[Evento Global] Ruta del Caído

[Light]

Cada uno de los aprendices consiguió un premio por elegir naipe. Light, quien agradeció el Éter ganado, lo aceptó obviamente. Yui se llevó una Ultrapoción y Keiko cogió la Carta-Trampa que le otorgaría cierta inmunidad física a cambio de sacrificar su magia. Por suerte, este efecto que podía llegar a suponer una desventaja era temporal.

En el momento en que el Guía se volteaba, Light se percató de que había aparecido Malik… y que no traía a Chihiro consigo. El encapuchado le dio la bienvenida y le ofreció la posibilidad de participar en el juego de las cartas. Dependiendo de cuál eligiera se llevaría una de las recompensas que todavía nadie había cogido.

—Puedes fiarte de él, a mí me ha entregado el Éter —indicó antes de su elección, por si no confiaba en la palabra del Guía. Realmente no tenía nada que perder—. Por cierto, ¿qué pasó con Chihiro? ¿Decidiste dejarla atrás al final? —indagó, ligeramente extrañado.

Después de que Malik eligiera carta y recibiera su recompensa —en el caso de que decidiera probar suerte, claro— el enigmático encapuchado desmaterializó sus naipes. Permaneció en silencio, orientando su mirada hacia la puerta dorada.

—Parece que quiere hablar con vosotros. Quién sabe, quizás os venga bien para saber lo que os espera ahí delante. —Soltó una risa hueca.

Light también dirigió la mirada hacia la puerta resplandeciente, algo expectante. Apreció en ésta el contorno de cierto ser angelical y de repente sintió que todas las preocupaciones que le carcomían desaparecían de un plumazo. Suavizó el gesto de su rostro.

Nithael hacía acto de presencia. Les había estado ayudando durante su estancia en el Castillo del Olvido, así que no resultaba extraño que les guiara en aquel momento. El ángel, que mostraba una mirada triste, les dedicó una cálida sonrisa.

—Bienvenidos. Os he estado esperando durante mucho tiempo. Más del que podáis imaginar. Siento que hayáis tenido que pasar por todas estas pruebas. El Guía es un poco paranoico…

—¡Oye! —exclamó.

—… y no sin motivos. La primera vez que el Castillo del Olvido fue invocado, el resultado casi resultó ser fatal. Todo lo que ha hecho ha sido para proteger este mundo y, aunque no lo creáis, para ayudaros. —«Sí, y para confundirnos», añadió para sí, irritado. Pero a pesar de sus desagradables maneras era cierto que les había ayudado. A él, de hecho, le había dado un consejo muy valioso: no podía seguir obsesionándose con la muerte de Wix, debía dejar de perseguir fantasmas—. Os ha mostrado muchas cosas, si bien haber entendido su significado es algo que depende exclusivamente de vosotros. Ahora os queda el enemigo más peligroso.

»Yo.

No lo había podido decir más claro, y aun así Light era incapaz de asimilarlo. Alucinado, no tardó en pedir explicaciones.

—¿Por qué dices eso?

Nithael alzó las manos y continuó hablando.

—Llevo durmiendo más de mil años tras esta puerta. Mi presencia ha afectado a toda la zona inferior del Castillo y por eso algunos habréis visto mis recuerdos o es posible que hayáis encontrado fragmentos de mis viejos escritos. Vuestros amigos viajaron a mi época. Conocí a varios y simpaticé con una muchacha en especial —expresó con cierta ternura—. Ahora entiendo por qué estaban ahí y qué era lo que buscaban. De haberlo sabido, habría podido ayudar y, quizás, no habría hecho lo que hice. Pero el pasado no se puede cambiar.

»Cuando seáis siete, podréis abrir la puerta y me encontraréis dentro. Poseo uno de los fragmentos de la Llave Espada que necesitáis para que Castillo del Olvido vuelva a ser Tierra de Partida. Lamentablemente, no está en mi mano entregároslo como me gustaría hacerlo. Para obtenerlo tendréis que despertarme de mi sueño y, cuando lo hagáis, os atacaré. —Light abrió los ojos, atónito—. No por propia voluntad, pero lo haré. Incluso herido, soy un enemigo muy superior a vosotros, más cuando poseo el fragmento de la Llave Espada, que me permitirá manipular en gran medida la estancia, ya que la Llave da poder sobre el Castillo. Por eso, aunque sea egoísta, aunque sea algo que jamás pediría a nadie, pues cargar con la vida de otra persona es un peso terrible… No hay otro remedio.

»Por favor, matadme sin vacilar.

«Esto tiene que ser una broma, ¿verdad?».

Les pedía que acabaran con su vida, sin vacilar. En efecto estaba siendo egoísta, y demasiado. Light no podía aceptar su petición, de ninguna manera. Después de todo, el cruel destino ya le había obligado a ser el verdugo de Hisa Wix.

Juntó los labios en una fina línea y negó con la cabeza lentamente, rechazando su petición.

—Para mí, despertar será terrible. Todo esto, nuestras conversaciones, vuestros rostros, serán como un sueño para mí. Dudo que sea capaz de reconoceros. El desconcierto aumentará mi ira y volveré a hacer daño a personas como vosotros, que sólo quieren salvar este mundo, mi mundo, de la destrucción. Fue suficiente con una vez. No quiero volver a hacer nada igual. Además, han pasado mil años. —Contrajo las alas y observó sus extremidades con cierta desesperación—. Mil años. Mil años encerrado, mil años que sentiré como una pesadilla inconexa. No hay ningún sitio para mí, porque ya no queda ninguno de los míos. Antes tenía la esperanza de poder encontrar a alguno, pero es imposible. Lo sé. No hay más ángeles.

»Ayudé a destruir lo que más amaba con mis propias manos. Mi papel como Guardián es una farsa. No queda nada de mí, ni el más mínimo recuerdo, y así es como debe ser. No quiero despertar, volver en mí y encontrar que no sólo han desaparecido todas las personas que amaba, que todo lo que conocía ha sido olvidado, sino que además he terminado con vuestras vidas.

»Estoy tan cansado de que todo muera a mi alrededor. Por favor…

—Ya basta —dijo con contundencia, evadiendo su triste mirada—. No puedes pedirnos algo así de ninguna manera. Nosotros no somos asesinos —repitió, con la voz grave.

Entendía bien —demasiado bien, casi como si la hubiera vivido él mismo— la desesperación de Nithael y también su tremenda soledad. Y le compadecía. Sin embargo, la idea de acabar con la vida del ángel que les había estado guiando por el castillo le parecía simple y llanamente absurda. No merecía ese final.

No iba a repetirse la misma historia otra vez. Estaba harto de ser siempre el verdugo. Si hacía caso al ángel y terminaba con su vida nunca se lo perdonaría. A pesar de que sentía compasión por él, no cumpliría su voluntad. No…

Precisamente porque se compadecía de él no podía matarlo, entre otras razones. Quería ayudarlo, pero de otra manera, acabar con su vida no era la solución.

—Sé que esto puede sonar absurdo… pero comprendo cómo te sientes. De verdad —admitió cabizbajo, rascándose la sien. Alzó la vista y dio un paso hacia el ser angelical—. Nithael, tienes que ser fuerte y afrontar la realidad. Además, ¿quién o qué te dice que no hay ángeles como tú allá fuera? Debes salir de este castillo y comprobarlo. Si lo haces también podrás reencontrarte con esa compañera nuestra de la que hablabas, ¿no te gustaría volver a verla? —le preguntó, confiando en que cambiara de parecer, que viera algo de luz en la oscuridad. Que tuviera esperanza.

»No te preocupes por nuestras vidas. Sabemos defendernos, tenemos buenos Maestros —señaló, sonriendo de medio lado—. Te convenceremos: te gritaremos e incluso te golpearemos en la cabezota hasta que recapacites y nos entregues la llave si es necesario. —Alzó ligeramente la Llave Espada y le apuntó con ésta durante pocos segundos. Luego bajó el arma—. Pero no te mataremos, me niego. No lo permitiré.

Cerró los ojos momentáneamente y volvió a agachar la cabeza. Acto seguido observó su preciado colgante y pensó en ella, en su crimen imperdonable.

Estaba seguro de que había tomado la decisión correcta al rechazar su petición.

[James Bond]

—Entonces... Yo escojo el número seis.
—Ooooh, ¡ding-ding-ding!
—¿Q-Qué pasa?— preguntó Keiko, algo asustada.

La aprendiza sintió algo extraño en el corazón y de repente, tuvo la sensación de que ningún golpe podía hacerle daño. Quiso probar pegando un puñetazo en el suelo. Inmediatamente notó el dolor, pero no notó ningún hueso roto o algo.

—Voy a ser bueno y contar el tiempo que te queda desde el momento en que empieces el combate. ¿No soy una grandísima persona?

Keiko le dirigió una mirada nerviosa al Guía, y al poco apareció Malik. Parecía que había logrado pasar la prueba.

—¡Malik! Me alegro de verte— dijo Keiko con una gran sonrisa.

Después de que Malik escogiese (o no) un naipe, el Guía les volvió a hablar.

—Parece que quiere hablar con vosotros. Quién sabe, quizás os venga bien para saber lo que os espera ahí delante. —Emitió una risa, si bien sonó hueca y desprovista de alegría.
—¿Quién quiere hablar con nosotros?

La puerta brilló y apareció una conocida figura. Toda duda que tenía Keiko desapareció, y la muchacha se sintió extrañamente tranquila.
—Bienvenidos. Os he estado esperando durante mucho tiempo. Más del que podáis imaginar.—Extendió los brazos a los lados—. Siento que hayáis tenido que pasar por todas estas pruebas. El Guía es un poco paranoico…

—¡Oye! —protestó el Guía.

—… y no sin motivos. La primera vez que el Castillo del Olvido fue invocado, el resultado casi resultó ser fatal. Todo lo que ha hecho ha sido para proteger este mundo y, aunque no lo creáis, para ayudaros. Os ha mostrado muchas cosas, si bien haber entendido su significado es algo que depende exclusivamente de vosotros.—Nithael sonrió al Guía, que mascullaba algo por lo bajo. Después, su gesto se volvió solemne—.Ahora os queda el enemigo más peligroso.

»Yo.

—Llevo durmiendo más de mil años tras esta puerta. Mi presencia ha afectado a toda la zona inferior del Castillo y por eso algunos habréis visto mis recuerdos o es posible que hayáis encontrado fragmentos de mis viejos escritos. Vuestros amigos viajaron a mi época. Conocí a varios y simpaticé con una muchacha en especial—dijo con un asomo de ternura—. Ahora entiendo por qué estaban ahí y qué era lo que buscaban. De haberlo sabido, habría podido ayudar y, quizás, no habría hecho lo que hice. Pero el pasado no se puede cambiar.

»Cuando seáis siete, podréis abrir la puerta y me encontraréis dentro. Poseo uno de los fragmentos de la Llave Espada que necesitáis para que Castillo del Olvido vuelva a ser Tierra de Partida. Lamentablemente, no está en mi mano entregároslo como me gustaría hacerlo. Para obtenerlo tendréis que despertarme de mi sueño y, cuando lo hagáis, os atacaré. No por propia voluntad, pero lo haré. Incluso herido, soy un enemigo muy superior a vosotros, más cuando poseo el fragmento de la Llave Espada, que me permitirá manipular en gran medida la estancia, ya que la Llave da poder sobre el Castillo. Por eso, aunque sea egoísta, aunque sea algo que jamás pediría a nadie, pues cargar con la vida de otra persona es un peso terrible… No hay otro remedio.

»Por favor, matadme sin vacilar.

—¿C-Cómo dices?— interrogó una perpleja Keiko. No se esperaba en absoluto aquella situación. ¿Sería otro de los trucos del Guía? ¿Cómo podía Nithael decir que él era el enemigo final?— Ni hablar, en absoluto. No puedo matar a alguien que nos ha ayudado tanto. En absoluto, me niego, no puedo hacerlo. Pertenezco a la Orden de los Caballeros de la Llave-Espada no a un Gremio de Asesinos. Como dice Light, si hace falta te haremos recordar aunque sea a golpes. Pero no voy a manchar mis manos con la sangre de alguien que nos ha ayudado. SImplemente... no puedo.— Se negó la aprendiza, al igual que Light.

[Tanis]

Malik aguantó estoico el silencio del Guía, esperando a que decidiera qué hacer con él y levantó la mirada para cuando se irguió, con un suspiro.

—Bueno, si algo se puede decir de ti es que casi nunca pierdes el control. Algo positivo tenía que ser un adulto entrado en años, ¿eh, viejo?

Malik esbozó una media sonrisa y se encogió de hombros, como si esa cualidad no fuera culpa suya.

—Eso está bien. Es muy fácil dejarse llevar y reducirse al estado más primitivo del ser cuando la confusión es demasiado grande. Ni siquiera los ángeles se libran de ello. ¿Verdad, Gabriel?


Malik ladeó la cabeza para mirar a Gabriel, preguntándose qué querría decir el Guía con aquello. «¿Ángeles?». ¿Había dicho ángeles de verdad?

—Deja de jugar con él, Guía. Sabes tan bien como yo que se nos acaba el tiempo. Sólo quieres proteger este lugar, deja de poner impedimentos.

—Mis impedimentos son lo único que pueden evitar que alguien vuelva a intentar destruir este lugar.

«Tiene sentido que sea tan celoso del Castillo... Si alguien antes estuvo a punto de destruirlo, todo esto sólo era un filtro, no una intención malvada real para hacernos daño». Malik suspiró. No hacía falta ser un genio para entender entonces que intentar aceptar a uno mismo era el camino correcto».

—Los humanos son egoístas. Eso no es malo en sí. Siempre vas a hacer daño a alguien, por mucho que intentes no hacerlo, así que lo importante es darte cuenta de cuándo has hecho algo mal y no volver a repetirlo. Como una serpiente, je. Es una buena comparación. Ahora —Entonces la voz del Guía cambió y, por supuesto, Malik supo de quién era. Por unos segundos se quedó mirando al Guía, casi embelesado, deseando que ella estuviera ahí mismo—: date prisa, porque hay alguien esperándote y si te ve más preocupado por otra mujer que por ella, va a sufrir un ataque brutal de celos, más cuando ella está arriesgando su vida para daros tiempo y que lleguéis al sótano de una puñetera vez.

«Fátima... ». Asintió despacio y se levantó del asiento, en el que parecía haber estado hundido por años. Miró de nuevo hacia gabriel, que se encontraba junto a Chihiro, y miró a Chihiro, esa vez pensando por fin que había sido un poco tonto comportarse de la manera en la que lo había hecho.

—Ve sin miedo, Malik. Tienes algo que hacer y aquí no vas a conseguirlo. Kazuki viene de camino; él se ocupará de Chihiro y os esperará cuando regreséis. Ella seguirá bajo control mientras no liberes su recuerdo.

—Sí... Gracias, Gabriel.

—Oh, el control. —La burla del Guía le hizo medio sonreír—. Se dice que sólo los verdaderamente fuertes tienen derecho a…

—Oh, calla un rato. Sigue adelante, Malik. No abandones a tus compañeros. No cometas los errores de otros. Si lucháis juntos, podéis conseguir cualquier cosa. Siempre ha sido así.

—Cualquier cosa —repitió con un murmullo.

No estaba seguro del todo de que pudiera, pero iba a intentarlo. Se había entrenado duro para ser un escudo a los demás y suplir las carencias de sus otras habilidades. El Guía y Gabriel tenían razón, cualquiera de ellos lo necesitaban más que Chihiro.

—Ah, exceso de azúcar. Vamos, machote, despídete y vámonos, que tenemos mucho trabajito.

Bufó y meneó la cabeza, con la media sonrisa todavía en los labios, al recibir la palmada del Guía en el hombro. Sin dudarlo ni un poco, se la devolvió, como si fuera un viejo amigo. Se volvió hacia Gabriel y le hizo un gesto de despedida. Sabía que al Guía le vería más veces, pero no creía que volviera a ver a Gabriel. No era que hubiese confraternizado mucho con él, pero a su manera, le había ayudado a superar la prueba.

—A veces da gusto hablar con un adulto. Los adolescentes hormonados tienen unas reacciones divertidas, pero muy dramáticas, porque todavía no se conocen a sí mismos. Enhorabuena.

Malik desvió la vista hacia el Guía, justo cuando terminaba de pronunciar su última palabra...

… y de repente se vio en otra sala, en la que Chihiro y Gabriel habían sido sustituidos por sus compañeros de grupo... Malik sacudió la cabeza, confuso, y dio un par de pasos hacia ellos. El Guía, claro estaba, estaba allí también y sostenía una serie de naipes en sus manos.

—¡Malik! Me alegro de verte

La voz de Keiko le llegó clara y familiar y sin querer sonrió, satisfecho también por estar ahí.

—Puedo decir lo mismo —dijo.

—¡Bienvenido! ¡Sois cuatro, sólo necesitáis tres personas más para abrir la Puerta! ¡Qué emocionante! Y para pasar el rato, ¿qué tal si escoges una de estas cartas? Tus amigos ya lo han hecho y se han llevado un Éter, una Ultrapoción y una Carta que vuelve inmune a la persona durante cierto tiempo a ataques. Quedan cinco y puedes escoger uno aleatoriamente contando del 1 al 8, si bien el 5, el 6 y el 7… Esperad, ¿sois tan burros que los habéis escogido en orden? —Malik alzó una ceja. Escoger una carta, ¿para qué? ¿Formaba parte de la siguiente prueba? ¿Necesitaría uno de los objetos que encerraban esas cartas para más tarde? ¿Era una trampa?—: Esos números ya han sido escogidos. De los ítems restantes te quedan son: una carta reveladora, una Poción, una Reminiscencia a la que os hayáis encontrado y que puede bien ayudaros durante un tiempo en combate o proporcionaros información interesante, un recuerdo y una pregunta de cualquier clase que estaré obligado a responder.

»Bien, ¿cuál escoges, Malik?

—Eh...

Se acercó un poco al Guía y observó los naipes. Todos eran iguales, sin distinción y quizá eso alentó su indecisión a la hora de escoger uno. Alzó la mano, mirando a uno y otro, y la mantuvo así por largos segundos.

—Puedes fiarte de él, a mí me ha entregado el Éter.

Miró a Light y meneó ligeramente la cabeza.

—Oh, pero me fío, es sólo que los juegos de azar se me dan muy mal.

—Por cierto, ¿qué pasó con Chihiro? ¿Decidiste dejarla atrás al final? .

Su pregunta le hizo desviar la mirada de nuevo a los naipes y bajó un poco la mano. «Decidí tantas cosas que tardaría bastante en hacer una lista... ».

—Decidí seros más útil aquí, con vosotros —murmuró—. Chihiro... Chihiro debería haberse quedado atrás desde el principio.

Escogió una carta al azar, la número 1 y retrocedió un paso al mismo tiempo que el Guía hacía desaparecer las cartas. Se reunió junto a los demás, a tiempo para contemplar el resplandor de la puerta.

—Parece que quiere hablar con vosotros. Quién sabe, quizás os venga bien para saber lo que os espera ahí delante.



«¿Eh?... ». No le dio tiempo a sentir inquietud, o recelo. Una figura luminosa, alada, apareció en la habitación y como por arte de magia, las emociones negativas desaparecieron. Malik se sintió seguro, relajado, totalmente... confiado.

«¿Quién es?».

Las palabras de Gabriel, la mención a los ángeles, tomaron sentido cuando Nithael se materializó por completo en el cuarto. Malik entreabrió los labios, sobrecogido en su burbuja de buenas emociones, pensando que en su vida habría sabido que vería un ángel de verdad. ¿Pero era un ángel real o una reminiscencia?

—Bienvenidos. Os he estado esperando durante mucho tiempo. Más del que podáis imaginar. Siento que hayáis tenido que pasar por todas estas pruebas. El Guía es un poco paranoico…

—¡Oye! .

—… y no sin motivos. La primera vez que el Castillo del Olvido fue invocado, el resultado casi resultó ser fatal. Todo lo que ha hecho ha sido para proteger este mundo y, aunque no lo creáis, para ayudaros. Os ha mostrado muchas cosas, si bien haber entendido su significado es algo que depende exclusivamente de vosotros. Ahora os queda el enemigo más peligroso.

»Yo.

—¿Qué?

Aunque quiso interrumpir y aclarar de qué estaba hablando, Nithael lo impidió con un gesto y Malik cerró la boca, sintiendo de repente un desagradable nudo en el etómago.

—Llevo durmiendo más de mil años tras esta puerta. Mi presencia ha afectado a toda la zona inferior del Castillo y por eso algunos habréis visto mis recuerdos o es posible que hayáis encontrado fragmentos de mis viejos escritos. Vuestros amigos viajaron a mi época. Conocí a varios y simpaticé con una muchacha en especial—Malik alzó las cejas—. Ahora entiendo por qué estaban ahí y qué era lo que buscaban. De haberlo sabido, habría podido ayudar y, quizás, no habría hecho lo que hice. Pero el pasado no se puede cambiar.

