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Una serie de misteriosos documentos han sido mandados desde un correo electrónico extraño a periodicos de todo el mundo. El nombre de su creador es un tal Dan Stuart que dice ser miembro de una organización secreta llamada Archive.
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Se trata de un relato de pocos capítulos, aún así espero que os guste.
Este relato es muy probable que de paso a convertirse en una novela que se base en su totalidad en los informes sobre las Anomalías.
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Dan Stuart
Mi nombre es Dan Stuart, soy científico e investigador de Archive, una rama secreta del ejército Americano que se dedica a la investigación de eventos extraños. Esta serie de documentos han sido escritos por mí y otros científicos durante las investigaciones. Todos estos documentos son completamente reales y seguramente, cuando esto esté publicado (si es que llega a publicarse en algún periódico o similar) yo ya esté muerto. Espero que algún día esto pueda llegar a ver la luz para que todo el mundo sepa la verdad, todos los secretos que este mundo guarda y que los humanos desconocemos.
Este material que he conseguido es de suma importancia y relevancia a nivel mundial. Es peligroso el uso que los altos cargos de Archive quieren dar a las Anomalías. Es por ello que yo, Dan Stuart relataré todos y cada uno de los incidentes y los sucesos más importantes que han acontecido estos últimos años.
Empezaré relatando un poco la historia de esta rama secreta del ejército. Archive, fue fundado en el año 1950, cinco años después de la derrota de los nacionalsocialistas por Edward Kairos. Un importante miembro del gobierno Americano que pasó muy desapercibido a pesar de que solía mover los hilos desde las sombras como si fuese un titiritero.
La fundación de Archive es bastante incierta realmente, a excepción de la fecha de fundación. Sabiendo un poco de historia se puede deducir que la creación de Archive está ligada a aquella obsesión de Adolf Hitler por los sucesos paranormales y las llamadas armas santas. Mi teoría personal es que la creación de Archive empezó gracias a las investigaciones realizadas por los nazis. Eso explicaría por qué ya el primer día desde la fundación de Archive ya se disponía de cuatro Anomalías. En definitiva, lo más probable es que los nazis ya supieran de la existencia de las Anomalías y se dedicaran a su investigación y control para buscar una manera de ponerlas a su favor para someter al resto del mundo, por desgracia para ellos las Anomalías son impredecibles y escapan al entendimiento humano en su mayoría ¿De dónde vienen? ¿Qué son? Esas preguntas siguen sin respuesta y no parece que puedan ser respondidas aún ahora. Por esa razón los nazis jamás pudieron utilizar dichos fenómenos extraños como armas y acabaron perdiendo la guerra sin mostrar ni una sola de aquellas armas potenciales.
Imagino que en las ruinas del bunker en el que Hitler se suicidó encontraron importantes documentos referentes a las Anomalías y el lugar en el que estaban ocultas por algún miembro del ejército y gracias a ello acabaron teniéndolas tan rápidamente.
Me da miedo pensar que harían con aquel pobre soldado que encontró los documentos que desencadenaron el nacimiento de Archive.
Existen varios cientos de Anomalías custodiadas en el interior de la base militar cerca de un pequeño pueblo que muchos creen que en realidad no es más que una Anomalía en sí misma puesto que sus habitantes tienen una personalidad ciertamente inquietante y nadie ajeno al pueblo sabía acerca de él hasta hace unos cuarenta años.
Bueno, tras comentar en una primera instancia los orígenes de Archive quisiera explicar un poco mi propia historia para que así podáis saber como pude verme envuelto en tal asunto.
Nací un 28 de Marzo del año 1974 en Seattle. Mi familia era completamente normal, un padre, una madre y varios hijos a su cuidado. Yo era el pequeño de los tres hermanos por lo que era algo así como el “mimado” de la familia. Mi infancia no pudo ser más sencilla quitando unos pequeños incidentes sin importancia que no relataré, quitando eso (salvo por mi gran pasión por la literatura y los estudios) era tan normal como cualquier otro niño o eso pensaba. Durante mis primeros años de la adolescencia un psicólogo descubrió en mí un don, un maravilloso don que no se trataba ni nada más ni nada menos que de una inteligencia muy superior a la media.
Viendo que era un niño prodigio, tan de moda en aquellos años (gracias a los logros que la mayoría habían conseguido a lo largo de la historia) fui visto por varios médicos más y llamé la atención de varias universidades importantes a nivel mundial gracias a mis altas calificaciones.
