La reacción de Fátima pilló por sorpresa a Akio, el cual no pudo evitar perder la muñeca de sus manos. Estaba claro que todas las broncas estaban cayendo sobre él, pero no pareció importarle lo más mínimo: se llevó las manos a la nuca y desvió la mirada hacia la ventana. Entre las pruebas que había señalado Kousen y lo que Fátima había dicho, le habían cazado.
—
¡Bah! Ni que fuese para tanto... —susurró para sí mismo, restando importancia a las palabras de la joven.
Sin embargo, volvió a prestar atención cuando Lyn vio la muñeca. Su cara se puso blanca de golpe, desapareciendo todos sus nuevos rasgos animales. Extendió la mano hacia Fátima y habló, con voz temblorosa:
—
Dame eso —ordenó con los ojos en blanco. Parecía ser un objeto realmente importante para ella—
. Devuélvemela.—
¡Interesante!Esta vez fue Akio el que quitó la muñeca a Fátima de las manos, con un repentino salto con el que sorprendió a todos los presentes. Nadie pudo evitar que la preciada posesión de Lyn acabara en sus manos; el niño observó bien lo que acababa de recoger, sin aprecio alguno, y dirigió una mirada pícara hacia la Maestra.
—
Así que... Una muñequita...—
Akio —Lyn parecía realmente preocupada por el objeto, como si el niño fuese capaz de lanzarlo a una hoguera para satisfacer sus trastadas—
. Dame la muñeca. No hagas nada de lo que vayas a arrepentirte.—
Deja que lo piense...El muchacho retrocedió lentamente hacia la ventana, con la muñeca en alto. Nadie se pudo lanzar a por él una vez la alcanzó; estaba demasiado cerca, y si se veía en peligro estaba claro que la lanzaría por allí, perdiéndose para siempre.
—
Si te importa la muñeca, ¡arrodíllate y suplícame! —exigió el niño, riéndose tontamente. Lyn soltó un gruñido, a lo que él contestó:—
. Si no lo haces, la tiro por aquí. ¡Venga!La mujer híbrida se tomó unos segundos decidiendo qué hacer. Con lo orgullosa que era, seguramente los jóvenes aprendices que contemplaban la escena imaginaron que no sería capaz de hacerlo; pero se equivocaban. Lyn apoyó su rodilla contra el suelo y bajó la cabeza, en señal de arrodillamiento, para contentar al niño engreído. Incluso el chico pareció sorprenderse ante lo que estaba haciendo.
—
Devuélveme esa muñeca, Maestro Akio. Por favor.—
No, no —el jovencito negó la petición de Lyn con el dedo índice de su mano derecha, tentando su suerte—
. Debes dirigirte a mí correctamente. Alabándome y suplicándome.La mujer gruñó con fuerza, pero no se vio en otra opción que obedecer.
—
Oh, gran y portentoso Maestro Akio —recitó Lyn con los dientes apretados, llena de furia interior pero tratando de comportarse para calmar al chico—
. Te suplico a ti, el más sabio y valiente de todos, que me des mi muñeca.—
Y ahora ladra.Lyn entrecerró los ojos, dirigiéndole una mirada llena de ira.
—
Guau. Guau.Akio estalló en un mar de risas, mofándose a costa de la Maestra. Esta apretó sus puños con fuerza, intentando calmarse mientras el niñato dejaba finalmente de reír.
—
¡Vale, vale! Te has ganado tu muñequita... Aunque... —Akio tomó el juguete delante de ella con una mano, observándolo fijamente y volviendo a sonreír pícaramente—
... ¿No crees que sería mejor que me quedase con algo tan feo?Aquella fue la gota que colmó el vaso para Lyn. Sus rasgos más bestiales volvieron a surgir para lanzarse a por el Maestro, que fue pillado por sorpresa. Ambos forcejearon por la muñeca, intentando quedarse con ella.
—
¡Lyn, Lyn! —Akio parecía finalmente nervioso, al contrario que hasta entonces—
. ¡Para! ¡La vas a romper!—
¡¡Niñato idiota!! ¡¡Es mía, no te atrevas a tocarla!!—
¡En serio, la vas a...! El sonido de un desgarre enmudeció a ambos y les obligó a detenerse. El niño se apartó de ella, cediendo el poder de la muñeca, y entonces los aprendices pudieron ver qué acababa de pasar: durante el forcejeo, uno de los brazos había sido arrancado del resto del cuerpo del preciado objeto de la Maestra. La cara de esta se había vuelto completamente blanca del shock de ver su preciada posesión rota.
—
Lyn... Yo no... Te dije que... No quería, lo juro...La voz de Akio temblaba; no por miedo, sino por puro arrepentimiento. Parecía darse cuenta de lo importante que era para ella aquella muñequita, y de cómo la había cagado al usarla en su contra y no devolvérsela de primeras.
—
Idos.Aquella fue la única palabra que pronunció Lyn. Akio bajó la cabeza y apartó la mirada hacia la puerta, asimilando su error. Cogió dos de los cubos él mismo, ayudando a los aprendices, y les indicó con la cabeza que saliesen de allí.
—
Vámonos. Dejemos a Lyn a solas...Mientras Akio abandonaba la habitación, la mujer se sentó en silencio en su cama, observando su muñequita... Ahora rota.
Fecha límite para postear: 24 de Junio, para YuOchiga 22 de Junio todavía por tener pendiente lo del post anterior. La acción de Suzu me ha obligado a adelantarme a acontecimientos, pero esta vez no avanzaré hasta que los tres posteéis.
Estamos a una ronda de acabar. En serio. Se puede acabar para apuntarse a tiempo al Evento Global. Depende de vosotros.