«¿Qué pasó con ellos entonces? ¿Cómo vamos a traerlos?». Pensó en Chihiro, en que no podría traerlos como había dicho y se mordió el labio. Nadhia, Hana... ¿Habrían muerto en el pasado, después de años y años allí?

—Cuando seáis siete, podréis abrir la puerta y me encontraréis dentro. Poseo uno de los fragmentos de la Llave Espada que necesitáis para que Castillo del Olvido vuelva a ser Tierra de Partida. Lamentablemente, no está en mi mano entregároslo como me gustaría hacerlo. Para obtenerlo tendréis que despertarme de mi sueño y, cuando lo hagáis, os atacaré. No por propia voluntad, pero lo haré. Incluso herido, soy un enemigo muy superior a vosotros, más cuando poseo el fragmento de la Llave Espada, que me permitirá manipular en gran medida la estancia, ya que la Llave da poder sobre el Castillo. Por eso, aunque sea egoísta, aunque sea algo que jamás pediría a nadie, pues cargar con la vida de otra persona es un peso terrible… No hay otro remedio.

»Por favor, matadme sin vacilar.

«... Venga ya, hombre». No detectó dudas en Nithael, de verdad había pedido que le mataran. No era una prueba de carácter, les estaba diciendo que cuando entraran y le despertaran para obtener la Llave, él les atacaría y ellos tendrían que... ¿matarlo? Mantuvo la vista fija en el ángel, pendiente de sus palabras, y casi palpando cómo Light se crispaba hasta el punto de arremeter con la idea, secundado por Keiko. De alguna forma, comprendía sus razones, como también comprendía o podía creer comprender al ángel. Sabía de muchas historias sobre inmortales que terminaban deseando la muerte, porque su humanización no permitía la inmortalidad.

El Ser Humano no estaba hecho para vivir eternamente, decían.

—Tres a uno, ángel —dijo y asintió secundando las palabras de los dos jóvenes.

Sin embargo, en su fuero interno, se formó la idea de que si peligraba la vida de cualquiera de ellos, o la suya propia, no dudaría en matar a Nithael, si eso era lo que quería.

«¿Estás oyendo eso, Guía? Es el mal menor contra el mal mayor otra vez».

Iban a obtener la mitad de la Llave, la necesitaban, y si tenía que mancharse las manos, él sí que lo haría. Esa vez, el pensamiento fue contundente, tal vez porque todavía era intangible. Cuando llegara el momento, vería si podría hacerlo.

[Zodiark]

—Deberíais temerme, Alec, porque soy el guardián de este lugar y me gusta poner a prueba a los incautos aprendices que pasean por mis dominios sin tener idea lo que están arriesgando. Por algo así terminaste perdiendo tus memorias.

Me sobresalté por la aparición del Guía, que se hallaba tras la puerta, y se puso frente a Alec, a su altura. Me fijé en su rostro, y me pareció bastante siniestro. El hecho de que ya no tuviera la cara de Ronin ni me sorprendió, ya que me llamó más la atención que en ese momento fuese una especie de masa de oscuridad, con una sonrisa y unos ojos brillantes que le daban una apariencia algo tétrica.

—¡Bienvenidos, por fin, a la última prueba antes de que alcancéis el sótano!

El Guía se echó a un lado para dejarnos pasar. Ante nosotros se extendía un largo pasillo blanco, que parecía no tener final. La prueba final tendría lugar allí, así que comencé a andar un poco nerviosa, dando pasitos pequeños, esperando que en cualquier momento ocurriese algo en las paredes o en el suelo.

Por el camino, llegamos a una sala donde vimos a dos personas que conocíamos bien: Kazuki y Chihiro.

—Menos mal que habéis llegado. Muchísimo ánimo, chicos, ya os queda muy poco.

—¡Kazuki! ¡Estás bien...!

Entonces observé su brazo... bueno, el lugar donde anteriormente se hallaba su brazo. Efectivamente, no lo tenía, y Chihiro también parecía estar en las mismas condiciones que la última vez que la vi, aunque estaba inconsciente, por lo que parecía que había empeorado incluso. Así pues, era obvio que eran ellos, y no una de esas reminiscencias, como Gabriel y Jasper.

—Yo me ocuparé de esto, Kazuki.

Un hombre se levantó de una de las sillas, y al fijarme en su rostro pude reconocerle fácilmente. Se trataba del hombre que nos había perseguido en la anterior prueba, el mismo lobo que había atacado a Alec. En otras palabras, Gabriel.

—Tú... —murmuré poniéndome en pose defensiva, prestando atención a la pluma del bolsillo, por si reaccionaba.

—No os preocupéis, no soy la misma reminiscencia con la que os topasteis antes. Estoy aquí para explicaros lo que os espera antes de la próxima prueba.

Respiré tranquila, sobre todo al ver que la pluma no reaccionaba, y más aun después de que El Guía se marchase. Observé de nuevo a ¿Gabriel?, más calmada, que nos explicó que éramos los últimos en llegar a la prueba final, y que los demás ya la habían superado. Suspiré aliviada llevándome una mano al pecho al saber que estaban bien, y recobrando las fuerzas. También nos propuso que fuéramos separados para que la prueba fuese más sencilla para nosotros.

—¿Por qué has decidido continuar adelante? Y, ¿a qué aceptarías renunciar a cambio de obtener la Llave Espada? —nos preguntó, al parecer era parte de la prueba.

—Yo... —dudé unos segundos, sin saber qué responder. Era una pregunta repentina y difícil—. He decidido continuar adelante para devolver mi nuevo hogar a la normalidad. Y quizá...

Reflexioné durante unos instantes, recordando todo lo vivido en aquel castillo. El Castillo del Olvido. Y entonces se me ocurrió.

—Quizá renunciaría... a mi pasado —me quedé en silencio unos segundos, buscando las palabras para argumentar mi respuesta—. La Llave Espada es el arma que me permite proteger lo que amo, y eso es algo que mi yo del pasado no podría hacer. Aquella Maya caprichosa, desobediente y, sobre todo, débil, ya no existe. Mi futuro es ser Maestra de la Llave Espada.

—Lamento tener que meteros prisa, pero cuanto más tiempo perdáis, menos posibilidades hay de que Tierra de Partida se salve. Mucha suerte a los tres. Estoy seguro de que lo conseguiréis.

Tras las palabras de ánimo del Maestro Kazuki, me acerqué a él y cogí con las dos manos las manos de Kazuki y Chihiro, que estaban agarradas con fuerza. Miré al Maestro a los ojos, dedicándole una mirada tierna pero a la vez decidida, dándome cuenta de que posiblemente era la primera vez que me dirigía a él de aquella forma, y le dije:

—Descanse. Y cuídela. Todavía no sé por qué, pero esta mujer, a pesar de todo lo que ha hecho, es alguien importante para usted —me di cuenta en ese momento de que era la primera vez en mucho tiempo que no tuteaba al Maestro. Tenía tanta confianza con él, que ya nunca me dirigía a él de "usted", pero en aquel momento, con sus palabras, me recordó por qué seguía siendo su aprendiza, por qué era alguien respetable para mí—. Nosotros superaremos la prueba y salvaremos Tierra de Partida. Nuestro hogar.

Solté a Kazuki y Chihiro, y antes de dirigirme hacia la prueba final, me giré hacia aquel hombre que aseguraba no ser el recuerdo de Gabriel que habíamos encontrado en la prueba anterior, pero que era idéntico a él.

—¿Quién eres en realidad? Dices que no eres la reminiscencia de antes, pero entonces, ¿eres el verdadero? ¿O eres otro recuerdo totalmente diferente?

Una vez hubiese obtenido mi respuesta, continuaría por el blanco pasillo. No sabía si Alec y Nicoxa querrían ir juntos o separados tal y como había dicho aquel hombre, pero era algo que quería discutir con ellos por el camino. Después de todo, a pesar de que aseguró que sería más fácil si íbamos separados, Kazuki nos dijo que debíamos actuar como un equipo, así que quería saber qué harían los otros dos antes de tomar una decisión al respecto.

[Sito]

—Deberíais temerme, Alec, porque soy el guardián de este lugar y me gusta poner a prueba a los incautos aprendices que pasean por mis dominios sin tener idea lo que están arriesgando. Por algo así terminaste perdiendo tus memorias.

Los tres aprendices se encontraron con el Guía de improvisto, casi instantáneamente. Aunque estaba agachado se podía distinguir en su oscuro rostro unos ojos dorados y una sonrisa tan blanca que bien podía pertenecer a una modelo.

—¡Bienvenidos, por fin, a la última prueba antes de que alcancéis el sótano! —se movió para dejarles pasar.

—Espero que sea la última de verdad y no otro truco. —respondió Nico a su saludo cuando pasó por su lado.

Ante ellos se extendía lo que parecía un pasillo infinito. No obstante a mitad había lo que parecía una habitación en la que había dos personas: Kazuki y Chihiro, que se parecía encontrarse aún peor que el primero (y eso que al menos a ella no le habían cortado el brazo)

El maestro de Tierra de Partida los observó aliviado, sobre todo a Maya. Nico intentó no mirar directamente hacia él porque la ausencia de su brazo le daba bastante repelús.

—Menos mal que habéis llegado. Muchísimo ánimo, chicos, ya os queda muy poco.

Nicoxa le respondió con un asentimiento amigable para agradecerle sus ánimos.

—Yo me ocuparé de esto, Kazuki—escucharon todos. La voz la reconoció al instante, se trataba del Gabriel más mayor que les atacó previamente y que, además, hirió su cuello. Nico le señaló histérica y muy preocupada.

—¡OH DIOS! ¡Es él de nuevo! Chicos, cuidado... —la bella joven se puso en guardia, preparada para el combate, pero aquel chico no parecía tan agresivo como la versión que conocieron antes.

—No os preocupéis, no soy la misma reminiscencia con la que os topasteis antes. Estoy aquí para explicaros lo que os espera antes de la próxima prueba.—miró al Guía y este se fue. Nico aún seguía tensa, no podía fiarse así como así—. Sois el último grupo en llegar: cuatro personas han superado ya esta prueba y os esperan mientras recuperan fuerzas. Me gustaría ofreceros un poco de descanso, pero me temo que ya no hay tiempo. Pronto llegaréis a la última sala, donde podréis obtener el fragmento de la Llave Espada que necesitáis para revertir Tierra de Partida. Antes, sin embargo, debéis superar una prueba final que comenzará… Ahora.—Señaló el pasillo que tendrían que cruzar—. Podéis hacerme cualquier pregunta e intentaré responderos, si bien no puedo adelantaros nada de la prueba en sí. Por otra parte, mi consejo es que decidáis ir separados, pues… Así os será más fácil.—¿Separados? ¿Lo decía en serio?—.Imagino que no es una idea que os haga demasiada gracia, así que está bien si optáis por continuar juntos. Por lo demás, he de haceros dos preguntas que debéis responder:

»¿Por qué has decidido continuar adelante? Y, ¿a qué aceptarías renunciar a cambio de obtener la Llave Espada?

—A mi no me hace ninguna gracia lo de ir separados, sinceramente. Nada bueno ha ocurrido desde que nos dividimos al comienzo y dudo que en esta ocasión sea diferente. —comentó a sus compañeros para dejar claro lo que pensaba al respecto.

»Sobre tus preguntas... pues bueno —se aclaró la garganta y empezó a hablar— No es que tuviera más opciones. Quiero decir... he decidido continuar porque no quiero morir aquí, lógicamente. Quiero reencontrarme con mi amiga y quiero vivir, así de simple —apoyó la cabeza sobre una mano para meditar la respuesta que daría a la otra cuestión—. No te entiendo muy bien... ¿te refieres a la Llave Espada que ya tenemos, o a la que nos espera al final del Castillo del Olvido? —sacó la lengua al mismo tiempo que se sonrojaba— Pues mira no sé. No tengo demasiado que ofrecer actualmente. Mis recuerdos, tanto los de mi familia como los de Coli, son muy preciados... pero no creo que pudiera sacrificarlos: son demasiado importantes para mí —pensó en que podría sacrificar la figura con forma de labio que encontró en aquel fatídico día, o incluso en permitir que le saliera un grano gigante en mitad de su hermosa frente ¿pero sería suficiente? Tosió para no parecer que estaba pensando alguna locura y decidió rectificar— La única forma en que sacrificaría mis recuerdos sería para salvar a las personas que existen en ellos, y si con la llave pudiera hacerlo... pues eso.

Tomó aire al acabar de hablar, y escucharía con interés las respuestas que darían sus compañeros ante las íntimas preguntas que hizo. Aquel Gabriel les deseó suerte de nuevo y se despidió de ellos. Kazuki también hizo lo mismo y les aconsejó que no se separaran, tal y como opinaba Nicoxa.

Le sorprendió mucho lo decidida y linda que fue Maya en aquel momento: cogió la mano que Kazuki usaba para sostener la de Chihiro y le dijo algo muy valiente.

—Descanse. Y cuídela. Todavía no sé por qué, pero esta mujer, a pesar de todo lo que ha hecho, es alguien importante para usted —¿De verdad era una niña? Aún seguía con la teoría de que se trataba de una anciana que ha usado algún tipo de conjuro para mantenerse joven porque tal madurez no dejaba de pillarla por sorpresa—. Nosotros superaremos la prueba y salvaremos Tierra de Partida. Nuestro hogar.

Le pareció muy emotivo y Nicoxa no tenía nada que añadir a sus palabras. Se despidió de Kazuki también con un gesto de la mano, cogió algo de comida para comer por el camino y emprendió su marcha por el pasillo junto a Maya y Alec.

[Mentos]

Cuando Coli soltó su segunda respuesta, no tardó en darse cuenta de que quizás se había confundido, por lo que rápidamente intentó subsanar su error y clarificó:

—Ah, si te refieres a que renunciaría para salir de aquí... supongo que entonces mi equipamiento. Sé que no vale mucho pero... es lo único que tengo realmente que sea mío y que esté dispuesta a dar.

Una vez dio su nueva respuesta, el maestro Kazuki habló:

—No me enfrentaré a la prueba hasta que pueda comprobar que Chihiro se encuentra bien. Lo… lo siento, chicos. Muchísima… suerte er, a todos. —Parecía firme con su decisión. Coli se limitó a asentir—. Demostrad que sois mejores que yo. Un Maestro que no lucha por Tierra de Partida… No es de extrañar que el Guía me desprecie…

—Vamos, ve junto a Chihiro. Ese es tu sitio. Vosotros podéis empezar ya.

Y con un gesto hacia la barrera, Gabriel pudo desactivarla de forma instantánea. Kazuki no tardó en correr hacia Chihiro, que se hallaba sola. Al parecer mientras daban sus motivos, Malik y el Guía se habían esfumado.

Pero eso no importaba en esos momentos. Había llegado la hora de que Colibritany hiciera frente a la prueba sola y sin ayuda.

***

Estuvo andando un buen rato hasta que el Guía apareció ante ella sin previo aviso. Alarmada, la joven miró a su alrededor y no pudo localizar a sus compañeros.

—Wola. ¿No me esperabas? Pues aquí estoy, preparado para incordiar una vez más, y mucho me temo que no vas a poder librarte de mí fácilmente, querida. Veamos —dijo mientras invocó una libreta y miraba sus páginas.

La muchacha no le quedó más remedio que suspirar y escucharle. Sabía que este era el comienzo de su prueba y de nada servía enfrentarse a él.

—¡Aquí! A ver, consideras que lo único que vale en tu vida es tu amiga Nicoxa, ¿verdad? Ah, qué adorables. ¿Crees que ella respondería lo mismo que tú?

—Por supuesto. Confío plenamente en ella ya que es mi amiga desde hace mucho tiempo. Podría molestarme en explicar qué significa la amistad pero dudo que alguien como tú llegue a entenderlo. —Le respondió mientras intentaba mantener un tono tranquilo aunque le estaba costando.

—Ya veo, ya veo. —Acto seguido, escribió algo y cerró la página—. ¿Sabes? No puedo evitar sorprenderme al verte aquí. Una aprendiza de Bastión Hueco, que ni come ni pincha en esta guerra, y que perfectamente podría haberse quedado durmiendo la mona en su camita (¿mola dormir sin pulgas? Deben de echarte mucho de menos allá en Port Royal. Tienes tanta sangre que darles…), haya venido hasta aquí…

—Vine aquí para defender mi nuevo y único hogar. Al principio tenía dudas pero... ya no. No tienes motivo para sorprenderte.

—¿Por qué estás aquí, Coli? —insistió—. No me malinterpretes. Me refiero a qué demonios haces con la Llave Espada. ¿Cualquier cosa te valía con tal de alejarte de ese burdel? Tú, que eres tan fuerte, que te consideras tan extraordinaria, tan llena de amargura por no haber tenido esa infancia feliz que te merecías, aunque, ¿sabes?, no es para tanto.

Colibritany escuchó al Guía. Intentó borrar aquellos pensamientos que le venían a la cabeza pero simplemente no podía. Recordaba todo lo que había sufrido tanto antes como después del burdel y que había prometido ser fuerte para salir adelante. Pero la realidad fue bastante distinta; si no hubiese sido por la Llave Espada, no habría podido sobrevivir en Port Royal. Por muy cruel que fuesen sus palabras, tenía razón: había cometido errores.

—El mundo está lleno de gente pobre y mucho más miserable que tú. Niños que trabajan de sol a sol y que mueren de hambre con las tripitas hinchadas (muy diferentes a la tuya) y los bracitos consumidos. A ti no te veo muy… hambrienta, que digamos. ¿O es que has vaciado las cocinas de Bastión Hueco?

—¿Te crees que no lo sé? Incluso cuando mi vida alcanzó su peor momento, había gente que lo estaba pasando peor. Soy consciente de ello, lo vi con mis propios ojos. Ten seguro de que no es algo que pueda olvidar tan fácilmente.

—Sigo queriendo saberlo, Coli. Sé que eres una persona egoísta, que se cree con derecho a decir lo que piensa de los demás como si fueras mejor. Oh, no te culpo con ello, suele pasar en gente con baja autoestima o que vienen de entornos como el tuyo. Es su forma de salir adelante y no considerar lo miserable que es su existencia. Por eso no dejo de preguntarme qué te llevó a aceptar la Llave Espada. ¿Aspirabas a ser alguien más importante, con poder, alguien que saliera de la mierda del callejón donde vivíais para ser nada más y nada menos que una Caballero, una protectora de mundos? ¡Menudo cambio! Es como… ¡Como un sueño, ¿verdad?! ¡Colibritany, esa niña a la que abandonaron, a la que nadie ha querido jamás como no fuera mediante engaños y mentiras, a la que nadie excepto su querida amiga Nicoxa ve con verdaderos ojos, será un día un Caballero!

La chica se mantuvo callada. No sabía muy bien que decir cuando en el fondo comprendía que el Guía tenía razón... Se limitó a soportar el dolor.

»¡Madre mía, qué cambio! —exclamó el Guía de forma sarcástica—. ¿No es eso lo que quieres? ¿Ah? ¿Entonces, qué podría ser? Una persona como tú jamás se interesaría en los demás. El mundo es malo, ¿no es cierto? ¡Por supuesto! La gente no merece la pena si no tiene dinero, si no está dispuesta a darte algo a cambio de tu interés por ellos. Hombres, mujeres, todos son iguales para ti… A menos que no caigan bajo tus encantos. —Comenzó a reír—. Qué bonito todo. Una persona con un corazón tan retorcido sin duda sería capaz de vender la Llave Espada si a cambio obtuviera algún beneficio. Una persona como tú no es leal, no tiene un bando, no tiene ideologías. Sólo se deja llevar por la corriente, sólo es capaz de aprovecharse de los demás y de hacerles daño, ¡porque si no te sirven, no merecen la pena! —Se dirigió hacia ella y la atrapó entre una pared del pasillo—. ¿Venderías a Ariasu, Colibritany, si ella te mirara con asco o desprecio a pesar de la nueva vida que te ha dado? ¿Darías la espalda a la gente que te ha ayudado si no te respeta? ¡Porque, por supuesto, te deben respeto! ¡Como ser humano, nada más y nada menos! Pero, ¿cómo vas a respetar tú a nadie si jamás has sentido nada así por ninguna figura que te haya rodeado? Sólo piensas en utilizar a la gente, en vengarte, en alejarte.

—No mereces ser un Caballero. Y quizás no te importe, pero, claro, hay algo que sí te importa, ¿no es así?

Los ojos de Colibritany se iluminaron al recordar a Nicoxa, su mejor amiga.

»¿Te importa Nicoxa? ¿Porqué adoras tanto a esa chica? ¿Qué eres sin ella, Colibritany? Yo te lo diré: nadie. Una niña cuyo nombre nadie recuerda, que no valió más que un par de monedas en un callejón perdido de la mano de Dios, a la que ni se molestaron en buscar cuando escapó del burdel, porque no eres importante, porque es imposible que lo seas cuando eres una persona cerrada, altiva y cruel, ¡tan capaz de hacer daño a los demás que no siente ni una pizca de empatía o compasión!