Estudié en una importante universidad en el extranjero donde aprendí a hablar varios idiomas y además de eso estudié una carrera que me permitía hacer lo que más me gustaba, que era la ciencia.
Para mí la ciencia siempre tuvo una lógica, una especie de verdad absoluta que regía las leyes naturales del universo sin excepción. Para mí, la ciencia era una especie de dios, lo digo en pasado porque ahora, tras tantos años buscando una respuesta al origen real de las Anomalías sigo sin saber nada de ellas.
Nada más acabar la carrera unos hombres vestidos de negro aparecieron ante mí al poco tiempo de mi graduación (uno o dos meses, a lo mucho) Según ellos estaban dispuestos a ofrecerme un trabajo en el que podría utilizar la ciencia como nunca antes se había visto.
Intrigado acepté y me hicieron firmar un extraño currículo y una serie de fichas en las que se ponían varias condiciones exageradamente estrictas que amenazaban con la muerte en caso de incumplimiento. Firmé todos y cada uno de los documentos tal y como se me había pedido y al día siguiente me citaron en el aeropuerto más cercano a mi domicilio y me recomendaron que llevara algunas pertenencias que considerara necesarias para el trabajo.
Aquella noche estuve nervioso como nunca deseando que llegara el amanecer y mi partida hacia aquel camino que se abría a mí, un tipo que quitando su inteligencia no era más que un ser humano del montón.
Al día siguiente me dirigí, como había acordado con aquellos hombres al aeropuerto más cercano. Me encontré además con varios de ellos que me escoltaron por las pistas de aterrizaje donde me ordenaron subirme a un jet privado con el logotipo del águila que solía usarse mucho como símbolo de los Estados Unidos de América.
El vuelo duró aproximadamente tres, quizás cuatro horas, me hicieron salir del avión nada más aterrizar y una especie de autobús pequeño me recogió. El lugar en el que me encontraba era un desierto con varios edificios de gran tamaño rodeados por numerosos muros de hormigón reforzado de más de doce metros de altura y al menos cuatro de ancho.
Los hombres me guiaron al interior de uno de los edificios, había personas por todas partes vestidas con batas blancas, todos ellos llevaban una especie de tarjetas de identificación con sus nombres, una fotografía de ellos, una especie de código de barras y una letra que iba desde la F hasta la A.
Los Men in Black(como les había apodado en mi mente haciendo alusión a la peculiar leyenda urbana) fueron enseñándome las instalaciones y me mostraron el que sería mi espacio de trabajo, una sala llena de monitores (la mayoría apagados) en los que según ellos debería de redactar y describir todos los sucesos que acontecieran a través de las pantallas. Me entregaron a través de un disquete (en aquel momento todavía no existían los Pen-drive) una plantilla en un archivo de texto en la que debería poner varios datos de extremo valor, según ellos. También me dieron entrega de una especie de tarjeta como la que los demás científicos llevaban colgando como si de collares se trataran, había información detallada por la parte trasera sobre mí (Fecha de nacimiento, tipo de sangre…)
Junto a mí, había varios científicos más. Cada uno de nosotros estaba encargado de varios monitores que grababan en vivo desde cada esquina de las pequeñas salas para que no perdiéramos detalle alguno. Los lugares que mostraban las pantallas parecían ser una especie de cámaras de contención o cárceles de alta seguridad, algunas tenían pequeños pilares, maletines o estatuas. En concreto, la mía estaba absolutamente vacía.
Allí, en aquella sala pasaba las horas mirando la inhabitada pantalla, pregunté miles de veces a los Men In Black aunque siempre evitaban contestar. En realidad eran unos verdaderos maestros en el arte del cambio de tema y en el ocultismo.
Un día, al cabo de un aburrido mes en el que me dedicaba a rellenar informes con frases del tipo [X-X-19XX] [20:30]-Ningún cambio en la sala número X uno de los Men In Black me cambió el puesto de trabajo y me dio entrega de una nueva tarjeta de identificación en el que no había una F como en la anterior, había una C.
Me pregunté por qué motivo me habían ascendido tan rápido, aunque tampoco le di importancia a eso al ver la cantidad que me pagarían por hacer mi trabajo. Si por rellenar informes sin importancia ya me pagaban una burrada imaginaos lo que era ver tantos ceros juntos. Trabajando un par de meses podría comprarme una o dos casas de tamaño considerable sin problema alguno.
Fue cuando me ascendieron cuando me empezaron a hablar de las Anomalías, nunca había oído hablar de ellas así que al principio no creí en aquello que me decían, sin embargo pronto creí…no me quedaba más remedio.
