¡Allá vamos!El combate contra Shinju dio comienzo sin más dilación, y Hana y él lo dieron todo durante la primera ronda del enfrentamiento. La Sirena accedió a utilizar sus habilidades con el agua para empapar a la Reaper y descubrir así su localización.
Y funcionó. Calada hasta los huesos, la invisibilidad que utilizaba para ocultarse de todos los presentes dejaría de funcionar; las gotas de agua que caían de su vestido la delatarían automáticamente. Sin pensárselo dos veces, Light aprovechó el enfado de su enemiga para lanzarse contra ella. Haciendo uso de su red dorada, golpeó a su adversaria sin miramientos.
Aunque no fue el único.
¡Un Sincorazón! Era difícil tratarlos como aliados, y es que Yagami también puso de su parte en aquel combate. El muchacho ordenó a uno de sus Sincorazón que hiciera el trabajo sucio, sorprendiendo a la Reaper por la espalda con un ataque furtivo; a fin de cuentas, lo que se merecía la cobarde de su contrincante, que no dudaría en alejarse de ellos tras recibir de lleno todos aquellos ataques.
Eso. Corre… Por alguna razón, se sentía bien. Después de todo, ahora serían los Reaper’s los que saldrían huyendo con el rabo entre las piernas.
—
Vamos a ganar. Definitivamente. Mientras tanto, Maya y los demás jugadores decidieron encarar a Alexis. Al igual que Hana, Light no le prestó mucha atención al otro combate que se estaba llevando al cabo, pero por los chillidos de Alexis podía suponer que la habían hecho enfadar.
—
Vida... —tras recibir el hechizo curativo a Maya (que extrañaría lógicamente a Light, pues no venía a cuento en absoluto), la joven del paraguas observó aterrizada la nueva tonalidad de la piel: sus manos blancas. Se lamentaría—:
No quiero vivir... No quiero sufrir... ¡¡Shinju!!—
¿Quieres hacerlo?—
El odio de mis venas no es nada. Soy vuestra pesadilla, soy el horror que os persigue por la noche, soy el ser que os arrastra al mundo de los espejismos —afirmaba, a la vez que continuaba concentrando una extraña energía en sus manos.
—
¡Esto os va a encantar!—
¡¡Soy el origen de vuestras pesadillas!!Light retrocedió rápidamente para esquivar el posible proyectil que su adversaria pudiera estar preparando, pero ni se imaginaba que recibirían ataque combinado de ambas muchachas. En cuanto entraron en contacto con los polvos de Shinju, la pesadilla comenzó.
La Fusión.
El ataque resultó escalofriante, y para qué engañarse: muy doloroso. La esfera que Alexis mantuvo adherida en sus manos no se trataba de ningún proyectil, sino de una especie de coraza que la envolvería durante escaso segundos. De ese “huevo” se asomaría una horrible criatura: un demonio, armado con unos descomunales colmillos, aparentemente capaces de cortar cualquier cosa, como espadas.
Light habría pagado cualquier precio para no tener que soportar esas espadas en piel, pero su destino, y el de todos los Jugadores, fue inevitable. Sin excepción, todos resultaron torturados por la colosal y siniestra criatura.
Arrojados. Golpeados. Masticados. El terror le paralizó al principio, pero reaccionó una vez fuera arrojado hacia fauces de la bestia. Allí dentro, intentó defenderse de los colmillos por todos los medios: cubriéndose, con patadas, golpes de red… pero no sirvió de casi nada.
No todo acabaría ahí: la tortura en el estómago de la criatura continuaría, a oscuras...
Afortunadamente, la pesadilla llegaría a su fin tarde o temprano. El muchacho despertó sobresaltado de la pesadilla, pero sus heridas no habían desaparecido: las marcas de todos los mordiscos que había recibido estaban allí, y la sangre también. Aturdido, observó cada uno de los moratones de su cuerpo, sin comprender lo que había acabado de pasar exactamente.
—
Pagarán por esto —afirmó, reincorporándose, despegando la mirada de sus heridas y centrándose en las Reaper’s que les amenazaban.