El Guía acercó su brazo al cuello de Colibritany y lo agarró.

—Dame un motivo, un solo motivo, para que permita que alguien como tú de un solo paso más por mi hogar. Tu supervivencia me importa bien poco, igual que la de tu querida amiga. No sois de la Orden, no pretendéis luchar por la Luz o la Oscuridad. Sólo sois un par de niñatas egoístas. No merecéis la Llave Espada… ¿O sí? ¿Tú qué piensas?

—Opino que puedes decirme todo lo que quieras... lo merezco —contestó cuando el Guía por fin la dejó hablar—. Cuando acepté la llave espada no sabía muy bien que es lo que buscaba. Ya se me había garantizado un hogar y comida junto con mi amiga. Supongo que eso me bastaría para ser feliz pero... me di cuenta de algo: en el fondo, no lo era. Y sigo sin serlo. Mi pasado sigue ahí y sé muy bien la clase de horrores que habían en Port Royal y siguen habiendo. Yo ahora no tengo que verlo pero eso no significa que no exista.

>>Sigo siendo una persona egoísta, de eso no hay duda. Sólo busco mi felicidad pero me he dado cuenta de que si quiero obtenerla, no puedo apartar a los demás y pensar solo en mí. Todos los humanos dependemos de alguien y lo sé muy bien por lo que tuve que pasar en el burdel sin Nicoxa. Ella y varios habitantes fueron los que me salvaron de mi desesperación... y creo que ahora entiendo lo que significa tener compasión o empatía. —Agarró con sus manos la del Guía.

>>Cuando no era un Caballero, necesitaba de otra gente para poder comer. Yo nunca fui capaz de devolverles todo lo que hicieron por mí y en eso tienes razón pero ahora... la situación es distinta. Si no sigo avanzando, luchando contra los sincorazón, estarán atrapados en un peligro mayor. Y en el fondo no quiero eso. Con solo pensarlo... me siento triste y vacía, sabiendo que puedo hacer algo por ellos. —Una lágrima recorrió su mejilla y rápidamente empezó a secarse los ojos con su brazo para evitar parecer débil ante el Guía—. Solo seré feliz si... todos aquellos que me ayudaron también lo son. ¡Incluso todos los miembros de Bastión Hueco, incluso aquellos a los que robé para poder seguir viva!, pienso velar por ellos y protegerles. ¿Que en verdad solo hago solo para sentirme mejor conmigo misma porque me siento en deuda? Obviamente. Pero si al final, cuando todos aquellos que estén sufriendo en estos momentos me vean, y se den cuenta de que existe un futuro mejor... sabré que todos los errores que he cometido no importan. Sabré que me habré convertido en una mejor persona incluso si ellos aun me guardaran rencor y me odiasen.

>>Así que, por una vez, voy a tragarme mi orgullo y pedirte que me dejes seguir. Deja que te demuestre a ti y a los demás que puedo protegerles. Que con su ayuda puedo cambiar y pagar por todo lo que hice. Dame una única oportunidad y te mostraré lo que significa ser un Caballero para mí.

[LightHelco]

—No te preocupes por la carta, Maya —. Alce el brazo antes de que la niña pudiese cogerla y guardarla —. Aunque no la recuerde puedo enviarla sin problemas y quién sabe, es posible que conozca a su propieta-

No pude terminar la frase al casi chocarme de frente con un individuo cubierto de pies a cabeza con una capa negra. Me imaginé al instante que aquella persona debía ser el Guía debido a que uso mi nombre y mencionó mis recuerdos perdidos, recuerdos que agarré con fuerza al escuchar sus palabras.

—Pues si que debía andar un poco perdido para acabar con mi último año envasado al vacío —le respondí sonriente, no iba a dejar que me intimidase por unas palabras así. Estaba preocupado por el tema de haber perdido mis recuerdos, pero sabiendo que los podía recuperar en cuanto todo acabase… tampoco era la peor situación que había vivido.

El encapuchado nos guió por un largo pasillo blanco a la par que aprovechó para avisarnos de que habíamos alcanzado por fin la última prueba. No estaba seguro de cuantas pruebas podría haber pasado, pero por las expresiones de mis compañeras podía imaginarme que bastantes como para alegrarme de que fuese la última.

Tras andar un rato, llegamos a una antesala a la que casi acudí corriendo tras ver a la persona que se encontraba en ella. Kazuki, mi Maestro, estaba allí en pie sosteniendo la mano de la mujer que había intentado matarme en Ciudad Disney. Pero no era la presencia de esa mujer lo que me preocupaba, si no el hecho de que la túnica de mi Maestro se encontrara cubierta de sangre y no pudiese ver su segundo brazo.

—¡Maestro! —le llamé uniéndome a él —¿Qué le ha ocurrido, Maestro? ¿Necesita ayuda? Ni Ilana y yo podemos ofrecerle una gran atención medica, pero si usted lo necesita haremos lo que sea —me ofrecí al instante uniéndose mi compañera a aquello mediante un maullido.

No llegué a recibir una respuesta del hechicero a tiempo, ya que en ese momento apareció una nueva reminiscencia. O una no tan nueva, ya que esta resultó ser Gabriel, aunque en esta ocasión mostraba un aspecto más mayor. El joven nos hizo saber que no era el mismo niño al que habíamos salvado del recuerdo y nos explicó a continuación en qué consistía la prueba a la que nos íbamos a enfrentar. Por lo que dijo, cuatro aprendices más ya habían superado y nos estaban esperando para acceder a la puerta en donde se encontraba la Llave que buscábamos.

—Entonces es mejor que no nos paremos a descansar, no podemos hacer esperar a nuestros compañeros, ¿no? —me dirigí a las dos jóvenes que iban conmigo, quizás ellas si necesitaban descanso.

—Por otra parte, mi consejo es que decidáis ir separados, pues… Así os será más fácil. —prosiguió Gabriel sonriéndonos, aunque no entendía muy bien porque iba a ser mejor ir por separado, obteníamos mejores resultados al trabajar en equipo —.Imagino que no es una idea que os haga demasiada gracia, así que está bien si optáis por continuar juntos. Por lo demás, he de haceros dos preguntas que debéis responder:

»¿Por qué has decidido continuar adelante? —fue la primera pregunta del joven.

No tuve que pensarlo mucho, Tierra de Partida se había vuelto mi segundo hogar y en ocasiones lo sentía más cercano que mi propio mundo natal. La protegería hasta el final.

—Por todo lo que significa ya Tierra de Partida para mí. Es donde he podido tener amigos y no solo compañeros de armas, en donde se me dio la oportunidad de ser como los míos otorgándome el don de la magia —mencioné varias cosas para hacerle entender a Gabriel lo importante que era ese mundo —. Quiero recuperar mi hogar tanto para mí como para el resto de mis compañeros, porque un castillo tan grande para uno solo sería aburrido.

—Y, ¿a qué aceptarías renunciar a cambio de obtener la Llave Espada?

Aquella pregunta me pilló algo por sorpresa, más aun que la de decidir si debíamos ir juntos o cada uno por su cuenta. Realmente, ¿Qué podía dar yo? Mi antiguo gorro había sido una de mis posesiones más valiosas y también mi bajara de cartas, pero aunque esos dos objetos tenían un gran valor para mí, a ojos de cualquier persona no valían nada, no podía darlos a cambio de una Llave Espada.

Solo se me ocurría una cosa de la que sería incapaz de desprenderme por nada del mundo y era mi magia.

“Tengo que ponerlo en juego, pero… he luchado muchísimo para llegar hasta este punto. No, tiene que haber algo más, algo valioso, pero no tanto…”

—Supongo que los recuerdos que mantengo en este bote —decidí al final imaginándome que lo que tenía ahí era importante —. Cubren un año de mi vida, así que imagino que tendré recuerdos importantes y amistades en el, también habrá momentos malos, pero son importantes a fin de cuentas… en si me gustaría saber que hay dentro para saber si debo pegarme por ser tan tonto de renunciar a algo más importante que mi propia Llave Espada o incluso mi vida.

>>Sobre lo de ir juntos… tengo a Ilana conmigo para que me apoye en todo momento, así que les dejo esa decisión a las damas.

Spoiler: Mostrar

Lo de ir solo sera en caso de que Sito y Zodiark quieran ir por separado, si no ire con el que quiera ir en grupo

[Saxor]

Ante la pregunta de Nikolai, el Guía se quitó la capucha, mostrando el rostro de Gabriel como si fuera él mismo... Y de hecho, por lo que respondió sí que parecía el propio Gabriel.

—Fui exiliado y pasé varios años en un mundo alejado, intentando encontrar la paz y una forma de seguir adelante. Pero no pude. Tierra de Partida lo era todo para mí, por corrupta y ciega que fuera. Quería cambiarla y me obsesioné con ello, a pesar de que ya me había quedado claro que no era capaz de hacer nada, porque era alguien insignificante. Ni siquiera fui capaz de permanecer callado para poder quedarme junto a mi mejor amigo, algo de lo que siempre me arrepentiré. Si me hubiera contenido, habrían cambiado tantas cosas… Tantas cosas… Entonces encontré a alguien que… No. Echarle la culpa de todo lo que sucedió después es pura hipocresía. Fui yo quien dio pie a todo y quien se corrompió y se dejó llevar por el odio y la amargura.

Según lo que había entendido, quiso en su día regresar a Tierra de Partida para cambiarla, aunque no disponía el poder para ello. Y entonces ese "alguien"... ¿le otorgó el poder para hacerlo? Aunque desconocía si eso era cierto, lo que comentó al final daba a entender que él provocó algo malo y quizás terrible... Pero lo pasado pasado era. Seguro que ya había sufrido lo suficiente.

Tras contestar a sus preguntas, la barrera que nos separaba de Chihiro desapareció, dándonos vía libre para hacer la prueba.

—Vamos, Guilmon—le dije a mi compañero mientras avanzábamos al pasillo, después de que Nikolai entrara.

***



Al poco de entrar en aquel blanco pasillo, me di cuenta de que me había quedado solo. Ni Nikolai al frente, ni Guilmon a mi lado, ni Colibritani detrás de mí. Estaba completamente solo. Caminé solo por mucho rato, sin ver absolutamente nada más que ese pasillo interminable...

—¡Hola! ¿Qué tal, don no-sé-quién-soy?

—¡Ah!—me llevé tal susto que brinqué ligeramente cuando oí la voz del Guía justo a mi lado. Tardé unos segundos más en procesar su saludo... ¿No sé quién soy? ¿A qué se estaba...? Sabía muy bien quién era...

¿...Verdad?

—¿Sabes? Me sorprendió gratamente que decidieras regresar a Tierra de Partida. La verdad es que tu ida no me pareció la más lógica, pero bueno, todos hemos sido jóvenes y estúpidos alguna vez. Además, tú tienes… Ya sabes. Ese problemilla. —giró un dedo cerca de la sien—. Xayim, ¿eh? Mira, si fuera un psicólogo te diría que esto se solucionaba con un poco de medicación, pero entre la Orden hay tanto bicho raro y tanta criatura sobrenatural que supongo que estarás acostumbrado y nadie te mirará como si estuvieras chalado. Con todo, debe ser difícil. Te compadezco. Eres la persona más miserable que he conocido. Nada es tuyo, ni tu ropa, ni tu Llave Espada, ¡ni siquiera tienes Corazón!

Que hablara sobre Xayim como si estuviera loco me molestó bastante. ¿Quién se creía para llamarme loco? No era nada divertido que te tratasen como si estuvieras como una cabra cuando lo que tenía era un parásito en el cuerpo. Y encima se burlaba de mi desgracia.

—... No es una invención mía—refunfuñé, apretando los dientes. ¿Esa era la prueba? ¿Soportar a ese ser tan molesto?

»Y, aun así, piensas y sufres. Decides y actúas. Sobre todo para lamerte las heridas. Experimentaron con tu pobre persona y no eres capaz de sobreponerte—solté un gruñido cuando sacó esetema. No era un tema que quisiera recordar. ¿Por qué siempre tenía que regresar? ¿¡Es que no podía pasar página en paz!?—. Pero sigues aquí. Qué existencia más patética y miserable. Realmente te compadezco, Saxor. Aunque todavía más a Xayim. Debe ser HORRIBLE compartir vida contigo, ser frenado por ti, por tu depresión, por tu falta de confianza. Aunque depende del día, eh. Puedes ser gallito cuando te apetece, ¿verdad, Sax? Es tan fácil echarle la culpa a Xayim, actuar irritado o asustado porque crees que él va a salir…

—¿De qué estás...?—no entendía nada. ¿Decía que mi arrebato de ira de hace un rato era cosa mía? ¿Que Xayim no había tenido nada que ver? No, eso era imposible. Yo no tenía esos ataques. Estaba completamente seguro. Había antecedentes... Eso tenía que ser cosa suya.

»Oye, ¿cuánto tiempo lleváis así? ¿Años? ¿Me estás diciendo que todavía no eres capaz de controlarle?

—¡No es tan facil!—me quejé. ¿Acaso él tenía un parásito que intentara controlarlo constantemente? Además, hacía bastante que no había podido controlarme... Al menos hasta entonces. El Guía seguía burlándose de mí.

—¡Por favor, ES TAN TRISTE! ¿Por qué no te rindes, Sax? ¿Tanto miedo te da la oscuridad, el vacío? ¿No sería mucho más fácil tirarte por un edificio? Se acabarían los problemas, dejarías de hacer daño a los demás y, ante todo, de darte problemas a ti mismo. Seguro que estás agotado de ti mismo. ¿Eres capaz de mirarte una mañana a un espejo y no ver a un fracasado? Necesitas a Xayim para seguir adelante, ¿no es irónico? ¡Como un drogadicto! ¡Dependes de él! ¡No eres nadie sin él!

¿En serio hablaba de suicidarme? No, tal vez tuviera miedo a la oscuridad... Pero era cierto que sin él estaría vacío por dentro, por mucho que lo odiara. Pero si algo tenía claro, es que no quería morir. Era un desgraciado, pero no quería morir... Pero de ahí a que no fuera nadie... Eso no era cierto...

»¡Pero lo mejor es que está todo en tu cabeza! Ronin te concedió la Llave Espada, Ronin consideró que… ¡Anda, espera un momento! ¡La Llave no puede ser invocada si no tienes corazón! —en cuanto sacó el tema de Ronin, me sentí mal. Cuando me golpeó el pecho con el dedo, me sentí peor—. ¡Tu vida es una tragedia digna de ser puesta por escrito! ¡No sólo no eres digno de la Llave Espada que te concedió Ronin, sino que te rendiste a Xayim y traicionaste a tu Maestro! ¡Tuvo que ser alguien de fuera el que te devolviera el control!

—¡No es verdad, no me rendí...! No le traicioné... Yo...—empezaba a respirar con dificultad. ¿Me había rendido...? No... eso era imposible...

»¡Eres débil, un pusilánime! ¡Tus ambiciones están atadas al pasado! ¿No? ¡Oh, Vergel Radiante! Tu corazón inexistente sigue atado a un mundo perdido y llora por él en vez de concentrarse en el que está a punto de perder. ¿Te das cuenta ahora de lo que significa Tierra de Partida para ti? ¿Por eso optaste por permanecer en el presente? ¿Por eso es tan fácil decir que no tienes nada, que no eres nadie?

Empezaba a hiperventilar. No quería escucharlo. No quería seguir escuchándolo. ¿Estaba diciendo que no me había importado Tierra de Partida hasta entonces? No era cierto... Era mi hogar... era...

»Mírame a los ojos, estos tan bonitos que tengo, Saxor, y dime quién eres. Dime qué quieres y porqué debería dejarte continuar adelante, pues no posees Llave Espada, no eres alguien que merezca estar aquí. Dejaste que Xayim traicionara a Ronin y ahora eres tú mismo un traidor a tu antigua Orden. ¿Por qué debería dejarte pasar? ¡Vuelve con tu Atesaki, aléjate de este lugar si no eres capaz de mantenerte en pie por ti mismo! —Me dio un fuerte empujón que me tiró al suelo, y me siguió hablando con una mirada de desprecio—. ¿Puedes? ¿Eres más fuerte que Xayim, puedes hacer algo sin él? ¡Lo dudo MUCHO!



—¡CÁLLATE!—estallé, provocando un aura de oscuridad a mi alrededor. Mi respiración se calmó un poco tras ese grito... Pero no porque estuviera calmado. Era porque estaba sorprendido. Ese arrebato de ira no había... sido cosa de Xayim. Había sido cosa mía. Era cierto...

Hasta entonces, me había visto como una buena persona sólo porque Xayim era el ser horrible. Había pensado que yo mismo era el polo opuesto a Xayim. ¿Pero eso era cierto? ¿Él era el mal y yo el bien? ¿Era una víctima que no podía escapar de su situación?

...¿O simplemente me había rendido a aceptar mis propios errores? Todo era lo mismo. Me rendí de enfrentarme a él, me rendí en vengarme de Vergel Radiante... Aunque ya sabía que ese sentimiento estaba mal. Ese ataque que había tenido contra Alexis había sido mío y solo mío. Y me estaba dando cuenta de que había estado a punto de rendirme en esa misma prueba... Pero no más.



—¿Quieres saber quién soy?—me levanté con una expresión más decidida que nunca. Alcé la mano izquierda. En ella solía invocar la llave espada de Xayim, pero esa vez no era el caso. En vez de eso, se materializó el recuerdo de mi padre: mi Espada Mediana—Soy Saxor Meian. Hijo de Kiritsugu Meian, guardián de Vergel Radiante. Un chico que ha sufrido experimentos, un chico que ha perdido a su familia. Un chico que se ha rendido con todo lo que se le ha presentado delante. Alguien que no ha sabido apreciar lo que tiene: Tengo amigos, tengo un Maestro, tengo esta espada... Y tengo una casa. Tengo un hogar que hace apenas unos minutos juré proteger. Y sin embargo, lo único que sé hacer es rendirme. Ese soy yo, el que se ha rendido. Por eso soy débil, ¿no? Porque débil es quien se rinde al primer intento.

>>Pero nunca es tarde para cambiar. Al igual que mi padre fue guardián de Vergel Radiante, yo soy un Aprendiz de Tierra de Partida. Y no un aprendiz de la llave espada: un Aprendiz de Guardián. Que siendo sincero, se me da de pena. ¿Pero sabes qué? Me da igual. Por eso soy un Aprendiz: porque aún no estoy cualificado para serlo. Y los Aprendices tienen la oportunidad de mejorar. Juré que no me rendiría con Tierra de Partida, y no lo voy a hacer...—caminé hasta estar a un centímetro de la cara del Guía—Así que déjame cumplir con mi cometido y apártate de mi camino.

[Suzume Mizuno]

Yui, Keiko, Light y Malik

Malik optó por el número 1. El Guía, divertido, exclamó:

—¡Vaya, te ha tocado una pregunta! Pobre de mí, me pregunto qué oscuro secreto querrás conocer. Adelante, machote.

Malik tendría derecho a su pregunta y el Guía tendría que responderla. Podía ser de cualquie clase y, claro, tendría que abarcar algún campo que el Guía pudiera responder. Preguntas sobre el futuro o mundos ajenos a Tierra de Partida no servirían de mucho y se contestarían con un sincero «no tengo la más remota idea».

No había recibido un ítem como tal pero, aun así, Malik podía sacarle mucho provecho a aquel regalo si sabía utilizarlo.

*



—Ya basta —respondió Light—. No puedes pedirnos algo así de ninguna manera. Nosotros no somos asesinos.

El rostro de Nithael se contrajo y pareció tanto avergonzado como resentido al mismo tiempo pero, ante todo, resignado. Como si hubiera sabido desde el principio lo que le iban a decir.

—Sé que esto puede sonar absurdo… pero comprendo cómo te sientes. De verdad. Nithael, tienes que ser fuerte y afrontar la realidad. Además, ¿quién o qué te dice que no hay ángeles como tú allá fuera? Debes salir de este castillo y comprobarlo. Si lo haces también podrás reencontrarte con esa compañera nuestra de la que hablabas, ¿no te gustaría volver a verla?

Nithael retrocedió un paso para alejarse de Light. Su gesto era de tristeza pero también había una chispa de indignación.

—Sé que no hay más ángeles. El Guía intentó ocultármelo durante un tiempo pero… ¡No juegues con esos sentimientos, Light! ¿Es que pensáis que no he tenido tiempo para meditar? ¿Que no soy consciente de la realidad?

—No te preocupes por nuestras vidas. Sabemos defendernos, tenemos buenos Maestros —señaló, sonriendo de medio lado—. Te convenceremos: te gritaremos e incluso te golpearemos en la cabezota hasta que recapacites y nos entregues la llave si es necesario. Pero no te mataremos, me niego. No lo permitiré.

Nithael meneó la cabeza y volvió los ojos hacia Keiko y Malik. Sus respuestas tampoco fueron satisfactorias.

