Ueki abandona la trama, así que seguimos sin él.
Fecha límite: 26 de Agosto
Ronin esperó sonriente y divertido el ataque de ambos aprendices. Aunque Xefil empleó todo su peso para atacar con la Llave-Espada, no fue suficiente para el robusto cuerpo de Ronin. El Maestro le bloqueó con su arma, y, al darse cuenta del intento de su pobre pie, con una mano libre agarró el tobillo del aprendiz y lo hizo girar sobre sí mismo, haciendo que éste cayese al suelo de espaldas.
—
Buena estrategia, muchacho —dijo Ronin, agachándose al suelo junto con su arma y observando a Xefil, quien seguramente intentaba levantarse tras el golpe—
, pero es una lástima que tu compañero sea una estatua. Él podría haberme atacado mientras tú me distraías. El hombre se levantó y suspiró, mandando a Ueki con los demás aprendices. Se dirigió a Nanashi, quien observaba a Xefil con la misma serenidad. ¿Qué pensaría de su aprendiz? Debido a que no expresaba fácilmente sus sentimientos, era difícil saberlo.
Ronin, intentando animar a Xefil, dio unas cuantas palmadas, dirigiéndose a los demás aprendices que se encontraban observando el combate.
—
¡Ha sido una buena estrategia... —y, de repente, empezó a resonar por los jardines su risa—
pero no es suficiente para derrotarme! Nanashi, quien se encontraba observando en la distancia, suspiró.
—
Se está comportando como un niño, Maestro Ronin —expresó la bella Maestra, acercándose a donde se encontraban Ronin y Xefil—.
Bueno, creo que ya es suficiente. Chicos, ya podéis iros.—
¿Seguro, Nanashi? ¿Ya te has decidido? —¿de qué estarían hablando? El caso es que Ronin hizo caso de las palabras de Nanashi y, dando otro par de palmadas, finalizó su entrenamiento—
¡Se acabó el espectáculo!Xefil podría hacer un intento por marcharse —si el golpe en la espalda le permitía moverse—, pero la dulce voz de Nanashi le llamó.
—
Xefil, quédate aquí. Quiero hablar contigo. Ronin observó la multitud que empezaba a disolverse. Y reconoció a una aprendiz, una muchacha que había disfrutado de su comida en Tierra de Dragones, y quien ahora estaba bajo la tutela de Lyn.
—
Nanashi... ¿seguro que con uno es suficiente? —Ronin se rascó la barbilla, pensativo. Ni siquiera esperó a la respuesta de Nanashi, cuando ya estaba llamando a voces a la joven—
¡Mei! ¡Ven aquí! La Maestra observó con detenimiento a Mei, no con descaro, sino con curiosidad. Asintió a que la joven se quedase con ellos y, una vez que los jardines quedaron vacíos, comenzó a explicar el motivo de su reunión.
—
Xefil, tengo una misión para ti y tu compañera. Existe un mundo, parecido al tuyo—antes de que Xefil pudiese preguntar, Nanashi le explicó el motivo de tal comparación—.
Tu mundo sufría una especie de maldición, un encantamiento. Éste es víctima de otro, pero apenas hemos investigado sobre él. Me gustaría que, como aprendiz mío que eres, te encargases de explorarlo e informarme sobre él...—
Yo os llevaré hasta él, pues Nanashi tiene asuntos pendientes, ¡perdón! —interrumpió Ronin. Nanashi le dirigió una mirada de desaprobación por haberla cortado, pero los modales de aquel vivaz Maestro ya estaban perdidos, por lo que ella volvió a suspirar, dejándole terminar—
Mei, creo que es la primera vez que vas a salir de Tierra de Partida, ¿no? ¡Te vendrá bien ir con...! ¿Xefil, verdad? —
Entonces, ¿estáis dispuestos a acompañar a Ronin? —preguntó tanjante la Maestra Nanashi.