—
¡Chicos, ha vuelto a ser mortal! ¡Es el momento de ir a por ella! No llegó a comprender aquel mensaje de Maya, pero tampoco era de su incumbencia. Él había decidido enfrentarse a la Reaper invisible: la vil y rastrera asesina que se dedicaba a apuñalar a los inocentes Jugadores por la espalda.
El combate entre los Jugadores y los Reaper’s prosiguió. No tardarían en confirmarse las primeras muertes del quinto día…
Sin más dilación, Light volvió a unirse al grupo de Hana para afrontar a Shinju, pero no consiguió localizar a la invisible de ninguna manera. Ésta aprovechó de su habilidad una vez más para sorprender a sus contrincantes, lo que irritaría en gran medida al joven de la red.
Hasta que le llegó el turno de Mei. En efecto, la disfrazada de sirvienta jugueteó con su presa pasmada durante los últimos segundos de vida. Disfrutando en todo momento del miedo de su presa, la asesina perforó el corazón de su enemiga, rematándola de una vez por todas.
Light presenció cada segundo y cada detalle del terrible asesinato: el rostro de Mei, la diabólica sonrisa de su verdugo, el golpe de gracia; en definitiva, cada uno de los últimos momentos de la inocente muchacha.
Se llevó la mano hasta el pecho, conmocionado.
Un asesinato tan cruel… ¿Cómo…? ¿Cómo no he podido hacer nada para evitarlo? "
Juro que seré el escudo que le proteja a usted, a los jugadores y a sus valiosas llaves"
Je. No sirvo para nada. Se dirigió con los ojos llorosos hasta el cadáver de la muchacha de Tierra de Dragones, cruzándose con Xefil, quien también se había parado a observarla y se hallaba en aquel momento bajo un estado de shock, totalmente comprensible.
Mei debía ser una persona muy especial para él.
Se restregó las manos por sus ojos llorosos para borrar cualquier lágrima de su rostro, y se acercó a Xefil.
—
Pagarán por esto —repitió de nuevo, posando momentáneamente su diestra sobre su hombro.
A continuación, se agachó hasta el cadáver de su compañera de Tierra de Partida.
—
Descansa, brava guerrera —alcanzó los párpados de ella con la punta de sus dedos y lentamente los cerró, para la eternidad.
Mei no había sido la única que había caído en combate. A lo lejos, pudo divisar a la débil y prácticamente muerta Alexis, que había sido reducida entre todos los Jugadores que se habían concentrado en atacarla tras recuperar su “mortalidad”.
A su vez, el gran pájaro blanco despertó de su letargo, avisando a cada uno de los Jugadores presentes con sus desagradables graznidos de su despertar, y por ende, del peligro que corrían.
Una escena más que desoladora; una guerra, en la que había más vencidos que vencedores. Light cogió al vuelo, como de costumbre, la esfera conocida como Power Up, que le permitiría aumentar aún más sus poderes.
La única manera de sobrevivir era aquella: convertirse en depredadores y atrapar a sus presas. Aniquilarles, volverse más fuertes, y continuar así con el proceso, infinitamente.
¿Cuántos Jugadores más habrían caído siendo presas de los Reaper's? Alec, Nadhia… ¿Dónde estarían ahora todos ellos…?
Aquello era una guerra cruel, en la que sólo los más fuertes podrían sobrevivir. Cerró fuertemente el puño que contenía la bola, desintegrándola y absorbiendo el remanente de su poder para aumentar el nivel de su arma y volverse mucho más fuerte.
Power Up en arma. Le enviaré a Narra un mp de todas maneras.
—
¡Asesinos, malditos asesinos, no habéis podido matarla! ¡No!¿Qué? Y tenía la vergüenza de decir eso…
—
Dices que nosotros somos los asesinos... ¿Quién fue el que empezó a cazar jugadores? ¿Me lo puedes decir, Shinju? —preguntó en voz alta—.
