Me quedé callado y contemplé cómo Yami me explicaba todo aquello sobre
Tierra de Partida. Simplemente, todo aquello no hacía más que hacer resonar en mi cabeza una única palabra: "Aventura". Mi imaginación estaba un paso por delante mía, yo ya sabía que exploraría aquel ideal sitio hasta que me lo conociera como la palma de mi mano, al igual que Londres. Sin embargo, por mucho que me gustase la idea, y lo sensacional que era todo, no podía quitarme de la cabeza una de las grandes razones que me había hecho dar tal gran paso. Es cierto que buscaría a mi madre, pero, por encima de todo, tenía que salvar a Nate.
A Yami, por su parte, se le iluminaba la cara al hablar de tanto chocobo. Suspiró, se giró hacia el río y miró al cielo. Yo, al igual que un mimo, hice lo que ella, admirando el firmamento, lugar, al que dentro de poco me dirigiría. La luna, en lo alto, era tan asombrosa inclusive en su reflejo del río. Era ella, ese enorme círculo redondo, en ocasiones menguante, lo que más me encantaba de la noche.
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Pronto llegará nuestro, am... Chófer. Mientras, toma esto —Yami dejó un pequeño trozo de algo en la barandilla del puente, que miré con curiosidad y cogí con mi mano derecha—
. Puedes colocártelo en cualquier parte de tu cuerpo y hará que tu cuerpo vista con una armadura. Armadura, armadura... No me gustan las armaduras. Son pesadas, te restan campo de visión... No, no, no me gustan...—¡Muchas gracias!Miré aquél trocito de lo que parecía ser metal y lo examiné con cuidado. Me preguntaba cómo podría ser esa pequeña cosita una enorme armadura. "¿Será de mi talla?". Me la puse en la muñeca y no pasó nada. Me quedé embobado como un tonto mirando aquello, y decidí apretar fuerte, simplemente por curiosidad. De nuevo, un destello, parecido al de la llave espada, me hizo cerrar los ojos. Cuando los hube abierto, me miré alucinado. Iba vestido con una preciosa armadura de colores rojizos y dorados. Me sentí como un bravo guerrero, que lucharía contra la justicia. Me acordé entonces de una espada de madera que tenía en Nunca Jamás... Qué inocente era.
La armadura presentaba dorados recubrimientos en pecho, hombros, brazos y piernas. Por lo demás, un rojizo decorado, junto con una malla de metal, adornaban el resultado final de la armadura. Y también, tenía una especie de casco. Pero no, no era como esos asfixiantes cascos de metal que llevaban los antiguos guerreros de Inglaterra. Aquellos nobles cascos de antiguos guerreros. Sin duda alguna, eran de otro mundo, más allá de algo que pudiese describir. Aunque era también dorado.
qDibujo:
(Sin espada ni gorro)
qFoto:
(Sin escudo, espada ni gorro)
qFUCKIN' CASCO:
Volví a apretar, y en efecto, la armadura desapareció. Lo cierto es que me sentí más libre.
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Si tienes algo que hacer en este mundo o alguien de quien despedirte, este es el momento.OFF: GUARDAR PARTIDA. GUARDANDO PARTIDA.............. PARTIDA GUARDADA
Lo primero en lo que pensé fue en Tak. Lamentablemente, hacía una semana que no le veía, y no sabía nada de él. Simplemente mantenía la esperanza de que estuviese bien. Por lo demás... ¿De quién más podría despedirme? ¿Qué más podría hacer? También pensé en Nunca Jamás, pero lo cierto es que no sabía nada más. Nunca supe nada más, desde que me bajé de aquel barco. Pero tenía la certeza, de que volvería. Lo sabía.
—Pues la verdad... Creo que eso es todo...