Era un jueves por la tarde si mal no recuerdo, acababan de llevarme a una especie de instalaciones bajo tierra a una profundidad de doscientos metros aproximadamente. Allí me encontré cara a cara con una Anomalía mejor dicho, varias. Eran niños, simples niños o eso creí al principio. Tenían habilidades muy raras y variadas. Según los científicos todos ellos eran huérfanos ¿Tenía algo que ver con sus poderes? Nunca lo sabré.
Trabajé años allí, me encariñé mucho con algunos de los chavales, los trataba más como a unos hijos que como unas Anomalías contenidas en una base secreta de Archive. Escribí en esos años varios cientos de informes sobre Anomalías a la vez que llegaban más y más. Eran tantas y tan variadas que se tenían que crear cada poco tiempo nuevas expansiones para los subterráneos. Siempre había obras allí abajo.
Fue entonces cuando revisando unos informes antiguos descubrí uno que no debía estar allí. Aquel informe contenía ni más ni menos que el verdadero objetivo de Archive. Todo el tiempo que había trabajado en aquel lugar había creído que lo que se trataba de hacer era buscar una manera de quitar aquella carga a sus víctimas y contener las Anomalías potencialmente peligrosas; sin embargo, estaba equivocado. Armas, aquello es lo que buscaban. Armas que nadie había visto nunca, armas poderosas e indestructibles.
No pude contener mi furia. Todos aquellos años había ayudado a unos bastardos cabrones que no buscaban el bien, como yo había pensado. Cogí mis cosas y robé una gran cantidad de archivos e informes sobre las Anomalías, durante mi escapada pude liberar a algunos de los niños con poderes, no sé qué fue de ellos pero espero que puedan vivir como niños normales en el exterior.
Corrí y robé un avión, me persiguieron pero estaban demasiado entretenidos conteniendo las Anomalías en la base, había liberado muchas de ellas.
Sabía de sobra que vendrían a por mí y me ejecutarían en un juzgado militar por alta traición a Archive. Me daba igual, quería que el mundo supiese la verdad de este mundo maldito.
Esa es mi historia, así de simple. Ahora solo espero mi muerte mientras escribo estas palabras que quizás en un día lejano lleguen a los ojos de alguien.
Supongo que mi historia os parece que tiene muchos cabos sueltos puesto que no he contado nada sobre las Anomalías salvo que son una serie de fenómenos extraño, bien. Procederé a contaros todo lo que pueda.
Mi nombre es Dan Stuart, soy científico e investigador de Archive, una rama secreta del ejército Americano que se dedica a la investigación de eventos extraños. Esta serie de documentos han sido escritos por mí y otros científicos durante las investigaciones. Todos estos documentos son completamente reales y seguramente, cuando esto esté publicado (si es que llega a publicarse en algún periódico o similar) yo ya esté muerto. Espero que algún día esto pueda llegar a ver la luz para que todo el mundo sepa la verdad, todos los secretos que este mundo guarda y que los humanos desconocemos.
Este material que he conseguido es de suma importancia y relevancia a nivel mundial. Es peligroso el uso que los altos cargos de Archive quieren dar a las Anomalías. Es por ello que yo, Dan Stuart relataré todos y cada uno de los incidentes y los sucesos más importantes que han acontecido estos últimos años.
Empezaré relatando un poco la historia de esta rama secreta del ejército. Archive, fue fundado en el año 1950, cinco años después de la derrota de los nacionalsocialistas por Edward Kairos. Un importante miembro del gobierno Americano que pasó muy desapercibido a pesar de que solía mover los hilos desde las sombras como si fuese un titiritero.
La fundación de Archive es bastante incierta realmente, a excepción de la fecha de fundación. Sabiendo un poco de historia se puede deducir que la creación de Archive está ligada a aquella obsesión de Adolf Hitler por los sucesos paranormales y las llamadas armas santas. Mi teoría personal es que la creación de Archive empezó gracias a las investigaciones realizadas por los nazis. Eso explicaría por qué ya el primer día desde la fundación de Archive ya se disponía de cuatro Anomalías. En definitiva, lo más probable es que los nazis ya supieran de la existencia de las Anomalías y se dedicaran a su investigación y control para buscar una manera de ponerlas a su favor para someter al resto del mundo, por desgracia para ellos las Anomalías son impredecibles y escapan al entendimiento humano en su mayoría ¿De dónde vienen? ¿Qué son? Esas preguntas siguen sin respuesta y no parece que puedan ser respondidas aún ahora. Por esa razón los nazis jamás pudieron utilizar dichos fenómenos extraños como armas y acabaron perdiendo la guerra sin mostrar ni una sola de aquellas armas potenciales.