—Ni hablar, en absoluto. No puedo matar a alguien que nos ha ayudado tanto. En absoluto, me niego, no puedo hacerlo. Pertenezco a la Orden de los Caballeros de la Llave-Espada no a un Gremio de Asesinos. Como dice Light, si hace falta te haremos recordar aunque sea a golpes. Pero no voy a manchar mis manos con la sangre de alguien que nos ha ayudado. Simplemente... no puedo.

—Tres a uno, ángel.

La reminiscencia de Nithael pareció que iba a romper a llorar. En su lugar suspiró y se recompuso.

—He tratado de advertiros. Por supuesto sois libres de decidir lo que más os convenga, así como yo he tratado de forzaros a realizar un crimen horrendo. Pero que nadie vuelva a intentar decir que me comprende. Sólo cuando haya vivido más de mil años como yo… Con las manos manchadas como las mías…—Apretó los puños y volvió a retroceder—. Llevo tanto tiempo esperando. Me condenaron a esta espera eterna y bien merecida la tenía, pero ya no puedo más. Nada me espera ahí fuera. Y aunque lo hubiera, moriría.

Hubo una pequeña onda en el aire y, de pronto, los tres experimentaron un sentimiento desagradable. Un espasmo de agonía que no era física. Y se vieron a sí mismos perdiendo a su ser más querido por su propia ineptitud, sin poder hacer nada para evitarlo… Conscientes de que había sido su culpa.


El sentimiento se esfumó tan rápido como había venido, pero dejó en ellos un vacío, un miedo extraño similar al terror que acompaña a quien despierta de una terrible pesadilla y todavía no sabe si es realidad o ha estado soñando.


****
Saxor, Nikolai y Colibritany



—Si buscas dejar pasar a un guerrero que sea noble o digno de admiración, pierdes el tiempo. Yo no soy nada de eso. Solo un chaval egoísta que seguirá aprendiendo de sus errores para volverse algún día en un hijo del que estar orgulloso, en el Caballero ideal de la chica a la que ama, y en encontrar la razón de seguir con el legado de su padre.

»Lo tomas, o lo dejas.


El Guía lo contemplaba con una mezcla de lástima y consdescendencia. No era para menos.

—Si algo no soporto es la autocompasión y a la gente que se lame las heridas. Esas personas nunca avanzan, obligan a que los demás las arrastren y a que participen de sus propios proyectos para que les estén empujando constantemente hacia delante. No tienen un camino propio: ese pareces ser tú, Nikolai. Dices que eres egoísta, pero eres un ciego. Has tenido que esperar a soltar un discurso grandilocuente después de que te grite las cosas a la cara (por favor, no hagas discursos ante tus enemigos. Será tu tumba) para darte cuenta de tus errores.

El Guía se cruzó de brazos y comenzó a pasear de un lado a otro.

—Eres un poquito pusilánime, tus reacciones no son apropiadas. La autocrítica es necesaria y si esa no existe, terminarás más solo que la una. Es más, diría que ahora mismo ya estás más solo que la una ya que te las has apañado para apartar a toda la gente que te quiere o aprecia de tu lado y les has decepcionado a todos. En fin… —Le dio una palmada en el hombro—. Supongo que más no se puede pedir. Te queda mucho camino y se te va a hacer muy cuestarriba siendo como eres, pero al menos has dado el primer paso y es reconocerlo.

»Por cierto, déjame apuntar algo, marisabidillo: la gente egoísta no aprende de los demás. Se aprovecha de ellos. Y les hace mucho, mucho daño. Por eso los grandes dirigentes más repugnantes son egoístas, porque escalan sobre el resto de las personas. ¿Estás seguro de que puedes proclamar con tanto ridículo orgullo que eres un chico egoísta?

Nikolai se llevó un capirote y, después, desapareció del pasillo.

*

—Así que, por una vez, voy a tragarme mi orgullo y pedirte que me dejes seguir. Deja que te demuestre a ti y a los demás que puedo protegerles. Que con su ayuda puedo cambiar y pagar por todo lo que hice. Dame una única oportunidad y te mostraré lo que significa ser un Caballero para mí.

El Guía apretó un poco los dedos, quizás preguntándose cómo había podido hablar tanto la chica y si no la habría sujetado demasiado flojo, luego la soltó y rompió a reír con sonoras carcajadas.

—«¡Por una vez!». ¡Por una vez, dice! ¡Oh, por favor, el egocentrismo, el orgullo de creer que por una vez vas a tener que tragártelo! ¡Me parece que no sabes en dónde te has metido y cuál es tu lugar, Coli! ¡Y más cuando ni siquiera eres capaz de hacer dos hechizos seguidos! «¡Por una vez!».

El Guía se secó unas lágrimas imaginarias, sufrió otro ataque, y después se recompuso de mala manera. Respiró hondo varias veces.

—¿Qué os pasa a los de Bastión Hueco con vuestros discursos grandilocuentes? Déjame darte un consejo: nunca, jamás des uno ante tu enemigo. Muchos lo han hecho y por poco han sobrevivido. —Tosió y contuvo otra risilla—. Ha sido muy lacrimógeno, no ha estado mal. Tendrás tu oportunidad Colibritany, incluso si no te la mereces: declararme a mí lo que quieres hacer para salvar la vida es triste y patético. La cosa es hacer lo que te propones y demostrar a los demás que vas en serio. Pero no olvides que querer ayudar a los demás porque estás en deuda es valorar muy poco a la persona. Dudo que quieras considerar que eres amiga de Nicoxa sólo por eso. Si puedes sentir cariño o empatía por ella, sería el momento de decidir si otras se merecen más camadería que un simple sentimiento de deuda, porque entonces estás demostrando ser una persona muy, muy fría. Y alguien que se echa a llorar delante del enemigo no lo es.—Materializó un pañuelo y se lo tendió—. Perseguir la felicidad personal, de todas formas, es una buena meta. Sólo intenta encontrar el equilibrio y no tirarte cuesta abajo por el camino de intentar hacer felices a los demás porque crees sentirte en deuda con ellos. La base para hacer feliz a alguien es comprenderla. ¿Cómo lo vas a hacer si sólo quieres ayudar por sentir tu alma más ligera de una carga?

El Guía le rozaría el brazo y, entonces, desaparecerían del pasillo.


*


—Pero nunca es tarde para cambiar. Al igual que mi padre fue guardián de Vergel Radiante, yo soy un Aprendiz de Tierra de Partida. Y no un aprendiz de la llave espada: un Aprendiz de Guardián. Que siendo sincero, se me da de pena. ¿Pero sabes qué? Me da igual. Por eso soy un Aprendiz: porque aún no estoy cualificado para serlo. Y los Aprendices tienen la oportunidad de mejorar. Juré que no me rendiría con Tierra de Partida, y no lo voy a hacer...Así que déjame cumplir con mi cometido y apártate de mi camino.[/quote]

El Guía sopló en la nariz de Saxor.

—¿Ves cómo te pones gallito? Eso te hace perder de vista a quién estás haciendo frente… Saxor. —Le dio un empujón en el hombro que lo arrojó contra la pared sin demasiados problemas—. Aun así, reconozco que me gusta tu actitud. Pensaba que no tendrías tantos cojones. Está bien darse cuenta de que las cosas dependen de ti y, créeme, Saxor, aunque sea Xayim quien te obliga a hacer cosas, la culpa es tuya y nada más que tuya. Si te dejas dominar, si te rindes a él… Bueno, ya sabes lo que sucede, ¿verdad?

»Levántate cuantas veces sea necesario, Saxor, y no te rindas. Pero también aprende que cada error significa una cicatriz y que has de cargar con ellas y dejar de escapar. La gente fuerte no es la que no comete errores, sino la que aprende de ellos y se sobrepone a los mismos para no volver a cometerlos.

»Buen trabajo. Ahora a ver si es verdad y eres capaz de cumplir con tu palabra.

Le cogió por el brazo y ambos desaparecieron.


****
Alec, Maya y Nicoxa

Kazuki calmó a Alec, asegurándole que parecía peor de lo que en realidad era, y le aseguró que con su brazo ya no había nada que se pudiera hacer. Que había sido su culpa por no andar con cuidado. Le agradeció su preocupación, aunque parecía un poco receloso. Luego se sorprendió cuando Maya tomó la mano que sostenía la de Chihiro y la miró con los ojos muy abiertos.

—Descanse. Y cuídela. Todavía no sé por qué, pero esta mujer, a pesar de todo lo que ha hecho, es alguien importante para usted. Nosotros superaremos la prueba y salvaremos Tierra de Partida. Nuestro hogar.

Kazuki la miró, aturdido, y después sonrió con cariño. Cuando Maya le soltó la mano le apartó un cabello de la frente y se lo recogió tras la oreja.

—Sé que lo haréis… Gracias, Maya. Gracias

Los contempló alejarse con miedo, preocupación y, ante todo, orgullo por Maya. La brujita se acercó a Gabriel y le preguntó:

—¿Quién eres en realidad? Dices que no eres la reminiscencia de antes, pero entonces, ¿eres el verdadero? ¿O eres otro recuerdo totalmente diferente?

—No hay verdadero o falso, Maya. Todas las reminiscencias simplemente «somos», pero, para que lo entiendas, te diré que soy un Gabriel… diferente, más parecido a ese que llevas contigo—señaló al bolsillo donde llevaba la pluma negra y azul—que al que os persiguió. Podría decirse que soy la forma ideal del Gabriel pequeño al que salvasteis, algo que no dejo de agradeceros a los tres—dijo, mirándolos de uno en uno con una cálida sonrisa—, Y os deseo la mejor de las suertes.


Ninguno de los tres había dado a entender su deseo de marchar de uno en uno, de modo que se adentraron juntos en el pasillo para hacer frente a la prueba.

*

—¿Sabes qué, Nicoxa? Creo que no vas a tener tiempo para comerte eso, así que o lo haces ahora mismito (no me importa esperar un poco) o tiras la comida porque, de veras, hay un poquito de prisa.

El Guía, muy sonriente, caminaba frente a los tres y clavaba la mirada en Nicoxa a la espera de que respondiera. Si intentaba guardarse la comida no le diría nada, aunque la chica se daría cuenta de que esta, de repente, se desvanecía. Parecía que el lugar para comer era la salita donde Gabriel estaba y ningún otro.

O quizás el Guía no quiera que le diera hipo, quién sabía.

En cualquier caso, su irritante compañero se frotó las manos y, ya que estaba, decidió centrar su atención en Nicoxa.

—Así que eres una superviviente, Nico y tu objetivo más básico es reencontrarte con Colibritany. Me parece tan adorable. Ella dijo algo parecido. La ironía es que aunque os queréis tanto, habéis hecho muy poco por protegeros y manteneros juntas, ¿no crees? —El Guía levantaría la mano por si alguien intentaba interrumpirle—. Ya sabes. Sois amiguitas desde hace un año y algo, unidas por la crueldad de este mundo. ¡Incluso os unisteis juntas a la Orden! ¡Qué maravilla, unas chicas de burdel iletradas, una de ellas lo suficiente estúpida como para dejarse engañar por una chica y creer que «podía dar calor a la gente», miembros de la Orden más importante de los mundos! ¡Del burdel a luchar por la Luz, por la Oscuridad, por la igualdad! ¡Y sin tener ni idea de en lo que se metían! Debió parecerte una oportunidad caída del cielo, ¿eh, Nico? Una cama cómoda, comida gratis, poder viajar entre mundos, ser importante… E incluso aprender magia. Sin duda debió aliviaros saber que las dos érais Cenicienta, unas elegidas que podían pasar a formar parte de una historia épica…

»Sabes, en las leyendas siempre se resaltan unos temas un poco clichés pero que son importantes. Temas como la venganza, la lealtad, el amor, la amistad. Esas cosas de luchar codo con codo, hombro con hombro, hasta el final y tal. —Hizo visera con una mano y miró descaradamente a su alrededor—. No veo a Coli por ningún lado. ¿Te la has dejado en algún sitio, Nico? ¿Quizás donde tus queridas hermanas? —Dejó caer un silencio antes de sonreír mostrando los dientes—. Sí, sí, sé que se suponía que debías buscarlas y… ¡Me encanta cómo pierdes el tiempo en Bastión Hueco, querida! Los cadáveres de tus hermanas podrían estar pudriéndose ahora mismo en algún lugar perdido de la mano de Dios. Tu… err…amabilidad me conmueve. Sobre todo si imaginamos que tus hermanas no están muerta, sino que han sufrido el mismo destino que Coli y tú. Muy kármico todo, ¿no te parece?

Si alguien intentaba continuar de largo o interrumpirle, el Guía simplemente le ignoraría, esquivaría cualquier ataque o incluso retorcería brazos como si fueran de gelatina para que la gente se estuviera callada y atendiera. El pasillo blanco se extendía, interminable, hacia delante y hacia atrás, sin desvíos, eterno.

Estaban encerrados con el Guía.

—Lo siento, pero es que no dejo de preguntarme qué diantres haces en la Orden si lo que se supone que eres es una superviviente. Es decir, ¿qué te esperabas? ¿Que sabrías pelear, que una niña superficial como tú soportaría que su bonito cuerpo se llenara de cicatrices, que podría perder dientes, quedarse sin nariz o incluso morir porque, vaya por dios, estás luchando contra monstruos? Nadie querría mirarte entonces, ¿verdad? Oh, pobrecita. Debe ser duro eso de esperar que la gente te admire por tu físico en vez de por la inteligencia o cualquier otro valor que no se corrompa por el esfuerzo o el paso del tiempo.

»Lo cual nos lleva, de nuevo, a qué diantres haces en la Orden. ¿Para qué luchas? ¿Eres sólo como Colibritany, que cazó la primera oportunidad que encontró al vuelo para poder salir de vuestra apestosa vida anterior, abandonando a todas aquellas personas que os necesitaban para uniros a una causa que no compartís? ¡Estáis aquí por error, ni siquiera queríais venir, pero lo hicisteis! ¡El karma, de nuevo! ¡Veníais a robar, puede que a matar, y acabáis en mis dominios, con una horda de Sincorazón esperando a mataros! ¿No? ¿No veníais a matar? Entonces, ¿a qué? ¿A ayudar? —Soltó una ronca carcajada—. ¿Alguien como tú? ¿Que apenas sí lleva tiempo en Bastión Hueco y que ha venido aquí arrastrada por la corriente, incapaz de decidir o de hacer otra cosa que lloriquear por su amiga mientras se mete en la boca del lobo? ¿Qué has hecho, aparte de correr de un lado para otro? Es como con tu familia, es como con tu patética vida de ensueño que nunca ha existido y jamás existirá. Has escogido un sendero de muerte, destrucción y sangre… Y ni siquiera eres capaz de luchar por tus compañeros, por la Orden a la que has decidido dedicar tu vida.

»Porque estás aquí para sobrevivir. ¡Ja! ¡Vuelve corriendo a casa, Nicoxa! ¡Juega a hacerte la amable, chilla e indígnate cuando alguien te tire de tu precioso pelo en vez de preocuparte por la gente que te rodea o por tu garganta! ¡Un día te abrirán una sonrisa roja muy hermosa y entonces, ¿para qué habrá servido todo?! Das asco. La gente como tú no debería ni pensar en aceptar la Llave Espada. No vales para esto. Desaparece, lárgate de aquí, arrástrate detrás de gente que sí está decidida a proteger este lugar que querías destruir y reza porque no te haga desaparecer del recuerdo de tu querida y preciosa amiga.

En ese momento, Nicoxa se dio cuenta de que sus compañeros no podían ni apoyarla ni defenderla porque, en algún momento, el Guía se había desdoblado, separándola de Alec y Maya… Lo que significaba que estaba sola ante aquel tipo.


*

—Quieta ahí, Maya. —En algún momento, un segundo Guía había aparecido frente a la brujita, la había arrastrado un poco más allá por el pasillo para tener espacio vital y se acuclilló frente a ella para quedar a su altura. Le dedicó una sonrisilla antes de darle un capirotazo en la frente que haría que se le saltaran las lágrimas—. Vaya, ¿te gustaría ayudar a tus amigos? ¿Crees que estoy siendo muy cruel? —Guardó un silencio para escuchar su respuesta y su sonrisa se amplió—. ¡Me sorprende que estés decidida a hacer algo, querida! Ya sabes, aunque eres una niña buena y espabilada, gustas de no hacer nada para ayudar a tus compañeros en general. Mira, mira, ahora mismo podría traerte un ejemplo… ¿Cómo se llamaba? —Chasqueó los dedos—. ¡Sí, Ban! ¿Recuerdas cómo te quedaste mirando, sin hacer nada, mientras le devoraban el corazón? Sí, supongo que debías estar aterrorizada. Al fin y al cabo, había mucha gente más fuerte que tú, ¿cierto? Por eso es más sencillo actuar cuando alguien sólo está soltando palabras hirientes (que contienen mucha verdad, querida) en vez de amenazando la vida de otra persona. ¡Qué valiente! ¿O prefieres salir corriendo? Creo que se te da bastante bien lo de cambiar de opinión.

El Guía se acercó un poco más a ella, como si quisiera confesarle algún secreto.

—Y, ¿sabes qué, Maya? Para ser una mocosa, no estás mal. La pena es que sigas comportándote como un bebé. Algo te da miedo: escapas. ¿Que hay compañeros en peligro? Bueno, con un hechizo valdrá. Lo importante es correr. A veces, incluso, sentir cierto «gustito» cuando es otro el que se lleva el daño o incluso la palma, ¿verdad, Maya? Ese pensamiento traidor de «menos mal que no fui yo». O puede que un «se lo merecía». Como con ese chico en el mundo virtual. Sé que me vas a decir que lo hizo la copia y no tú pero… ¿Te sientes mal, Maya, al saber que una parte de ti, porque ahora los recuerdos de tu copia forman parte de ti, disfrutó al saber que una persona había muerto? ¿Jack, te suena ese nombre? Estoy seguro de que sí.

Con un movimiento de mano, llevó un dedo al vientre de Maya e hizo un tajo imaginario, como aquel que una vez la había abierto en canal.

—¿Qué se siente cuando una copia digital es más valiente que tú, Maya? ¿Más activa, más dispuesta a luchar a cualquier precio por su vida y la de los demás? ¿Qué se siente cuando dejas a los demás luchar por ti mientras tú te quedas mirando, cambiando de opinión y, si eso, lanzas algún hechizo para echar una mano?

»Debe ser interesante eso de ser fuerte pero preferir que otros se lleven los palos más grandes. No mojarse es una gran filosofía, pero no para un Caballero. Menos cuando te crees tan digna, tan recta, lo suficiente para considerar que la gente de Bastión Hueco es de poco fiar, ¿eh? ¿Tanto como la pobre Yami de la que nadie se fió excepto Light y que gracias a eso acabó muerta? ¿O es que eres buena sólo con quien te parece necesario, como con el pequeño Gabriel, al que no conocías de nada? ¿Cuál ese juicio de valores que te permite catalogar a algunos de inocentes y a otros de culpables, Maya? ¿Por qué juzgas a gente sin conocerla pero luego salvas a un chico que en el futuro se convirtió en un monstruo? —De pronto, el Guía le arrebató la pluma negra y la sostuvo frente a su nariz—. ¿Por qué confías en alguien que matará a su propia familia, que engañará a tus compañeros, que viajaron tan valientemente al pasado en vez de quedarse a salvo en el Castillo, y que los herirá de muerte, además de traer la destrucción a Tierra de Partida? —El Guía sonrió, condescendiente—. ¡Por supuesto, es imposible que sepas nada de esto… igua que no conoces a Bastión Hueco! ¡Pero bien que los juzgas a todos en grupo! Pero aquí es más fácil: sólo tienes que juzgar a una persona. A una. Dime, ¿puedes confiar en Gabriel? ¿Estás segura de que no intentará aprovecharse de Nithael, como hizo ya en el pasado, y que hará exactamente lo que te ha dicho? ¿No es demasiado bonito, no has sido lo suficiente estúpida como para permitirle contaminar una pluma de oscuridad…? Nithael ya no puede comunicarse con vosotros, Nithael ya no puede guiaros. Nithael es un llorón que jamás pudo superar la traición de su amigo, por eso os pidió que salvarais a una parte inocente de su viejo compañero pero, ¿cómo sabes que no has dejado entrar al lobo en esta pluma? ¿Que esa oscuridad no ha encontrado la forma de escapar… gracias a ti?

El Guía rió y mantuvo la pluma al alcance de Maya, por si quería atraparla.

—Puede que te permita quedártela porque esté harto de Nithael. Puede que considere que es un peligro para Tierra de Partida y esté buscando la forma de que le destruyáis. Porque si jugamos a desconfiar y a prejuzgar a los demás, Maya, soy yo el único que sabe lo que se esconde detrás de todas vuestras actitud hipócritas y vuestras excusas para justificar vuestro comportamiento.