Te vamos a matar. Ese es tu destino. Caer a manos de nosotros.—
¡¡Shinju!! —vociferó rabioso, intentando hacer llegar su mensaje a Shinju por todos los medios—.
¡Me aseguraré que mis ojos sean lo último que veas mientras suplicas por tu vida! —
¡Vosotros también os habéis cebado con muchos Jugadores, reconócelo! Durante todos estos días, nos habéis sometido a batallas sin descanso contra Sincorazón, y otras muchas pruebas que no podíamos evitar de ninguna manera. ¿¡En serio pensabais que podíais aplastarnos como simples hormigas eternamente!? >>Aprended la lección de una vez. El que juega con fuego, se quema. >>¡Y lo mismo va por vosotros! ¡Aprended la lección de una puta vez! —aún más enfadado, se refería con aquellas palabras a aquellos que se estaban enfrentando entre ellos, a Zait en especial. El joven de cabellos rubios se había atrevido a lanzar un ataque contra el compañero de Mei—.
¿¡En qué demonios estáis pensando!? ¡¡Al fin y al cabo estamos en el mismo barco, así que debemos cooperar para sobrevivir!! ¡¡Si no trabajamos en equipo no llegaremos a ninguna parte, maldita sea!! —vociferaba. Sus experiencias (las de su original) en Bastión Hueco y en la Guerra de Pintura le habían enseñado lo fundamental que era el trabajo en equipo. Sin aquello, no podrían hacer nada.
¿Por qué no podían luchar como una piña, al igual que hicieron en el combate contra Andrei? Light predicaría con el ejemplo. Acompañado por Ragun y Xefil y guiado por las señales de Hana, corrió furioso hacia la localización de la joven vestida de sirvienta, pero…
No todo salió como esperaban, para variar. Realmente la figura de Shinju se materializó justo delante de ellos, inmóvil y aparentemente confundida. Misteriosamente a su vez, Hana había desaparecido por arte de magia. La desaparición de su delgada figura y su provocativo bikini no pudo pasar desapercibida…
Se paró en seco y empezó a buscar por los alrededores. No debería ser difícil avistarla…
¿Dónde…? Igualmente, la supuesta Shinju recibió inevitablemente cada una de las estocadas oscuras de Ragun, terminando en el suelo para su mala fortuna. La eliminación de la Reaper ya sólo era cuestión de tiempo…
Light Hikari se dirigió apresuradamente hacia la joven, dispuesto a rematarla cuanto antes. Sorprendido por la relativa facilidad de su captura, se acercó muy lentamente hasta su cuerpo arrojado en el suelo, derrotado.
Pero algo le detuvo a tiempo.
—
¡N-no! —la burlona risa de Shinju le ayudaría a entender lo que había pasado. El muchacho contempló pasmado al verdadero blanco de todos los ataques de Ragun. Cegado por las triquiñuelas de la malvada jovencita, su compañero había dejado al borde de la tumba a uno de sus compañeros.
A la
Sirena. —
¡Ha-Hana! ¡Tienes que resistir! —se apresuró a acercarse a la muchacha para tender su brazo como apoyo, ayudándola así a levantarse del suelo. La muchacha se levantó sin ningún problema, pero en verdad le costaba mantenerse en pie.
Light cerró sus párpados y apretó su mandíbula hasta límites insospechados, molesto por la dirección que estaba tomando aquel combate.
¡Lo único que falta ya es que nos matemos entre nosotros! Maldita... ―
¡¡MICKAEL!!El loro no tardó en lanzar sus molestas bolas de fuego. Entre aquellos que resultaron golpeados por éstas, se encontraba su compañero Ragun, que recibió el ataque de lleno; exactamente, en su pierna derecha, la cual terminó completamente arrasada.
Además, otro Jugador resultó eliminado. No sabía de quién se trataba, pero a la vista de la reacción de Hana, debía de ser uno de los integrantes del grupo de la Sirena.
El muchacho se llevó las manos hasta la cabeza, trastornado.