Imagino que en las ruinas del bunker en el que Hitler se suicidó encontraron importantes documentos referentes a las Anomalías y el lugar en el que estaban ocultas por algún miembro del ejército y gracias a ello acabaron teniéndolas tan rápidamente.
Me da miedo pensar que harían con aquel pobre soldado que encontró los documentos que desencadenaron el nacimiento de Archive.
Existen varios cientos de Anomalías custodiadas en el interior de la base militar cerca de un pequeño pueblo que muchos creen que en realidad no es más que una Anomalía en sí misma puesto que sus habitantes tienen una personalidad ciertamente inquietante y nadie ajeno al pueblo sabía acerca de él hasta hace unos cuarenta años.
Bueno, tras comentar en una primera instancia los orígenes de Archive quisiera explicar un poco mi propia historia para que así podáis saber como pude verme envuelto en tal asunto.
Nací un 28 de Marzo del año 1974 en Seattle. Mi familia era completamente normal, un padre, una madre y varios hijos a su cuidado. Yo era el pequeño de los tres hermanos por lo que era algo así como el “mimado” de la familia. Mi infancia no pudo ser más sencilla quitando unos pequeños incidentes sin importancia que no relataré, quitando eso (salvo por mi gran pasión por la literatura y los estudios) era tan normal como cualquier otro niño o eso pensaba. Durante mis primeros años de la adolescencia un psicólogo descubrió en mí un don, un maravilloso don que no se trataba ni nada más ni nada menos que de una inteligencia muy superior a la media.
Viendo que era un niño prodigio, tan de moda en aquellos años (gracias a los logros que la mayoría habían conseguido a lo largo de la historia) fui visto por varios médicos más y llamé la atención de varias universidades importantes a nivel mundial gracias a mis altas calificaciones.
Estudié en una importante universidad en el extranjero donde aprendí a hablar varios idiomas y además de eso estudié una carrera que me permitía hacer lo que más me gustaba, que era la ciencia.
Para mí la ciencia siempre tuvo una lógica, una especie de verdad absoluta que regía las leyes naturales del universo sin excepción. Para mí, la ciencia era una especie de dios, lo digo en pasado porque ahora, tras tantos años buscando una respuesta al origen real de las Anomalías sigo sin saber nada de ellas.
Nada más acabar la carrera unos hombres vestidos de negro aparecieron ante mí al poco tiempo de mi graduación (uno o dos meses, a lo mucho) Según ellos estaban dispuestos a ofrecerme un trabajo en el que podría utilizar la ciencia como nunca antes se había visto.
Intrigado acepté y me hicieron firmar un extraño currículo y una serie de fichas en las que se ponían varias condiciones exageradamente estrictas que amenazaban con la muerte en caso de incumplimiento. Firmé todos y cada uno de los documentos tal y como se me había pedido y al día siguiente me citaron en el aeropuerto más cercano a mi domicilio y me recomendaron que llevara algunas pertenencias que considerara necesarias para el trabajo.
Aquella noche estuve nervioso como nunca deseando que llegara el amanecer y mi partida hacia aquel camino que se abría a mí, un tipo que quitando su inteligencia no era más que un ser humano del montón.
Al día siguiente me dirigí, como había acordado con aquellos hombres al aeropuerto más cercano. Me encontré además con varios de ellos que me escoltaron por las pistas de aterrizaje donde me ordenaron subirme a un jet privado con el logotipo del águila que solía usarse mucho como símbolo de los Estados Unidos de América.
El vuelo duró aproximadamente tres, quizás cuatro horas, me hicieron salir del avión nada más aterrizar y una especie de autobús pequeño me recogió. El lugar en el que me encontraba era un desierto con varios edificios de gran tamaño rodeados por numerosos muros de hormigón reforzado de más de doce metros de altura y al menos cuatro de ancho.
Los hombres me guiaron al interior de uno de los edificios, había personas por todas partes vestidas con batas blancas, todos ellos llevaban una especie de tarjetas de identificación con sus nombres, una fotografía de ellos, una especie de código de barras y una letra que iba desde la F hasta la A.
