik no tuvo tiempo de apartarse. Enseguida Ronin se levantó y acercó, pero no a él, si no a Chihiro. Notó el tirón de la mujer al retroceder y por una vez su acción no fue la que más le molestó. Si no la de el Guía.

—Aléjate de mí, viejo.

—Quiero que me deis a esta mujer. Sacrificadla a mí… Y os daré la clave para salir de este laberinto.

Malik alzó ambas cejas, sorprendido. Todavía callado miró a Chihiro, y miró de reojo a las aprendizas que habían ido por el mismo camino que él. Apenas las conocía, eran demasiado jóvenes, demasiado novatas como para que lo hiciera.

«Sacrificar a Chihiro... ».

Al mirarla más atentamente se dio perfecta cuenta de que estaba suplicando sin palabras, de que no quería pedir ayuda en voz alta por orgullo. Lo cual le pareció totalmente justificado. Se lo pensó, claro que se lo pensó. Malik había visto y sufrido lo que podía hacer esa mujer, era una fugitiva de la justicia, una bruja inmisericorde, una asesina y podría vengarse de ella tranquilamente entregándosela al castillo para salir de allí y buscar a Fátima... buscarla y de verdad comprobar si estaba...

Sin embargo recordó a Kazuki y que el maestro había querido llevársela consigo, probablemente por alguna razón de peso, personal o no. Ahora que Kazuki no estaba con ellos Malik se sentía responsable del destino de esa mujer, de alguna manera y aunque le hubiera gustado asentir y darle vía libre al Guía para que se la llevara, en el fondo de su mente y su corazón él seguía siendo un hombre justo.

Si alguien debía sacrificar o ajusticiar a Chihiro era Kazuki, o al Federación, pero no ese Castillo, ni él.

Avanzó hacia la mujer en silencio, con toda la aparente intención de sujetarla para quizá entregarla, pero al llegar hasta ella giró despacio sobre los talones y se colocó por delante, en su defensa.

—Lo siento, Guía, pero este Castillo ya se ha llevado a muchas personas. —«Y si de verdad se ha llevado a Fátima pienso destrozarte personalmente y liberar a Ronin de ti»—. Así que no voy a dártela. Nos las apañaremos solos.

Se mantuvo tenso y alerta, preparado para invocar la Llave-Espada a la mínima que el Guía intentara atacar, si es que intentaba obtener a Chihiro por la fuerza. Lo mismo iba para sus compañeras. Si ellas querían entregar a Chihiro, lo tendrían que hacer por encima de él.

por **Reimeow** » Mar May 19, 2015 9:48 pm

Eché un último vistazo a la única compañera de Bastión Hueco que había en el grupo, ésta fue hacia el lado contrario junto a aquella Maestra y el aprendiz de Tierra de Partida, por lo menos en los dos caminos habría alguien de nuestro bando.

El grupo que ascendía se conformaba junto de dos aprendices del bando contrario y por Chihiro (llevada acuestas por el chico). Llegamos a la puerta que se encontraba al final de las escaleras y ésta se abrió sin ningún problema. Nada más cruzar el marco de la puerta empecé a arrepentirme de mi elección, ¡estaba boca abajo! O eso parecía… No sabría describir si era yo la que estaba al revés o el resto del mundo, pero esa sensación de vértigo no me la quitaba nadie.

Habían algunas puertas en el suelo, que después de intentar abrir con la Llave Espada, parecían estar solo de adorno.

Nos encontrábamos en una especie de balcón observando un pueblo invertido. Había varias escaleras que nos daban opción a tomar distintos caminos, unas bajaban a otra pared y otras ascendía a un jardín dónde unas estatuas tomaban el té.

Empezaba a echar de menos las escaleras interminables de hace un momento que por lo menos, tenían algo de sentido.

-Este lugar me da mala espina.–Comentó Chihiro, que seguía siendo llevada a rastras. ¿Aún no tenía suficiente fuerza para andar?

-Y con razón, Bruja del Tiempo.

Aquella voz… efectivamente Ronin, también llamado Guía, hizo de nuevo acto de presencia en la sala.

-Os veo un poco perdidos.

“Yo diría más bien algo mareados en mi caso.”

-¿Qué me daríais por descubrir como llegar a la salida de este laberinto?–Tras esto hizo un comentario sobre los Gliders dirigiéndose a la chica del bando contrario.-Os propongo un trato.

De un momento a otro Ronin se encontraba al lado de Chihiro acariciándola y ésta, al instante, retrocedió bruscamente soltándose del chico. Arqueé la ceja acercándome un poco a la mujer por si necesitaba apoyo y para que Ronin no se acercara de nuevo.

-Quiero que me deis a esta mujer. Sacrificadla a mí… Y os daré la clave para salir de este laberinto.

Antes de que pudiera replicarle al hombre, el aprendiz de Tierra de Partida lo hizo.

-Lo siento, Guía, pero este Castillo ya se ha llevado a muchas personas.Así que no voy a dártela. Nos las apañaremos solos.

Lo miré de reojo manteniéndome junto a Chihiro. Por lo menos pensaba igual que yo en cuanto a no entregarla. Volví a mirar al Guía poniéndome un poco en guardia por si intentaba cogerla a la fuerza, estaba claro que no la iba a entregar y el chico parecía que tampoco.

por **Zodiark** » Mié May 20, 2015 5:16 pm

La puerta me condujo hacia una nueva sala, para variar, totalmente blanca. Aquel castillo acabaría dándome dolor de cabeza, estaba ya harta de tanto blanco. El techo no se podía ver, y al fondo había una estatua de un hombre alado y una especie de pila. Curiosa, me acerqué y observé ambos elementos. La pila no tenía nada especial, pero la estatua del ser alado tenía una placa a sus pies, la cual leí en voz alta:

—Nithael...

Recorrí de nuevo la majestuosa sala con la mirada. Tan grande, tan vacía, pero a la vez provocaba cierta sensación se solemnidad, y sólo contenía aquellos dos elementos. ¿Y si aquel ángel, cuyo nombre supuse que sería Nithael, tal y como decía la placa, era algún tipo de deidad, y aquella sala servía para venerarle? Esa fue la sensación que me dio la sala, al menos.

Miré de nuevo a la estatua de arriba a abajo, cautivada en mis pensamientos, tratando de suponer qué o quién era, y qué hacía allí, en lo que se suponía que era Tierra de Partida, de alguna forma. Fue entonces cuando me percaté de que allí también se encontraba un trozo de papel, con texto escrito. Leí el contenido, parecía una carta, pero no entendí mucho de qué iba todo aquello. Lo único que fui capaz de deducir, lo cual era abstante obvio, fue que aquella supuesta carta era de alguno de los guerreros de la Llave Espada antiguos.

—“Bienvenida, Maya”. —Una voz me sobresaltó, pues estaba absorta en mis pensamienos, pero lo peor es que había notado que dicha voz no provenía de mi alrededor, sino del interior de mi mente.

A pesar de ello, a causa de la confusión, me giré como acto reflejo, y a mi espalda vislumbré una mujer de cabellos azules, observándome con una mirada tierna que, dada mi situación de tensión constante por estar en aquel lugar, me pareció algo perturbadora.

—¿Amiga o enemiga? —pregunté adoptando una pose defensiva y clavando mi mirada, seria, en los ojos aparentemente amables de la mujer.

—“Mi nombre es Awyr. Antigua Maestra de Tierra de Partida”

Mi expresión seria cambió, para dar lugar a una mueca confusa y sorprendida. Aquella misteriosa mujer no movía los labios, solamente las manos, gesticulando de una forma que me parecía estructurada y fluida, como si se comunicase a través de algún tipo de lenguaje de signos, pero por alguna razón, ¡lograba entender lo que me decía en mi cabeza!

—“Tal vez no me conozcas, pero yo a ti sí". —Negué con la cabeza, para darle a entender que así era, que no conocía a aquella mujer, y mucho menos a nadie llamado Awyr—. "Lo último que queda de aquellos que una vez vivieron en este castillo. Eso somos nosotros, simples reminiscencias. Pero no vengo a hablar de mí, o de mi origen como simple cúmulo de recuerdos de alguien que ya no está en el mundo de los vivos”.

—¿Entonces eres sólo un recuerdo, igual que Jasper? —cuestioné, calmando mi cuerpo y adoptando una postura más relajada. Aquel asunto de los recuerdos personificados, o lo que demonios fuesen aquellas personas, despertaba enormemente mi interés.

La mujer se acercó entonces a la pila de agua y, de pronto, apareció un cuenco con forma de concha en su mano, con el cual recogió algo de aquel líquido. Extrañada y un poco asustada y escéptica, di un par de pasos hacia atrás, chocando mi talón con la estatua y dándome cuenta de que no podía retroceder más. Miré de nuevo a los ojos de la mujer, que seguía clavando su mirada en mí, con una expresión amable y serena.

—“Tus otros compañeros están realizando una prueba ahora mismo en otra de las estancias del castillo" —gesticuló de nuevo—. Puedes volver hacia atrás e ir con ellos o permitirme comenzar con la prueba que te propongo. No puedo hablarte de ella hasta que haya empezado, pero si la superas tendrás algo que os ayudará a todos tarde o temprano. De no superarla te reunirás con tus compañeros más adelante… Claro que siempre hay un pequeño riesgo que implica que nunca puedas salir de la prueba la superes o no. Escoge con sabiduría”.

A aquellas alturas de la película ya poco temía el hecho de que hubiese cierta posibilidad de fracasar. Era una aprendiza de la Llave Espada y como tal debía asumir ciertos riesgos, sobre todo si aquella mujer decía la verdad, de lo cual no estaba en absoluto segura, y superar la prueba me otorgaba algo que podría ayudarme. Pero era otra cosa lo que yo buscaba, en realidad.

