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Xictrov pudo notar cómo su mundo era ahora más solitario que antes.
En principio, nada había cambiado. Seguía oscuro, iluminado por las luces de los edificios que acababan de volver y con las calles mojadas por la fuerte tormenta que hacía un par de minutos había pasado. Pero algo había cambiado definitivamente; casi podía notar que ya no estaba él. Su silencioso compañero, el que siempre había visto desde la lejanía pero que nuna había logrado alcanzarle y mantener una charla con él. El misterioso chico sin nombre.
Xictrov miró al cielo, sentado en las escaleras frente al rascacielos. Vio cómo una estrella ascendía al cielo y se preguntó por qué notaba que se había ido. ¿Habría sido atacado por los oscuros monstruos que acechaban las calles de la ciudad? ¿Igual había encontrado una forma de huir de allí definitivamente? ¿O tal vez se había hartado definitivamente de todo aquello y había decidido dar fin a su vida?
Fuese como fuese, ya no estaba. El mundo había quedado más vacío aún.