»Y ahora, Maya, es cuando empieza la música melodramática y te ofrezco la oportunidad de demostrarme que vas a ser una Caballero digna de proteger Tierra de Partida, como tan pomposamente le has prometido a Kazuki: ¿vas a continuar adelante con la pluma o sin ella? Porque la pluma podría suponer la muerte de una persona y la salvación de todos tus seres queridos por los que estarías dispuesta a perder la memoria de ese abuelo al que has dejado de buscar y de esa familia a la que has dado la espalda. También podría significar vuestra victoria y te permitiría ganar un combate sin derramar sangre.

»Pero antes de nada, me gustaría que supieras que Gabriel defendió esos ideales que han llevado a Bastión Hueco a convertirse en vuestro enemigo. Mató a muchísima gente. Estuvo a punto de destruir este mundo. ¿De verdad quieres confiar en él para salvar la Orden que tanto se esforzó por destruir? ¿Tú, la niña que nunca sabe qué hacer, que siempre se queda atrás… quiere jugarse la vida de una persona y puede que de todos sus compañeros?

*


—Vamos, vamos, Alec, cada uno es mayorcito y tiene que ocuparse de sus propios problemas. Y tú, amigo mío, tienes unos cuantos —dijo el Guía mientras lo apartaba de Maya y Nicoxa hasta arrinconarlo contra una pared. Aunque Alec era muy alto, el Guía lo era todavía más y el brujo no tendría otro remedio que retorcer el cuello para mirarle a los ojos. Su presencia era apabullante. De pronto le había cogido el frasco con sus recuerdos—. Qué fácil debe ser renunciar a algo que no tienes. Especialmente si lo dejaste atrás porque eres un cobarde que no es capaz de asumir sus errores. —El Guía le devolvió el frasquito—. Has dicho que deseas proteger Tierra de Partida, pero me desagrada informarte de que viniste aquí con Bastión Hueco con la idea de aprovecharte de la debilidad del mundo ante un ataque masivo de Sincorazón para robar sus secretos y quedároslos para vosotros. Ah, sí, ¿no lo sabías? Traicionaste a Tierra de Partida, te fuiste con Bastión Hueco y fustigaste a muchísimos antiguos compañeros. Hermoso, ¿no te parece? La duda, la imposibilidad de vencer a tus enemigos dentro del Castillo, te hizo aprobar un pacto para ceder los recuerdos de un año.

Se separó un poco, para dejarle tiempo.

—Si no me crees, ¡no tienes más que beberlos, jaja! ¡O preguntar a Maya, si es que es capaz de terminar su prueba! Pero tampoco tienes tiempo, Alec. Debes estar en las mejores condiciones para hacer frente a la recta final de este Castillo, ¿no crees? Así que puedes optar por creer que no harías nada tan despreciable… Lo mejor es considerar que eres un doble traidor. —El Guía carraspeó—: El día en que la guerra empezó cometí el mayor error de mi vida, abandonar a aquellas personas que habían visto un aliado en mí por orgullo . Se que lo que te pido es egoísta, pero es la única forma que veo de poder ayudar a salvar este lugar, el que un día también fue mi hogar. Quiero poder ayudar a mis amigos y eso solo podré hacerlo si vuelvo a recordar quienes son mis verdaderos compañeros.

»¡Precioso! ¡Un ejemplo de lealtad y responsabilidad! ¡Lo mejor que se te ocurrió hacer era olvidar a los que han sido tus compañeros durante un año, hacer frente a tus errores y cargar con ellos! ¡Pero no, seamos amnésicos, es más fácil y despertarás compasión entre tus viejos compañeros a los que te has enfrentado una y otra vez, poniéndoles todas las zancadillas que has podido! ¡Desde luego, te recibirán con los brazos abiertos, sobre todo si no eres capaz de pedirles perdón como dios manda!

El Guía apoyó la barbilla en un puño y chasqueó la lengua, mirándole con los ojos entrecerrados.

—Lo cual no deja de ser irónico, ¿no crees? Tu mayor miedo es ser traicionado, pero tú no dejas de traicionar una y otra vez a los demás. A tus viejos amigos, cambiando de bando; a tus Maestros, desobedeciendo sus órdenes y desertando; a tus nuevos compañeros, olvidándoles como si no valieran nada. ¡Caramba, Alec, dejas por los suelos a Anthoni! ¡Estoy seguro de que se reiría en tu cara de hipócrita!

»Vamos, al menos no has llegado al punto de convertirte en un asesino sediento de sangre como Joker (el gusto para los nombres de tu copia me parece cuestionable. Espero que no te lo haya contagiado), aunque, bueno, sus recuerdos y su impulso están ahora dentro de ti. ¿Cuánto tardarás en empezar a matar a los que se interpongan entre ti y tu búsqueda del poder? Una bastante ambiciosa, la verdad, para alguien que se cree incapaz de sentir miedo, que considera que ni siquiera la muerte es algo que deba temer. La v[color=#008000]erdad, un soldado que no teme es un monstruo. Un soldado como tú se convierte en una sanguijuela que extrae de los demás lo que más le conviene y luego escapa a por la siguiente víctima, como has hecho con Tierra de Partida y como harás con Bastión Hueco[/color]. —Su tono era cada vez más frío—. ¿Por qué debería permitir que un chaquetero como tú regresara a Tierra de Partida o incluso intentara continuar adelante con esta prueba? —De pronto sus dedos se afilaron hasta convertirse en unas peligrosas garras—. Me imagino que no te dará miedo, oh temerario Alec, enfrentarte al Olvido ya que consentiste con tanta facilidad echar por la borda un año de tu vida y tal, pero si fueras sensato tendrías miedo. Es una reacción básica que te salvaría el culo.

»En fin, que no tiene demasiado sentido que deje pasar a alguien como tú. Un traidor por partida doble, que no sería capaz de regresar si tuviera sus verdaderos recuerdos y que, para redondear la cosa, ni siquiera sabe por qué diantres está en mi dominio. Alguien tan inteligente que decidió borrar su memoria cuando el mundo que venía a fastidiar y que ahora tanto dice que quiere proteger, está al borde del abismo y desaparecerá de un momento a otro. ¡Es decir, una persona que se auto-inutilizó a sí misma cuando más se necesitaba que fuera valiente y digna y capaz de mirar al pasado y enfrentarse a él!

El Guía avanzó hasta poner una de las garras contra el cuello de Alec. Sintió cómo le abría la piel y que se le escapaba una gotita de sangre.

—¿Últimas palabras, Alec? Te aseguro que este lugar es bastante agradable, sobre todo para gente que persigue el olvido como tú…

Por su voz, pudo notar que el Guía hablaba en serio. Alec tenía muy poco tiempo para convencerle de que no debía ser eliminado. También podía escapar, claro pero… ¿A dónde?

Y nadie acudiría en su ayuda. Todos se enfrentaban a sus propios problemas.

Alec se había quedado solo.

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-Aunque Alec invoque a Ilana, esta no acudirá.

-Lo dicho: espero un total y absoluto respeto por vuestra ficha y que los personajes actúen como lo harían. Cualquier metagame será castigado.

¡Suerte!

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Nicoxa
VIT: 27/32
PH: 10/10
+Poción

Maya
VIT: 31/34
PH: 20/32
+Ultrapoción

Alec
VIT: 19/22
PH: 21/30

Ilana
VIT: 20/30
PH: 17/20

****
Light, Yui, Keiko, Malik, Colibritany, Nikolai y Saxor




Colibritany, Nikolai y Saxor aparecieron al mismo tiempo en la sala abovedada al mismo tiempo que a los demás comenzaba a pasárseles el efecto de esa extraña visión. ¿Habían compartido un momento de empatía con Nithael? Todo era posible.

El Guía avanzó para saludar a los recién llegados.

—¡Enhorabuena a todos! Como estamos en medio de un momento emotivo, no voy a enrollarme. Escoged un número que os proporcionará un ítem que puede que os sirva para la batalla: 2, 3, 4 u 8. —Les mostró la baraja. Una vez que eligieran, o no, repartiría los ítems y diría—: Os felicitaría y todo eso, pero me temo que se acaba el tiempo y que tenéis que correr como si os fuera la vida en ello (adivinad: os va). Nith, ¿haces los honores o los hago yo?

—Lo haré yo.—El ángel parecía algo alicaído, pero se las apañó para sonreír a los recién llegados—. Enhorabuena. Sois siete personas, lo cual significa que podéis abrir la última puerta. Para obtener la mitad de la Llave Espada os tendréis que enfrentar a mí. Me encuentro encerrado en un círculo mágico que me ha mantenido congelado en el tiempo, por lo que en cuanto lo rompáis… Despertaré. No os recordaré. Atacaré sin pensármelo dos veces. Os tendréis que situar estratégicamente a mi alrededor antes de desactivar el círculo.

»Si no queréis morir, ya que soy más poderoso que todos vosotros, incluso herido, podéis esperar a que lleguen vuestros otros compañeros. También os recomiendo atacar a matar. Lo demás está en vuestras manos.

El ángel los recorrió con la mirada, respiró hondo, sus alas se encresparon y se desvaneció.

La puerta dorada aguardaba, titánica, ante ellos. Si los siete actuaban a la vez, la abrirían y aunque ya sabían lo que les esperaba al otro lado, quizás no fuera buena idea traspasarla sin reponer todas sus fuerzas.

¿Esperarían a sus compañeros o preferirían seguir adelante? El Guía, desde luego, parecía partidario de la segunda opción, aunque no les presionó.

Iban a enfrentarse a un ángel que no dudaría en matarlos. Debían prepararse, decidir qué iban a hacer con Nithael, si respetar o no sus deseos, y poner a punto todas sus armas.

Por fin había llegado el momento.

*


Cuando abrieron la puerta, esta se desplazó hacia el interior con un suave resoplido. Los envolvió un agradable olor a agua fresca y tierra mojada. Escucharon el goteo de una pequeña fuente… Y se encontraron con el que había sido la prisión de Nithael durante más de mil años.

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Aquel templo estaba iluminado por una suave pero decadente luz que entraba por los huecos donde un día debieron haber hermosas vidrieras. Las grandes columnas estriadas se perdían en un techo alto y abovedado, que les haría sentirse diminutos. La vegetación había invadido el lugar, así como el agua. Era una disposición extraña, como si se hubieran mezclado varios edificios. Tendrían que trepar por las rocas de un riachuelo, pasar por debajo de un puente y sortear árboles antes de aproximarse al ábside de la nave.

Allí aguardaba una especie de capullo de flor gigante, cincelado en una piedra cristalina, en medio de un círculo grabado en el suelo.

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Se podía adivinar la figura del ángel en su interior, con las alas extendidas y algo en las manos. Cuando se acercaron, el objeto resplandeció y pudieron verlo sin problemas, como si se hubiera iluminado una llama en el interior de la escultura.

Era Llave Espada dorada.

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El Guía, que les había acompañado, dijo:

—Ese es vuestro objetivo. Ahora, fijaos en el círculo. ¿Veis que dentro del círculo casi externo hay una pequeña piedra? Uno de vosotros debe activarla. Seguramente le robará la mitad de su energía vital en el proceso. Otro debe usar esta —El Guía señaló hacia un pedestal que había tras la flor cerrada, donde yacía otra piedra— y mantenerla bien sujeta mientras se sitúa tras el ángel, para redirigir la energía. También le hará mucho daño. No conocéis el hechizo para romper el círculo, pero creo que no hará falta: con la Llave, Nithael se las apañará solo.

»Eso significa que quedáis cinco para pelear y un sexto (el que coja la primera piedra) probablemente en la dirección hacia donde Nithael atacará. Os va a tocar organizaros muy bien. No podréis evitar su primer mandoble que, os aseguro, será brutal. Después tendréis que decidir qué hacer y bien rápido, porque seguramente este lugar comenzará a cambiar por efecto de la Llave Espada. Una que os recomiendo que cojáis entre dos o más o los efectos serán fatales. ¿Preguntas?

Si tenían alguna, más valía que la hicieran. Les serviría de mucha ayuda.

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Keiko
VIT: 12/12 [Inmunidad física durante ???? Turnos desde el instante que empiece la prueba]
PH: 14/14 [La magia está sellada. Puedes hacer, sin embargo, habilidades HC]

Yui
VIT: 6/6
PH:4/4
+Ultrapoción

Light
VIT: 54/54
PH: 39/40
+ Éter

Gaomon
VIT: 36/36
PH: 20/20


Malik
VIT: 58/64
PH: 17/26

Colibritany
VIT: 6/14
PH: 8/8

Nikolai
VIT: 18/26
PH: 11/18

Saxor
VIT: 42/50
PH: 34/34

Guilmon
VIT: 22/30
PH: 14/14

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Un rápido resumen:

-Dos personajes deberían sacrificar la mitad de su vida para despertar a Nithael. No hay otra forma de conseguir la Llave Espada.

-Si necesitáis un cutre mapa os lo haré, pero básicamente Nithael está de cara a la entrada, el circulito donde está la primera piedra se encuentra inmediatamente frente a él y poco más. Podéis aprovechar toda la zona, pues tiene bastantes recovecos donde esconderse o desde los que atacar, pero no olvidéis que cuanto más tardéis en derrotar o matar a Nith, más cambiará la zona y más control tendrá el ángel sobre la misma.

-Sería más que ideal que hicierais un equipo y planeárais una requetebuena estrategia, ya que Nithael será un enemigo intenso. Muy intenso. Si decidís esperar a los demás jugadores, podéis hacerlo sin problemas mientras exploráis el terreno aunque algo me dice que no lo vais a hacer.

-El Guía no os apoyará en la batalla aunque, si le preguntáis, puede daros consejos. Por Dios no le hagáis muchas preguntas que no sabéis lo ilusionada que estoy con que haya un par de rondas sin sus malditos codes.

Dicho esto, ¡mucha suerte a todos!

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Ausencias:
Tanis: II
Saxor: II (Justificadas)
LightHelco I (Justificada)
Reimeow II (Justificadas)

Fecha límite:sábado 29 de agosto a las 23:59

[Zodiark]

—¡Eh, ¿a qué demonios ha venido eso?! —dije frotándome la frente con la palma de la mano para calmar el dolor del capirotazo que me acababa de propinar gratuitamente El Guía.

Tras ello, y sin darme tiempo a prepararme para asimilar lo que estaba a punto de suceder, El Guía comenzó a soltar un largo discurso. Al comienzo, quería hacerle callar, pero conforme iba diciendo más y más, mis ojos se abrían como platos y me quedé atónita. ¿De qué demonios me estaba hablando? ¿A qué venía toda aquella retahíla de reproches y críticas? Me estaba comenzando a hacer sentir realmente mal, muy mal.

Cuando hubo terminado, las manos y las piernas me temblaban. No podía escuchar ni una sola palabra más.

—¡Cállate ya! ¡¿A qué viene todo este discurso?! —espeté—. ¡¿Crees que sabes cómo me siento?! ¡No tienes ni idea! ¡Cierra el pico de una vez!

Apreté los dientes furiosa y miré a los ojos al Guía, desafiante. Esa cara oscura, y esos enormes ojos brillantes, me devolvieron a la realidad. No era rival para él, y lo sabía. Si le desafiaba, posiblemente acabaría muy mal.

Intenté calmarme, respirando hondo un par de veces, para no perder los estribos. Sentía un intenso nudo en la garganta, como si estuviera al borde del llanto. Y prácticamente lo estaba, pero mi cabeza estaba tan llena de cosas que me sentía demasiado aturdida como para llorar, incluso.

—Yo no... ¡Eso que dices no...!

Sentía mi respiración entrecortada e intensa, nerviosa. Sólo quería huir de allí, perder de vista a aquel ser. Huir... Huir lejos, escapar de ese terrible lugar. Sólo quería... ¿huir?

Fue entonces cuando me di cuenta. A pesar de todo lo que me estaba diciendo aquel ¿hombre? yo no tenía intención alguna de enfrentarle, sino de huir, sólo pensaba en huir. Tal y como decía él. Algo se quebró dentro de mí, sentí como si mi alma se rompiera en mil pedazos. Nunca antes me había sentido así. Me sentía tan vacía, pero al mismo tiempo notaba algo rebosante dentro de mi corazón, algo que quería salir, como si lo hubiese estado guardando durante mucho tiempo en mi interior y, que por culpa del Guía, sintiera la repentina necesidad de explotar y ser libre por fin.

Suspiré resignada sin apartar la mirada de los brillantes ojos del ser que se encontraba delante de mí. Aquel odio que había sentido por haberme hablado de esa forma y aquellas ganas de darle un buen merecido que inundaban mi corazón se habían esfumado para dar lugar a la resignación. Escapar y seguir negando lo que decía ya no era una opción.

—Sí, quizá tienes razón —dije apretando los puños y bajando la vista al suelo, avergonzada—. Yo... He dejado sufrir a mucha gente para poder escapar. Sólo para salvarme a mí misma.

»Tengo miedo.

Junto con esas palabras, por fin, surgió una lágrima de mi ojo. Pero ni siquiera fui capaz de sentirla bajando por mi rostro hasta la barbilla, cayendo posteriormente al suelo. Era la primera vez que alguien me hablaba así, que alguien hurgaba en mi corazón de esa manera, diciéndome de forma cruda aquello en lo que alguna vez había pecado. Y aunque intentara negarlo, no podía. En el fondo de mi corazón, sabía que sus palabras iban cargadas de mucha verdad, aunque nunca hasta aquel momento me hubiese dado cuenta de ello.

—Tengo mucho miedo. ¿Crees que sabes lo que siento? ¿Crees que sabes cómo me siento después de todo lo que he visto? Perdí a mi abuelo, posiblemente esté muerto. He visto a muchos compañeros pasarlo mal, incluso a mi copia virtual. Y a pesar de que no fui yo quien sufrió aquello, lo tengo grabado a fuego en mi mente, como si me hubiese ocurrido a mí. Aquel dolor, aquel sufrimiento. Aquella desesperación.

»No quiero... No quiero. Simplemente no quiero sufrir todo eso. Ban, Jack, Maya digital y los demás compañeros del Reaper's Game... Muchos sufrieron un final espantoso. ¡No quiero sufrirlo yo también! —exclamé, alzando de nuevo la vista y mirando al Guía a los ojos otra vez, esta vez, con una mirada cargada de sinceridad, y no de odio—. Tengo miedo de morir. ¿Es eso tan terrible? ¡Soy humana! Tengo miedo, es natural... ¡No quiero morir!

De nuevo, unas lágrimas resbalaron por mis mejillas, y las piernas y las manos me volvían a temblar. Estaba a punto de caer al suelo de rodillas, asustada.

—Sé que es egoísta y que un Caballero de la Llave Espada no debería actuar así, con tanta cobardía e individualismo pero... —dije, secándome las lágrimas con una mano temblorosa—. No es mi intención sacrificar a los demás... Quiero vivir. Nada más.

»Siempre estoy diciendo "¡Sí, protegeré a todos, protegeré mi hogar!", pero muchas veces siento que no soy capaz de cumplir mi palabra, que se me escapa todo el valor y la fuerza por la boca. Al final, todo lo que hago es correr de aquí para allá, intentando salvar mi vida. ¿Soy... una mala persona...? ¿De veras la gente cree que disfruto poniendo en peligro las vidas de los demás para mantener la mía a salvo? Si es así entonces no sé por qué sigo aquí.

Me quedé pensativa unos segundos. Sin quererlo, había soltado todo aquello, algo que tenía dentro pero que ni yo misma sabía que se hallaba en mi corazón hasta que el Guía soltó todo aquello en mi cara.

"Tengo miedo de morir". Aquello era algo que no había dicho en mi vida, ni siquiera me lo había planteado nunca. Siempre había seguido órdenes, y siempre había intentado salvar mi vida ante los peligros. Pero jamás me había dado cuenta de que, haciendo eso, ponía en peligro a los demás, dejando que ellos recibieran las heridas y el daño. Sí, podía curarles con mis hechizos, pero aun así, en ese momento me percaté de que quizá mi actitud hiciera sufrir a los demás, y eso no podía ser sanado. Y si ése era el caso, a lo mejor no tenía aptitudes para seguir blandiendo la Llave Espada.

—Vine a Tierra de Partida para escapar de la rutina y de las estrictas normas de mis padres. ¿Infantil, verdad? A día de hoy incluso me parece patético, porque, a veces, desearía volver a esa vida. Una vida segura, relajada, alejada de guerras, de Sincorazón... y de muerte. Me tomé esto como un juego, como una vía de escape para pasar el rato, pero es algo más, algo que a lo mejor me viene grande. ¿En qué estaba pensando?

»¿De verdad este es mi sitio? ¿De verdad valgo para esto? Nunca me lo había planteado, para ser sincera, pero me he dado cuenta de que esa duda siempre ha estado ahí, aunque no me diese cuenta.

Cerré los ojos, y recordé los rostros de mis familiares, de mis compañeros, de mis Maestros, de la gente que había conocido en otros mundos. Respiré hondo y comprendí por fin por qué luchaba, por qué, a pesar de haber cumplido mi objetivo de aprender a utilizar un arma cuerpo a cuerpo como era la Llave Espada, seguía teniendo interés en aprender a utilizar magia blanca, y por qué seguía en Tierra de Partida.