—Vale, acepto... —respondí, no muy segura, y nerviosa por no saber cuál era la prueba que aquella tal Awyr me estaba proponiendo realizar—. Pero si la supero también quiero algunas respuestas respecto a este lugar y los que actualmente nos encontramos en él.

por **James Bond** » Mié May 20, 2015 8:34 pm

Cuatro aprendices decidieron ir hacia la puerta y al cruzarla, fueron a parar a un lugar muy familiar. ¿Era cosa de Keiko, o seguían en la misma habitación? No tardó mucho en darse cuenta de que ahora estaban boca abajo. ¡Aquello era de locos!

—Este lugar me da mala espina—admitió Chihiro, que no puso pegas en ningún momento a ser llevada a rastras por un aprendiz.
—A mí este lugar me parece de locos— comentó la muchacha.

—Y con razón, Bruja del Tiempo.

Ronin apareció frente al grupo llevando la capucha de la túnica puesta. Era casi irreconocible vestido de aquella manera, pero al menos su voz era claramente la suya.

—Os veo un poco perdidos. —"¡no fastidies Sherlock!", pensó la muchacha—. ¿Qué me daríais por descubrir como llegar a la salida de este laberinto? Y por cierto… Olvidaos de utilizar el Glider, si es lo que pretendéis. —Su único ojo se clavó en Keiko, aunque en ningún momento a la muchacha se le pasó esa posibilidad por la cabeza.—. Lo único que conseguiríais es que la gravedad cambiante os hiciera caeros en cuanto despegáseis unos metros del suelo. Lo mismo pasaría si tratáis de volar con cualquier otro método.

>>Os propongo un trato.

—Escucharé pues.

De pronto Ronin desapareció, y cuando volvió a aparecer, estaba acariciando a Chihiro. La albina retrocedió unos pasos soltándose del único aprendiz masculino de aquel grupo.

—Aléjate de mí, viejo —masculló la mujer.

—Quiero que me deis a esta mujer. Sacrificadla a mí… Y os daré la clave para salir de este laberinto.

Chihiro lanzó una mirada al resto de los presentes. Parecía suplicar que no le entregaran su vida. Y Keiko no pensaba hacerlo, por que... ¿quién si no iba a hacer volver a aquellos que estaban en el pasado? Si aceptaba matar a alguien solo por encontrar la salida del laberinto... ¿qué sería capaz de hacer por encontrar a su hermano tras esa decisión?

—Lo siento, Guía, pero este Castillo ya se ha llevado a muchas personas. Así que no voy a dártela. Nos las apañaremos solos.
—¡Bien dicho! ¡Lo siento Maestro Ronin, pero no sacrificaré la vida de nadie por salir! ¡Aunque nos lleve más tiempo, encontraremos la salida por nosotros mismos! Por cierto, soy Keiko Akarui, ¿y tú eres...?

Keiko vio que sus acompañantes se ponían en posición de combate. Ella también lo hizo. Aunque esperaba no tener que combatir, pues las armaduras de Jasper la habían dejado molida, al menos mentalmente.

por **Sito** » Mié May 20, 2015 10:27 pm

Nicoxa, Yami y el atractivo aprendiz de Tierra de Partida que más golpes sufrió en la batalla contra Jasper fueron los únicos que tomaron el camino que iba escaleras abajo, hacia lo que parecía no tener salida. Antes de llegar al final una extraña sensación les invadió, ya que fueron lanzados de algún modo a la pared que se extendía ante ellos. Nico pegó un grito de sorpresa.

Los tres se encontraban en aquella pared... pero, por alguna extraña razón, podían caminar por ella. Nicoxa, que estaba tumbada en el "suelo", miró hacia "arriba" y observó que la escalera por la que estaban descendiendo hace un instante ahora se encontraba allí, sobre ellos, inalcanzable.

Cuando se pusieron en pie comprobaron que podían caminar por la pared con total normalidad. De hecho no tenían tampoco sensación alguna de estar andando de lado o algo así, por extraño que pareciese.

—¡Lo sabíamos! —declaró Yami alegremente. Aún parecía herida—. Con… Continuemos. Te seguiremos.

La maestra cogió del brazo al aprendiz para no quedarse atrás mientras recorrían aquella zona con su nueva perspectiva: se extendían ante ellos algunas casas abiertas, llenas de rosas blancas y muy bien decoradas. Nicoxa tuvo la tentación de meterse en alguna para descansar en alguna cama o sillón mientras los demás se ocupaban de todo, pero recordó que muy posiblemente los sincorazón estuvieran cada vez más cerca y, resignada, supo que no era una buena idea.

Algo más llamó la atención de los portadores: unas estatuas que tenían caras horribles y espantosas como las que tiene Nicoxa cuando se despierta con ojeras si no duerme bien. Además, mientras mostraban esas terroríficas muecas señalaban una puerta roja que se situaba al fondo.

—Ese camino nos inspira confianza. ¿Tú qué crees, chocobito?

Lanzó una dura mirada a Nicoxa, y esta, al darse cuenta, se cruzó de brazos y le sacó la lengua mientras cerraba los ojos.

«Loca», pensó sin saber muy bien si lo decía en serio o no. Quizás las heridas que tenía hacían que dijera locuras.

—¡A mí lo que me inspira es mal rollo, mira las estatuas! —tras reír nerviosamente al escuchar a su maestra, señaló a las esculturas—. Me da la impresión de que no les gusta un pelo lo que hay tras esa puerta —opinó, con lógica—. Da igual. Vayamos por el túnel, ¿vale?

Nicoxa podía comprender perfectamente que hubiera tomado esa decisión. Ella pensaba ir también por aquel túnel que se extendía por allí y que no estaba siendo señalado siniestramente por unas estatuas. Sin embargo...

Aquel chico no se había dignado siquiera a mirar a Nicoxa, a pesar de que ella se esforzó todo lo que pudo en brindarle su apoyo en el combate. ¿Era necesario mostrarse así? La aprendiza no conocía a demasiada gente de Tierra de Partida precisamente, pero se preguntó si todos sus habitantes eran tan extremos como aquel muchacho y su maestra. Le deprimía un poco porque precisamente Nico al desplazarse hasta aquel mundo pensó que podrían echar un cable a los aprendices que estaban siendo atacados (ya que tenían que investigar eso de todas formas). Hasta le aconsejó a Alec que ayudara a los demás si así se sentía mejor... Pero claro, era mucho más fácil para sus "enemigos" pensar que todos querían acabar con ellos o algo así. No le parecía justo que juzgaran a todos por igual simplemente por venir del mismo sitio.

Nicoxa cerró los puños y se acercó al joven antes de que se alejara demasiado.

—¿Sabes...? Las cosas no son siempre blancas o negras —le dijo mientras miraba hacia el suelo. Acto seguido se armó de valor y fue corriendo en otra dirección: hacia la puerta roja que parecía que rezumaba la palabra trampa. No obstante tenían que encontrar la llave cuanto antes y si no exploraban todos los lugares posibles no la encontrarían jamás.

por **Mentos** » Mié May 20, 2015 11:52 pm

Siguieron corriendo y corriendo, hasta que por fin pudieron alcanzar a ver la figura que estaba ayudándoles.

<<¿Qué hace él aquí?>>

Colibritany pudo recordar vagamente la cara del hombre. Se trataba de un maestro del bando contrario, del que se separaron al poco tiempo después de adentrarse en el castillo.

—¡Vamos, vamos!—Él intentaba animarles mientras seguían huyendo. La carrera por la supervivencia aún no había terminado.

Mientras Coli y los demás seguía abriéndose paso ante el mar de sombras enemigas, la gigante criatura aprovechó para atacar con un amplio movimiento de brazo que dio de lleno a Niko y Saxor. Salieron tan propulsados que se acercaron aún más a la puerta y derribaron algunos enemigos.

<<¡Eso es trampa!>>

Cuando por fin todos se hallaron ante el portón, el maestro se pronunció una vez más mientras movía una de las dos partes:

—¡Cerrad la otra! —exclamó al grupo.

Colibritany, aún excitada por la candente batalla campal, se apresuró en ayudar a cerrar las puertas. Una vez estaban a salvo dentro, Kazuki recitó un conjuro protector para fortalecer aún más la retaguardia. Por fin podían descansar.

—¡Gracias a la Virgencita! —Se limitó a decir la bella joven mientras se desplomaba sensualmente en el suelo. Cuando miró hacia arriba para hablar con el maestro que les ayudó, se quedó petrificada.

—T-tu brazo…

Le faltaba uno. Y que encima estuviese empapado en sangre tampoco ayudaba a su apariencia. Era como si hubiese pasado por los peores de los infiernos, algo que Coli prefería no imaginarse.

—Sois las primeras personas que me encuentro desde que entré a este extraño lugar. Siento… Que mi cabeza va a explotar. Es como si me hubiesen extraído algo importante… ¿No os pasa a vosotros?

—¿Eh? No me digas que…

—Maestro Kazuki, ¿a qué viene todo esto? ¿Se puede saber qué es lo que le ha pasado?

—Kazuki… Kazuki… ¿Pero quién es Kazuki? —Su confusión fue creciende—. . ¿Cómo os llamáis? Yo… No estoy seguro, creo que me llamo Kazuki, pero no me hagáis mucho caso. Creo que llevo perdido en este castillo varios años, pero no estoy seguro tampoco de que eso sea verdad. Hay… Algo en este castillo que no me deja pensar bien. Es como si me hubiesen extraído algo importante… ¿No os…? Creo… Ya he dicho eso, ¿no? No puedo recordarlo.

