Hitori escribió:En cuanto el chico de pelo azulado hubo salido detrás de Kit, Hitori se acercó disimuladamente a la joven de gafas. Ésta parecía preocupada por su amigo, reacción normal al ver que le habían robado. Por suerte, otro chico que acababa de aparecer se había prestado a ayudar y corrió detrás de Kit.
Finalmente, Hitori se quedó a solas con la joven. Hizo un ademán para llamar su atención y se presentó de la forma más educada que pudo.
—H-hola, me llamo Hitori —musitó, nervioso. Aunque su plan era contarle la situación a la joven, era algo difícil para una persona tan tímida—. ¿Cómo te llamas?
Tras tomar aire, se dispuso a contar la situación, acercándose un poco para que la chica pudiese escucharle, aunque hablase por lo bajo.
—Verás... ese chico, Kit, me arrastró con él... Y m-me dijo que intentase ligar contigo o algo así —se sonrojó—. ¡P-pero no es mi intención! —aclaró, antes de que la joven pensase mal.
Bajó la mirada, nervioso. Quizás se había equivocado al decir eso, puesto que la chica pensaría que Hitori la consideraba poco atractiva.
—Y-yo... digamos que no tengo interés por las m-mujeres —confesó, aún más colorado—. P-pero Kit no lo sabe y no me dio tiempo a decirle nada. S-sin embargo, me ha amenazado con ponerme algún castigo si no ligo... así que...
Antes de que pudiese comentarle su plan a la joven, otro chico apareció, interrumpiéndole.
—Perdonad— dijo, acercándose— ¿Podríais decirme porque está todo decorado de esta forma?
Hitori observó al joven, que tenía un aspecto fuerte y atractivo. Era uno de los pocos chicos que había conocido allí, puesto que hasta el momento sólo conocía a Kit y a Ragun. Fyk... bueno, él no contaba como chico.
Este nuevo conocido era, a opinión de Hitori, todo lo contrario de Kit. Parecía bastante más jovial y alegre. Además, su constitución fuerte y ligeramente musculosa indicaba que debía de entrenarse duramente en el ámbito del físico. Hitori bajó la mirada, algo avergonzado.
—Hoy es San Valentín... —murmuró.
Se encontraba un tanto confusa con todo lo que acababa de pasar. De repente, Gray, que hacía un momento estaba a su lado, había echado a correr, persiguiendo al ladrón, desapareciendo y dejándola sola. O eso pensaba, pues un chico de aspecto tímido y nervioso se acercó a ella. Su rostro le sonaba de algo... ¡Era el compañero del ladrón! Pero, obviamente, no había colaborado con él.
Con bastante dificultad, el chico se presentó. Tenía un nombre curioso.
Se volteó hacia él, para mirarle de frente y poder conversar con él. Y entonces, preguntó su nombre.
- Me llamo Irian Line - respondió, cortés. El chico se acercó más a ella, hablándole casi en susurros. Por lo visto, su compañero, que resultó ser un tal Ivan Kit, le estaba haciendo alguna clase de chantaje y por ello estaba siendo obligado a ligar con ella. Pero, claro, no le interesaba; era normal, a penas era la primera vez que le veía.
"—Y-yo... digamos que no tengo interés por las m-mujeres —confesó, aún más colorado—. [b]P-pero Kit no lo sabe y no me dio tiempo a decirle nada. S-sin embargo, me ha amenazado con ponerme algún castigo si no ligo... así que..."- el chico musitaba, tan nervioso que se atragantaba con algunas palabras. Pero tras oír la explicación, aún sin entender muy bien a qué se refería con "no me interesan las mujeres", sonrió. No era su estilo, pero ese tal Kit era un canalla y una mala persona; merecía un buen escarmiento, así que ayudaría a Hitori a demostrar que podía seducirla. ¡Y sin necesidad de cortejarla siquiera!
Su sonrisa se hizo más grande a medida que pensaba en qué podrían hacer. Irian no era vengativa, ni rencorosa, pero Kit se lo había ganado a pulso: amenazas, chantajes y robo. Sí, se lo merecía.
- Amorcín, por ti haré lo que sea- contestó, guiñándole, coqueta y falsamente el ojo al chico.
Tras ellos, de repente y sin que se diese cuenta, apareció otro joven de aspecto musculoso y atlético. Acababa de preguntar por la decoración rocambolesca del castillo, motivo por el cual Hitori le indicó que era San Valentín.
- Pero este será un San Valentín especial- comentó Irian, sonriente
- ¿Verdad que sí amorcín? ¡Vamos a pasarlo en grande!- replicó, cogiéndole de la mano y sin dejar de exibir su mejor sonrisa.