PRIMERO MURIÓ ZEIX. Y AHORA MEI. ¿Y AHORA OTRO MÁS? ¿CUÁNTOS MÁS VAN A MORIR POR SU CULPA? ¿Proteger a tus llaves y a todos los Jugadores?
NO SIRVO PARA ESO.
NI PARA NADA.—
¡Joder! —¡¡No te muevas!! ¡Déjame curarte! Llevará su tiempo curar las heridas, pero es mejor que nada —sugirió Light a Ragun, de improvisto. Siempre había carecido de poderes curativos, pero si la información del móvil estaba en lo cierto, debería contar con alguna habilidad que le sirviese para tal fin.
Un suspiro.Simplemente eso: apartaría con aquel suspiro todos los pensamientos negativos y otros trastornos. Relajando su respiración y dispersando su energía lunar por los alrededores, bastaría para poner en funcionamiento el último hechizo que había conseguido. El dolor que padecían se mitigaría a partir de ese momento; las heridas de Light y Ragun se cerrarían por ellas mismas lentamente, incluyendo las feas quemaduras de éste último.
Edito: Light utiliza Suspiro Lunar.
—
No debes hundirte ahora, Ragun —le dijo, al mismo tiempo que contemplaba la lágrimas de impotencia que se concentraban en sus ojos llorosos. A punto de derrumbarse, también quería desahogarse y echarse a llorar, pero no podía hacerlo delante de su compañero. Alguno de ellos dos tenía que mantenerse firme para que el barco no se hundiera—.
Y si lo haces, apóyate en mí —prestándole su apoyo para que pudiera llorar en su hombro, le dio un fuerte abrazo, acompañado por unos fuertes golpecitos en la espalda, incapaz de soportar la emoción. Mordiéndose la lengua, intentaría evitar que Ragun se diera cuenta de que también estaba sollozando.
Si no podía ser el escudo capaz de proteger a todos los Jugadores, sería la roca capaz de soportar todo el dolor.
—
Yo no quiero... No quiero que nadie más muera. Quiero protegerlos a todos.Light se sorprendió de sus palabras. Siempre había pensado que Ragun únicamente se preocupaba de la supervivencia de ellos dos, al contrario que él, que le había prometido a Ronin que protegería a todas sus llaves, y a los Jugadores perseguidos por los Reaper's también.
Así que tú también... —
Les protegeremos a todos. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para evitarlo. Un único objetivo.
—
¡Dos! Esto es lo que Alexis hubiese querido —Light se giró velozmente hacia su enemiga. Su mirada de infinito odio apuntó hacia la malvada Reaper, y sin pestañear en ningún momento, deseó la muerte de ésta—.
Y acabaré con todos, porque sois tontos y no sabéis cómo se juega correctamente. ¡Ahora pilladme si podéis!Su actitud infantil empezaba a causarle urticaria.
—
¿Has escuchado? Está rogando que le demos una paliza. Y vamos a dársela. No sé tú... pero yo no quiero convertirme en la comida de este pajarraco —comentaba a Ragun, señalando con el dedo pulgar a dicho pájaro, que empezaría a preparar más de sus candentes meteoritos—.
Y no podemos permitir que siga matando a más de los nuestros. Ragun no se lo pensó dos veces, y ni siquiera requirió de las palabras de Light para ponerse en marcha. Ambos se marcharon rápidamente de aquel lugar, para cazar de una vez por todas a la malvada villana que tanto daño les había ocasionado.
Light estaba más que concienciado de la situación actual. Por supuesto, se imaginaba que la Reaper aprovecharía para apuñalarles por sorpresa una vez salieran de la estación de trenes de Villa Crepúsculo. Su
modus operandi consistía en eso: aparecerse para atacar a sus adversarios por la espalda, para después ocultarse tras el velo de la invisibilidad...
Pero no quedaba otro camino que el de afrontar a la Reaper, así que giraría hacia la dirección que ésta había escapado y la buscaría hasta el fin de sus días: siempre en guardia, y sin olvidarse del gigantesco pajarraco que podría perseguirles y bombardearles desde atrás.
Déjate ver, Shinju. No puedes escapar.