—Hey, cálmate —Colibritany estaba realmente preocupada por lo que estaba sucediendo ante ella. Parecía que Kazuki estaba al borde de la desesperación, algo que nunca creía que vería en un maestro de la llave espada. ¿Tan cruel había sido el castillo con él?

—Maestro, tiene que hacer memoria. Nosotros tres íbamos con usted cuando entramos en el castillo. —le comentó Nikolai en un intento de ayuda—. Y no solo nosotros: otras ocho personas nos acompañaban. Se fueron con usted antes de que nos separásemos.

—Es cierto lo que dice... Vamos, Nikolai, explícate.

El aprendiz comenzó con su rollo de siempre, intentando hacer que Kazuki recordará lo más mínimo. Ninguno confiaba en que sirviera de mucho, pero era lo único que podían hacer por él… de momento.

—Maestro, ¿de verdad no se acuerda de ninguna las personas que le he mencionado? —finalizó Niko, preocupado.

—Maestro, estamos en el Castillo del Olvido. Cuando un sincorazón gigante invadió Tierra de Partida, nuestro hogar, el castillo de Tierra de Partida se convirtió en este lugar. Entramos para buscar a otro de los maestros, el Maestro Ronin, y bajamos a los sótanos para encontrar una de las llaves que necesitamos para devolver el Castillo a la normalidad. —explicó Saxor.

—Hmm… Si sientes como si te hubieran arrebatado la memoria… quizás esté almacenada en algún sitio y deba ser liberada o algo así, no sé. Deberíamos investigar más a fondo para ver si podemos encontrar una manera de devolverte tus recuerdos.

En cualquier caso, no podían seguir quedándose quietos en la estancia esperando eternamente. Los tres jóvenes se pusieron a inspeccionar el pasillo y vieron que la única opción era seguir hacia el fondo, pues las numerosas puertas que había a los lados… eran simple decoración.

—Este pasillo… No recuerdo hace cuanto que entré en él, pero tiene que haber una salida… Pero esa sala por la que habéis venido no era la salida… No, no puede ser eso. La salida tiene que ser otra cosa… No en uno de los lados, debe ser al fondo del pasillo… Creo… O no. No lo entiendo. Creo. Creo… Yo…

—Bueno ya. Si vas a estar todo el rato así vas a acabar peor que mi amiga Nicoxa —bromeó.

Cuando había siempre tensión y tristeza, Nico siempre recurría a chorradas para animar el asunto, así que Coli también lo intentó.

—¿Cómo os llamabais?

—Yo soy la bella aprendiza rompecorazones, conocida como Colibritany. Es un placer volver a encontrarnos, pues cuando me conociste te quedaste embelesado ante mi belleza. Una pena que ni te acuerdes de eso…

Una vez finalizadas las presentaciones, lo único que quedaba era avanzar por el pasillo en línea recta.

por **Suzume Mizuno** » Mié May 27, 2015 9:08 pm

Maya

Awyr se limitó a sonreír a las palabras de Maya y la invitó a beber. A partir de ahí, la niña no recordaría nada.

*

Ciudad Disney presentaba una imagen idílica al atardecer. La gente comenzaba a regresar a sus casas, las calles se llenaban de olor a comida y al terminar la jornada laboral el ambiente era mucho más relajado y distendido. Lo mismo sucedía en el Palacio, pues tanto criados como nobles se preparaban para la noche.

Al menos eso era lo que solía suceder. Aquel día, sin embargo, Maya se encontraría con que no había gente en las calles. No podría entender qué había sucedido. Hasta hacía un par de minutos, todo era perfectamente normal. Había terminado sus lecciones sin problemas y su hermana le había comentado que podrían pasarse por las cocinas, porque unas criadas le habían prometido darle un par de platos del banquete que iban a servir en honor al rey.

Entonces, ¿qué demonios había sucedido? No escuchaba el trinar de los pájaros, ni tampoco el rumor constante de las voces del Castillo. Ni siquiera parecía correr el viento. La luz del crepúsculo iluminaba los rincones de los pasillos con una luz rojiza que le pondría los pelos de punta. Por más estancias que revisara, por más que llamara a sus conocidos, nadie respondería. El silencio, roto por sus pisadas y su respiración, era ensordecedor.

—Maya —llamó de repente una voz madura, casi anciana, pero potente, de un hombre. No se le veía por ningún lado. Parecía estar resonando en el interior de su cabeza—. Maya, la Piedra Angular. Está en peligro, Maya. Ven aquí abajo.

De pronto escuchó el frufrú típico de una túnica y si se daba la vuelta vería que una figura la observaba tras una esquina. Vio unos ojos verdes claros, que parecían resplandecer, y una melena larga y rubia.

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—No vayas—dijo. Era alguien de edad indeterminada, pero su voz sin duda pertenecía a un hombre. Maya no lo conocía de nada. Aun así, era como si encajara en aquel lugar. Como si fuera parte del Castillo—. Es una trampa.

La persona se retiró y dio media vuelta. Dos inmensas alas blancas emergían de su espalda. Había tomado un camino opuesto al que había que seguir para dirigirse a la cámara donde se protegía la Piedra Angular.

Maya tenía que decidir qué hacer.

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****
Light

—Da igual. Vayamos por el túnel, ¿vale?

Yami frunció el ceño, pero no se separó de Light y lo siguió aunque con un gesto de inquietud. A los pocos pasos, la boca del túnel se los tragó. Los sonidos de la sala anterior desaparecieron y se sumieron en una penumbra que no llegaba a ser inquietante, si bien dificultaba distinguir bien el camino. Con todo, el pasillo parecía recto y se extendía hasta una esquina, que doblaba hacia la izquierda.

—Chocobito—le llamó Yami—. Sé que no confías en nosotras. Está bien. Pero escucha una cosa: lo que debe importante, pollito, es avanzar. Si Tierra de Partida cae, todos lo haremos con ella y nos convertiremos en espaguetis reblandecidos. Mmm, ¿se podrá pensar siendo un espagueti que flota en medio de la oscuridad?—Se estremeció—. Nos gustaría saber cómo convenció Ryota a Kazuki para dejarles entrar…

Tras esto, Yami calló y continuó avanzando, un poco por delante de Light, quizás para que él no sintiese la necesidad de vigilar su propia espalda. Cuando alcanzaron la esquina, la Maestra alzó la mano y lo obligó a detenerse, mientras se ponía lívida. Luego se llevó un dedo a los labios y señaló.

Si Light se asomaba vería que Ryota avanzaba a buen paso, no muy lejos de ambos. Llevaba en la mano su Llave Espada y parecía caminar con decisión, sin miedo a perderse, pues había más desvíos. Yami esperó a que desapareciera tras uno y luego, blanca y apretando los labios, echó a correr tras él sin hacer ruido. Tuvieron que repetir el mismo esquema un par de veces, acortando la distancia a cada encrucijada. Entonces vieron que el túnel se terminaba y que Ryota desaparecía en una salida envuelta en luz. Si se acercaban comprobarían que ahí se acababa el laberinto, y que habían alcanzado una de esas salas blancas. En el centro había una puerta dorada. El siguiente nivel. Ryota se había plantado en medio de la estancia y miraba el portón, pensativo.

Yami cogió a Light por la muñeca.

—No te enfrentes a él, chocobito. Volvamos a por los demás o…

—¿O qué, ilusión del Castillo?—Ryota se volvió hacia ellos con una expresión neutra—. ¿O te destruiré? Créeme, ardo en deseos de hacerlo.—Dio un paso al frente—. Si estás aquí debe significar que eres la siguiente prueba para obtener la llave. Aparta, muchacho. No estoy interesado en saber si eres el verdadero o no. El tiempo apremia, ha caído la puerta y debemos encontrar cuanto antes el fragmento de Llave.

Yami avanzó e invocó su propia Llave Espada. Estaba débil y Light sabía que no daría muchos problemas a Ryota.

—Si lo que dices es cierto, entonces podemos creer que tú no eres el Ryota que venimos persiguiendo. Si lo eres, debe haber otra prueba donde podemos obtener un naipe. No importa. Fragmento de sueños o asesino, no te dejaremos dar ni un paso más. Deberíamos haber podido proteger a nuestros amigos, pero creímos en ti. ¡Abrimos las puertas a los pobres necesitados y estos nos clavan un puñal y nos meten en el horno de la bruja! .

Yami acumuló una bola de oscuridad en una de sus manos. Ryota, mortalmente serio, invocó aire entorno a una de sus manos.

—Si no vas a ayudar a uno de los dos, lárgate de aquí. Si Yami no me da un naipe, asumiré que es a ti a quien tengo que destruir—dijo con frialdad—. Y no me llevará más que un suspiro.

—Tiene razón, chocobín. Es demasiado para un polluelo enfrentarse a una hiena. ¡Corre, vuela como el viento!

Ambos Maestros se prepararon para luchar. Light podía elegir ayudar a uno de los dos —Yami le estaba dando la espalda. No sería difícil atacarla— o regresar a pedir ayuda a sus compañeros. También, claro, parecía que el duelo iba a ser rápido. Si era cierto que Yami soltaría un naipe, ¿no sería ideal quedarse para intentar birlarlo? Aunque había muchas cosas que podían salir mal…

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****
Nicoxa

La puerta roja se abrió de par en par y pareció absorber a Nicoxa, que fue incapaz de retroceder. Cuando cruzó el umbral, la hoja se cerró con un golpe seco. De pronto, el silencio del laberinto se vio sustituido por rugidos ensordecedores. Estallidos de magia, gritos de miedo, el clangor de las armas, y el retumbar de cientos de pasos.