—Siempre he intentado ayudar en todo lo que podía. O eso creía —comenté, mirando de nuevo al Guía—. ¿Pero es suficiente? No lo creo. A pesar de todo, la gente a mi alrededor sigue sufriendo, mientras yo lucho por no morir, empujada por el miedo.

»Quizá aquella Maya caprichosa e infantil sigue viviendo en mí, después de todo, aunque yo creyera que ya no existía, y que había madurado. Pero sé con certeza que la razón por la que sigo siendo una aprendiza de la Llave Espada ya no es para escapar, sino para seguir ayudando a mis amigos y a mi familia. Aunque a veces mis palabras parezcan huecas cuando afirmo con rotundidad que voy a proteger aquello que amo, y no cumpla con ellas, de veras es lo que ansío. Si estoy aquí es por ellos, y no les daré la espalda ni a mi familia ni a mis amigos. Si no les tengo a ellos, ¿qué me queda? ¿De qué me sirve seguir viva, temiendo a la muerte, si ellos desaparecen de mi vida porque he sido demasiado cobarde preocupándome de mí misma como para protegerles? Al final, estar sola en el mundo para mí es casi tan horrible como morir.

Suavemente, cogí la pluma de las manos del Guía, y la observé con tristeza, pensando en lo que me había dicho sobre confiar o no en la gente, y sobre la muerte de Yami, que a pesar de todo, seguía negándome a aceptar con tanta facilidad.

—Por eso debo continuar y devolver Tierra de Partida a la normalidad. Esta vez no tengo adonde escapar para estar segura. Tengo que hacerlo, sólo así podré ganarme el perdón de aquellos que han sufrido por mi ineptitud, y seguir peleando junto a ellos. Incluso junto a los de Bastión Hueco, porque hoy estamos juntos en esto.

Sonreí recordando las palabras del Guía sobre mi confianza y mis juicios de valores, como si hubiese dicho un disparate, aunque realmente no lo fuese del todo.

—Porque, a pesar de que digas que los juzgo sin conocerlos, he luchado junto a ellos muchas veces. De hecho, Alec es uno de mis mejores amigos. Así que no tienes ni idea.

»Si dudé de Yami fue porque quise creer en ella. No quise creer que ni ella ni los compañeros que Jasper supuestamente había asesinado habían muerto en este castillo horrible, y al parecer en el caso de Alec y los demás no me equivoqué. Dime, ¿de qué sirve confiar ciegamente, sin dudar? Jamás juzgo a nadie sin conocerle, de la misma forma en que jamás confío en alguien al cien por cien de buenas a primeras, aunque pueda parecer que sí. Pero siempre doy una oportunidad a todo el mundo, para que así pueda comprobar por mí misma si puedo o no confiar, superando mis dudas. Si quieres confiar en alguien, es necesario primero superar la duda, ¿no crees? Si no hay lugar para la duda, entonces no hay lugar para la confianza.

Apreté suavemente el puño, con la pluma dentro, y cerré los ojos, pensando en el Gabriel que se hallaba en dicha pluma y en el Gabriel que intentó asesinarnos durante la prueba anterior.

—Y lo mismo haré con Gabriel. Dices que no debería confiar en él, ¿pero puedo confiar en ti? A diferencia de ti, yo soy humana, y no sé discernir a simple vista en quién puedo confiar y en quién no. No puedo saber qué siente y piensa cada persona. Por eso... ¿Por qué debo confiar en ti, y no en él? Es algo que quiero descubrir por mí misma.

Abrí la mano, dirigiendo la vista de nuevo hacia la pluma, fijándome especialmente en lo negra que se había vuelto. Tenía sin duda un aspecto más oscuro, menos puro.

—Daré una oportunidad a Gabriel, y también a ti, y descubriré yo misma en quién puedo confiar. Y, si es verdad que Gabriel me traiciona y hace todo eso que dices, yo misma le haré pagar. Yo lucharé para detenerle, y no permitiré que haga daño a nadie. No, nadie va a sufrir por mi culpa, ya no.

»Porque se acabó. No voy a correr, no voy a escapar más. No me quedaré atrás. Quiero ser una Maestra, proteger aquello que me importa, encontrar a mi abuelo, y también quiero luchar por no morir. Pero esta vez sin miedo, sino con valor y fuerza. Así que sal de mi camino, porque tengo una misión que cumplir. Tengo que hacer que todos volvamos a nuestro hogar, y pedirles perdón... por haber sido débil...

Alcé la vista, y una vez más miré fijamente a los ojos del Guía, pero en esta ocasión mucho más seria que anteriormente.

—Aparta.

[Light]

Nithael no se mostró conforme con sus respuestas: ninguno de los tres estaba dispuesto a acabar con su vida. Parecía que iba a romper a llorar.

—He tratado de advertiros. Por supuesto sois libres de decidir lo que más os convenga, así como yo he tratado de forzaros a realizar un crimen horrendo. Pero que nadie vuelva a intentar decir que me comprende. —Light apretó los labios—. Sólo cuando haya vivido más de mil años como yo… Con las manos manchadas como las mías… Llevo tanto tiempo esperando. Me condenaron a esta espera eterna y bien merecida la tenía, pero ya no puedo más. Nada me espera ahí fuera. Y aunque lo hubiera, moriría.

«¿Moriría?».

Entonces, tras la onda de aire, un sentimiento desagradable le inundó por alguna razón y Light torció el gesto.

Además, tuvo una espantosa (y familiar) visión que le dejó muy mal cuerpo: el ominoso de Erased Data le sorprendía por la espalda y le inmovilizaba en las penumbras. Lo peor de todo fue que el aprendiz no le detuvo ni se defendió, el miedo le mantuvo paralizado. Le sacó el corazón y, esta vez, en lugar de limitarse a absorber su oscuridad lo destruyó. Lo devoró, como hizo el líder de los Villanos Finales con Ban.

En consecuencia, su ser más querido, el eidolon que representaba su corazón, moría por su culpa; y su amo se convertía en una cáscara vacía.

Cuando la perturbadora alucinación finalizó aquel sentimiento había desaparecido. Aunque no se tranquilizó del todo. Cerró los ojos y se llevó la mano al pecho, entre temblores, incapaz de pronunciar una sola palabra. Gaomon intentó tranquilizarle, asegurando que jamás pasaría algo parecido. Oír sus palabras de ánimo supuso un alivió para él, el eidolon no se había ido.

Esa visión... ¿había sido obra de Nithael? ¿Qué buscaba al mostrarles eso?

Se calmó un poco más en cuanto comprobó quiénes habían acudido.

—Estáis vivos… —musitó.

Otros aprendices aparecieron en la sala de la gran puerta dorada. Light abrió lentamente los ojos al encontrar allí a su amigo Saxor. Le había llegado a dar por muerto tras volver al cuarto de Jasper, pero ahora finalmente quedaba probado que les había mentido. Sus compañeros estaban vivos y eso sin duda le aliviaba.

—¡Enhorabuena a todos! Como estamos en medio de un momento emotivo, no voy a enrollarme. Escoged un número que os proporcionará un ítem que puede que os sirva para la batalla: 2, 3, 4 u 8. Os felicitaría y todo eso, pero me temo que se acaba el tiempo y que tenéis que correr como si os fuera la vida en ello (adivinad: os va). Nith, ¿haces los honores o los hago yo?

—Lo haré yo. —Nithael mostró una sonrisa a los recién llegados—. Enhorabuena. Sois siete personas, lo cual significa que podéis abrir la última puerta. Para obtener la mitad de la Llave Espada os tendréis que enfrentar a mí. Me encuentro encerrado en un círculo mágico que me ha mantenido congelado en el tiempo, por lo que en cuanto lo rompáis… Despertaré. No os recordaré. Atacaré sin pensármelo dos veces. Os tendréis que situar estratégicamente a mi alrededor antes de desactivar el círculo.

»Si no queréis morir, ya que soy más poderoso que todos vosotros, incluso herido, podéis esperar a que lleguen vuestros otros compañeros. También os recomiendo atacar a matar —Light apretó los dientes y desvió la mirada del ángel—. Lo demás está en vuestras manos.

El ser angelical finalmente se desvaneció, dejándoles solos con el Guía.

Consciente de que seguramente les quedaba poco tiempo, se encaró con firmeza a la puerta dorada. El temido momento del enfrentamiento se acercaba y la aventura en el Castillo del Olvido iba llegando a su fin. La prueba final les deparaba, el último desafío antes de conseguir la llave. Nithael les atacaría y no les quedaría otra que enfrentarle para salvar su hogar. ¿Lograrían salvarle y eliminar su desesperación? Ojalá.

Light no dejó de pensar en las palabras del triste ángel mientras abrían entre todos la gran puerta dorada.

“Nada me espera ahí fuera. Y aunque lo hubiera, moriría”.

*

Antes de comprobar el lugar les llegó el olor agradable del agua y la tierra mojada. También escucharon el goteo de una fuente.

¿A dónde demonios estaban yendo?

Tras la gran puerta dorada descubrieron un templo repleto de vegetación en el que supuestamente aguardaban Nithael y la llave (daba gusto dejar atrás las enfermizas paredes blancas del castillo). Echó un rápido vistazo a su alrededor, en busca de estos. De tener tiempo se dedicaría a comprobar la belleza del lugar, pero no era el caso.

Sortearon diferentes obstáculos para alcanzar finalmente su objetivo. Light agudizó la vista mientras se acercaba con lentitud al capullo de piedra cristalina. Fueron capaces de distinguir en su interior la figura de un ángel, que no podía ser otro que Nithael. El objeto que llevaba en sus manos se iluminó, revelando su identidad: una Llave Espada dorada.

—Ese es vuestro objetivo. Ahora, fijaos en el círculo. ¿Veis que dentro del círculo casi externo hay una pequeña piedra? Uno de vosotros debe activarla. Seguramente le robará la mitad de su energía vital en el proceso. Otro debe usar esta —el Guía les señaló un lugar en particular: un pedestal que se hallaba tras el capullo— y mantenerla bien sujeta mientras se sitúa tras el ángel, para redirigir la energía. También le hará mucho daño. No conocéis el hechizo para romper el círculo, pero creo que no hará falta: con la Llave, Nithael se las apañará solo.

»Eso significa que quedáis cinco para pelear y un sexto (el que coja la primera piedra) probablemente en la dirección hacia donde Nithael atacará. Os va a tocar organizaros muy bien. No podréis evitar su primer mandoble que, os aseguro, será brutal. Después tendréis que decidir qué hacer y bien rápido, porque seguramente este lugar comenzará a cambiar por efecto de la Llave Espada. Una que os recomiendo que cojáis entre dos o más o los efectos serán fatales. ¿Preguntas?

—Sí, yo tengo algunas —anunció, cruzado de brazos—. ¿Qué clase de efectos fatales? ¿Acaso no puede cargarla una persona por sí misma? Dinos todo lo que sepas sobre la mitad de la llave, si es que tienes más información, claro.

No conocían a su adversario todavía, no sabían de sus debilidades ni de sus fortalezas. A priori no podía idear ninguna estrategia para hacerle frente, solo se le ocurría arrebatarle la Llave Espada. Claro que, no resultaría tan fácil quitarle el arma de las manos a alguien tan poderoso —que posiblemente volara, no creía que tuviera las alas de adorno—, así que lo recomendable sería encontrar una forma segura de birlarla. Quizás con algún hechizo…

«Lo tengo».

—¿Crees que un hechizo de tipo Magneto como Magnetokinesis bastaría para quitarle la llave y atraerla hacia nosotros? Si no es demasiado pesada quizá funcione, ¿no? —planteó al encapuchado, esperando una respuesta favorable.

En cuanto expusieran sus dudas y éstas se vieran resueltas, Light se viró hacia sus compañeros aprendices.

—Bien… ¿Cómo nos organizamos? Opino que tras despertarle deberíamos centrarnos en quitarle el fragmento de llave en primer lugar. —Ladeó la cabeza, orientando la mirada hacia el capullo—. Si nos enfrentamos directamente a él es posible que no vivamos para contarlo —indicó nada más recordar lo que le había dicho Nithael: la llave le permitía manipular aquella estancia, se volvería más peligroso con ella. Añadiría lo siguiente si el Guía le daba el visto bueno al uso de la Magnetokinesis—: Intentaré arrebatársela. En el caso de que lo consiga, necesito a una persona que me ayude a cargar con la llave durante el combate.

En cuanto se pusieran de acuerdo con la estrategia, se posicionaría. Precavido, buscaría algún recoveco, alejado del círculo mágico y situado detrás del capullo a ser posible, y desde ahí presenciaría con atención el ritual de las piedras. *Si Keiko no utilizaba la primera piedra, se ofrecería él mismo. Retrocedería rápidamente tras cumplir la tarea de despertar al ángel y se defendería de su ataque inminente: intentaría bloquearle con su Alma Inquebrantable.

Sus acciones posteriores al primer mandoble de Nithael dependerían de la respuesta del Guía a su pregunta.

Si le había confirmado que el fragmento de llave no era demasiado pesado y bastaba un hechizo del tipo Magneto, Light activaría el nexo-D de Xefil. Elegiría tres de sus habilidades y emplearía una de ellas: la Magnetokinesis. Concentraría la mirada en el arma de Nithael y la atraería rápidamente hacia él las veces que hiciera falta. Después de hacerse con ésta se pondría en guardia (sostendría Alma Inquebrantable con una mano y, con la ayuda de su amigo, sujetaría la llave dorada con la restante). Antes de realizar la magia, avisaría a Saxor para que le ayudara a cogerla al vuelo.

Light no activaría el nexo-D si el Guía del castillo les confirmaba que no era posible atraer magnéticamente el fragmento. En este caso, se limitaría a protegerse con la habilidad Fortaleza y permanecería en posición defensiva. Si se convertía en el objetivo de un ataque del ángel, intentaría bloquearlo con su gran Llave Espada.

Sin importar la respuesta del Guía, si por cualquier motivo Nithael abandonaba el fragmento de llave o se dejaba desarmar por sus compañeros, no recurriría al nexo-D y aprovecharía su velocidad para acercarse rápidamente al arma. Llamaría la atención de Saxor a fin de que le acompañara y la cogiera al mismo tiempo que él.

Su eidolon se materializaría a su lado en cuanto iniciaran el ritual para romper el círculo y le cubriría con su gran cuerpo. Permanecería junto a él en todo momento. Arremetería contra el ángel con su Luna protectora en el caso de que se dispusiera a atacar a su amo (especialmente si lograban desarmar a Nithael y éste intentaba recuperar por las malas la llave dorada).

—¡Nithael! ¡Somos nosotros, hemos venido a salvar Tierra de Partida! —exclamaría en cualquier caso de los anteriores si, en efecto, el ángel mostraba una actitud hostil—. ¡Si de verdad te importa tu hogar tienes que ayudarnos!

No quería hacer daño a Nithael, puede que por ese motivo había planeado quitarle la llave por medio de un conjuro en lugar de atacarle. El trauma de Wix seguía ahí e inevitablemente le afectaría.

Quizá podrían ahorrarse aquella batalla si lograban hacerle entrar en razón… aunque sospechaba que no sería tan fácil. Teniendo en cuenta lo que les había dicho Nithael, puede que fuera incluso imposible.

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Resumen:

- Hay varios escenarios posibles para Light:

Escenario 1 - El Guía me asegura que es posible utilizar Magnetokinesis para atraer la espada. En ese caso Light activa el nexo-D (5 PH) y se añaden a su repertorio las siguientes habilidades:

▪ Transversal (HM) [Nivel 9] [Requiere Afinidad a Espacio; Poder Mágico: 10]. El usuario cambia su propio plano de gravedad, permitiéndose desenvolverse por los muros o por el techo. Dura dos posts si no es interrumpido.
▪ Magnetokinesis (HM) [Nivel 10] [Personalizada] [Requiere Afinidad a Espacio, Poder Mágico: 18] Xefil usa sus poderes espaciales para adquirir un cierto grado de telekinesis durante un turno, permitiéndole mover objetos a distancia, empujarlos con fuerzas invisibles y levantarlos en el aire. Límite de 3 kg.
▪ Giro magnético (HC) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Espacio; Velocidad: 18] El usuario da una vuelta sobre sí mismo, creando un pequeño campo magnético a su alrededor que puede causar atracción o repulsión en aquellos que se encuentren en él, de apenas un par de metros de radio. Una vez ejecutada la habilidad, no se puede cambiar el polo adquirido por cada uno.

Y usa Magnetokinesis, de nivel 10 (10 PH). Así que Light gastaría en total 15 PH en este escenario (5 por el nexo y 10 por usar Magnetokinesis).

Escenario 2 - El Guía me asegura que no es posible utilizar Magnetokinesis para atraer la espada. En ese caso Light utiliza su propia habilidad Fortaleza y permanece en guardia.

▪ Fortaleza (HC) [Nivel 10] [Requiere afinidad a Tierra; Resistencia: 15] Haciendo uso de su afinidad Tierra, la piel del usuario de la habilidad adquiere una notable dureza, similar a la de la roca. El daño recibido por ataques físicos y habilidades de combate (HC) se verá reducido hasta que el usuario reciba un ataque físico de mayor potencia que la Fortaleza, capaz de destruirla. La habilidad finaliza en tres turnos.

Light gastaría solo 10 PH en este escenario.

En el caso de que el Guía no me confirme nada o simplemente no me dé una respuesta precisa, me arriesgaré y tomaré el primer escenario (en el que intento atraer la llave con Magnetokinesis).

- Gaomon gastará solo 6 PH, pues utilizará su habilidad en cualquiera de los escenarios siempre que Nithael se disponga a atacar a Light:

▪ Luna protectora (HC) [Nivel 6] [Requiere afinidad a Luna; Fuerza: 6; Resistencia: 10; Elasticidad: 6] Inesperadamente, la mascota toma la forma de una flotante esfera de luz que gira en círculos hasta tres veces, embistiendo repetidamente contra los enemigos próximos que rodeen a su invocador, normalmente. Técnica poco dañina y con escaso alcance, pero que puede hacer retroceder a los enemigos.

- Las acciones están habladas con mis compañeros (Saxor me ayudará a cargar la llave).

- Quizás es obvio, pero si Nithael acaba desarmado por cualquier otro motivo, Light se ahorrará la Magnetokinesis y el Nexo e irá a coger el fragmento de llave como alma que lleva el diablo xD Si no lo consigue entonces no se las ahorrará.

- Si se lee la descripción de Magnetokinesis pone que dura un turno, así que en el caso de usarla Light se aprovecharía de su efecto y atraerá el arma las veces que haga falta durante ese turno si se la quitan.

*Edit por la ausencia imprevista de Bond, con el permiso de Suzu.

[Saxor]

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—Pero nunca es tarde para cambiar. Al igual que mi padre fue guardián de Vergel Radiante, yo soy un Aprendiz de Tierra de Partida. Y no un aprendiz de la llave espada: un Aprendiz de Guardián. Que siendo sincero, se me da de pena. ¿Pero sabes qué? Me da igual. Por eso soy un Aprendiz: porque aún no estoy cualificado para serlo. Y los Aprendices tienen la oportunidad de mejorar. Juré que no me rendiría con Tierra de Partida, y no lo voy a hacer...Así que déjame cumplir con mi cometido y apártate de mi camino.

Inmediatamente el guía me sopló en la nariz, como si se tomara a broma mi acción de hablarle a tan corta distancia.

—¿Ves cómo te pones gallito? Eso te hace perder de vista a quién estás haciendo frente… Saxor. —de un empujón me echó contra la pared, pero no hizo que apartase mi mirada de él—. Aun así, reconozco que me gusta tu actitud. Pensaba que no tendrías tantos cojones. Está bien darse cuenta de que las cosas dependen de ti y, créeme, Saxor, aunque sea Xayim quien te obliga a hacer cosas, la culpa es tuya y nada más que tuya. Si te dejas dominar, si te rindes a él… Bueno, ya sabes lo que sucede, ¿verdad?

—Lo sé perfectamente—respondí inmediatamente. No debía dejar que Xayim volviera a tomar el control. Nunca.

»Levántate cuantas veces sea necesario, Saxor, y no te rindas. Pero también aprende que cada error significa una cicatriz y que has de cargar con ellas y dejar de escapar. La gente fuerte no es la que no comete errores, sino la que aprende de ellos y se sobrepone a los mismos para no volver a cometerlos.

Arqueé una ceja. Sus palabras de ánimo me dejaron un poco sorprendido, no me las esperaba para nada de él. Pero sí que tenía razón, debía dejar de rendirme ante todo. No solo con TIerra de Partida, sino también con Xayim y todo lo demás.

»Buen trabajo. Ahora a ver si es verdad y eres capaz de cumplir con tu palabra.

***

En cuanto el Guía me había agarrado del brazo, habíamos aparecido en otra sala, más amplia. Y no sólo yo: Nico, Colibritani y Guilmon estaban allí también, apareciendo en el mismo momento que yo. Guilmon no parecía haberse dado cuenta de que nos habíamos separado por un buen rato... Tal vez simplemente había aparecido en donde nos encontrábamos y ya.

