—
Tantas cosas han pasado en mi vida últimamente Nadhia…—
Supongo, ha pasado mucho tiempo —respondí. Era cierto que ambos no habíamos coincidido desde el día que nos conocimos, el día me pidió que le enseñara a leer y me enseñó el mundo que se encontraba en un mágico libro, en la Biblioteca de Tierra de Partida. Intenté evadir los malos recuerdos, en los que Zait caía desplomado tras sujetar mi broche, y seguí escuchando lo que me fuese a contar—
¿Emisario.. del destino?Nate.. Daniel Zath..
—
P-Perdona, Zait, pero.. ¿a-acabas de decir.. ciento dieciséis años? —me quedé muda tras aquello. ¿Zait, el pequeño Zait, había vivido más de cien años? Entonces recordé la leyenda de aquel lugar llamado Nunca Jamás: "Los niños nunca crecen". Y, por lo que me decía Zait.. era cierto. Cuando escuché sobre su madre, sólo pude agachar la cabeza, entristecida por la conclusión de que, quizás, ella estuviese.. y Nate, su mejor amigo. Incorpóreo. Conocía aquel concepto por los libros, pero jamás había visto alguno. Sólo había escuchado sobre el supuesto de.. la Maestra Iwashi, en los pasillos de Tierra de Partida, tras lo acontecido en Bastión Hueco—
Zait.. lo siento..Escuché la historia del no tan pequeño Zait, mencionando que su padre estaba relacionado con algo importante, y él también.
—
Zait, tú.. eres fuerte —intenté animarle, pero el joven de cabellos dorados y orejas puntiagudas siguió hablando, dándome a entender que aquel cambio de actitud se debía a que quería "madurar".
—
¿Qué puedo hacer si mi luz natural no me ayuda a lograr mis metas y seguir en mi camino? Entonces… Será que quizá necesite usar el gélido frío que me rodea, congelar mi corazón y petrificar mi alma para obtener algo de lo que sentirme orgulloso…Iba a decirle algo.. lo que fuera, con tal de volver a ver al Zait de antaño, el risueño y alegre niño.. pero tras haberme contado todo aquello, supe que no debía ser egoísta. Si aquella era su decisión, convertirse en un adulto, no tenía por qué impedírselo. Pero, si enfriar su corazón le exponía a grandes peligros.. yo misma estaría ahí para ayudarle a volver a recuperar esa calidez.
Je, otra vez estaba equivocada. Zait seguía siendo cálido. Lo comprobé cuando me acarició la mejilla, en señal de agradecimiento. Le respondí con una sonrisa, antes de que se diera la vuelta y saliera de la enfermería.
Tras las cortinas, apareció de nuevo Tandy, quien me ayudó a comprobar si me podía mover con normalidad. Le siguió Light, quien con sus ojos serios, estudiando mi estado, podría haber resultado algo intimidatorio.. pero lo conocía de sobra como para saber que sólo estaba preocupado.
—
¿Estás bien? —asentí sonriendo, y él, frotándose la sien, me devolvió el gesto—.
En cuanto estés preparada, marcharemos hacia la arena para la segunda ronda.
>>Ya se empiezan a escuchar los gritos del público. Nos están esperando. —
Eso parece, sí. Hasta ese momento no había percatado el jolgorio de fuera. Mientras me colocaba el carcaj, comprobando el buen estado de mi arsenal de flechas, Tandy revoloteaba en la sala, recitando una canción donde "The Winners" era el estribillo oficial. Reí, sintiendo alguna que otra punzada en el costado. Era soportable, al menos por ahora.
—
Intentemos relajarnos —escuché a Alec mientras salíamos de la enfermería, al igual que Tandy se colocaba en mi hombro derecho—.
Si nos ponemos nerviosos o pensamos en lo peor lo más probable es que nos ocurra algo parecido a la anterior ronda, pero si nos concentramos y mantenemos la calma podremos contra cualquier rival —correspondí a su sonrisa—.