Se encontraba frente a unas antiguas murallas, rodeada de un ejército de Sincorazon que habían atravesado las puertas. La gente, vestida con túnicas cuyos diseños no le sonarían de nada, trataba de huir hacia las casas del laberinto que habían atravesado, cruzándose con Caballeros armados de arriba abajo que hacían frente a los Sincorazón. O lo intentaban, porque miraban hacia arriba con horror.

Nicoxa sin duda reconoció la figura que se alzaba, titánica, ante ella. No era tan grande como la que había visto, pero sin duda resultaba imponente y un enemigo temible.

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—¡Corre, muchacha! —gritó una mujer, cogiéndola del hombro y obligándola a retroceder—. ¡Subamos a la ciudadela, pronto!

Un sector de la muralla gimió y se desmoronó. Nicoxa vio cómo de una de las torres se precipitaba al suelo una estructura cristalina y que, con un estallido, lo que parecía ser una barrera que había protegido el lugar se venía abajo. La gente huía hacia un edificio, que se encontraba a la sombra de una montaña gigantesca. Quizás le recordara a Tierra de Partida, sólo que en lo alto no había ningún Castillo…

En cualquier caso no tuvo tiempo para detenerse a mirar. El Sincorazón gigante terminó de atravesar la entrada, derribando parte de la muralla, y con pasos lentos y pesados inició el ascenso hacia ellos.

Si Nicoxa miraba al frente vería una figura envuelta en ropajes blancos inmaculados. No parecía afectada por el caos. La gente corría a su alrededor sin verla, abriéndose paso sin darse cuenta. El cabello largo, rubio, le caía sobre los hombros y tenía dos ojos verdes muy intensos que se clavaban en la muchacha. Dos inmensas alas blancas se abrían a su espalda. Sin decir nada, se giró y señaló hacia el gran edificio con un dedo.

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—La salida es por ahí, en el interior del Alcázar—dijo con una voz clara y que Nicoxa escuchó con claridad a pesar del estruendo—. Busca las palabras. Ten cuidado o morirás.
Dicho esto dio media vuelta y se fundió entre la multitud.

Nicoxa no tuvo ni un momento para reaccionar. De pronto alguien, encapuchado, se chocó con violencia con ella y la mandó al suelo. Tuvo que ser muy rápida para evitar que la pisotearan. Era alguien que iba envuelto en una capa, si bien no le costó imaginar que bajo la misma llevaba una armadura, porque había dolido mucho el golpe.

La miró durante un instante y después se precipitó hacia el Sincorazón gigante, tan rápido que sorteó sin problemas a los primeros Sincorazón. Nadie acudió en su ayuda.

Nicoxa lo tenía fácil. Lo más inteligente era poner pies en polvorosa, sin embargo, era demasiada casualidad que la hubieran hecho chocar contra aquel desconocido sin más. ¿Tendría esas «palabras» que debía escuchar? ¿O sería mejor buscarlas en otro sitio? En cualquier caos, el Sincorazón era demasiado para ella, no podría vencerlo, aunque, quizás, sí proporcionarle una ventaja a aquel loco…

****
Malik, Yui y Keiko

Ronin rió al escuchar las negativas, alzó las manos y retrocedió un paso.

—Muy bien, es vuestra decisión. La considero valiente, estúpida e inteligente al mismo tiempo. Qué curioso, ¿verdad? Nada es absoluto, todo puede tener algo bueno y malo. Estoy seguro, Malik, de que tu chica apreciará que te mantengas fiel hasta el final. Aunque cabe preguntarse si no considerarás en el futuro que es una mala decisión, porque no hay vuelta atrás.

Llegados a este punto, Chihiro dio un paso al frente y se encaró a Ronin a pesar de que estaba débil y cansada. Su mirada era fría, cortante.

—¿Por qué me quieres? ¿Para qué, qué piensas que vas a lograr secuestrándome?

—Shhh, yo no lo llamaría «secuestrar». Al fin y al cabo podría haberte abducido como hice con Kazuki pero no lo he hecho, ¿verdad? Estoy respetando en la medida de lo posible vuestras voluntades. Y, respondiendo a tu pregunta, todo recuerdo es alimento para nosotros. Y tú tienes unos cuantos que me encantaría abrir y mostrar a todo el mundo.—Ronin esbozó una siniestra sonrisa, mostrando todos los dientes—. Al fin y al cabo, no eres un Caballero. Eres nuestra enemiga. Has intentado destruir y robar elementos de este Castillo. Todavía esperas lograrlo. Pero estos muchachos han decidido que es mejor mantenerte cerca de ellos. Respetaré su deseo.—Se encogió de hombros—. Con todo, no habéis sido buenos chicos. No estáis actuando para proteger Tierra de Partida, sino siguiendo los deseos de un hombre egoísta que podría haber condenado sin problemas este Castillo por su estupidez.—Rió por lo bajo—. La Orden ya no es lo que era, no. Me pregunto a qué estaréis dispuestos cuando lleguéis al fragmento de Llave… Ah, ¿no crees que sería buena idea contarles lo que les espera, Chihiro?

Antes de que pudiera responder, Ronin se desvaneció en el aire. Chihiro suspiró y se pasó una mano por la pálida frente. Ignoró a los aprendices durante un momento, mientras contemplaba los dos caminos que les aguardaban: aquel que llevaba al jardín de las estatuas y el que daba a otra pared.

—Necesito descansar. Y comer algo. Vamos allí—indicó a las estatuas. Luego los observó uno por uno—. Si me permitís reposar, os contaré lo que sospecho que hay en el nivel inferior del Castillo. Si me curáis, dejaré que me esposéis con algo que encontremos y además os diré lo que sospecho que tenemos que hacer para salir de aquí. Estamos todos en la misma situación: queremos llegar a la mitad de la Llave y si no nos damos prisa, moriremos. A ti te espera alguien—Señaló a Malik con un dedo— y vosotras dos no tenéis nada que ver con este lugar, no tenéis porqué perder la vida de forma estúpida. Estoy segura de que tenéis cosas que hacer, que teníais sueños por cumplir. Y se vendrán abajo si no colaboramos. Podéis seguir dando golpes de ciego cuanto queráis, pero si no razonamos, perderemos un tiempo precioso y no podréis prepararos para la prueba final como yo.

Dicho esto, apoyó una mano en la cadera y aguardó la respuesta de los tres aprendices. Podían ignorarla y seguir uno de los dos caminos, u obedecerla e ir al jardín. A ellos tampoco les vendría mal un descanso después de la violenta pelea contra Jasper…

Aunque claro. Tic tac.

****
Saxor, Nikolai y Colibritany

Abrumado por todo aquel bombardeo de información, Kazuki se quedó mirando a los aprendices con los ojos abiertos de par en par y fue incapaz de vocalizar durante un buen rato. Terminó llevándose una mano a la cabeza y por mascullar:

—No, no recuerdo nada pero… Chihiro. Chihiro, Chihiro. Ese nombre me resulta muy familiar… ¿Por qué…? ¿Cuándo… cuándo llegue aquí?—Escuchó los nombres de los aprendices y asintió con la cabeza, murmurando sin hacer ruido, como intentando memorizarlos—. Castillo del Olvido. Vaya, tiene sentido. Entonces, ¿por estar aquí he olvidado cosas? Pero, ¿por qué…? Es como… Como si fuera alguna clase de castigo.—De pronto sus ojos se volvieron vidriosos y se le escapó una lágrima que se apresuró a secar con el dorso de única mano que le quedaba—. Perdón. Es… E-es que es mucho de golpe. Me cuesta creer que no os esté imaginando. Porque, no estoy loco, ¿verdad? ¿Cuánto tiempo llevo así…?

Escucharon el frufrú de unas ropas y cuando se dieron la vuelta vieron que, plantado en medio del pasillo, había alguien. Un ángel de largos cabellos dorados que los observaba con una expresión indescifrable.

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—Tú otra vez—dijo Kazuki con un suspiro. De pronto parecía mucho más relajado. Les sonrió de medio lado—. Es él quien me ha ayudado a sobrevivir. Nunca me ha hablado, pero siempre que creía que no podía más, ha venido a indicarme un camino. No sabréis, por casualidad, quién es, ¿verdad? Creo que lo averigüé en su momento, pero que he vuelto a olvidarlo…—Sacudió la cabeza—. Sigámosle.

Sin esperar una respuesta, Kazuki echó a andar tras el ángel, que ya se había puesto en marcha. Si querían, podían intentar acercarse a hablar con él.

Entre tanto, Kazuki parecía estar exprimiéndose el cerebro en un intento de recordar.

—Cre-creo que recuerdo algo, pero no estoy seguro. Creo que recuerdo a una mujer… De pelo blanco. Quería ayudarla, quería salvarla pero… —Se apretó lo que le quedaba del brazo amputado—. Me hundí en la oscuridad. ¿Por qué…?

Apenas cinco minutos después, el ángel se detuvo y señaló una puerta.

—Aquí—anunció—. Da al siguiente nivel. Pero es una prueba, dura. Kazuki no puede superarla. Está atrapado, por culpa del Guía. Si queréis llevároslo con vosotros, debéis seguir otro camino.—Su dedo se desplazó hacia el fondo del pasillo, hacia una puerta con una doble Llave Espada, cruzada—. Es el camino más largo.

—¡Buh!—exclamó alguien al oído de Colibritany, que se llevaría un susto de muerte.

