Una sensación cálida inaudita y embriagadora le llenó el corazón e inundó todo su cuerpo. No sabría explicar realmente con palabras el hormigueo, la luz que podía sentir por dentro mientras tocaba aquella Llave-Espada y la conmoción…
Por primera vez en su vida se estaba sintiendo completo, lleno.
—Ya está —dijo Lyn, y el arma desapareció con un pequeño destello—.
Notarás algo extraño dentro de ti. Pues bien, eso es que el poder de la Llave-Espada ha nacido en tu corazón. Cuando quieras, podrás invocar la tuya propia. Y a partir de ahora, seré tu Maestra. ¿Entendido?Malik asintió, irguiéndose, sabiendo que aquello conllevaba una responsabilidad muy grande. Pero estaba resuelto a aprender de ella, de la mujer que le había dado los medios para ayudar a los demás. Si al principio le había parecido una persona tediosamente irritable, ahora el respeto superaba con creces a la primera mala impresión. Alguien que era capaz de hacer un sacrificio menor por salvar una vida se merecía aprecio, al menos el suyo, igual que su obediencia.
>> Y toma.Lyn le lanzó un frasco lleno de líquido verde y brillante, algo que jamás había visto en su vida. Consiguió atraparlo bastante bien sin que se le resbalara, a pesar de que tenía los brazos entumecidos.
—Eso le salvará —dijo Lyn, cruzada de brazos ya—.
¿A qué esperas, pasmarote? ¡Dáselo!Malik avanzó hasta Sherek, destapando el frasco medio atendiendo a la conversación de los maestros.
—¿Una Ultrapoción, eh? Sabes que son muy caras, ¿no?Despacio y con cuidado, Malik levantó un poco la cabeza de la chica y le hizo beber lentamente todo el contenido, serio, pero interiormente aliviado de que ella pudiera vivir. La sonrisa de ella le reconfortó un poco más, haciendo que él mismo sonriera tenuemente.
—No se me olvidará que ... ¿cómo te llamas, a todo esto? —Malik.—No se me olvidará que Malik me debe una buena suma de platines. Y que ya como aprendiz ha incumplido una de las primeras normas de un portador: no intervenir en los asuntos de otro mundo. Y...En su cabeza, Malik ya empezaba a ponderar las consecuencias de haber tomado ese poder, pero no era tan grave como los beneficios. Sólo chistó con algo de resignación.
—Lyn, ¿no te das cuenta que aunque él haya sido quien le ha dado el remedio, tú eres quien se lo ha facilitado?—cuestionó Ronin, con una carcajada que hizo sonreír a Sherek mientras terminaba con la pócima—
Eso te convierte en cómplice del crimen.—¡C-Cállate! —respondió Lyn, irritada, saliendo de la habitación murmurando cosas que Malik no pudo oír.
Él siguió a su maestra con la mirada hasta que se perdió de vista, pensando que su reacción era muy propia de una muchacha dura que no quería que la vieran hacer algo bueno por los demás. Eso le enterneció un poco, le recordaba mucho a su hermano pequeño.
—M-Malik...Al desviar la vista hacia Sherek, Malik vio que ella ya se había recuperado, que ya no estaba tan pálida y que la herida de su vientre se había mágicamente cerrado al retirar Ronin el vendaje.
—Malik, gracias.—No tienes por qué dármelas —o al menos eso pensaba.
—Bueno, jovencita, ¿no te importará que nos llevemos a tu salvador a otro mundo, verdad? —preguntó Ronin, jovial y tranquilo.
—En absoluto.Malik dejó que Sherek se incorporara. ¿Qué tenía aquella bebida que podía curar una herida tan dura? Sherek había estado a punto de morir y de no haber sido por Lyn, se habría continuado desangrando.
—Bueno, parejita, me iré adelantando con Lyn —el hombre se acercó a la salida, dirigiéndole unas palabras más a Malik—.
Malik, si tienes que despedirte de alguien aparte de Sherek, puedes hacerlo. Partiremos al amanecer, a las afueras de la ciudad, así que tienes tiempo de sobra. Pasará un tiempo hasta que puedas volver, sólo quiero avisarte.—De acuerdo.Tenía que arreglar muchos asuntos entonces pero quedaban varias horas por delante. Aparte de Sherek, se despediría de sus viejos amigos nada más, nadie más quedaba. En cuanto a sus posesiones… bueno, ya se le había ocurrido una idea.
>> Os dejaré a solas, tortolitos.Malik esperó a que Ronin se fuera del todo. Luego miró a Sherek y suspiró, no sabiendo muy bien por dónde empezar. Quería decir muchas cosas, no sólo decir adiós, porque aunque aquello había sido una pequeña aventura por sorpresa, al final, quisieran o no, habían quedado de alguna forma entrelazados.
—Vendré a verte en cuanto pueda —murmuró, pensativo. La idea de que existían infinidad de mundos aparte de Agrabah le abría un montón de posibilidades de exploración. Quizá así su búsqueda personal daría frutos—.
Me gustaría decir simplemente «hasta pronto», pero no puedo… —negó con la cabeza débilmente—.
No voy a olvidar mis promesas.Se desató la bolsita que llevaba al cinto, que tintineó al dejarla sobre el borde del lecho, junto a Sherek. Era el dinero que le habría dado para comprar su libertad, ahora suyo además de todo lo que Malik poseía en la ciudad. De ahora en adelante, Sherek podría administrar como quisiera y si lo hacía bien, viviría cómodamente el resto de su vida.
—Sé que apenas nos conocemos y que de no haber sido por mi aventura no estaríamos así. Siento haberte metido en estos líos… —en ese momento tomó aire, tranquilo—.
Tienes que prometerme una cosa, ¿vale? —le dijo entonces, un poco más serio—.
Vive, vive todo lo que puedas y de la manera que quieras.Le acarició la mejilla con los dedos, despacio, casi como había hecho horas antes. Entonces se inclinó y le dejó un beso en la frente, tierno y considerado, dulce.
—No dejes que nadie más vuelva a dirigir tu destino, Sherek.* * *
Media hora antes de que despuntara el alba, Malik ya estaba caminando rumbo a las afueras, hacia una nueva vida, el camino que tal vez había estado buscando inconscientemente. Mentiría si dijera que no sentía un poco de miedo ante lo desconocido y que no se sentía entristecido por tener que abandonar todo lo que conocía pero…
—No es como si no pudiera volver nunca —musitó, avanzando cada vez más resuelto.
Para Despin, Siniel y Asari, estaría de viaje durante mucho tiempo, buscando a Farid, su hermano bandolero. Había comprado la libertad de Sherek y ahora ella debía de dormir apaciblemente en la casa que antes era de Malik y ahora le pertenecía, a salvo de la mala vida de los suburbios. Había atado todos sus cabos, nadie preguntaría de más por él…
La luz del alba era poco a poco más clara y brillante y cuando dobló la última esquina antes de llegar a la explanada de arena, un rayo de sol apareció por el horizonte, iluminando los pisos más altos de los edificios. Malik miró hacia atrás una última vez, hacia la ciudad en la que había nacido y vivido casi toda su vida. Sonrió débilmente, como despidiéndose también de ella y retomó sus pasos, hacia donde ya debían de estar esperando Lyn y Ronin.
Realmente no se sentía demasiado afligido. Aquello era sólo una nueva apuesta y para él, las apuestas eran una de las cosas más atractivas de la vida.
Y... yo mentiría si dijera que no he lloriqueado por los rincones. Me ha gustado muchísimo ;////;, en serio