—Estáis vivos… —me llevé una sorpresa al oír aquella voz a mis espaldas. Al girarme, pude ver a Light en perfectas condiciones, todo lo contrario a Kazuki. Entre él, Malik y el resto de aprendices que se encontraban también en la sala, quedaba más que claro que aquella proyección que se nos mostró en la sala de los naipes también había sido falsa. Y por cómo hablaba, parecía que alguna situación similar había ocurrido con Light también.

—Y tú también, por lo que veo—comenté también mostrando mi alivio. Miré tras mi amigo, a la gran puerta dorada. Nithael estaba frente a ella, con una expresión que mostraba tristeza. ¿Qué iba a ocurrir tras esas puertas?

—¡Enhorabuena a todos! Como estamos en medio de un momento emotivo, no voy a enrollarme. Escoged un número que os proporcionará un ítem que puede que os sirva para la batalla: 2, 3, 4 u 8—¿Un número? Aquello sí que me pilló por sorpresa. Al parecer sí que estaba dispuesto a ayudarnos, aunque fuera solo un poco.

—Escojo el ocho mismo—respondí rápido sin darme con rodeos. Se nos acababa el tiempo.

—Os felicitaría y todo eso, pero me temo que se acaba el tiempo y que tenéis que correr como si os fuera la vida en ello (adivinad: os va). Nith, ¿haces los honores o los hago yo?

—Lo haré yo. —Nithael nos mostró una sonrisa—Enhorabuena. Sois siete personas, lo cual significa que podéis abrir la última puerta. Para obtener la mitad de la Llave Espada os tendréis que enfrentar a mí. Me encuentro encerrado en un círculo mágico que me ha mantenido congelado en el tiempo, por lo que en cuanto lo rompáis… Despertaré. No os recordaré. Atacaré sin pensármelo dos veces. Os tendréis que situar estratégicamente a mi alrededor antes de desactivar el círculo.

—...Estarás de broma—murmuré con preocupación en cuanto dijo eso. ¿Nos teníamos que enfrentar al que nos había ayudado tanto desde que habíamos encontrado a Kazuki? También me sorprendió que incluso cuando Nithael era una figura del pasado, hubiera perdurado hasta nuestros días.

»Si no queréis morir, ya que soy más poderoso que todos vosotros, incluso herido, podéis esperar a que lleguen vuestros otros compañeros. También os recomiendo atacar a matar —Y como me temía, nos pedía matarlo—. Lo demás está en vuestras manos.

Mientras nos miraba, en mi expresión solo estaba preocupación. Estaba en contra de mis principios matar a alguien, pero... Había jurado proteger Tierra de Partida. Intentaría evitar matar a toda costa, pero... Por muy mal que eso pudiese sonar, ya había decidido estar dispuesto a mancharme las manos de sangre con tal de lograrlo. No debía abandonar otra vez.

Al igual que Light, me encaminé hacia la enorme puerta dorada. Con una mirada firme, contemplé nuestro último desafío. Debía salvar Tierra de Partida, debía salvar al Maestro Ronin... Y no pararía hasta lograrlo. Cuando todos estuvimos dispuestos, abrimos la gran puerta y entramos al interior.

***

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Al entrar descubrimos una especie de templo tan antiguo que la vegetación y la naturaleza en general lo había invadido por completo (aunque también podía ser cosa del propio Nithael). Tuvimos que avanzar un poco por aquel bosque antes de llegar hasta el lugar donde el ángel reposaba: un capullo de cristal alrededor de un círculo mágico. Atrapado consigo estaba además el motivo por el que estuviéramos allí: la mitad de la Llave Espada necesaria para abrir el gran portón de la entrada.

—Ese es vuestro objetivo. Ahora, fijaos en el círculo. ¿Veis que dentro del círculo casi externo hay una pequeña piedra? Uno de vosotros debe activarla. Seguramente le robará la mitad de su energía vital en el proceso. Otro debe usar esta y mantenerla bien sujeta mientras se sitúa tras el ángel, para redirigir la energía. También le hará mucho daño. No conocéis el hechizo para romper el círculo, pero creo que no hará falta: con la Llave, Nithael se las apañará solo.

En resumidas cuentas, las dos piedras generaban una especie de rayo que las conectaba, y debíamos hacer que ese rayo impactara en Nithael. El problema era claramente que perderíamos parte de nuestras energías en el camino si las tocábamos. La cuestión era saber quiénes dos se encargarían de tal tarea.

»Eso significa que quedáis cinco para pelear y un sexto (el que coja la primera piedra) probablemente en la dirección hacia donde Nithael atacará. Os va a tocar organizaros muy bien. No podréis evitar su primer mandoble que, os aseguro, será brutal. Después tendréis que decidir qué hacer y bien rápido, porque seguramente este lugar comenzará a cambiar por efecto de la Llave Espada. Una que os recomiendo que cojáis entre dos o más o los efectos serán fatales. ¿Preguntas?

—Sí, yo tengo algunas ¿Qué clase de efectos fatales? ¿Acaso no puede cargarla una persona por sí misma? Dinos todo lo que sepas sobre la mitad de la llave, si es que tienes más información, claro.

Ciertamente no conocíamos las consecuencias, solo el modo de evitarlas. Esperé a que el Guía nos comentase sobre sus efectos.

—¿Crees que un hechizo de tipo Magneto como Magnetokinesis bastaría para quitarle la llave y atraerla hacia nosotros? Si no es demasiado pesada quizá funcione, ¿no? —Light parecía haber planteado algunaa forma de hacerse con la llave. No sabía si nos serviría, pero había que intentarla si el Guía nos daba el visto bueno.

—Bien… ¿Cómo nos organizamos? Opino que tras despertarle deberíamos centrarnos en quitarle el fragmento de llave en primer lugar. Si nos enfrentamos directamente a él es posible que no vivamos para contarlo —Si el Guía nos había indicado que la Magneto-quinesis funcionaría, Light terminaría con las siguientes palabras[/i]—: Intentaré arrebatársela. En el caso de que lo consiga, necesito a una persona que me ayude a cargar con la llave durante el combate.

—Yo mismo—me ofrecería voluntario para atraparla, tanto por un método como por cualquier otro—También nos vendría bien saber lo que podamos sobre nuestro oponente, por lo que usaré Libra. Os comunicaré lo importante cuando tenga la información.

Una vez tuvimos todo en orden, invoqué la llave espada en mi mano izquierda y seguí a Light para colocarme en una zona en la que tardara más en verme, junto a él. Guilmon vino también, colocándose tras de mí, esperando al momento en el que el combate diera comienzo.

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En el mismo momento en el que Nithael se librara de su capullo, utilizaría Libra sobre él, e inmediatamente después un Mutis. Con todo el poder que tenía, lo mejor era sellar sus habilidades mágicas, o al menos intentarlo.

A partir de ahí, mis acciones variarían de acuerdo a lo que nos hubiera comentado el Guía. Si Light conseguía arrebatarle la llave, me colocaría justo a su lado para agarrar la llave al vuelo, al mismo tiempo que Guilmon se colocaría frente a nosotros para protegernos. Me intentaría defender de su ataque incluso con la llave espada si fuera necesario.

Si, en cambio, la estrategia no nos servía, lanzaría un Piro Oscuro para que Nithael no pudiera verme y cambiar de posición, intentando evitar que fuera hacia mí o falicitar que mis compañeros combatieran contra él.

Guilmon por su parte adquirió su estado rabioso nada más Nithael mostrara alguna hostilidad. Atacaría a Nithael con una Bola de Fuego si se dirigía hacia mí, defendiéndome tuvieramos la Llave Espada o no.

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Saxor hará estas acciones siempre:

▪ Libra (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 9]. El usuario es capaz de conocer algunos datos de su enemigo, como su balance de poder, alguna habilidad propia, su magia afín, etcétera.

▪ Mutis (HM) [Nivel 8] [Poder Mágico: 12] Impide al objetivo realizar magia durante un breve periodo de tiempo, salvo que sea curado previamente.

En el caso de que lo de atraer la llave espada no funcione, recurrirá a esto:

▪ Piro Oscuro (HM) [Nivel 5] [Requiere afinidad con Oscuridad; HM Piro; Poder Mágico: 8]. Proyectil de fuego oscuro lineal que, al impactar al enemigo, genera una densa y negra niebla en la cabeza del enemigo, dejándolo completamente a oscuras. Tiene muy pocas posibilidades de producir quemaduras. Dura un post.

Guilmon utilizará esto en cualquier caso:

▪ Bola de fuego (HM) [Nivel 4] [Requiere Afinidad con Piro; Poder Mágico: 6]. Bola de fuego concentrada un x1.25 más potente que piro, con posibilidades de producir quemaduras y tiene un ligero mayor alcance.

[LightHelco]

Por mucho que los tres hubiésemos querido realizar la prueba en conjunto, de alguna forma el Guía se las había apañado para separarnos sin que nos diésemos cuenta.

Alcé la vista para poder mirar al oscuro rostro del encapuchado, arrinconado como estaba, la alta figura del hombre imponía más que muchos peligros y monstruos a los que me había enfrentado. Pero no iba a ser su fuerza lo que me hiriese durante aquella prueba, si no las palabras:

—Qué fácil debe ser renunciar a algo que no tienes —dijo el Guía mostrando el tarro con mis recuerdos, no pude más que mirarle sorprendido por la facilidad en la que me lo había quitado — . Especialmente si lo dejaste atrás porque eres un cobarde que no es capaz de asumir sus errores.

Antes siquiera de que pudiera replicarle e intentar recuperar el frasco, el mismo me lo devolvió, pero eso no impidió que me sintiera dolido por aquellas palabras.

—No sabré el cómo perdí mis recuerdos, pero te puedo asegurar que no los daría por cobardía —me defendí guardando nuevamente mis recuerdos bajo la chaqueta.

—Has dicho que deseas proteger Tierra de Partida —continuó el encapuchado ignorando cualquier cosa que dijera —, pero me desagrada informarte de que viniste aquí con Bastión Hueco con la idea de aprovecharte de la debilidad del mundo ante un ataque masivo de Sincorazón para robar sus secretos y quedároslos para vosotros.

Los ojos se me abrieron como platos ante aquella declaración, un casi inaudible murmullo salió de mi boca para intentar quitarle veracidad a lo dicho por el Guía. No podía creérmelo, estaba seguro de que no podía ser verdad, podía entender que existía una razón para que hubiese querido pasarme a Bastión Hueco, por estar decepcionado con Kazuki, porque Ryota me había ofrecido acceso a un mayor conocimiento mágico… había mil una razones por las que quizás pudiese llegar a aceptar el cambiarme, pero jamás sería capaz de algo así.

—¡Eso es mentira! —bramé intentando separarme de él sin resultado alguno —. No te aproveches de que este amnésico para soltar esas cosas.

—Si no me crees, ¡no tienes más que beberlos, jaja! ¡O preguntar a Maya, si es que es capaz de terminar su prueba! —río el hombre poniéndome bastante nervioso.

“¿Maya… lo sabía?”

No, no había sido ella la única, la otra aprendiza, Nicoxa también sabían que había venido como un enemigo. Y pensando en ellas me daba cuenta de que lo que decía el guía si era cierto, la forma en la que Nico me había hablado siendo de Bastión Hueco, la insistencia de Maya sobre la falta de mis recuerdos… incluso la forma en la que Kazuki me había mirado, muy diferente a la que se había dirigido a la brujita aun siendo los dos sus Aprendices. Si pertenecía a Bastión Hueco, pero aun así… para haber realizado algo así las dos Ordenes no podían estar en paz como yo recordaba tenía que haberse declarado…

—El día en que la guerra empezó cometí el mayor error de mi vida —me aclaró el guía de una forma que me sobresaltó, estaba usando mi voz —, abandonar a aquellas personas que habían visto un aliado en mí por orgullo . Se que lo que te pido es egoísta, pero es la única forma que veo de poder ayudar a salvar este lugar, el que un día también fue mi hogar. Quiero poder ayudar a mis amigos y eso solo podré hacerlo si vuelvo a recordar quienes son mis verdaderos compañeros.

»¡Precioso! ¡Un ejemplo de lealtad y responsabilidad! ¡Lo mejor que se te ocurrió hacer era olvidar a los que han sido tus compañeros durante un año, hacer frente a tus errores y cargar con ellos!

Aquello debía ser una broma, yo era el que había renunciado a mis recuerdos y las relaciones que había obtenido durante el último año. Sentí que me aceleraba la respiración tras escuchar las palabras del Guía y las mías propias. Pero lo que más me pesaba era que abandoné Tierra de Partida al iniciarse una guerra, dejé a mis amigos solos cuando más me necesitaban como aliado.

Y ahora había hecho lo mismo con Bastión Hueco, ¿cuántas amistades había abandonado por egoísmo? ¿A cuanta gente la estaba tratando de la misma forma que me trataron a mí?

—¡Caramba, Alec, dejas por los suelos a Anthoni! ¡Estoy seguro de que se reiría en tu cara de hipócrita!

Anthoni… el que pensé que había sido mi mejor amigo en mi niñez, la persona que me causó tantos problemas en mi juventud y de la que me quería vengar tarde o temprano. Ahora me estaba comportando igual que él. Ladeé la cabeza intentando quitarme esa idea de la cabeza, no, a tanto no había llegado.

—No me compares con Anthoni —le eché en cara al hombre volviendo a mirarle de forma desafiante —. Incluso pudiendo pasar a Bastión Hueco, yo jamás sería capaz de abandonar del todo a mis antiguos amigos, el me repudió, atacó y a poco estuvo de matarme en una ocasión. Yo jamás dañaría a un amigo aunque estuviésemos en guerra.

Pero eso también podía cuestionármelo. Los recuerdos e ideas de Joker ahora también eran míos y había posibilidades de que estos me afectaran, que me dejara llevar por el odio y la sed de venganza como él hizo. Incluso habiéndose arrepentido más tarde, había intentado matar a la copia de Light sin dudarlo y acabó con la de Saxor sin sentir ningún remordimiento y habría hecho lo mismo con Andrei si Clío y Nadhia no le hubiesen convencido de lo contrario.

—La verdad, un soldado que no teme es un monstruo.

¿Monstruo? Si, pertenecía a una raza de monstruos, pero era demasiado humano para ellos. Y demasiado monstruo para ser un humano. Era un monstruo aun peor y Joker me había demostrado hasta que punto podía llegar, en qué clase de monstruo podía llegar a convertirme por perseguir la magia. Ya que el Guía tenía razón, no me importaban los bandos, no me habían importado nunca los problemas entre ellos, solo había avanzado para ser más fuerte, para dejarme devorar por el monstruo que llevaba dentro.

—En fin, que no tiene demasiado sentido que deje pasar a alguien como tú. Un traidor por partida doble, que no sería capaz de regresar si tuviera sus verdaderos recuerdos y qu[size=85]e, para redondear la cosa, ni siquiera sabe por qué diantres está en mi dominio. Alguien tan inteligente que decidió borrar su memoria cuando el mundo que venía a fastidiar y que ahora tanto dice que quiere proteger, está al borde del abismo y desaparecerá de un momento a otro. ¡Es decir, una persona qu[i]e se auto-inutilizó a sí misma cuando más se necesitaba que fuera valiente y digna y capaz de mirar al pasado y enfrentarse a él!

Ya no era capaz de reaccionar, miraba al Guía con la vista perdida sintiendo cada una de sus palabras como una puñalada, pero sin forma alguna de defenderme. No le costó nada el retenerme y mantenerme acorralado contra la pared nuevamente, realmente no reaccioné hasta que no sentí un pinchazo de dolor en el cuello seguido de algo liquido que me empezaba a caer por él. El encapuchado había transformado una de sus manos en una garra con la que se preparaba para rajarme la garganta, no podía saber cuál iba a ser el castigo de Maya y Nicoxa en caso de que fallaran, pero el mío era la muerte.

—¿Últimas palabras, Alec? Te aseguro que este lugar es bastante agradable, sobre todo para gente que persigue el olvido como tú…

Tragué saliva y durante unos segundos no pude hacer otra cosa que mirarle mientras respiraba con dificultad. ¿Qué podía decir? ¿Cómo podía salvar mi vida de aquella situación? Estaba seguro de que el Guía quería escucharme decir que tenía razón, que no era más que un cobarde en realidad, pero no iba a conseguir sacármelo… no sin luchar.

—Has dicho que no soy más que un monstruo y estos, solo saben hacer una cosa —gruñí agarrando con una mano la muñeca de la garra del Guía —: ¡Causar daño a todos los que le rodean!

Rápidamente formaría una bola de fuego en mi mano y la empujaría hacia el rostro del encapuchado para intentar aturdirle unos segundos. Desde ahí le empujaría con todas mis fuerzas para apartarlo y poder separarme de la pared, no quería luchar seriamente, solo conseguir alejarme de él unos pasos para poder hablar.

—Soy ambicioso, ¿esa ambición me llevaría a traicionar incluso a mis amigos por lograr un poder mayor? —. Miré al hombre con frialdad —. Si, los traicionaría y no tardaría nada en arrepentirme de lo que he hecho. Tú mismo lo has dicho, soy un monstruo que repta en busca de poder, al que no le importan los Bandos o el propio objetivo de la Orden siquiera, solo quiero ser más fuerte y me uniré a quien sea que me pueda ayudar a avanzar hacia mi objetivo —admití finalmente apretando los puños para intentar mantenerme tranquilo —. Quizás acabe como Joker o incluso sea más sanguinario que él, porque eso es lo que soy a fin de cuentas, una criatura sedienta de poder y conocimiento que después llora porque no tiene a nadie a quien mostrarle lo que ha conseguido.

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Porsea:

▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de fuego lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras

[Drazham]

Lo único que consiguió Nikolai con sus declaraciones fue una mueca de pena que le dedicó el Guía, como si no pudiese esperar más de él. Saltaba a la vista que no estaba convencido ni de lejos.

Y en el fondo… él tampoco lo estaba consigo mismo.

—Si algo no soporto es la autocompasión y a la gente que se lame las heridas. Esas personas nunca avanzan, obligan a que los demás las arrastren y a que participen de sus propios proyectos para que les estén empujando constantemente hacia delante. No tienen un camino propio: ese pareces ser tú, Nikolai. Dices que eres egoísta, pero eres un ciego.—Niko apretó los labios y ladeó la mirada. ¿Es que no había tenido suficiente con lo de antes?—. Has tenido que esperar a soltar un discurso grandilocuente después de que te grite las cosas a la cara (por favor, no hagas discursos ante tus enemigos. Será tu tumba) para darte cuenta de tus errores.

—Me expresaré como me dé la gana, gracias —dictaminó con sequedad. Estaba empezando a enervarse por la intolerancia de ese cretino que se paseaba a su alrededor, esperando la oportunidad adecuada para atacar de nuevo.

—Eres un poquito pusilánime, tus reacciones no son apropiadas. La autocrítica es necesaria y si esa no existe, terminarás más solo que la una. Es más, diría que ahora mismo ya estás más solo que la una ya que te las has apañado para apartar a toda la gente que te quiere o aprecia de tu lado y les has decepcionado a todos. En fin… —Con mayor cabreo que antes, el joven arqueó con hosquedad el hombro para apartar la mano del guía—. Supongo que más no se puede pedir. Te queda mucho camino y se te va a hacer muy cuestarriba siendo como eres, pero al menos has dado el primer paso y es reconocerlo.

Pero le dolía reconocer el no saber qué camino tomar para el futuro, el haberse aprovechado de la voluntad de sus seres queridos. Todo para que el sádico que tenía justo delante siguiese apuñalándolo por el mero hecho de no cumplir con los estándares nobles y altruistas que se supone que debían tener los Caballeros. Le dolía reconocer lo que tanto quería cambiar de sí mismo y que recibiese más palos como recompensa.

¿Pero estaba en condiciones para alegar que era injusto?

»Por cierto, déjame apuntar algo, marisabidillo: la gente egoísta no aprende de los demás. Se aprovecha de ellos. Y les hace mucho, mucho daño. Por eso los grandes dirigentes más repugnantes son egoístas, porque escalan sobre el resto de las personas. ¿Estás seguro de que puedes proclamar con tanto ridículo orgullo que eres un chico egoísta?

Abrió la boca para responder, pero el muy imbécil le cortó dándole un puntillazo con el dedo en la frente. Se llevó la mano al lugar del golpe, desconcertado y gruñendo por lo bajo. Entonces notó que las blancas paredes del pasillo que le rodeaban se disolvían. Todo lo que tenía a su alrededor se retorcía y cambiaba de forma, sin entender muy bien que estaba ocurriendo.

En el trascurso de aquel extraño suceso, cerró los ojos para no marearse y pensó en lo que pretendía decirle al Guía antes de que le interrumpiese: él jamás había afirmado sentirse orgulloso por su egoísmo. Era un recurso del que no lograba despegarse y con el que se sentía más despreciable cada vez que lo utilizaba.