A su lado, de la nada, se había materializado el Guía, con el aspecto de Ronin y la capucha bajada. Kazuki dio un respingo y se puso en guardia. Ronin guiñó un ojo a la chica y dijo:

—¡No me hagas aparecer como si fuera el malo! Kazuki ha pagado suficiente por su crimen. Si queréis, puedo permitir que vaya recuperando la memoria. Eso significa que estará desconcertado y que podréis sonsacarle respuestas. Pero sólo si vais por el camino largo. Porque merecéis información, ¿no es cierto?—Apareció tras Nikolai y le dio una palmada en la espalda—. ¿No es frustrante cuando los Maestros os consideran meros peones en su juego?—Miró a Saxor y ladeó la cabeza—. ¿Cuando consideran que no merece la pena deciros nada a cambio de que arriesguéis vuestra vida? ¡Ni siquiera sabéis el verdadero motivo por el que empezó esta guerra! ¿No, Kazuki? ¡Qué lástima que no recuerdes ni siquiera que tu querida Chihiro fue el motivo de tu pecado!

—No sé de qué me hablas. ¿Pecado? Entonces, ¿sí que es un castigo…?

Ronin se puso serio de pronto. Tanto que la temperatura descendió unos cuantos grados y a los aprendices se les cortó la respiración.

—Claro que lo es. Te lo he explicado más de una vez, pero aquí es fácil olvidar lo que uno no quiere escuchar o lo que pretende… negar.—Esbozó una sonrisa desagradable—. Veréis, le advertí que debía pagar y que si no se andaba con cuidado, la pérdida de memoria sería irreversible. Pero, ¡ah, no quiso escuchar!—Respiró hondo y la temperatura volvió a la normalidad—. ¿Para qué había venido yo…? Ah, sí. Nuestro emplumado amigo tiene razón. Un camino u otro. Por un lado os aguardan respuestas, por otro, un sendero más directo a vuestro objetivo.¡No olvidemos que el tiempo apremia y podríais morir de un momento a otro! O acabar como Kazuki, claro. Quién sabe si la pérdida de memoria es contagiosa.

Kazuki, desconcertado, miró a los aprendices y preguntó:

—¿Quién era ese? Me resulta… familiar, también.—Se apretó el muñón del brazo con la respiración cada vez más acelerada, asustado—. ¿Vais a dejarme aquí?

Esa era la pregunta. ¿Iban a dejarlo ahí?

Entre tanto, el ángel había desaparecido, de modo que no podrían recurrir a él incluso. Era una decisión que debían tomar por sí mismos.

****
Alec

Assur emitió un resoplido despectivo cuando Ilana desapareció, ya que la X se mantuvo bien brillante, marcando la posición de la gata. Un rayo de oscuridad salió disparado de la nube que protegía al niño y golpeó a la gata de lleno.

—Además de mal hechicero eres un cobarde. Mira que mandar a tu gato… ¿Y esto qué son, palomas?—Estas desaparecieron en la oscuridad y explotaron—. Esto es un poco triste, la verdad. ¿De dónde te han sacado, de un circo? Ah, por cierto. Se te acabó el tiempo.

Apenas sí había terminado de hablar cuando el cristal reventó en pedazos, acertando con su oscuridad a Alec y a Ilana. No era un ataque dirigido sino, simplemente, una explosión de cristales y magia oscura.

Assur deshizo la nube de oscuridad y se acercó a Alec. Cogió a Ilana por el pescuezo y la levantó en alto, manteniéndola bien alejada de su cara. Hizo un gesto desagrado. Entonces, el muchacho pegó un brinco y se giró en redondo. Al fondo de la sala, tras una columna, se advertía una figura blanca. Una de grandes alas.

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Assur suspiró y hundió los hombros. Después se encaró a Alec con brusquedad.

—No me gustan los magos de pacotilla como tú.—Sin soltar a Ilana, retrocedió y le indicó a Alec que se pusiera en pie—: Tus ataques pueriles no me harán daño. Fui el mago más poderoso de mi época. No me llegas ni a la planta de los zapatos, y eso que en esta forma sólo tengo 12 años. Pero tú no querías hacer la guerra. Tienes algo bueno, dentro de ti, aunque te guste enviar a gatos a pelear en tu lugar.

»El Guía no desea que se haga más daño a Tierra de Partida. Ni tampoco él.—Miró de reojo hacia donde había estado el ángel, pero este había desaparecido—. Sin embargo, tu desprecio por sus memorias nos ha convencido de que no mereces que se te dé más información. No la mereces, no eres de Tierra de Partida, no estás aquí por ningún motivo, te has dejado arrastrar por la corriente. No tienes un objetivo claro, sólo avanzas porque es lo que tienes que hacer. Esa actitud te llevará al olvido. Además, te has separado de tus compañeros. ¿Es que no has aprendido nada? El Castillo no pone enemigos simples, es imposible que me venzas tú solo. Morirás.

Entonces Assur sonrió de medio lado.

—Te doy dos opciones: ya que es imposible que me venzas, puedes renunciar a parte de tus recuerdos o tu magia. En tal caso te daré el naipe que necesitas para llegar al siguiente nivel. También puedes regresar por donde has venido. Puedes traer a tus amigos, no voy a impedírtelo. —Dejó a Ilana en el suelo. Si la gata intentaba algo le daría un bastonazo que le machacaría las costillas, así que sería mejor que se alejara de él—. En tal caso espero que estés dispuesto a dejarte de juegos y a matarme. Tu voluntad es floja, no está templada. Bañarla en sangre parece que es lo único que te permitiría sobrevivir.

Assur dio un golpe de vara y se quedó observándolo en silencio. Sin miedo, con algo de rechazo y ante todo con mucha frialdad. Era imposible saber si se trataba de la mentalidad del Castillo, si era la ideología que Assur había tenido cuando era un niño o si se trataba de una prueba.

No hacía falta que nadie le dijera a Alec que matar era un acto definitivo. No sabía si también lo sería en el Castillo. Sin embargo, aunque opinara que sólo estaba enfrentándose a una ilusión, estaba claro que el Guía no lo consideraba así. El Guía parecía estar siempre detrás, juzgándolos, divirtiéndose con ellos, poniéndoles obstáculos en el camino.

Así pues, ¿qué sería más inteligente? Alec no debía olvidar que el tiempo pasaba a una velocidad que ellos no podían comprender. ¿Valdría más la pena ceder…? ¿O sería más inteligente retroceder y arriesgarse a perder unos minutos —u horas— muy valiosos?

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Fecha límite: domingo 31 de mayo a las 23:59.

por **Drazham** » Sab May 30, 2015 6:40 pm

La cara de desconcierto de Kazuki se lo dijo todo: las vagas descripciones que le había dado Nikolai no hicieron más que confundir al pobre hombre, incapaz de recordar a ninguna de las personas que se le habían mencionado… salvo una.

—No, no recuerdo nada pero… Chihiro. Chihiro, Chihiro. Ese nombre me resulta muy familiar… ¿Por qué…? ¿Cuándo… cuándo llegue aquí?

De los aprendices, ni uno. Pero el nombre de la mujer albina sí que había conseguido despertar sus recuerdos. Niko estaba convencido de que el Maestro tendría alguna relación con Chihiro, puesto que fue él mismo quien se la llevó a rastras a los sótanos. Por lo demás, le seguía pareciendo un enigma; lo único que sabía de ella es que era una criminal buscada por la Orden, y una pieza clave para salir de allí con vida.

—Castillo del Olvido. Vaya, tiene sentido. Entonces, ¿por estar aquí he olvidado cosas? Pero, ¿por qué…? Es como… Como si fuera alguna clase de castigo. —Se le quebró la voz y una lágrima se le escapó, rodando por su mejilla, y secándosela de inmediato —. Perdón. Es… E-es que es mucho de golpe. Me cuesta creer que no os esté imaginando. Porque, no estoy loco, ¿verdad? ¿Cuánto tiempo llevo así…?

Había llegado a tal punto que Nikolai comenzó a sentir lástima por él. Jasper no les mintió cuando avisó de que el castillo podía ser cruel, y Kazuki era la viva imagen de ello.

El desdén del Maestro no llegó a más cuando una nueva presencia invadió el ambiente. Nada más oír el frote de la tela en el aire, el aprendiz se dio la vuelta para encarar a quien se les acababa de aparecer. Se esperaba cualquier cosa, incluso al detestable Guía, atraído por el sufrimiento de Kazuki y dispuesto a mofarse una vez más de ellos.

Pero para nada se esperaba a… él.

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<El Primero…>.

El ángel que había visto en aquel recuerdo, impartiendo un discurso en una Tierra de Partida que se remontaba mucho antes de la Orden, estaba justo delante de sus narices, mirándolos con una expresión neutra.

—Tú otra vez.

La tensión reflejada en el rostro de Kazuki desapareció, mostrando una afable sonrisa. Les explicó a los aprendices que fue él quien le había estado ayudando a reunir fuerzas para seguir deambulando por las entrañas del castillo cuando más lo necesitaba. Sin siquiera avisar, el individuo alado comenzó a caminar por el pasillo, y el maltrecho Maestro no tardó en incitarles que le siguiesen, convencido de que su salvador les llevaría por el camino correcto.

Niko hizo una mueca de reprobación, rememorando que la última vez que se acercó a él casi les cuesta un viaje de ida a un agujero oscuro. Aunque eso, más bien, fue obra del Guía y su odiosa costumbre de hacer las cosas más interesantes… Para él, claro. Al final, hizo de tripas corazón y siguió a Kazuki, confiando en que el conocido como El Primero no les llevase a una trampa.