Fijémonos en su forma de luchar y encontraremos su debilidad.
>> Pero si nos preocupamos por lo ocurrido nunca ganaremos y eso no es nuestro objetivo, ¿verdad?—
Cierto. No os preocupéis, no volverá a pasar —dije, mostrándome fuerte y con ganas para la próxima ronda. Pero, ¿quién era yo para decir que aquello no volvería a suceder? Tenía que esforzarme porque ninguno de mis compañeros volviese a estar preocupado por mi seguridad.
No volvería a bajar la guardia. Al menos eso pensaba cuando me vi sorprendida por dos muchachos que nos cogieron a la salida del Templo (o enfermería, no me acostumbraba a llamarlo de otra forma), animándonos y preguntando por mi estado. Se lo agradecí a ambos y seguimos caminando.. en pos de conocer a nuestro próximo rival.
* * *—
¡Eh, hola! ¡Mi nombre es Zack, y espero un gran combate con vosotros hoy!Irremediablemente, me acordé de los chicos de la Villa, quienes se exponían a las féminas con sus músculos y sus bates de Struggle.. sin embargo, aquel muchacho no parecía ser como ellos. Desenfundó su espada, y analizarle en pos de mis pensamientos fue el peor de mis errores.
—
¡En guardia!Una bola de fuego achicharró a Tandy, quien cayó al suelo. A pesar de que ya se encontraba muy débil debido a la anterior ronda, mi fiel guardián movió sus alas y se alzó en el aire, muy.. muy mosqueado.
—
¡Cura! —no tardé en reaccionar, mi amigo peludo necesitaba ya un hechizo curativo con urgencia. Pero pareció ni darse cuenta de mi movimiento, pues seguía en las mismas.
—
¡Maldito seas, kupó! ¡¡Ashsk kupó, lhdslkfh, tan, tan, dshajksdh..!! —no pude entender lo que Tandy soltaba por su boquita, pero seguro que no eran halagos. Suspiré, resignada.
—
¡Tandy, concéntrate y ven aquí! —le ordené, cuando de repente una gota de sudor me recorrió la nuca. Aquella bola de luz.. de color.. ¿¡rosa!?—
¿¡Tandy, qué hac..!?—
¡¡Jajajaj, kupó, vas a ser vencido de la forma más estúpida posible, tan, tan, taaaaaaan!! —exclamó, ignorando mis órdenes. Una vez aquella esponjosa y veloz bola de gas rosa estuviese totalmente concentrada, salió disparada de las patitas del moguri, dando en el pecho del muchacho Zack—
¡¡Atracción, kupó!!Tandy, yo te mato. Te juro que te mato.Sin embargo, había prometido mantenerme firme en el combate. Y si ese hechizo funcionaba para distraer a nuestro contrincante, mejor. Eso sí, sabía que el hechizo era más débil que.. aquella vez. Cuando Light y Xefil.. ¡!
Se me subieron los colores, pero zarandeé mi cabeza de un lado a otro, fijándome en si Zack había caído bajo el hechizo. Invoqué a Ángel Forjado, y, con absoluta vergüenza, a ojos de todo el público, exclamé:
—
¡¡Zack, mírame!! —mi voz, repentinamente, sonó demasiado.. demasiado.. ridícula, puede que a los ojos de los espectadores, adorable.. ¡no, era ridícula! Estaba roja como un tomate.
No se me ocurrió nada más original que aquello. No sabía si eso iba a funcionar, pero tenía que intentarlo. El resto dependía de mis compañeros, pues Light comprendería lo que estaba pasando.
Si acaso Zack se acercaba con más intenciones de acabar conmigo que de amarme, reaccionaría a tiempo con un
Electro. Si no, lo haría cuando mis compañeros ejercieran sus movimientos y se apartasen de él.
Tandy se alzó en el cielo, quien se había dado cuenta del error que había cometido al no obedecer a su
protegida. Estaría preparado para evadir ataques a corta distancia.