El día que dejase de preguntarse el cómo podría hacer feliz a sus seres queridos y supiese que demonios quiere hacer con su vida… Tal vez ese día pudiese dejar a un lado su egoísmo.

***

Al abrir los ojos, se encontró con que ya no había rastro alguno de ese pasillo infernal. Miró en derredor, contemplando la amplia bóveda en la que había aparecido, en las coloridas vidrieras que la decoraban, y en la gigantesca puerta dorada del fondo.

—Estáis vivos…

No tardó en reparar que no estaba solo: Saxor y Colibritany aparecieron junto a él, con la misma cara de perplejidad que él llevaba. Y mayor fue la sorpresa al ver también a unos conocidos de los que no sabía nada desde que iniciaron el descenso por los sótanos del castillo. Malik y otros tres aprendices del grupo que se separaron con Kazuki se encontraban allí, enteros, verificando la falsedad de aquellas imágenes en las que se los mostraba pereciendo.

Una lástima que aquel momento se desmoronase con la aparición de cierto individuo al que Nikolai no quería ni ver en pintura.

—¡Enhorabuena a todos! Como estamos en medio de un momento emotivo, no voy a enrollarme. —Enhorabuena decía… ni siquiera él mismo sabía por qué estaba allí después de haber quedado demostrada su ineptitud—. Escoged un número que os proporcionará un ítem que puede que os sirva para la batalla: 2, 3, 4 u 8.

Niko atravesó con una mirada llena de odio al Guía y le dio la espalda, rechazando los naipes que le tendía como si hace escasos momentos no hubiese pasado nada. Le ponía enfermo ese pasotismo. Podía meterse las cartas por donde le cupiesen, no quería saber nada de ellas.

Se alejó varios pasos del grupo para estar solo y serenarse, con la vista perdida en las cristaleras. Se quería abofetear a si mismo por la actitud pueril que estaba adoptando, pero no podía aguantarlo. Simplemente no podía, quería alejarse y que le dejasen en paz. Tanto para reorganizar sus ideas, como para no volcar su rabia con nadie que tuviese la culpa de sus propios problemas.

—Os felicitaría y todo eso, pero me temo que se acaba el tiempo y que tenéis que correr como si os fuera la vida en ello (adivinad: os va). Nith, ¿haces los honores o los hago yo?

—Lo haré yo.

Nikolai se giró tras reconocer esa voz. Nithael les dedicó una sonrisa agridulce a los que acababan de llegar a la sala.

<Así que estabas aquí todo este tiempo…>, reparó en que el ángel parecía decaído. Afligido, más bien.

—Enhorabuena. Sois siete personas, lo cual significa que podéis abrir la última puerta. Para obtener la mitad de la Llave Espada os tendréis que enfrentar a mí. —<¿Cómo?>, Nikolai abrió los ojos de par en par, estupefacto—. Me encuentro encerrado en un círculo mágico que me ha mantenido congelado en el tiempo, por lo que en cuanto lo rompáis… Despertaré. No os recordaré. Atacaré sin pensármelo dos veces. Os tendréis que situar estratégicamente a mi alrededor antes de desactivar el círculo.

<Esto ya es de locos>, tensó los músculos de la mandíbula y se llevó la mano a la sien. Quería pensar que había escuchado mal, o que no era más que una broma de muy mal gusto. ¡Tenía que ser una maldita broma!

»Si no queréis morir, ya que soy más poderoso que todos vosotros, incluso herido, podéis esperar a que lleguen vuestros otros compañeros. También os recomiendo atacar a matar. Lo demás está en vuestras manos.

Y con un espasmo de sus alas, desapareció.

Esto era lo último que necesitaba en esos instantes. La única persona de ese castillo de locos que les ofreció ayuda cuando más lo necesitaban, y les pide sin tapujos que lo maten a sangre fría. Si aquella iba a ser su prueba final, iba a ser una prueba incluso más cruel e inhumana que por la que había pasado antes. Una prueba digna del repugnante Castillo del Olvido.

Nikolai quería huir de allí, largarse de ese infierno, despertarse de esa pesadilla… pero sabía que no podía hacerlo. La única vía de escape a su disposición la tenía delante de sus narices, tras los portones dorados que le desafiaban a atravesarlos y enfrentarse a la última prueba que les planteaba el castillo: Matar al ángel, o que les matase a ellos.

Imitó al resto de los aprendices que ya se habían decidido y se plantó en frente de la gigantesca puerta. Si esa era la única opción, luchar contra el que les había ayudado a llegar hasta ese punto, entonces lo haría.

<Terminemos con esto de una vez por todas>.

***

El lugar que se escondía detrás de las puertas no se asemejaba en nada al resto de salas del Castillo del Olvido. Ni un solo rastro de ese blanco impoluto que hacía daño a la vista. Los sentidos del joven percibieron el murmullo del agua y el fresco aroma de la naturaleza en las ruinas del templo al que llegaron. Se podía incluso notar la paz que emanaba el interior.

Pero ni con esas se consiguió aliviar su desasosiego. Las hirientes palabras del Guía le seguían quemando como si de metal al rojo vivo se tratasen. Se sentía alicaído y decepcionado consigo mismo, sin siquiera comprender como alguien como él había sido capaz de superar la prueba. ¿Acaso le dejó pasar por lástima? ¿O porque no le quedó otro remedio necesitaba a más personas para poner en marcha el último desafío? Pensar en ello solo consiguió enervarlo más.
Avanzó en silencio por las ruinas, apartado del resto de los aprendices y sin prestarles apenas atención.

—Señor Niko…

Una nube de datos se escapó del bolsillo interno de su chaqueta. Saic, su asistente virtual, se materializó por primera vez desde que entraron en el castillo, mostrando en su visor una expresión de preocupación con la que encaró a Niko. Pese a que se pasó todo ese tiempo dentro de su móvil, el programa había estado escuchando todo lo sucedido. Sabía que su administrador lo había tenido muy crudo y que algo le pasaba.

—No pasa nada, Saic. Estoy bien —mintió, aun a sabiendas de que ya no podía ocultar el estrés y la irritación acumulados.

—P-pero…

—He dicho que no me pasa nada. Déjalo estar.

El tono hosco del chico hizo retroceder a la criatura, que se agazapó, amedrentada y con el temor reflejado en sus luminosos ojos. Nikolai cerró los ojos y apretó los labios al darse cuenta de que esto era lo que quería evitar al separarse del resto, pagarlo con quien no debía.

Chasqueó la lengua y prosiguió por el único camino que había. Saic alargó la mano para detenerle, más no le salieron las palabras por el miedo y desistió, contrayendo los dedos y dejando escapar al saco de inseguridad en el que se había convertido su dueño. Al final, se volvió a introducir en el móvil sin saber que hacer.

Entonces, las palabras del Guía asaltaron al aprendiz, atormentándole una vez más.

Es más, diría que ahora mismo ya estás más solo que la una ya que te las has apañado para apartar a toda la gente que te quiere o aprecia de tu lado y les has decepcionado a todos.

Nikolai rugió de exasperación y descargó su ira en una piedra del camino, pateándola con todas sus fuerzas. Se llevó las manos a la cara, clavándose las uñas de tanto apretar y conteniéndose las ganas de gritar. Ya no aguantaba más: odiaba a ese miserable Guía. Odiaba al ángel por pedirles con toda la tranquilidad del mundo que fuesen sus asesinos. Odiaba al castillo y todas sus condenadas pruebas.

Pero, ante todo, se odiaba a si mismo por lo imbécil que era y por no saber aceptar que no tenía ni la más remota idea de a donde quería llegar con todo lo que había hecho hasta ahora.

***

Tras atravesar un paraje deteriorado por el paso del tiempo y plagado por la vegetación que crecía sin control alguno, el grupo de aprendices llegó hasta lo más profundo del templo, en donde reposaba un enorme capullo de flor cristalino rodeado por un círculo rebosante de inscripciones y símbolos. Niko atisbó la silueta de Nithael reposando en el interior de la flor, en estado letárgico y sosteniendo entre sus manos el áureo objeto que llevaban buscando desde el principio: una Llave Espada que refulgía con su brillo dorado.

—Ese es vuestro objetivo. Ahora, fijaos en el círculo. ¿Veis que dentro del círculo casi externo hay una pequeña piedra? Uno de vosotros debe activarla. Seguramente le robará la mitad de su energía vital en el proceso. Otro debe usar esta —El Guía apuntó hacia un pedestal que se encontraba en la parte trasera de la flor— y mantenerla bien sujeta mientras se sitúa tras el ángel, para redirigir la energía. También le hará mucho daño. No conocéis el hechizo para romper el círculo, pero creo que no hará falta: con la Llave, Nithael se las apañará solo.

»Eso significa que quedáis cinco para pelear y un sexto (el que coja la primera piedra) probablemente en la dirección hacia donde Nithael atacará. Os va a tocar organizaros muy bien. No podréis evitar su primer mandoble que, os aseguro, será brutal. Después tendréis que decidir qué hacer y bien rápido, porque seguramente este lugar comenzará a cambiar por efecto de la Llave Espada. Una que os recomiendo que cojáis entre dos o más o los efectos serán fatales. ¿Preguntas?

¿Él? Ninguna. Ni tenía ganas para formularlas, ni quería saturarse con demasiada información. Tan solo se limitó a dejar que el resto hiciesen las suyas y a asimilar lo que ya sabían: cuanto más tiempo tuviese en su poder la Llave Nithael, más complicado lo tendrían. Eso, y que de quitársela, tendría que sostenerse entre dos personas por algún motivo.

El chico del yukata propuso la idea de robársela con magia magnética para evitar un enfrentamiento directo. Nithael sería demasiado poderoso para que alguien le hiciese frente a la ligera, por lo que podría ser una opción segura. Eso si funcionaba, claro. Desconocían que trucos se guardaría bajo la manga el ángel.

—Bien… ¿Cómo nos organizamos? Opino que tras despertarle deberíamos centrarnos en quitarle el fragmento de llave en primer lugar. Si nos enfrentamos directamente a él es posible que no vivamos para contarlo.

Nikolai meneó la cabeza y dio un paso al frente para internarse en el grupo. Llevaba demasiado rato con la cabeza en otra parte, y necesitaba estar centrado en un momento tan crucial.

—Puedo intentar distraerle en cuanto tratéis de quitársela —intervino ante la propuesto del aprendiz de Tierra de Partida—. Tanto si lo hacéis con magia, o por la fuerza bruta, procuraré desconcertarle con un ataque. Así será más fácil arrebatársela.

>>Pensad también en cómo le enfrentaremos si se la quitamos. No sabemos si cargar con la Llave nos supondrá una ventaja o un inconveniente.

Con esa última advertencia, Nikolai se colocó en posición, buscando un lugar apartado del círculo para no llamar demasiado la atención del ángel, y sorprenderle en cuanto se pusiese en marcha el plan de quitarle el arma.

Lo que hiciese a continuación dependería de cómo se desarrollase la pelea:

Si Nithael se centraba en otro de los aprendices, o alguno de ellos trataba de birlarle la Llave Espada por cualquier método, se deslizaría a toda velocidad con un Impulso Efímero para situarse en su espalda y arrearle una estocada a traición para desestabilizarle. Con un poco de suerte, aflojaría su agarre de la Llave y permitiría a los demás hacerse con ella.

En el caso de que el ángel lo viese como una amenaza y centrase sus ataques en él, estaría atento a cualquier arremetida suya para evitarla con un Impulso Efímero y aprovechar para contraatacar con un tajo rápido. Si por un casual le resultase imposible esquivar a Nithael, Saic (que estaría atento en todo momento) se materializaría para apartarlo con un hechizo Asynchro.

Eso sí, en cualquiera de las dos situaciones, no dejaría de desplazarse. Estaría en constante movimiento, sin quedarse ni un momento quieto, para que su enemigo no le pillase con la guardia baja.

Quizás le pudiese sacar partido a su frustración y todo. Desquitarse precisamente con quien le había ayudado no diría mucho de él, pero de alguna forma tenía que canalizar todos sus sentimientos negativos y librarse de sus dudas el tiempo suficiente para superar el último obstáculo que les quedaba.

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Pongo por orden las acciones a destacar de Nikolai:

-Rechaza coger una carta de las que les ofrece el Guía a los recién llegados.

-Utilizará la habilidad Impulso Efímero dependiendo de las dos posibles situaciones en las que se encuentre:

▪ Impulso Efímero (HC) [Nivel 6] [Requiere Afinidad a Nada; Elasticidad: 10; Velocidad: 7]. El usuario se impulsa velozmente y se vuelve invisible durante unos instantes. Sin embargo, alguien con reflejos superiores a su velocidad podrá predecirle.

1. Nithael no le presta atención y está atacando a otros aprendices, o le intentan quitar la Llave. Usará la habilidad para situarse a su espalda y atacarle.

2. Nithael le fija como objetivo y trata de atacarle. Usará la habilidad para esquivar cualquier golpe y aprovechar la oportunidad de un contraataque si es posible.

-En el caso de que Niko estuviese en peligro, Saic se materializaría, y le defendería con la magia Asynchro.

▪ Asynchro (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Tiempo. Ligera distorsión temporal que se proyecta hacia adelante, frenando a los enemigos en un corto alcance, y con pocas probabilidades de causar aturdimiento.

-Por último, mencionar que Niko procurará no quedarse quieto en ningún momento. Ya sea tras evitar un ataque, o cuando el mismo haya atacado. Siempre tendrá la precaución de mantenerse a una distancia prudencial de Nithael si es necesario.

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EDIT por un fallo en los codes.

[Mentos]

El Guía escuchó el —quizás un poco excesivo— discurso de la bella muchacha y acto seguido, se rió fuertemente.

—¿Qué os pasa a los de Bastión Hueco con vuestros discursos grandilocuentes? Déjame darte un consejo: nunca, jamás des uno ante tu enemigo. Muchos lo han hecho y por poco han sobrevivido. —Tosió y continuó hablando—. Ha sido muy lacrimógeno, no ha estado mal. Tendrás tu oportunidad Colibritany, incluso si no te la mereces: declararme a mí lo que quieres hacer para salvar la vida es triste y patético. La cosa es hacer lo que te propones y demostrar a los demás que vas en serio. Pero no olvides que querer ayudar a los demás porque estás en deuda es valorar muy poco a la persona. Dudo que quieras considerar que eres amiga de Nicoxa sólo por eso. Si puedes sentir cariño o empatía por ella, sería el momento de decidir si otras se merecen más camadería que un simple sentimiento de deuda, porque entonces estás demostrando ser una persona muy, muy fría. Y alguien que se echa a llorar delante del enemigo no lo es. —Ofreció de la nada un pañuelo a la joven—. Perseguir la felicidad personal, de todas formas, es una buena meta. Sólo intenta encontrar el equilibrio y no tirarte cuesta abajo por el camino de intentar hacer felices a los demás porque crees sentirte en deuda con ellos. La base para hacer feliz a alguien es comprenderla. ¿Cómo lo vas a hacer si sólo quieres ayudar por sentir tu alma más ligera de una carga?

Colibritany quiso responder a la respuesta del Guía, pero para cuando se le ocurrió que decir, se dio cuenta de que ya se había ido... O más bien, de que había sido teletransportada a otro lugar cuando le rozó el brazo. Sin embargo, tuvo en cuenta las sabias palabras que le había dedicado y estaba segura de que serviría bastante recordarlas.

***

Ahora Coli se encontraba en una nueva sala, junto con mucha más gente. Al parecer Nikolai y Saxor habían superado también la prueba y todos se habían reunido en ese nuevo lugar, junto con otros aprendices supervivientes del Castillo. La joven recorrió con sus ojos toda la habitación en busca de Nicoxa pero no la pudo encontrar. ¿No habría llegado aún o...?

—¡Enhorabuena a todos! Como estamos en medio de un momento emotivo, no voy a enrollarme. Escoged un número que os proporcionará un ítem que puede que os sirva para la batalla: 2, 3, 4 u 8. —El Guía enseñó una baraja para que eligieran.

La chica suspiró. Los juegos de azar nunca habían sido su fuerte pero no debía demorarse en eligir por si algo malo acabara pasando, así que decidió escoger el que más normal le parecía:

—Me quedo con el 2.

—Os felicitaría y todo eso, pero me temo que se acaba el tiempo y que tenéis que correr como si os fuera la vida en ello (adivinad: os va). Nith, ¿haces los honores o los hago yo?

—Lo haré yo —dijo Nithael decidido, mientras mostraba una débil sonrisa—. Enhorabuena. Sois siete personas, lo cual significa que podéis abrir la última puerta. Para obtener la mitad de la Llave Espada os tendréis que enfrentar a mí. Me encuentro encerrado en un círculo mágico que me ha mantenido congelado en el tiempo, por lo que en cuanto lo rompáis… Despertaré. No os recordaré. Atacaré sin pensármelo dos veces. Os tendréis que situar estratégicamente a mi alrededor antes de desactivar el círculo.

—¿Tenemos que luchar contra ti...? —Preguntó aunque sabía bastante bien que no había otra alternativa. Eran siete contra uno por lo que tenían ventaja numérica... pero eso no sirvió para tranquilizar a Coli.

>>Si no queréis morir, ya que soy más poderoso que todos vosotros, incluso herido, podéis esperar a que lleguen vuestros otros compañeros. También os recomiendo atacar a matar. Lo demás está en vuestras manos.

—Otros compañeros... —Se dijo a sí misma—. ¿Nico...?

Nithael movió sus alas y, de repente, se desvaneció. Ahora estaban solos y tenían que continuar por la puerta dorada para luchar contra el ángel. Todos comenzaron a prepararse para el importante combate, unos más calmados que otros. Coli sabía que lo que le esperaba por delante sería bastante difícil, considerando su inexperiencia pero no podía quedarse atrás. Debía luchar con lo que tenía y sobrevivir en el intento. Cuando despejó las dudas de su cabeza, se adentró a la nueva sala, con ganas de acabar con esto de una vez por todas mientras esperaba que Nicoxa estuviese a salvo.

***

Cuando entraron, ninguno se esperaba lo que realmente había dentro: se trataba de una especie de templo antiguo, que parecía haber sido derrotado por la naturaleza. Ahora había hasta plantas gracias al agua que había salido del suelo. Era una vista bastante misteriosa pero también muy hermosa. Digna para la batalla final, o eso pensaba Coli.

Dejando a un lado la apariencia del lugar, debieron avanzar un poco para adentrarse más hacia el interior de la estructura y llegar al sitio donde el ángel Nithael se encontraba "durmiendo". Se encontraba encerrado en un extraño capullo, rodeado de un círculo mágico... y con él portaba la Llave Espada dorada.

—Ese es vuestro objetivo. Ahora, fijaos en el círculo. ¿Veis que dentro del círculo casi externo hay una pequeña piedra? Uno de vosotros debe activarla. Seguramente le robará la mitad de su energía vital en el proceso. Otro debe usar esta —El Guía señaló la otra piedra— y mantenerla bien sujeta mientras se sitúa tras el ángel, para redirigir la energía. También le hará mucho daño. No conocéis el hechizo para romper el círculo, pero creo que no hará falta: con la Llave, Nithael se las apañará solo.

>>Eso significa que quedáis cinco para pelear y un sexto (el que coja la primera piedra) probablemente en la dirección hacia donde Nithael atacará. Os va a tocar organizaros muy bien. No podréis evitar su primer mandoble que, os aseguro, será brutal. Después tendréis que decidir qué hacer y bien rápido, porque seguramente este lugar comenzará a cambiar por efecto de la Llave Espada. Una que os recomiendo que cojáis entre dos o más o los efectos serán fatales. ¿Preguntas?

Colibritany tenía bastantes, la verdad. Pero decidió por preguntar algo que pudiera servirle en la batalla, quizás.

—Una preguntita. ¿La pluma que tengo sirve para algo aquí...?

Cuando el Guía solucionó las dudas del grupo, nada más parecía evitar el enfrentamiento así que un aprendiz de Tierra de Partida fue el primero en hablar sobre una posible estrategia:

—Bien… ¿Cómo nos organizamos? Opino que tras despertarle deberíamos centrarnos en quitarle el fragmento de llave en primer lugar. —Dedicó una mirada al capullo—. Si nos enfrentamos directamente a él es posible que no vivamos para contarlo

—Me temo que mis habilidades no son de lo más útil y no soy de las más fuertes de aquí. —Confesó a los demás—. Creo que yo me mantendré lejos y os apoyaré mediante magia por ahora. Dudo que le haga daño pero si consigue entretenerle valdrá la pena...

La muchacha entonces procedió a apartarse lejos del círculo e ir a una zona intermedia para evitar ataques y preparó el hechizo Piro para lanzarlo y coordinarlo cuando Light y Saxor intentaran arrebatar la llave espada de Nithael. Sabía que no estaba siendo de bastante ayuda pero por ahora era lo máximo que podía hacer...

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▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Fuego. Proyectil ígneo lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras en el enemigo.