—Cre-creo que recuerdo algo, pero no estoy seguro —saltó Kazuki de sopetón—. Creo que recuerdo a una mujer… De pelo blanco. —<Chihiro>, dedujo Niko. Curioso, recordaba el nombre y a la persona en sí, pero no era capaz de enlazarlos—. Quería ayudarla, quería salvarla pero… Me hundí en la oscuridad. ¿Por qué…?

Y ahí se quedó lo último que recordaba. ¿Quería salvarla? ¿De qué? ¿Se refería a lo que fuese que se hubiese llevado de por medio su brazo? Sin más información, seguía siendo una incógnita lo que hubiese ocurrido.

—Aquí. —El ángel se paró justo en frente de una de las puertas del pasillo, señalándola—. Da al siguiente nivel. Pero es una prueba, dura. Kazuki no puede superarla. Está atrapado, por culpa del Guía. —<Claro… tenía que ser cosa suya>—. Si queréis llevároslo con vosotros, debéis seguir otro camino. —Paso a señalar otra puerta situada al fondo del pasillo, adornada con dos Llaves Espada—. Es el camino más largo.

—¡Buh!

Y hablando del rey de Roma, un gritito infantil captó la atención de Nikolai, volteándose para toparse una vez más, justo detrás de Colibritany, con aquel tipejo envuelto en una túnica negra que tan amargado le tenía. Solo que ahora, se les había aparecido con la sorpresa de llevar el rostro al descubierto.

<Un momento…>.

Barba desaliñada, un parche en el ojo… Niko estaba convencido de que tales rasgos que caracterizaban al Guía los había oído en contadas ocasiones de la boca de sus compañeros de la Orden. Le convenía recordarlos, ya que al hombre que cuadraba con esa descripción se le consideraba el enemigo principal de Bastión Hueco. El mismo al que buscaban desesperadamente Kazuki y los suyos.

—… ¿Ronin? —Se dirigió a Saxor, el único miembro de Tierra de Partida del grupo que podía confirmarle sus sospechas.

—¡No me hagas aparecer como si fuera el malo! —Nikolai abrió la boca con la intención de protestar, pero se retractó de inmediato y chasqueó la lengua, convenciéndose de que no valdría la pena—. Kazuki ha pagado suficiente por su crimen. Si queréis, puedo permitir que vaya recuperando la memoria. Eso significa que estará desconcertado y que podréis sonsacarle respuestas. Pero sólo si vais por el camino largo. Porque merecéis información, ¿no es cierto?

Dio un respingo cuando notó que alguien le había dado un golpecito en la espalda. Tomó una posición defensiva y se giró, topándose con la sonrisa de cretino que esbozaba Guía.

—¿A donde quieres llegar? —replicó, lanzándole una mirada de rechazo.

>>¿No es frustrante cuando los Maestros os consideran meros peones en su juego? ¿Cuando consideran que no merece la pena deciros nada a cambio de que arriesguéis vuestra vida? ¡Ni siquiera sabéis el verdadero motivo por el que empezó esta guerra! ¿No, Kazuki? ¡Qué lástima que no recuerdes ni siquiera que tu querida Chihiro fue el motivo de tu pecado!

¿La guerra? ¿Qué pretendía sacando ese tema? Sus ojos se posaron en un turbado Kazuki que ni siquiera llegaba a comprender las palabras del supuesto Ronin.

—No sé de qué me hablas. ¿Pecado? Entonces, ¿sí que es un castigo…?

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Nikolai, erizándole los pelos de la nuca. Acongojado, reparó en el semblante serio del Guía, que había abandonado su enervante actitud pueril.

—Claro que lo es. Te lo he explicado más de una vez, pero aquí es fácil olvidar lo que uno no quiere escuchar o lo que pretende… negar. —Fue ver la siniestra mueca del hombre y sentir un frío que le heló hasta los huesos—. Veréis, le advertí que debía pagar y que si no se andaba con cuidado, la pérdida de memoria sería irreversible. Pero, ¡ah, no quiso escuchar!

La frialdad del ambiente se desvaneció. El hombre de la túnica negra, retomando su papel de siempre, ratificó lo que les dijo El Primero: Un camino les llevaría antes a su objetivo a cambio de dejar atrás a Kazuki. El otro sería más largo, pero con el beneficio de ganar las tan ansiadas respuestas que anhelaban.

¿Y el ángel? Ni rastro. Debió marcharse cuando el Guía captó la atención de todos.

—¿Vais a dejarme aquí?

He ahí la gran pregunta. Nikolai miró lo que había quedado de aquel Maestro, hecho un amasijo de nervios y con el miedo de ser abandonado reflejado en sus ojos. Avanzó hacia él y se plantó en frente suya, dispuesto a darle su respuesta.

—No. —Extendió las palmas de sus manos—. No soy tan ruin como para dejar tirado a quien me ha salvado la vida.

Podía ser un Maestro de la Orden enemiga. Podía ser la mano derecha del hombre más odiado del bastión. E incluso no descartaba que hubiese estado más dispuesto a ayudarles con anterioridad debido a la amnesia. Pero no se podía olvidar que, por mucho que les repudiase, se comprometió a acompañar a los aprendices que no formaban parte de su bando.

No iban a llegar muy lejos si dejaban que la guerra influyese en sus decisiones. Eran sus vidas las que estaban en juego.

Tampoco era tan hipócrita como para negar que tenía interés por las supuestas respuestas que les había prometido el Guía. Total, largo o corto, no se había dicho en ningún momento que los dos caminos no llevasen al mismo sitio, ¿verdad?

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por **Light** » Dom May 31, 2015 1:16 am

—¿Sabes...? —Light se detuvo en seco, sin voltearse—. Las cosas no son siempre blancas o negras —señaló la aprendiz que iba con ellos, mirando al suelo.

—¿Ah, sí? Pues vale —le respondió, dándole nula importancia a su comentario. Parecía que a partir de ese momento se dividían.

Prosiguió con su camino y se introdujo en el túnel junto con la Maestra herida. La oscuridad del lugar apenas les permitía ver, pero no suponía ningún problema para su avance; ni siquiera necesitó sacar su linterna. Agudizó la vista y comprobó que les tocaría girar a la izquierda en breve.

—Chocobito. Sé que no confías en nosotras.

—¿Eh? ¡Qué va! —negó rotundamente. Se quedó mirando a Yami confundido, ¿a qué venía eso ahora? El chico no estaba tan paranoico como para desconfiar de una Maestra de Tierra de Partida —aunque tenía que admitir que su aparición en el castillo le chocó bastante al principio—, ni se le pasaba por la cabeza la posibilidad de que la Portadora tratara de engañarle.

—Está bien. Pero escucha una cosa: lo que debe importante, pollito, es avanzar. Si Tierra de Partida cae, todos lo haremos con ella y nos convertiremos en espaguetis reblandecidos. —Light mostró una ligera mueca y emitió una risa nerviosa. En parte agradecía las salidas de Yami porque le hacían gracia y le ayudaban a reducir tensiones. Aunque… a veces daba mucho miedo—. Mmm, ¿se podrá pensar siendo un espagueti que flota en medio de la oscuridad? Nos gustaría saber cómo convenció Ryota a Kazuki para dejarles entrar…

—Sí, es todo tan raro…

A partir de entonces fue Yami quien tomó la delantera. Light se limitó a seguirla, cabizbajo y pensativo. Sabía que algo no andaba bien.

«¿Por qué no confiaría en ella?».

Por algún motivo que aún no conocía, la Maestra se detuvo. Mediante un gesto le pidió que parara también y el aprendiz acató, ligeramente extrañado. A través de su posterior señal interpretó que debía permanecer en silencio y se imaginó que había divisado algo peligroso. Silente, avanzó escasos pasos y se asomó disimuladamente desde la esquina para comprobar de quién se trataba.

Clavó la mirada en Ryota y automáticamente frunció el ceño. Tomó una bocanada de aire, exasperado. Sentía unas insanas ganas de matarlo, sin importar el precio. En aquel momento la necesidad de vengarse estaba por encima de su propia ética.

Ahí se encontraba él, avanzando por el laberinto con llave en mano. Se mordió el labio inferior y, frustrado, contuvo las ganas de salir corriendo tras él. Si fuera más fuerte tendría alguna posibilidad de derrotarle. La diferencia entre ellos era abismal: Ryota era el líder de una facción, después de todo. Gaomon estaba en lo cierto cuando decía que no tenía ninguna posibilidad… pero aun así, sentía que debía hacer algo.

Pagaría lo que fuera por tener alguna oportunidad de confrontarlo y tomar la justicia por su mano. No podía perdonar sus crímenes.

En cuanto el líder de Bastión Hueco dobló en la próxima esquina, la mujer del kimono empezó a avanzar. Light también se movió, intentando hacer el menor ruido posible, hasta alcanzar el siguiente desvío. De esta manera siguieron a Ryota sin ser descubiertos y no se perdieron en aquel laberinto. El aprendiz se aseguró de memorizar el camino que iban recorriendo, por si las moscas.

El Maestro traidor, que sorprendentemente parecía no dudar a la hora de escoger los distintos desvíos, terminó llegando a una habitación blanquecina. Era el final del laberinto.

Por alguna razón no atravesó aquel portal dorado y se quedó observándolo pensativo. ¿Acaso no podía continuar avanzando?

Yami, como si le leyera la mente, le cogió de la muñeca.

—No te enfrentes a él, chocobito. Volvamos a por los demás o…

—¿O qué, ilusión del Castillo? —cuestionó, volteándose hacia ellos. Finalmente les había descubierto. Light no lo dudó y se adelantó varios pasos, plantándose delante de Ryota, con cara de pocos amigos. Apretó los dientes y se los mostró, claramente furioso: tenía motivos de sobra para odiarle—. ¿O te destruiré? Créeme, ardo en deseos de hacerlo. —El Maestro también avanzó—. Si estás aquí debe significar que eres la siguiente prueba para obtener la llave. Aparta, muchacho. No estoy interesado en saber si eres el verdadero o no. El tiempo apremia, ha caído la puerta y debemos encontrar cuanto antes el fragmento de Llave.