Los Men in Black(como les había apodado en mi mente haciendo alusión a la peculiar leyenda urbana) fueron enseñándome las instalaciones y me mostraron el que sería mi espacio de trabajo, una sala llena de monitores (la mayoría apagados) en los que según ellos debería de redactar y describir todos los sucesos que acontecieran a través de las pantallas. Me entregaron a través de un disquete (en aquel momento todavía no existían los Pen-drive) una plantilla en un archivo de texto en la que debería poner varios datos de extremo valor, según ellos. También me dieron entrega de una especie de tarjeta como la que los demás científicos llevaban colgando como si de collares se trataran, había información detallada por la parte trasera sobre mí (Fecha de nacimiento, tipo de sangre…)
Junto a mí, había varios científicos más. Cada uno de nosotros estaba encargado de varios monitores que grababan en vivo desde cada esquina de las pequeñas salas para que no perdiéramos detalle alguno. Los lugares que mostraban las pantallas parecían ser una especie de cámaras de contención o cárceles de alta seguridad, algunas tenían pequeños pilares, maletines o estatuas. En concreto, la mía estaba absolutamente vacía.
Allí, en aquella sala pasaba las horas mirando la inhabitada pantalla, pregunté miles de veces a los Men In Black aunque siempre evitaban contestar. En realidad eran unos verdaderos maestros en el arte del cambio de tema y en el ocultismo.
Un día, al cabo de un aburrido mes en el que me dedicaba a rellenar informes con frases del tipo [X-X-19XX] [20:30]-Ningún cambio en la sala número X uno de los Men In Black me cambió el puesto de trabajo y me dio entrega de una nueva tarjeta de identificación en el que no había una F como en la anterior, había una C.
Me pregunté por qué motivo me habían ascendido tan rápido, aunque tampoco le di importancia a eso al ver la cantidad que me pagarían por hacer mi trabajo. Si por rellenar informes sin importancia ya me pagaban una burrada imaginaos lo que era ver tantos ceros juntos. Trabajando un par de meses podría comprarme una o dos casas de tamaño considerable sin problema alguno.
Fue cuando me ascendieron cuando me empezaron a hablar de las Anomalías, nunca había oído hablar de ellas así que al principio no creí en aquello que me decían, sin embargo pronto creí…no me quedaba más remedio.
Era un jueves por la tarde si mal no recuerdo, acababan de llevarme a una especie de instalaciones bajo tierra a una profundidad de doscientos metros aproximadamente. Allí me encontré cara a cara con una Anomalía mejor dicho, varias. Eran niños, simples niños o eso creí al principio. Tenían habilidades muy raras y variadas. Según los científicos todos ellos eran huérfanos ¿Tenía algo que ver con sus poderes? Nunca lo sabré.
Trabajé años allí, me encariñé mucho con algunos de los chavales, los trataba más como a unos hijos que como unas Anomalías contenidas en una base secreta de Archive. Escribí en esos años varios cientos de informes sobre Anomalías a la vez que llegaban más y más. Eran tantas y tan variadas que se tenían que crear cada poco tiempo nuevas expansiones para los subterráneos. Siempre había obras allí abajo.
Fue entonces cuando revisando unos informes antiguos descubrí uno que no debía estar allí. Aquel informe contenía ni más ni menos que el verdadero objetivo de Archive. Todo el tiempo que había trabajado en aquel lugar había creído que lo que se trataba de hacer era buscar una manera de quitar aquella carga a sus víctimas y contener las Anomalías potencialmente peligrosas; sin embargo, estaba equivocado. Armas, aquello es lo que buscaban. Armas que nadie había visto nunca, armas poderosas e indestructibles.
No pude contener mi furia. Todos aquellos años había ayudado a unos bastardos cabrones que no buscaban el bien, como yo había pensado. Cogí mis cosas y robé una gran cantidad de archivos e informes sobre las Anomalías, durante mi escapada pude liberar a algunos de los niños con poderes, no sé qué fue de ellos pero espero que puedan vivir como niños normales en el exterior.
Corrí y robé un avión, me persiguieron pero estaban demasiado entretenidos conteniendo las Anomalías en la base, había liberado muchas de ellas.
Sabía de sobra que vendrían a por mí y me ejecutarían en un juzgado militar por alta traición a Archive. Me daba igual, quería que el mundo supiese la verdad de este mundo maldito.
Esa es mi historia, así de simple. Ahora solo espero mi muerte mientras escribo estas palabras que quizás en un día lejano lleguen a los ojos de alguien.
Supongo que mi historia os parece que tiene muchos cabos sueltos puesto que no he contado nada sobre las Anomalías salvo que son una serie de fenómenos extraño, bien. Procederé a contaros todo lo que pueda.