«Juro que lo mato ahora mismo», pensó mientras le fulminaba con la mirada.

«Espera, ¿no le has oído? Acaba de dirigirse a ella como ilusión», le recordó Gaomon.

«Pero… eso es imposible», Light simplemente no daba crédito. Definitivamente iba a volverse loco del todo. Lleno de odio y rencor, en ese momento no tenía la mente preparada para pensar fríamente.

Justo cuando se disponía a decir algo, su acompañante intervino. Ella también se aproximó a Ryota y además materializó su llave.

—Si lo que dices es cierto, entonces podemos creer que tú no eres el Ryota que venimos persiguiendo. —Su situación ya era lo suficientemente complicada de por sí para que encima ahora le tocara afrontar ilusiones—. Si lo eres, debe haber otra prueba donde podemos obtener un naipe. No importa. Fragmento de sueños o asesino, no te dejaremos dar ni un paso más. Deberíamos haber podido proteger a nuestros amigos, pero creímos en ti. ¡Abrimos las puertas a los pobres necesitados y estos nos clavan un puñal y nos meten en el horno de la bruja!

De la mano de Yami y Ryota empezó a brotar magia, oscuridad y viento respectivamente. El enfrentamiento entre ellos era inevitable.

—Si no vas a ayudar a uno de los dos, lárgate de aquí. Si Yami no me da un naipe, asumiré que es a ti a quien tengo que destruir. Y no me llevará más que un suspiro.

—Cierra la puta boca, bastardo —masculló, colérico. Apretó los puños con una fuerza descomunal, a punto de perder el control. Lo peor de todo era que tenía toda la razón del mundo y eso le enfadaba todavía más.

—Tiene razón, chocobín. Es demasiado para un polluelo enfrentarse a una hiena. ¡Corre, vuela como el viento!

—¡Pero…!

Por un momento se lo pensó… pero no le llegaron a convencer. Meneó vehemente la cabeza, rechazando aquella opción.

—No. No pienso abandonarte, de ninguna manera. Me da igual si eres una ilusión o no —afirmó, completamente convencido de su decisión. ¿Estaba a punto de realizar una locura? Quizás. Pero no podía negar una cosa: hacía lo que le dictaba el corazón. A continuación se dirigió a Ryota, con un odio más que apreciable en su rostro—. Ojalá hubieras muerto en La Red, maldito asesino. Mereces morir. Por lo de Vergel Radiante, por lo de Zeix y ahora por esto… Todo lo que has provocado es imperdonable y debo acabar contigo. No sé cuándo seré capaz, solo sé que algún día lo haré. Pero ahora tengo clara una cosa.

»¡¡No vas a avanzar más!! —bramó, decidido a proteger su castillo.

Y acometería contra el enemigo, Llave Espada en ristre. Consciente de que bloquearía o evadiría su golpe con suma facilidad, intentaría sorprenderle materializando la katana en su mano libre y la zarandearía con maña, liberando una rápida Onda lunar. Básicamente se dedicaría a atacar a Ryota con sus dos armas al mismo tiempo, una en cada extremidad. Se mantendría lo más cerca de Yami y no dudaría en socorrerla si la veía en peligro (correría hacia el Maestro para golpearle sin piedad en ese caso).

Ryota debía ser muy fuerte, demasiado para él. En ese caso, no podría serle útil a la debilitada Yami por desgracia. Posiblemente caería en combate y soltaría el naipe que antes habían nombrado. Por mucho que le pesara posponer su venganza, tenía que anteponer la seguridad del castillo.

Incluso la misma Maestra se lo había advertido.

“Pero escucha una cosa: lo que debe importante, pollito, es avanzar”.

No podía permitirle que avanzara por el castillo. De ninguna manera. Por esa razón, se aseguraría de que él se quedaba con el naipe (si aparecía cerca de su posición, lo cogería sin dudarlo).

Sería hora de darle uso a las habilidades de Xefil: activaría indudablemente su nexo-D. Sus ojos, que se volvieron puramente rojos como la sangre, reflejaban la locura que le invadía. Sin importar cuan lejos apareciera el naipe, lo atraería hacia él usando la Magnetokinesis (lógicamente no se molestaría en gastar magia si el objeto se materializaba cerca de su posición y era capaz de cogerlo) y lo atraparía al vuelo. Por muchas veces que se lo quitara Ryota, volvería siempre con él.

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«¡Ahora!».

Al segundo, Gaomon intentaría anticiparse a las acciones del Portador enemigo y se materializaría de improvisto en forma de luna móvil (la Luna Protectora): giraría en círculos alrededor de Light, embistiendo a cualquiera que se acercara a él. Mientras tanto, el aprendiz activaría un campo magnético de repulsión: el Giro magnético impediría que Ryota le tocara un pelo. Por muy fuerte, veloz y hábil que fuera, no podría aproximarse a él si la magia le repelía. Se trataba de la misma estrategia que Hisa Wix empleó en la ópera del País de los Mosqueteros.

No lo dudaría ni un instante. Protegido por el campo magnético, saldría corriendo hacia el portón dorado, con la mano que sostendría el naipe alzada. Lógicamente atravesaría la entrada al siguiente nivel en cuanto se abriera, no esperaría ni un segundo de más.

La mascota —algo alejada de su invocador porque el campo de repulsión también le afectaría a él— se interpondría entre Ryota y Light, protegiendo a éste último con su propio cuerpo —de gran tamaño, pues había tomado la Forma cabalgadura— mientras escapaba. Si el líder de Bastión Hueco intentaba derribar al chico a distancia con un hechizo, tendría que darle a Gaomon primero. El eidolon no se desmaterializaría hasta que el aprendiz atravesara aquel portón.

También podía darse el caso de que Yami no dejara caer ningún naipe. Sabía que Ryota intentaría matarle y, si había llegado a experimentar su tremendo poder, sería consciente de la cruda realidad: no le vencería ni en sueños. Gaomon acabaría convenciéndole y optaría por escapar. No activaría el nexo-D de Xefil y, en su lugar, utilizaría disimuladamente una de sus habilidades: un Círculo de minas que le rodearía y le protegería momentáneamente. En cuanto el Maestro se acercara a él y detonara todos los explosivos, aprovecharía para llamar a su eidolon y se montaría sin más dilación sobre su lomo. Ambos escaparían raudamente de allí gracias a la habilidad Carrera animal.

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por **James Bond** » Dom May 31, 2015 2:38 pm

Afortunadamente, el Maestro rio y no se molestó en combatir, o al menos, eso parecía indicar cuando retrocedió.

—Muy bien, es vuestra decisión. La considero valiente, estúpida e inteligente al mismo tiempo. Que curioso, ¿verdad? Nada es absoluto, todo puede tener algo bueno y malo. Estoy seguro, Malik, de que tu chica apreciará que te mantengas fiel hasta el final. Aunque cabe preguntarse si no considerarás en el futuro que es una mala decisión, porque no hay vuelta atrás.

En eso, Keiko tenía que dar la razón a Ronin. No sabía si en un futuro, se arrepentirían de haber dejado con vida a aquella mujer, pero, también podrían arrepentirse si la hubieran matado para poder sobrevivir.

—De cualquier modo, esta es nuestra decisión, Maestro. Y cargaré con todas las consecuencias que ello implique— respondió Kei muy convencida.

Luego, Chihiro trató de interrogar a Ronin, acusándole de intento de secuestro, aunque el Maestro no lo veía así. Bueno, era algo de esperar.

—Estoy respetando en la medida de lo posible vuestras voluntades. Y, respondiendo a tu pregunta, todo recuerdo es alimento para nosotros. Y tú tienes unos cuantos que me encantaría abrir y mostrar a todo el mundo. Al fin y al cabo, no eres un Caballero. Eres nuestra enemiga. Has intentado destruir y robar elementos de este Castillo. Todavía esperas lograrlo. Pero estos muchachos han decidido que es mejor mantenerte cerca de ellos. Respetaré su deseo— dijo, como si le incomodase.— Con todo, no habéis sido buenos chicos. No estáis actuando para proteger Tierra de Partida, sino siguiendo los deseos de un hombre egoísta que podría haber condenado sin problemas este Castillo por su estupidez. La Orden ya no es lo que era, no. Me pregunto a qué estaréis dispuesto cuando lleguéis al fragmento de la Llave... Ah, ¿no crees que sería buena idea contarles lo que les espera, Chihiro?

Keiko fue a decir algo, pero el Maestro se esfumó.

—¿Que no estamos protegiendo Tierra de Partida? ¿Qué esperaba, que combatiésemos?— Keiko apretó los puños de rabia y apretó los dientes.

Un suspiro proveniente de Chihiro, sacó a Kei de su estado de furia.

—Necesito descansar. Y comer algo. Vamos allí. Si me permitís reposar, os contaré lo que sospecho que hay en el nivel inferior del Castillo. Si me curáis, dejaré que me esposéis con algo que encontremos y además os diré lo que sospecho que tenemos que hacer para salir aquí. Estamos todos en la misma situación: queremos llegar a la mitad de la Llave y si no nos damos prisa, moriremos. A ti te espera alguien—señaló al muchacho llamado Malik— y vosotras dos no tenéis nada que ver con este lugar, no tenéis porqué perder la vida de forma estúpida. Estoy segura de que tenéis cosas que hacer, que teníais sueños por cumplir. Y se vendrán abajo si no colaboramos. Podéis seguir dando golpes de ciego cuanto queráis, pero si no razonamos, perderemos un tiempo precioso y no podréis prepararos para la prueba final como yo.

La joven aprendiza de Tierra de Partida tenía que tomar una decisión. Retirarse, o seguir adelante.

—Es cierto que tengo una meta que alcanzar: encontrar a mi hermano, cuyo cuerpo no saben donde está. Pero si no sobrevivimos a esto, no podré cumplirlo. De modo, que, déjame creer que todo lo que dices es cierto— Keiko usó una poción sobre Chihiro.— No es mucho, sé que un hechizo curativo es mejor, pero desconozco como está mi poder mágico. Cuéntanos, Chihiro, ¿qué es lo que nos espera? ¿Cómo hemos de prepararnos?

Si Keiko notaba que estaba muy cansada mentalmente, usaría un Éter para restaurar su poder mágico y aliviarse un poco, luego acompañaría a la mujer hasta el jardín, donde esperaba recibir respuestas.

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por **Tanis** » Dom May 31, 2015 3:12 pm

Malik apretó los dientes en un gesto tenso para intentar no sucumbir a la tentación de invocar la Llave y darle una zurra al Guía. Le daba igual que tuviera el cuerpo de Ronin, estaba lo suficientemente cansado, rabioso y tocado que incluso si hubiera sido el cuerpo de Lyn. Tenía tantas, tantas ganas de desahogarse...

«Mi chica... Si de verdad resulta que este Castillo se la ha llevado para siempre entonces serás tú el que esté jodido, maldito hijo de puta».

Se quedó quieto por detrás de Chihiro cuando ella se acercó al Guía, aunque no le quitó la vista de encima por si acaso a alguno de los dos se le ocurría hacer algún movimiento raro. Se cruzó de brazos, apretando también los dedos sobre ellos. Con Chihiro fuera de juego todavía por bastante rato, él era el más fuerte del grupo que quedaba en la sala, lo cual no le resultaba muy alentador. Si se enfrentaban al Guía y resultaba que este podía disponer de la magia y habilidad de Ronin, estarían jodidos.

Él abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera hacerlo, la figura de Ronin se desvaneció y con él, sus palabras. Malik chasqueó la lengua y se descruzó de brazos. Volvían a estar solos en aquella sala.

—Que diga lo que quiera —murmuró con acritud.

Antes de que pudiera tomar las riendas de la situación, Chihiro expresó una idea bastante coherente: Avanzar hacia la siguiente sala, las estatuas, descansar, quizá comer algo. No era mala idea, él también necesitaba recuperar fuerzas, y serenarse y esta seguro de que a las dos jovencitas que iban con ellos también les hacía falta. No se le olvidaban las palabras del Guía sobre Chihiro, como tampoco las de la propia Chihiro. Ambos sabían demasiadas cosas que no querían decir. Y empezaba a quemarle mucho ese detalle. Si no fuera porque la necesitaban para traer de vuelta a Nadhia y a los demás del pasado, la habría entregado. Sus motivos morales se encontraban en un punto demasiado endeble. Dejó que Keiko formulara primero sus dudas y tomó la palabra.

—Yo te acompaño también, no te he salvado el pellejo para dejarte a tus anchas luego. —Aunque la hubiera ayudado durante todo el trayecto, no era precisamente su amigo. Aliados temporales tal vez, y por Kazuki, que a saber cuál motivo tendría para ayudarla.

Iría con ella y con Keiko hasta los jardines para descansar un poco aunque el tiempo mordiera. Buscaría también algo con la que atar sus manos. Obvió el darle una de sus pociones, con la de Keiko tendría suficiente y no quería que estuviese lo suficientemente fuerte como para jugarles una mala pasada.

A ti te espera alguien.

«Fátima...». Tenía que estar viva, tenía que estarlo. El Castillo y el Guía sólo estaban jugando con él, con sus puntos débiles. Tenía que confiar en sí mismo, y en ella. Tenían que conseguir la mitad de esa Llave, sobrevivir y salvar Tierra de Partida. Y encontrarla...

En cuanto llegaran a la siguiente sala, a su supuesto baluarte de tranquilidad y reposo, Malik exigiría:

—Muy bien, empieza a cantar, pajarito, y no se te ocurra guardarte nada.

Estaba serio, por supuesto. Tenía demasiado encima como para querer ser amable con nadie.

por **Zodiark** » Dom May 31, 2015 5:35 pm

La mujer no respondió. Simplemente continuaba con aquella aparentemente amable expresión en el rostro, y me invitó a beber del cuenco. Disipé mis dudas y desconfianzas con una sacudida de cabeza, y me acerqué a ella. Formando un pequeño cuenco con las dos manos, cogí delicadamente un poco de agua y me la llevé a la boca.

***

Abrí la puerta de mi habitación alegre como unas castañuelas. Ya se acercaba la hora de cenar y, según lo que había dicho Nika, nos dejarían probar algunos platos de los que iban a servir en el venidero banquete en honor al Rey Mickey. No era la primera vez que probaba los platos de los cocineros del castillo, obviamente, ya que había vivido casi toda mi vida allí, y sabía lo deliciosos que estaban. Además, estaba agotada a causa de mi entrenamiento, y aunque había ido a mi alcoba para descansar un rato, un buen plato caliente me sentaría divinamente.

Eché a andar pues hacia el comedor, pero mi alegría comenzó a mermar progresivamente al percatarme de que algo raro sucedía. La algarabía característica del palacio había desaparecido como por arte de magia, y ni siquiera las hojas agitadas por el viento de los árboles del castillo hacían ruido. Era la perfecta definición del silencio absoluto.

—¿Hola? —exclamé, con la esperanza de que el eco de mi voz me ayudase a calmar aquella sensación de soledad que empezaba a invadirme, y con suerte, que llegase a alguien, a cualquiera.

No hubo respuesta. Confusa y asustada, me asomé por una de las ventanas de los pisos superiores, para observar la ciudad desde allí. Nada. Los habitantes de la ciudad, que normalmente parecían hormiguitas yendo de allá para acá desde lo alto del castillo, se habían esfumado. No lo entendía, ni siquiera era tan tarde como para que todos se hubiesen resguardado ya en sus casas.

Me giré y observé de nuevo el pasillo del castillo que se extendía ante mí. Busqué desesperadamente con la mirada cada uno de los rincones de la estancia, con la tonta esperanza de encontrar a alguien que sabía de sobra que no iba a hallar. Pero tenía que hacerlo, pues cada vez me sentía más sola, más pequeña, en aquel sitio. Los pasillos coloridos y animados del palacio se habían convertido en un lugar vacío, desolador y solitario, iluminado pálidamente por la luz rojiza del atardecer, lo cual sólo ayudaba a darle un toque más desértico y amargo al interior del castillo.

Comencé a andar de nuevo hacia el comedor, con la esperanza de encontrar a mi hermana allí, como mínimo. Los pies me pesaban, y sentía cómo mi corazón iba cada vez más lento, como si también fuese un peso extraordinario. ¿Qué había pasado? ¿Estaban todos bien? ¿Estaba mi familia en alguna parte...?

—Maya. —Una voz masculina en medio de aquel silencio sepulcral me sobresaltó.

Con los ojos abiertos como platos, busqué con la mirada de forma desesperada a su emisor. Pero no vi nada, aunque el hombre, o al menos eso parecía ser, no tardó mucho en volver a pronunciarse.

—Maya, la Piedra Angular. Está en peligro, Maya. Ven aquí abajo.

—¿Cómo...? —pregunté confusa, al aire, tras darme cuenta de que aquella voz no venía de ninguna parte, sino que de alguna forma estaba resonando en el interior de mi cabeza.

Otro sonido me alertó entonces. Parecía el sonido de unos ropajes movidos suavemente por el viento, y al girarme lo vi, tras una esquina. Era la primera figura humana que veía en mucho rato, así que, a pesar de ser un desconocido, una alegría aliviadora me recorrió el cuerpo, dibujándome una tonta sonrisa en la cara. Sus ojos verdes resplandecían en medio de la luz anaranjada y deprimente del crepúsculo, y su larga melena rubia parecía brillar también a causa de la luz pálida que iluminaba el lugar.

—No vayas. Es una trampa —se limitó a decir.

Acto seguido, se giró y dejó ver lo que se hallaba a su espalda, dos enormes y majestuosas alas blancas.

—¿Un... ángel...?

El supuesto ángel echó a andar, en concreto en dirección opuesta al camino que había que seguir para ir al salón del trono, bajo el cual se encontraba la Piedra Angular. ¿Estaba realmente en peligro, o era una trampa como afirmaba el ángel?

Dirigí la vista al pasillo que conducía a la sala del trono, dubitativa y con cierto miedo, y luego observé el camino que había tomado el hombre, o lo que fuese. ¿Una voz misteriosa que afirmaba que la Piedra Angular, aquello que toda mi familia siempre protegió con uñas y dientes, o un hombre alado que decía que se trataba de una trampa y había tomado otro camino? ¿De quién debía fiarme? Dadas las circunstancias, me pareció una decisión difícil, pero estaba segura de que aquel hombre alado podía darme algunas respuestas. No me hacía ninguna gracia dejar la Piedra Angular sola después de lo que dijo la voz, pero aquel tipo despertó mi curiosidad. Una curiosidad que no podía quedar insatisfecha.

—¡Eh, espera! —exclamé mientras arrancaba a correr hacia él—. ¿De qué trampa se trata? ¿Qué está ocurriendo aquí?

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